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1 Juan Manuel Marentes Cruz El objeto plástico tecnológico transformado en performer teatral. Analizar el fenómeno producto de la actividad humana que incluyen lo plástico, lo artístico, lo escénico y lo performático, nos obliga a buscar en primera instancia lo que de origen sabemos de tales conceptos y las implicaciones que tienen en la actualidad diferenciadas por sus propias fronteras. Las artes son un gran conjunto que incluye dichas ideas pero no son de su uso exclusivo, algunas manifestaciones puede pertenecer una o varias de las ideas en su propia categorización. Lo que no hace mucho designábamos como Bellas Artes ha entrado en un proceso de multiplicación gracias a los nuevos recursos y medios, a cada materialidad o proceso nuevo se le asigna una categorización acorde con lo que añade, el arte digital por ejemplo, el arte postal en algún tiempo o el Land Art. Todas con la característica de la materialidad como medio mas no como un fin en sí misma, poco o nada como sujeto de apropiación individual o institucional, intercambiable, heredable y fetichista. Asistimos al ocaso de la materialidad atesorable en lo que concierne a las Artes Visuales según algunos teóricos como Yves Michaud (2007). Las artes escénicas se funden con lo multimediatico para competir con los medios que nos inundan en variadas pantallas y eventos. Juntos, las Artes visuales y escénicas acuden al llamado de la tecnología y confluyen en materialidades, estrategias y formatos de consumo. La barrera que separa lo plástico de lo escénico se difumina y su catalogación nos lleva por senderos descriptivos que pocas veces se comprenden como auténtica categorización, algunos, y es de mencionarse como cualidad, lo integran a la retórica discursiva de la propuesta con resultados afortunados. Para otros resulta un compromiso difícil por cumplir en un ambiente que parece que ha dejado los formatos tradicionales para los anquilosados museos o espacios de representación tradicionales. El ánimo de innovación ahora supone romper las fronteras que definían lo que hasta hace poco entendíamos como disciplina artística, más allá de solo querer cambiar lo establecido, es importante comprender primero la pertinencia de la propuesta artística en un ambiente que por sí mismo ha dejado de respetar fronteras en pos de la rentabilidad comercial, o de la experimentación honesta que siempre acompaña la actividad artística. Por su parte, las escuelas de arte parece que están llegando tarde al trabajo de redefinición de las disciplinas artísticas, seguimos con los 2 mismos talleres donde se supone que los alumnos deben desarrollar las habilidades que los lleven a ejercer de manera mínimamente adecuada la profesión de artista. En estas instituciones nos encontramos con espacios divididos de varias maneras, ya sea por materialidades, dimensiones, soportes y técnicas establecidas, algunos desde hace mucho tiempo y con pocas posibilidades de transformarse, y otras que se han acuñado más recientemente pero que también están pujando para ser reconocidas de manera igualitaria a las primeras. En cualquier carrera la escuela debe proporcionar al aspirante a profesional los elementos mínimos para ejercer al terminar su ciclo de aprendizaje. Los estudios de arte son una excepción, el recién egresado aún con su título bajo el brazo y en disposición de ofrecer sus conocimientos a un empleador, tiene pocas posibilidades de ser contratado. El perfil, a diferencia de otras profesiones, se basa en el trabajo independiente y en la gestión de propuestas hacia el consumo en sistemas establecidos para la intermediación artística, galerías, museos, bienales, concursos, becas de creación, espacios culturales y otros, se puede optar por la educación como en cualquier otra carrera pero el trabajo en colaboración con otros artistas y profesionales parece que no es una constante pues al parecer nos hace perder la condición de artistas. La tecnología llega a ser una trampa cuando no comprendemos las implicaciones que siempre ha tenido en relación con el arte. Son de todos conocidos los trabajos en cuanto a ciencia y aparatos tecnológicos de Da Vinci como paradigma del artista-ingeniero. La técnica efectiva y útil deviene en tecnología y se convierte en un acuerdo canónico para todo ejecutor que ejerce una tarea cualquiera. Técnica y tecnología son parte de la tradición de los talleres donde enseñamos el arte, desde el tiento, el tórculo, y las diversas herramientas hasta los recientes recursos que cada vez más son incluidos en la experimentación como los sistemas interactivos y de generación de imágenes, sonidos y acciones. Solemos asociar a la técnica y la tecnología solo en lo que concierne a las ciencias duras, como si éstas fueran el único sistema por el cual podemos conocer la realidad tal cual existe. Cultura y técnica como dos cosas que se pueden dar de manera separada pero para Jaime Fischer son indisolublemente unidos: <<Si el hombre es lo que hace, entonces se apunta otra tesis derivada: la técnica no es parte de la cultura, sino que ésta última es producto de la primera. No habría cultura sin 3 técnica, es decir, sin la experiencia transaccionalmente afinada (cultivada) del trabajo.