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Aterosclerosis - David (1)

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Aterosclerosis - Nutrición humana
La aterosclerosis es una enfermedad crónica y progresiva que afecta a las arterias del cuerpo. Se caracteriza por la acumulación de depósitos de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias, formando lo que se conoce como placas de ateroma.
La formación de placas de ateroma estrecha y endurece las arterias, lo que puede limitar o bloquear el flujo sanguíneo a los órganos y tejidos. Además, estas placas pueden volverse frágiles y propensas a la ruptura, lo que puede dar lugar a la formación de coágulos de sangre que obstruyen aún más las arterias. Estos coágulos pueden desprenderse y viajar a otras partes del cuerpo, causando problemas graves, como un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
La aterosclerosis puede afectar a diferentes arterias del cuerpo, pero es más común en las arterias coronarias (que suministran sangre al corazón), las arterias cerebrales (que irrigan el cerebro) y las arterias periféricas (que alimentan las extremidades).
Existen varios factores de riesgo asociados con el desarrollo de la aterosclerosis, que incluyen:
Colesterol alto: Niveles elevados de colesterol LDL ("colesterol malo") en la sangre pueden favorecer la acumulación de placas de ateroma en las arterias.
Presión arterial alta: La hipertensión aumenta la tensión sobre las paredes arteriales, lo que puede dañarlas y facilitar la formación de placas.
Tabaquismo: El consumo de tabaco daña las arterias y promueve la formación de placas ateroscleróticas.
Diabetes: La diabetes no controlada afecta negativamente las arterias y aumenta el riesgo de aterosclerosis.
Obesidad y sedentarismo: El sobrepeso, la obesidad y la falta de actividad física aumentan el riesgo de desarrollar aterosclerosis.
El tratamiento de la aterosclerosis se centra en reducir los factores de riesgo y controlar las complicaciones. Esto puede incluir cambios en el estilo de vida, como una alimentación saludable, ejercicio regular, dejar de fumar y controlar la presión arterial y los niveles de colesterol. En algunos casos, pueden ser necesarios medicamentos para controlar los factores de riesgo y prevenir la progresión de la enfermedad.
La prevención es fundamental en el manejo de la aterosclerosis. Adoptar un estilo de vida saludable desde temprana edad, con una alimentación equilibrada, actividad física regular y evitando el consumo de tabaco, puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Además, es importante realizar chequeos médicos regulares y seguir las recomendaciones del médico para controlar los factores de riesgo y detectar cualquier problema de manera temprana.

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