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observando la firma química de procesos de vida a través de telescopios potentes, recibiendo mensajes de una civilización alienígena o esperando qu...

observando la firma química de procesos de vida a través de telescopios potentes, recibiendo mensajes de una civilización alienígena o esperando que los extraterrestres nos visiten. En el próximo capítulo, razonaré que los informes sobre los OVNI y las afirmaciones de abducciones alienígenas no son suficientemente convincentes para concluir que la cuarta de las opciones ya ha sucedido. El proyecto SETI ha estado persiguiendo la tercera opción desde 1961,1 hasta ahora sin éxito, pero podría valer la pena en cualquier momento si extraterrestres evolucionados realmente existiesen. Estamos tan solo empezando a intentar la segunda opción. La primera se está ahora llevando a cabo usando exploradores robóticos y, en la actualidad, está limitada a nuestro propio Sistema Solar. Los humanos aterrizaron por última vez en la Luna en 1970, y el proyecto propuesto para que un ser humano aterrice en Marte se ha cancelado. Algunos biólogos definen que la vida es solo como la vida en la Tierra: basada en el carbono, agua, química orgánica, ADN, proteínas... todo el tinglado. Funciona aquí, pero esta definición da por sentado el asunto sin dudar, haciendo una suposición enorme para la que no existen pruebas. Peor, dicho concepto de vida tiene que estar adaptándose continuamente a medida que descubrimos más sobre los habitantes más exóticos de nuestro propio planeta. Mucha de la vida terrestre es claramente diferente de la que creíamos que era «normal» hace cincuenta años. No puedo evitar imaginar a dos hombres de las cavernas discutiendo la definición de «herramienta». Rápidamente estarían de acuerdo en dos puntos fundamentales: una herramienta tiene que estar hecha de sílex y tiene que ajustarse a tu mano. De otro modo, no habría modo de hacerla y la gente no sería capaz de usarla. Ahora imagino sus caras si algún viajero del tiempo aparece con una máquina excavadora. Si estamos planteando potenciales formas de vida, como la nuestra o no, el primer paso es llegar a un acuerdo en una definición funcional de «vida», y pasaré el resto de este capítulo con esta pregunta y volveré a los extraterrestres en el siguiente. La vida es uno de esos conceptos molestos que pueden reconocerse cuando los ves, pero resulta difícil precisarlos con exactitud. Personalmente no encuentro que sea una sorpresa o un obstáculo; en mi experiencia, los únicos conceptos científicos que pueden ser determinados con una precisión absoluta son áreas que son minas agotadas desde hace mucho. Pensar en todo el alboroto sobre si Plutón contaba como «planeta». Incluso en matemáticas, donde definiciones precisas son rigurosas, es común que evolucionen a medida que nuevas investigaciones revelan nuevos aspectos. Ya hemos visto esto para términos básicos como «espacio» y «dimensión». Los biólogos no tienen una definición universalmente aceptada de «vida», en su lugar, tienen varias definiciones compitiendo, ninguna totalmente satisfactoria. En un extremo, puedes incorporar química del carbono y ADN en la definición. Si lo haces, entonces cualquier cosa aceptable como una forma de vida usará la química del carbono y el ADN, fin de la historia. Sin embargo, esto da por sentado la mayoría de las cuestiones interesantes. Desde el punto de vista de las matemáticas y la física, la vida terrestre parece un ejemplo, más bien, un número gigantesco de ejemplos muy relacionados, de lo que debería ser un proceso mucho más general. Muchos biólogos creen lo mismo, no les gusta definir la vida en términos de lo que está hecha; qué hace y cómo funciona parece más apropiado y menos limitador. Es un poco como tener unas matemáticas que están limitadas entre los números 1 y 100 y preguntarse si conceptos más generales de números podrían conservar la mayoría de las propiedades interesantes observadas en ese intervalo. El resultado es que la actual definición funcional de vida se concentra en lo que hace, más que en lo que es. Las principales características de la vida son: poseer una estructura organizada, regular el comportamiento interno en respuesta a cambios a corto plazo en el entorno, mantener los dos puntos anteriores extrayendo energía del entorno, responder a estímulos externos, por ejemplo moviéndose hacia una fuente de comida, crecer, en el sentido de que no simplemente acumula más y más cosas sin hacer nada con ellas, reproducirse, adaptarse a los cambios a largo plazo del entorno. Estas no son las únicas cosas que los seres vivos hacen, no son mutuamente exclusivas, algunas son menos importantes que otras y algunas quizá se dan junto con otras. Pero a grandes rasgos, si algún sistema en la naturaleza exhibe la mayoría de las características de la lista, entonces quizá esté catalogado como una forma de vida. Para apreciar las dificultades, piensa en una llama. Las llamas tienen una estructura física definida. Cambian su dinámica en respuesta a lo que las rodea, creciendo con la presencia de combustible y oxígeno, extinguiéndose si estos están ausentes. Extraen energía química de las reacciones entre el combustible y el oxígeno. Invaden las fuentes de combustible adyacentes. Crecen. Se reproducen, el fuego de un bosque empieza con una única llama. Pero la química de las llamas hoy en día es la misma que era hace mil millones de años, de modo que no superan el último obstáculo. Con una imaginación vívida, podrías inventar extraterrestres creíbles que fueran sistemas complejos de llamas. Si su química pudiese cambiar tras largos períodos de tiempo, dependiendo de lo que el entorno pueda ofrecerles, quizá evolucionasen. En cierto sentido, nosotros somos así, el ciclo de energía que mantiene a nuestras células funcionando, y a nosotros, es una llama interna. Es una reacción exotérmica, emite calor. Pero somos más que solo una reacción exotérmica. Se han propuesto muchas alternativas a esta lista de propiedades de vida. En casi todas ellas figura la característica más obvia de la vida: la reproducción. Esta se distingue de una capacidad muy relacionada: la replicación. La distinción es importante, de hecho, es vital. Un objeto o sistema se replica

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