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3. DISCURSO CRÍTICO Pero si el acto crítico impone, además de la lectura instrumentada a que anteriormente nos hemos referido, una sistematización ...

3. DISCURSO CRÍTICO Pero si el acto crítico impone, además de la lectura instrumentada a que anteriormente nos hemos referido, una sistematización que nace de la observancia de los principios operatorios sugeridos por el método elegido, la verdad es que tal acto no se consumará cabalmente sin la formulación de un discurso crítico; es esa formulación la que permite la comunicación de los resultados de una actividad que, de otro modo, permanecería circunscrita al ámbito personal de su autor 21. Última etapa de un proceso largamente elaborado, las responsabilidades que, en el conjunto de la actividad crítica, se imputan al discurso crítico justifican que nos detengamos ahora en él, intentando fijar sus características fundamentales así como los riesgos que acarrea el menosprecio a que, no raramente, es relegada esta faceta de la crítica literaria. Quede, ante todo, bien grabada la idea de que el discurso crítico no debe procurar constituirse en tentativa de imitación del discurso particular en que se inserta 22 y mucho menos aspirar a cumplir las funciones que le son inherentes; justamente porque, al revestir finalidades nítidamente distintas de las que son propias del lenguaje literario, pensamos que el vicio primero que el discurso crítico debe evitar es el de transformarse en paráfrasis de la obra criticada. Este es, además, el error en que invariablemente incurre la actividad incipiente del estudiante que, colocado ante un texto que debe analizar, se limita, en última instancia, a reproducir, de modo más o menos simulado, ese texto; y lo hace a costa de un lenguaje que, aunque casi siempre va prolijamente adornado, sólo consigue ofrecer una imagen pálida del objeto de estudio. Nótese, sin embargo, que esta modalidad de discurso crítico no se confunde, de ningún modo, con la que surge de una actitud que, ante el texto, se pretende deliberadamente estética. Es justamente a este tipo especial de crítica —que tiene en Maurice Blanchot uno de sus exponentes más destacados— a la que Gérard Genette confiere una función literaria, explicitando que «un livre de critique comme Port-Royal ou L'Espace littéraire est entre autres choses un livre, et son auteur est á sa maniere et au moins dans une certaine mesure ce que Roland Barthes appelle un écrivain (par opposition au simple écrivant) c'est-á-dire l'auteur d'un message qui tend partiellement a se resorber en spectacle» 23. Si la inclinación a la paráfrasis escolar es un error que hay que evitar por lo que contiene de aleatorio e inconsecuente, no lo es menos, ciertamente, otra tendencia: la que lucha por un discurso que pretende mantenerse escrupulosamente dentro de los límites del lenguaje corriente; casi siempre derivada de una concepción diletante de la crítica literaria, tal tendencia no consigue más que trivializar y empobrecer irremediablemente la actividad crítica. De ninguna manera somos apologistas de la elaboración de un lenguaje que, pensando sólo por ello conseguir su estatuto de dignidad, se fundamente en terminologías intencionadamente abstrusas que, cuando no son retorcidas, al menos se revelan herméticas. Pensamos, sin embargo, que una crítica que se pretenda consciente de su condición de disciplina científica debe aspirar legítimamente a la utilización equilibrada de instrumentos que le permitan concretizar cabalmente y sin ambigüedades su misión. Los instrumentos a que nos referimos están constituidos fundamentalmente por el conjunto de nociones teóricas que, diversificándose conforme a las metodologías críticas, se encuentran fijados a través de la terminología que informa cada discurso crítico específico. En este orden de ideas no debemos extrañarnos, por ejemplo, de que las lecturas de cariz psicoanalítico emprendidas por el análisis temático de Jean-Paul Weber manipulen términos como tema y símbolo a la luz de concepciones bien definidas; del mismo modo, cualquier análisis estructural presupone, en el momento de la enunciación del discurso crítico, que el término estructura sea utilizado con funciones precisas y en una acepción que refleje de modo cristalino las operaciones analíticas efectuadas. Más que pretenciosa ostentación,

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REIS_Carlos_1985_FUNDAMENTOS_Y_TECNICAS
216 pag.

Literário Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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