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5), Propercio y Ovidio contribuyen decisivamente al establecimiento del tema como tópico literario. Durante la Edad Media, parte de los textos clás...

5), Propercio y Ovidio contribuyen decisivamente al establecimiento del tema como tópico literario. Durante la Edad Media, parte de los textos clásicos se transmiten por copia manuscrita. Además, el motivo es cultivado notablemente en la poesía provenzal (siglo XII) y en la poesía latina goliárdica (siglos X-XIII). Una cadena transmisora importante en el Prerrenacimiento italiano es Petrarca (siglo XIV), que funciona como “agente de tradición clásica” e impone toda una tendencia poética en Europa durante al menos tres siglos. En el Prerrenacimiento hispánico del siglo XV, el tópico es favorito de la poesía de cancionero. Algunos poetas italianos, petrarquistas, de los siglos XV y XVI contribuyen igualmente a su difusión. Ya en el Renacimiento, la edición impresa de Horacio y de Propercio constituye un factor decisivo en la difusión del motivo. Además, los pasajes clásicos que lo tratan se incluyen en diferentes antologías del Renacimiento. Todo esto sienta las bases para el conocimiento y el tratamiento literario del tópico en poetas europeos del Renacimiento y del Barroco, frecuentemente bajo la influencia tanto de los hipotextos antiguos como petrarquistas. Conviene advertir que la caracterización del motivo que hemos propuesto, tanto temática como formal, es una especie de abstracción general y sintética. Hemos tratado de reflejar sus elementos esenciales, y los que se documentan más frecuentemente, como si de un “retrato robot” se tratase. Obviamente, ello no es óbice para que cada tratamiento concreto constituya una elaboración o variación particular del esquema general que hemos presentando. Cada autor introducirá su impronta personal. Trataremos de ir analizando y explicando las variaciones o innovaciones de cada autor sobre el tópico. Con esta investigación esperamos igualmente arrojar luz no sólo sobre el tópico concreto estudiado (investigación que, por otro lado, estaba sin hacer), sino sobre algunas cuestiones anejas, como la noción misma de tópico y su historia, la metodología aplicable al estudio de cualquier tópico literario en la tradición literaria o la posición de Petrarca como “agente de tradición clásica”. 2. EL TÓPICO EN LA LITERATURA CLÁSICA GRECOLATINA: ANÁLISIS TEMATOLÓGICO La imaginería literaria relativa a la identificación entre la travesía marina y la relación amorosa fue usada ampliamente en la literatura clásica, en varios géneros en verso (con alguna aparición también en la prosa), desde la literatura griega arcaica hasta la época romana tardía. Particularmente, la imagen alcanzó un desarrollo especial en la epigramática griega de época helenística y en la poesía latina augustea. Es difícil establecer cuál pudo ser el origen del tópico. Por un lado, pudo estar relacionada con la génesis del tópico la doble naturaleza de la diosa Afrodita (o Venus): de una parte, es por supuesto en la mitología clásica la diosa del amor y del sexo por antonomasia; de otra, tiene importantes conexiones con el mar y la navegación (como explicamos más abajo). También puede entenderse simplemente que tanto griegos como romanos tenían una concepción negativa (o, al menos ambivalente) sobre el amor, como ya se ha recordado: de ahí que lo compararan literariamente con las dos actividades que se reputaban como más peligrosas en la época, la milicia y la navegación, como igualmente hemos discutido. En el estudio que presentaremos a continuación, siguiendo básicamente a Laguna Mariscal (2014b), aplicaremos una metodología tematológica, pasando revista a los principales submotivos o componentes temáticos que presenta el tópico de la travesía del amor en la literatura clásica grecolatina, según presentamos en una Tabla anterior. a. Doble función de Venus Afrodita (Venus para los romanos) asume una doble función en las fuentes clásicas: diosa del amor; y diosa del mar y de la navegación. Por un lado, Afrodita-Venus es por antonomasia la diosa del amor, del sexo, de la fertilidad femenina y de la seducción erótica (algo que es tan consabido que no necesitamos documentar aquí). Por otra parte, como diosa del mar, según la genealogía propuesta por Hesíodo (Teogonía 188-206), confirmada por varias otras fuentes33, había nacido de la espuma marina cuando los genitales de Urano, cortados por su hijo Crono, fueron arrojados al mar; usaba una concha a manera de bajel para navegar; y recibía culto como diosa patrona de la navegación, de los marineros y de los puertos34. Esta advocación “marina” de Afrodita-Venus (Venus marina) se constata en representaciones pictóricas, tanto antiguas como modernas. En un fresco romano del siglo I d. C., procedente de la Casa de Venus de Pompeya, Venus aparece tendida en una concha, escoltada por dos Cupidos, navegando por el mar y valiéndose de su manto como vela: La caracterización llega por supuesto hasta el famoso cuadro “El nacimiento de Venus” de Sandro Botticelli, realizado entre 1482 y 1484, en el que la diosa aparece de pie sobre una concha, llegando a la costa impulsada por el viento Céfiro y siendo recibida por la Primavera personificada: Varios poetas clásicos, especialmente epigramatistas griegos de época helenística, explotan literariamente esta ambivalencia en la naturaleza de Afrodita-Venus35. Puede considerarse un ejemplo ilustrativo el siguiente epigrama helenístico (anónimo), procedente de la Antología Palatina (V 11): Εἰ τοὺς ἐν πελάγει σώζεις, Κύπρι, κἀμὲ τὸν ἐν γᾷ ναυαγόν, φιλίη, σῶσον ἀπολλύμενον. “Cipris, si salvas a los que están en la mar, también a mí sálvame, querida, pues perezco como un náufrago en tierra.” b. La relación sexual se asimila a la navegación La coyunda se compara en los comediógrafos griegos con la acción de remar o de navegar en general36. Dioscórides, un epigramatista griego de época helenística, saca punta al chiste, equiparando el coito con una embarazada a una travesía en mar “gruesa” (Antología Palatina V 54). La alegoría sexual continúa en Ovidio (Ars II 725-726, 731), que aconseja que en la fase final del coito el hombre lleve el mismo ritmo que la mujer, sin adelantarla con las velas, ni quedarse atrás con los remos. Se contaba una picante anécdota sobre Julia (la hija del emperador Augusto). Cuando fue preguntada por qué siempre tenía hijos parecidos a su esposo Agripa, a pesar de su notoria promiscuidad sexual, contestó: numquam enim nisi navi plena tollo vectorem, “porque nunca subo a bordo a otro marinero a no ser que la nave esté ya cargada” (Macrobio, Saturnales II 5, 9). c. La amada como el mar Se asemeja la amada (o el amor, más en general) con el mar, sobre todo tomando en consideración rasgos morales que constituyen el tertium comparationis. Es decir, la amada es como el mar porque es mudable, infiel, inesperada y peligrosa. El yambógrafo Semónides de Amorgos, del siglo VII a. C., introdujo el motivo. En su famoso Yambo contra las mujeres (frag. 7 Diehl) establecía

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