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1 FIGURACIONES SUBJETIVAS DE LESIONES NO FATALES EN PACIENTES ATENDIDOS EN HOSPITALES DE REFERENCIA EN EL DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA EN EL AÑO 2007: DERIVACIÓNES POLITICAS CARLOS ALBERTO GIRALDO GIRALDO TRABAJO PARA LA MAESTRIA EN CIENCIA POLITICA Hernando león Londoño Berrio ASESOR INSTITUTO DE ESTUDIOS POLITICOS UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA MEDELLÍN Abril de 2010 2 A Edelmira, compañera de sueños, que protesta porque la dejo sola por culpa de mis veleidades intelectuales A Carlos Andrés, Julián y Aura María con todo mi amor A mis nietos que me retan A Efraín y Elvia, mis padres, que me enseñaron el valor del compromiso y de la perseverancia A mis hermanos, la tribu, fraguados en la lucha 3 Agradecimientos Muchas personas e instituciones contribuyen para que un trabajo de esta naturaleza llegue a término. El Centro de Investigaciones de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia que administró el proyecto de investigación “Caracterización de escenarios de violencia por lesiones no fatales en usuarios atendidos en instituciones prestadoras de servicios de salud en Antioquia 2007“ que sirvió de base a la investigación de la que es producto esta tesis. Al Hospital Universitario San Vicente de Paúl de Medellín y al Hospital Antonio Roldan Betancur de Apartadó que facilitaron el trabajo de campo. Al Grupo de Investigación en Violencia Urbana de la Universidad de Antioquia cuyos integrantes han sido mis compañeros de viaje en la investigación de la violencia y que participaron en la recolección de la información y en al discusión de los casos; en particular agradezco a Maria Francisca García y Nidia Cristina López con quienes compartí parte de este trabajo. Al grupo de Investigación Hegemonía, Guerras y Conflictos del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia que fueron mis interlocutores en la formulación y el desarrollo de este proyecto. A los estudiantes de medicina de la Universidad de Antioquia que han inspirado mi trabajo como profesor, en especial a los que han sido solidarios con nuestras inquietudes investigativas. Muy especialmente quiero agradecer a los hombres y mujeres que a pesar de su dolor y sufrimiento se dispusieron a responder a las entrevistas, permitiéndonos con ello desarrollar algunas ideas alrededor de la violencia y rescatar su voz y con ella la de las víctimas de la violencia 4 TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN ................................. ¡Error! Marcador no definido. 1. CONSIDERACIONES ÉTICAS ................................... 10 2. LOS ANTECEDENTES ....................................................... 11 3. LOS PUNTOS DE PARTIDA.............................................. 16 3 1. El lenguaje y el sufrimiento 16 3.2 El sujeto y la subjetividad 20 3.3 Hacia lo subyacente 21 3.4. La violencia: aproximaciones a su conceptuación 24 3.5. Referencia y contrarreferencia en el sistema de salud colombiano 27 3.6. La región de Urabá 28 3. 7. Medellín y el área metropolitana 34 4. LOS CAMINOS PARA LA INDAGACIÒN.............. 41 4.1. Los escenarios y su construcción 41 4.2. La comparación como estrategia investigativa. 47 4.3 Diseño metodológico 50 4.4 Población 57 4.5 Técnicas de recolección de información 58 4.6 Procesamiento y análisis de la información 59 5. LOS HALLAZGOS ...................................................................... 61 5.1 Valle de Aburrá (hospital Universitarios San Vicente de Paúl) 63 5.1.1. La familia como tragedia .................................................................... 63 5.1.2. Justicia paralela .................................................................................. 67 5. 1.3. La ley de la calle ................................................................................. 72 5 5.1.4 El excluido .......................................................................................... 75 5.1.5 Intolerancia ......................................................................................... 79 5.1.6. Era obvio ............................................................................................ 85 5.1.7. Por de malas ........................................................................................ 88 5.1.8 Iguales a mí ......................................................................................... 91 5.1.9. El duro ................................................................................................ 94 5.2 Categorías emergentes generales a los casos. Área metropolitana del Valle de Aburrá (Hospital Universitario San Vicente de Paúl) 98 5.2.1 Marginalidad-exclusión ...................................................................... 98 5.2.2 Atmósfera Mortífera ......................................................................... 103 5.2.3 Personalidad ..................................................................................... 105 5.2.4 El riesgo como fiesta ........................................................................ 109 5.3 Región de Urabá. (Hospital Antonio Roldan Betancur) 112 5.3.1 El sacrificado. ................................................................................... 112 5.3.2. El abraza(sa)do ................................................................................. 114 5.3.3 El predicador civil ............................................................................ 116 5.3.4 Nos tienen culebra ............................................................................ 118 5.3.5 Milicio. ............................................................................................. 121 5.3.6 El taxista divertido. ........................................................................... 123 5.3.7 La marca del amor ............................................................................ 125 5.4 Categorías emergentes generales. Región de Urabá (Hospital Antonio Roldan Betancur) 127 5.4.1. Naturalización del horror. ................................................................. 127 5.4.2. Resistencia. ....................................................................................... 130 5.4.3. Órdenes alternos ............................................................................... 132 5.4.4. Desconfianza institucional. ............................................................... 134 5.4.5. Redes mixtas de coerción. ................................................................ 135 5,4,6. Violencia de género .......................................................................... 137 6. LOS PUNTOS DE LLEGADA ....................................... 141 6.1 Consideraciones generales ....................................................................... 141 6.2. Víctimas y victimarios 143 6.3 Ordenes alternos 143 6.4. Las resistencias 144 6 6.5 La violencia de género146 6.6 La seguridad sitiada 147 6.7 Socialización bélica 147 6.8 Límites de la investigación 151 6.9 A manera de colofón 151 7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ........................ 154 7 INTRODUCCIÓN Este trabajo ha sido planteado tomando como base la investigación “Caracterización de escenarios de violencia por lesiones no fatales en usuarios atendidos en instituciones prestadoras de servicios de salud en Antioquia 2007”1,2 proyecto del Grupo de Estudios en Violencia Urbana, que se propuso establecer las características de los escenarios3 de violencia teniendo como punto de partida lesiones infligidas por otra persona. Este grupo ha desarrollado diversas investigaciones en los últimos años que tuvieron como eje central el concepto de escenario de violencia como instrumento que permite articular aspectos coyunturales y estructurales en la interpretación de la violencia; adicionalmente ha establecido como campo de indagación lo urbano, en tanto lo atinente a la ciudad y a lo urbano da cuenta de la forma como han evolucionado los arreglos institucionales y los conflictos sociales de un país que ha virado de una condición predominantemente rural a una urbana. Si bien este grupo tiene su origen en la 1 Grupo de Investigación en Violencia Urbana. Departamento de Medicina Preventiva, Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina, Facultad de Enfermería. Grupo Interinstitucional Universidad de Antioquia – Eafit - Luis Amigó. Líneas de investigación: Escenarios de violencia y Violencia y vínculo social. 2 Convenio Interadministrativo No. 2007-CF-120064. Universidad de Antioquia – Facultad de Enfermería (Centro de Investigación de la Facultad de Enfermería – CIFE), 3 Los escenarios de violencia se han definido como aquellos complejos de dimensiones y variables diferenciadas, que dinamizan modalidades específicas de violencia, inciden en su racionalidad y permiten significarlos y enmarcarlos en los contextos más generales en que se realizan, tales como la lucha política, defensa de la propiedad, delincuencia urbana o rural dentro de ámbitos como lo nacional, lo regional o lo local. Estas dimensiones y variables, unas con mayor o menor significación individual y social, incluyen: actores visibles o invisibles, vínculo entre ellos, el carácter público o privado del hecho violento, su carácter anónimo o no, las formas de organización de los actos, el método y los instrumentos utilizados, la intencionalidad y el móvil, el objeto en disputa, los elementos geográfico/territoriales, las magnitudes, los tiempos, el par individual/colectivo, las creencias, la relación con la ley y otras redes sociales (Camacho, A. y Guzmán, A. Colombia, Violencia y Ciudad Ediciones Foro Nacional: Bogotá. 