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2- Documento de cátedra El método de problematización recursiva

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Documento de cátedra: “El método de problematización recursiva y la caja de 
herramientas para el coordinador grupal” 
Autoras: Mg. María Margarita Tomás y Espec. Rita Pamela Aráoz 
Cátedra: Teorías e intervenciones en el campo grupal y comunitario 
Teorías y Técnicas de grupos 
Año 2022 
Introducción: 
Este documento de cátedra desarrolla dos aspectos fundamentales para el trabajo con 
grupos: el método de problematización recursiva, propuesto por Ana María Fernández y la 
caja de herramientas para el coordinador de grupos. 
En primer lugar, realizaremos un recorrido por la metodología propuesta por Ana María 
Fernández para las intervenciones en el campo grupal. La misma se denomina: Método de 
Problematización Recursiva (Fernández, 2007). Esta metodología es pertinente para poder 
indagar sobre los distintos imaginarios sociales, las lógicas colectivas, institucionales y 
también sobre los modos de subjetivación que pueden pensarse cuando abordamos lo grupal. 
El método supone clarificar en principio dos nociones: el pensar los problemas, lo cual 
implicaría no homogeneizar los sentidos, abandonar la idea de buscar respuestas únicas y 
cerradas, ampliando de este modo la perspectiva y considerando la riqueza de los múltiples 
elementos o hilos que fundan y atraviesan lo grupal. Y, por otro lado, supone la noción de 
recursividad, que implica encontrar causas y efectos interrelacionados y multideterminados, 
unidos de manera recursiva. Esto implica que no pensaremos en el binarismo causa – efecto, 
sino que las causas fundan los efectos y al mismo tiempo pueden ser fundadas por los efectos 
en un movimiento recursivo, imposible de separar. 
Vamos a presentar herramientas imprescindibles para el coordinador de grupos. Un 
gasista, un médico, un enfermero disponen de una caja de herramientas para intervenir. Nos 
llamaría mucho la atención que alguien pretenda realizar su tarea sin tener la suya a 
disposición. El coordinador de grupos lleva en la caja de herramientas conceptos teóricos y 
recursos técnicos que en la praxis se ponen en movimiento y se deben revisar de manera 
 
sostenida. Con este documento de cátedra queremos transmitir una multiplicidad de recursos 
para que cada uno de los alumnos elabore su propia caja, acorde a su singularidad y al campo 
de trabajo en el que elijan intervenir. 
Tres principios para captar la complejidad: 
Edgard Morin (1990) nos recuerda que para analizar el pensamiento complejo hay tres 
principios que nos pueden ayudar a pensar la complejidad: el dialogístico, la recursión y el 
hologramático. 
El dialogístico: da cuenta de la dualidad en el seno de la unidad. Asocia dos términos a la 
vez antagónicos y complementarios. De esta manera el orden y el desorden se oponen pero 
ninguno de los dos excluye al otro. Podemos ver con claridad que el dinamismo de un sistema 
supone que se acepten la convivencia de fuerzas de mantenimiento (estructura) y las fuerzas 
de cuestionamiento (innovación, acontecimiento). Se puede ejemplificar como antagonismo 
complementario: la estabilidad y el movimiento, el corto y el largo plazo, etc. 
La recursión (recursividad): la idea recursiva demuestra el retorno del choque entre causa 
y efecto, choque ocultado por la concepción lineal de la causa distinta del efecto. Los 
individuos producen la sociedad que produce los individuos. Estos dos niveles: sociedad e 
individuos son necesarios el uno al otro, indisociablemente unidos de manera recursiva. Un 
ejemplo para pensar en este principio es el del remolino: podemos pensarlo como un 
acontecimiento que se produce a sí mismo, de continuo, que es a la vez causa pero también 
efecto de su propia fuerza de movimiento. Los procesos recursivos, en analogía a un 
remolino, son producidos y productores, como en un proceso dialéctico o de bucle. 
El principio hologramático: el todo es a la vez más y menos que la suma de las partes y 
viceversa. Un holograma es una imagen completa (holos) que incluye las tres dimensiones, 
donde la imagen final es un conjunto de puntos; y en la que un punto de toda la imagen 
contiene la información de la imagen total. Podemos pensar incluso en la biología y tomar 
por ejemplo a la célula: cada célula de un organismo incluye la totalidad de información 
genética de ese organismo. Así, este principio implica una visión compuesta de la realidad, 
en la podemos analizar la realidad desde un ángulo que a su vez nos habilite la visión del 
todo. 
 