>> (Fischer, 2010) Para éste autor, incluso el lenguaje encaja en lo que podemos comprender como técnica por ser producto de la acción humana e intercambio social, su uso comprobado y colectivo nos llevan a seguir usándolo con propiedad y en constante evolución. Por lo tanto, todos somos usuarios activos de la técnica, algunos hacen que esto se integre en instrumentos tecnológicos y gracias a la aceptación en común por medio del consumo, se logra que una tecnología fracase o tenga éxito. Solemos pensar en la tecnología como algo que solo es configurado, comprendido e impuesto por el capricho del especialista, pero no es el aparato el que se comprende como algo que debe existir a priori, es la dinámica social la que lleva a la necesidad de que se llenen eso huecos. Comprender el fenómeno artístico no implica observar su manifestación como una isla desierta e independiente de todo lo demás, el entorno ecosocial es mucho más complejo y nos debe obligar a rebasar nuestra especialidad. La disciplina profesional es un invento del capitalismo para tazar en términos económicos nuestra manera de contribuir con la sociedad. Es un estándar que, desde las humanidades, no deberíamos ver como inquebrantable. El pensamiento cartesiano funciona, con criterio sobre el problema particular, todo problema obliga a una estrategia particular. Nuestro afán por las dicotomías, bueno – malo; razón – sentimiento; bonito – feo; útil – inútil, puede ser un disfraz de la moral si no tenemos cuidado de aplicar la misma idea a todos los fenómenos. Lo primero que hay que flexibilizar para la experimentación son las fronteras de lo que conocemos como oficio, profesión o disciplina. El problema de las fronteras en las escuelas de arte no solo es la que nos impone el sistema, es también la que asumimos como indispensable para hacer arte sin cuestionar el estado de las cosas. El estudiante de arte asume la frontera porque le es conveniente para el modelo que se ha creado a cerca de lo que debe ser un artista, puede ser que esté más empeñado en ser artista que en hacer arte. Supuestamente el hacer arte implica riesgo pero caemos constantemente en la seducción de la seguridad, es más fácil decir que se es artista, pintor, escultor, grabador o cualquier cosa reconocible que definirnos por el riesgo o lo indefinible del discurso propio. 4 La originalidad como obstáculo. Ya sea por ideas que se dan en buena parte del medio o por algunas posturas dentro de la academia, el artista tiene poca disposición al trabajo en conjuntos creativos y menos aún cuando se trata de hacer trabajo considerado subordinado, loque se convierte en un impedimento para la conformación de equipos artísticos o de participación colectiva. A pesar de esa arraigada visión hay entornos colaborativos que desde hace tiempo han empezado a surgir sobre todo en el campo de la programación de acceso libre como el copyleft, donde los permisos de uso e incluso alteración son de acceso abierto o semiabierto con mínimas clausulas restrictivas, siempre y cuando se conserve la gratuidad. Comunidades virtuales como Deviantart comparten imágenes y procesos de trabajo con la venta e intercambio con la cesión de derechos parciales o totales, al igual que un programa de copyleft una obra plástica digital puede ser transformada por dos o más interventores sin que necesariamente se den los créditos a cada uno o se tenga clara la propiedad del resultado. Quizá en algún momento eso abra las puertas para el trabajo colaborativo como una forma de producir propuestas artísticas. Algunos, me incluyo, vemos con optimismo la ampliación de las autopistas de la información donde ya la originalidad sólo denota cándidos errores metodológicos al googlear lo que queremos hacer pasar por único. Eloy Fernández Porta, en su libro Homo Sampler, Tiempo y consumo en la Era Afterpop nos lleva a analizar la dinámica y validez de la copia como apropiación de lo colectivo a lo individual y viceversa, aclarando la idea. <<¿Qué entendemos por samplear? Las definiciones al uso suelen