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1
 
 
 
 
FIGURACIONES SUBJETIVAS DE LESIONES NO FATALES EN PACIENTES ATENDIDOS 
EN HOSPITALES DE REFERENCIA EN EL DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA EN EL AÑO 
2007: DERIVACIÓNES POLITICAS 
 
 
CARLOS ALBERTO GIRALDO GIRALDO 
TRABAJO PARA LA MAESTRIA EN CIENCIA POLITICA 
Hernando león Londoño Berrio 
ASESOR  
 
 
 
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLITICOS 
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA 
MEDELLÍN 
 Abril de 2010 
 
 
 
 
 2
 
 
 
A Edelmira, compañera de sueños, que protesta 
porque la dejo sola por culpa de mis veleidades intelectuales 
 
 
 
A Carlos Andrés, Julián y Aura María con todo mi amor 
 
 
 
 
A mis nietos que me retan 
 
 
 
A Efraín y Elvia, mis padres, que me enseñaron el valor del 
compromiso y de la perseverancia 
 
 
 
A mis hermanos, la tribu, fraguados en la lucha 
 
 3
 
Agradecimientos 
 
Muchas personas e instituciones contribuyen para que un trabajo de esta 
naturaleza llegue a término. El Centro de Investigaciones de la Facultad de 
Enfermería de la Universidad de Antioquia que administró el proyecto de 
investigación “Caracterización de escenarios de violencia por lesiones no fatales 
en usuarios atendidos en instituciones prestadoras de servicios de salud en 
Antioquia 2007“ que sirvió de base a la investigación de la que es producto esta 
tesis. Al Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín y al Hospital 
Antonio Roldan Betancur de Apartadó que facilitaron el trabajo de campo. Al Grupo 
de Investigación en Violencia Urbana de la Universidad de Antioquia cuyos 
integrantes han sido mis compañeros de viaje en la investigación de la violencia y 
que participaron en la recolección de la información y en al discusión de los casos; 
en particular agradezco a Maria Francisca García y Nidia Cristina López con 
quienes compartí parte de este trabajo. Al grupo de Investigación Hegemonía, 
Guerras y Conflictos del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de 
Antioquia que fueron mis interlocutores en la formulación y el desarrollo de este 
proyecto. A los estudiantes de medicina de la Universidad de Antioquia que han 
inspirado mi trabajo como profesor, en especial a los que han sido solidarios con 
nuestras inquietudes investigativas. 
Muy especialmente quiero agradecer a los hombres y mujeres que a pesar de su 
dolor y sufrimiento se dispusieron a responder a las entrevistas, permitiéndonos 
con ello desarrollar algunas ideas alrededor de la violencia y rescatar su voz y con 
ella la de las víctimas de la violencia 
 
 
 
 
 
 4
 
 
 
 
 
TABLA DE CONTENIDO 
 
INTRODUCCIÓN ................................. ¡Error! Marcador no definido. 
1. CONSIDERACIONES ÉTICAS ................................... 10 
2. LOS ANTECEDENTES ....................................................... 11 
3. LOS PUNTOS DE PARTIDA.............................................. 16 
3 1. El lenguaje y el sufrimiento 16 
3.2 El sujeto y la subjetividad 20 
3.3 Hacia lo subyacente 21 
3.4. La violencia: aproximaciones a su conceptuación 24 
3.5. Referencia y contrarreferencia en el sistema de salud colombiano 27 
3.6. La región de Urabá 28 
3. 7. Medellín y el área metropolitana 34 
4. LOS CAMINOS PARA LA INDAGACIÒN.............. 41 
4.1. Los escenarios y su construcción 41 
4.2. La comparación como estrategia investigativa. 47 
4.3 Diseño metodológico 50 
4.4 Población 57 
4.5 Técnicas de recolección de información 58 
4.6 Procesamiento y análisis de la información 59 
5. LOS HALLAZGOS ...................................................................... 61 
5.1 Valle de Aburrá (hospital Universitarios San Vicente de Paúl) 63 
5.1.1. La familia como tragedia .................................................................... 63 
5.1.2. Justicia paralela .................................................................................. 67 
5. 1.3. La ley de la calle ................................................................................. 72 
 5
5.1.4 El excluido .......................................................................................... 75 
5.1.5 Intolerancia ......................................................................................... 79 
5.1.6. Era obvio ............................................................................................ 85 
5.1.7. Por de malas ........................................................................................ 88 
5.1.8 Iguales a mí ......................................................................................... 91 
5.1.9. El duro ................................................................................................ 94 
5.2 Categorías emergentes generales a los casos. Área metropolitana del Valle 
de Aburrá (Hospital Universitario San Vicente de Paúl) 98 
5.2.1 Marginalidad-exclusión ...................................................................... 98 
5.2.2 Atmósfera Mortífera ......................................................................... 103 
5.2.3 Personalidad ..................................................................................... 105 
5.2.4 El riesgo como fiesta ........................................................................ 109 
5.3 Región de Urabá. (Hospital Antonio Roldan Betancur) 112 
5.3.1 El sacrificado. ................................................................................... 112 
5.3.2. El abraza(sa)do ................................................................................. 114 
5.3.3 El predicador civil ............................................................................ 116 
5.3.4 Nos tienen culebra ............................................................................ 118 
5.3.5 Milicio. ............................................................................................. 121 
5.3.6 El taxista divertido. ........................................................................... 123 
5.3.7 La marca del amor ............................................................................ 125 
5.4 Categorías emergentes generales. Región de Urabá (Hospital Antonio 
Roldan Betancur) 127 
5.4.1. Naturalización del horror. ................................................................. 127 
5.4.2. Resistencia. ....................................................................................... 130 
5.4.3. Órdenes alternos ............................................................................... 132 
5.4.4. Desconfianza institucional. ............................................................... 134 
5.4.5. Redes mixtas de coerción. ................................................................ 135 
5,4,6. Violencia de género .......................................................................... 137 
6. LOS PUNTOS DE LLEGADA ....................................... 141 
6.1 Consideraciones generales ....................................................................... 141 
6.2. Víctimas y victimarios 143 
6.3 Ordenes alternos 143 
6.4. Las resistencias 144 
 6
6.5 La violencia de género146 
6.6 La seguridad sitiada 147 
6.7 Socialización bélica 147 
6.8 Límites de la investigación 151 
6.9 A manera de colofón 151 
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ........................ 154 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 7
INTRODUCCIÓN 
 
Este trabajo ha sido planteado tomando como base la investigación 
“Caracterización de escenarios de violencia por lesiones no fatales en usuarios 
atendidos en instituciones prestadoras de servicios de salud en Antioquia 2007”1,2 
proyecto del Grupo de Estudios en Violencia Urbana, que se propuso establecer 
las características de los escenarios3 de violencia teniendo como punto de partida 
lesiones infligidas por otra persona. Este grupo ha desarrollado diversas 
investigaciones en los últimos años que tuvieron como eje central el concepto de 
escenario de violencia como instrumento que permite articular aspectos 
coyunturales y estructurales en la interpretación de la violencia; adicionalmente ha 
establecido como campo de indagación lo urbano, en tanto lo atinente a la ciudad y 
a lo urbano da cuenta de la forma como han evolucionado los arreglos 
institucionales y los conflictos sociales de un país que ha virado de una condición 
predominantemente rural a una urbana. Si bien este grupo tiene su origen en la 
 
 
 
1 Grupo de Investigación en Violencia Urbana. Departamento de Medicina Preventiva, 
Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Facultad de Enfermería. Grupo 
Interinstitucional Universidad de Antioquia – Eafit - Luis Amigó. Líneas de investigación: Escenarios 
de violencia y Violencia y vínculo social. 
2 Convenio Interadministrativo No. 2007-CF-120064. Universidad de Antioquia – Facultad de 
Enfermería (Centro de Investigación de la Facultad de Enfermería – CIFE), 
3 Los escenarios de violencia se han definido como aquellos complejos de dimensiones y variables 
diferenciadas, que dinamizan modalidades específicas de violencia, inciden en su racionalidad y 
permiten significarlos y enmarcarlos en los contextos más generales en que se realizan, tales como 
la lucha política, defensa de la propiedad, delincuencia urbana o rural dentro de ámbitos como lo 
nacional, lo regional o lo local. Estas dimensiones y variables, unas con mayor o menor 
significación individual y social, incluyen: actores visibles o invisibles, vínculo entre ellos, el carácter 
público o privado del hecho violento, su carácter anónimo o no, las formas de organización de los 
actos, el método y los instrumentos utilizados, la intencionalidad y el móvil, el objeto en disputa, los 
elementos geográfico/territoriales, las magnitudes, los tiempos, el par individual/colectivo, las 
creencias, la relación con la ley y otras redes sociales (Camacho, A. y Guzmán, A. Colombia, 
Violencia y Ciudad Ediciones Foro Nacional: Bogotá. 1990, pp. 21) 
 8
Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, esta propuesta ha 
evolucionado en lo interinstitucional y lo interdisciplinario4. 
Dada la heterogeneidad del hecho violento se ha generado la necesidad de 
introducir distintas perspectivas y disciplinas que posibiliten una mejor 
aproximación a un fenómeno complejo como es la violencia. Ya este grupo había 
diversificado el análisis mediante una investigación de tipo cualitativo que incluyó a 
jóvenes sometidos a la tutela de un juez y recluidos en una institución de 
rehabilitación, lo que generó una propuesta interesante desde la perspectiva de 
victimarios reales y potenciales. Esta investigación se realizó como un trabajo de 
grado en Psiquiatría, lo que abrió el camino para que esta especialidad clínica se 
involucre en este tipo de proyectos5. 
 Merece también consideración la introducción de la investigación cualitativa de 
tipo comparado, dado que en el ámbito de la Ciencia Política es una metodología 
que resulta útil para abocar dimensiones de la realidad que no se captan bien con 
las metodologías cuantitativas. 
Al inicio este escrito se ocupa de la importancia de la violencia como objeto de 
estudio en la ciudad de Medellín y el Departamento de Antioquia, tanto por su 
magnitud como por los efectos perturbadores sobre los individuos y la sociedad. 
Luego señala que al enfocar la indagación sobre personas lesionadas hace visible 
un conjunto de hechos que se desestiman en su importancia en favor de los 
homicidios, y ofrece la posibilidad de que la víctima hable y ofrezca su 
 
 
 
4 Se han sumado otras facultades de la misma universidad, como las de Enfermería y Salud 
Pública, y otras universidades como Eafit y la Luis Amigó. 
 