Para comprender estos principios debemos agregar el de incertidumbre y la indecisión que 
presentan las situaciones complejas. Ninguna situación puede encerrarse en un modelo 
simple, no es conveniente querer reducir toda realidad o todo problema a partes o todo, a 
causa y efecto, a esto o aquello. 
Del positivismo al método de la problematización recursiva: 
La marca del positivismo ha hecho que en la investigación social exista todavía un 
prejuicio generalizado: toda ciencia sigue un solo y mismo método: el método científico, que 
garantiza el acceso al conocimiento verdadero. El mito del método científico generaliza una 
experiencia de construcción del conocimiento para crear un consenso acerca de que “esa 
forma” es la única posible y aceptable de hacer ciencia. 
El llamado método científico supone la existencia de una verdad y sólo una vía para 
alcanzarla. Sin embargo, la verdad es un saber construido socialmente; no puede ser, por lo 
tanto, un saber universal; por el contrario, la verdad es el efecto de un entramado de 
condiciones histórico-sociales, en el cual se articula el saber con el poder. 
Pero este método positivista no se adapta, por ejemplo cuando el equipo de 
investigación de Ana María Fernández se abocó a trabajar la temática de las diversidades 
sexuales, amatorias, conyugales y familiares. Al tratarse de un tema complejo, el mismo 
implicó a los integrantes del equipo de diferentes maneras. Frente a esto Ana María 
Fernández realiza una propuesta metodológica para las intervenciones grupales: propone el 
Método de Problematización Recursiva (MPR). Considera que en la construcción del “met-
odhos” de investigación grupal es necesario hacer un ejercicio de desnaturalización y 
desdisciplinamiento para crear campos problemáticos para poder indagar los múltiples 
atravesamientos presentes. 
Para ello retoma la acepción griega del término met-odhos: cuyo significado es ponerse 
en camino. Así afirma que en el camino se va armando el método. Se busca más que 
responder a una pregunta, demarcar un campo de problemas a partir de las múltiples 
cuestiones que en él confluyen. Se intenta sostener una tensión, mantener una incomodidad, 
no procurar consolidar certezas, se trata de pensar problemas más que en sistemas teóricos. 
 
No se busca establecer programas para controlar lo que es seguro, calculable, 
mensurable. Se busca construir estrategias para abordar lo imprevisible, lo aleatorio, lo 
inesperado. 
El Método de Problematización Recursiva incluye la caja de herramientas, los 
dispositivos en acción, la elucidación de experiencias y la reformulación conceptual. 
Muy brevemente recordamos aquí lo anteriormente señalado, y es que el MPR concibe sus 
procedimientos desde la noción de campo de problemas. La metodología con la que 
indagamos el campo de problemas contempla la posibilidad de la recursividad. 
Específicamente planteamos que la composición de la caja de herramientas se realiza 
gradualmente a medida que la indagación avanza, habilitando circuitos de ida y vuelta entre 
herramientas conceptuales, elucidación de experiencias y reformulaciones conceptuales 
- La caja de herramientas: implica una permanente construcción, no un único 
marco teórico a aplicar para analizar los materiales que surgen en el terreno. Por lo 
tanto, las herramientas teóricas o técnicas que utilicemos irán cambiando de 
acuerdo a la intervención o investigación que se realice. 
- Los dispositivosen acción: también están en permanente construcción las 
consideraciones metodológicas. No se procura definir una metodología 
previamente sino que se la define a partir de los problemas que se necesitan pensar. 
Se elaborarán metodologías en situación que permitirán indagar las situaciones 
específicas de cada intervención o investigación. Por ejemplo, no se utilizará la 
misma metodología para las asambleas barriales de Buenos Aires que para los 
dispositivos organizados por los empleados en fábricas recuperadas. Los 
dispositivos se construirán para pensar y hacer en situación. 
¿A qué responde el dispositivo grupal? Siempre responde a una demanda, 
construyendo quien la recibe un artificio metodológico para hacer ver y hacer 
hablar y para encontrar, en forma conjunta con el grupo, el punto de urgencia. 
- El dispositivo dispone y en ese sentido es crucial para lo que luego irá 
ocurriendo en los grupos que coordinamos. El dispositivo tiene un carácter 
fundante; es lo que se pone a disposición, y puede o no puede provocar la 
 
