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el individuo a un padre poderoso. Sin embargo, en vista de que la rebelión contra la autoridad dictatorial —el padre— era consideraba neurótica, y ...

el individuo a un padre poderoso. Sin embargo, en vista de que la rebelión contra la autoridad dictatorial —el padre— era consideraba neurótica, y por otra parte, la adaptación a sus exigencias e instituciones se reputaba normal, la refutación de esa teoría hacía necesaria la demostración de dos hechos: primero, que no existe el masoquismo biológico, y segundo, que la adaptación a la realidad contemporánea (por ejemplo, en forma de educación irracional o política irracional) es en sí misma neurótica. No tenía yo ideas preconcebidas en ese sentido. La demostración de esos hechos fue el resultado de un sinnúmero de observaciones, lejos de la furiosa mélée de ideologías. Surgieron de la sencilla respuesta a una pregunta casi tonta: ¿Cómo se comportaría una vejiga si se la inflara por dentro con aire, y no pudiera reventar? Supongamos que la membrana de la vejiga fuera elástica pero no pudiera romperse. Esta ilustración del carácter humano como una coraza alrededor del núcleo vivo era sumamente apropiada. La vejiga, si pudiera expresarse en su estado de tensión insoluble, se quejaría. En su impotencia, buscaría afuera las causas de su sufrimiento, y estaría llena de reproches. Rogaría que la pincharan. Provocaría a todo lo que la rodea hasta conseguir su objetivo tal como ella lo concibe. Lo que no podría lograr en forma espontánea desde adentro, lo esperaría pasivamente, impotente, que sucediera desde afuera. Pensemos en el organismo biopsíquico, cuya descarga de energía está perturbada, en términos de una vejiga acorazada. La membrana sería la coraza del carácter. El estiramiento es el resultado de la continua producción de energía interna (energía sexual, excitación biológica). La energía biológica presiona hacia afuera, ya sea hacia la descarga placentera, ya sea hacia el contacto con personas y objetos. El impulso a la expansión es sinónimo de la dirección de adentro hacia afuera. Encuentra la oposición de la fuerza de la coraza que la rodea, la que no sólo impide que estalle, sino que ejerce además una presión desde afuera hacia adentro. El resultado es la rigidez del organismo. Ese cuadro concordaba con los procesos físicos de presión interna y tensión superficial. Había yo tomado contacto con estos conceptos en 1926 cuando escribí una nota crítica sobre un importante libro de Fr. Kraus, famoso internista berlinés. El organismo neurótico se prestaba en grado sumo a la comparación con una vejiga tensa, periféricamente acorazada. Esa analogía peculiar entre un fenómeno físico y la situación caracterológica, pasaba la prueba de la observación clínica. El enfermo neurótico se ha vuelto rígido en la periferia del cuerpo, reteniendo al propio tiempo la vitalidad "central" con sus exigencias. No se siente cómodo "dentro de su propia piel", está "inhibido", está "imposibilitado de darse cuenta de sí mismo", "rodeado" como por una pared, le "falta contacto", se siente "tirante como si fuera a estallar". Con todas sus fuerzas pugna por salir "hacia el mundo", pero se encuentra "amarrado". Más aún: está tan poco capacitado para afrontar las dificultades y desilusiones de la vida, y los esfuerzos para establecer contacto con ella son tan dolorosos, que prefiere "retraerse dentro de sí mismo". Es decir, a la dirección funcional de "hacia el mundo, fuera del yo", se opone otra dirección, "lejos del mundo, retorno al yo". TS = tensión superficial PI = tensión interna Tal ecuación de algo tan complicado con algo tan simple parecía fascinante. El organismo neuróticamente acorazado no puede estallar como una vejiga común para eliminar la tensión. Sólo tiene dos caminos: el de transformarse en "masoquista", o el de volverse "sano", es decir capaz de permitir la descarga orgástica de la energía contenida. Esa descarga orgástica consiste en una disminución de la tensión por medio de una "descarga hacia el exterior" en forma de contracciones de todo el cuerpo. Pero subsistía todavía un interrogante: ¿qué era lo que se "descargaba al exterior"? Estaba yo entonces muy lejos de mi conocimiento actual del funcionamiento de la energía