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ANAS Revista de periodicidad bianual publicada por el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, bajo los auspicios de la Asociación de Amigos del Museo. Directora: T. Nogales Basarrate Secretario de Redacción: José L. de la Barrera Antón Consejo de Redacción: J. de Alarçao M. Alba Calzado M. Bendala Galán P. Caldera de Castro M. Cruz Villalón L. García Iglesias P. León Alonso T. Nogales Basarrate E. Sánchez Salor J. C. Saquete Chamizo A. Velázquez Jiménez Editor científico del presente volumen: J.M. Murciano Calles Administración, correspondencia e intercambios: Museo Nacional de Arte Romano; c/ José Ramón Mélida s/n. 06800 Mérida (Badajoz), España. Esta revista mantiene intercambio con otras publicaciones de su carácter y especialización. Esta publicación no se compromete a editar los originales no solicitados y no se hace responsable necesariamente de las opiniones expresadas por sus autores ni de la autoría de las imágenes incluidas en sus artículos. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE Depósito Legal: BA-604-2014 ISSN: 1130 – 1929 Fotocomposición e Impresión: ARTES GRÁFICAS REJAS Avda. Sta. Teresa Jornet - Mérida Redacción e Intercambio: Revista ANAS Museo Nacional de Arte Romano C/ José Ramón Mélida, s/n 06800 Mérida (Badajoz) Tfno.: +34 924 31 16 90 +34 924 31 19 12 Fax: +34 924 30 20 06 http://www.culturaydeporte.gob.es/mnromano MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA José R. Mélida s/n. 06800 Mérida ANAS Mérida (Badajoz) - ISSN: 1130-1929 7 ANAS SUMARIO JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9 ÁREAS FUNERARIAS JUANA MÁRQUEZ PÉREZ Las áreas funerarias de Augusta Emerita. Estado de la cuestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13-27 FERNANDO SÁNCHEZ HIDALGO La arquitectura funeraria de un área extramuros al Noreste de Augusta Emerita: recintos funerarios, mausoleos y su organización entre el Alto y Bajo Imperio. Excavación arqueológica realizada en el Antiguo Cuartel Militar de Artillería Hernán Cortés de Mérida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .29-52 CARLOS CÁCERES-PUERTO, JESÚS GARCÍA SÁNCHEZ El uso funerario en Augusta Emerita, siglos I a. C. - III d. C. Una propuesta de empleo de modelos probabilísticos y su repercusión espacial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .53-67 ANA Mª BEJARANO OSORIO El área funeraria oriental de Augusta Emerita: los solares de la “La Antigua Campsa” y “El Sitio del Disco” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69-96 JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .97-111 EULALIA GIJÓN GABRIEL Augusta Emerita. Documentación arqueológica sobre el cambio en la topografia funeraria. La destrucción de un importante monumentum a consecuencia de la reforma de la fachada norte del circo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .113-127 JUAN JOSÉ CHAMIZO DE CASTRO Área funeraria de San Agustín, espacio jerarquizado en un suburbio noreste de Augusta Emerita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .129-153 JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES, RAFAEL SABIO GONZÁLEZ El área funeraria del MNAR. Secuencia evolutiva y monumentalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155-181 FILIPA CORTESÃO SILVA Una mirada bioantropológica sobre el funus acerbum: El caso de Augusta Emerita en época altoimperial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .183-200 FRANCISCO JAVIER HERAS MORA, ANA BELÉN OLMEDO GRAGERA Novedades en la necrópolis tardorromana de Mérida. Las princesas bárbaras . . . . . . . . . . . .201-218 MONUMENTALIZACIÓN RAFAEL SABIO GONZÁLEZ Columbaria. El MNAR como paradigma de un problema conceptual y museográfico . . .221-239 EMILIO GAMO PAZOS, ANA GRACIA RIVA, JOSÉ M. MURCIANO CALLES Estudio de algunas inscripciones funerarias latinas del MNAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .241-256 LUIS HIDALGO, GUADALUPE MÉNDEZ Inscripción edilicia tardorromana hallada en contexto funerario (Mérida) . . . . . . . . . . . . . . . . . .257-265 MIGUEL ALBA Sobre la amortización de las necrópolis paganas de Mérida (s. V) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .267-295 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS CARLOS MÁRQUEZ Reseña del libro: MURCIANO CALLES, José María, Monumenta. Tipología monumental funeraria en Augusta Emerita. Origen y desarrollo entre los siglos I a. C. y IV d. C. (Monografías Emeritenses 12). Mérida, 2019. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .299-302 HELENA GIMENO PASCUAL Reseña del libro: HIDALGO MARTÍN, Luis Ángel, EDMONDSON, Jonathan, MÁRQUEZ PÉREZ, Juana, RAMÍREZ SÁDABA, José Luis, Nueva epigrafía funeraria de Augusta Emerita. Tituli sepulcrales urbanos (ss. I-VII) y su contexto arqueológico (NEFAE)(Memoria. Monografías Arqueológicas de Mérida, 1). Mérida, 2019. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .303-305 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 97 LA NECRÓPOLIS DEL PUENTE. REVISIÓN CRONOLÓGICA DE UN ÁREA FUNERARIA POCO CONOCIDA THE NECROPOLIS OF THE BRIDGE. CHRONOLOGICAL REVIEW OF A LITTLE-KNOWN FUNERAL AREA JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES* RESUMEN Se revisa la documentación existente en el Museo Nacional de Arte Romano relativa a dos campañas de excavación realizadas por Antonio García y Bellido en la prolongación del Puente Romano, en el área extramuros de Augusta Emerita, al otro lado del río Guadiana. Se interpretan documentos fotográficos inéditos y se actualiza la información contextual y cronológica que aportan los depósitos funerarios y la cultura material relacionada con las estructuras exhumadas. PALABRAS CLAVE: Necrópolis a la Salida del Puente Romano, depósitos funerarios, cronología. SUMMARY Herein, a documentation, located at the National Museum of Roman Art, regarding two excavation campaigns carried out by Antonio García and Bellido near the roman bridge, outside Augusta Emerita on the other side of the Guadiana River, is reviewed. Unpublished photographic documents are interpreted and the contextual and chronological information, provided by the funerary deposits and the related material culture, is updated. KEYWORDS: Necrópolis a la Salida del Puente Romano, grave goods, chronology. 1. Introducción Se presenta en estas líneas una revisión de la documentación existente en el MNAR relativa a las dos campañas de excavación efectuadas por Antonio García y Bellido en los años 1961-1963 en la entonces conocida como Cuesta del Tiro de Pichón, llamada así por la cercaníaa dicha pendiente de un club social dedicado a ese deporte, y que se prolongaba después formando la carretera a Sevilla. Se localizaba en la continuación (*) MNAR. jmaria.murciano@cultura.gob.es JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES98 del Puente Romano de la ciudad de Mérida, por lo que también es denominada la “Necrópolis a la salida del Puente Romano”. Dicha cuesta corresponde en la actualidad a la Avenida de Portugal, y hoy está urbanizada, plenamente integrada en la ciudad de Mérida. En el momento de la excavación de García y Bellido, y a juzgar por la documentación examinada, el área se caracterizaba por una escasa densidad poblacional, limitándose solo a la carretera y a un poblamiento rural muy disperso. De hecho, las excavaciones que se presentan aquí son el fruto de la creación de la infraestructura necesaria para dicha urbanización. Estas campañas fueron publicadas en dos artículos1 en los años siguientes a las mismas. Los volúmenes se conservan en la biblioteca del MNAR, con el interés añadido de que contienen anotaciones manuscritas del que fue director del centro, José Álvarez Sáenz de Buruaga, que incrementan su valor, desde nuestro punto de vista, como fondo bibliográfico. Estas anotaciones han resultado ser valiosas a la hora de organizar la información de esta excavación, y por ello deben ser citadas aquí. La primera de las campañas aconteció en las Navidades de 1961-1962; la segunda en diciembre de 1963, tal y como informa en esas publicaciones el arqueólogo. Debemos valorar en su justa medida estas dos campañas: desde nuestro punto de vista, y teniendo en cuenta los recursos disponibles, estas excavaciones deben considerarse modélicas para la época, especialmente desde un punto de vista documental. Por contra, hay que men- cionar que la excavación se limitó a la exhumación de las estructuras y a hacer varios sondeos a modo de zanjas, ya que según García y Bellido las intervenciones tenían un mero carácter “prospectivo” y “exploratorio”. En la primera intervención de 1961, lo no excavado se marca en los planos aportados en la publicación mediante una superficie ra- yada; en la segunda se limitaron a documentar los recintos que ya debían ser visibles y a hacer una serie de trincheras exploratorias entre ellos. Desconocemos si el equipo técnico tenía intención de finalizar las excavaciones, pero lo cierto es que no fue así y quedaron sin documentar sectores importantes, especialmente el interior de los recintos, que es donde presumiblemente habrían estado situadas las sepulturas que hubieran ayudado a comprender la evolución del área. Sólo el interior del Edificio C, el de mayores dimensiones, fue excavado parcialmente gracias a dos trincheras que recorrieron en forma de X la zona. Los materiales, por su parte, fueron ingresados en el entonces Museo Arqueológico de Mérida en dos lotes en 1963, y hasta hoy siguen custodiándose en el MNAR. Además, este museo cuenta con varias fotografías tomadas por Álvarez Sáenz de Buruaga2, que se distribuyen en tres grupos de imágenes, según su cronología. Dos de estos tres grupos aportan el estado previo de las estructuras que se excavarían una década después, ya que son fotografías realizadas unas en febrero de 1950 y otras en el 10 de septiembre de 1952. Sin duda, Álvarez conocía la importancia de los restos3, así Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (1) GARCÍA Y BELLIDO, Antonio, Mérida: la gran necrópolis romana de la salida del puente (Excavaciones arqueológicas en España, 11). Madrid, 1962 y GARCÍA Y BELLIDO, Antonio, Mérida: la gran necrópolis romana de la salida del puente (Memoria segunda y última) (Excavaciones arqueológicas en España 45). Madrid, 1966. (2) Algunas de ellas ya publicadas en MURCIANO CALLES, José María, Historiografía de los aspectos funerarios de Augusta Emerita (siglos I-IV) (Cuadernos Emeritenses 36). Mérida, 2010. (3) De hecho, los menciona en ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, José, “Museo Arqueológico de Mérida”, Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, Vol. 11-12, 1950-1951 (1953), págs. 1-2. En esa publicación se publica el ingreso de cuarenta y ocho ladrillos, una teja, cuatro losas de mármol, dos fragmentos de pequeños fustes y un fragmento de La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida 99 como el riesgo que sufrían de desaparición al acometer las obras de parcelación urbana, y seguramente las excavaciones de García y Bellido provengan de su propia iniciativa, ya que este arqueólogo visitaba periódicamente el museo para preguntar novedades4. El tercer grupo son dos fotografías datadas el 21 de septiembre de 1969, y muestran el destino final de las estructuras tras la urbanización de la zona, con crestones de hormigón amontonados sin ninguna atención. En estas líneas describiremos y analizaremos estos datos, con el objetivo último de aportar un acercamiento cronológico a los restos exhumados. Este estudio complementa al ya publicado por nosotros mismos en 20195, en el que se analizaba el área funeraria desde el punto de vista arquitectónico y tipológico. En él citábamos las conclusiones cronológicas que expondremos aquí, pero no su desarrollo lógico porque quedaba fuera de los límites marcados para dicho estudio. 