1990, pp. 21) 8 Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, esta propuesta ha evolucionado en lo interinstitucional y lo interdisciplinario4. Dada la heterogeneidad del hecho violento se ha generado la necesidad de introducir distintas perspectivas y disciplinas que posibiliten una mejor aproximación a un fenómeno complejo como es la violencia. Ya este grupo había diversificado el análisis mediante una investigación de tipo cualitativo que incluyó a jóvenes sometidos a la tutela de un juez y recluidos en una institución de rehabilitación, lo que generó una propuesta interesante desde la perspectiva de victimarios reales y potenciales. Esta investigación se realizó como un trabajo de grado en Psiquiatría, lo que abrió el camino para que esta especialidad clínica se involucre en este tipo de proyectos5. Merece también consideración la introducción de la investigación cualitativa de tipo comparado, dado que en el ámbito de la Ciencia Política es una metodología que resulta útil para abocar dimensiones de la realidad que no se captan bien con las metodologías cuantitativas. Al inicio este escrito se ocupa de la importancia de la violencia como objeto de estudio en la ciudad de Medellín y el Departamento de Antioquia, tanto por su magnitud como por los efectos perturbadores sobre los individuos y la sociedad. Luego señala que al enfocar la indagación sobre personas lesionadas hace visible un conjunto de hechos que se desestiman en su importancia en favor de los homicidios, y ofrece la posibilidad de que la víctima hable y ofrezca su 4 Se han sumado otras facultades de la misma universidad, como las de Enfermería y Salud Pública, y otras universidades como Eafit y la Luis Amigó. 5 “Representaciones sociales de jóvenes infractores sobre actos violentos en Medellín 2005-2006”. Este trabajo cuenta con el apoyo de la Universidad de Antioquia, la Fundación Universitaria Luís Amigó y la E.S.E. Metrosalud, Medellín, Colombia. Grupo de Estudios en Violencia Urbana 9 interpretación sobre el acontecimiento violento en el que se vio involucrada y participe en la construcción de su lógica De otro lado, la ampliación del campo de observación llama a distintas disciplinas, en este caso a la Ciencia Política, para que ponga su perspectiva y sus métodos al servicio del conocimiento de la violencia y potencie hallazgos que conduzcan a la búsqueda de alternativas más allá de las convencionales. Este trabajo escoge una perspectiva que considera que es posible hallar una racionalidad en las emociones, aquellas que conducen a un intercambio violento entre los seres humanos y que en ese nivel de observación también se encuentran huellas de lo político. El objetivo es, entonces, articular la relación entre la violencia y los escenarios y establecer el contenido político que emerge cuando se pone en juego lo subjetivo de los involucrados en el acontecimiento que produce la lesión y que en tanto tal no es evidente, sino del orden de lo subyacente. Utiliza una metodología comparada con el fin de controlar la información obtenida en espacios diferentes como son el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, referente principal del Hospital Universitario San Vicente de Paúl y la Zona de Urabá, zona de frontera, referente del Hospital Antonio Roldan Betancur de Apartadó. Así situaciones hospitalarias de regiones diferentes, descritas como lesiones con una ubicación anatómica, producidas por un tipo de arma, de una gravedad que justifica la hospitalización, y que requiere uno u otro tratamiento, son miradas desde una óptica que permite indagar por las condiciones subjetivas en que se producen, genera una información destinada a describir los escenarios en que se presentan y da lugar a algunas derivaciones políticas. 10 1. CONSIDERACIONES ÉTICAS En la elaboración de esta investigación se tuvo en cuenta la resolución 8430 de 1983 del Ministerio de Salud que establece las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud; esta norma hace énfasis en el principio de beneficencia y no maleficencia. Los entrevistados aceptaron libremente participar y acogieron las condiciones de la misma, al suscribir el consentimiento informado. Los datos obtenidos fueron protegidos mediante el uso de seudónimos. A la información sólo tuvieron acceso los entrevistadores y en algunos casos las estudiantes de pregrado vinculadas a la investigación principal que colaboraron en las transcripciones de las entrevistas. Es del caso señalar que la posición del investigador implicó un compromiso con la víctima en el esfuerzo por encontrarlesentido a las condiciones en las cuales se generó la lesión, así como en el hacer del encuentro con el lesionado una experiencia de reparación. 11 2. LOS ANTECEDENTES La historia de nuestro país y la configuración del Estado Colombiano se han visto atravesados por la violencia. El homicidio como su máxima expresión ha generado impactos negativos sobre todos los ámbitos de construcción y desarrollo de la sociedad, las posibilidades de proyección de las comunidades y el despliegue de las capacidades de los individuos. En Colombia, la violencia homicida se ha incrementado en las dos últimas décadas, superando a otras formas de violencia .7۔6 En la actualidad Antioquia representa uno de los departamentos donde se concentra el mayor número de homicidios del país, y de éstos, Medellín aporta una elevada cuota que ha tenido oscilaciones importantes en la última década, lo que exigen trabajos sistemáticos que ayuden a entender esa evolución. Las cifras son contundentes también al mostrar como Antioquia aporta una alta cuota a las diferentes manifestaciones de violencia en el concierto nacional.89۔ Dentro de ellas interesan las lesiones intencionales no fatales, es decir, aquellos actos en los cuales dos o más personas entran en conflicto y una o más de ellas sufren daños en el cuerpo que no resultan en la muerte. Los datos del Instituto de Medicina legal, resultado del registro de los reconocimientos legales, lo que hace suponer un subregistro, muestran un aumento creciente en las tasas por cien mil 6 Franco, S. “Violencia y salud en Colombia”. Revista Panamericana de Salud Pública. Nº 1, Washington, OPS, septiembre, 1999, pp. 93-103. 7 Sánchez, Gonzalo y Ricardo Peñaranda. Pasado y presente de la violencia en Colombia. Medellín, La carreta editores, 2007 8 Forero L. J. “Caracterización del homicidio en Colombia (2002)”. Forensis. Bogotá, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2003, pp. 16-47. 9 Según el Observatorio de vida de la gobernación de Antioquia, en un informe publicado en Noviembre de 2007, reconoce que desde el 2001 ha habido un descenso sostenido de los homicidios, pero aún permanece por encima del promedio nacional. La tasa de homicidios por 100.000 habitantes fue de 47 .96 para Antioquia y el promedio nacional fue de 37.19 12 habitantes: 191 en el 2004, 246 en 2005, 277 en 2006 y 304 en 2007. Según la misma fuente la tasa para Antioquia en 2006 fue de 195 y para 2007 de 22010. Aun así, ocupan poco espacio en la preocupación colectiva dada la presencia abrumadora del homicidio, que si bien es la presentación más visible y ruidosa del fenómeno, deja de lado posibilidades de dilucidación que se aprecian mejor en el caso de las lesiones, cuando, además, se dispone de la información aportada por los actores. Las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses11 revelan que en promedio, mensualmente en Colombia fueron heridas 10.873 personas, 362 diariamente, o 15 cada hora. Según el mismo informe, el número de víctimas y la tasa de lesionados por violencia común en las principales ciudades ubica a Medellín (6.224 y 275 por cien mil) como la quinta ciudad en el concierto nacional. Las otras tasas son en orden descendente: Bogotá (33.272 y 472 por cien mil), Bucaramanga (2.301 y 442 por cien mil), Barranquilla (3.459 y 297 por cien mil) y Cali (6.279 y 289 por cien mil). No obstante la magnitud de estas cifras, se carece de políticas que busquen reducir su impacto, a lo que contribuye el hecho de que el problema es subregistrado, incluso en las instituciones de salud en donde se desestima la información sobre las circunstancias y características de los hechos en los que se producen las lesiones12,13. Adicionalmente, la investigación se ha centrado en los espacios en los que la violencia hace más ruido y en los que la presión de la sociedad reclama respuestas, como es el centro en desmedro de la periferia. 10 De la Hoz, G. “Lesiones personales Colombia 2007”. Forensis, Bogotá, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses; 2007, pp. 59-96 11 De la Hoz, G. op. cit., pp. 59-96. 12 Hernández, W. “Lesiones interpersonales”. En; Datos para la vida. (Forensis), Bogotá, Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2001, pp. 63-81. 13 Concha, A y Espinosa R. “Lesiones violentas no fatales registradas en instituciones de salud”. En: Instituto de Investigación y Desarrollo en Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia Social (CISALVA). Memorias Reunión Consultiva de la Red Andina de Prevención de la Violencia 2001. Cali: Universidad del Valle; 2001, pp. 16-26. 