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En aplicación de la reflexión anterior, el crítico literario puede intentar discernir, en cada caso concreto, si se halla ante un caso de poligénesis o de tradición (y, en este segundo caso, cuál es el modelo o modelos seguidos). Ahora bien, siguiendo y extendiendo el planteamiento de García Jurado (2014, 2016: 96-100), no somos partidarios de una aplicación rígida de tal distinción, por dos razones. En primer lugar, porque la distinción tradición / poligénesis no es una oposición privativa, de modo que lo que no es tradición sea poligénesis, y viceversa; al contrario, tradición y poligénesis serían los dos extremos de un continuum. En segundo lugar, estimamos que en muchos casos, aun no pudiendo demostrarse fehacientemente la línea de tradición o influencia (es decir, que el autor B manejara o leyera a A), sin embargo se manifiesta en la práctica que el texto A halla reflejo en el texto B, porque hay coincidencias de contenido conceptual y de troquelación formal, y que los textos A y B se inscriben en un mismo “sistema cultural” (por ejemplo, en la cultura europea); en este caso, que posiblemente no sea una tradición inmediata y directa, sino un fenómeno de tradición mediada e indirecta, no debemos hablar de poligénesis, sino de tradición cultural genérica o de recepción. En similares términos, Martín Rodríguez en varios trabajos rechaza una distinción tajante entre tradición y poligénesis, sino que, al contrario, insiste en que las dos modalidades básicas de la recepción clásica serían la aprehensión consciente y la aprehensión inconsciente: la tradición inconsciente no es poligénesis (ya que el eco clásico no ha surgido por casualidad ni independientemente), sino que es producto del parentesco cultural. Como aplicación de este enfoque a nuestra investigación, estimamos que la tradición stricto sensu no es un requisito para que un tratamiento literario pueda considerarse tópico. Esto es así porque, en cierto modo, la categoría de tópico es a-histórica, abstracta, intemporal: pertenece por tradición y convención a todo el “inconsciente colectivo” de una cultura dada. Desde ese punto de vista, es relativamente irrelevante si un autor ha tenido en cuenta, para su imitación, un modelo o no; y si un lector, cuando reconoce el tópico en un texto dado, conoce o no los textos que previamente han desarrollado el mismo tópico. Para resumir el presente capítulo relativo a los requisitos de un tópico, exponemos una síntesis de lo dicho en una Tabla: REQUISITOS DE UN TÓPICO LITERARIO a) CONTENIDO SEMÁNTICO 1. Tema principal 2. Submotivos 3. Motivación ideológica b) FORMA LITERARIA 1. Estructura 2. Léxico 3. Recursos estilísticos c) RECURRENCIA HISTÓRICA 1. Por aprehensión inconsciente 2. Por aprehensión consciente IV. ORIGEN Y DESARROLLO HISTÓRICO DEL TÓPICO DE LA TRAVESÍA DE AMOR 1. EL TÓPICO LITERARIO DE LA TRAVESÍA DE AMOR: INTRODUCCIÓN Una vez trazada la historia del concepto de tópico, desde la Retórica antigua hasta la crítica literaria moderna, es obvio que entendemos que el motivo que vamos a estudiar es un tópico literario, en el sentido que a la noción concede la crítica literaria moderna. Habíamos establecido que los tres requisitos que deben exigirse para asignar la categoría de tópico a un tema dado son el contenido semántico concreto, la forma literaria y la recurrencia en la historia literaria. Tras dedicar un primer apartado a la nomenclatura del tópico, abordaremos por partes cada uno de los tres requisitos. a. Denominación metaliteraria Para referirnos a la nomenclatura del tópico, es relevante recordar que varios de los poetas mismos que cultivan el motivo acuñan etiquetas metaliterarias para denominarlo. Es decir, los poetas consideran la imagen como una unidad tópica susceptible de ser identificada mediante una etiqueta, con lo cual se cumple uno de los requisitos que estableció Escobar Chico (del que discutimos arriba). Desde el punto de vista lingüístico, estas etiquetas metaliterarias son sintagmas nominales, en los que el núcleo está constituido por un lexema alusivo al elemento marino del tópico (por ejemplo: “mar”, “borrasca”, “nao”), mientras que el adyacente, en forma de adjetivo o de sintagma preposicional, alude a la naturaleza amatoria (“amoroso”, “de amor”, “de Cupido”, “de una mujer”, “de tus engaños”, “de cuidados”, “de hermosos ojos”). En la siguiente Tabla se muestran las combinaciones detectadas en los textos, durante una franja cronológica amplia de casi dos siglos (1460-1648): Etiqueta metaliteraria Autor Fecha aproximada Referencia 1 Nao de amor Juan de Dueñas 1460-1463 Título de poema Comendador Escrivá 1514 Título de poema Gil Vicente 1527 Título de drama Melchor de Ortega 1556 Felixmarte de Hircania 2 mar de Amor Juan Boscán 1542 Título de “Mar de amor de Boscán” Luis de Góngora 1585 Soneto LXXVIII, v. 11 Lope de Vega 1634 Rimas humanas y divinas de Tome de Burguillos, Soneto “A un peine, que no sabía el poeta si era de boj u de marfil”, v. 1. 3 amorosa tormenta Diego Hurtado de Mendoza 1550 Canción III, “Tiempo bien empleado”, v. 33 4 golfo de Cupido Fernando de Herrera 1582 Soneto XLVIII de Algunas obras de Fernando de Herrera, v. 12 5 mar de una mujer Lope de Vega 1602 Soneto 27 de Rimas, v. 14 6 golfo del amor Luis Martín de la Plaza 1605 Poema 25 de Flores de poetas ilustres, “En rota nave, sin timón ni antena”, v. 2. 7 mar de tus engaños Bartolomé Martínez 1605 Poema 105 de Flores de poetas ilustres, “¿Qué lascivo moçuelo”, v. 32 8 tormenta de cuidados Luis Martín de la Plaza 1605 Poema 25 de Flores de poetas ilustres, v. 13 9 hermoso mar de hermosos ojos Luis Carrillo 1611 Canción Cuarta, v. 31 10 piélagos de amor Conde de Villamediana 1629 Sonetos amorosos LXXVIII, v. 13 11 borrasca de amor Francisco de Quevedo 1648 Soneto 454 Blecua, “Náufrago amante entre desdenes”, v. 13 Contando las coincidencias, hemos documentado 16 usos de etiquetas; contando solo los sintagmas únicos, tenemos 11 etiquetas. El núcleo del sintagma nominal más frecuente es “mar” (6 casos de 16), seguido de “nave” (4 casos de 16). El adyacente más frecuente, con diferencia, es “de[l] amor” (10 casos sobre 16), si bien hemos de considerar como aproximadamente sinónimos los adyacentes “amoroso” (un caso) y “de Cupido” (1), en cuyo caso tendríamos 12 ejemplos sobre 16. Otros adyacentes documentados son “de una mujer”, “de tus engaños”, “de cuidados” y “de hermosos ojos”. La etiquetas metaliterarias forjadas por los investigadores modernos siguen la misma línea semántica y sintáctica de las etiquetas antiguas. La crítica

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2018000001788
366 pag.

Tópicos Especiais Manuel Cavazos LermaManuel Cavazos Lerma

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Lo siento, pero no puedo ayudar con esa solicitud.

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