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El niño en la familia Los niños en edad escolar gastan más tiempo fuera del hogar que cuando eran más pequeños. La escuela, los amigos, los juegos ...

El niño en la familia Los niños en edad escolar gastan más tiempo fuera del hogar que cuando eran más pequeños. La escuela, los amigos, los juegos y el cine, todo esto los saca de la casa y los mantiene alejados de la familia, aunque el hogar sea todavía la parte más importante de su mundo y la gente que vive allí sea la más importante para ellos (Furman & Buhrmester, 1985). Veamos cómo se desarrollan relaciones con los padres y hermanos durante la preadolescencia y cómo está afectando el cambio social la vida de familia. Relaciones padre e hijo. No es sorprendente que las obligaciones e intereses de los niños fuera del hogar aumenten en un tiempo en que los jovencitos son más autosuficientes y requieren menos cuidado físico y supervisión que anteriormente. Un estudio encontró que los padres gastan menos de la mitad del tiempo que emplean cuidando a niños de 5 a 12 años –enseñándoles, hablando y jugando con ellos– que cuando estaban en el preescolar (C. R. Hill & Stafford, 1980). Todavía la tarea de educar hijos está lejos de darse por terminada. Situaciones. A medida que la vida de los niños cambia, las situaciones que se presentan entre ellos y sus padres también lo hacen en concordancia (Maccoby, 1984). Una nueva e importante área de preocupación es la escuela. Los padres se preocupan acerca de cómo le va al niño con el trabajo de la escuela y qué tan involucrados estarán ellos. Ellos tienen que entendérselas con un niño que se queja de su profesor o profesora, finge enfermedad para evitar ir a la escuela, o no va. Los padres generalmente quieren saber dónde y con quién están sus hijos cuando no se encuentran en la escuela. Algunos padres aún dicen a sus hijos con quién pueden o no jugar. Los padres y sus hijos están en desacuerdo frecuentemente sobre los oficios domésticos que deben hacer los niños, si se les debe pagar por hacerlos y qué dinero deben recibir para sus gastos. (Por supuesto, muchos de estos problemas no se presentarán en algunas sociedades no occidentales, donde los niños mayores de seis años deben trabajar usualmente para ayudar al sostenimiento de la familia). Los cambios profundos en la vida de los niños que aparecen en la preadolescencia y los tipos de situaciones que se presentan entre ellos y sus padres traen cambios en la manera como los padres manejan la disciplina y el control. Sin embargo, como veremos, gran parte de los métodos de trabajo de los padres permanece fundamentalmente igual, mientras maduran sus hijos. Métodos de disciplina Cuando Jeremy tenía 18 meses y tomó la crema de afeitar, su padre trató de distraerlo con un juguete y, al no lograr nada lo levantó y lo llevó a otro cuarto. Cuando Jeremy tenía cuatro años y producía fuertes ruidos cuando sus padres trataban de escuchar un disco, primero intentaron ignorarlo y luego lo amenazaron con enviarlo a su cuarto. Ahora que Jeremy está en la escuela, la naturaleza de sus transgresiones ha cambiado, así como los métodos disciplinarios de sus padres. En lugar de distraerlo, llevarlo a otro sitio, aislarlo, amenazarlo, ignorarlo o darle palmadas, ahora ellos emplean métodos más sutiles (Maccoby, 1984; G. C. Roberts, Block, & Block, 1984) Cuando no hace sus tareas, se le suspenden los privilegios como mirar su programa favorito de televisión. Ellos se valen más de la alabanza que del castigo cuando el niño hace algo malo. Razonan con él, haciendo un llamado a su autoestima (“¿Qué sucedió con el muchacho que ayudaba, y que estaba aquí ayer?”), sentido del humor (“¡Si tú dejas de bañarte un día más no tendremos que mirar para saber cuándo vienes!”), sentimiento de culpa (“Un muchacho grande y fuerte como tú no debería sentarse en el tren y dejar de pie a una persona de edad”), o aprecio (“¿No estás feliz de tener a un padre que te recuerda usar botas para que no te resfríes?”). Sobre todo los padres de Jeremy le hacen saber que él es responsable de lo que le suceda (“¡No te sorprendas por haber perdido el bus de la escuela hoy: anoche estuviste hasta tarde leyendo en la cama!”). Esta evolución es típica cuando los niños alcanzan un nivel de conciencia cognoscitiva. Más que responder al poder firme los niños ahora acatan más la autoridad de sus padres porque reconocen que son buenos, que contribuyen al bienestar de toda la familia y que frecuentemente saben más a causa de su amplia experiencia. También, a pesar de estos cambios, un estudio longitudinal encontró una consistencia implícita en la filosofía de los padres para educar a los hijos. Los padres de niños y niñas de tres años y de una amplia gama de antecedentes llenaron cuestionarios que constaban de 91 partidas en categorías tales como independencia, control, supresión de la agresión y sexo, énfasis en salud y rendimiento académico, expresión de sentimientos, protección, supervisión, guía racional y castigo. Los padres resolvieron el cuestionario otra vez cuando los niños tenían doce años. Después del período de 9 años, los investigadores encontraron correlaciones significativas para las madres en tres cuartas partes de las partidas y, para los padres, en más de la mitad de ellas. En general, los valores básicos de los padres y el método para criar o educar a los hijos parecían permanecer constantes, y hacían énfasis en la guía racional y en las alabanzas; y los cambios coincidían, por lo general, con áreas de cambio apropiadamente desarrolladas (G. G. Roberts, Block, & Block, 1984). Control y corregulación. En algún punto, el poder para controlar el comportamiento de los niños cambia de los padres a los mismos niños. El proceso comienza durante los años de preescolar, cuando la adquisición gradual de un niño del autocontrol y de la autorregulación reduce la necesidad de la constante supervisión de los padres. Pero no es sino hasta la adolescencia o aun más tarde cuando la mayoría de los jóvenes puede tomar sus propias decisiones acerca de su manera de vestir, hasta qué hora pueden estar fuera de la casa, con quién deben relacionarse y cómo deben gastar su dinero. La preadolescencia es un estadio de transición de corregulación, en el cual los padres y los hijos comparten el poder: “los padres continúan ejerciendo un control general de supervisión, mientras los niños empiezan a ejercer su autorregulación momento a momento” (Maccoby, 1984). Los padres tienden a usar su poder más directamente cuando los niños se portan mal en su presencia (por ejemplo, haciendo ruido o lanzando un balón en la sala) que cuando el comportamiento tiene lugar lejos del padre (por ejemplo, cuando los niños empiezan a robar en las tiendas). La corregulación refleja el desarrollo del autoconcepto que se realiza dentro del niño. A medida que los niños de esta edad aprenden a conciliar sus propios deseos con las exigencias de la sociedad, están más aptos para prever cómo reaccionarán sus padres o la otra gente a lo que ellos hacen, o para aceptar una advertencia de sus padres de que otros pensarán mejor que ellos si se portan de una manera diferente. La corregulación es un

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50_Psicologia_del_Desarrollo_Humano_I
251 pag.

Psicologia Biológicas / SaúdeBiológicas / Saúde

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