Pero, ¿acaso la expresión «análisis riguroso» sería un calificativo adecuado para un intento como La correspondencia de las artes22 de Etienne Sour...
Pero, ¿acaso la expresión «análisis riguroso» sería un calificativo adecuado para un intento como La correspondencia de las artes22 de Etienne Souriau? Este autor se propone dar fundamento científico a una serie de correspondencias ya insinua das confusamente en el diálogo de Gregorio Comanini II Figino overo del Fine della pittura, donde este humanista no se limita, como Ben Jonson, a la creencia común en la afinidad entre poesía y pintura: considera que las composiciones del extravagante pintor Arcimboldo son ejemplos de transposición de tonos musicales en elementos visuales y concluye que las diferentes artes evolucionan en forma paralela y que las leyes que determinan la creación de las imágenes son las mismas en unas y en otras («del parí e con le medesime leggi nel formare i lor simulacri»)23. Bastante más audaz fue Louis Bertrand Castel, quien en su Optique des couleurs (1740) describe un clavecin oculaire donde los diferentes colores de la paleta se distribuyen entre las diversas llaves del instrumento. En la «Lettre», de la que ya hemos citado un fragmento —dirigida al autor de Les Beaux-Arts réduits a un méme principe, es decir, al Abbé Batteux24— Diderot escribe:
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