13 Pero, en ambos espacios se minimizan las implicaciones de las lesiones como forma de violencia. De otro lado, algunos autores14encuentran una desproporción entre la investigación y las acciones del estado y la sociedad. Para un mejor entendimiento de la violencia es necesario mantener una concepción compleja de ella y hacer el esfuerzo de materializar ese punto de vista en los diseños investigativos, y así evitar que en la operacionalización del concepto se sustraigan aspectos esenciales, lo que suele presentarse en trabajos muy rigurosos en su formulación matemática, pero lejos de la realidad del fenómeno que se quiere dilucidar. En consecuencia se considera la violencia “como una relación social aprendida (peculiarmente humana) de resolución de conflictos y ejercicio asimétrico de poder, que se caracteriza por la intervención de por lo menos dos oponentes, individuales o colectivos, en condición pasiva o activa y en la que intencional o direccionalmente se recurre al abuso de la fuerza, para lesionar o dañar la integridad personal (física, mental o moral ) del opositor, para de esa forma obtener un determinado interés o fin, y con las consecuencias que de ello se derivan”15. Su materialización resulta de un proceso que tiene una racionalidad, unos determinados contextos, motivaciones, afectos, legalidades, recursos y escalas valorativas. Además, el conflicto es tramitado por fuera de las reglas que regulan las relaciones sociales, es decir, se utilizan medios “por fuera del derecho y de la ley.”16 Saúl Franco señala como diversas investigaciones sobre violencia han tenido como supuesto teórico que los hechos violentos no son fortuitos, que obedecen a una racionalidad que es posible dilucidar, en la que están inmersas dimensiones 14 Bejarano Jesus Antonio. Una agenda para la paz. Aproximaciones desde la teoría de la resolución de conflictos. Bogotá, Tercer Mundo editores, 1995, p. 38. 15 Rojas Bernal, M. “La incertidumbre de historiar las ciudades. La infinitud de la ciudad como objeto de estudio histórico”. En: Memoria y sociedad.. 07, No. 14, Santafé de Bogotá. Abr. 2003, p. 5-17. 16 ibíd. p. 18 14 como la económica, la sociocultural y la política, que se entrecruzan de distintas maneras, según los escenarios que se configuren17. El mismo autor ha señalado que la comprensión de la violencia que parte de categorías convencionales, generalmente binarias, deja de lado aspectos, no convencionales y no aparentes, que pueden tener un mayor peso en su comprensión. Mediante el proceso de investigación del grupo de Violencia Urbana se han aislado algunas condiciones que gravitan sobre el hecho violento y que si se agrupan según se presentan en uno u otro caso es posible discriminar distintos escenarios cuya configuración propone diversas lógicas explicativas. Con los relatos que los lesionados hacen de su experiencia, se cierne el el discurso con el que cada uno de los entrevistados da cuenta de su vivencia, de su decir con respecto a las circunstancias, las acciones,las identidades, los móviles, las intenciones, las interacciones y las huellas referidos al hecho violento en el que se vio inmerso. En otros términos, desde lo que ese sujeto refiere de la experiencia y en especial aquellos aspectos relacionados con el haber sido lesionado. Se da la palabra a las víctimas de lesiones, frente a un hecho que frecuentemente es mudo más allá de las implicaciones médicas. El supuesto es que realizado este proceso se pueden sedimentar hallazgos que potencian el escenario como forma de aproximación al estudio de la violencia y amplían los alcances de las lógicas explicativas al poner a hablar a los actores como fuente primaria y al poner en relación el hecho con el actor. A partir de lo anterior cabe entonces preguntarse: En el marco de las dinámicas personales, familiares, sociales, económicas, culturales y políticas de las personas que recibieron lesiones de tal gravedad que requirieron atención en un hospital de mayor complejidad, ¿cuáles son los contenidos políticos posibles de establecer al 17 Franco, S. El quinto: no matar. Contextos explicativos de la violencia en Colombia. Santafé de Bogotá, IEPRI - Universidad Nacional, Tercer Mundo Editores, 1999, p 65. 15 poner en relación los casos de lesiones intencionales, no fatales y no autoinfligidas, atendidas en dos hospitales regionales, de referencia, del Departamento de Antioquia, con los escenarios en los que se producen, según los elementos subyacentes que emergen?. También, ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias posibles en dos regiones del Departamento de Antioquia al comparar los hallazgos obtenidos en dos hospitales de referencia. Y en qué medida estos hallazgos amplían el contenido y la caracterización de los escenarios de violencia y el alcance de las lógicas explicativas que se construyen. El término figuración se introduce para realzar la tensión permanente entre lo individual y lo colectivo en el estudio de la violencia. Es una noción acuñada por Norbert Elias quien lo define así: “utilizo el término figuración como término general para designar la estructura formada por personas interdependientes, bien como grupos, bien como individuos.”18 Para el autor, la interacción entre los seres humanos se da desde niveles distintos de autonomía, pero nunca tiene una autonomía total y absoluta, desde el principio hasta el final de su vida se remite y se orienta hacia otros seres humanos y depende de ellos. El entramado de la remisión mutua entre los seres humanos es lo que corresponde a las figuraciones. Este concepto vincula dos procesos sociales que se dan a diferentes niveles: la psicogénesis y la sociogénesis. La violencia y para el caso las lesiones intencionales son formas prototípicas de interacciones que ponen de presente la interdependencia y los procesos sociales en los que se juegan tanto la sociogénesis como la psicogénesis. 18 Norbert, Elias. Compromiso y Distanciamiento. Barcelona, Editorial Península, 1990, p.113. 16 3. LOS PUNTOS DE PARTIDA 3.1 El lenguaje y el sufrimiento Al abordar la violencia desde la perspectiva de las víctimas mediante lo que ellos dicen de la experiencia, nos ocupamos del lenguaje y su relación con la emoción, la pasión y el sufrimiento, como componentes de la experiencia subjetiva a la que está abocada una persona cuando se involucra en una interacción violenta en la que recibe una lesión y por tanto adviene a la condición de víctima. Varios autores han abordado este tema y desde perspectivas distintas se aproximarse a esa experiencia íntima de los sujetos que son víctimas de violencia, algunos desde lo individual y otros desde lo común que puede haber entre ellos. Veena Das se inclina hacia lo inefable de la experiencia emotiva y a la limitación del lenguaje —y aun más del lenguaje científico—, a la realidad de esta experiencia19. Según Sergio Moravia “la pasión es una construcción teórica, es una palabra concepto antes que una cosa”20; de esta manera el autor aboga por la construcción social del sentimiento y su huella en las palabras a partir de lo cual reclama su historicidad y semantización. Wittgenstein reacciona en contra de la idea de lo indecible del dolor. Para este autor, “los juegos del lenguaje no se inician ni concluyen en la conciencia del jugador y son algo más que un comportamiento subjetivo pues están inmersos en redes subjetivas de significado. Los aprendemos en forma similar a todo el lenguaje, es decir, no surgen de un razonamiento, sino que tienen la fuerza de la certeza con la cual nos educamos y solo posteriormente entendemos sus 19 Das, V. “Language and Body:Transactions in the Construction of Pain”, in Kleinman Arthur et al (eds.) Social Suffering, Berkeley, Los Angeles, London: 1999. p. 67-91. 20 Moravia, Sergio. Citado en: Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia. 2007. Texto disponible en: www.unal.edu.co/ces/index_archivos/mj.doc,. p. 28 consultado el 12 de enero 2009. 17 variaciones.21” La profesora Miriam Jimeno apoyada en lo planteado por otros autores como Byron Good, plantea que no se trata de sostener una visión del lenguaje como transparente, como en el mundo natural, pero es posible aprender sobre las prácticas interpretativas del sufrimiento humano y su papel constitutivo en los procesos sociales22. Con respecto a la relación entre las ciencias sociales y la investigación de las emociones, Jimeno agrega: “Me parece importante la propuesta de Das sobre la necesidad de las ciencias sociales y de los estudios en general, de reconocer el dolor de los otros y la grave falla al ignorarlo. En verdad esto hace parte de una larga práctica de la ciencias sociales por ignorar las emociones como parte de las relaciones sociales y del sentido de la acción humana”.23 En concordancia con esto, Michael Harkin habla de la importancia de conocer el estado emocional de los actores y sobre todo al contenido cultural específico de las emociones y de su posición en esas culturas, lograrlo es recobrar una dimensión de la acción social, pues las emociones son en parte reacciones, en parte comentarios hacia la acción social de otros, con su contenido moral y su potencial como instrumento político de descalificación y subordinación24. Según Miriam Jimeno, el estudio del lenguaje con el cual se expresan las experiencias dolorosas nos permite llegar hasta el punto en el cual se anudan procesos y configuraciones culturales con las especificidades de la experiencia subjetiva; la manera como se enuncian y dejan de enunciarse las experiencias 21 Wittgenstein, Ludwig, Sobre la certeza. Barcelona, Gedisa, 1997, p. 54 22 Jimeno, M. Crimen pasional. Contribución a una antropología de las emociones, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2004, pp. 98-101. 