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RESUMEN ANATOMIA PATOLÓGICA: ROBBINS, PATOLOGÍA HUMANA - 9ª EDICIÓN. NIARA HUSEIN LENA VASOS SANGUÍNEOS La enfermedad vascular se desarrolla por dos mecanismos principales: 1. Estenosis u obstrucción completa de la luz del vaso, que se produce de forma progresiva (p. ej., por ateroesclerosis) o aguda (p. ej., por trombosis o embolia). 2. Debilitamiento de las paredes del vaso, que provocan su dilatación y/o rotura. Estructura y función de los vasos sanguíneos Los vasos sanguíneos consisten en un tubo cuya luz está revestida de células endoteliales rodeadas por cantidades variables de células musculares lisas y matriz extracelular (MEC). Para acomodarse al flujo pulsátil y a las presiones arteriales más altas, las paredes arteriales son más gruesas que las venas y están revestidas de capas de refuerzo constituidas por células musculares lisas. Cuando las arterias se van reduciendo para formar arteriolas, la relación entre el grosor de la pared y el diámetro de la luz aumenta, lo que permite una regulación más precisa de las presiones intravasculares. Por otro lado, las venas son vasos distensibles de paredes finas con capacitancia alta. De acuerdo con sus especializaciones, algunas lesiones patológicas suelen afectar a determinados tipos de vasos; por ejemplo, la ateroesclerosis principalmente se produce en las arterias musculares de mayor tamaño, mientras que la hipertensión afecta a las arteriolas pequeñas y algunas formas específicas de vasculitis solo dañan selectivamente vasos de un determinado calibre. Las paredes de un vaso se organizan en tres capas concéntricas: íntima, media y adventicia. Esas capas se encuentran en todos los vasos, aunque son más evidentes en los de mayor tamaño, en particular en las arterias. Organización vascular (las arterias se diferencian en tres tipos, en función de su tamaño y estructura): 1. Arterias elásticas grandes (p. ej., aorta, vasos del cayado aórtico o arterias ilíacas o pulmonares). En esos vasos, las fibras elásticas alternan con las células musculares lisas a través de la media, que se expande durante la sístole (durante la cual almacena parte de la energía de cada contracción cardíaca) y se retrae durante la diástole para impulsar la sangre distalmente. Con la edad, se pierde la elasticidad, de forma que los vasos se convierten en «tubos rígidos» que transmiten presiones arteriales altas hacia los órganos distales o hacia conductos dilatados y tortuosos (ectásicos), propensos a la rotura. 2. Arterias musculares de tamaño medio (p. ej., arterias coronarias y renales). En este caso, la media principalmente está formada por células musculares lisas, y la elastina solo está presente en las láminas elásticas interna y externa. Las células musculares lisas de la capa media se organizan en un patrón circular o en espiral alrededor de la luz, y el flujo sanguíneo regional está regulado por la contracción (vasoconstricción) y relajación (vasodilatación) de las células musculares lisas, controladas por el sistema nervioso autónomo y factores metabólicos locales (p. ej., acidosis). 3. Arterias pequeñas (diámetro de 2 mm o menor) y arteriolas (20 a 100 mm de diámetro) que se encuentran dentro del tejido conjuntivo de los órganos. La capa media en esos vasos está formada, sobre todo, por células musculares lisas. Las arteriolas son las responsables de la regulación de la resistencia al flujo sanguíneo. A medida que las presiones van descendiendo durante el paso a través de las arteriolas, la velocidad del flujo sanguíneo se reduce enormemente y el flujo se convierte en constante, no pulsátil. Como la resistencia al flujo de un líquido es inversamente proporcional a la cuarta potencia de su diámetro (es decir, la resistencia aumenta 16 veces cuando el diámetro se reduce a la mitad), los pequeños cambios en el tamaño de la luz arteriolar tendrán un efecto muy importante en la presión arterial. Los capilares tienen un diámetro de luz que se aproxima al tamaño de los eritrocitos (7-8 mm). Esos vasos están revestidos de células endoteliales y rodeados parcialmente por unas células parecidas a las musculares lisas, los pericitos. Con sus paredes finas y su flujo lento, los capilares son muy adecuados para el intercambio rápido de sustancias susceptibles de difundir entre la sangre y el tejido. Las venas reciben la sangre de los lechos capilares en forma de vénulas poscapilares que se anastomosan para formar vénulas colectoras y venas cada vez más grandes. La extravasación vascular (edema) y la migración leucocítica características de la inflamación tienen lugar en las vénulas poscapilares. En comparación con las arterias del mismo nivel de ramificación, las venas tienen diámetros mayores, luces más grandes y paredes más finas, con capas no tan bien diferenciadas, características todas ellas derivadas de la adaptación a las bajas presiones existentes en el lado venoso de la circulación. (Por tanto, las venas son más propensas a la dilatación, a la compresión externa y a la penetración por tumores o procesos inflamatórios). Los vasos linfáticos son canales de paredes finas revestidas de endotelio que drenan el líquido (linfa) desde el intersticio tisular, el cual vuelve, finalmente, hacia la sangre a través del conducto torácico. La linfa también contiene células inflamatorias mononucleadas y varias proteínas. Al llevar el líquido intersticial hacia los ganglios linfáticos, los vasos linfáticos mantienen una vigilancia permanente de las infecciones