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¿Hay pruebas reales y concretas, verificables de que Jesús de Nazaret fue un personaje histórico?

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Estudiando Tudo

Hay muchos libros y documentales sensacionalistas sobre Jesucristo y su figura. Un año apareció como si fuese una novedad un Evangelio gnóstico de Judas que hacía décadas que conocían los historiadores, otro, un documental de James Cameron sobre las tumbas de Jesús, María y José, otros, como Antonio Piñero, aprovechan para vender sus libros sobre el Jesus histórico.

En realidad, el problema de si existió o no existió Jesucristo es, además de una pérdida de tiempo, un falso problema y algo totalmente irrelevante a la hora de estudiar y comprender el hecho y fenómeno histórico decisivo; a saber, el de la génesis y formación del cristianismo que, por cierto, no surgió en Palestina, ni en Judea ni en Galilea, sino en el medio helenístico de Asia Menor, siendo sus principales puntos de irradiación, Antioquía, Alejandría y Roma.

A los creyentes les sobran los estudios de investigación histórica, ellos creen en un Hombre-Dios nacido de una Virgen que murió en la cruz para el perdón de los pecados y al tercer día resucitó, y para creer ese relato sobran las pruebas y se bastan de la fe.

Me refiero al trabajo de historiadores no creyentes en ese relato mítico, como Antonio Piñero, por ejemplo, que han escrito cientos de libros para demostrar que hubo un rabí judío llamado Jesus que vivió en el siglo I que fue ejecutado por sedición por las autoridades romanas, aún cuando no hay ningún registro histórico, al menos del siglo I que atestigue esos hechos y teniendo en cuenta que todas las referencias al personaje proceden de escritores cristianos del siglo II y siguientes, cuando el cristianismo se había configurado como religión. Por eso digo que es un falso problema.

Es curioso que historiadores protestantes como Bultman pusieron todo su empeño en investigar la existencia del Jesus histórico y al final tuvo que desistir al no encontrar prueba alguna de su existencia al margen de la propia apologética cristiana y se dio cuenta de que su trabajo era pura especulación.

No deja de ser interesante que la mitología cristiana se construyera desde el poder político a partir del siglo IV. Cuando hablas con un cristiano acerca de la historicidad de jesus en seguida recurre al Testimonium Flavianum, una interpolación de un texto apologético referido a Jesús en la obra Antigüedades de los Judíos del historiador judeo-romano Flavio Josefo. Hoy se sabe quien fue el autor de la interpolación, el obispo arriano amigo del emperador Constantino Eusebio de Cesarea, el mismo autor de la historia eclesiástica, pues se sabe por testimonios de apologistas cristianos anteriores como Orígenes que ese texto no existe.

Cristo fue la construcción de un personaje a partir de un arquetipo, el arquetipo de la divinidad mistérica que nace de una virgen, se sacrifica, muere y resucita, el de Tamuz, Atis, Osiris, Krishna, etc.

No existe en la primera literatura cristiana y con ella me refiero a las epístolas de Saulo de Tarso, alusivas a un personaje nacido en Galilea, hijo de María y José y crucificado por orden de Poncio Pilatos. Pablo habla de una deidad intemporal, estacional y cósmica que se sacrifica en el mismo plano astral en que Mitra sacrifica al toro primigenio y derrama su sangre para el perdón de los pecados.

Lo mas curioso de todo es que la clave de las distintas atribuciones simbólicas otorgadas al Cristo no se encuentra en ninguno de los evangelios canónicos. Sin embargo, un texto gnóstico del siglo II de orientación valentiniana hallado en la biblioteca de Nag Hammadi, el Evangelio de Felipe, que mas que una narración es una colección de sentencias, nos lo aclara en su versículo 47:

“Los apóstoles que nos precedieron le llamaban así: Jesús el nazareno° Mesías— es decir, Jesús el nazareno Cristo. El último nombre es Cristo, el primero es Jesús, el de en medio es [nazareno]. Mesías tiene dos significaciones: tanto ungido como medición. Jesús en hebreo, es la salvación. Nazara es la verdad [en arameo], por eso el nazareno es el verdadero. El Cristo es la medición, el [nazareno] y Jesús son los medidos.” (Evangelio de Felipe, 47, Textos de Nag Hammadi)

También es radicalmente imposible que un predicador judío dijera "comed, este es mi cuerpo y bebed, esta es mi sangre", puesto que la sangre era causa de impureza y su ingestión era pecado nefando en el medio judío.

Los textos evangélicos fueron compuestos y elaborados a partir de textos veterotestamentarios, como el resulltado de profecías cumplidas, con alguna que otra errata de por medio como la de traducir "mujer joven" por "virgen".

Incluso la misma simbología cristiana no ha sido siempre la misma pues al comienzo se usó el pez como un acrónimo de la palabra griega "ICTUS" ΙΧΘΥΣ o pez, cuyas iniciales son Iesus Christos Theou Uios Soter (Iesus Χρήστος Θέου Uios Σωτήρ) y no fue hasta el siglo VI y por influencia egipcia vía Iglesia de Alejandría cuando se empezó a utilizar la cruz como símbolo universal del cristianismo.

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