23 Ibid. p. 164 24 Harkin, M. “Feeling and Thinking in Memory and Forgetting: Toward an Ethnohistory of the Emotions”. Etnohistory, V. 50, Nº. 2, University of Arizona, 2003, pp. 261-284. . 18 dolorosas son practicas interpretativas, como las llama Byron Good25, en las que yacen claves de sentido que nos permiten identificar motivaciones personales y colectivas y cargas afectivas tanto como los acentos y los énfasis culturales en la historia de un determinado grupo social. Michael Harkin propone identificar esquemas emocionales relevantes que están insertos en el discurso26, y por su parte Jimeno considera que no son sólo claves de acceso a formaciones culturales, sino que estos relatos nos hacen posible acceder a lo que una cierta experiencia ha significado para un sujeto humano específico27. En la narración de la experiencia se crea un terreno comúncompartido entre narrador y escucha en el que no sólo se intercambia y pone en común un contenido simbólico (cognitivo) sino también y sobretodo, se tiende un lazo emocional que apunta a reconstituir la subjetividad que ha sido herida. La interacción con el investigador como una forma de reparar la subjetividad de la víctima conmovida por el acontecimiento. Al hacer esto se estaría cerrando una brecha conceptual que ha persistido en el pensamiento social, entre sujeto, subjetividad y hechos socioculturales y entre pensamiento y sentimiento. Jimeno dice: “El lenguaje de la experiencia personal nos acerca a la experiencia del dolor subjetivo, al de quienes han sido víctimas, para darle el reconocimiento y la visibilidad por la que aboga Das”28. La reparación también hay que pensarla cuando el efecto del conflicto es la producción de una lesión. No se trata de desestimarla porque el resultado final no 25 Good, B citado en: Jimeno, M: Lenguaje, emociones y violencia. Bogotá, Universidad Nacional, 2007. 26 Harkin, M. Op.cit., pp. 261-284. . 27 Good, B citado en: Jimeno, M: Lenguaje, emociones y violencia. 2007. p 35. Disponible en: www.unal.edu.co/ces/index_archivos/mj.doc; consultado enero 21 de 2009. 28 Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia. 2007. p 40. Disponible en: www.unal.edu.co/ces/index_archivos/mj.doc; consultado enero 21 de 2009. 19 fue la muerte. En consecuencia es dable pensar la reparación en el caso de la lesión29 como el movimiento hacia la producción de una sutura del tejido social, desgarrado en la interrelación víctima – victimario. Es la acción sobre las almas amilanadas, las dignidades socavadas, los afectos truncados y las existencias empobrecidas. La profesora Jimeno30 propone una interacción entre subjetividad, discurso y emociones. Según ella la subjetividad en tanto conciencia de sí no encierra al individuo en sus sentimientos y pensamientos internos sino que se conforma mediante un proceso social que se proyecta fuera de uno mismo hacia otros: “el discurso, el lenguaje, es un vehículo de construcción ínter subjetiva” pero aclara que no se trata de que exista una transparencia o correspondencia unívoca: “Entre el sujeto y su experiencia se abren como bien lo ha mostrado el psicoanálisis, procesos de negación, olvido selectivo, mistificación, auto justificación y todos los mecanismos que hacen compleja y contradictoria la conciencia personal y la comunicación de las experiencias subjetivas”. Aclara que: “no obstante aún evitando el caer en la ingenuidad de la transparencia del discurso sobre la experiencia de dolor y violencia, es mediante el discurso en la forma de testimonio o relato personal, como se hace posible comprender lo sucedido como un proceso que es al mismo tiempo histórico- cultural tanto como subjetivo. Es en el relato sobre la experiencia subjetiva como se hace posible encontrar alguna convergencia entre lo político, lo cultural y lo subjetivo, entre las emociones y las cogniciones que impregnan y le dan sentido a la experiencia. En consecuencia podría considerarse que una “completa” forma de abordar las experiencias de violencia es teniendo en cuenta las expresiones de dolor subjetivo que también se articulan a determinados dispositivos culturales. Ella considera que “El referirse a 29 Giraldo, C. A. “De la verdad a la reparación en el conflicto colombiano: un enfoque”. En: Violencia, dolor y duelo. Memorias del simposio realizado por el grupo de investigación en violencia urbana, Medellín: U de A. Junio de 2005 30 Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia op. cit. cit p. 32. 20 la violencia anteponiendo la palabra experiencia apuntala el enfoque que considera la acción violenta desde el punto de vista de los sujetos involucrados, a mirarla desde su perspectiva y a colocarla en el terreno mismo de la subjetividad” 31 3.2 El sujeto y la subjetividad Conviene abordar el tema del sujeto y la subjetividad dado que en esta investigación constituyen una vía para hacer visible lo político. Al respecto, Ivonne Zsas32 plantea que “los enfoques críticos y contra institucionales pusieron de manifiesto que los fenómenos sociales y la constitución de los sujetos colectivos e individuales no responden a procesos estrictamente racionales ni a la materialidad empírica, sino que expresan procesos complejos ligados a otras esferas y registros, los de la subjetividad”. Se reconoce que el psicoanálisis ha sido el pionero en la comprensión de la subjetividad como una parte insoslayable de la constitución humana. Sin embargo, dado que la aproximación metodológica expuesta se centra en los sistemas de los sujetos sociales más que en procesos intrapsíquicos, no se hace énfasis en el enfoque psicoanalítico ni en sus alcances conceptuales como una teoría del sujeto. En consecuencia parece más propio partir del concepto que la autora antes mencionada propone en términos de: “La subjetividad está relacionada íntimamente con procesos de significación y sentido que responden a los procesos socio históricos […]. La subjetividad no puede pensarse como un producto universal, sino como el resultado de expresiones particulares y temporales de los grupos y de los individuos.”33 El sujeto en la esfera de la significación y en el campo de lo idiosincrásico. Retomando la investigación de base,34 aquí se trata de mirar el problema desde la condición subjetiva de la 31 Jimeno, M. Lenguaje, emociones y violencia. op. cit. p. 28 32 Szasz, I. y Lerner, S. Para comprender la subjetividad. Investigación cualitativa en salud reproductiva y sexualidad. México: El Colegio de México, 1996. pp. 206-207 33 Ibíd. pp. 206-208. 34 Caracterización de escenarios de violencia por lesiones no fatales en usuarios atendidos en 21 víctima, con el fin de establecer en qué medida genera un mayor potencial explicativo. Esta subjetividad puede ser aprehendida de varias formas. Según Ogilvie citando a Lacan,35 “La conceptuación efectiva de la subjetividad, de su sentido, debe interponerse ante este mal lenguaje. Alejarse del mal lenguaje es arrancar al sujeto y su sentido del sistema de vocabulario que regula su inserción en la filiación que habitualmente lo reivindica, y en la cual lo deja al cientificismo, para aprehenderlo desde un punto de vista completamente distinto, el del concepto, la perspectiva de una conceptualidad no cientificista (monista), sino diversificada y específica.” El mal lenguaje al que se refiere el autor es al que predomina en el discurso de la ciencia que apunta a develar las regularidades, lo que se repite de un caso al otro, a favor de un viraje hacia lo particular. Se trata de la trasgresión de la prohibición aristotélica según la cual no puede haber ciencia de lo individual. Se busca construir un espacio de indagación en el que el investigador se involucra y la inclusión de su “si mismo”, hace que las cosas emerjan de una manera distinta a si el fuera ajeno al proceso. 3.3 Hacia lo subyacente Al abordar la investigación sobre lesiones no fatales con una metodología cualitativa, pretendemos hacer visibles componentes de la lógica explicativa del hecho que tiene que ver con aspectos no visibles, que se pueden inferir de la confluencia de distintos elementos objetivos, pero que sobretodo se pueden extraer del decir de la víctima en tanto habla de él, y en alguna forma del victimario, según una aproximación metodológica basada en el establecimiento de sentidos subjetivos con el fin de desocultar en la medida de lo posible la instituciones prestadoras de serviciosde salud, Antioquia 2007. Convenio Interadministrativo No. 2007-CF-120064. Universidad de Antioquia – Facultad de Enfermería (Centro de Investigación de la Facultad de Enfermería – CIFE) 35 Ogilvie, B. Lacan: la formación del concepto de sujeto. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 2000, p. 35. 