5 “Representaciones sociales de jóvenes infractores sobre actos violentos en Medellín 2005-2006”. 
Este trabajo cuenta con el apoyo de la Universidad de Antioquia, la Fundación Universitaria Luís 
Amigó y la E.S.E. Metrosalud, Medellín, Colombia. Grupo de Estudios en Violencia Urbana 
 
 9
interpretación sobre el acontecimiento violento en el que se vio involucrada y 
participe en la construcción de su lógica 
De otro lado, la ampliación del campo de observación llama a distintas disciplinas, 
en este caso a la Ciencia Política, para que ponga su perspectiva y sus métodos al 
servicio del conocimiento de la violencia y potencie hallazgos que conduzcan a la 
búsqueda de alternativas más allá de las convencionales. 
Este trabajo escoge una perspectiva que considera que es posible hallar una 
racionalidad en las emociones, aquellas que conducen a un intercambio violento 
entre los seres humanos y que en ese nivel de observación también se encuentran 
huellas de lo político. El objetivo es, entonces, articular la relación entre la 
violencia y los escenarios y establecer el contenido político que emerge cuando se 
pone en juego lo subjetivo de los involucrados en el acontecimiento que produce la 
lesión y que en tanto tal no es evidente, sino del orden de lo subyacente. Utiliza 
una metodología comparada con el fin de controlar la información obtenida en 
espacios diferentes como son el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, referente 
principal del Hospital Universitario San Vicente de Paúl y la Zona de Urabá, zona 
de frontera, referente del Hospital Antonio Roldan Betancur de Apartadó. Así 
situaciones hospitalarias de regiones diferentes, descritas como lesiones con una 
ubicación anatómica, producidas por un tipo de arma, de una gravedad que 
justifica la hospitalización, y que requiere uno u otro tratamiento, son miradas 
desde una óptica que permite indagar por las condiciones subjetivas en que se 
producen, genera una información destinada a describir los escenarios en que se 
presentan y da lugar a algunas derivaciones políticas. 
 
 
 
 
 
 
 
 10
 
 
1. CONSIDERACIONES ÉTICAS 
En la elaboración de esta investigación se tuvo en cuenta la resolución 8430 de 
1983 del Ministerio de Salud que establece las normas científicas, técnicas y 
administrativas para la investigación en salud; esta norma hace énfasis en el 
principio de beneficencia y no maleficencia. Los entrevistados aceptaron 
libremente participar y acogieron las condiciones de la misma, al suscribir el 
consentimiento informado. Los datos obtenidos fueron protegidos mediante el uso 
de seudónimos. A la información sólo tuvieron acceso los entrevistadores y en 
algunos casos las estudiantes de pregrado vinculadas a la investigación principal 
que colaboraron en las transcripciones de las entrevistas. 
Es del caso señalar que la posición del investigador implicó un compromiso con la 
víctima en el esfuerzo por encontrarlesentido a las condiciones en las cuales se 
generó la lesión, así como en el hacer del encuentro con el lesionado una 
experiencia de reparación. 
 11
 
2. LOS ANTECEDENTES 
La historia de nuestro país y la configuración del Estado Colombiano se han visto 
atravesados por la violencia. El homicidio como su máxima expresión ha generado 
impactos negativos sobre todos los ámbitos de construcción y desarrollo de la 
sociedad, las posibilidades de proyección de las comunidades y el despliegue de 
las capacidades de los individuos. En Colombia, la violencia homicida se ha 
incrementado en las dos últimas décadas, superando a otras formas de violencia 
 .7۔6
En la actualidad Antioquia representa uno de los departamentos donde se 
concentra el mayor número de homicidios del país, y de éstos, Medellín aporta 
una elevada cuota que ha tenido oscilaciones importantes en la última década, lo 
que exigen trabajos sistemáticos que ayuden a entender esa evolución. Las cifras 
son contundentes también al mostrar como Antioquia aporta una alta cuota a las 
diferentes manifestaciones de violencia en el concierto nacional.89۔ Dentro de ellas 
interesan las lesiones intencionales no fatales, es decir, aquellos actos en los 
cuales dos o más personas entran en conflicto y una o más de ellas sufren daños 
en el cuerpo que no resultan en la muerte. Los datos del Instituto de Medicina 
legal, resultado del registro de los reconocimientos legales, lo que hace suponer 
un subregistro, muestran un aumento creciente en las tasas por cien mil 
 
 
 
6 Franco, S. “Violencia y salud en Colombia”. Revista Panamericana de Salud Pública. Nº 1, 
Washington, OPS, septiembre, 1999, pp. 93-103. 
 7 Sánchez, Gonzalo y Ricardo Peñaranda. Pasado y presente de la violencia en Colombia. 
Medellín, La carreta editores, 2007 
8 Forero L. J. “Caracterización del homicidio en Colombia (2002)”. Forensis. Bogotá, Instituto 
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2003, pp. 16-47. 
9 Según el Observatorio de vida de la gobernación de Antioquia, en un informe publicado en 
Noviembre de 2007, reconoce que desde el 2001 ha habido un descenso sostenido de los 
homicidios, pero aún permanece por encima del promedio nacional. La tasa de homicidios por 
100.000 habitantes fue de 47 .96 para Antioquia y el promedio nacional fue de 37.19 
 12
habitantes: 191 en el 2004, 246 en 2005, 277 en 2006 y 304 en 2007. Según la 
misma fuente la tasa para Antioquia en 2006 fue de 195 y para 2007 de 22010. 
Aun así, ocupan poco espacio en la preocupación colectiva dada la presencia 
abrumadora del homicidio, que si bien es la presentación más visible y ruidosa del 
fenómeno, deja de lado posibilidades de dilucidación que se aprecian mejor en el 
caso de las lesiones, cuando, además, se dispone de la información aportada por 
los actores. 
Las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias 
Forenses11 revelan que en promedio, mensualmente en Colombia fueron heridas 
10.873 personas, 362 diariamente, o 15 cada hora. Según el mismo informe, el 
número de víctimas y la tasa de lesionados por violencia común en las principales 
ciudades ubica a Medellín (6.224 y 275 por cien mil) como la quinta ciudad en el 
concierto nacional. Las otras tasas son en orden descendente: Bogotá (33.272 y 
472 por cien mil), Bucaramanga (2.301 y 442 por cien mil), Barranquilla (3.459 y 
297 por cien mil) y Cali (6.279 y 289 por cien mil). 
No obstante la magnitud de estas cifras, se carece de políticas que busquen 
reducir su impacto, a lo que contribuye el hecho de que el problema es 
subregistrado, incluso en las instituciones de salud en donde se desestima la 
información sobre las circunstancias y características de los hechos en los que se 
producen las lesiones12,13. Adicionalmente, la investigación se ha centrado en los 
espacios en los que la violencia hace más ruido y en los que la presión de la 
sociedad reclama respuestas, como es el centro en desmedro de la periferia. 
 