en los tejidos periféricos. (Esos canales también pueden diseminar enfermedades al transportar microbios o células tumorales hacia lugares distantes). Células endoteliales: células que revisten todo el árbol vascular y regulan muchos aspectos de la función de la sangre y de los vasos sanguíneos. Las células endoteliales en reposo mantienen una interfase sangre-tejido no trombógena, modulan la inflamación e intervienen en el crecimiento de otros tipos de células, en particular en el de las musculares lisas. Las células endoteliales influyen en la reactividad vascular de las células musculares lisas subyacentes al producir factores tanto relajantes (ON) como constrictores (endotelina). Células musculares lisas vasculares: Las células musculares lisas participan en la reparación vascular habitual y en procesos patológicos como la ateroesclerosis. Cuando son estimuladas por varios factores, las células musculares lisas pueden proliferar, activar la síntesis de colágeno de la MEC, favorecer la producción de elastina y proteoglucanos, y elaborar factores de crecimiento y citocinas. Las actividades migratorias y proliferativas de las células musculares lisas están reguladas por muchos factores. Entre ellos, los profactores de crecimiento más importantes son el factor de crecimiento derivado de las plaquetas (PDGF), la endotelina, la trombina, los factores de crecimiento fibroblásticos y algunos mediadores de la inflamación, como el interferón g (IFN-g) y la IL-1. REGULACIÓN DE LA PRESIÓN ARTERIAL Una presión arterial baja (hipotensión) da lugar a una perfusión inadecuada de los órganos, disfunción orgánica y, en ocasiones, muerte tisular. Por el contrario, la presión arterial alta (hipertensión) causa daños en los vasos y en los órganos diana, y es uno de los mayores factores de riesgo de ateroesclerosis. La presión arterial es el resultado de la acción del gasto cardíaco y de la resistencia vascular periférica. Gasto cardíaco depende del volumen sistólico y de la frecuencia cardíaca. El factor determinante más importante del volumen sistólico es la presión de llenado, regulada mediante la homeostasis del sodio y su efecto en la volemia. Resistencia periférica está regulada predominantemente en las arteriolas por aferencias neurales y hormonales. El tono vascular refleja el equilibrio entre los factores vasoconstrictores (angiotensina II, catecolaminas y endotelina) y vasodilatadores (cininas, prostaglandinasy NO). Los factores liberados desde los riñones, las glándulas suprarrenales y el miocardio interactúan para influir en el tono vascular y regular la volemia a través del ajuste del balance de sódio. Los riñones influyen en la resistencia periférica, así como en la excreción y retención de sodio, principalmente a través del sistema renina-angiotensina. Los riñones y el corazón contienen células que detectan las modificaciones de la presión arterial o la volemia y, como respuesta, liberan varios reguladores importantes que actúan de forma coordinada para mantener la presión arterial normal: RENINA: enzima proteolítica producida por las células yuxtaglomerulares renales, las células mioepiteliales que rodean las arteriolas aferentes glomerulares. La renina se libera en respuesta a una presión arterial baja en las arteriolas aferentes, a concentraciones altas de catecolaminas circulantes o a un nivel bajo de sodio en los túbulos contorneados distales renales. Esta última circunstancia se presenta cuando la filtración glomerular disminuye (cuando el GC es bajo), lo que provoca el aumento de la reabsorción de sodio por los túbulos proximales y concentraciones más bajas de sodio distalmente. La renina escinde el angiotensinógeno plasmático a angiotensina I, que a su vez se convierte en angiotensina II mediante la enzima conversora de la angiotensina (ECA) en la periferia. ANGIOTENSINA II eleva la presión arterial al: Inducir la contracción de la célula muscular lisa vascular Estimular la secreción de aldosterona desde la glándula suprarrenal ↑ la reabsorción tubular de sodio El riñón también produce varias sustancias relajantes vasculares (incluidas las prostaglandinas y el NO) que, presumiblemente, contrarrestarían los efectos vasopresores de la angiotensina. ALDOSTERONA SUPRARENAL: ↑PA mediante su efecto en la volemia y ↑reabsorción de sodio (y, por tanto, de agua) en el túbulo contorneado distal, a la vez que regula la excreción de potasio en la orina. PÉPTIDOS NATRIURÉTICOS MIOCÁRDICOS: se liberan del miocardio auricular y ventricular en respuesta a la expansión de volumen, e inhiben la reabsorción de sodio en los túbulos renales distales, lo que provoca la excreción de sodio y diuresis. También pueden dar lugar a vasodilatación sistémica. ENFERMEDAD VASCULAR HIPERTENSIVA Aunque en ocasiones se presenta de una forma aguda y agresiva, con mucha mayor frecuencia la hipertensión arterial es una dolencia asintomática durante muchos años. Además de aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular y de enfermedad coronaria ateroesclerótica, la hipertensión puede provocar hipertrofia e insuficiencia cardíacas (cardiopatía hipertensiva), disección aórtica, demencia multiinfarto e insuficiencia renal. La teoría propuesta es que la «hipertensión esencial» propiamente dicha es consecuencia de la interrelación de polimorfismos genéticos (que, por separado, no tendrían consecuencias) y factores ambientales, que, juntos, propician un aumento de la volemia o de la resistencia periférica. Epidemiologia: La mayoría de los casos (95%) son idiopáticos (hipertensión esencial). La mayor parte de los casos restantes (hipertensión secundaria) se deben a una nefropatía primaria, a estenosis de la arteria renal (hipertensión renovascular) o a trastornos suprarrenales. Varios trastornos monogénicos relativamente infrecuentes causan hipertensión (e hipotensión) al afectar a la reabsorción renal de sodio. Como los defectos genéticos en las enzimas que participan en el metabolismo de la aldosterona y las mutaciones de las proteínas que afectan a la reabsorción de sodio. Mecanismos de la hipertensión esencial 1. ↓excreción renal de sodio: causa de forma inevitable un incremento del volumen de líquido, así como del gasto cardíaco, con lo que eleva la presión arterial. 