22 complejidad de lo subjetivo. Se trata de algo que no se revela de manera inmediata, sino que se construye desde sus diversas formas de expresión. En los términos de González R. “mantenemos el concepto de subjetividad para explicar un sistema complejo capaz de expresar, a través de una cualidad diferente, el sentido subjetivo, la diversidad de aspectos objetivos de la vida social y psicológica que concurren en su formación”36. Para avanzar en la conceptuación, el autor mencionado cita a Vigotsky (1987) en quien señala su propósito de integración entre lo cognitivo y lo afectivo tal como se plasma en su definición del sentido como “[…] un agregado de todos los hechos psicológicos que surgen en nuestra conciencia como resultado de la palabra. El sentido es una formación dinámica, fluida y compleja que tiene innumerables zonas que varían en su inestabilidad. El significado es apenas una de esas zonas de sentido que la palabra adquiere en el contexto del habla”. Cuando se logra establecer el significado, solo se están iluminando parcialmente los hechos psicológicos que componen el sentido. El mismo González R. propone la categoría sentido subjetivo como una herramienta de análisis que comporta “la unidad inseparable de los procesos simbólicos y las emociones en un mismo sistema, en el cual la presencia de uno de estos elementos evoca al otro, sin que sea absorbido por el otro”. Según el autor en esta unidad compleja circulan diferentes tipos de emociones que se asocian de múltiples formas con diversos procesos simbólicos que confluyen en el sentido subjetivo, que es el referente a través del cual se puede dar cuenta de la experiencia humana. Mediante la categoría de sentido subjetivo se pretende explicar el desarrollo de la emocionalidad como resultado de la convergencia y confrontación de elementos de sentido, constituidos en la subjetividad individual como expresión de la historia del sujeto. 36 González, F. Investigación cualitativa y subjetividad: los procesos de construcción de la información. México: Mc.Graw-Hill: 2007, p. 231. 23 Lo subyacente también tiene su expresión en la perspectiva política. Las confrontaciones mayores y las guerras civiles promueven narrativas colectivas de grandes hazañas o derrotas de alguno de los bandos en conflicto, en un enfoque binario, sin que se establezca determinantes importantes de la confrontación que tuvieron como fundamento asuntos locales o aun personales que permanecen invisibles. Como plantea Stathis N. Kalyvas,37 “Con frecuencia las acciones en “el terreno” resultan estar relacionadas con conflictos locales y privados más que con la confrontación dominante de la guerra”. El autor parte de considerar muy pobre la calidad de la información sobre la violencia y las guerras civiles. Lo que sale a la luz como los hechos y las identidades de los ejecutantes padecen la manipulación instrumental de los distintos actores derivada de motivaciones rígidas. Los hechos visibles, grandes o pequeños, están indefectiblemente sometidos a la deformación y pasados por el tamiz de las intenciones de los participantes Debe estimularse la sospecha con respecto a las versiones oficiales en relación a las guerras civiles, y para el caso de esta investigación a la primera versión de los hechos, toda vez que el equívoco es lo predominante: “La ambigüedad es endémica a las guerras civiles; esto convierte su caracterización en la búsqueda de una naturaleza siempre más profunda, más “real”, presumiblemente escondida debajo de fachadas engañosas (un ejercicio parecido al que se realiza al descubrir muñecas rusas)”38 37 Kalyvas, S. N. “La ontología de la "violencia política", acción e identidad en las guerras civiles”. Análisis político. n° 52. Bogotá: IEPRI. 2004, p. 3. 38 Ibíd. p. 3. 24 3.4 La violencia: aproximaciones a su conceptuación La violencia como objeto de estudio a través de la historia, ha presentado una gran diversidad conceptual. Riella 39, encuentra dos vertientes predominantes que sintetizan las diversas apreciaciones sobre la violencia. De un lado está aquella que la considera como un fenómeno aislado, que debe controlarse a través de un proceso compulsivo de integración social. La idea fuerza de este enfoque es que el desarrollo de la sociedad produce como residuo del proceso creciente de “modernización” algunas disfunciones y desajustes, de los cuales la violencia y la delincuencia son parte. La segunda vertiente de análisis de la violencia pone su énfasis en los procesos de dominación y conflicto, conceptuándola como resultante de la interacción entre estas dos dimensiones. El foco principal de estos últimos análisis está en las nuevas formas de violencia que se instalan en la sociedad con la creación del estado moderno. A este enfoque se adscribe el presente trabajo. Franco40, hace eco de una forma de pensar la violencia muy presente en el debate actual, al definirla como: “Toda forma de interacción humana en la cual, mediante la fuerza, se produce daño a otro para la consecución de un fin41”. De esta definición se explicitan algunas características propias de la violencia tales como: la condición de ser específicamente humana, en la medida en que es una actitud aprendida y desarrollada por los seres humanos, en una sociedad, con toda la complejidad que de ello se desprende. De ahí se deriva, así mismo, su carácter histórico. 39 Riella, A. “Violencia y Control Social: El debilitamiento del orden social en la modernidad”. Papeles de Población, octubre diciembre 2001, Nº 030. México, p. 43. 40 Franco, Saul. El quinto: no matar. Contextos explicativos de la violencia en Colombia. Op.cit. p 25. 41 Franco, Saúl. El quinto: no matar. Op. Cit. p. 28. 25 Elsa Blair42 se refiere a la violencia como un fenómeno que involucra individuos, grupos sociales e instituciones; en esa medida, tiene determinaciones y expresiones diferentes para cada caso, lo que dificulta la aprehensión de un concepto omnicomprensivo de la misma. Sin embargo, en todos los casos, la violencia sigue siendo una acción que atenta contra la vida, la libertad y los bienes de las personas. De acuerdo con Michaud43, la violencia en tanto compulsiva, informe, irregular por naturaleza, es especialmente rebelde al análisis. Angarita44, considera pertinente acoger la propuesta de algunos autores que enfatizan en la necesidad de conceptuar el conflicto y distinguirlo de la violencia. Se propugna por reivindicar el carácter necesario de los conflictos como base del desarrollo de las sociedades y las naciones. En el campo biológico, el desarrollo de las contradicciones es lo que genera el crecimiento, igualmente en las relaciones humanas los conflictos dinamizan los procesos sociales y transforman sus prácticas e instituciones. De este enfoque se desprende la necesidad de criticar y superar la idea que sataniza los conflictos al considerarlos como nocivos a las sociedades. A esto se añade, en nuestra realidad, la reiterada identificación que se hace de éstos con la violencia, como si fuese lo mismo. Desde esta perspectiva es necesario precisar que el conflicto no deriva necesariamente en violencia y que no se puede confundir lo uno con lo otro. La violencia, en rigor, es apenas una de la múltiples formas en que se pueden abordar los conflictos; por lo general se apela a las formas violentas para “solucionar“ los conflictoscuando las otras vías se han agotado. Para el caso colombiano lo que suscita la preocupación 42 Blair, Elsa. Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imaginarios. Medellín, Editorial U. de A. – CINEP, 1999, pp. 46–47. 43 Citado en: Blair, E. Conflicto armado y militares en Colombia. Cultos, símbolos e imaginarios. op. Cit. P 48 44 Angarita C., Pablo Emilio. “Conflictos, Guerra y Violencia Urbana: Interpretaciones problemáticas”. En: Revista NÓMADAS Nro. 19. Caracas, 2003. pp.96- 104. 26 y alarma social es el tratamiento violento que históricamente se ha dado a los conflictos, que fácilmente convierte a los actores en víctimas o victimarios. Camacho y Guzmán45, aportan en la reflexión al considerar importante entender el conflicto como una situación de disparidad entre dos actores generada por la competencia de intereses, ya sea de tipo político, económico, religioso, cultural y demás, que se puedan generar dentro de las relaciones sociales. Para su solución se han planteado alternativas jurídicas, por lo que se justifica la existencia de las reglamentaciones y leyes al interior de una sociedad. También se ha optado por formas de conciliación que no necesariamente trascienden el plano de los actores involucrados, como: el diálogo, el acuerdo, y en algunos casos la resignación y el olvido. Con esto se entiende que no todo conflicto requiere de un escenario de violencia para su solución. En una discusión sobre la evolución de la conceptuación de la violencia en Colombia por parte de los investigadores, se plantea46 un viraje hacia la caracterización de la violencia como compleja, con el fin de precaverse de las explicaciones unicausales47, dado que es necesario tener en consideración diversos factores según las regiones, los actores y los escenarios. Adicionalmente, incluyen como componentes explicativos la debilidad del Estado, y en particular de su aparato judicial, para resolver los conflictos sociales de todo orden. Finalmente, y vinculado con los dos puntos anteriores, se plantea la falta de límites entre la violencia política y la violencia común, así como entre las causas sociales, económicas e institucionales. De lo anterior se concluye que la violencia se 45 Camacho, A. y Guzman, A. “La violencia Urbana en Colombia; teorías, modalidades, perspectivas”. En: Nuevas visiones sobre la Violencia en Colombia. Bogotá: FESCOL – IEPRI, 1997, p. 29. 