 
 
10 De la Hoz, G. “Lesiones personales Colombia 2007”. Forensis, Bogotá, Instituto Nacional de 
Medicina Legal y Ciencias Forenses; 2007, pp. 59-96 
 
11 De la Hoz, G. op. cit., pp. 59-96. 
12 Hernández, W. “Lesiones interpersonales”. En; Datos para la vida. (Forensis), Bogotá, Instituto 
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2001, pp. 63-81. 
13 Concha, A y Espinosa R. “Lesiones violentas no fatales registradas en instituciones de salud”. 
En: Instituto de Investigación y Desarrollo en Prevención de la Violencia y Promoción de la 
Convivencia Social (CISALVA). Memorias Reunión Consultiva de la Red Andina de Prevención de 
la Violencia 2001. Cali: Universidad del Valle; 2001, pp. 16-26. 
 13
Pero, en ambos espacios se minimizan las implicaciones de las lesiones como 
forma de violencia. De otro lado, algunos autores14encuentran una desproporción 
entre la investigación y las acciones del estado y la sociedad. 
Para un mejor entendimiento de la violencia es necesario mantener una 
concepción compleja de ella y hacer el esfuerzo de materializar ese punto de vista 
en los diseños investigativos, y así evitar que en la operacionalización del concepto 
se sustraigan aspectos esenciales, lo que suele presentarse en trabajos muy 
rigurosos en su formulación matemática, pero lejos de la realidad del fenómeno 
que se quiere dilucidar. En consecuencia se considera la violencia “como una 
relación social aprendida (peculiarmente humana) de resolución de conflictos y 
ejercicio asimétrico de poder, que se caracteriza por la intervención de por lo 
menos dos oponentes, individuales o colectivos, en condición pasiva o activa y en 
la que intencional o direccionalmente se recurre al abuso de la fuerza, para 
lesionar o dañar la integridad personal (física, mental o moral ) del opositor, para 
de esa forma obtener un determinado interés o fin, y con las consecuencias que de 
ello se derivan”15. Su materialización resulta de un proceso que tiene una 
racionalidad, unos determinados contextos, motivaciones, afectos, legalidades, 
recursos y escalas valorativas. Además, el conflicto es tramitado por fuera de las 
reglas que regulan las relaciones sociales, es decir, se utilizan medios “por fuera 
del derecho y de la ley.”16 
Saúl Franco señala como diversas investigaciones sobre violencia han tenido 
como supuesto teórico que los hechos violentos no son fortuitos, que obedecen a 
una racionalidad que es posible dilucidar, en la que están inmersas dimensiones 
 
 
 
 14 Bejarano Jesus Antonio. Una agenda para la paz. Aproximaciones desde la teoría de la 
resolución de conflictos. Bogotá, Tercer Mundo editores, 1995, p. 38. 
 
15 Rojas Bernal, M. “La incertidumbre de historiar las ciudades. La infinitud de la ciudad como 
objeto de estudio histórico”. En: Memoria y sociedad.. 07, No. 14, Santafé de Bogotá. Abr. 2003, p. 
5-17. 
16 ibíd. p. 18 
 14
como la económica, la sociocultural y la política, que se entrecruzan de distintas 
maneras, según los escenarios que se configuren17. El mismo autor ha señalado 
que la comprensión de la violencia que parte de categorías convencionales, 
generalmente binarias, deja de lado aspectos, no convencionales y no aparentes, 
que pueden tener un mayor peso en su comprensión. Mediante el proceso de 
investigación del grupo de Violencia Urbana se han aislado algunas condiciones 
que gravitan sobre el hecho violento y que si se agrupan según se presentan en 
uno u otro caso es posible discriminar distintos escenarios cuya configuración 
propone diversas lógicas explicativas. Con los relatos que los lesionados hacen de 
su experiencia, se cierne el el discurso con el que cada uno de los entrevistados 
da cuenta de su vivencia, de su decir con respecto a las circunstancias, las 
acciones,las identidades, los móviles, las intenciones, las interacciones y las 
huellas referidos al hecho violento en el que se vio inmerso. En otros términos, 
desde lo que ese sujeto refiere de la experiencia y en especial aquellos aspectos 
relacionados con el haber sido lesionado. Se da la palabra a las víctimas de 
lesiones, frente a un hecho que frecuentemente es mudo más allá de las 
implicaciones médicas. 
El supuesto es que realizado este proceso se pueden sedimentar hallazgos que 
potencian el escenario como forma de aproximación al estudio de la violencia y 
amplían los alcances de las lógicas explicativas al poner a hablar a los actores 
como fuente primaria y al poner en relación el hecho con el actor. 
A partir de lo anterior cabe entonces preguntarse: En el marco de las dinámicas 
personales, familiares, sociales, económicas, culturales y políticas de las personas 
que recibieron lesiones de tal gravedad que requirieron atención en un hospital de 
mayor complejidad, ¿cuáles son los contenidos políticos posibles de establecer al 
 
 
 
17 Franco, S. El quinto: no matar. Contextos explicativos de la violencia en Colombia. Santafé de 
Bogotá, IEPRI - Universidad Nacional, Tercer Mundo Editores, 1999, p 65. 
 
 15
poner en relación los casos de lesiones intencionales, no fatales y no 
autoinfligidas, atendidas en dos hospitales regionales, de referencia, del 
Departamento de Antioquia, con los escenarios en los que se producen, según los 
elementos subyacentes que emergen?. También, ¿Cuáles son las similitudes y las 
diferencias posibles en dos regiones del Departamento de Antioquia al comparar 
los hallazgos obtenidos en dos hospitales de referencia. Y en qué medida estos 
hallazgos amplían el contenido y la caracterización de los escenarios de violencia 
y el alcance de las lógicas explicativas que se construyen. 
El término figuración se introduce para realzar la tensión permanente entre lo 
individual y lo colectivo en el estudio de la violencia. Es una noción acuñada por 
Norbert Elias quien lo define así: “utilizo el término figuración como término general 
para designar la estructura formada por personas interdependientes, bien como 
grupos, bien como individuos.”18 Para el autor, la interacción entre los seres 
humanos se da desde niveles distintos de autonomía, pero nunca tiene una 
autonomía total y absoluta, desde el principio hasta el final de su vida se remite y 
se orienta hacia otros seres humanos y depende de ellos. El entramado de la 
remisión mutua entre los seres humanos es lo que corresponde a las figuraciones. 
Este concepto vincula dos procesos sociales que se dan a diferentes niveles: la 
psicogénesis y la sociogénesis. La violencia y para el caso las lesiones 
intencionales son formas prototípicas de interacciones que ponen de presente la 
interdependencia y los procesos sociales en los que se juegan tanto la 
sociogénesis como la psicogénesis. 
 
 
 
 
 
 
18 Norbert, Elias. Compromiso y Distanciamiento. Barcelona, Editorial Península, 1990, p.113. 
 16
3. LOS PUNTOS DE PARTIDA 
 
3.1 El lenguaje y el sufrimiento 
Al abordar la violencia desde la perspectiva de las víctimas mediante lo que ellos 
dicen de la experiencia, nos ocupamos del lenguaje y su relación con la emoción, 
la pasión y el sufrimiento, como componentes de la experiencia subjetiva a la que 
está abocada una persona cuando se involucra en una interacción violenta en la 
que recibe una lesión y por tanto adviene a la condición de víctima. 
Varios autores han abordado este tema y desde perspectivas distintas se 
aproximarse a esa experiencia íntima de los sujetos que son víctimas de violencia, 
algunos desde lo individual y otros desde lo común que puede haber entre ellos. 
Veena Das se inclina hacia lo inefable de la experiencia emotiva y a la limitación 
del lenguaje —y aun más del lenguaje científico—, a la realidad de esta 
experiencia19. Según Sergio Moravia “la pasión es una construcción teórica, es 
una palabra concepto antes que una cosa”20; de esta manera el autor aboga por la 
construcción social del sentimiento y su huella en las palabras a partir de lo cual 
reclama su historicidad y semantización. 
 Wittgenstein reacciona en contra de la idea de lo indecible del dolor. Para este 
autor, “los juegos del lenguaje no se inician ni concluyen en la conciencia del 
jugador y son algo más que un comportamiento subjetivo pues están inmersos en 
redes subjetivas de significado. Los aprendemos en forma similar a todo el 
lenguaje, es decir, no surgen de un razonamiento, sino que tienen la fuerza de la 
certeza con la cual nos educamos y solo posteriormente entendemos sus 
 
 
 
19 Das, V. “Language and Body:Transactions in the Construction of Pain”, in Kleinman Arthur et al 
(eds.) Social Suffering, Berkeley, Los Angeles, London: 1999. p. 67-91. 
20 Moravia, Sergio. Citado en: Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia. 2007. Texto disponible 
en: www.unal.edu.co/ces/index_archivos/mj.doc,. p. 28 consultado el 12 de enero 2009. 
 17
variaciones.21” La profesora Miriam Jimeno apoyada en lo planteado por otros 
autores como Byron Good, plantea que no se trata de sostener una visión del 
lenguaje como transparente, como en el mundo natural, pero es posible aprender 
sobre las prácticas interpretativas del sufrimiento humano y su papel constitutivo 
en los procesos sociales22. 
Con respecto a la relación entre las ciencias sociales y la investigación de las 
emociones, Jimeno agrega: “Me parece importante la propuesta de Das sobre la 
necesidad de las ciencias sociales y de los estudios en general, de reconocer el 
dolor de los otros y la grave falla al ignorarlo. En verdad esto hace parte de una 
larga práctica de la ciencias sociales por ignorar las emociones como parte de las 
relaciones sociales y del sentido de la acción humana”.23 En concordancia con 
esto, Michael Harkin habla de la importancia de conocer el estado emocional de 
los actores y sobre todo al contenido cultural específico de las emociones y de su 
posición en esas culturas, lograrlo es recobrar una dimensión de la acción social, 
pues las emociones son en parte reacciones, en parte comentarios hacia la acción 
social de otros, con su contenido moral y su potencial como instrumento político de 
descalificación y subordinación24. 
 Según Miriam Jimeno, el estudio del lenguaje con el cual se expresan las 
experiencias dolorosas nos permite llegar hasta el punto en el cual se anudan 
procesos y configuraciones culturales con las especificidades de la experiencia 
subjetiva; la manera como se enuncian y dejan de enunciarse las experiencias 
 
 
 