2. ↑resistencia vascular: puede deberse a la vasoconstricción o a cambios estructurales en las paredes del vaso. No son necesariamente factores independientes, ya que la vasoconstricción crónica puede dar lugar al engrosamiento permanente de las paredes de los vasos afectados. 3. Factores genéticos: importantes para determinar la presión arterial, como se demuestra por el agrupamiento familiar de la hipertensión y por los estudios de gemelos monocigotos y dicigotos. 4. Factores ambientales: como el estrés, la obesidad, el tabaquismo, la inactividad física y el consumo de sal en grandes cantidades, modifican el efecto de los determinantes genéticos. Morfología: La hipertensión no solo acelera la aterogenia, sino que también causa cambios degenerativos en las paredes de las arterias de tamaño grande y mediano que pueden desembocar en una disección aórtica o en una hemorragia cerebrovascular. Dos enfermedades de vasos sanguíneos pequeños están relacionadas con la hipertensión: Arterioloesclerosis hialina - se asocia a hipertensión benigna. Se caracteriza por el marcado engrosamiento hialino rosa y homogéneo de las paredes arteriolares, con pérdida del detalle estructural subyacente y estenosis luminal. Las lesiones se deben a la extravasación de componentes del plasma a través de las células endoteliales lesionadas, que entran en las paredes del vaso y aumentan la producción de la MEC por las células musculares lisas en respuesta al estrés hemodinámico crônico. Arterioloesclerosis hiperplásica - es más habitual en el contexto de hipertensión grave. Los vasos muestran engrosamiento laminado concéntrico, «en capas de cebolla», de las paredes arteriolares y estenosis de la luz. Las laminaciones se producen por la presencia de células musculares lisas y membrana basal reduplicada y engrosada. En la hipertensión maligna esos cambios se acompañan de depósitos fibrinoides y necrosis de la pared del vaso (arteriolitis necrosante), que son particularmente prominentes en el riñón. Engrosamiento de la íntima: respuesta estereotipada a la lesión vascular La lesión vascular que provoca la pérdida o disfunción de las células endoteliales estimula el crecimiento de la célula muscular lisa y la síntesis de la matriz asociada. La curación de los vasos lesionados implica la migración de las propias células musculares lisas o de sus precursores hacia la íntima. En este caso, esas células proliferan y sintetizan la MEC, del mismo modo en que los fibroblastos llenan una herida formando una neoíntima, que, habitualmente, será cubierta por una capa intacta de células endoteliales. Esta respuesta de la neoíntima se produce ante cualquier forma de daño o disfunción vascular, como una infección, una inflamación, una lesión inmunitaria, un traumatismo físico (catéter con balón o por la propia hipertensión) o la exposición a un tóxico (lípidos oxidados o humo de los cigarrillos). Figura 9-6 Respuesta estereotipada a una lesión vascular. Esquema del engrosamiento de la íntima, en el que se resalta la migración de la célula muscular lisa de la íntima y la proliferación asociada a la síntesis de la matriz extracelular. Las células musculares lisas de la íntima pueden derivar de la capa media subyacente o reclutarse de los precursores circulantes; se representan en un color diferente que las células musculares lisas de la capa media, para resaltar su fenotipo diferenciado. ARTERIOSCLEROSIS Significa, literalmente, «endurecimiento de las arterias». Se trata de un término genérico que refleja el engrosamiento y la pérdida de elasticidad de la pared arterial. Se conocen tres tipos diferentes, cada uno con consecuencias clínicas y patológicas diferentes: 1. Arterioloesclerosis afecta a las arterias pequeñas y arteriolas y puede causar una lesión isquémica distal. 2. Esclerosis de la media de Mönckeberg se caracteriza por la presencia de depósitos de calcio en las arterias musculares. 3. Ateroesclerosis, término derivado de la palabra griega utilizada para «grumo» y «endurecimiento», es el patrón más frecuente y de mayor trascendenciaclínica. ATEROSCLEROSIS La ateroesclerosis se caracteriza por la presencia de lesiones en la íntima denominadas ateromas (o placas ateromatosas o ateroescleróticas). Las placas ateromatosas son lesiones elevadas formadas por un núcleo lipídico grumoso y blando (principalmente, colesterol y ésteres de colesterol, con restos necróticos) cubierto por una cápsula fibrosa. Las placas ateroescleróticas pueden obstruir mecánicamente la luz vascular y son propensas a la rotura, lo que provoca la trombosis del vaso extremadamente grave. Las placas también debilitan la capa media subyacente, lo que, en ocasiones, da lugar a la formación de un aneurisma. Patogenía: Conocida como hipótesis de respuesta a la lesión, el