Bogotá es cede, muy probablemente, de miles de grupos de aficionados, que se basan en el manganimé para construir sus interpretaciones de una reali...
Bogotá es cede, muy probablemente, de miles de grupos de aficionados, que se basan en el manganimé para construir sus interpretaciones de una realidad ficticia que les apasiona y los induce a revivirla como parte de su experiencia. Algunos llevan años y están compuestos por una cantidad considerable de miembros, otros en cambio son más recientes y los integran unos pocos sujetos, atraídos por las sutilezas técnicas del medio o por la coherencia del relato o por la exquisita belleza de sus protagonistas; y mientras, unos tienen por emblema y bandera la pugna por el reconocimiento público del manganimé como un medio expresivamente valioso, cuyas estimaciones deben realizarse bajo una óptica sensible y expedita, evitando predisposiciones superficiales y tipificadas, a otros, la idea de popularizarlo, más que indiferencia les produce aversión, pues está claro que la fuerza de sus representaciones o la irreverencia de sus situaciones, no están hechas para todo el mundo, por lo que prefieren mantener un bajo perfil a defender a grandes obras y autores de los lascivos comentarios de los ignorantes.
Compartir