21 Wittgenstein, Ludwig, Sobre la certeza. Barcelona, Gedisa, 1997, p. 54 
22 Jimeno, M. Crimen pasional. Contribución a una antropología de las emociones, Bogotá, 
Universidad Nacional de Colombia, 2004, pp. 98-101. 
23 Ibid. p. 164 
24 Harkin, M. “Feeling and Thinking in Memory and Forgetting: Toward an Ethnohistory of the 
Emotions”. Etnohistory, V. 50, Nº. 2, University of Arizona, 2003, pp. 261-284. . 
 18
dolorosas son practicas interpretativas, como las llama Byron Good25, en las que 
yacen claves de sentido que nos permiten identificar motivaciones personales y 
colectivas y cargas afectivas tanto como los acentos y los énfasis culturales en la 
historia de un determinado grupo social. 
 Michael Harkin propone identificar esquemas emocionales relevantes que están 
insertos en el discurso26, y por su parte Jimeno considera que no son sólo claves 
de acceso a formaciones culturales, sino que estos relatos nos hacen posible 
acceder a lo que una cierta experiencia ha significado para un sujeto humano 
específico27. En la narración de la experiencia se crea un terreno comúncompartido entre narrador y escucha en el que no sólo se intercambia y pone en 
común un contenido simbólico (cognitivo) sino también y sobretodo, se tiende un 
lazo emocional que apunta a reconstituir la subjetividad que ha sido herida. La 
interacción con el investigador como una forma de reparar la subjetividad de la 
víctima conmovida por el acontecimiento. Al hacer esto se estaría cerrando una 
brecha conceptual que ha persistido en el pensamiento social, entre sujeto, 
subjetividad y hechos socioculturales y entre pensamiento y sentimiento. Jimeno 
dice: “El lenguaje de la experiencia personal nos acerca a la experiencia del dolor 
subjetivo, al de quienes han sido víctimas, para darle el reconocimiento y la 
visibilidad por la que aboga Das”28. 
La reparación también hay que pensarla cuando el efecto del conflicto es la 
producción de una lesión. No se trata de desestimarla porque el resultado final no 
 
 
 
25 Good, B citado en: Jimeno, M: Lenguaje, emociones y violencia. Bogotá, Universidad Nacional, 
2007. 
26 Harkin, M. Op.cit., pp. 261-284. . 
27 Good, B citado en: Jimeno, M: Lenguaje, emociones y violencia. 2007. p 35. Disponible en: 
www.unal.edu.co/ces/index_archivos/mj.doc; consultado enero 21 de 2009. 
 
28 Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia. 2007. p 40. Disponible en: 
www.unal.edu.co/ces/index_archivos/mj.doc; consultado enero 21 de 2009. 
 
 19
fue la muerte. En consecuencia es dable pensar la reparación en el caso de la 
lesión29 como el movimiento hacia la producción de una sutura del tejido social, 
desgarrado en la interrelación víctima – victimario. Es la acción sobre las almas 
amilanadas, las dignidades socavadas, los afectos truncados y las existencias 
empobrecidas. 
La profesora Jimeno30 propone una interacción entre subjetividad, discurso y 
emociones. Según ella la subjetividad en tanto conciencia de sí no encierra al 
individuo en sus sentimientos y pensamientos internos sino que se conforma 
mediante un proceso social que se proyecta fuera de uno mismo hacia otros: “el 
discurso, el lenguaje, es un vehículo de construcción ínter subjetiva” pero aclara 
que no se trata de que exista una transparencia o correspondencia unívoca: “Entre 
el sujeto y su experiencia se abren como bien lo ha mostrado el psicoanálisis, 
procesos de negación, olvido selectivo, mistificación, auto justificación y todos los 
mecanismos que hacen compleja y contradictoria la conciencia personal y la 
comunicación de las experiencias subjetivas”. Aclara que: “no obstante aún 
evitando el caer en la ingenuidad de la transparencia del discurso sobre la 
experiencia de dolor y violencia, es mediante el discurso en la forma de testimonio 
o relato personal, como se hace posible comprender lo sucedido como un proceso 
que es al mismo tiempo histórico- cultural tanto como subjetivo. Es en el relato 
sobre la experiencia subjetiva como se hace posible encontrar alguna 
convergencia entre lo político, lo cultural y lo subjetivo, entre las emociones y las 
cogniciones que impregnan y le dan sentido a la experiencia. En consecuencia 
podría considerarse que una “completa” forma de abordar las experiencias de 
violencia es teniendo en cuenta las expresiones de dolor subjetivo que también se 
articulan a determinados dispositivos culturales. Ella considera que “El referirse a 
 
 
 
29 Giraldo, C. A. “De la verdad a la reparación en el conflicto colombiano: un enfoque”. En: 
Violencia, dolor y duelo. Memorias del simposio realizado por el grupo de investigación en violencia 
urbana, Medellín: U de A. Junio de 2005 
 
30 Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia op. cit. cit p. 32. 
 20
la violencia anteponiendo la palabra experiencia apuntala el enfoque que considera 
la acción violenta desde el punto de vista de los sujetos involucrados, a mirarla 
desde su perspectiva y a colocarla en el terreno mismo de la subjetividad” 31 
3.2 El sujeto y la subjetividad 
Conviene abordar el tema del sujeto y la subjetividad dado que en esta 
investigación constituyen una vía para hacer visible lo político. Al respecto, Ivonne 
Zsas32 plantea que “los enfoques críticos y contra institucionales pusieron de 
manifiesto que los fenómenos sociales y la constitución de los sujetos colectivos e 
individuales no responden a procesos estrictamente racionales ni a la materialidad 
empírica, sino que expresan procesos complejos ligados a otras esferas y 
registros, los de la subjetividad”. Se reconoce que el psicoanálisis ha sido el 
pionero en la comprensión de la subjetividad como una parte insoslayable de la 
constitución humana. Sin embargo, dado que la aproximación metodológica 
expuesta se centra en los sistemas de los sujetos sociales más que en procesos 
intrapsíquicos, no se hace énfasis en el enfoque psicoanalítico ni en sus alcances 
conceptuales como una teoría del sujeto. En consecuencia parece más propio 
partir del concepto que la autora antes mencionada propone en términos de: “La 
subjetividad está relacionada íntimamente con procesos de significación y sentido 
que responden a los procesos socio históricos […]. La subjetividad no puede 
pensarse como un producto universal, sino como el resultado de expresiones 
particulares y temporales de los grupos y de los individuos.”33 El sujeto en la esfera 
de la significación y en el campo de lo idiosincrásico. Retomando la investigación 
de base,34 aquí se trata de mirar el problema desde la condición subjetiva de la 
 
 
 
31 Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia. op. cit. p. 28 
32 Szasz, I. y Lerner, S. Para comprender la subjetividad. Investigación cualitativa en salud 
reproductiva y sexualidad. México: El Colegio de México, 1996. pp. 206-207 
33 Ibíd. pp. 206-208. 
34 Caracterización de escenarios de violencia por lesiones no fatales en usuarios atendidos en 
 21
víctima, con el fin de establecer en qué medida genera un mayor potencial 
explicativo. 
Esta subjetividad puede ser aprehendida de varias formas. Según Ogilvie citando 
a Lacan,35 “La conceptuación efectiva de la subjetividad, de su sentido, debe 
interponerse ante este mal lenguaje. Alejarse del mal lenguaje es arrancar al sujeto 
y su sentido del sistema de vocabulario que regula su inserción en la filiación que 
habitualmente lo reivindica, y en la cual lo deja al cientificismo, para aprehenderlo 
desde un punto de vista completamente distinto, el del concepto, la perspectiva de 
una conceptualidad no cientificista (monista), sino diversificada y específica.” El 
mal lenguaje al que se refiere el autor es al que predomina en el discurso de la 
ciencia que apunta a develar las regularidades, lo que se repite de un caso al otro, 
a favor de un viraje hacia lo particular. Se trata de la trasgresión de la prohibición 
aristotélica según la cual no puede haber ciencia de lo individual. Se busca 
construir un espacio de indagación en el que el investigador se involucra y la 
inclusión de su “si mismo”, hace que las cosas emerjan de una manera distinta a si 
el fuera ajeno al proceso. 
3.3 Hacia lo subyacente 
Al abordar la investigación sobre lesiones no fatales con una metodología 
cualitativa, pretendemos hacer visibles componentes de la lógica explicativa del 
hecho que tiene que ver con aspectos no visibles, que se pueden inferir de la 
confluencia de distintos elementos objetivos, pero que sobretodo se pueden 
extraer del decir de la víctima en tanto habla de él, y en alguna forma del 
victimario, según una aproximación metodológica basada en el establecimiento de 
sentidos subjetivos con el fin de desocultar en la medida de lo posible la 
 
 
 
instituciones prestadoras de serviciosde salud, Antioquia 2007. Convenio Interadministrativo No. 
2007-CF-120064. Universidad de Antioquia – Facultad de Enfermería (Centro de Investigación de 
la Facultad de Enfermería – CIFE) 
35 Ogilvie, B. Lacan: la formación del concepto de sujeto. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 
2000, p. 35. 
 22
complejidad de lo subjetivo. Se trata de algo que no se revela de manera 
inmediata, sino que se construye desde sus diversas formas de expresión. En los 
términos de González R. “mantenemos el concepto de subjetividad para explicar 
un sistema complejo capaz de expresar, a través de una cualidad diferente, el 
sentido subjetivo, la diversidad de aspectos objetivos de la vida social y psicológica 
que concurren en su formación”36. Para avanzar en la conceptuación, el autor 
mencionado cita a Vigotsky (1987) en quien señala su propósito de integración 
entre lo cognitivo y lo afectivo tal como se plasma en su definición del sentido 
como “[…] un agregado de todos los hechos psicológicos que surgen en nuestra 
conciencia como resultado de la palabra. El sentido es una formación dinámica, 
fluida y compleja que tiene innumerables zonas que varían en su inestabilidad. El 
significado es apenas una de esas zonas de sentido que la palabra adquiere en el 
contexto del habla”. Cuando se logra establecer el significado, solo se están 
iluminando parcialmente los hechos psicológicos que componen el sentido. 
El mismo González R. propone la categoría sentido subjetivo como una 
herramienta de análisis que comporta “la unidad inseparable de los procesos 
simbólicos y las emociones en un mismo sistema, en el cual la presencia de uno 
de estos elementos evoca al otro, sin que sea absorbido por el otro”. Según el 
autor en esta unidad compleja circulan diferentes tipos de emociones que se 
asocian de múltiples formas con diversos procesos simbólicos que confluyen en el 
sentido subjetivo, que es el referente a través del cual se puede dar cuenta de la 
experiencia humana. Mediante la categoría de sentido subjetivo se pretende 
explicar el desarrollo de la emocionalidad como resultado de la convergencia y 
confrontación de elementos de sentido, constituidos en la subjetividad individual 
como expresión de la historia del sujeto. 
 