referirse a <<tomar materiales ajenos>> y <<usar de cosas que no son propias>>. Estas acepciones reducen el carácter creativo y autónomo del sampleador convirtiéndolo en una caja de resonancia de voces o tendencias ajenas. Pero si el sampleador menciona otras voces -si a veces es un <<imitador de voces>>, como decía Thomas Bernhard-, no es porque se apropie sino porque vive en su momento, sale de casa, es sensible a los signos y formas del paisaje mediático - y se cuida de señalar la procedencia de sus ideas. La diferencia entre samplear y plagiar es bien clara, y la resistencia a reconocer la originalidad del sampleador es un prejuicio premoderno: si no fuera legítimo usar y recombinar los elementos del mediascape, entonces sólo nos quedaría el paisaje anterior, aquella Naturaleza que, a decir de Samuel Beckett, <<nos ha abandonado>>. Pero, sobre todo, lo 5 que el sampleador hace suyo no es un fragmento ajeno sino un instante que le había sido robado…>> (Porta, 2008) Es poco probable que en esta super aldea globalizada no surgan ideas similares a lo largo y ancho de todo aquel poblado, por recondito y apartado que se encuentre, salvo las tribus y comunidades que aún permanecen aisladas de cualquier conexión con el mundo. Hasta el correo común en algún momento generaba influencias que nos alejaban del pensamiento local por el uso del idioma que siempre nos ha conectado con esos otros que tienen ideas similares a las nuestras. Al igual que el idioma, todo recurso que nos proporciona la sociedad nos pertenece por estar incluídos voluntaria e involutariamente, nos faculta para ser autenticos usuarios del <<pensamiento colmena>> como lo llama Jaron Lanier (Lanier, 2014). Si vamos a estar conectados dejemosnos de purismos individualistas y aceptemos nuestra parte en la colectividad. Con lo anterior podemos notar que la dinámica de trabajo creativo está cambiando y desde el terreno de las artes es necesario comprender tal dinámica, la división en áreas que ha llevado a la fundación de escuelas que por separado enarbolan logros y transformaciones de su disciplina que tocan las otras áreas artísticas sin conocimiento real de lo que sucede fuera de lo propio. Así, desde las artes visuales se descalifica al teatro anteponiendo el performance como lago que ni siquiera se parece a lo que de herencia es escénico, o escenografía y la iluminación no colabora con los artistas visuales que podrían nutrir la plástica escénica. Entiéndase esto a manera de diagnóstico por la experiencia personal de lo que pasa dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México. Aunque dentro del ámbito educativo la vinculación entre las artes es limitada, la realidad del ejercicio profesional nos obliga a colaborar y buscar estrategias que generen productos artísticos más complejos, inmediatos, e incluso, hay que decirlo sin temor a una supuesta corrupción de la pureza artística, rentables. La desmaterialización del objeto plástico como problema a resolver en la academia. Los medios digitales han contribuido en gran medida al desuso de la propuesta plástica con materialidad atesorable. Por supuesto que no se trata de vaticinar el abandono de la tradición por obligación, estamos presenciando un enriquecimiento en la variedad de propuestas que componen lo artístico. Ya por costumbre hemos tomado el fundacionismo como una manera de no alterar los viejos talleres, mejor hacemos 6 otros y dejamos en paz y casi sin alterar lo que ya hacemos por tradición. Dentro y fuera de las instituciones que se dedican a la enseñanza de las Artes ya proliferan materias de arte digital y multimedia, ha aumentado la cantidad de pequeños institutos que montan un laboratorio con varias computadoras, un proyector y algunos periféricos como tabletas, escáneres y algunos hasta impresoras 3D. Tal facilidad para crear escuelas de arte no sucedía con el modelo de taller tradicional, por lo menos en México sólo las escuelas públicas han tenido la capacidad de sostener a nivel de estudios de licenciatura una escuela de artes en forma, hacer un taller de escultura para el trabajo en piedra, madera, vaciado en fundición, forjado en metal, solo por mencionar algunas técnicas, resulta más caro, entre otras cosas, por el espacio que requiere cada alumno para elaborar alguna propuesta con cualquiera de las características materiales y procesuales mencionadas. Una computadora y su espacio virtual sustituye lo que físicamente se experimentaba en el taller, las propuestas digitales que abordan el problema del espacio físico en sus propuestas como las proyecciones interactivas y el video mapping intervienen el espacio sin objetos, se