46 Castillo, Camilo, García, Mauricio, Granada, Soledad y VILLAMARIN, Adriana. “La justicia en zonas de conflicto armado”. En: García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Bogotá, Siglo del Hombre Editores, 2008, p.168. 47 Estas incluyen las economicistas que atribuyen la violencia a la competencia por los negocios ilícitos o la de las condiciones materiales como la pobreza. 27 considera como la expresión de una serie de redes complejas de poder que se entrecruzan y se polarizan. Si bien este planteo podría suscitar debates alrededor de conceptos como el de debilidad del Estado, o sobre los énfasis en el par violencia política /violencia común y otros, deja claro el carácter complejo de la violencia, su condición polimorfa y su carácter reticular. Lo anterior constituye un reto para los diseños investigativos y previene de las relaciones y las extrapolaciones simples. 3.5 Referencia y contrarreferencia en el sistema de salud colombiano La atención en salud en Colombia ha tenido una organización regionalizada geográficamente tanto en la época del Sistema Nacional de Salud48, como en el Sistema de Seguridad Social Integral que es el que rige actualmente. Esta regionalización consiste en la existencia de unidades locales de atención que prestan servicios de menor complejidad; un conjunto de estas unidades tienen una adscripción a una unidad de carácter regional a donde son remitidos los usuarios cuya atención requiere recursos y procedimientos más complejos. Se establece así un sistema de referencia en el que los hospitales locales envían los usuarios para ser atendidos en los hospitales de carácter regional, a su vez estos últimos, retornan, o sea, contra remiten los usuarios una vez atendidos a su hospital de origen. La ley 100 de 1993 en el articulo 162 parágrafo 5º establece que “Para la prestación de los servicios del Plan Obligatorio de Salud, todas las Entidades Promotoras de Salud establecerán un sistema de referencia y contrarreferencia para que el acceso a los servicios de alta complejidad se realicen por el primer nivel de atención”. Se origina de esta manera una relación de periferia a centro y una jerarquía entre los hospitales de primer nivel y los de mayor complejidad. En esta situación se ubican, tanto real como imaginariamente, los hospitales Antonio Roldan Betancur 48 El Sistema Nacional de Salud era la estructura pública de atención en salud que existió en Colombia hasta 1993 cuando fue reemplazado por el Sistema de Seguridad Social. 28 para la Región de Urabá y el Hospital Universitario San Vicente de Paúl para Medellín y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Lo anterior quiere decir que si alguien sufre una lesión de una gravedad tal que sobrepasa la capacidad resolutiva del hospital de menor complejidad, es muy probable que este caso sea enviado al hospital de mayor complejidad de su área de influencia. Lo anterior quiere decir que, en términos geográficos, salvo condiciones excepcionales, los lesionados atendidos en el Hospital Antonio Roldan Betancur representan bien a la población lesionada de la Zona de Urabá y los atendidos en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl representan bien a los lesionados de Medellín y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá49. De hecho los casos entrevistados en cada uno de los hospitales procedían de la zona de influencia de cada uno de ellos. 3.6 La región de Urabá La región de Urabá, también llamado “golfo de agua dulce”, está situada en el extremo nororiental de Colombia, abarca territorios de los departamentos de Antioquia, chocó y Córdoba y tiene una extensión de 11.664 kilómetros cuadrados. Para el año 2005, la población de la región se calcula en 495.195 habitantes (el 8.6% del total departamental), de éstos el 52.2% reside en las cabeceras municipales de la región. Del total de población de Urabá, la subregión Norte (Arboletes, Necoclí, San Juan de Urabá y San Pedro de Urabá) concentra el 24.8%, es esta una subregión fundamentalmente rural, con solo la tercera parte de la población concentrada en sus cabeceras municipales. La subregión Centro (eje bananero: Apartadó, Carepa, Chigorodó Mutatá y Turbo) tiene el 68.4% de los habitantes y concentra en las cabeceras el 60.7%, fundamentalmente por efecto de la concentración de habitantes en el área urbana de Apartadó y Chigorodó, 49 Si bien en Medellín hay otros hospitales con condiciones similares de complejidad al Hospital Universitario San Vicente de Paúl, estos no hacen parte de la comparación de esta investigación. 29 municipios de más concentración de población en sus cabeceras municipales. La subregión sur, solo concentra el 6.8% de los residentes en la región y 34.9% de ellos en las áreas urbanas50. Con respecto a la densidad poblacional (concentración de habitantes por kilómetro cuadrado), se encuentra que la región en su área rural tiene menos aglomeración que el Departamento: para 2005, este tenía 24.1 habitantes/Km2. cuando la región concentra solo 20.3 personas por km2; es de destacar que la región sur (conformada por los municipios de Mutatá, Murindó y Vigía del Fuerte) sólo concentra en sus áreas rurales 6.6 habitantes por Km2, siendo una de las áreas más despobladas51.Desde los tiempos de la colonia se han presentado disputas por el control del territorio en esta región y desde entonces fue centro de intercambios ilegales con los indígenas, los vendedores de oro y los comerciantes del pacífico. Tal como lo plantea Mauricio García52 “esta historia colonial contribuyó a crear, en el interior del país, la imagen de Urabá como un territorio vedado para los blancos, la civilización y la legalidad [….] se vio a Urabá como una zona de frontera. El polo de la civilización estaba ubicado en el interior de la cordillera de los Andes, y las calurosas y malsanas llanuras exteriores, como la de Urabá, eran vistas como territorios bárbaros e indómitos” Reviste especial interés el proceso de poblamiento de la zona. La región de Urabá se hizo poblacionalmente heterogénea gracias al proceso de colonización que se dio en estas tierras53, que además de fronterizas, eran de difícil acceso para los colonizadores provenientes del interior del departamento, por lo cual en un principio, sus habitantes fueron inmigrantes chocoanos, sinuanos y cartageneros, Posteriormente, en los primeros años del siglo XX, cuando los ciclos de 50 Cálculos realizados con base en Anuario Estadístico de Antioquia 2004. Departamento Administrativo de Planeación, Departamento de Antioquia. 51 Íbid. 52 García V., Mauricio. Jueces sin Estado. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 2008, p. 62. 53 Perfil de Urabá. Departamento Administrativo de Planeación. Departamento de Antioquia, 2002 30 explotación del caucho, la tagua y las maderas se convirtieron en una actividad relevante para los mercados europeo y norteamericano, se dio una vinculación temprana de Urabá con el exterior y al mismo tiempo una mayor demanda por mano de obra. Esto hizo que, entre 1936 y 1939, se iniciaran programas de incentivos para promover la colonización, los cuales fueron acogidos en su mayoría por sinuanos y chocoanos y en menor medida por antioqueños u originarios del interior del país. Para 1960, los flujos migratorios cobraron fuerza con gentes provenientes de Córdoba, Chocó, Cartagena y otras regiones de Antioquia, atraídos por los nuevos cultivos de banano. Este flujo migratorio propiciado por la bonanza bananera convirtió a la zona en una bomba de tiempo. Se produjo una sobrepoblación que trajo consigo especulación, desalojo y otros conflictos de tierra. También atrajo una ola de delincuencia común que produjo frecuentes enfrentamientos entre la población y la fuerza pública. Dos hechos marcan La década del 50 en Urabá: la violencia politica bipartidista que tuvo en esa época su mayor intensidad en el país y la aparición de la industria bananera. Con respecto a la violencia, esta zona fue refugio de habitantes tanto de la costa como del interior del país perseguidos por el gobierno conservador. “ante el temor de una posible arremetida de las policías conservadoras, con el apoyo del directorio liberal se conformaron las primeras guerrillas liberales de autodefensas hacia 1950[…] con la llegada de Rojas Pinilla al poder, en 1954, la guerrilla perdió parte del apoyo que tenía, y muchos líderes se sometieron a la amnistía decretada por el gobierno nacional […]. Sin embargo hubo grupos que no entregaron las armas […], estos terminaron acercándose al partido comunista y se organizaron como autodefensas campesinas. De este grupo surgió el V frente de las FARC” 54 Por la misma época comenzó a desarrollarse la industria bananera. En 1959 se estableció en la región la United Fruit Company a través de su filial la Frutera 54 Castillo, Camilo; García, Mauricio y Rubiano, Sebastián. “Estado y territorio en las regiones: Estudio de casos. En García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Op.cit., p. 66. 