participación de los integrantes, abriendo el juego, y nuevos sentidos. Un 
dispositivo puede propiciar la potencia de un grupo, de lo creativo, de lo 
instituyente o bien adormecerlo, en la vocación de sostener a ultranza lo instituído. 
- En sentido amplio, decimos que un dispositivo es un artificio. Hablar de 
artificio nos remite a una dimensión que indica que algo no viene ya dado, sino que 
necesita ser armado. 
- También artificio nos habla de un savoir faire, de un saber hacer, de un hacer 
con arte, de instituir algo donde eso no había. 
- Etimológicamente remite también a artefacto, a lo no natural y también a arte, 
a artesanal, aquello que no está hecho en serie, sino caso por caso (grupo por 
grupo). 
- Y por último señalamos que la riqueza del término dispositivo remite también 
a disposición como actitud hacia algo. Podemos pensar al dispositivo como lo que 
abre el juego de la potencialidad, de la posibilidad y escapa así a lo determinado. 
El dispositivo es visto como un espacio potencial que da lugar a lo nuevo, al 
cambio, al desarrollo del sujeto, de la grupalidad y de lo instituyente. 
- La Elucidación crítica: concepto tomado de Castoriadis procura: “pensar lo 
que se hace y saber lo que se piensa”. Problematizar es abrir a la elucidación para 
trabajar así las significaciones sociales imaginarias, presentes en el grupo en el que 
se interviene. 
- La Reformulación conceptual: el método permite pensar en situación, por 
eso cada diseño de intervención y las tecnologías que se despliegan son propios de 
cada intervención, en función de su especificidad. Con este método se vuelve 
borrosa la distinción clásica de teoría y práctica, ya que los dispositivos en acción 
son teorías en acto y a su vez las prácticas que ellos despliegan interpelan 
permanentemente saberes instituidos y se abren a reconceptualizaciones. 
A continuación, se tomarán las herramientas que conformarían esta “caja”, 
desarrollando los principales aspectos de cada una de ellas y su posible implicancia en la 
práctica. 
 
 La Elucidación crítica: 
Esta herramienta es tomada del filósofo, sociólogo, economista y psicoanalista greco-
francés Cornelius Castoriadis, y supone “pensar lo que se hace y saber lo que se piensa”, 
elucidar es una invitación a pensar críticamente lo que se hace, abrir la crítica no en tanto 
buscar y evidenciar errores, sino en evidenciar los puntos ciegos de una teoría, aquello que 
deja sin ver. Esto implica abandonar esa forma “bíblica” de ver los textos y autores, que nos 
haría caer en la ilusión de creer que una teoría es completa, acabada o que con una teoría 
alcanza para entender la complejidad de la subjetividad. 
La propuesta filosófica de Castoriadis adquiere su sentido global cuando es 
comprendida a la luz de su preocupación central: el proyecto político de una “sociedad 
autónoma”. De este modo, los aportes que va realizando el filósofo para construir su teoría 
pueden verse articulados en función del horizonte común de la “autonomía singular y social”. 
Desde el punto de vista castoridiano, construir autonomía supone romper con la heteronomía 
que caracteriza a las sociedades y sus individuos. De acuerdo a su perspectiva, la negación y 
recubrimiento de la dimensión instituyente en tanto potencia imaginante, creativa y 
recreadora de lo instituido va unido a la creación de individuos heterónomos, es decir, 
absolutamente conformados, que se viven y se piensan en la repetición. ¿Qué implica 
entonces, autonomía?: Autos ‘sí mismo’; nomos ‘ley’. Es autónomo aquel que se otorga a si 
mismo sus propias leyes. (No aquel que hace lo que se le ocurre, sino quien se proporciona 
leyes) Ahora bien, esto es tremendamente difícil. Para una sociedad, otorgarse a sí misma su 
ley significa la idea de que ella misma crea su institución. Contrariamente a lo que podría 
sugerir el sentido común, autonomía no supone ninguna forma de autocentramiento o 
autosuficiencia dentro de una idea de libertad en abstracto, y menos aún, fragmentación o 
atomización sino que refiere a un ejercicio, más bien a una praxis, orientada a intervenir - 
deliberada y explícitamente- en la formación y trasformación de lo instituido, teniendo 
siempre como requisito un accionar autorreflexivo por parte de los individuos en tanto 
creadores. Hablar de autonomía social -o de una sociedad autónoma- no es hablar de una 
sociedad sin leyes, por el contrario, se trata de un colectivo que se autodetermina, 
autodelimita, en otras palabras, se autoinstituye -nuevamente- de modo lúcido y explícito 
teniendo por ello y en ello la posibilidad de automodificación y de invención/creación de 
 