adaptan a dimensiones variadas, y montan y desmontan sus equipos con relativa facilidad. La pintura, el grabado y la escultura necesitan de espacio más amplio, materiales y herramientas más elaborados, sólo un caballete con una mesa para trabajar oleo o encausto ocupa más espacio que una mesa con computadora, sin mencionar lo que se requeriría para otras propuestas como tórculos, sistemas de soldadura oxiacetilénica, microalambre y demás procesos que ocupan los talleres. Todo para generar objetos que saturas los talleres y que pretenden ocupar espacios de exhibición, no son en su mayoría plegables ni ligeros, la piedra o el vaciado en bronce tienen su propia densidad y peso, lo que dificulta su transportación y montaje. No sólo tenemos un problema de conceptual frente al arte actual, también es un problema espacial y material, estamos tratando de responder con propuestas variadas. El performance, el arte objeto, el arte efímero y todas las variantes que se puedan incluir han hecho que el acto artístico desplace en muchos espacios al objeto artístico, la manufactura ocupa cada vez menos tiempo y trabajo en la propuesta y el discurso toma más importancia para la socialización. La relación entre objeto artístico y acto artístico se van distanciando, en algún momento el objeto por sí mismo era contenedor del acto artístico pero hemos empezado a ver con sospecha la materialidad. Las formas de ver, no sólo el arte sino todo producto visual, también 7 condiciona la manera de hacer. En otro momento el público, contenido en cantidad observadores e incluso en criterios nos hacían pensar en cierta unidad. En la actualidad en público crece exponencialmente con la híper conexión mundial, volviéndose difícil incluso saber a quiénes con exactitudllegará la propuesta. Si bien podemos concluir que también esto ha generado cierta unidad con todos los que tienen acceso a una conexión de internet, sigue habiendo particularidades locales que por fortuna mantienen la riqueza cultural. El observador, poco a poco deja de ser testigo presencial y conoce el mundo en general a partir del filtro de los medios, incluso lo que tradicionalmente sucede en un recito específico y limitado ya es conocido en cadena nacional e internacional por los medios que les hacen eco. Galerías, pequeños teatros y espacios alternativos abren y cierran dependiendo de su rentabilidad y su poder de difusión. El productor de arte ya no piensa solo en los espectadores y consumidores que llegarán al lugar donde exponga su trabajo, también la difusión que acompañará la exposición complementará lo ya hecho. Por consecuencia de la multiplicidad de medios que difunden y generan fenómenos parecidos al arte, cito las telenovelas como ejemplo, solo porque el incluirlas o no en el conjunto de lo denominado como arte siempre causa controversias. Todo lo que llamamos entretenimiento y espectáculo moldea los gustos sociales y nos obliga a incluir recursos que ya son del conocimiento general del consumidor, parafernalia y efectos que forman parte del cine y otros medios ya se están incluyendo en nuestros procesos a través de los formatos digitales y sus interfaces controladoras de luz, audio y sistemas mecánicos. La tecnología como materialidad actual, siempre ha formado parte de del quehacer artístico, sólo que ahora con los cambios tan apurados de la innovación nos impide general alguna tradición, un reto para nuestro papel como artistas en la sociedad. Los actos artísticos con su inmaterialidad y su eventualidad efímera nos orillan a algunos creadores a abordar el trabajo en conjuntos creativos que confluyen en eventos escénicos y performáticos. Conjunto de tradiciones que nos lleva a condensar en productos ricos en criterios, soportes y recursos espaciales, y que decir del trabajo de gestión de proyectos con estas características. Socialización que no cambia solo los espacios de exhibición, sino también los ambientes de experimentación y reflexión sobre lo que debe ser el arte. Cambio que obliga a replantearse las estrategias de enseñanza de las artes, la conformación de los espacios de análisis y de experimentación, centrándose en el desarrollo de capacidades orientadas a la 8 negociación entre iguales y la gestión efectiva frente a los encargados de administrar los recursos públicos y privados para la producción artística. El objeto plástico tecnológico y su relación con la escena. En la historia, tecnología y la escena siempre han formado una asociación cultural desde cuando aún no se concebían como fenómenos diferenciados entre el rito el conocimiento y la técnica. El deux ex machina griego y romano no era más que la