 
 
36 González, F. Investigación cualitativa y subjetividad: los procesos de construcción de la 
información. México: Mc.Graw-Hill: 2007, p. 231. 
 23
Lo subyacente también tiene su expresión en la perspectiva política. Las 
confrontaciones mayores y las guerras civiles promueven narrativas colectivas de 
grandes hazañas o derrotas de alguno de los bandos en conflicto, en un enfoque 
binario, sin que se establezca determinantes importantes de la confrontación que 
tuvieron como fundamento asuntos locales o aun personales que permanecen 
invisibles. Como plantea Stathis N. Kalyvas,37 “Con frecuencia las acciones en “el 
terreno” resultan estar relacionadas con conflictos locales y privados más que con 
la confrontación dominante de la guerra”. El autor parte de considerar muy pobre la 
calidad de la información sobre la violencia y las guerras civiles. Lo que sale a la 
luz como los hechos y las identidades de los ejecutantes padecen la manipulación 
instrumental de los distintos actores derivada de motivaciones rígidas. Los hechos 
visibles, grandes o pequeños, están indefectiblemente sometidos a la deformación 
y pasados por el tamiz de las intenciones de los participantes 
Debe estimularse la sospecha con respecto a las versiones oficiales en relación a 
las guerras civiles, y para el caso de esta investigación a la primera versión de los 
hechos, toda vez que el equívoco es lo predominante: “La ambigüedad es 
endémica a las guerras civiles; esto convierte su caracterización en la búsqueda 
de una naturaleza siempre más profunda, más “real”, presumiblemente escondida 
debajo de fachadas engañosas (un ejercicio parecido al que se realiza al descubrir 
muñecas rusas)”38 
 
 
 
 
 
 
37 Kalyvas, S. N. “La ontología de la "violencia política", acción e identidad en las guerras civiles”. 
Análisis político. n° 52. Bogotá: IEPRI. 2004, p. 3. 
38 Ibíd. p. 3. 
 24
3.4 La violencia: aproximaciones a su conceptuación 
 
La violencia como objeto de estudio a través de la historia, ha presentado una gran 
diversidad conceptual. Riella 39, encuentra dos vertientes predominantes que 
sintetizan las diversas apreciaciones sobre la violencia. De un lado está aquella 
que la considera como un fenómeno aislado, que debe controlarse a través de un 
proceso compulsivo de integración social. La idea fuerza de este enfoque es que el 
desarrollo de la sociedad produce como residuo del proceso creciente de 
“modernización” algunas disfunciones y desajustes, de los cuales la violencia y la 
delincuencia son parte. La segunda vertiente de análisis de la violencia pone su 
énfasis en los procesos de dominación y conflicto, conceptuándola como resultante 
de la interacción entre estas dos dimensiones. El foco principal de estos últimos 
análisis está en las nuevas formas de violencia que se instalan en la sociedad con 
la creación del estado moderno. A este enfoque se adscribe el presente trabajo. 
Franco40, hace eco de una forma de pensar la violencia muy presente en el debate 
actual, al definirla como: “Toda forma de interacción humana en la cual, mediante 
la fuerza, se produce daño a otro para la consecución de un fin41”. De esta 
definición se explicitan algunas características propias de la violencia tales como: 
la condición de ser específicamente humana, en la medida en que es una actitud 
aprendida y desarrollada por los seres humanos, en una sociedad, con toda la 
complejidad que de ello se desprende. De ahí se deriva, así mismo, su carácter 
histórico. 
 
 
 
39 Riella, A. “Violencia y Control Social: El debilitamiento del orden social en la modernidad”. 
Papeles de Población, octubre diciembre 2001, Nº 030. México, p. 43. 
40 Franco, Saul. El quinto: no matar. Contextos explicativos de la violencia en Colombia. Op.cit. p 
25. 
41 Franco, Saúl. El quinto: no matar. Op. Cit. p. 28. 
 25
Elsa Blair42 se refiere a la violencia como un fenómeno que involucra individuos, 
grupos sociales e instituciones; en esa medida, tiene determinaciones y 
expresiones diferentes para cada caso, lo que dificulta la aprehensión de un 
concepto omnicomprensivo de la misma. Sin embargo, en todos los casos, la 
violencia sigue siendo una acción que atenta contra la vida, la libertad y los bienes 
de las personas. De acuerdo con Michaud43, la violencia en tanto compulsiva, 
informe, irregular por naturaleza, es especialmente rebelde al análisis. 
Angarita44, considera pertinente acoger la propuesta de algunos autores que 
enfatizan en la necesidad de conceptuar el conflicto y distinguirlo de la violencia. 
Se propugna por reivindicar el carácter necesario de los conflictos como base del 
desarrollo de las sociedades y las naciones. En el campo biológico, el desarrollo 
de las contradicciones es lo que genera el crecimiento, igualmente en las 
relaciones humanas los conflictos dinamizan los procesos sociales y transforman 
sus prácticas e instituciones. De este enfoque se desprende la necesidad de 
criticar y superar la idea que sataniza los conflictos al considerarlos como nocivos 
a las sociedades. A esto se añade, en nuestra realidad, la reiterada identificación 
que se hace de éstos con la violencia, como si fuese lo mismo. Desde esta 
perspectiva es necesario precisar que el conflicto no deriva necesariamente en 
violencia y que no se puede confundir lo uno con lo otro. La violencia, en rigor, es 
apenas una de la múltiples formas en que se pueden abordar los conflictos; por lo 
general se apela a las formas violentas para “solucionar“ los conflictoscuando las 
otras vías se han agotado. Para el caso colombiano lo que suscita la preocupación 
 
 
 
42 Blair, Elsa. Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imaginarios. Medellín, 
Editorial U. de A. – CINEP, 1999, pp. 46–47. 
43 Citado en: Blair, E. Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imaginarios. op. 
Cit. P 48 
44 Angarita C., Pablo Emilio. “Conflictos, Guerra y Violencia Urbana: Interpretaciones 
problemáticas”. En: Revista NÓMADAS Nro. 19. Caracas, 2003. pp.96- 104. 
 
 26
y alarma social es el tratamiento violento que históricamente se ha dado a los 
conflictos, que fácilmente convierte a los actores en víctimas o victimarios. 
Camacho y Guzmán45, aportan en la reflexión al considerar importante entender el 
conflicto como una situación de disparidad entre dos actores generada por la 
competencia de intereses, ya sea de tipo político, económico, religioso, cultural y 
demás, que se puedan generar dentro de las relaciones sociales. Para su solución 
se han planteado alternativas jurídicas, por lo que se justifica la existencia de las 
reglamentaciones y leyes al interior de una sociedad. También se ha optado por 
formas de conciliación que no necesariamente trascienden el plano de los actores 
involucrados, como: el diálogo, el acuerdo, y en algunos casos la resignación y el 
olvido. Con esto se entiende que no todo conflicto requiere de un escenario de 
violencia para su solución. 
En una discusión sobre la evolución de la conceptuación de la violencia en 
Colombia por parte de los investigadores, se plantea46 un viraje hacia la 
caracterización de la violencia como compleja, con el fin de precaverse de las 
explicaciones unicausales47, dado que es necesario tener en consideración 
diversos factores según las regiones, los actores y los escenarios. Adicionalmente, 
incluyen como componentes explicativos la debilidad del Estado, y en particular de 
su aparato judicial, para resolver los conflictos sociales de todo orden. Finalmente, 
y vinculado con los dos puntos anteriores, se plantea la falta de límites entre la 
violencia política y la violencia común, así como entre las causas sociales, 
económicas e institucionales. De lo anterior se concluye que la violencia se 
 
 
 
