El diagnóstico de De Rivero constituye un punto de referencia fundamental para la actual situación, en la que se plantea el dualismo modelo burocrá...
El diagnóstico de De Rivero constituye un punto de referencia fundamental para la actual situación, en la que se plantea el dualismo modelo burocrático/centralizado y modelo postburocrático/descentralizado. El modelo centralizado, jerárquico o tradicional, hace énfasis en los controles de legalidad ex ante y en el cumplimiento escrupuloso de los procedimientos administrativos, regulando la actividad de gestor hasta reducir a su mínima expresión la discrecionalidad de éste para reasignar recursos y adaptarse a cambios en las demandas ciudadanas o en las tecnologías y los procedimientos de producción. Frente a este esquema de Administración Pública está el modelo descentralizado, autónomo o multidivisional, que responde a una vocación de servicio al ciudadano, al que se considera más un cliente que un administrado. El énfasis de este modelo está puesto en la gestión por objetivos, la consecución de resultados, la reducción de costes y la flexibilidad en la respuesta a cambios del entorno. Estos rasgos se plasman en una elevada discrecionalidad del gestor y una clara delimitación de responsabilidades en el desempeño, que influyen en los incentivos monetarios y son evaluados mediante controles de gestión y auditorias, sin perjuicio de la obligada salvaguarda del principio de legalidad.
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