2. Identificación de los restos conservados en la documentación gráfica del Archivo Fotográfico del MNAR García y Bellido documentó 14 estructuras arquitectónicas que tituló con letras desde la A hasta la N. Los Edificios A-G se excavaron en el lado norte de la carretera, en la campaña de 1961-1962, mientras que al año siguiente aparecieron, en el lado sur, los nombrados con las letras desde la H a la N (figura 1)6. Por lo descrito, parece que todas las estructuras estaban realizadas en opus caementicium y se conservaban a nivel de cimentación. Pese a que su técnica constructiva era idéntica y su implantación topográfica parecía regular, hechos que inclinaban a pensar en una misma fase de uso, variaban entre sí en las plantas, con una casuística bastante variada7, entre las que destacaba la planta del Edificio C, con una suerte de “exedra inversa” que ha llamado la atención de los especialistas8, y que tuvo que tener cierta ascendencia en Augusta Emerita, puesto que se ha localizado otro edificio de idéntica planta en la zona sur de la colonia9. Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 pilastra visigoda que quedaron consignados en los Libros de Registro con los números 7842-7897. Pese a que Álvarez no pudo ver la procedencia exacta de los objetos, sí que pudo averiguar la pertenencia tanto de ladrillos como de losas a tumbas, algo que como veremos va acorde al ambiente funerario observable en la posterior excavación de García y Bellido, que es el objeto de estudio de este artículo. (4) Fruto de esas visitas son los innumerables artículos que publicó en el Archivo Español de Arqueología dando noticias de nuevas piezas arqueológicas, especialmente aquellos titulados “Viaje arqueológico por Extremadura y Andalucía” y “Novedades epigráficas”. (5) MURCIANO CALLES, José María, Monumenta. Tipología monumental funeraria en Augusta Emerita. Origen y desarrollo entre los siglos I a. C. y IV d. C. (Monografías Emeritenses 12). Mérida, 2019. En concreto, en las páginas 74- 75 y los n.º 16, 27, 28, 29, 41, 42, 43, 46, 61, 62 y 63 de Estructuras Arquitectónicas. En la nota 323 evocábamos una futura publicación que ahora, con estas líneas, se efectúa. (6) Para la elaboración de la planimetría hemos usado la aplicación QGis, dibujando los monumentos sobre la lámina ya realizada en MURCIANO CALLES, José María, Op. cit., 2019, lám. 28. En la nota 294 de la misma publicación se expone la metodología utilizada a la hora de transportar las plantas de García y Bellido sobre el callejero actual. (7) Tema ya tratado en MURCIANO CALLES, José María, Op. cit., 2019. (8) HESBERG, Henner von, “Römische Grabbauten in den hispanischen Provinzen”,en TRILLMICH, Walter y HESBERG, Henner von (eds.), Hispania Antiqua. Denkmäler der Römerzeit. Mainz am Rhein, 1993, pág. 169 y KOBUSCH, Philipp, Die Grabbauten im römischen Hispanien: zur kulturellen Prägung der Sepulkralarchitektur. (Tübinger archäologische Forschungen 14). Rahden/Westf, 2014, kat. 12C. (9) MÁRQUEZ PE ́REZ, Juana, “Documentación de un tramo nuevo de la vía romana identificada como camino 7 y de la temprana área funeraria generada en torno a su trazado. Intervención arqueológica realizada en el antiguo solar de Confederación Hidrográfica del Guadiana, Avda. Reina Sofía s/n, Mérida”, Mérida. Memoria de Excavaciones Arqueológicas, Vol. 12, 2006– 2008 (2017), págs. 187–203 y PICADO PÉREZ, Yolanda, “Más datos acerca de las áreas funerarias en torno a la vía de Augusta Emerita a Metellinum. Intervención arqueológica realizada en el solar de la Nueva Sede de Confederación Hidrográfica del Guadiana en la Avenida Reina Sofía de Mérida”, Mérida. Memoria de Excavaciones Arqueolégicas, Vol. 12, 2006–2008 (2017), págs. 205–223. JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES100 Uno de ellos, el llamado Mausoleo N, pudo ser re-excavado con metodología moderna en los años 90 del siglo XX10, documentándose fehacientemente la información aportada por García y Bellido. Como hemos dicho en el apartado introductorio, parte de estas estructuras eran visibles previamente a su excavación, quedando testimoniadas gráficamente en las fotografías conservadas en el MNAR. En concreto, se almacenan 17 clichés de acetato Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (10) SÁNCHEZ BARRERO, Pedro Dámaso, “Trabajo desarrollado por el equipo de seguimiento de obras durante el año 1996”, Mérida. Memoria de Excavaciones Arqueológicas, Vol. 2, 1996 (1998), págs. 272–277. Fig. 1. Localización de los mausoleos en el plano de Mérida (elaboración propia usando datos del IGN y del CCMM). La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida 101 de 35 mm, de algunos de los cuales están extraídos 11 positivos en blanco y negro que también se guardan en el archivo. De ellas, solo hemos podido identificar cuatro de los edificios. Dos aparecen en la fotografía 22-III-129 (que es idéntica a 22-III-130). En ella, por