aplicación de los conocimientos de mecánica conocidos entonces y también usados para la construcción y navegación. Para Aristóteles no es un problema técnico tal recurso, es en esencia el simbólico y dramático que va más allá del artefacto, advierte a su vez tratar con sumo cuidado el recurso para no caer en el recurso fácil. Un breve ejercicio hermenéutico puede servir para comprender la idea que tenemos en la actualidad sobre lo escrito por Aristóteles, por la variedad de traducciones, confiar solo en una puede resultar un tanto limitado pues las citadas a continuación han sido elaboradas en diferentes tiempos y por diferentes autores, la primer es la más antigua, si ya merece tal calificativo siendo de mediados del siglo pasado: <<Por esta razón es menester, así en la descripción de las costumbres como de los hechos, tener siempre presente o lo natural o lo verosímil; que tal persona haga o diga las tales cosas, y que sea probable o necesario que esto suceda tras esto. De donde consta también que las soluciones de las dificultades han de seguirse naturalmente de la misma fábula, y no como en la Medea por tramoya, y en la Ilíada la quedada, resulta ya la vuelta. Sí que se podrá usar de arbitrios sobrehumanos en cosas que no entran en la representación, o son ya pasadas, ni es posible que hombre las sepa; o en las venideras que piden predicción o anuncio, porque si bien atribuimos a los dioses el saber todas las cosas, no se sufre ninguna extrañeza en los hechos, sino es que se presupongan a la tragedia, como las del Edipo de Sófocles.>> (Aristóteles, El Arte Poética, 1948, p. 34) En esta traducción se utiliza la palabra Tramoya como sinónimo de máquina para designar el recurso fuera de desarrollo dramático, la intervención divina en los cursos lógicos de la vida bajo criterios de entrada incomprensibles. En la segunda traducción con el mismo orden: <<Es, pues, evidente que también el desenlace de la fábula debe resultar de la fábula misma, y no, como en Medea, de una máquina, o en la Ilíada, lo relativo al retorno de las naves; sino que la máquina se debe recurrir para lo que suceda fuera del 9 drama, o para lo que sucedió antes de él sin que un hombre pueda saberlo, o para lo que sucederá después, que requiere predicción o anuncio; pues atribuimos a los dioses el verlo todo. Pero no hay nada irracional en los hechos, o si no hay, esté fuera de la tragedia, como sucede en el Edipo de Sófocles.>> (Aristóteles, Poética, 1974, p. 9) Aquí ya se utiliza tal cual la máquina como medio artificial fuera del Desarrollo dramático y se acepta en el resaltado del autor que la intervención divina es parte auténtica que debe aceptarse en el drama. La última cita: <<A partir de esto se advierte (para formular una digresión) que el desenlace también debe surgir de la fábula misma, y no depender de un artificio de la escena, como en Medea, o en el episodio del embarque (detenido) de los griegos en la Ilíada. El artificio [deus ex machina] debe reservarse para problemas fuera del drama para acontecimientos pasados más allá del conocimiento humano, o sucesos aún por producirse, que requieren ser intuidos o anunciados, puesto que es privilegio de los dioses conocer de antemano. Entre los incidentes reales nada debe ser inexplicable, y si lo fuera debe quedar excluido de la tragedia, como en Edipo de Sófocles.>> (Aristóteles, poética, 1999, pp. 33-34) Aquí si se rechaza tajantemente el uso del recurso ajeno al drama, la explicación de los sucesos debe emanar lógicamente del mismo desarrollo de la historia. En las tres traducciones el deux ex machina y Tramoya son recursos que manifiestan una fuerza superior que no tiene lógica con el actuar de los personajes y la historia que se desenvuelve, implican el uso de aditamentos mecánicos para el engaño, pero no solo implica el truco visual que hace que la deidad aparezca y de solución inusitada a la trama, es en términos dramáticos, sobre todo en la última traducción algo que debe evitarse por la distracción que implica para la lógica de la historia. Visto así, la tecnología siempre ha estado presente acompañando a la escena pero en conflicto por la distracción que implica, si ya para Aristóteles, con lo que ahora podría parecer una rudimentaria tecnología lo advierte, que será con los recursos actuales con su capacidad magnificada de crear imágenes. El recurso con tantos alcances e implicaciones, hoy más que antes, debe integrarse al discurso, es más, el público no debe distinguir diferencia alguna entre ambos, El desarrollo dramático debe permanecer intacto por más elementos que se integren y enriquezcan la plástica teatral. 