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Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO Clase 27 LA VIDA DESPUÉS DE LA JUBILACIÓN: LIMITACIÓN Y COMIENZO DE UNA NUEVA ETAPA. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, cuando hablamos de jubilación nos referimos al retiro del mundo laboral por haber cumplido la edad exigida por la ley o por estar incapacitado para trabajar. Habitualmente, podemos utilizar el término jubilación en varios sentidos diferentes: como un proceso de transición desde la vida laboral a una vida sin trabajo remunerado, como el período de la vida que se extiende desde que se abandona el trabajo pago hacia delante, como la suma de dinero que mensualmente recibe el adulto mayor por parte del estado al haber concluido su ciclo laboral, etc. Aunque no se trata de un fenómeno universal ni transcultural, en nuestra sociedad la jubilación constituye un cambio importante en el ciclo vital porque modifica nuestra estructura de funciones, nuestros hábitos, la organización de nuestra vida diaria y repercute intensamente sobre nuestro sentido de eficacia y de competencias personales (Galvanovskis y Villar, 2000). La etapa de la jubilación, plantea interesantes desafíos a las personas que, entre otras cosas, han de aprender a ocupar de forma satisfactoria y significativa del nuevo tiempo libre del que disponen. Jubilación y vejez: ¿“puerta” de entrada? Históricamente ambos conceptos y situaciones han estado estrechamente relacionados. El “comienzo” de la vejez era, en parte, la causa de la jubilación y su justificación: la mano de obra para unas tareas basadas en el esfuerzo físico habían perdido capacidad por el paso de los años y la cercanía de la vejez, por lo que se prescindía de la misma, dando paso a los jóvenes a ese mercado laboral. Con el paso de los años, los grandes avances que posibilitaron mejoras importantes de las condiciones de vida, de las condiciones laborales y de la atención sanitaria, han derivado en un aumento significativo de la longevidad y de la esperanza de vida, por lo que es cada vez más numerosa la cantidad de personas mayores de 65 años que presentan una situación psicosocial realmente buena y llevan una vida activa y saludable a pesar de su edad cronológica. A nuestro modo de ver, estos cambios sociodemográficos suponen una ruptura importante en la relación jubilación-vejez, para las personas que salen del mercado laboral. Hoy en día jubilarse no es hacerse viejo, puesto que en la mayoría de los casos todavía estas personas disponen de varios años en los que pueden presentar unas características socio-sanitarias inmejorables, siendo a partir de ese momento cuando Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO aparecen los prejuicios y las connotaciones negativas de la vejez. Aparece así una categoría de “viejos jóvenes” a diferenciar respecto a los “viejos viejos”. La decisión de jubilarse y calidad de vida Un elemento determinante ante la toma de decisiones previa a la jubilación es precisamente la calidad de vida de los trabajadores y sus condiciones vitales. Entre los factores que intervienen en estas decisiones previas a la jubilación, habría que destacar: Razones económicas: quien tenga unas condiciones económicas mejores (previsión de una mejor pensión, más tiempo de cotización...) más fácilmente optarán por la jubilación. Razones actitudinales: estamos pasando de una ética rigurosa del trabajo a una ética de la actividad. Ocio y relaciones sociales: al parecer la clase de ocupaciones de tiempo libre, la frecuencia e intensidad de los contactos familiares no influyen en la actitud de expectativa hacia la jubilación, aunque sí en la adaptación a la misma. Razones de salud: los problemas de salud parecen ser predictores de jubilación, siéndolo solamente de aquellas jubilaciones anticipadas o precoces. Discriminación laboral relacionada con la edad: es importante señalarla incluso en el caso de desempleados mayores y su transición a la jubilación. Para un elevado porcentaje de personas el desempleo puede ser el primer paso para la jubilación. La capacidad laboral, de seguir trabajando y el tipo de trabajo serán elementos definitivos en la decisión. La seguridad en el puesto de trabajo, las posibilidades de cambiar de puesto, la formación y el entrenamiento, las posibilidades de descansos, la disponibilidad de servicios de salud ocupacional, influyen en que se siga trabajando hasta el final. Un fenómeno como el “síndrome de aversión al trabajo” con una pérdida de valores relativos a la vida laboral, estrés crónico, mayor importancia de los valores privados y la propia aversión al trabajo, puede ser un exponente de mala calidad de vida laboral, con un aumento de riesgos de salud y una disminución importante de la satisfacción laboral y vital. Consecuencias de la jubilación El análisis de las consecuencias de la jubilación supone analizar no sólo las consecuencias económicas, sino y especialmente el impacto psicológico, los cambios en las relaciones sociales con los amigos, compañeros de trabajo, familia (subsistema de pareja e hijos, el impacto en salud) y ver estos cambios como parte de un proceso de adaptación a la nueva situación. Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO El término jubilación deriva de “júbilo”, es decir, el tiempo de la alegría, del gozo de lo esencial, de la contemplación; es el momento de la libertad, cuando el hombre puede “perder el tiempo” libremente. Pero la situación del jubilado implica el acceso a una vida con una posibilidad práctico-económica de vivir y una consideración sociocultural que no le permite ni ayuda, precisamente, a llevar una vida “jubilosa”. Entre las características que esta circunstancia manifiesta encontramos: 1. La pérdida de un lugar dentro de la cadena de producción, aun cuando conservan posibilidades y motivaciones para continuar produciendo 2. la denominación de “clase pasiva” que descalifica el grado de participación o expectativa del rol que la sociedad tiene respecto del jubilado. No participar o ser pasivo implica que la persona tome conciencia bruscamente de su realidad evolutiva. 3. con la jubilación surgen una serie de problemas en la vida del adulto mayor de orden económico que lo relegan socialmente y que le impiden o inhiben la posibilidad de asistencia médica integral, ya que se lo jubila porque se lo considera decadente y declinante y no se le brindan los medios para recibir asistencia integral que la situación requeriría. 4. la posibilidad de mantener su status de vida digno, manteniendo casa, comida, vestimenta, entre otras, para él y su familia. 5. los problemas como consecuencia del “rol jubilado” dentro de la dinámica familiar, que se verá afectada y deberá adaptarse a una nueva estructura. Atchley describe una serie de pasos por los que se pasa al dejar de trabajar: la etapa inicial de «luna de miel», un período posterior de decepción y/o hiperactividad o astenia, tras lo cual se da una reorientación, unas respuestas más realistas y una fase final de estabilidad, de acomodación a la situación actual. Es así como ante la jubilación, el hombre se ve obligado a encarar una compleja tarea cuya solución depende de múltiples factores. Las investigaciones al respecto fijan sobre todo la atención en la importancia de la actitud de expectativa respecto de la jubilación, señalando que la “anticipación del estatus del retiro” incide positiva o negativamente sobre la misma. Ante un retiro laboral inminente, pueden darse varias actitudes posibles en los adultos mayores que tienen dos extremos:una actitud sumamente positiva y una actitud sumamente negativa. La actitud sumamente positiva es la sostenida por aquellos que esperan alcanzar lo más pronto posible el disfrute de “un bien merecido descanso”. Según distintas encuestas, se sostiene que aquellos que aceptan de mejor grado o positivamente la jubilación, son los que han elaborado con madurez el significado de su edad y situación, los La transición a la jubilación supone un aumento de diferentes actividades en áreas vitales no relacionadas con el trabajo, y una disminución de aquéllas relacionadas con éste. Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO que presentan alguna enfermedad o dolencia, los que mantienen un trabajo que demanda una actividad física importante y aquellas personas que recibirán una buena suma de dinero al retirarse o que han mantenido cargos ejecutivos y no directivos. Asimismo, esta actitud es la que mantienen las personas cuando están próximas en diez u ochos años al momento del retiro; pero pareciera ser que cuando este hecho es inminente, se produce un cambio de actitud; finalmente, luego de un tiempo y al adaptarse a la nueva vida retoman la actitud primera. La actitud sumamente negativa sería algo así como el temor a “estar de sobra”, a “no ser útil”, al “principio del fin”; actitud que se ve favorecida por la imagen deficitaria de la vejez y por expresiones tales como la “bancarrota de la jubilación” o similares. Esta actitud negativa se nutre en la fantasía del efecto patógeno de la jubilación sobre la salud del hombre, según conclusiones de Geist en trabajos de 1967. Dice Geist que “el jubilado cuya salud es relativamente mala, acepta con mayor facilidad el retiro... mientras que el jubilado que, dado su estado de salud podría volver a su antiguo trabajo, se siente mal al serle eso imposible”. “Lo que socava en nuestro tiempo la confianza de la tercera edad en sí misma, es la supervivencia de una imagen suya negativa; considerar al jubilado como alguien que ha cesado de contribuir al mercado de la economía y que con su vida laboral se ha ganado el derecho al descanso y a la inactividad, es decir, a un banco en el parque” (Moreno Lara, 1982). Es así como los adultos mayores “se han creído” este mito y si una persona carece de un rol de sustitución corre el peligro de sumergirse en el aislamiento, la melancolía y la pérdida de interés por la vida Factores que influyen en una mejor adaptación a la jubilación Se pueden señalar entre estos el gozar de buena salud, no tener problemas