modelo contempla la ateroesclerosis como una respuesta inflamatoria crónica de la pared arterial ante una lesión endotelial. La progresión de la lesión implica la interacción de lipoproteínas modificadas, macrófagos derivados de monocitos, linfocitos T y componentes celulares de la pared arterial El reconocimiento de esas relaciones estimula el desarrollo de intervenciones alimentarias y farmacológicas que reduzcan las concentraciones de colesterol total o del ligado a LDL sérico, y/o aumenten las de HDL, de la siguiente forma: 1. ingesta alta de colesterol y grasas saturadas en la dieta (yema del huevo, en grasas animales y en la mantequilla) 2. ácidos grasos w-3 (abundantes en los aceites de pescado) son beneficiosos 3. ejercicio y el consumo moderado de etanol aumentan las concentraciones de HDL, mientras que la obesidad y el tabaquismo los reducen 4. estatinas son una clase de fármacos muy utilizados para reducir el colesterol circulante al inhibir la hidroximetilglutaril coenzima A (HMG-CoA) reductasa, la enzima limitante de la cinética en la biosíntesis hepática de colesterol. 1. Lesión endotelial (y la disfunción endotelial resultante), que aumenta la permeabilidad, la adhesión de los leucocitos y la trombosis 2. Acumulación de lipoproteínas (principalmente, LDL oxidadas y cristales de colesterol) en la pared del vaso 3. Adhesión plaquetaria 4. Adhesión de monocitos al endotelio, migración en la íntima y diferenciación en macrófagos y células espumosas 5. Acumulación de lípidos dentro de los macrófagos, lo que libera citocinas inflamatorias 6. Reclutamiento de células musculares lisas debido a los factores liberados desde las plaquetas, los macrófagos y las células de la pared vascular activadas 7. Proliferación de las células musculares lisas y producción de MEC La proliferación de las células musculares lisas de la íntima y el depósito de la MEC provocan la conversión de la lesión más temprana, la estría grasa, en un ateroma maduro, contribuyendo así al crecimiento progresivo de las lesiones ateroescleróticas. Las estrías grasas comienzan como máculas amarillas planas que, al fusionarse, forman lesiones alargadas de 1 cm o más de longitud. Están compuestas por macrófagos espumosos cargados de lípidos, pero solo están mínimamente elevadas y no provocan ninguna alteración del flujo significativa. Las estrías grasas pueden aparecer en la aorta de los lactantes menores de 1 año de edad y están presentes prácticamente en todos los niños mayores de 10 años, con independencia de los factores genéticos, clínicos o alimentarios. La relación entre las estrías grasas y las placas ateroescleróticas es dudosa; aunque las estrías grasas pueden evolucionar a placas, no todas lo hacen. Las placas ateroescleróticas contienen tres componentes principales: 1. Células (musculares lisas, los macrófagos y los linfocitos T) 2. Matriz extracelular (colágeno, fibras elásticas y proteoglucanos) 3. Lípidos (intracelulares y extracelulares) Bajo la cápsula fibrosa hay un núcleo necrótico que contiene lípidos (principalmente, colesterol y ésteres de colesterol), restos necróticos, macrófagos cargados con lípidos y células musculares lisas (células espumosas), fibrina, trombos con un nivel variable de organización y otras proteínas plasmáticas. Con frecuencia, el colesterol extracelular adopta la forma de agregados cristalinos, que, al ser eliminados durante el procesamiento rutinario del tejido, dejan tras de sí las «hendiduras de colesterol» vacías. La periferia de las lesiones muestra neovascularización (con la proliferación de vasos sanguíneos pequeños). Consecuencias clínicas de la enfermedad ateroesclerótica Las arterias elásticas grandes (aorta, carótidas e ilíacas) y las musculares de tamaño grande y mediano (coronarias, renales y poplíteas) son los vasos que resultan afectados con mayor frecuencia por la ateroesclerosis. En consecuencia, es más probable que esta enfermedad se presente con signos y síntomas relacionados con la isquemia cardíaca, cerebral, renal o de extremidades inferiores. El infarto de miocardio (ataque cardíaco), el infarto cerebral (accidente cerebrovascular), los aneurismas aórticos y la enfermedad vascular periférica (gangrena de las extremidades) son las consecuencias clínicas más importantes de la ateroesclerosis. Las principales consecuencias fisiopatológicas dependen del tamaño del vaso afectado, del tamaño y de la estabilidad de las placas, y del grado en el que estas rompan la pared del vaso: La oclusión de los vasos más pequeños compromete la perfusión tisular. La rotura de la placa puede dejar expuestos los restos ateroescleróticos, lo que provocaría trombosis vascular aguda (y, con frecuencia, extremadamente grave) o embolias distales (con suelta de detritus). La destrucción de la pared del vaso subyacente puede dar lugar a la formación de un aneurisma, con rotura y/o trombosis secundarias. Estenosis ateroesclerótica: La estenosis crítica es el punto clave en el que la oclusión crónica limita el flujo tan intensamente que la demanda tisular es mayor que el aporte sanguíneo. Modificaciones agudas en la placa: La erosión o rotura de la placa desencadena una trombosis que provoca la obstrucción vascular parcial o completa y, a menudo, un infarto tisular. Las modificaciones que sufre la placa se clasifican en tres categorías generales: Rotura/fisura, que exponen los componentes altamente trombógenos de la placa Erosión/ulceración, que exponen la membrana basal subendotelial trombógena a la sangre Hemorragia