nuevas formas y sentidos sociales. Tal como corría para el individuo, esta construcción 
implica que el colectivo social elucide, esto es, ponga en tela de juicio sus propias 
instituciones, las desacralice y asuma. Son sus propios integrantes quienes las instituyen (las 
crean y recrean) y dan “sentido y validez” a las mismas. Por eso la elucidación se propone 
crítica y ética a un tiempo y siempre inescindible de la dimensión práctica y política, pues su 
objetivo es la transformación de las condiciones de vida, a la vez que conlleva una dimensión 
creativa. Castoriadis le da sentido al “proyecto de autonomía” teniendo en cuenta que son los 
propios seres humanos quienes hacen/crean su historia, poniendo en relieve la dimensión 
política del accionar en tanto posibilidad tanto singular como colectiva de intervenir-
modificar lo instituido. 
Como dice A. M. Fernández en el capítulo Haciendo Met-odhos, un trabajo elucidativo 
se nutre de diferentes procedimientos de indagación: entre ellos, el principal trabajo de la 
elucidación es la de-construcción: es decir, el esfuerzo por desnaturalizar patrones de 
significado que utilizamos diariamente, y que los cuerpos teóricos incorporan sin advertir las 
implicancias epistémicas y políticas que los sostienen. Aquí Castoriadis trabaja la noción de 
imaginario social, para referirse a la capacidad imaginante de una sociedad para producir e 
inventar sus propias significaciones. Esto refiere a esas significaciones de las que no somos 
plenamente conscientes, sino que operan de manera implícita, y establecen formas de ser de 
las cosas, los valores de una sociedad, etc. 
Para poder acercarnos más en la comprensión de este concepto vamos a apelar a un 
ejemplo que nos puede ayudar a pensar esta herramienta. Tomamos un relato del equipo de 
investigación de Fernández. En una ocasión una de las investigadoras (con amplia formación 
en perspectiva de género) relata la entrevista que realizó a una mujer de aproximadamente 
30 años, (separada y con dos hijos varones). En relación a su experiencia dice: “la entrevista 
la hice en su casa y estaban los hijos… para ser varones estuvieron muy tranquilos, se 
portaron muy bien”. Este comentario es analizado porel grupo de investigadores, ya que 
pone de manifiesto una naturalización de sentido: “los varones son más inquietos, tienen más 
energía y son más revoltosos‟. Este modo de significar a los niños define asimismo a las 
niñas como su par opuesto: ellas son tranquilas y obedientes. Vemos como en este ejemplo, 
 
el trabajo del equipo de investigadores fue elucidar, interrogar esos imaginarios sociales 
sobre las niñas y los niños que laten-ahí-todo el tiempo. 
Elucidar críticamente y de-construir la lógica de lo que se espera de lo femenino-
masculino es un esfuerzo difícil y complejo, ya que estas lógicas están instaladas en nuestros 
imaginarios sociales, en tanto habitantes de un tiempo histórico tendemos a pensar de ese 
modo, de manera naturalizada. Elucidar implica poder desnaturalizar las cristalizaciones del 
sentido común, lo instituido, las operatorias naturalizadas de la diferencia. 
 La Problematización: 
El concepto de problematización es muy importante para entender de qué manera 
determinados fenómenos se van configurando como problemas sociales. Para M. Foucault, 
problematización es el conjunto de las prácticas discursivas (o no discursivas) que hacen que 
algo entre en el juego de lo verdadero y de lo falso y lo constituye como objeto para el 
pensamiento (reflexión moral, conocimiento científico, análisis político, etc.) (Foucault, 
1999, p. 371). 
Pensar es problematizar. Hay problematizaciones cuando no existe correspondencia 
entre lo que se dice y lo que se hace. Hay fragmentos de la realidad que se ofrecen con 
claridad a la vista y son difíciles de enunciar, así como hay cosas que se dicen y es dificultoso 
ver. Existe una disyunción entre lo visible y lo enunciable. En este juego de aperturas entre 
lo enunciable y lo visible se abre la textura del ser. Cada formación histórica plantea sus 
propios cuestionamientos: ¿qué puedo saber o qué puedo ver y enunciar en tales condiciones 
de luz y de lenguaje? ¿Qué puedo hacer, qué poder reivindicar o qué resistencias oponer? 
¿Qué puedo ser, de qué pliegues rodearme o cómo producirme como sujeto? La primera 
pregunta alude a nosotros mismos en nuestras relaciones con la verdad (que nos permite 
constituirnos en sujetos de conocimiento), la segunda apela a nuestras relaciones con el 
campo de poder (cómo nos constituimos como sujetos que actúan sobre otros) y la última a 
cómo nos constituimos nosotros mismos como sujetos éticos que actúan sobre sí mismos y 
construyen su subjetividad. 
El concepto de problematización en Foucault puede oponerse al de naturalización. Se 
trata de conseguir que todo aquello que damos por evidente, todo aquello que damos por 
http://sociologianecesaria.blogspot.com/2013/01/naturalizacion-concepto-clave-en.html
 
