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¿Acaso los acorazados fueron siempre un "mal uso" de los recursos disponibles en las guerras? ¿No son los destructores siempre mejores, más...

...baratos, con torpedos que pueden hundir acorazados, con mejores capacidades antiaéreas y antisubmarinas?

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Aprendizaje Práctico

Hoy en día, sin duda. En nuestro tiempo un acorazado es una mole carísima que en esencia sólo sirve para hacer de blanco muy grande. Ciertamente son duros de hundir, pero no tanto de reventar e incendiar como teas de proa a popa con armamento moderno, y luego ya si te apetece lo rematas con unos torpedos bajo la quilla. Y si no, pues dejas ahí el pecio flotante calcinado como aviso a navegantes (literalmente.) Sus grandes cañones son esencialmente inútiles contra enemigos sofisticados, y contra enemigos poco sofisticados tampoco necesitas tanta cosa.

Incluso el crucero, en la "categoría inmediatamente inferior", también se muere ya en favor del destructor y la fragata, hoy en día poco menos que indistinguibles. Por ejemplo: al final, los EEUU no han optado por ningún sucesor a los cruceros de clase Ticonderoga, Rusia tampoco tiene ningún sucesor previsto para sus Slava o sus Kirov (el último "gran crucero" o crucero de batalla de la historia), y del resto del mundo, lo que más se le acerca son los nuevos destructores furtivos pesados chinos del tipo 055, con unas 13.000 toneladas de desplazamiento:

¿Por qué? Pues porque con la evolución de los sensores y el armamento modernos, y la "guerra en red", ya no necesitas esos gigantes con armas igualmente gigantescas y precios monumentales para derrotar mucho más eficazmente al enemigo. Un buque muy grande y muy caro, un buque capital, es también un blanco primario muy grande y muy caro en el que estás "atando" una cantidad enorme de recursos que normalmente están más inteligentemente repartidos en una fuerza más diversa, compleja y sofisticada. (Por cierto, hay quien teme que a los grandes portaaviones también se les puede aplicar este problema, incluso sin tener en cuenta la existencia de armas nucleares navales tácticas; pero esto sería otro debate distinto.)

Sin embargo, en su tiempo no era así. Cuando nace el acorazado, y específicamente a partir de los revolucionarios dreadnoughts, todavía ocurre que:

  1. El mejor sensor naval sigue siendo un vigía ahí en todo lo alto, en la cofa, con un buen catalejo. No existe el radar, ni el sonar y ni siquiera la aviación naval, o son todavía precarios.
  2. La mejor arma naval sigue siendo un saco de cañones tan potentes y destructivos como puedas, para disparar a distancias más acá del horizonte según se ve desde la cofa… en el mejor de los casos.
  3. La mejor defensa contra esos cañones y los primitivos torpedos de entonces que sólo pueden dispararse a distancia visual es poner mucho blindaje para que no te destrocen antes de que destroces tú al enemigo.
  4. Y los submarinos son una especie de torpederos sumergibles con tantas limitaciones y condicionantes que pocas veces se usaban contra buques militares. Aunque al final se fundieron unos cuantos, el submarino era más para hundir mercantes, transportes de tropas y cosas por el estilo, y carecía de la capacidad de combatir contra otros submarinos en inmersión.

Cuando las guerras eran así, se entiende fácilmente que hubiera una carrera para meter tantos cañones tan potentes como fuera posible en un buque con tanto blindaje contra cañones y torpedos de la época como fuera posible. Eso fue la carrera del acorazado y si lo ves desde este ángulo, que era el ángulo de su tiempo, tiene perfecto sentido.

Esa carrera dio lugar a los mayores combatientes navales "directos" que se han visto jamás: la clase Bismarck alemana de más de 50.000 toneladas de desplazamiento (8 cañones principales de 380 mm y 32 cm de blindaje en el cinturón), la clase Iowa estadounidense (58.000 toneladas, 9 cañones principales de 406 mm y 31 cm de blindaje en el cinturón) y ya no te cuento la clase Yamato de la Armada Imperial Japonesa (73.000 toneladas, 9 cañones principales de 460 mm y 41 cm de blindaje en el cinturón.)

Había previstos otros monstruos similares como la clase Montana estadounidense de 72.000 toneladas con 12 cañones del 406, los Unión Soviética de quienes es fácil imaginar ("sólo" 65.000 toneladas y 9 cañones del mismo calibre, pero con 15 unidades previstas, de las que 4 llegaron a estar en grada antes de cancelarlos), la clase H alemana (62.500 toneladas, 8 cañones también del 406; llegó a haber dos en grada antes de cancelarlos) y, en uno de esos sueños macrofílicos nazis, evoluciones futuras de esa clase H que habrían superado las 90.000 y 100.000 toneladas con cañones del 480 y del 508.

Los servicios de inteligencia soviéticos dispusieron de planos como este de lo que habría sido el primer acorazado tipo H de la Alemania Nazi (la clase H-41), con 69.000 toneladas y 8 cañones de 420 mm. El diseño estaba listo en 1942 pero Hitler no quedó satisfecho y los pidió más grandes.

Pero entonces llegó el radar, llegó la aviación naval, llegaron submarinos más sofisticados con torpedos mejores, llegó todo. Algunos de esos grandes acorazados sólo sirvieron, básicamente, para dejarse hundir. Otros, para mantener atadas fuerzas enemigas porque su mera presencia suponía una amenaza.

Pero incluso los relativamente exitosos Iowa estadounidenses fueron más útiles como escoltas disuasorios y artillería flotante contra costas que como buques capitales de combate. Lo que se dice hundir, entre todos los Iowa juntos no llegaron a hundir un puñado de buques enemigos ligeros. Se quedaron en cuatro: el crucero ligero Katogi (hundimiento compartido), el destructor Maikaze (compartido con dos cruceros; dudoso), el crucero auxiliar (mercante armado) Akagi Maru, y un arrastrero armado. En ningún momento usaron sus cañones principales porque no hacía ninguna falta. La verdad, se me ocurren mejores maneras de tener escoltas y artillería flotante que unos buques de 100 millones de dólares de su época cada uno, o sea más caros (y más caros de mantener y operar) que un portaaviones de su tiempo.

Mientras, la aviación naval y una nueva generación de submarinos se ponían las botas. Claro, se entiende fácilmente que ya nadie volviera a construir ningún acorazado más, nunca más.

El Yamato y su gemelo el Musashi, los mayores acorazados de todos los tiempos, con los mayores cañones y más potentes, y más blindaje que ningún otro. El Yamato a duras penas alcanzó tres buques menores, el Musashi a ninguno, y ambos fueron pulverizados por la aviación naval estadounidense. La era del acorazado había muerto. Pero eso no significa que en otras épocas no tuvieran todo el sentido.

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