¿El gobierno de México cumple con la aplicación de los derechos humanos en su territorio?

Ningún estado puede cumplimentar los derechos humanos en su totalidad como un concepto jurídico. Simplemente no funciona así, los derechos humanos tienen una característica fundamental para existir. Deben ser progresivos.

A que me refiero con esto? Son dinámicos, fluidos. En algún momento en la casuística se recae en situaciones que el derecho no contempla en su forma positiva (norma escrita), en su forma funcional (pragmático-práctico) o en su forma natural (costumbre y tradición).

Por eso los juzgados tienen que hacer una interpretación que se apegue a las Reglas y principios generales del derecho. E incluso atender a las circunstancias históricas que formaron la norma como existe en su forma presente.

Al mismo tiempo, los tres poderes de la unión y todas las demás autoridades constitucionales están obligadas a apegarse lo más posible a la interpretación más actual y efectiva de los derechos humanos.

La sinergia constitucional y de los derechos humanos es un estado de la ley imposible de lograr y en dado caso no sería deseable que lo fuera. En función de que el perfeccionamiento normativo implicaría que la norma no tiene más evolución. Y que la ciencia y la condición humana ya están estancados a un punto en donde no se puede perfeccionar o alterar su condición.

Ya hablando en la armonía de todos estos argumentos habría que decir algo muy evidente. Todos los gobiernos en el mundo intentar apegarse lo más posible a esta condición de actualidad y amplitud.

Sin embargo. Todos los estados, todos los gobiernos y todas las personas que operan el sistema jurídico y administrativo son perfectibles. Y como tal la violación de la condición de dignidad de la persona no siempre se cumple.

La forma evolutiva de este problema es que ese problema se convierta en un problema sistémico. Y que una parte significativa del funcionamiento del estado no esté orientado a procurar a la persona y su dignidad. Si no que el sentido general de toda la administración pública esté orientado a otras cosas.

Esa condición es la corrupción original del estado. Corrupción es que algo pierda su esencia. Y cuando el estado no procura a su población, existe una corrupción sistémica que es incompatible con la idea y los principios fundamentales de los derechos humanos.

Así que podríamos decir que en general en México no, no se procura a las personas o su bienestar. Si no que se ven como un activo político. Por eso los programas sociales y los servicios públicos están más orientados a cumplir objetivos completamente distintos al de dar dignidad a las personas.

Ninguna administración pública se ha acercado siquiera a un estado más o menos deseable de cercanía con el estado de aproximación al régimen evolutivo del sistema de derechos humanos. Incluyendo este gobierno.