seguro, todo aquello que se presenta como incuestionable, que no suscita dudas, que, por lo 
tanto, se nos presenta como aproblemático, se torne precisamente problemático, y necesite 
ser cuestionado, repensado, interrogado. 
Lo fundamental de la problematización consiste en develar el proceso a través del cual 
algo se ha constituido como obvio, evidente, seguro. 
Problematizar es una actitud, la actitud de dudar de lo evidente e indudable, cuestionando lo 
incuestionable y haciendo, así, inseguro lo que todos damos por seguro. 
Continuando con el ejemplo de la investigación del equipo de Ana María Fernández 
sobre diversidades sexuales, relata que una integrante del equipo comentó la sorpresa que le 
produjo lo expresado por un varón gay en un grupo que ella estaba coordinando. Esta persona 
contó que solía tener relaciones sexuales con hombres casados de condición heterosexual. En 
la reunión hizo referencia a que en tales encuentros eróticos le causaba mucha gracia cómo 
esos hombres tenían hacía él un trato como “de minita”. “Prometen llamarme por teléfono y 
me dejan colgado. O me dicen cosas que se les dicen a las mujeres: bebé, mamita…yo me 
mato de risa y les digo ¡no me trates como a una minita, somos dos varones!”. La expresión 
“no me trates como a una minita” pone de manifiesto la naturalidad con que coloquialmente 
queda expresada la subalternidad en que se ubica a las mujeres. Pero lo que más impactó a la 
investigadora (con formación en género) fue que todas las expresiones coloquiales que en la 
situación eran consideradas obvias inferiorizaciones a las mujeres, a ella, a lo largo de su 
vida amorosa heterosexual siempre le habían resultado muy gratas muestras de cariño. 
La entrevistadora manifiesta que -en situación- lo expresado le hizo “ruido”. 
Particularmente comentó que pudo visibilizar allí cómo las diferencias entre varones y 
mujeres, en el sentido de relaciones de subalternidad, se ponen de manifiesto en esferas de la 
vida en las que difícilmente tenga lugar algún cuestionamiento. 
Vemos aquí el Método de Problematización Recursiva: Lo escuchado por la 
entrevistadora, algo del trabajo de campo la interroga, con-mueve significaciones propias 
nunca cuestionadas. La recursividad permitirá volver tanto sobre las preguntas que guían el 
trabajo como sobre las respuestas que se van construyendo. Al mismo tiempo permitirá alojar 
y producir nuevos interrogantes, por lo que se irá reconfigurando el campo de problemas que 
se está indagando. 
 