45 Camacho, A. y Guzman, A. “La violencia Urbana en Colombia; teorías, modalidades, 
perspectivas”. En: Nuevas visiones sobre la Violencia en Colombia. Bogotá: FESCOL – IEPRI, 
1997, p. 29. 
46 Castillo, Camilo, García, Mauricio, Granada, Soledad y VILLAMARIN, Adriana. “La justicia en 
zonas de conflicto armado”. En: García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Bogotá, Siglo del Hombre 
Editores, 2008, p.168. 
47 Estas incluyen las economicistas que atribuyen la violencia a la competencia por los negocios 
ilícitos o la de las condiciones materiales como la pobreza. 
 27
considera como la expresión de una serie de redes complejas de poder que se 
entrecruzan y se polarizan. Si bien este planteo podría suscitar debates alrededor 
de conceptos como el de debilidad del Estado, o sobre los énfasis en el par 
violencia política /violencia común y otros, deja claro el carácter complejo de la 
violencia, su condición polimorfa y su carácter reticular. Lo anterior constituye un 
reto para los diseños investigativos y previene de las relaciones y las 
extrapolaciones simples. 
3.5 Referencia y contrarreferencia en el sistema de salud colombiano 
La atención en salud en Colombia ha tenido una organización regionalizada 
geográficamente tanto en la época del Sistema Nacional de Salud48, como en el 
Sistema de Seguridad Social Integral que es el que rige actualmente. Esta 
regionalización consiste en la existencia de unidades locales de atención que 
prestan servicios de menor complejidad; un conjunto de estas unidades tienen una 
adscripción a una unidad de carácter regional a donde son remitidos los usuarios 
cuya atención requiere recursos y procedimientos más complejos. Se establece así 
un sistema de referencia en el que los hospitales locales envían los usuarios para 
ser atendidos en los hospitales de carácter regional, a su vez estos últimos, 
retornan, o sea, contra remiten los usuarios una vez atendidos a su hospital de 
origen. La ley 100 de 1993 en el articulo 162 parágrafo 5º establece que “Para la 
prestación de los servicios del Plan Obligatorio de Salud, todas las Entidades 
Promotoras de Salud establecerán un sistema de referencia y contrarreferencia 
para que el acceso a los servicios de alta complejidad se realicen por el primer 
nivel de atención”. 
Se origina de esta manera una relación de periferia a centro y una jerarquía entre 
los hospitales de primer nivel y los de mayor complejidad. En esta situación se 
ubican, tanto real como imaginariamente, los hospitales Antonio Roldan Betancur 
 
 
 
48 El Sistema Nacional de Salud era la estructura pública de atención en salud que existió en 
Colombia hasta 1993 cuando fue reemplazado por el Sistema de Seguridad Social. 
 28
para la Región de Urabá y el Hospital Universitario San Vicente de Paúl para 
Medellín y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Lo anterior quiere decir que 
si alguien sufre una lesión de una gravedad tal que sobrepasa la capacidad 
resolutiva del hospital de menor complejidad, es muy probable que este caso sea 
enviado al hospital de mayor complejidad de su área de influencia. 
Lo anterior quiere decir que, en términos geográficos, salvo condiciones 
excepcionales, los lesionados atendidos en el Hospital Antonio Roldan Betancur 
representan bien a la población lesionada de la Zona de Urabá y los atendidos en 
el Hospital Universitario San Vicente de Paúl representan bien a los lesionados de 
Medellín y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá49. De hecho los casos 
entrevistados en cada uno de los hospitales procedían de la zona de influencia de 
cada uno de ellos. 
3.6 La región de Urabá 
La región de Urabá, también llamado “golfo de agua dulce”, está situada en el 
extremo nororiental de Colombia, abarca territorios de los departamentos de 
Antioquia, chocó y Córdoba y tiene una extensión de 11.664 kilómetros cuadrados. 
Para el año 2005, la población de la región se calcula en 495.195 habitantes (el 
8.6% del total departamental), de éstos el 52.2% reside en las cabeceras 
municipales de la región. Del total de población de Urabá, la subregión Norte 
(Arboletes, Necoclí, San Juan de Urabá y San Pedro de Urabá) concentra el 
24.8%, es esta una subregión fundamentalmente rural, con solo la tercera parte de 
la población concentrada en sus cabeceras municipales. La subregión Centro (eje 
bananero: Apartadó, Carepa, Chigorodó Mutatá y Turbo) tiene el 68.4% de los 
habitantes y concentra en las cabeceras el 60.7%, fundamentalmente por efecto 
de la concentración de habitantes en el área urbana de Apartadó y Chigorodó, 
 
 
 
49 Si bien en Medellín hay otros hospitales con condiciones similares de complejidad al Hospital 
Universitario San Vicente de Paúl, estos no hacen parte de la comparación de esta investigación. 
 29
municipios de más concentración de población en sus cabeceras municipales. La 
subregión sur, solo concentra el 6.8% de los residentes en la región y 34.9% de 
ellos en las áreas urbanas50. Con respecto a la densidad poblacional 
(concentración de habitantes por kilómetro cuadrado), se encuentra que la región 
en su área rural tiene menos aglomeración que el Departamento: para 2005, este 
tenía 24.1 habitantes/Km2. cuando la región concentra solo 20.3 personas por km2; 
es de destacar que la región sur (conformada por los municipios de Mutatá, 
Murindó y Vigía del Fuerte) sólo concentra en sus áreas rurales 6.6 habitantes por 
Km2, siendo una de las áreas más despobladas51.Desde los tiempos de la colonia se han presentado disputas por el control del 
territorio en esta región y desde entonces fue centro de intercambios ilegales con 
los indígenas, los vendedores de oro y los comerciantes del pacífico. Tal como lo 
plantea Mauricio García52 “esta historia colonial contribuyó a crear, en el interior del 
país, la imagen de Urabá como un territorio vedado para los blancos, la civilización 
y la legalidad [….] se vio a Urabá como una zona de frontera. El polo de la 
civilización estaba ubicado en el interior de la cordillera de los Andes, y las 
calurosas y malsanas llanuras exteriores, como la de Urabá, eran vistas como 
territorios bárbaros e indómitos” 
Reviste especial interés el proceso de poblamiento de la zona. La región de Urabá 
se hizo poblacionalmente heterogénea gracias al proceso de colonización que se 
dio en estas tierras53, que además de fronterizas, eran de difícil acceso para los 
colonizadores provenientes del interior del departamento, por lo cual en un 
principio, sus habitantes fueron inmigrantes chocoanos, sinuanos y cartageneros, 
Posteriormente, en los primeros años del siglo XX, cuando los ciclos de 
 
 
 
50 Cálculos realizados con base en Anuario Estadístico de Antioquia 2004. Departamento 
Administrativo de Planeación, Departamento de Antioquia. 
51 Íbid. 
52 García V., Mauricio. Jueces sin Estado. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 2008, p. 62. 
53 Perfil de Urabá. Departamento Administrativo de Planeación. Departamento de Antioquia, 2002 
 30
explotación del caucho, la tagua y las maderas se convirtieron en una actividad 
relevante para los mercados europeo y norteamericano, se dio una vinculación 
temprana de Urabá con el exterior y al mismo tiempo una mayor demanda por 
mano de obra. Esto hizo que, entre 1936 y 1939, se iniciaran programas de 
incentivos para promover la colonización, los cuales fueron acogidos en su 
mayoría por sinuanos y chocoanos y en menor medida por antioqueños u 
originarios del interior del país. Para 1960, los flujos migratorios cobraron fuerza 
con gentes provenientes de Córdoba, Chocó, Cartagena y otras regiones de 
Antioquia, atraídos por los nuevos cultivos de banano. Este flujo migratorio 
propiciado por la bonanza bananera convirtió a la zona en una bomba de tiempo. 
Se produjo una sobrepoblación que trajo consigo especulación, desalojo y otros 
conflictos de tierra. También atrajo una ola de delincuencia común que produjo 
frecuentes enfrentamientos entre la población y la fuerza pública. 
Dos hechos marcan La década del 50 en Urabá: la violencia politica bipartidista 
que tuvo en esa época su mayor intensidad en el país y la aparición de la industria 
bananera. Con respecto a la violencia, esta zona fue refugio de habitantes tanto de 
la costa como del interior del país perseguidos por el gobierno conservador. “ante 
el temor de una posible arremetida de las policías conservadoras, con el apoyo del 
directorio liberal se conformaron las primeras guerrillas liberales de autodefensas 
hacia 1950[…] con la llegada de Rojas Pinilla al poder, en 1954, la guerrilla perdió 
parte del apoyo que tenía, y muchos líderes se sometieron a la amnistía decretada 
por el gobierno nacional […]. Sin embargo hubo grupos que no entregaron las 
armas […], estos terminaron acercándose al partido comunista y se organizaron 
como autodefensas campesinas. De este grupo surgió el V frente de las FARC” 54 
Por la misma época comenzó a desarrollarse la industria bananera. En 1959 se 
estableció en la región la United Fruit Company a través de su filial la Frutera 
 
 
 