la forma y posición de la estructura que se ve en primer plano, podría observarse el Edificio H. Al fondo, entre los árboles y tras la carretera, se ve otra estructura, que podría ser por su localización el Edificio D (figura 2). Sobre los restos de la foto 22-III- 122 (figura 3) se afirma en la Ficha de Archivo Fotográfico del Museo que se hallan a la derecha del camino. Suponemos que es la derecha con respecto a la salida de la población, es decir el lado sur de la carretera. Su cercanía a ella y el formato alargado de los muros nos hace sospechar que se trate de algún recinto de los nombrados con J-K-L, que formaban un conjunto compacto de tres estancias adosadas, y que se encontraban cortadas longi - tudinalmente por la carretera de entonces, quedando sólo las paredes traseras (una de las cuales debe ser la que se ve en la foto) y una pequeña porción de las paredes laterales. La otra estructura identificada en fotografías es el Edificio C. La nombrada con 22-III-125 (figura 4) es la imagen más interesante. Se observa, aunque muy desfigurada por la perspectiva, la estructura en forma de exedra invertida siendo visible también posiblemente un contrafuerte interior del interpretado como arcosolio central. En otra, la 22-III-127 (figura 5), se muestran tres muros de una estructura que por su tamaño debe tratarse nuevamente del Edificio C. Por último, los positivos 22-III-123, 22-III- 124, 22-III-126 y 22-III-128 (figura 6) Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 Fig. 2. Fotografía 22-III-129 (Archivo Fotográfico MNAR/José Álvarez Sáenz de Buruaga). Fig. 3. Fotografía 22-III-122 (Archivo Fotográfico MNAR/José Álvarez Sáenz de Buruaga). Fig. 4. Fotografía 22-III-125 (Archivo Fotográfico MNAR/José Álvarez Sáenz de Buruaga). 3. Cultura material conservada en la colección del MNAR Los objetos exhumados en estas dos campañas se ingresaron en dos momentos de 1963: los de la primera campaña el 17 de julio de 1963, quedando consignados con los números de inventario 8922-8961. Los de la segunda campaña entraron oficialmente unos meses después, el 27 de diciembre del mismo año, y tomaron los números de inventario 9235-9242. Sus fichas de catalogación están cumplimentadas de forma ejemplar, incorporando fotografías en casi todas ellas, y añadiendo información descriptiva de gran valía. También se transcriben datos de contexto arqueológico bien desarrollados, a veces incluso añadiendo algunos que no aparecen en la publicación, por lo que es obvia la importancia de estas fichas, que son consideradas hoy por hoy por el Departamento de Documentación del MNAR como verdaderos documentos históricos con valor patrimonial. Además, como queda dicho en la presentación, esta información se complementa con las anotaciones de Álvarez Sáenz de Buruaga al margen de las dos publicaciones de García Bellido, que ayudan a la identificación sin problemas de las piezas. Veremos a continuación la cultura material asociada a cada estructura, catalogándola con criterios actuales para poder aportar una cronología. 3.1. Edificio B Sobre el muro meridional de la cámara más occidental se halló una lápida epigráfica (n.º inv. 8922) con la siguiente lectura11: ]ma / [3] f(aciendum) c(uravit) / [ . Según Haley12, sus interpunciones triangulares con vértices hacia arriba indican una fecha pre-flavia. Sin embargo, y siguiendo a Ramírez Sádaba13, los pies tan marcados JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES102 son varias vistas de una misma estructura que podría ser de nuevo el mismo Edificio C, aunque con dudas. Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (11) GARCÍA IGLESIAS, Luis, Epigrafía romana de Augusta Emerita (tesis doctoral inédita de la Universidad Complutense de Madrid). Madrid, 1973, n.º 497. (12) HALEY, Evan W., Migration and economy in Roman Imperial Spain. Barcelona, 1991, pág. 130. (13) RAMÍREZ SÁDABA, José Luis y GIJÓN GABRIEL, Eulalia, “Las inscripciones de la Necrópolis del Albarregas (Mérida) y su contexto arqueológico”, Veleia, Vol. 11 (1994), págs. 117-168. Fig. 5. Fotografía 22-III-127 (Archivo Fotográfico MNAR/José Álvarez Sáenz de Buruaga). Fig. 6. Fotografía 22-III-123 (Archivo Fotográfico MNAR/José Álvarez Sáenz de Buruaga). La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida 103 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (14) GARCÍA Y BELLIDO, Antonio, Op. cit., 1962, figura 5. (15) GARCÍA IGLESIAS, Op. cit., 1973, n.º 420. (16) HALEY, Evan W., Op. cit., 1991, pág. 127. de las letras son característicos de la época flavia e inicios del siglo II. Por ello, y teniendo en cuenta la escasa información disponible en el fragmento, una cronología altoimperial en general es aceptable. Junto a la cara interna de la pared norte de la estancia oriental y según información de García y Bellido apareció una moneda con emperador de cabeza radiada mirando a derecha, característica del siglo III. Sin embargo, en la actualidad no está identificada en la colección del MNAR, por lo que poco más podemos decir sobre ella. Por tanto, si confiamos la cronología al fragmento epigráfico, único elemento hallado y sin saber su relación estratigráfica con la estructura, debemos situarnos en época altoimperial. El uso en el siglo III podría estar confirmado por la aparición de la moneda. 3.2. Edificio C Al igual que ocurría con su documentación fotográfica, este recinto está bien representado con una cultura material abundante y bien contextualizada gracias al plano aportado por García y Bellido14, en el que se van marcando cada uno de los enterramientos y hallazgos. Hemos tomado este plano, y para clarificar su indicación,los señalamos con números y letras. Junto al muro interior oriental (figura 7, letra A), a dos metros de la fachada se encontró un árula (n.