 La Multiplicidad: 
La noción deleuziana de multiplicidad, trata de aquello que escapa a dualismos y 
binarismos generalmente reductivos, que ayuda a pensar desde lógicas donde se incluye el 
“y” y el “entre” y no como tradicionalmente se hacía desde las dialécticas de lo uno o lo 
otro. Alude al principio dialogístico de la complejidad. 
No se trata de pensar una multiplicidad como que tiene muchas partes, como meras 
adiciones de partes, sino como lo que está plegado de muchas maneras. Desde esta 
perspectiva, la multiplicidad es el don de lo diverso, de las diferencias que retornan 
configurando relaciones rizomáticas. ¿Qué es un rizoma? Un rizoma es un modelo que no 
sigue líneas de subordinación jerárquica, como por ejemplo un árbol que tiene una única raíz 
dando origen a múltiples ramas. El rizoma muestra que cualquier elemento puede afectar o 
estar vinculado e incidir en cualquier otro. 
“El llamado contexto es, en rigor, texto del grupo” (Fernández, 1996, pag. 148) con 
esta afirmación la autora muestra que no hay una realidad externa que produce efectos de 
“mera influencia” en los grupos sino que tal realidad es parte del propio texto grupal, es por 
lo tanto “fundante” del grupo. De esta manera la autora muestra que este dualismo entre lo 
psíquico y lo social, constituye una separación imposible de pensar. La palabra con-texto se 
refiere a todo lo que va con el texto, lo que lo rodea. El término texto no se refiere 
exclusivamente a las producciones lingüísticas de los grupos, sino a todas las producciones 
que el grupo construye, que son generadoras de sentido. Lo dicho, lo no dicho, los 
movimientos corporales, los silencios, los pactos, las alianzas, los mitos y utopías, conforman 
un complejo entramado de múltiples sentidos. 
Introduce también esta autora, la figura del grupo como nudo en un doble sentido: 
anudamientos y desanudamientos de subjetividades y nudos teóricos para el abordaje 
transdisciplinar por ella propuesto. “Al desdibujar el adentro-afuera, el arriba-abajo, los 
nudos grupales pueden ser pensados como complejos entramados de múltiples inscripciones” 
(op.cit. pag.152). Con esta afirmación la autora desdibuja la propuesta de la dinámica interna 
y externa de los grupos (adentro y afuera) y los dos niveles de actividad mental (arriba: lo 
consciente y abajo: lo insconsciente. propuestos por los autores del segundo momento 
epistémico. Vemos cómo en la grupalidad operan simultáneamente inscripciones diversas 
 
(múltiples): deseantes, grupales, institucionales y socio políticas, constituyendo múltiples 
atravesamientos, imposibles de separar y de desanudar. 
Esta propuesta de Fernándezrompe la visión binaria y dualista de los grupos 
incluyendo las múltiples inscripciones que podrán ser visibilizadas si tenemos en cuenta la 
herramienta de la Multiplicidad. Dice Fernández: “todo está ahí, latiendo”. 
Una tercera situación se presentó cuando una integrante del equipo de investigación de 
Fernández comenta una entrevista que realizó a una mujer de treinta y cuatro años. En dicha 
reunión refiere que la entrevistada, luego de tres parejas heterosexuales, a los treinta años, 
conoce a una mujer con la que desde hace cuatro años está en pareja. También refiere que 
cuando la entrevistada conoce a su pareja actual fue para ella toda una novedad. Esa 
experiencia respecto de su sexualidad le permitió sentirse “más a gusto consigo misma”. 
Cuando la entrevista “formalmente” ya había finalizado y estaban despidiéndose, la 
entrevistada le dice: “el cambio es algo incorporado a mi vida”, es “algo” que cuando lo 
acepto me permite sentirme cada vez mejor, estar cada vez mejor parada respecto a otras 
elecciones de la vida. 
Llama la atención que la entrevistadora frente a su equipo de trabajo manifiesta: “¡Esta 
entrevista me conmovió, me impactó tanto… se trata de un cambio en la existencia!”. 
Entonces, ¿cómo se conecta-desconecta el cambio que expresó la entrevistada, con ese 
cambio en la existencia que refiere quien tomó la entrevista? 
La entrevistada hablaba del cambio como algo que incorpora a su vida luego de la 
experiencia de una relación amorosa con otra mujer, y la sorpresa que le produjo respecto de 
sí misma. Lejos de remitir a una identidad finalmente asumida: “salir del closet” como suele 
llamársele, parece referir a una experiencia y a la sorpresa que la misma le provoca. Pareciera 
que se trata de experiencias que no remiten a identidades hétero, homo o bisexuales. Es un 
cambio incorporado a la vida; hay movimiento. 
Este material y su resonancia en la entrevistadora colocó al equipo – en situación- frente 
a la posibilidad de resonar con la experiencia de alguien que saliendo de la heteronorma no 
se cuestiona su identidad sexual. 
 