económicos, tener un buen nivel educativo, estar en pareja, estar comprometidos en actividades sociales. Todos ellos, a excepción del compromiso social, son los mismos predictores de la satisfacción y calidad de vida de cualquier trabajador. Un buen apoyo social parece ser un elemento importante cara a la adaptación y satisfacción con la jubilación. Algunos autores han establecido en este sentido algunas características socio personales de riesgo como tener una mala percepción de las propias relaciones sociales, no tener un grupo de amigos estable, no realizar actividades regularmente con este grupo. La jubilación conlleva una disminución-pérdida de rol, por lo que se afirma que es un “rito de desagregación” ya que produce una reducción de relaciones sociales, se reducen los contactos interpersonales en cantidad e intensidad, especialmente los relacionados con ámbitos extrafamiliares y con otros grupos de edad. En el núcleo familiar cambian las relaciones conyugales, las relaciones de pareja que necesitan en ocasiones de una reestructuración. Conlleva una disminución de ingresos económicos, que es uno de los factores más ansiógenos y preocupantes en la situación post retiro. Parece que con la Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO jubilación se da una disminución de la autonomía, del control sobre uno mismo y sobre el ambiente. La posible disminución de roles sociales podría provocar un repliegue hacia las relaciones familiares y en algunos casos situaciones de soledad y aislamiento. La autoestima puede verse afectada especialmente en las personas para las que el rol profesional es muy importante, lo que puede provocar una verdadera crisis de identidad personal. Esto no quiere decir que no existan otros roles, como los de marido, abuelo, vecino, amigo, voluntario, el de desarrollo de hobbies, etc., que podrían mantener un nivel de autoestima muy elevado e integrado, lo que correlaciona directamente con el bienestar psicológico y por tanto con la calidad de vida. Las posibles repercusiones en la salud pueden ser un elemento clave en esta sensación de bienestar y satisfacción vital, de manera que asumir activamente comportamientos y estilos de vida saludables será un buen indicador de calidad de vida. La realización de actividades recreativas, culturales y de ocio suponen un elemento de gratificación importante para las personas que se jubilan, aunque existe un grupo importante de personas que entre los jubilados de hoy en día tienen dificultades para encontrar actividades gratificantes fuera del trabajo. Esta característica parece que está cambiando en las últimas generaciones de personas que se van jubilando con niveles educativos y culturales, así como con una historia profesional significativamente diferente de los mayores de 75-80 años, que tienen un muy bajo nivel educativo, han sobrevivido a la guerra, a epidemias y al hambre de la postguerra. Aún son pocos los mayores que inician alguna actividad nueva después de jubilarse. Es muy importante realizar distintos tipos de actividades tras la jubilación dados los efectos físicos y mentales específicos que generan. La actividad desarrollada durante la vejez, se ha relacionado con la mortalidad y la supervivencia de las personas: actividades como ir a la iglesia, el voluntariado o ir a ver a amigos, se relacionan con una menor mortalidad. También se sabe que las actividades de tipo físico (p. ej., caminar) y las productivas y sociales (p. ej., el voluntariado) reducen estados depresivos y aumentan la autopercepción del bienestar. Estereotipos y realidad Algunos estereotipos muy extendidos respecto a las personas mayores no se corresponden con la realidad. Fernández Ballesteros realizó un estudio sobre estos estereotipos en relación a la realidad española y observó que un 92,7% de los sujetos valorados presentan un buen nivel cognitivo, mientras que suele creerse en la idea de un estado mental deficitario. Las personas mayores no presentan una merma drástica en salud (según indicadores objetivos y subjetivos) a pesar de que exista este estereotipo. La salud sufre un paulatino empeoramiento a lo largo de la vida sin que haya quiebros notables entre Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO distintas etapas del ciclo vital. Tampoco se aprecian modificaciones en la autovaloración de la salud. En cuanto a las habilidades funcionales uno de cada diez entre los mayores de 65 a 70 años presenta dificultades, aumentando esta tasa paulatinamente hasta que el grupo de los mayores de 80 presenta dificultades en un 40%. Respecto a las relaciones sociales no hay una disminución significativa de estos contactos sociales, ni de la satisfacción que producen hasta los 70 años. Existe, sí, un 20% de personas mayores que viven solas, y a partir de los 80 sí que se observa una disminución de contactos, aunque no parece que disminuya la satisfacción que producen. Hay un menor contacto sexual, situándose en un 17% los sujetos que mantienen relaciones sexuales. La actividad física parece disminuirtal