54 Castillo, Camilo; García, Mauricio y Rubiano, Sebastián. “Estado y territorio en las regiones: 
Estudio de casos. En García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Op.cit., p. 66. 
 31
Sevilla. Tal como lo plantea el autor antes citado55 “Sin embargo, el rápido 
crecimiento económico no se reflejaba en una mejoría de vida de los habitantes de 
Urabá, pues una vez plantado, la actividad del banano consistía básicamente en 
su extracción y en su exportación al extranjero, y era muy escaso el capital activo 
que se quedaba en la región para ser reinvertido”. 
Otro elemento importante en la zona es su ubicación estratégica desde el punto de 
vista militar y comercial56.: Para los actores armados el control militar del Golfo de 
Urabá representa ventajas por la facilidad para el ingreso de armas desde 
Centroamérica y especialmente de Panamá; las rutas por las que transitan las 
armas son empleadas por el narcotráfico para enviar cocaína, sirve, además, para 
conectar departamentos con valor estratégico desde el punto de vista económico, 
político y militar como son Antioquia, Valle y los de la zona cafetera. 
Otros poderes económicos ilegales, como la industria del narcotráfico y la del 
contrabando de armas también han visto la región como “la mejor esquina de 
América” para la circulación y la producción de sus mercancías. 
 La ancestral desconfianza del Estado en la zona de Urabá se ve potenciada por la 
desatención de los conflictos agrarios derivados de la explotación bananera y el 
desconocimiento de los derechos laborales de los obreros que trabajaban en las 
bananeras. La falta de atención del Estado y la tramitación de los reclamos de los 
trabajadores por medio de la fuerza pública favoreció el surgimiento del 
sindicalismo y preparó el terreno para el establecimiento de la guerrilla que ejerció 
gran influencia a partir de 1966. 
Clara Inés García plantea la década de los ochenta como la época del 
entrecruzamiento de conflictos, y por tanto de su recrudecimiento. Este hecho 
estuvo estimulado por la decisión estratégica de los grupos guerrilleros de ampliar 
 
 
 
55 García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Op. Cit. p. 68. 
56 Uribe María Teresa, Et. al. Desplazamiento forzado en Antioquia 1985-1998. Bogotá: 
Secretariado Nacional de Pastoral Social. 2001. p. 17. 
 32
su base social para aumentar su influencia ideológica en campesinos y proletarios 
y controlar sectores importantes de la economía y el territorio. En Urabá se 
expresó principalmente a través de invasiones de tierra y en la incidencia sobre las 
relaciones obrero-patronales.57 “A partir de 1982 el conflicto obrero-patronal 
comienza a anudar los conflictos en Urabá y a darles un carácter regional. Hasta 
1982 los conflictos sociales en la región (entre propietarios y ocupantes de tierras, 
entre patronos y colonos, entre pobladores y estado, y guerrillas y ejército) habían 
seguido una dinámica social y territorial relativamente independiente unos de 
otros”. Fue pública la influencia ideológica del EPL en Sintagro y de las FARC en 
Sintrabanano y de ahí se derivó que la competencia entre los dos sindicatos por 
los afiliados fuera no sólo por la vía de la persuasión, sino por las armas. Lo 
anterior dio lugar a imbricaciones progresivas entre actores sociales, políticos y 
armados, y entre el movimiento sindical y los grupos guerrilleros, lo que derivó en 
enfrentamientos que involucraron a las guerrillas, al Estado y a los empresarios. 
1988 es también el año de la elección popular de alcaldes en la que la Unión 
Patriótica obtuvo las alcaldías de Apartadó y Mutatá. En 1992 se añadieron las de 
Turbo, Chigorodó y Murindó. 
Desde finales de los ochenta y hasta finales de los noventa Urabá se convirtió en 
la región más violenta del país. Es la época del surgimiento del paramilitarismo 
(1988) y del exterminio de la Unión Patriótica. En 1988, la situación reventó: al 
menos ocho masacres se ejecutaron en Urabá y los asesinatos selectivos, en 
especial contra políticos de la UP, eran el pan de cada día. Entre 1992 y 1996 no 
menos de 10 masacres se registraron en Urabá, algunas tan escalofriantes como 
la de La Chinita (Apartadó, 35 muertos)o la del Bajo del Oso (Apartadó, 25 
muertos). 
 
 
 
57 García, Clara Inés. Urabá: región, actores y conflicto. 1960-1990. Medellín, INER – CEREC, 
1996, p. 121. 
 
 33
”El paramilitarismo en Urabá fue el producto de una organización regional de 
autodefensas por parte de los terratenientes, y posteriormente de los empresarios, 
contra las extorsiones de la guerrilla. Dada la incapacidad estatal para combatir la 
violencia por medios institucionales, los finqueros, terratenientes y victimas de la 
guerrilla se organizaron en grupos armados de autodefensas”.58 
 Una crónica del Espectador59 señala como las consecuencias de la violencia 
guerrillera produjeron un efecto de tolerancia al accionar de los paramilitares, hasta 
una paramilitarización de la sociedad. “A los trabajadores los estaban matando por 
montones. Esto era un caos, parecía que nuestra función fuera enterrar muertos”, 
declara el vicepresidente de Sintrainagro. Refiriéndose al general Del Río60. 
Agrega: “el fue clave acá. Su presencia fue muy buena para la seguridad de los 
trabajadores. Yo no puedo decir que vi al general con los ‘paras’, pero todos 
sabíamos de ellos. Creo que la gente se mamó tanto de la guerrilla que los 
toleraba. Así a muchos no les guste, acá a Rito Alejo lo quieren”. Una mujer 
bastante cercana a todo el proceso de autodefensas de la región, que prefirió 
omitir su nombre, afirma que la discusión no es en realidad si el general Del Río 
fue cercano a las autodefensas: “Pa’ qué hablamos paja: aquí todos lo fuimos. 
Nuestra cultura es la autodefensa. Es muy raro que alguien no haya conocido al 
Alemán (líder paramilitar que opero en la zona desde finales de los años noventa)”. 
 El año de 1997 se considera como el de la pacificación de Urabá representado en 
la disminución significativa de los homicidios, el control militar y la expulsión de la 
guerrilla. Lo que coincide con la presencia hegemónica de los paramilitares, el 
aumento de la actividad del narcotráfico, y una comunidad atemorizada y 
 
 
 
58 Castillo, Camilo. García Mauricio y Rubiano, Sebastián. “Estado y territorio en las regiones: 
Estudio de casos. En García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Op.cit., p. 73. 
 
59 http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articuloimpreso-el-uraba-de-rito-alejo-del-rio. 
consultada el 17 de diciembre de 2009. 
 
60 militar judicializado por asesinato de persona protegida, comandante de la XVII brigada del 
Ejército con sede en Carepa entre 1995 y 1997. 
 34
silenciosa. El proceso que siguió es descrito por Patricia Madariaga61 así: "Allí el 
fenómeno paramilitar ha tenido uno de sus principales escenarios de consolidación 
y se ha insertado en las dinámicas regionales en todos los niveles: desde el control 
de la actividad política y los grandes negocios -legales e ilegales-, hasta el dominio 
sobre numerosas instancias de la vida social a nivel micro, a través de la 
incidencia en aspectos como el manejo del cuerpo, el lenguaje y las relaciones 
afectivas de las personas que habitan los barrios, veredas y municipios en que 
opera, así como el establecimiento de un sistema propio de administración de 
justicia frente a delitos y contravenciones. Ese control esta basado en el poder de 
coerción que proporciona el uso de las armas.” 
 La somera descripción que hemos hecho de los aspectos geográficos e históricos 
de la región de Urabá constituye un elemento importante en el entendimiento de 
los contenidos de las entrevistas de los lesionados que se realizaron en 
septiembre de 2007 y en la configuración de escenarios de violencia. 
3.7 Medellín y el área metropolitana 
La subregión Valle de Aburra62 es una de las nueve en las que se divide Antioquia. 
Está ubicada en el centro del departamento, en el Valle del río Medellín, sobre la 
Cordillera Central de los Andes. Ocupa una extensión de 1.152 Km². El Área 
Metropolitana de Medellín (oficialmente Área Metropolitana del Valle de Aburrá) es 
la entidad político administrativa que reúne nueve municipios de la Subregión Valle 
de Aburrá del Departamento de Antioquia. Su núcleo es Medellín (capital del 
Departamento) y los otros miembros son (de sur a norte): Caldas, La Estrella, 
Sabaneta, Itagüí, Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa. El Área Metropolitana 
se asienta en el Valle de Aburrá a una altitud promedio de 1.538 msnm; está 
 
 
 