biológica. Pensaba en el orgasmo, con su descarga de sustancias del cuerpo, también en términos de proliferaciones de una vejiga sumamente estirada; después de la separación del cuerpo proliferante, la tensión superficial y la presión interna disminuyen. Resultaba notorio que la eyaculación del semen por sí sola no explicaba este hecho, ya que, si no está acompañada de placer, la eyaculación no disminuye la tensión. No tuve yo razones para arrepentirme de esas breves especulaciones, que habían de conducirme a hechos muy concretos. A este respecto, interesa relatar un pequeño incidente ocurrido en el Congreso Psico-analítico celebrado en Berlín en el año 1922. Como resultado de haber estudiado a Semon y Bergson, me había ocupado con una fantasía científica. Debiéramos —dije a algunos de mis amigos —tomar literal y seriamente la descripción de Freud de "echar afuera la libido". Freud había comparado la emisión y retracción del interés psíquico a la proyección y retracción de seudopodios en la ameba. El despliegue hacia afuera de energía sexual es visible en la erección del pene. Pensé que la erección era funcionalmente idéntica a la emisión de seudopodios en las amebas, mientras que, a la inversa, la impotencia erectiva debida a la angustia y acompañada por el encogimiento del pene, era funcionalmente idéntica a la retracción de los seudopodios. Mis amigos se horrorizaron de mis ideas tan confusas. Se mofaron de mí, y me sentí ofendido. Pero trece años más tarde pude establecer la prueba experimental de esa presunción. Seguidamente demostraré cómo los hechos me condujeron a tal comprobación. 3. ANTÍTESIS FUNCIONAL ENTRE LA SEXUALIDAD Y LA ANGUSTIA La comparación de la erección con la protrusión de los seudopodios por una parte, y del encogimiento del pene con la retracción de los mismos, por la otra, me llevó a presumir una antítesis funcional entre la sexualidad y la angustia, la que se expresaba en la dirección del funcionamiento biológico. No podía quitarme esa idea. En vista de que a raíz de mis experiencias todo cuanto había aprendido de Freud acerca de la psicología de los instintos estaba cambiando, la descripción que acabo de hacer se vinculaba con el importante problema de la base biológica del funcionamiento psíquico. Freud había postulado para el psicoanálisis un fundamento fisiológico. Su "inconsciente" estaba hondamente arraigado en el dominio biofisiológico. En las profundidades de la psique, las tendencias psíquicas claras y precisas cedían el lugar a misteriosas operaciones que no podían ser desentrañadas por el pensamiento psicológico por sí solo. Freud había intentado aplicar a las fuentes de vida los conceptos psicológicos derivados de la investigación psicoanalítica. Eso llegó inevitablemente a la personificación de los procesos biológicos y a la rehabilitación de conceptos metafísicos que anteriormente habían sido eliminados de la psicología. Al estudiar la función del orgasmo, yo había aprendido que en el dominio somático no es admisible pensar en términos derivados del dominio psíquico. Cada proceso psíquico tiene, además de su determinación causal, un significado en función de una relación con el medio ambiente. A eso correspondía la interpretación psicoanalítica. Pero en el dominio fisiológico no hay tal "significado", y no puede presumirse su existencia sin volver a introducir un poder sobrenatural. Lo viviente simplemente funciona, no tiene "significado". La ciencia natural intenta excluir los postulados metafísicos. No obstante, cuando nos es imposible explicar el cómo y el porqué del funcionamiento biológico, solemos buscar una "finalidad" o un "significado" que adjudicarle a la función. Volví a enfrentarme con los problemas de los comienzos de mi labor, los problemas del mecanicismo y del vitalismo. Eludí formular una respuesta especulativa, pero aun no tenía un método para resolver correctamente el problema. Conocía el materialismo dialéctico, pero no sabía cómo aplicarlo a la investigación en las ciencias naturales. Si bien es cierto que había

Esta pregunta también está en el material:

La funcion del orgasmo
382 pag.

Psicologia, Psicanálise, Psicologia Humano Universidad Nacional De ColombiaUniversidad Nacional De Colombia

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