º inv. 8923), cuya lectura según García Iglesias15 sería: [D(is)] M(anibus) [s(acrum)] / [3]orian[3] / [3] vixit ann[os 3] / [3 m]emoria[m. Podría datarse a partir del siglo II hasta el siglo III, por la presencia de la fórmula DMS y la expresión “vixit annos”, que se extiende en Hispania según Haley16 a partir de época adrianea. Además, en el ángulo NO de la cara interior del muro de la fachada apareció un cimacio lésbico (de tipo scherenkymation esquemático) (figura 7, letra B), el cual, por su escasa conservación, es difícil de encuadrar cronológicamente, aunque por su mala factura quizás podríamos suponer relativamente tardío, no antes seguro del siglo II. Fig. 7. Figura 5 de GARCÍA Y BELLIDO, A., Op. cit., 1962, con referencia a las tumbas citadas (Archivo Fotográfico MNAR). Ya en el interior, junto al muro oriental y a 3,6 m del muro posterior, se halló una sepultura de inhumación (figura 7, nº 1) que contenía al menos un ungüentario Isings 28b (n.ºinv. 8925), cuyas cronologías generales parecen centrarse desde época claudio-neroniana hasta inicios del siglo II17. Otra sepultura de inhumación, ésta junto al muro interior O (figura 7, nº 2), estaba cubierta por seis tegulae, dos de las cuales presentaban la controvertida marca CIAE18. Parece que en el museo decidieron conservar sólo estas últimas con marca, inventariadas con los números 8926 y 8927. Su depósito funerario (figura 8) estaba formado por ocho clavos (n.º inv. 8928-8935) y un cáncamo (n.º inv. 8939) de hierro19, una vasija (n.º inv. 8936) y una jarra (n.º inv. 8937), ambas en cerámica común y un ungüentario de vidrio Isings 28b (n.º inv. 8938). La forma de la jarra es característica de la segunda mitad del siglo I e inicios del II según Bustamante20, mientras que el tipo de ungüentario según Isings parece emplearse desde los reinados de Claudio y Nerón hasta inicios del siglo II. Una tercera sepultura de inhumación (figura 7, nº 3) se halló junto al muro interior O, más al Sur que la anterior. Contenía una lucerna Bussiére D X 10 (n.º inv. 8940), decorada con pámpanos de uva, de finales del siglo II e inicios del III21. JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES104 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (17) ISINGS, Clasina, Roman glass from dated finds. Groningen, 1957. Usamos la tipología de esta autora para aportar cronologías a las formas de recipientes vítreos. No continuaremos citándola por facilitar la lectura. (18) Leída como C(olonia) I(ulia) A(ugusta) E(merita) o como Ci(vitas) A(ugusta) E(merita). La primera opción en BUSTAMANTE ÁLVAREZ, Macarena, y PIZZO, Antonio, El opus testaceum en Augusta Emerita: producción y uso (Hispania Antigua. Serie arqueológica 8). Roma, 2018, págs. 169-170. La segunda en SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “La propaganda augustea a través de los nombres de las ciudades hispanas”, Anas, n.º 24, 2011 (2016), pág. 164. (19) Publicados previamente por SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Catálogo de la colección de hierros del Museo Nacional de Arte Romano (Cuadernos Emeritenses 37). Mérida, 2012, n.º cat. 61.32 (conjunto de clavos) y 64.4 (cáncamo). (20) BUSTAMANTE ÁLVAREZ, Macarena, “Las cerámicas comunes altoimperiales de Augusta Emerita”, en BERNAL CASASOLA, Darío y RIBERA I LACOMBA, Albert (eds.), Ceramicas hispanorromanas II: Producciones regionales. Cádiz, 2012, fig. 10, nº 1. (21) BUSSIÈRE, Jean, Lampes antiques d’Algérie (Monographies instrumentum 16). Montagnac, 2000. Al igual que con Isings, no seguiremos citando a este autor a pesar de haberlo usado en más de una ocasión. Fig. 8. Depósito proveniente de la tumba n.º 2 (Archivo Fotográfico MNAR/Lorenzo Plana). La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida 105 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (22) BUSTAMANTE ÁLVAREZ, Macarena, Op. cit. 2012, pág. 416; el tipo es similar a fig. 12, 8. (23) Publicada en RODRÍGUEZ MARTÍN, Francisco Germán. Lucernas romanas del Museo Nacional de Arte Romano (Mérida)(Monografías Emeritenses 7). Madrid, 2002, pág. 25. (24) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Op. cit., 2012, n.º cat. 61.33. (25) RODRÍGUEZ MARTÍN, Francisco Germán, Op. cit., 2002, págs.74 y 162 y fig.VI, n.º 76. Pudo haber en el interior del edificio otros dos posibles enterramientos, que se encontrarían muy alterados: uno, alineado con las anteriores tumbas descritas hacia la fachada (figura 7, nº 4), contenía (figura 9) dos ungüentarios incompletos Isings 28 (n.º inv. 8942 y 8943) y una botella mercurial Isings 84 (n.º inv. 8941), esta última con unas cronologías generales desde posiblemente la dinastía flavia hasta siglo III, aunque con un fuerte floruit en el siglo II. También había una jarrita biansada de pasta clara (nº inv. 8944). Esta tiene una aguada blanca, característica, según Bustamante22, del reinado de Trajano. La otra (no localizada en plano), hallada en el centro de la estructura, contenía restos de una olla (n.º inv. 8946) y una lucerna23 Bussière B III (n.º inv. 8945), decorada con un gladiador y datada desde época de Augusto hasta inicios del siglo II (figura 10). En otro enterramiento excavado en la roca natural y circundado de ladrillos (figura 7, nº 5) a 6,4 m al Sur del machón izquierdo de la fachada se hallaron (figura 11) dos clavos de hierro24 (n.º inv. 8947 y 8948), fragmentos de ungüentario (n.º inv. 8950) y una lucerna Bussière D X 5 (n.