31 Sevilla. Tal como lo plantea el autor antes citado55 “Sin embargo, el rápido crecimiento económico no se reflejaba en una mejoría de vida de los habitantes de Urabá, pues una vez plantado, la actividad del banano consistía básicamente en su extracción y en su exportación al extranjero, y era muy escaso el capital activo que se quedaba en la región para ser reinvertido”. Otro elemento importante en la zona es su ubicación estratégica desde el punto de vista militar y comercial56.: Para los actores armados el control militar del Golfo de Urabá representa ventajas por la facilidad para el ingreso de armas desde Centroamérica y especialmente de Panamá; las rutas por las que transitan las armas son empleadas por el narcotráfico para enviar cocaína, sirve, además, para conectar departamentos con valor estratégico desde el punto de vista económico, político y militar como son Antioquia, Valle y los de la zona cafetera. Otros poderes económicos ilegales, como la industria del narcotráfico y la del contrabando de armas también han visto la región como “la mejor esquina de América” para la circulación y la producción de sus mercancías. La ancestral desconfianza del Estado en la zona de Urabá se ve potenciada por la desatención de los conflictos agrarios derivados de la explotación bananera y el desconocimiento de los derechos laborales de los obreros que trabajaban en las bananeras. La falta de atención del Estado y la tramitación de los reclamos de los trabajadores por medio de la fuerza pública favoreció el surgimiento del sindicalismo y preparó el terreno para el establecimiento de la guerrilla que ejerció gran influencia a partir de 1966. Clara Inés García plantea la década de los ochenta como la época del entrecruzamiento de conflictos, y por tanto de su recrudecimiento. Este hecho estuvo estimulado por la decisión estratégica de los grupos guerrilleros de ampliar 55 García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Op. Cit. p. 68. 56 Uribe María Teresa, Et. al. Desplazamiento forzado en Antioquia 1985-1998. Bogotá: Secretariado Nacional de Pastoral Social. 2001. p. 17. 32 su base social para aumentar su influencia ideológica en campesinos y proletarios y controlar sectores importantes de la economía y el territorio. En Urabá se expresó principalmente a través de invasiones de tierra y en la incidencia sobre las relaciones obrero-patronales.57 “A partir de 1982 el conflicto obrero-patronal comienza a anudar los conflictos en Urabá y a darles un carácter regional. Hasta 1982 los conflictos sociales en la región (entre propietarios y ocupantes de tierras, entre patronos y colonos, entre pobladores y estado, y guerrillas y ejército) habían seguido una dinámica social y territorial relativamente independiente unos de otros”. Fue pública la influencia ideológica del EPL en Sintagro y de las FARC en Sintrabanano y de ahí se derivó que la competencia entre los dos sindicatos por los afiliados fuera no sólo por la vía de la persuasión, sino por las armas. Lo anterior dio lugar a imbricaciones progresivas entre actores sociales, políticos y armados, y entre el movimiento sindical y los grupos guerrilleros, lo que derivó en enfrentamientos que involucraron a las guerrillas, al Estado y a los empresarios. 1988 es también el año de la elección popular de alcaldes en la que la Unión Patriótica obtuvo las alcaldías de Apartadó y Mutatá. En 1992 se añadieron las de Turbo, Chigorodó y Murindó. Desde finales de los ochenta y hasta finales de los noventa Urabá se convirtió en la región más violenta del país. Es la época del surgimiento del paramilitarismo (1988) y del exterminio de la Unión Patriótica. En 1988, la situación reventó: al menos ocho masacres se ejecutaron en Urabá y los asesinatos selectivos, en especial contra políticos de la UP, eran el pan de cada día. Entre 1992 y 1996 no menos de 10 masacres se registraron en Urabá, algunas tan escalofriantes como la de La Chinita (Apartadó, 35 muertos)o la del Bajo del Oso (Apartadó, 25 muertos). 57 García, Clara Inés. Urabá: región, actores y conflicto. 1960-1990. Medellín, INER – CEREC, 1996, p. 121. 33 ”El paramilitarismo en Urabá fue el producto de una organización regional de autodefensas por parte de los terratenientes, y posteriormente de los empresarios, contra las extorsiones de la guerrilla. Dada la incapacidad estatal para combatir la violencia por medios institucionales, los finqueros, terratenientes y victimas de la guerrilla se organizaron en grupos armados de autodefensas”.58 Una crónica del Espectador59 señala como las consecuencias de la violencia guerrillera produjeron un efecto de tolerancia al accionar de los paramilitares, hasta una paramilitarización de la sociedad. “A los trabajadores los estaban matando por montones. Esto era un caos, parecía que nuestra función fuera enterrar muertos”, declara el vicepresidente de Sintrainagro. Refiriéndose al general Del Río60. Agrega: “el fue clave acá. Su presencia fue muy buena para la seguridad de los trabajadores. Yo no puedo decir que vi al general con los ‘paras’, pero todos sabíamos de ellos. Creo que la gente se mamó tanto de la guerrilla que los toleraba. Así a muchos no les guste, acá a Rito Alejo lo quieren”. Una mujer bastante cercana a todo el proceso de autodefensas de la región, que prefirió omitir su nombre, afirma que la discusión no es en realidad si el general Del Río fue cercano a las autodefensas: “Pa’ qué hablamos paja: aquí todos lo fuimos. Nuestra cultura es la autodefensa. Es muy raro que alguien no haya conocido al Alemán (líder paramilitar que opero en la zona desde finales de los años noventa)”. El año de 1997 se considera como el de la pacificación de Urabá representado en la disminución significativa de los homicidios, el control militar y la expulsión de la guerrilla. Lo que coincide con la presencia hegemónica de los paramilitares, el aumento de la actividad del narcotráfico, y una comunidad atemorizada y 58 Castillo, Camilo. García Mauricio y Rubiano, Sebastián. “Estado y territorio en las regiones: Estudio de casos. En García V. Mauricio. Jueces sin Estado. Op.cit., p. 73. 59 http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articuloimpreso-el-uraba-de-rito-alejo-del-rio. consultada el 17 de diciembre de 2009. 60 militar judicializado por asesinato de persona protegida, comandante de la XVII brigada del Ejército con sede en Carepa entre 1995 y 1997. 34 silenciosa. El proceso que siguió es descrito por Patricia Madariaga61 así: "Allí el fenómeno paramilitar ha tenido uno de sus principales escenarios de consolidación y se ha insertado en las dinámicas regionales en todos los niveles: desde el control de la actividad política y los grandes negocios -legales e ilegales-, hasta el dominio sobre numerosas instancias de la vida social a nivel micro, a través de la incidencia en aspectos como el manejo del cuerpo, el lenguaje y las relaciones afectivas de las personas que habitan los barrios, veredas y municipios en que opera, así como el establecimiento de un sistema propio de administración de justicia frente a delitos y contravenciones. Ese control esta basado en el poder de coerción que proporciona el uso de las armas.” La somera descripción que hemos hecho de los aspectos geográficos e históricos de la región de Urabá constituye un elemento importante en el entendimiento de los contenidos de las entrevistas de los lesionados que se realizaron en septiembre de 2007 y en la configuración de escenarios de violencia. 3.7 Medellín y el área metropolitana La subregión Valle de Aburra62 es una de las nueve en las que se divide Antioquia. Está ubicada en el centro del departamento, en el Valle del río Medellín, sobre la Cordillera Central de los Andes. Ocupa una extensión de 1.152 Km². El Área Metropolitana de Medellín (oficialmente Área Metropolitana del Valle de Aburrá) es la entidad político administrativa que reúne nueve municipios de la Subregión Valle de Aburrá del Departamento de Antioquia. Su núcleo es Medellín (capital del Departamento) y los otros miembros son (de sur a norte): Caldas, La Estrella, Sabaneta, Itagüí, Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa. El Área Metropolitana se asienta en el Valle de Aburrá a una altitud promedio de 1.538 msnm; está 61 Madariaga Villegas, Patricia. Matan y matan y uno sigue ahí : control paramilitar y vida cotidiana en el pueblo de Urabá. Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Antropología, CESO, Ediciones Uniandes, 2006. 62 La información geográfica del Valle de Aburrá es obtenida de la página oficial de la unidad Administrativa denominada Área Metropolitana del Valle de Aburra. 