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Albert Einstein fue el primero en instaurar el concepto de “láser”, como el acrónimo de light amplification by stimulated emission of radiation, qu...

Albert Einstein fue el primero en instaurar el concepto de “láser”, como el acrónimo de light amplification by stimulated emission of radiation, que en castellano significa “amplificación de luz por la emisión estimulada de radiación”.
En la segunda mitad del siglo xx, los láseres se expandieron rápidamente, y se generalizó su uso, permitiendo importantes avances en la medicina y la cirugía, tanto humana como veterinaria.
El láser quirúrgico produce un haz de luz brillante, monocromática, colimada y controlable que permite aplicar una alta cantidad de energía en un punto muy preciso y localizado del paciente.
El láser es una excelente herramienta quirúrgica que se debe conocer exhaustivamente y manejar con seguridad para optimizar los resultados y minimizar los riesgos.
El uso del láser en veterinaria condujo a un aumento considerable en la calidad de la atención recibida, y ha puesto en consideración nuevas opciones terapéuticas para las enfermedades de los animales. A pesar de sus ventajas, esta tecnología también implica algunos riesgos y peligros para la salud y la seguridad de los pacientes, del veterinario y de los demás miembros del equipo que participan en los tratamientos. La adecuada comprensión de qué es la luz del láser y su interacción con los tejidos permite obtener resultados óptimos al tiempo que limita los riesgos asociados.
Modo temporal de salida
Los láseres operan principalmente en dos formas según el tiempo de emisión del láser: continua o pulsada.
El sistema de control es un microprocesador con capacidad para regular distintos modos de trabajo controlado: pulso continuo, superpulsos, pulsos repetitivos y pulso simple, con distinta duración de los pulsos de entre 0,1 ms y 0,1 s.
Los modos de trabajo se refieren a la calidad de la energía resultante producida, que en sus diferentes formas permite un efecto más eficaz en el tejido diana, limitando los efectos adversos sobre los tejidos circundantes.
Modo continuo (CW: continuous wave)
Cuando se utiliza un láser en el modo continuo los fotones generados se emiten sin interrupción. Por tanto su acción sobre el tejido es constante y se produce una mayor acumulación de calor en el mismo.
El modo continuo especialmente indicado en tejidos vascularizados para mejorar la hemostasia.
Modos pulsado, superpulsado y ultrapulsado (PW: pulse wave)
En el modo pulsado el haz láser se emite de forma intermitente en pulsos. Los picos de estos impulsos pueden alcanzar potencias muy altas y su duración puede ser muy corta, del orden de centésimas de segundo.
El modo superpulsado se diferencia del anterior en la amplitud de los picos de energía liberada y en los intervalos entre ellos. Estas variables se pueden manipular a través del panel de control del equipo.
Estos modos están indicados en tejidos finos y delicados, como la piel, para evitar la acumulación de calor y reducir el daño térmico en los tejidos circundantes.
El modo ultrapulsado se caracteriza por la emisión de pulsos muy cortos, del orden de las milésimas de segundo, con una alta potencia y una gran densidad de energía. Este modo se utiliza en tejidos muy duros y resistentes, como el hueso, para producir cortes precisos y limpios.


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288 pag.

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