En este momento aunque se desarrollaron diversas concepciones y teorías urbanísticas que no vamos a desarrollar, un componente importante del diseñ...
En este momento aunque se desarrollaron diversas concepciones y teorías urbanísticas que no vamos a desarrollar, un componente importante del diseño de la ciudad se sometía al mercado y a la especulación, a la vez que promueve la alienación del ser humano. Ya Laborit lo describe cuando sostiene que en este marco urbanizado los organismos monopolistas reagrupan a las empresas, organizan cadenas de hoteles o de grandes almacenes para crear beneficios. Luego claro es, deben controlar la publicidad, las informaciones, los periódicos y sobre todo, los medios audiovisuales, tan poderosos cara al condicionamiento de la opinión pública: radio y televisión. Controlan entonces el mercado interior, crean las necesidades, los comportamientos, los conceptos y condicionan en fin a un pueblo enteramente automatizado, uniformizado, homogéneo, incapaz de pensar por sí mismo, encadenado por necesidades, creadas desde la raíz al final; pueblo de todas maneras maleable, enajenable ante el beneficio y la expansión, sometido, amante del nuevo orden, sin agitaciones, pero también sin horizontes.
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