en el ateroma, con expansión de su volumen En la actualidad, se sabe que a menudo las placas responsables de los infartos de miocardio y de otros síndromes coronarios agudos son asintomáticas antes de que se produzca el episodio agudo, en el que se superpone una trombosis en una lesión que antes no producía una oclusión importante de la luz. Las placas con alto riesgo de rotura se denominan «placas vulnerables» Figura 9-15 Placa ateroesclerótica vulnerable y estable. Las placas estables tienen cápsulas fibrosas engrosadas y con colágeno denso, con inflamación mínima y núcleos ateromatosos subyacentes mínimos, mientras que las placas vulnerables presentan cápsulas fibrosas finas, núcleos lipídicos grandes y aumento de la inflamación. ANEURISMAS Y DISECCIONES Los aneurismas son dilataciones congénitas o adquiridas de los vasos sanguíneos o del corazón. Los aneurismas «verdaderos» afectan a las tres capas de la arteria (íntima, media y adventicia) o a la pared debilitada del corazón. Son los aneurismas ateroescleróticos y congénitos, así como los aneurismas ventriculares que se producen como consecuencia de los infartos de miocardio transmurales. Por el contrario, el aneurisma falso (seudoaneurisma) aparece cuando los defectos de la pared provocan la formación de un hematoma extravascular que comunica con el espacio intravascular («hematoma pulsátil»). Los aneurismas se pueden clasificar por la forma. Los llamados saculares son excrecencias discretas cuyo diámetro varía entre 5 y 20 cm, y a menudo contienen un trombo en su interior. Los aneurismas fusiformes son dilataciones circunferencialesde hasta 20 cm de diámetro que afectan con mayor frecuencia al cayado aórtico, a la aorta abdominal o a las arterias ilíacas. En las disecciones arteriales, la sangre a presión entra en la pared arterial a través de un defecto de la superficie y, a continuación, empuja y separa las capas subyacentes. Los aneurismas y las disecciones son causas importantes de estasis y de la consiguiente trombosis, así como son propensos a la rotura, a menudo con resultados mortales. Patogenia Los aneurismas se producen cuando la estructura o la función del tejido se ven comprometidas por alguno de los siguientes factores: Síntesis inadecuada o anómala del tejido conjuntivo (Síndrome de Marfan) Degradación excesiva del tejido conjuntivo Pérdida de células musculares lisas o modificaciones en su fenotipo de síntesis (degeneración quística de la media) Las dos causas más importantes de los aneurismas aórticos son la ateroesclerosis y la hipertensión. La ateroesclerosis es el factor más dominante en los aneurismas aórticos abdominales, mientras que la hipertensión se asocia a aneurismas de la aorta ascendente. Otras afecciones que debilitan las paredes del vaso y provocan aneurismas son los traumatismos, las vasculitis, los defectos congénitos y as infecciones, en los denominados aneurismas micóticos, que son consecuencia de: 1. Embolización de un émbolo séptico, generalmente como complicación de la endocarditis infecciosa 2. Extensión desde un proceso supurativo adyacente 3. Infección directa de la pared arterial por microorganismos circulantes La sífilis terciaria es una causa infrecuente de aneurismas aórticos. La predilección de las espiroquetas por los vasos vasculares de la aorta torácica ascendente —y la respuesta inmunitaria consecuente ante su presencia— da lugar a una endoarteritis obliterante que compromete el flujo sanguíneo hacia la media. La lesión isquémica que se produce provoca la dilatación aneurismática que, en ocasiones, también puede afectar al anillo de la válvula aórtica. Aneurisma aórtico abdominal Los aneurismas ateroescleróticos son más frecuentes en la aorta abdominal, pero también pueden afectar a las arterias ilíacas comunes, al cayado aórtico y a la aorta torácica descendente. El aneurisma aórtico abdominal (AAA) es más frecuente en hombres y fumadores, y pocas veces aparece antes de los 50 años; la ateroesclerosis es una causa mayor de AAA. En la mayoría de los casos, el AAA es consecuencia de la degradación excesiva de la MEC mediada por infiltrados inflamatorios locales en las arterias ateroescleróticas y por las enzimas proteolíticas destructivas producidas en esas localizaciones. Las placas ateroescleróticas comprometen la difusión de nutrientes y residuos entre la luz del vaso y la pared arterial, al mismo tiempo que comprimen directamente la media subyacente. En consecuencia, la media sufre un proceso de degeneración y necrosis que da lugar al adelgazamiento de la pared arterial. Morfología Normalmente, los AAA se presentan entre las arterias renales y la bifurcación aórtica. Pueden ser saculares o fusiformes y miden hasta 15 cm de diámetro y 25 cm de longitud. Por lo general, el saco aneurismático contiene trombos murales blandos, laminados y mal organizados que llenan gran parte del segmento dilatado. 1. AAA inflamatórios: se caracteriza por fibrosis periaórtica densa que contiene inflamación linfoplasmacítica abundante con muchos macrófagos y células gigantes. 