Estas reconfiguraciones mueven las categorías con las que el equipo venía pensando. 
De esta forma, los investigadores ahí no sólo indagan sus pertenencias de género, opción 
sexual, etc., sino que además en situación, ellos mismos resuenan y son transformados por lo 
que “ven” en el trabajo de campo, en las reuniones de equipo. 
 La transdisciplina: 
Para poder abordar esta herramienta, tomaremos algunas definiciones del diccionario de la 
real academia española: 
Interdisciplinario: el prefijo inter quiere decir “entre”. Dicho de un estudio o de otra 
actividad: Que se realiza con la cooperación de varias disciplinas. 
Mientras que el prefijo trans significa “a través de…o al otro lado de..” Se ha entendido 
la transdisciplina haciendo énfasis a) en lo que las atraviesa a todas, y c) en lo que está más 
allá de ellas. 
Este enfoque se enmarca en la propuesta del paradigma de la complejidad: el ser 
humano, su psiquismo o su subjetividad en nuestro caso, no puede ser explicado sólo desde 
la psicología. Eso sería caer en un reduccionismo, ya que estamos atravesados por otros 
“hilos” al decir de Fernández: culturales, sociales, biológicos, económicos, ideológicos, etc. 
Entonces lo transcipliplinario enfatiza la necesidad de que los conocimientos se nutran y 
aporten una mirada global que no se reduzca a las disciplinas ni a sus campos, que vaya en 
la dirección de considerar el mundo en su unidad diversa. Que no lo separe, aunque distinga 
las diferencias. 
La transdisciplina representa la aspiración a un conocimiento lo más completo posible, que 
sea capaz de dialogar con la diversidad de los saberes humanos. 
A esta herramienta la podemos ver a un nivel más operativo, al nivel de la acción: por 
ejemplo, cuando un equipo de profesionales se junta para abordar una problemática, puede 
comenzar siendo un equipo interdisciplinario que dialoga, cada uno desde sus saberes o 
disciplinas. Lo que buscamos desde el enfoque transdisciplinar es dar un paso más, y que en 
un esfuerzo de interrogar cada uno sus certezas, que exista la voluntad de desdisciplinar las 
disciplinas. 
 
Si seguimos con los ejemplos de intervenciones desde el enfoque de género, podemos 
pensar que como psicólogos en un equipo de trabajo, tendremos que estar dispuestos al 
diálogo verdadero, que permita interrogarnos y cuestionar nuestras certezas teóricas por 
ejemplo respecto a algunos conceptos como el freudiano de “la envidia fálica” o de la histeria 
como algo femenino. Para las temáticas de género el enfoque debe ser transdisciplinar, ya 
que implica lo psicológico, lo biológico, lo anatómico, y también lo social, cultural. 
Fernández dirá que “desdisciplinar las territorializaciones unidisciplinarias constituye un 
primer movimiento hacia la construcción de criterios transdisciplinarios tanto en la 
conformación de equipos de trabajo como en la ardua tarea de formación de conceptos”. Esto 
permitirá entonces, la construcción de un nuevo campo de saberes y prácticas. 
 La Genealogía: 
Genealogía quiere decir realizar el análisis partiendo de una cuestión presente. Foucault 
retoma la diferencia entre origen e invención. Para él comienzo significa “invención” es decir 
“producción humana” en un momento de la historia. Foucault se plantea dos preguntas: 1) 
¿Cómo se diferencia la genealogía de la búsqueda del origen? 2) ¿qué relación existe entre 
la genealogía y la historia? La búsqueda del origen equivaldría a indagar la esencia exacta de 
las cosas en su identidad inmóvil. El genealogista conduce la historia en la dirección opuesta; 
hacia lo externo y lo accidental, hacia las diferencias y las peripecias. Ve la esencia de las 
cosas como máscaras: detrás de cada cosa hay otra u otras cosas. El genealogista abandona 
el mito del pecado original, no cree que en el principio, en el origen, todo se hallaba en estado 
de perfección y que la historia comienza con la caída. El genealogista no busca el origen, se 
concentra por un lado en la proveniencia, escruta los accidentes, los errores a partir de los 
cuales se ha formado con el tiempo una identidad. Más que la historia oficial le importa la 
recopilación de los datos que muestran lo “bajo”, lo irrisorio, lo irónico que suele encontrarse 
en los comienzos de lo que, en determinado momento, logra convertirse en un discurso 
verdadero, serio, respetable, en detrimento de cualquier otro discurso que se pierde o se acalla 
para siempre. Para hacer genealogía hay que atender a las nimiedades y los azares de los 
comienzos, “revolviendo los bajos fondos”. No para descubrir un germen todavía vivo que 
alentaría en las formas hoy vigentes o del destino de un pueblo, sino para mantener lo que 
alguna vez aconteció en la difusión propia de la constitución. Se descubre así, que en la raíz 
 