º inv. 8949)25, datada entre el segundo cuarto y mediados del siglo III (circa 225-250/275). Esta última se encuentra decorada con una Victoria y muestra en el margo los característicos pámpanos de vid, y en su base la marca incisa de GES con una palma, que se adscribe a talleres emeritenses. Fig. 9. Depósito proveniente de la tumba n.º 4 (Archivo Fotográfico MNAR/Lorenzo Plana). Observando todos estos materiales, podríamos centrar la cronología del monumento en torno al siglo II-III, con una fase inicial de uso en torno a los inicios del siglo II (o época flavia, si aceptamos la cronología temprana de los ungüentarios de tipología Isings 28), que englobaría las sepulturas 1, 2, 4 y la no localizada en plano, y otra desde finales del siglo II (sepultura 3) a mediados del III (sepultura 5). JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES106 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 Fig. 10. Depósito proveniente de tumba no identificada (Archivo Fotográfico MNAR/Lorenzo Plana). Fig. 11. Depósito proveniente de la tumba n.º 5 (Archivo Fotográfico MNAR/Lorenzo Plana). La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida 107 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (26) RODRÍGUEZ MARTÍN, Germán, Op. cit., 2002, pág. 48. (27) RODRÍGUEZ MARTÍN, Germán, Op. cit., 2002, págs. 160-161. Fig. 12. Objetos provenientes de los denominados edificios D e I, con representación ambos de un haz de rayos de Júpiter (Archivo Fotográfico MNAR/Lorenzo Plana). 3.3 Edificio D Se hallaron en el ángulo externo suroeste dos lucernas: una de ellas es un fragmento de disco con la característica pasta emeritense de paredes finas (n.º inv. 8953)26, por lo que podría tener una cronología entre época flavia y el siglo II. Se halla decorado con el busto de Júpiter, teniendo a un lado el haz de rayos característico de su iconografía (figura 12, izquierda). La otra (n.º inv. 8952), completa aunque fragmentada, es tipo Bussière D II 1, con el disco con la figura de un jabalí, y con la marca GABINIA, datada desde época de Nerón hasta inicios del siglo III, con floruit en la primera mitad del siglo II27, lo cual coincidiría con la cronología que ofrece la tipología morfológica. En el ángulo opuesto, al Noroeste, aparecieron otros fragmentos de lucerna tipo Bussière D X 5 (n.º inv. 8954), consistentes en margos con pámpanos de vid, datados entre el segundo cuarto y mediados del siglo III.Por tanto, la única cronología que podemos extraer de este edificio proviene de objetos fragmentados y descontextualizados, por lo que hay que tomarla con cautela. Todos los fragmentos de lucernas se mueven en el arco cronológico del siglo II y mediados del III. 3.4 Edificio I Vinculados a este edificio aparecieron nuevamente materiales descontextualizados, y además en este caso, fragmentados y con unas cronologías demasiado amplias como para tenerlas en cuenta, si bien no dejan de llamar la atención por las razones que expondremos. Por un lado, en el exterior de la pared occidental del recinto, se recuperó la base (n.º inv. 9238) fragmentada de una jarra (descrita en la publicación como “cuenco”) cuya característica más llamativa es la incisión de un grafito en forma de haz de rayos (figura 12, derecha), muy similar al observado en la lucerna de Júpiter descrita en el Edificio D. Es bastante llamativa la alusión a este dios en dos ocasiones y dos contextos aparentemente distintos. El otro objeto recuperado, en este caso junto a la cara externa de la pared norte, consistía en un fragmento de arita (n.º inv. 9242) con la siguiente inscripción28: Petron[3] / [1]XII[. La escasa preservación de su superficie, que ha perdido todo el pulimento, hace imposible aventurar una datación concreta, si bien este tipo de árulas son muy características de la Augusta Emerita de los siglos II-III. 3.5 Edificio N En la excavación de García y Bellido se encontró un as republicano con el anverso representando a Jano y el reverso una proa, que según Agustín Velázquez, a quien agradecemos su catalogación, podría haber sido emitida en torno al 50 a.C., aunque se encuentra muy rodada. La presencia de una moneda todavía de época republicana alerta de una posible ocupación bastante temprana, fundacional, del sector, aunque también podría interpretarse como parte de un depósito funerario, a modo de amuleto29. Está plenamente atestiguado el uso de la moneda con fines mágico-supersticiosos, muy especialmente vinculada al mundo funerario30. En la excavación de Sánchez Barrero31 se hallaron cuatro fragmentos de una misma lápida32, y otro fragmento aislado de otra33, que pueden datarse (así lo hicieron los autores citados) en época flavia o inicios del siglo II. Además, en dicha intervención se documentó una incineración con un depósito de segunda mitad del siglo I d.C., que coincide por tanto con la fecha de la epigrafía. Son estos materiales los más tempranos de las intervenciones en el sector, los que hacen que retrocedamos el inicio del área funeraria a la segunda mitad del siglo I. A continuación expondremos las implicaciones que esto tiene, analizando las relaciones de esta zona con la topografía general de la ciudad y su evolución. JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES108 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (28) GARCÍA IGLESIAS, Op. cit., 1973, n.º 440; HAE, n.