2. AAA micóticos: se producen cuando los microorganismos circulantes (p. ej., en la bacteriemia de una gastroenteritis por Salmonella) siembran la pared del aneurisma o el trombo asociado. Consecuencias clínicas Obstrucción de los vasos que nacen de la aorta (p. ej., arterias renales, ilíacas, vertebrales o mesentéricas), dando lugar a la isquemia distal de los riñones, de las piernas, de la médula espinal o del tubo digestivo, respectivamente. Embolia desde un ateroma o un trombo mural. Pinzamiento de estructuras adyacentes, como compresión de un uréter o erosión vertebral por el aneurisma en expansión. Masa abdominal (a menudo, pulsátil a la palpación) que simula un tumor. Rotura de la cavidad peritoneal o de tejidos retroperitoneales, provocando una hemorragia masiva, a menudo mortal. El riesgo de rotura depende del tamaño. Los AAA de 4 cm o menos de diámetro casi nunca estallan, mientras que los que miden entre 4 y 5 cm lo hacen a un ritmo del 1% al año. El riesgo aumenta hasta el 11% al año para los AAA de 5-6 cm de diámetro y hasta el 25% al año cuando son mayores de 6 cm de diámetro. Por tanto, el tratamiento de los aneurismas que miden 5 cm de diámetro o más es quirúrgico, ya sea mediante colocación abierta de un injerto protésico tubular o mediante la inserción endoluminal de endoprótesis (soportes expansibles de alambre revestido de una funda de tejido). Aneurisma aórtico torácico Los AAT se asocian principalmente a hipertensión y síndrome de Marfan, si bien cada vez es más frecuente encontrar etiologías relacionadas con trastornos causados por mutaciones en los componentes de la vía de señalización del TGF-β. Estos aneurismas se manifiestan con signos y síntomas referidos como: 1. Invasión de estructuras mediastínicas (p. ej., dificultad respiratoria o para alimentarse, debido a la compresión de las vías respiratorias o del esófago, respectivamente); 2. Tos persistente por la irritación de los nervios laríngeos de repetición; 3. Dolor causado por la erosión ósea (es decir, costillas y cuerpos vertebrales); 4. Cardiopatía debida a insuficiencia valvular o estenosis del orificio coronario, 5. Rotura de la aorta. Disección aórtica La disección aórtica se produce cuando la sangre separa los planos laminares de la media para formar un canal lleno de sangre dentro de la pared aórtica. Este proceso puede resultar mortal si la sangre que va creando la disección rompe la adventicia y se escapa hacia espacios adyacentes. La disección aórtica se presenta en dos grupos de edad: 1. Hombres de 40 a 60 años, con antecedentes de hipertensión (más del 90% de los casos). 2. Pacientes más jóvenes, con anomalías del tejido conjuntivo que afectan a la aorta (Síndrome de Marfan). Las disecciones también pueden ser yatrógenas (complicaciones de una canulación arterial durante un cateterismo diagnóstico o una derivación cardiopulmonar). Patogenía La hipertensión es el principal factor de riesgo de la disección aórtica. Morfología En la mayoría de las disecciones, el desgarro de la íntima que marca el punto de origen se puede ver en la aorta ascendente a menos de 10 cm de la válvula aórtica. Estos desgarros suelen ser transversales u oblicuos y miden entre 1 y 5 cm de largo. El plano de disección puede extenderse retrógradamente hacia el corazón, o distalmente, y, en ocasiones, llegar hasta las arterias ilíacas y femorales. La rotura hacia el exterior provoca una hemorragia masiva o un taponamiento cardíaco cuando se produce hacia el saco pericárdico. Consecuencias clínicas Las manifestaciones clínicas de la disección dependen, principalmente, de la porción de la aorta afectada. Las complicaciones más graves tienen lugar cuando las disecciones afectan a la aorta proximal y al cayado aórtico. Las disecciones se clasifican en dos tipos: 1. Lesiones proximales: disecciones de tipo A, que afectan a la aorta ascendente, con o sin afectación de la aorta descendente (tipo I o II de DeBakey, respectivamente). 2. Lesiones distales que suelen comenzar distales a la arteria subclavia: disecciones de tipo B (tipo III de DeBakey). El síntoma clásico de la disección aórtica es el inicio brusco de un dolor atroz, como un desgarro o una puñalada, que, por lo general, comienza en la zona anterior del tórax, se irradia hacia la espalda entre las escápulas y se desplaza hacia abajo a medida que la disección avanza. La causa de muerte más frecuente es la rotura dela disección en la cavidad pericárdica, pleural o peritoneal. La disección retrógrada en la raíz aórtica también provoca la rotura, mortal, del aparato valvular aórtico o la compresión de las arterias coronárias. La presentación clínica más habitual en caso de afectación cardíaca comprende taponamiento, insuficiencia aórtica e infarto de miocardio. VASCULITIS Es un término general que se utiliza para referirse a la inflamación de la pared del vaso. Por lo general se detectan signos y síntomas de inflamación sistémica, como fiebre, mialgias, artralgias y malestar. Aunque varias formas de vasculitis muestran predilección por vasos relativamente grandes (p. ej., arterias musculares grandes o medianas), la mayoría de ellas afectan a vasos pequeños (arteriolas, capilares y vénulas). Los dos mecanismos patógenos más frecuentes de la vasculitis son la inflamación de mecanismo inmunitario y la invasión vascular directa por patógenos infecciosos. VASCULITIS DE PEQUEÑOS VASOS GRANULOMATOSIS DE WERGENER Es una vasculitis necrosante que se caracteriza por una tríada específica de hallazgos: 1) Granulomas en los pulmones y/o en las vías respiratorias altas (oídos, nariz, senos y garganta) 2) Vasculitis de vasos pequeños o medianos (capilares, vénulas, arteriolas y arterias), más prominente en los pulmones y en las vías respiratorias altas 3) Glomerulonefritis Vasculitis granulomatosa del tracto respiratorio superior e inferior junto con glomerulonefritis. La granulomatosis de Wegener podría iniciarse como una respuesta de hipersensibilidad celular dirigida contra