35 atravesada de sur a norte por el río Medellín el cual, naciendo en el municipio de Caldas, al sur, ya en el municipio de Barbosa, en el norte, toma el nombre de Río Porce. Tiene una población de 3´316.370 habitantes (2005). Es la zona más urbanizada, industrializada y con más centros de educación superior, por eso se considera la más desarrollada de Antioquia. Sus principales actividades económicas son la industria textil, el turismo y el comercio. También posee importantes complejos hospitalarios y goza de fama en este campo. La creación del Área Metropolitana del Valle de Aburrá obedece al ánimo de integración económica, y proyección y planeación para el desarrollo de los municipios que ocupan el Valle de Aburrá. El crecimiento urbano de la ciudad de Medellín y su desarrollo industrial a partir de la década de los 30, crearon un fenómeno de conurbación, de manera que los límites entre los municipios del Valle de Aburrá se confunden físicamente en la actualidad. De esta manera el Área Metropolitana del Valle de Aburrá puede ser considerada un solo complejo urbanístico, una sola ciudad. El principal eje urbano del Área Metropolitana del Valle de Aburrá se encuentra en el centro del valle y está conformado por los cuatro municipios más grandes por número de habitantes: Medellín, Bello, Itagüí y Envigado. Medellín, como capital del Departamento y principal centro económico, experimentó un rápido crecimiento urbano que pronto integró a muchos de sus sectores rurales y corregimientos (Robledo, La América, La Floresta, Guayabal, Belén). Paulatinamente, y ante el fenómeno de industrialización, la clase media y alta de la ciudad tendieron a ubicarse en las zonas sur de la ciudad, lo que influenciaría por su parte al municipio de Envigado. Los otros dos municipios, uno al norte, Bello, y el otro al sur occidente de Medellín, Itagüí, se convirtieron en las principales receptoras de una población en general obrera, a la que se le debe en buena medida el desarrollo económico del Área Metropolitana. Los otros seis municipios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, tres al sur y tres al norte, corresponden a ejes urbanos alternos con un crecimiento urbanístico 36 menor, pero vitales para el desarrollo económico y social de toda el Área Metropolitana. Estos seis municipios están distribuidos así: Caldas, La Estrella y Sabaneta al sur, Barbosa, Girardota y Copacabana al norte. Los dos municipios más cercanos al principal eje urbano, Sabaneta al sur y Copacabana al norte, experimentan actualmente el fenómeno de crecimiento urbano y de con-urbanización. Los ejes urbanos alternos poseen además la ventaja de territorios rurales significativos que son y pueden ser proyectados como almacenes de producción agraria importantes para el desarrollo del Área Metropolitana. El declive natural del Valle de Aburrá de sur a norte, crea un efecto de diferentes pisos térmicos - frío al sur en Caldas y cálido al norte en Barbosa -, dichofenómeno geográfico crea a su vez una gran diversidad de productos agrarios La densidad poblacional (habitantes por kilómetro cuadrado es en su orden: Itagüí 13.545, Medellín 5.840, Envigado 3.540, Sabaneta 2.988, Bello 2496, La Estrella 1.505, Copacabana 877, Girardota 548, Caldas 449 y Barbosa 206. El concepto de área metropolitana se justifica por el hecho de que los grandes hechos del Valle de Aburra son metropolitanos; las dinámicas sociales y funcionales de la región metropolitana no son de escala municipal, pertenecen al conjunto. Tenemos una sociedad metropolitana integrada, gobernada por alcaldías locales muy autónomas. Ciudad metropolitana es el término sugerido63 para referirse al área conurbada que integra el espacio urbano de Medellín y las municipalidades aledañas. 63 Franco R. Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico.: el caso de la ciudad metropolitana de Medellín y su entorno regional 1970 – 2000. Medellín: Instituto Popular de Capacitación, 2006, p. 21. 37 Un columnista especializado del diario el tiempo64, llama la atención sobre la necesidad de tener una perspectiva metropolitana de la violencia en Medellín, no solo para tener un mejor conocimiento, sino para ser más eficaces en el tratamiento del conflicto urbano. “Es que el ámbito metropolitano no debe ser referente sólo para las obras de infraestructura y para las políticas ambientales. También lo es para los temas de la convivencia ciudadana y el orden público, que se han dejado -en lo fundamental- a la Fuerza Pública. Así, se desconoce el impacto que tienen sobre las localidades y, por ende, que solo una política pública metropolitana es la alternativa más eficaz para tratar dicho fenómeno social”. Aunque en algún momento un habitante de Medellín o de municipios como Bello o Envigado quiera reivindicar las características de su lugar de procedencia o se empeñe en establecer las fronteras, el destino de los distintos componentes del área metropolitana esta inextricablemente ligado tanto para bien como para mal. En concordancia con lo anterior surge el concepto de espacio urbano regional65 como articulador de las relaciones sociales de dominación y de intercambio. Espacio en el que confluyen la producción, los intercambios sociales, el consumo y el gobierno. En últimas un espacio para garantizar la acumulación de riqueza y el mantenimiento de las relaciones de dominación. A la pregunta sobre cómo han evolucionado en Medellín los núcleos de poder económico y político en las últimas décadas, se han formulado cuatro hipótesis: La primera66 plantea que en la década de los setenta se dio una modificación de la estructura urbana en el país que era cuadricefálica, e incluía a Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, en la que Medellín ocupaba un lugar principal por su perfil 64 Fajardo L., “Jaime. Violencia y área metropolitana”. El Tiempo, abril 30 de 2009. 65 Franco R., Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico: el caso de la ciudad metropolitana de Medellín y su entorno regional 1970 – 2000. Op.cit., p. 19. 66 Goueset, Vincent. “Bogotá: nacimiento de una metrópoli; la originalidad del proceso de concentración urbana en Colombia en el siglo XX”. Tercer Mundo Editores, 1998. Citado por Franco Vilma, op. cit. p. 34. 38 industrial hacia un esquema primacial centrado en Bogotá. La segunda67 se refiere a que al auge industrial que se dio en Antioquia entre los años veinte y mediados de los cincuenta sucedió una pérdida progresiva de importancia que se profundizó a mediados de los setenta. La tercera68 alude a que alrededor de los años sesenta aparece una diferenciación entre actores económicos y actores políticos en conexión con la forma como se establece la relación entre intereses públicos y privados que se expresó en la “plebeyanización” y profesionalización del stratum político. La cuarta69 propone que desde el período de la posguerra se da un proceso de integración nacional de la economía antioqueña con un cambio en la escala territorial de acción de las élites, con la subsecuente pérdida de importancia del espacio económico local y en consecuencia con la lógica de acumulación del capital. Independientemente de los énfasis y las discusiones sobre los orígenes y las explicaciones se reconoce una mengua del peso de Medellín y su entorno metropolitano en la segunda mitad del siglo XX y también que las transformaciones en la dinámica económica y política, así como de la estructura espacial urbana, tienen un carácter nacional. La ola de descentralización que se desencadenó en la segunda mitad de los años ochenta, que se expresó en la elección popular de alcaldes y en la constitución de 1991, y que todavía es objeto de muchas confrontaciones, jugó un papel importante en el devenir de la Medellín metropolitana. Un estudio del Instituto de Estudios político y relaciones internacionales plantea70 que “hasta 1990 el país 67 Poveda Ramos, Gabriel. “Dos siglos de historia económica de Antioquia. Medellín”, Editorial Colina – Proantioquia, 1979. Citado por Franco Vilma, op. Cit. p. 42. 68 Franco, Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico.: el caso de la ciudad metropolitana de Medellín y su entorno regional 1970 – 2000. op. cit. p. 48. 69 Helmsing, A.H.J. Cambio económico y desarrollo regional. Bogotá: Fondo Editorial CEREC, 1990. Citado por:: Franco, Vilma. Poder regional y proyecto hegemónico.: el caso de la ciudad metropolitana de Medellín y su entorno regional 1970 – 2000.op. cit. p. 50. 70 Gutiérrez S. Francisco y otros. A tale or three cities: Metropolitan miracles and security debates in Bogotá, Medellin, and Cali. Comunicación personal 39 había tenido una tradición bipartidista bastante estable. Con la aprobación de la elección popular de alcaldes establecida en 1986 e implementada a partir de 1988 y de una nueva constitución en 1991, las dinámicas políticas a nivel subnacional cambiaron sustancialmente [...]. En tanto que Bogotá había sido históricamente el innovador de la política en el país, el patrón electoral de Medellín revelaba preferencias bipartidistas bastante fuertes. Todos los intentos de avance de políticos no tradicionales habían sido neutralizados. Sin embargo, en 2003 Sergio Fajardo fue elegido alcalde. Lo fue apoyado por una coalición heterogénea en la que fue evidente la presencia de intelectuales y Organizaciones No Gubernamentales, pero en el que también intervinieron los empresarios, la Cámara de Comercio y los medios de comunicación”. Si bien en la ciudad se da un debate sobre si realmente Fajardo representa una alternativa a la política tradicional, está claro que los políticos tradicionales no lo reconocen como uno de los suyos, los sectores políticos alternativos no llegan a un acuerdo al respecto. Puede haber un mayor acuerdo si se le considera haciendo parte de las élites económicas. Al terminar Fajardo su periodo de gobierno, es elegido alcalde Alonso Salazar, el subalterno más visible de la administración Fajardo, a nombre de su mismo movimiento político, lo que hace que, en lo esencial, pueda hablarse de continuidad del proyecto político que encarnó Fajardo. El grupo de investigación en violencia urbana71 propuso una periodización que da la posibilidad de hacerse una idea de la evolución de la ciudad en los últimos años según los escenarios de homicidios que se configuraron. 1. En el período 1990-1993, los homicidios en Medellín mostraron un predominio del escenario de violencia asociada al narcotráfico y otras actividades ilícitas organizadas, lo cual resulta coherente, dada la correspondencia de este hallazgo
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