º 2578. (29) Su pertenencia a un depósito funerario ya era sugerida por SÁNCHEZ BARRERO, Pedro Dámaso, Op. cit., 1998, pág. 275. (30) CECI, Francesca. «L’interpretazione di monete e chiodi in contesti funerari: esempi dal suburbio romano», en HEINZELMANN, Michael (ed.), Actas del Coloquio Internacional Römischer Bestattungsbrauch und Beigabensitten in Rom, Norditalien und den Nordwestprovinzen von der späten Republik bis in die Kaiserzeit = Culto dei morti e costumi funerari romani in Roma, Italia settentrionale e province nord-occidentali dalla tarda Repubblica all’età imperiale (Roma, 1998). Wiesbaden, 2001, págs. 87-97. (31) SÁNCHEZ BARRERO, Pedro Dámaso, Op. cit. (32) SÁNCHEZ BARRERO, Pedro Dámaso, Op. cit.; MURCIANO CALLES, José María, Op. cit., 2019, pág. 336, n.º 101 (lám. 97, n.º 2); HIDALGO MARTÍN, Luis, EDMONDSON Jonathan, MÁRQUEZ PÉREZ Juana, y RAMÍREZ SÁDABA José Luis. Nueva epigrafía funeraria de Augusta Emerita: Tituli sepulcrales urbanos (ss. I-VII) y su contexto arqueológico: NEFAE (Memoria. Monografías Arqueológicas de Mérida 1). Mérida, 2019, págs. 417-418, n.º 125. (33) HIDALGO MARTÍN, Luis, EDMONDSON Jonathan, MÁRQUEZ PÉREZ Juana, y RAMÍREZ SÁDABA José Luis, págs. 418, n.º 126. La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida 109 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (34) MA ́RQUEZ PE ́REZ, Juana, Op. cit., págs. 200-203. PÉREZ, Yolanda, Op. cit. En ambas intervenciones no se pudo documentar adecuadamente, por ausencia de material, la datación exacta de la construcción del recinto, sino que se dio una cronología general en base a las relaciones estratigráficas y las dataciones de los depósitos funerarios. (35) MÁRQUEZ PE ́REZ, Juana, Op. cit., págs. 203. En esta página la arqueóloga se decide por su fecha de construcción en el siglo II. Previamente, en la pág. 200, se había comentado que la cronología podría ser entre fines del siglo I e inicios del siglo II. En PÉREZ, Yolanda, Op. cit., pág. 218 las sepulturas exhumadas se databan en torno al siglo III. 4. Propuesta cronológica general Observando lo registrado, es prudente considerar que existen pocos datos que confirmen de una forma clara la datación general del sector. De todas las estructuras excavadas sólo podemos extraer elementos de datación de cinco de ellos (Mausoleos B, C, D, I y N), y la mayoría son materiales de los que no tenemos un conocimiento preciso de su contexto arqueológico. Desde nuestro punto de vista, sólo el Mausoleo N aporta una datación segura, gracias a la excavación con metodología moderna de una incineración en su interior con un depósito fechable en la segunda mitad del siglo I d.C. También coincide con esa cronología los restos epigráficos hallados en su interior, con bastantes posibilidades de que formaran parte del propio monumento, dejados en él una vez desmantelado en su fase de abandono. De los recintos excavados por García y Bellido, sólo el C posee elementos cronológicos estables, puesto que aparecieron sepulturas con depósitos funerarios fechables, lo que supone un contexto arqueológico cerrado, permitiendo por ello extraer dataciones ciertas. La cultura material en relación con dichos depósitos parece desarrollarse desde el siglo II, o quizás ya incluso en época flavia, hasta mediados del siglo III. Estas cronologías parecen coincidir con la otra estructura de una planta idéntica que se ha documentado recientemente en Mérida34. En este caso no se pudo concretar la fecha de construcción del recinto, en cualquier caso entre los siglos I y II y quizás en este último siglo35, mientras que las tumbas instaladas en su interior se databan en los siglos II-III. En segundo lugar, por orden de fiabilidad cronológica, tendríamos el Mausoleo D, con elementos de datación que coinciden entre ellos en un arco cronológico más o menos cerrado, pero que aparecieron descontextualizados, pese a que presumiblemente su formato (todos ellos lucernas) hace que la posibilidad de que pertenecieran a mobiliario funerario sea alta. Estos materiales tienen una cronología general muy parecida a la del anterior edificio, es decir, desde el siglo II hasta mediados del siglo III. Por último, el Mausoleo B tiene elementos de datación claramente descontextualizados y mal conservados, por lo que su fiabilidad es escasa, si bien lo poco conservado sigue estando en ese arco cronológico, desde época flavia hasta el siglo III. Teniendo en cuenta todo ello, un hecho que es claro es que la mayoría de los fósiles guía se mueven entre segunda mitad del siglo I y mediados del III: parece que es en este período cuando las estructuras funerarias están en su mayor uso (especialmente las sepulturas 3, 5 y la no localizada en plano del Mausoleo C y los restos del Mausoleo D). Elementos de datación con inicios de ciclos de producción y consumo más tempranos (fragmento epigráfico del Mausoleo B, materiales de sepulturas 1 y 2 del Mausoleo C) son los que marcan el inicio de la fase deuso de las estructuras en época flavia, que queda clara por la incineración hallada en el Mausoleo N, e incluso una época cercana a la fundación, si confiamos en el as republicano, lo cual confirmaría las cronologías establecidas por García y Bellido, si bien hay que reconocer que un sólo artefacto, muy erosionado y descontextualizado, es escaso para fijar una datación. Con todo, el uso funerario del sector en época fundacional, o cerca de ella, sería lógico debido a la cercanía con el principal valedor arquitectónico de ese momento, como es el puente sobre el Guadiana, que vertebra todo el urbanismo colonial desde sus inicios36. A ello se une la topografía del terreno, ya que esa vía que sale del puente remonta una suave loma natural (de ahí la denominación popular de Cuesta del Tiro de Pichón), que hacía que los monumentos localizados allí fuesen