agentes infecciosos inhalados o antígenos ambientales. Los PR3-ANCA están presentes en casi el 95% de los casos y probablemente dirijan la lesión tisular posterior. También son marcadores útiles de la actividad de la enfermedad. Las concentraciones de ANCA disminuyen drásticamente después del tratamiento inmunodepresor, mientras que el aumento de esos títulos predice la recaída. Morfología Las lesiones de las vías respiratorias altas varían desde una sinusitis granulomatosa hasta lesiones ulceradas en la nariz, en el paladar o en la faringe. Los hallazgos pulmonares también son variados, desde infiltrados parenquimatosos difusos a nódulos granulomatosos. Las lesiones renales varían desde la necrosis glomerular focal leve con trombosis de asas capilares glomerulares aisladas (glomerulonefritis necrosante focal y segmentaria) a lesiones glomerulares más avanzadas con necrosis difusa y proliferación de las células parietales, formando semilunas epiteliales (glomerulonefritis en semilunas). Raro ver granulomas. Epidemiología: Prevalencia: 3 por cada 100,000 habitantes; Raro en personas de raza negra; 1:1; Edad media: 40 años. Manifestaciones Clínicas (síntomas inespecíficos) VRS (95%): Sinusistis, Dolor paranasal, descarga pururlenta o hemorragica, ulceras de mucosa nasal, perforación del tabique nasal (silla de montar). Otitis media, estenosis traqueal subglotica. VRI (85-90%): Infiltrados asintomáticos, tos, hemoptisis, disnea, dolor torácico. Cicatrices, obstrucción y atelectasias. Ojos (52%): conjuntivitis, dacriocistitis, epiescleritis, escleoruveitis Corazón (8%): pericarditis, vasculitis coronaria, cardiomiopatía SNC (23%): neuritis craneal, mononeuritis granulomas. Renal (77%): GMN RP. Proteinuria, hematuria y cilindros hemáticos, IR. Hematológico: aumenta la incidencia de TEP, TVP (20x)cuando esta activa LABORATÓRIO DIAGNÓSTICO Aumento de VSG Cuadro clínico + biopsia Anemia moderada,lecuocitosis, tormbocitocis Hipergammaglobulinemia moderada (IgA) Aumento de FR SÍNDROME DE CHURG-STRAUSS (granulomatosis y vasculitis alérgica) Es una vasculitis necrosante de vasos pequeños que se asocia a asma, rinitis alérgica, infiltrados pulmonares, eosinofilia periférica, granulomas necrosantes extravasculares y un infiltrado llamativo de eosinófilos en los vasos y tejidos perivasculares. Se trata de un trastorno infrecuente que afecta 1:1.000.000. Las principales asociaciones son la Afectación cutánea (con púrpura palpable); Hemorragias digestivas; Nefropatía (principalmente como glomeruloesclerosis focal y segmentaria); Citotoxicidad producida por los infiltrados eosinófilos en el miocardio a menudo conduce a una miocardiopatía. La afectación cardíaca aparece en el 60% de los casos y es una causa mayor de morbilidad y muerte Fase prodrómica: Asma y/o rinitis alérgica Fase eosinofilica: Infiltración eosinofilica en pulmón, corazón, GI, con o sin granulomas Fase sistémica: Se desarrolla vasculitis necrotizante en la piel, riñón y nervios periféricos. 3-4 años después de asma. LABORATÓRIO DIAGNÓSTICO Eosinofilia (>1000 cel/uL) Evidencia de asma Aumento de VSG, fibrinogeno, alfa2 globulina Eosinofilia pANCA: 50% Cuadro clínico + biopsia POLIANGEÍTIS MICROSCÓPICA (vasculitis por hipersensibilidad o vasculitis leucocitoclástica) Es una vasculitis necrosante que, en general, afecta a los capilares, así como a pequeñas arteriolas y vénulas. A diferencia de la panarteritis nudosa, todas las lesiones de la polivasculitis microscópica tienden a tener el mismo tiempo de evolución en un paciente dado. No hay granulomas. Pueden resultar afectados la piel (purpura, petequias, eritema palmar, livedo), las mucosas, los pulmones (hemopsitisis), el cerebro, el corazón, el tubo digestivo, los riñones (GMN con hematuria) y los músculos. La glomerulonefritis necrosante (observada en el 90% de los pacientes) y la capilaritis pulmonar son particularmente frecuentes. La vasculitis microscópica puede ser una característica de varios trastornos inmunitarios, como la púrpura de Schöenlein-Henoch, la crioglobulinemia mixta esencial o la vasculitis asociada a trastornos del tejido conjuntivo En algunos casos, se ha propuesto la participación de las respuestas de anticuerpos ante antígenos, como fármacos (penicilina), microorganismos (estreptococos) o proteínas heterólogas o tumorales. Epidemiología: Edad media 57 años; Hombres > mujeres. Características clínicas de la polivasculitis microscópica Dependiendo del lecho vascular, las características más importantes son hemoptisis, hematuria, proteinuria, dolor o hemorragia abdominal, dolor muscular o debilidad y púrpura cutánea palpable. A excepción de los pacientes con afectación diseminada renal o en el sistema nervioso central, la inmunodepresión y la retirada del agente agresor inducen remisiones duraderas. PURPURA DE HENOCH – SCHÖLEIN Purpura anafilactoide (palpable) Vasculitis de pequeños vasos. (IgA) <20 años - Niños 90% (4-7 años) Pico en primavera Angina intestinal Biopsia: granulocitos en las paredes de las arteriolas y venulas Laboratório Leucocitosis leve, eosinofilia. 