61 Madariaga Villegas, Patricia. Matan y matan y uno sigue ahí : control paramilitar y vida cotidiana 
en el pueblo de Urabá. Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, 
Departamento de Antropología, CESO, Ediciones Uniandes, 2006. 
62 La información geográfica del Valle de Aburrá es obtenida de la página oficial de la unidad 
Administrativa denominada Área Metropolitana del Valle de Aburra. 
 35
atravesada de sur a norte por el río Medellín el cual, naciendo en el municipio de 
Caldas, al sur, ya en el municipio de Barbosa, en el norte, toma el nombre de Río 
Porce. Tiene una población de 3´316.370 habitantes (2005). Es la zona más 
urbanizada, industrializada y con más centros de educación superior, por eso se 
considera la más desarrollada de Antioquia. Sus principales actividades 
económicas son la industria textil, el turismo y el comercio. También posee 
importantes complejos hospitalarios y goza de fama en este campo. 
La creación del Área Metropolitana del Valle de Aburrá obedece al ánimo de 
integración económica, y proyección y planeación para el desarrollo de los 
municipios que ocupan el Valle de Aburrá. El crecimiento urbano de la ciudad de 
Medellín y su desarrollo industrial a partir de la década de los 30, crearon un 
fenómeno de conurbación, de manera que los límites entre los municipios del Valle 
de Aburrá se confunden físicamente en la actualidad. De esta manera el Área 
Metropolitana del Valle de Aburrá puede ser considerada un solo complejo 
urbanístico, una sola ciudad. 
El principal eje urbano del Área Metropolitana del Valle de Aburrá se encuentra en 
el centro del valle y está conformado por los cuatro municipios más grandes por 
número de habitantes: Medellín, Bello, Itagüí y Envigado. Medellín, como capital 
del Departamento y principal centro económico, experimentó un rápido crecimiento 
urbano que pronto integró a muchos de sus sectores rurales y corregimientos 
(Robledo, La América, La Floresta, Guayabal, Belén). Paulatinamente, y ante el 
fenómeno de industrialización, la clase media y alta de la ciudad tendieron a 
ubicarse en las zonas sur de la ciudad, lo que influenciaría por su parte al 
municipio de Envigado. Los otros dos municipios, uno al norte, Bello, y el otro al 
sur occidente de Medellín, Itagüí, se convirtieron en las principales receptoras de 
una población en general obrera, a la que se le debe en buena medida el 
desarrollo económico del Área Metropolitana. 
Los otros seis municipios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, tres al sur y 
tres al norte, corresponden a ejes urbanos alternos con un crecimiento urbanístico 
 36
menor, pero vitales para el desarrollo económico y social de toda el Área 
Metropolitana. Estos seis municipios están distribuidos así: Caldas, La Estrella y 
Sabaneta al sur, Barbosa, Girardota y Copacabana al norte. 
Los dos municipios más cercanos al principal eje urbano, Sabaneta al sur y 
Copacabana al norte, experimentan actualmente el fenómeno de crecimiento 
urbano y de con-urbanización. Los ejes urbanos alternos poseen además la 
ventaja de territorios rurales significativos que son y pueden ser proyectados como 
almacenes de producción agraria importantes para el desarrollo del Área 
Metropolitana. El declive natural del Valle de Aburrá de sur a norte, crea un efecto 
de diferentes pisos térmicos - frío al sur en Caldas y cálido al norte en Barbosa -, 
dichofenómeno geográfico crea a su vez una gran diversidad de productos 
agrarios 
La densidad poblacional (habitantes por kilómetro cuadrado es en su orden: Itagüí 
13.545, Medellín 5.840, Envigado 3.540, Sabaneta 2.988, Bello 2496, La Estrella 
1.505, Copacabana 877, Girardota 548, Caldas 449 y Barbosa 206. 
El concepto de área metropolitana se justifica por el hecho de que los grandes 
hechos del Valle de Aburra son metropolitanos; las dinámicas sociales y 
funcionales de la región metropolitana no son de escala municipal, pertenecen al 
conjunto. Tenemos una sociedad metropolitana integrada, gobernada por alcaldías 
locales muy autónomas. Ciudad metropolitana es el término sugerido63 para 
referirse al área conurbada que integra el espacio urbano de Medellín y las 
municipalidades aledañas. 
 
 
 
63 Franco R. Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico.: el caso de la ciudad metropolitana de 
Medellín y su entorno regional 1970 – 2000. Medellín: Instituto Popular de Capacitación, 2006, p. 
21. 
 37
Un columnista especializado del diario el tiempo64, llama la atención sobre la 
necesidad de tener una perspectiva metropolitana de la violencia en Medellín, no 
solo para tener un mejor conocimiento, sino para ser más eficaces en el 
tratamiento del conflicto urbano. “Es que el ámbito metropolitano no debe ser 
referente sólo para las obras de infraestructura y para las políticas ambientales. 
También lo es para los temas de la convivencia ciudadana y el orden público, que 
se han dejado -en lo fundamental- a la Fuerza Pública. Así, se desconoce el 
impacto que tienen sobre las localidades y, por ende, que solo una política pública 
metropolitana es la alternativa más eficaz para tratar dicho fenómeno social”. 
Aunque en algún momento un habitante de Medellín o de municipios como Bello o 
Envigado quiera reivindicar las características de su lugar de procedencia o se 
empeñe en establecer las fronteras, el destino de los distintos componentes del 
área metropolitana esta inextricablemente ligado tanto para bien como para mal. 
En concordancia con lo anterior surge el concepto de espacio urbano regional65 
como articulador de las relaciones sociales de dominación y de intercambio. 
Espacio en el que confluyen la producción, los intercambios sociales, el consumo y 
el gobierno. En últimas un espacio para garantizar la acumulación de riqueza y el 
mantenimiento de las relaciones de dominación. 
A la pregunta sobre cómo han evolucionado en Medellín los núcleos de poder 
económico y político en las últimas décadas, se han formulado cuatro hipótesis: La 
primera66 plantea que en la década de los setenta se dio una modificación de la 
estructura urbana en el país que era cuadricefálica, e incluía a Bogotá, Medellín, 
Cali y Barranquilla, en la que Medellín ocupaba un lugar principal por su perfil 
 
 
 
64 Fajardo L., “Jaime. Violencia y área metropolitana”. El Tiempo, abril 30 de 2009. 
65 Franco R., Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico: el caso de la ciudad metropolitana de 
Medellín y su entorno regional 1970 – 2000. Op.cit., p. 19. 
 
66 Goueset, Vincent. “Bogotá: nacimiento de una metrópoli; la originalidad del proceso de 
concentración urbana en Colombia en el siglo XX”. Tercer Mundo Editores, 1998. Citado por 
Franco Vilma, op. cit. p. 34. 
 38
industrial hacia un esquema primacial centrado en Bogotá. La segunda67 se refiere 
a que al auge industrial que se dio en Antioquia entre los años veinte y mediados 
de los cincuenta sucedió una pérdida progresiva de importancia que se profundizó 
a mediados de los setenta. La tercera68 alude a que alrededor de los años sesenta 
aparece una diferenciación entre actores económicos y actores políticos en 
conexión con la forma como se establece la relación entre intereses públicos y 
privados que se expresó en la “plebeyanización” y profesionalización del stratum 
político. La cuarta69 propone que desde el período de la posguerra se da un 
proceso de integración nacional de la economía antioqueña con un cambio en la 
escala territorial de acción de las élites, con la subsecuente pérdida de importancia 
del espacio económico local y en consecuencia con la lógica de acumulación del 
capital. 
Independientemente de los énfasis y las discusiones sobre los orígenes y las 
explicaciones se reconoce una mengua del peso de Medellín y su entorno 
metropolitano en la segunda mitad del siglo XX y también que las transformaciones 
en la dinámica económica y política, así como de la estructura espacial urbana, 
tienen un carácter nacional. 
La ola de descentralización que se desencadenó en la segunda mitad de los años 
ochenta, que se expresó en la elección popular de alcaldes y en la constitución de 
1991, y que todavía es objeto de muchas confrontaciones, jugó un papel 
importante en el devenir de la Medellín metropolitana. Un estudio del Instituto de 
Estudios político y relaciones internacionales plantea70 que “hasta 1990 el país 
 
 
 
67 Poveda Ramos, Gabriel. “Dos siglos de historia económica de Antioquia. Medellín”, Editorial 
Colina – Proantioquia, 1979. Citado por Franco Vilma, op. Cit. p. 42. 
68 Franco, Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico.: el caso de la ciudad metropolitana de 
Medellín y su entorno regional 1970 – 2000. op. cit. p. 48. 
69 Helmsing, A.H.J. Cambio económico y desarrollo regional. Bogotá: Fondo Editorial CEREC, 
1990. Citado por:: Franco, Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico.: el caso de la ciudad 
metropolitana de Medellín y su entorno regional 1970 – 2000.op. cit. p. 50. 
70 Gutiérrez S. Francisco y otros. A tale or three cities: Metropolitan miracles and security debates 
in Bogotá, Medellin, and Cali. Comunicación personal 
 39
había tenido una tradición bipartidista bastante estable. Con la aprobación de la 
elección popular de alcaldes establecida en 1986 e implementada a partir de 1988 
y de una nueva constitución en 1991, las dinámicas políticas a nivel subnacional 
cambiaron sustancialmente [...]. En tanto que Bogotá había sido históricamente el 
innovador de la política en el país, el patrón electoral de Medellín revelaba 
preferencias bipartidistas bastante fuertes. Todos los intentos de avance de 
políticos no tradicionales habían sido neutralizados. Sin embargo, en 2003 Sergio 
Fajardo fue elegido alcalde. Lo fue apoyado por una coalición heterogénea en la 
que fue evidente la presencia de intelectuales y Organizaciones No 
Gubernamentales, pero en el que también intervinieron los empresarios, la Cámara 
de Comercio y los medios de comunicación”. Si bien en la ciudad se da un debate 
sobre si realmente Fajardo representa una alternativa a la política tradicional, está 
claro que los políticos tradicionales no lo reconocen como uno de los suyos, los 
sectores políticos alternativos no llegan a un acuerdo al respecto. Puede haber un 
mayor acuerdo si se le considera haciendo parte de las élites económicas. Al 
terminar Fajardo su periodo de gobierno, es elegido alcalde Alonso Salazar, el 
subalterno más visible de la administración Fajardo, a nombre de su mismo 
movimiento político, lo que hace que, en lo esencial, pueda hablarse de 
continuidad del proyecto político que encarnó Fajardo. 
 
El grupo de investigación en violencia urbana71 propuso una periodización que da 
la posibilidad de hacerse una idea de la evolución de la ciudad en los últimos años 
según los escenarios de homicidios que se configuraron. 
1. En el período 1990-1993, los homicidios en Medellín mostraron un predominio 
del escenario de violencia asociada al narcotráfico y otras actividades ilícitas 
organizadas, lo cual resulta coherente, dada la correspondencia de este hallazgo

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