y como se cree, pues un 80% de los sujetos afirman no realizar actividad física alguna, aunque paralelamente un 61% afirma caminar diariamente. Respecto a las actividades diarias, ver la televisión y escuchar la radio son las actividades realizadas con mayor frecuencia (77 y 60% respectivamente). El estereotipo relativo a que los mayores son infelices también es una imagen falsa. El nivel de satisfacción vital de los mayores se agrupa en un rango de bastante satisfacción. El autoinforme sobre felicidad de los distintos grupos de edad no difiere, lo que demuestra una importante estabilidad en este ámbito. Agulló-Tomás (2001) a partir de un análisis discursivo sobre la jubilación obtenido de personas mayores, reduce a cinco las actitudes hacia la jubilación: rechazo, aceptación, liberación, oportunidad y ambivalencia. La actitud de rechazo: la vida se percibe vacía de sentido, sin la posibilidad de mantener el estatus y/o el nivel de vida previo. Actitud de aceptación: actitud conformista y resignada. Acepta la jubilación como algo inevitable, como una etapa más a la que debe enfrentarse. La actitud de liberación: pensar que es un premio al trabajo realizado. Pero este tipo de actitud, tiene el riesgo de provocar aburrimiento y apatía por la falta de expectativas, proyectos y actividades con las que llenar el tiempo que antes se dedicaba al trabajo. La actitud de la oportunidad: Significa que la persona desea jubilarse. Con la jubilación, viene la posibilidad de poner en marcha proyectos y actividades que hasta entonces no se han podido realizar: voluntariado, ocio, relaciones sociales, viajar, etc. Orientaciones prácticas para una calidad de vida tras la jubilación Las orientaciones prácticas para una mejor calidad de vida vienen dadas por la prevención basada en una mejora y adecuación de los comportamientos, hábitos y estilos de vida en relación con la salud, el ocio, las relaciones interpersonales y una mayor continuidad entre los procesos de educación, trabajo y ocio. En esta línea se trabajará para fomentar la actividad física y mental, la creatividad, se cuidará la nutrición, la reducción de tabaquismo y consumo de alcohol. Se fomentará la interacción social diversa, intergeneracional, promoviendo la socialización tanto Casa Central: Mitre 788 1° Piso – TE.: 5580175 Consulta por nuestras sedes en www.institutoicr.com.ar A. GERONTOLÓGICO anticipatoria como una vez jubilados. Uno de los retos principales cara al aprovechamiento del potencial humano y de compromiso intergeneracional es desarrollar instrumentos, vías y procesos de participación socio comunitaria a través de la participación en asociaciones, organizaciones no gubernamentales, partidos, a través del voluntariado, etc. Con el fin de desarrollar estos procesos es importante y necesario modificar las percepciones sociales tanto de los propios mayores como de los profesionales y planificadores, y de la sociedad en general. Para desarrollar un plan de intervención en esta área de manera coherente se debe establecer como objetivo principal la optimización y promoción de la autonomía y competencia de estas personas para que puedan hacer frente a los requerimientos de la vida en este momento. La necesidad patente de formación en gerontología y de profesionales formados para un abordaje interdisciplinar que permita desarrollar servicios más cualificados con programas, atención y cuidados, tratamientos y una evaluación exhaustiva de los mismos es uno de los retos inmediatos a los que ya se está dando respuesta. Conclusión La adaptación a la jubilación depende de numerosos factores, algunos especialmente relacionados con el significado de este momento para la persona mayor. Para algunos representa el momento tan esperado para descansar y poder realizar actividades que antes no pudo. Para otros constituye una frustración, el tener que dedicarse a actividades domésticas o no placenteras. De cualquier manera provoca una merma de sus recursos financieros, una readaptación a la nueva forma de convivencia y un reajuste de los roles familiares, por lo que debe ser una decisión muy personal del adulto mayor aun cuando sea por padecer alguna enfermedad, que debe ser comprendida y respetada por la familia El pasaje al estatus de jubilado deberá ser visto necesariamente como un proceso, es decir, como un tránsito que debe cubrirse por pasos, en etapas. Una de las circunstancias más conflictivas, es el de haberlo transformado en un momento, un accidente puntual dentro del devenir vital de una persona. Además de las adaptaciones y creaciones individuales y/o grupales, a la visión procesual debe añadirse el desafío de los modelos de intervención integral para el desarrollo y la promoción de la calidad de vida de las personas mayores. Es un reto cara al futuro el desarrollo de estos modelos y la implementación de metodologías acordes con este planteamiento en la atención y recursos para los trabajadores y personas mayores tanto desde el sistema de salud como social.
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