50% títulos altos de IgA Manifestaciones clínicas - Piel y articulaciones: púrpura palpable, poliartralgias - GI (70% niños) dolor abdominal, nausea, vomito, diarrea, constipación. Raro en adultos. - Renal: 10-50% Niños: GMN se resuelve espontáneamente sin tratamiento. Adultos: más frecuente más severa. - Involucro cardiaco frecuente en adultos. POLIARTERITIS NODOSA Es una vasculitis sistémica de arterias musculares de tamaño pequeño o mediano que normalmente afecta a los vasos renales y viscerales, con respeto de la circulación pulmonar. No guarda relación con los ANCA, aunque un tercio de los pacientes tienen infección crónica por hepatitis B que induce la formación de inmunocomplejos que contienen antígenos de la hepatitis B, los cuales se depositan en los vasos afectados. La causa se desconoce en los demás casos. Epidemiología 2 – 9 personas por milión <3% de vasculitis 20 – 40 años La PAN es principalmente una enfermedad de adultos jóvenes, pero puede presentarse a cualquier edad. La evolución clínica varía entre aguda y crónica, aunque suele ser episódica con intervalos prolongadossin síntomas. Los hallazgos sistémicos (malestar, fiebre y pérdida de peso) no son específicos y la afectación vascular está muy dispersa. Manifestaciones clínicas 1) Renal (60%): Insuficiencia renal, hipertensión arterial. No GMN. 2) Músculo esquelético (64%): Artritis, artralgia, mialgia 3) SNP (51%): Neuropatía periférica, mononeuritis multiple 4) GI (44%): Dolor abdominal, Nausea, vomito, sangrado, isquemia intestinal, colecistitis, infarto hepático, infarto pancreático 5) Piel (43%): Rash, purpura, nodulos, infartos cutáneos, livedo reticularis, fenomeno de Raynaud 6) Cardíaco (36%): ICC, IAM, pericarditis 7) Genitourinario (25%): Dolor testicular, ovario, o epididimo 8) SNC (23%): EVC, alteraciones del estado mental, convulsiones. Laboratorio 75%: Leucocitosis >PMN. Anemia. Aumento de VSG. Hipergamaglobulinemia en 30% en pacientes con Hepatitis B. VASCULITIS AISLADA DEL SNC Angiitis primaria del SNC. Vasculitis restringida a los vasos del SNC. Infiltrados mononucleares con o sin granulomas. Cefalea, alteraciones de la función mental, defectos focales neurológicos. Dx: RM. Arteriografía. Biopsia. ENFERMEDAD DE KAWASAKI Es una enfermedad aguda febril, por lo general autolimitada, de la primera y segunda infancias (el 80% de los pacientes son menores de 4 años de edad) que se asocia a arteritis de los vasos grandes o medianos. Su importancia clínica radica en que las arterias coronarias resultan afectadas. La arteritis coronaria puede causar aneurismas hasta que se produce su rotura o trombosis y da lugar a un infarto de miocardio. En las personas con susceptibilidad genética, se ha propuesto que hay varios agentes infecciosos (principalmente víricos) que desencadenan la enfermedad. Manifestaciones clínicas y características Habitualmente, la enfermedad de Kawasaki se manifiesta con eritema conjuntival y oral y formación de ampollas, edema de las manos y pies, eritema de palmas y plantas, y exantema con descamación y aumento de tamaño del ganglio linfático cervical (de donde toma su otra denominación, síndrome mucocutáneo con linfoadenopatías). Síndrome de ganglios linfáticos mucocutáneos. Enfermedad multisistémica, aguda, febril de los niños. 80% < 5 años. Adenitis no supurativa de ganglios cervicales. Cambios en la piel y membranas (edema, conjuntivas congestionadas, eritema de la cavidad oral, labios y palmas), descamación de la piel. Benigna y autolimitada VASCULITIS DE GRANDES VASOS ARTERITIS DE CÉLULAS GIGANTES (Arteritis craneal o Arteritis temporal) Es la vasculitis más frecuente en las personas de edad avanzada en países industrializados. Consiste en una inflamación crónica y normalmente granulomatosa de arterias de tamaño grande o pequeño, principalmente las que irrigan la cabeza y, especialmente, las arterias temporales. También se pueden afectar las arterias vertebrales y oftálmicas, así como la aorta (aortitis de células gigantes). Como la afectación de la arteria oftálmica puede provocar ceguera brusca y permanente. >50 años (más mujeres que hombres) Cefalea de reciente inicio (93%) Dolor o disminución de pulso en arteria temporal (55%) Claudicación mandibular (40-67%) Aumento VSG Biopsia: vasculitis + granuloma ARTERITIS DE TAKAYASU Se caracteriza principalmente por trastornos oculares y debilitamiento importante de los pulsos en las extremidades superiores). Este trastorno se manifiesta con cicatrización transmural y engrosamiento de la aorta, en particular del cayado aórtico y de los vasos grandes, con importante estenosis de la luz en sus ramas mayores. <40 años (adolecente y mujeres jóvenes) Claudicación de extremidades Disminución de pulsos Diferencia de >10mmHg entre ambos brazos. Soplo en arterias subclavias, aorta. Alteraciones en arteriograma (dx arterografia) Manifestaciones clínicas (síntomas generales) - Fase I: fiebre, artralgias, pérdida peso (inflamación) - Fase II: disminución pulsos, soplos, claudicación, HAS, vasos dolorosos. - Fase III: periodo fibrotico. SÍNDROME DE BEHCET Episodios recurrentes de ulceras orales, genitales, iritis y lesiones cutáneas Lesiones oculares: uveitis, escleritis, vasculitis retineana, neuritis óptica Lesiones en piel: pustulas, papulas, eritema nodoso Hombres enfermedad más severa VASCULITIS SECUNDÁRIAS 1) Inducida por farmacos: Púrpura palpable generalizada o limitada a MI. Urticaria, úlceras y hemorragias; Alopurinol, tiazidas, sales de oro, sulfonamidas, fenitoina y penicilina. Hidralazina y propiltiouracilo; Tratamiento: Evitar fármaco. Severidad de vasculitis 2) Vasculitis asociada a enfermedad primaria: Rickettsiais, histoplasmosis, endocarditis, infección por VEB, VIH. Cáner. Leucemia de células peludas. Enfermedades de tejido conectivo. LES; AR; Miositis inflamatoria, policondritis, Síndrome de Sjögren. CUCI, CBP, deficiencia de alfa 1 antitripsina
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