10 Wagner en el siglo XIX, en plena expansión de la tecnología que en términos significativos se integraba a la vida cotidiana, pensó en la necesidad de integrar todo lo que los adelantos poníana la mano para generar el “arte total”. No era simplemente una ocurrencia, algunos elementos que se usaban tradicionalmente en la escena como la iluminación, ya no satisfacían los requerimientos de el espectáculo, ya se habían implementado tecnologías más audaces como la utilización de gas que permitía el total cambio de ambientes desde un centro de control, lo que inaugura de hecho el diseño de iluminación como parte de los elementos a considerar para el montaje. Pero fue la iluminación eléctrica lo que cambió el paradigma, ¿por qué no utilizarla si ya estaba en todos los espacios particulares y públicos? Además, la corriente eléctrica no sólo generaba luz, también los sistemas mecánicos se volvieron más eficientes y precisos. Surgen por consecuencia los primeros teórico específicos de la plástica teatral, lo más notables Adolphe Appia y Gordon Craig (Graig, 1995) que revolucionan el espectáculo tradicional y el mismo edificio de representación. El teatro se nutre de ingenieros que van haciendo del espacio un entorno cada vez más complejo y, a la manera en que sucede en las artes visuales, La definición de lo que llamamos teatro se diversifica y se mezcla con otras áreas del arte, del espectáculo y de la fiesta popular. Ante la libertad que implica la liberación de las fronteras, las propuestas van cobrando dimensiones experimentales también variadas y los equipos de trabajo integrados por profesionales de áreas que parecían no tener relación, nos obliga a dialogar frente a la ciencia y la tecnología en un juego dialógico que pretende de un lado comprender los procesos tecnológicos de manera ordenada y analítica, y por el otro sensibilizar los elementos que emanan de la ingeniería e integrarlos a las propuestas tecnológicas actuales. El riesgo latente al que nos enfrentamos cuando la integramos recursos tecnológicos es que, al ser novedosos, resultan sorprendentes pero al paso de la sorpresa el espectador que se siente inducido a esperar más y no verse satisfecho pierde el contacto con el discurso artístico, estos pequeños golpes de adrenalina no siempre convienen a lo pretendido por el creador escénico y plástico. Aunque pueda sonar paradójico, la tecnología debe estar acorde con la propuesta que no debe resaltar por sobre la propuesta artística a riesgo de convertirse en el invitado incómodo, fenómeno común en el espectáculo comercial. El reto no es menor cuando por regla general, en espectáculos que incluyen elementos tecnológicos de gran costo, tales llegan por lo menos en su totalidad hasta que están por iniciarse las presentaciones. 11 Por lo menos esa ha sido la experiencia dentro de el grueso de los proyectos en los que he participado. El contar desde la etapa de experimentación con los elementos con los que se va a trabajar en escena es tan sencillo como la utilización del vestuario ideal para el actor, si las medidas o los materiales incomodan al actor, éste tendrá un mal desempeño. La tecnología tiene aún mayores implicaciones porque actúa, porque como cualquier otro compañero de escena, puede fallar o puede aportar. El contacto tan cercano que guarda con la acción exige que el actor lo sienta como propio, que la extrañeza no separe lo teatral de lo tecnológico. El acompañamiento del elemento tecnológico hacia el arte en general y la escena en particular ha estado presente desde el teatro griego y romano y en la actualidad es difícil pensar en separarlos, mucho menos aún, cada vez la integración parece cada vez más lógica. Regresando a la imposición de las fronteras, permitir que las definiciones entre lo que se espera de nosotros dentro de un sistema de producción efectivista no debe ser obstáculo para la experimentación y el diálogo con los otros actores dentro del entorno un social cada vez más complejo y también más conectado. El objeto performático en relación con la acción escénica. En la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM a través de la CORIEDA (Coordinación de Redes de Investigación y Experimentación para los Diseños y las Artes). En conjunto con la facultad de ingeniería y el colegio de literatura dramática y teatro de la misma casa de estudios. Tenemos un proyecto titulado “Desarrollo de técnicas de la robótica aplicadas a las artes escénicas y visuales” IG100915 con auspicio del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT). En el cual no hemos dado a la terea de colaborar en los campos mencionados para explorara las posibilidades que tiene