de lo que conocemos y de lo que somos no están en absoluto la verdad ni el ser, sino la 
exterioridad del accidente. 
La genealogía no es la búsqueda de los orígenes y no es la construcción de un 
desarrollo lineal, sino que pretende mostrar el pasado plural y a veces contradictorio que 
revela las huellas de la influencia que ha tenido el poder sobre la verdad. 
Como una de las importantes teorías de Michel Foucault, la genealogía deconstruye la 
verdad, argumentando que ésta es, en la mayoría de los casos, descubierta por casualidad, 
respaldada por la operación del poder o la consideración de interés. 
También es conveniente procurar un rastreo histórico de los saberes sobre la cuestión, 
en el sentido de preguntarnos sobre el pasado de nuestras verdades. No se pretende, como 
señala Fernández (2007:33), hacer una genealogía de estos saberes pues implicaría una 
investigación en sí misma, pero sí implicará una indagación profunda sobre el origen y las 
situaciones sociales emergentes que hicieron posible la apariciónde estos saberes. 
La genealogización implicó la indagación de las implicaciones de los integrantes de 
equipos con los temas que iban a investigar. Para ello se realiza un rastreo genealógico del 
significado del concepto de implicación. Etimológicamente el término “implicación” se 
construye a partir del prefijo “in” del verbo latino “plicare” que significa doblar, plegar y de 
la terminación “ción” que indica movimiento. Daría cuenta de algo doblado o plegado de 
forma tal que no sería visible, aunque esté ahí. Resulta interesante el recorrido genealógico 
que realiza la autora. Señala cuestiones relativas al compromiso y al posicionamiento del 
experto. Lo que debemos reconocer es que siempre estamos implicados, en cualquier trabajo 
hay una connotación de clase, género, ecológica. Hay cierta ingenuidad en las pretensiones 
de neutralidad. En toda intervención hay implicaciones institucionales, prácticas, 
paradigmáticas, 
Ana María Fernández dice que la indagación de implicaciones, tal como las pensó el 
equipo de investigación, se dirige más que a transparentar opacidades, a crear condiciones 
para que eventualmente lo plegado pueda desplegarse, se vuelva registrable aquello que no 
se veía aunque estuviera ahí, se pueda explicitar algo de aquello que permanecía implícito, 
 
en latencia, en quienes están operando en una intervención institucional, en un abordaje 
comunitario o en una investigación en el campo de problemas de la subjetividad. 
Algunos comentarios finales: 
A partir del recorrido realizado, podemos decir que la Metodología de 
Problematización Recursiva nos insta a trabajar desde criterios de lectura diferentes a los 
heredados del positivismo, en su afán de encontrar frente a un problema sus causas medibles 
y predecibles. Por el contrario, las herramientas aquí propuestas nos permiten visibilizar 
aquellas múltiples significaciones que se encuentran en constante tensión cuando 
intervenimos en lo grupal. 
 Nos interesa que, al pensar intervenciones con grupos, podamos abrir las diferentes 
lecturas posibles frente a las subjetividades con las que vamos a trabajar, considerando lo 
múltiple y lo diverso. Esto demandará asumir lo que podríamos llamar una “actitud 
epistémica”: una disposición a considerar los problemas desde distintos enfoques, 
problematizando nuestros conceptos y también nuestras prácticas, en la búsqueda de rastrear 
las distintas líneas de sentido que se tejen, atraviesan y configuran un grupo. 
Bibliografía: 
- Castro, E. (2011) Diccionario de Foucault. Siglo XXI Editores. Buenos Aires. 
- Díaz, E. (2010) La Filosofía de Michel Foucault. Editorial Biblos. Buenos Aires 
- Fernández, A. M. (1989) El Campo Grupal, Notas para una Genealogía. Buenos 
Aires. Editorial Nueva Visión. 
- Fernández, A.M. (2007): Las lógicas colectivas: imaginarios, cuerpos y 
multiplicidades. Editorial Biblos. Buenos Aires. (Cap.1). 
- Borakievich, S. y otros (2014): “La indagación de las implicaciones y el pensar-en-
situación: una contribución de la metodología de la problematización recursiva”. En 
Revista Sujeto Subjetividad y cultura. Número 8, Octubre 2014, Esc. Psicología 
UARCIS, Santiago de Chile, ISSN 0719-1553 pp.21-28

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