observables desde varios puntos de la ciudad, algo que en la actualidad todavía ocurre con los edificios localizados en el lugar. Por contra, un uso tan temprano, fundacional, se opone al hecho de que ninguna estructura funeraria construida se ha podido fechar en esos momentos: todas ellas arrancan como mínimo en el siglo I d.C. No obstante, nosotros pensamos que la inexistencia de esas estructuras in situ no invalida la presencia de arquitectura funeraria, puesto que existen indicios secundarios para pensar así37: esos primeros monumentos han podido ser arrasados y no haber dejado huellas en el registro arqueológico. Aún así, suponemos una actividad edilicia funeraria poco intensa hasta al menos mediados del siglo I d.C., cuando la ciudad y sus principales edificios y plazas públicas están ya funcionando con normalidad. La lógica inclina a pensar, por tanto, en que esa moneda republicana pertenezca, como queda dicho, a un depósito funerario en calidad de objeto mágico-supersticioso. Tampoco es descartable, su procedencia de contextos antiguos, previos a la instalación de las estructuras construidas: nos informa de un uso temprano de la zona, aunque desconocemos su carácter (funerario, industrial…). No obstante, llama la atención que el Mausoleo N, el que mejor está fechado y el que tiene una cronología más temprana, se encuentra en un área ya bastante alejada del puente, y no es descabellado pensar que todo ese espacio entre el puente y dicho recinto estuviera ocupado de forma temprana por otros edificios o sepulturas hoy perdidos, bien porque fueron arrasados por los que García y Bellido excavó, bien porque este arqueólogo no pudo finalizar adecuadamente el registro, permaneciendo sólo en la fase más tardía del área funeraria. Por otro lado, los recintos excavados por García y Bellido parecen pertenecer a una misma fase funeraria, algo que va acorde a la idea de un segundo momento en esa área, sobre otros edificios ya abandonados. Al hecho de una similitud en la JOSÉ MARÍA MURCIANO CALLES110 Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (36) ÁLVAREZ MARTÍNEZ, José María, El puente romano de Mérida (Monografías Emeritenses 1). Badajoz, 1983, pág. 13 y ss. (37) MURCIANO CALLES, José María, Op. cit., 2019, pág. 379 La Necrópolis del Puente. Revisión cronológica de un área funeraria poco conocida 111 cultura material asociada a ellos, se suma la circunstancia del parecido de sus fábricas, que podrían apoyar una creación más o menos simultánea, dentro de unos mismos talleres y de unos mismos formatos, que evidenciarían un único momento. Su ubicación en torno a la vía parece orgánica, y por tanto planificada y estructurada, lo que nuevamente vuelve a apoyar la idea de una misma fase funeraria. En cuanto a sus límites cronológicos finales, no parece existir ningún uso del área más allá del siglo III, sin llegar quizás a sobrepasar su último cuarto, lo cual parece estar también confirmado mediante las sepultura 3 y 5 del Mausoleo C y los materiales del Mausoleo D. Aunque nuevamente hay que recordar la escasez de materiales hallados y el arrasamiento de estructuras, es también un planteamiento lógico considerar un abandono de la función funeraria a partir de esa fecha, ya que el otro lado del río era una zona escasamente poblada, más en esa época, y debía de tener una fuerte impronta agrícola. No tenemos ningún dato en la actualidad sobre la existencia de un hábitat en época bajoimperial avanzada. Para época visigoda, conocemos la noticia de la localización en las inmediaciones del puente de la iglesia de Santa Lucrecia38. De hecho, algunos de los materiales que se ingresaron en 1950 (véase la nota 3) tenían una cronología tardoantigua, y es fácil relacionarlos con ella. Aún así, no debió tener un espacio funerario asociado, al menos no con la intensidad de otras áreas como la de la basílica de Santa Eulalia. De hecho, los posibles restos de la iglesia de Santa Lucrecia han podido ser excavados recientemente39, con todas las salvedades que entraña su interpretación debido a su mala conservación, y no se localizaron asociados a ellos elementos funerarios. Con todo, la ausencia de ellos puede deberse a otras razones. La más evidente es el fuerte arrasamiento de los restos de la fase tardoantigua localizada en el sector excavado, pero también podríamos pensar en un emplazamiento del cementerio asociado a lugar de culto en un solar aledaño no intervenido. Esta despoblación posterior justificaría la conservación de los restos romanos, que serían observables todavía a mediados del siglo XX, cuando D. José Álvarez Sáenz de Buruaga reparó en ellos. A él, y a D. Antonio García y Bellido, debemos hoy la documentación de este área funeraria, perdida hoy irremediablemente por el progreso urbano. Anas 31-32 (2018/2019) pp. 97-111 ISSN:1130-1929 (38) FRANCO MORENO, Bruno, De Emerita a Marida: el territorio emeritense entre la Hispania gothorum y la formación de Al-Andalus (ss. VII-X): transformaciones y pervivencias (tesis doctoral inédita de la Universidad Nacional de Educación a Distancia), Madrid, 2008, pág. 274. (39) BEJARANO OSORIO, Ana María, HERAS MORA, Francisco Javier, SÁNCHEZ BARRERO, Pedro Dámaso y SÁNCHEZ CAPOTE, Nuria, “El área alfarera de la margen izquierda del río Guadiana. Intervención arqueológica realizada en el solar de la Escuela de Hostelería de Mérida”, Mérida. Memoria de Excavaciones Arqueológicas, n.º 13, 2009-2011 (2019), págs. 661-662. Fueron excavados por uno de los autores, Javier Heras, quien para desarrollar su interpretación llama a una futura publicación todavía hoy en prensa.