la tecnología en el quehacer artístico y los aportes de estas mismas a los elementos tecnológicos experimentales. Integrantes del equipo de trabajo (orden alfabético): Jesús Cruz, Ramón Lagunas, Juan Manuel Marentes, Mauricio Matamoros, Jaime Márquez, Marco Negrete, Jesús Savage, y Francisco Villaseñor De inicio, para establecer una dinámica de trabajo más acorde con el objetivo, nos propusimos romper con la dinámica de vernos como profesionales “solucionadores de problemas”, darnos tiempo para aclarar el problema desde la visión conjunta de los participantes antes de que de manera unilateral esperemos que 12 el otro solucione nuestras definiciones, que muchas veces se confunden con el problema mismo. El intercambio de ideas en un equipo de trabajo suele girar en torno a las definiciones ya dadas desde disciplinas o puntos de vista de los participantes, el rompimiento de esto, que se puede calificar como vicio, se puede dar cuando enriquecemos las definiciones con los otros puntos de vista que participan en el trabajo en equipo, bajo esta dinámica las cesiones de trabajo al inicio han requerido de un dialogo extenso sin dejar por sobreentendido ningún concepto o idea. Necesitábamos un proyecto en que pudiéramos concentrarnos en conjunto, necesitábamos poder aglutinar todas las intensiones de áreas y participantes en el proyecto con el diseño de un espacio escénico interactivo, programable y con un propuesta plástica. El que aquí escribe se hizo cargo del diseño ambiental que formaría parte del pretexto inicial y empezamos también a trabajar sobre el diseño del robot de servicio “Justina”, con el cual la facultad de ingeniería compite a nivel internacional con las mejores universidades. Con dos años de trabajo hemos llevado a cabo la gran mayoría de la infraestructura, con la que la experimentación se empieza a concentrar en detalles más finos tanto para el trabajo con el que contribuye la ingeniería como para el trabajo artístico, plástico y escénico que hará uso del espacio. Proceso de trabajo: Proyecto de plástica escénica incorporando elementos tecnológicos Animación digital del proyecto llamada provisionalmente “Serpiente” 13 Levantamiento de estructura principal Proyecto Justina: Robot de servicio para concurso intenacional Robo Cup Partimos de la experiencia generada por el equipo de ingeniería, este robot ha formado parte de otros encuentros de la misma categoría en anteriorres encuentros y nuestra contribución se basa más en conjuntar elemntos empáticos de forma a una estructura completamente funcional. Para trabajar en una nueva propuesta que diera forma al Robot y como éste se encontraba también en constante desarrollo, se han generado varias pruebas sobre los cambios de los elementos que se integran o transforman. Por ejemplo: el kinect que se ve integrado en la imágen a fechas recientes ha cambiado por uno más reciente por sus características de eficiencia, se ha incorporado una camara estereoscopica y se ha cambiado de ubicación el micrófono que capta las señales de orden para integrarlo al cuerpo principal. Robot de servicio Justina participante en @Home League in the 2015 Estructura principal. Modelo 3D 14 Modelado para cabeza de Justina: Corte Laser Modelado 3DPrueba inicial y prueba en acrílico Corte en MDF con los ajuste de elementos nuevos 15 El equipo de trabajo sigue en proceso de acoplamiento para obtener resultados, los objetos y elementos materiales que se han generado e incorporado aún no son suficientes, pues su uso en escena tiene implicaciones más complejas que solo el funcionamiento interno de dichos recursos. El actor o performer tiene que integrar su uso de manera natural, como si la realidad escénica solo fuera posible por su existencia, hasta desaparecer como elemento novedoso e integrarse en la plastica escénica. Si hacemos un simil con los elementos que han distinguido a la cultura en diferentes épocas, seguramente alguien del siglo XVIII que nos viera hablandole a un pequeño aparato en nuestra mano nos tildaría de locos, aunque para nosotros sea algo completaemnte lógico y coherente. En esto, resta mucho trabajo de experiemtación pendiente y lo tendremos que resolver en el proceso restante. Bibliogrfía Aristóteles. (1948). El arte Poética. Buenos aires. traducciónliteraria.org Aristóteles. (1974). Poética, Madrid. Gredos Aristóteles. (1999). Poética. El Aleph.com Fischer, Jaime. (2010). El hombre y la técnica. México. UNAM Craig, Edward Gordon. (1995). El arte del teatro. México. Gaceta Lanier, Jaron. (2014). Contra el rebaño digital. Barcelona. Debate Michaud, Ives. (2007). 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