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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
Clase 23 
 
ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN ADULTOS MAYORES 
 
Los trastornos de ansiedad y los trastornos del estado de ánimo son, en conjunto, 
uno de los problemas psicológicos más frecuentes en todos los grupos de edad. No 
obstante, en la edad avanzada se vuelven un problema significativo. 
Si tenemos en cuenta que la vejez conlleva una serie de problemas que incluyen 
cierto declive físico, la pérdida de personas queridas, preocupaciones económicas y 
familiares, etc., es lógico que surjan preocupaciones que conlleven ansiedad y al malestar a 
nivel psicológico. Además, existe evidencia que indica que muchas de las enfermedades y 
consecuencias asociadas a éstas, que ocurren característicamente en edades avanzadas, se 
presentan con una sintomatología mayor y más intensa en personas con altos niveles de 
ansiedad. Y aunque la persona no reúna los criterios para ser diagnosticada con algún 
trastorno de ansiedad, es suficiente con que sus preocupaciones supongan un malestar 
importante para la persona que lo padece y lo sufre, con amplias repercusiones negativas en 
su vida diaria y en su entorno inmediato. 
Con respecto a la depresión, una cuarta parte de las personas mayores de 65 años la 
padecen. Más de la mitad de las visitas al médico involucran quejas por la tensión 
emocional y además, en países desarrollados, el 20% de los suicidios son cometidos por 
adultos mayores. En un reporte reciente de la Revista Americana de Sociedad Geriátrica se 
expone que la depresión es una de las principales causas de la disminución de la calidad de 
la salud en los adultos mayores. 
 
TRASTORNOS DE ANSIEDAD 
Son abundantes los cambios vitales que se experimentan cuando se transita por la 
vejez. Por ello, sentir ansiedad en algún momento no debe ser sinónimo de alarma, ya que 
se trata de un tipo de reacción habitual ante situaciones estresantes y con la función de 
advertir y activar al organismo ante situaciones que considera de riesgo. 
La ansiedad por sí misma constituye en los seres humanos una respuesta sana y 
adaptativa, no es necesariamente problemática. Desde una perspectiva evolutiva podemos 
considerar que en sociedades prehistóricas permitía estar más atento ante cualquier 
estímulo que pudiese dar cuenta de situaciones en las que corre peligro la vida, pero en 
sociedades contemporáneas los estímulos son muy disímiles y la respuesta de ansiedad ya 
no posee la misma utilidad que antes. Albert Ellis distingue entre la ansiedad sana 
(inquietud, vigilancia, precaución), la que ayuda a manejar situaciones difíciles o 
peligrosas, y la ansiedad malsana (destructiva, perjudicial para las propias necesidades 
básicas) que lleva a o contrario: perder el control, afrontar mal o desastrosamente los 
riesgos en los que se encuentra. Esta ansiedad toma forma de pánico, fobias, terror, shock y 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
todo tipo de reacciones psicosomáticas que alertan también pero a menudo no hacen más 
que interferir en el manejo de las situaciones. 
Aunque son muchos y muy diversos los trastornos psicológicos que los adultos 
mayores pueden padecer, centraremos la atención en el trastorno de ansiedad generalizada, 
pues se trata, junto con las fobias específicas, del trastorno más frecuente en la tercera edad. 
El trastorno de ansiedad generalizada aparece, o bien cuando la ansiedad y sus 
síntomas persisten en el tiempo, o cuando las situaciones consideradas como amenaza en 
realidad no lo son tanto como la persona las percibe. En ambas situaciones, el correcto 
desarrollo de las actividades diarias de las personas que lo sufren se ve afectado, además de 
experimentar malestar físico y emocional. 
 
Causas de la ansiedad 
Existen diversas causas que favorecen la aparición y el mantenimiento de la 
ansiedad: variables biológicas, aprendizaje, predisposición genética, circunstancias que 
atraviese/haya atravesado la persona, capacidad para enfrentar las contrariedades, actitud 
ante la vida, educación recibida, resiliencia; en definitiva, de su historia de vida 
condicionada tanto por la biología como por el ambiente. Debido a esto, es muy importante 
ayudar en cada caso de manera individualizada. 
No obstante, se pueden señalar algunas de las causas más comunes que hacen que 
los que los adultos mayores requieran ayuda: 
Cambios bruscos en el estilo de vida. Alcanzada la tercera edad se experimentan 
diversos cambios vitales como, por ejemplo, la jubilación. Disponer de demasiado tiempo 
libre y tener que aprender a ocuparlo, genera ansiedad en algunas personas. 
Descenso de la autonomía. Tardar más tiempo en desempeñar algunas actividades, 
descenso de movilidad o pérdida de reflejos y de fuerza, son algunos de los ejemplos que 
puede provocar este declive y que pueden hacer que la persona requiera ayuda en 
situaciones que antes no lo hacía. 
Problemas económicos. Contar con una cantidad de dinero menor a la obtenida 
durante la adultez es descrito también como fuente de estrés para algunas personas. 
Proximidad a la muerte. Algunas personas mayores consideran que el final de la 
vida está cerca. Este pensamiento puede generar altos niveles de ansiedad, 
ocasionando tanatofobia en los casos en los que la obsesión por la muerte domina el 
pensamiento. 
Deterioro del estado de salud/ incapacidad física. Con el envejecimiento, además 
del deterioro visible, por ejemplo, de la piel, las funciones físicas y cognitivas también se 
ven afectadas y ocasionan, en algunas situaciones, incapacidad que priva a algunas 
personas del desarrollo de su ritmo de vida. 
Aislamiento social. La suma de diferentes circunstancias problemáticas puede 
conllevar deterioro del estado de ánimo y esto, a su vez, que las personas que lo sufren no 
quieran salir de casa ni relacionarse. 
http://www.efesalud.com/noticias/tanatofobia-miedo-al-inevitable-final/
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
Soledad. Pérdidas de amigos, familiares, compañeros 
sentimentales, sentirse distanciado de los seres queridos, son 
algunas de las situaciones que provocan falta de compañía. 
Padecimiento de otra enfermedad. Sufrir otro tipo de 
enfermedad como, por ejemplo, la hipertensión, la artrosis o la 
depresión es considerado otro de los motivos que pueden hacer 
que los adultos mayores experimenten síntomas de ansiedad. 
Incomprensión familiar. Sentirse incomprendidos por 
parte de los seres queridos hace que en algunos casos se 
traduzca en angustia, frustración, inquietud y malestar. 
 
¿Cómo afecta la ansiedad? 
En adultos mayores que manifiestan trastorno de ansiedad generalizada se deben 
tener en cuenta tres tipos de componentes: 
 Fisiológicos: se refiere a los cambios que se dan en el organismo, es decir, la 
modificación del sistema nervioso (sudoración, sequedad de boca, mareos, 
hiperventilación, palpitaciones, taquicardias, etc.). 
 Cognitivos: implica los problemas relacionados con procesos mentales 
(preocupación excesiva, sensación de agobio, problemas de memoria, 
anticipaciones amenazantes, pensamientos intrusivos, evaluación del riesgo, 
obsesiones, etc.). 
Conductuales: alude a aquellas alteraciones que aparecen en la conducta 
(agresividad, evitación de situaciones que provocan el malestar asociado a la ansiedad, 
hipoactividad, hiperactividad, etc.). 
En cada persona pueden manifestarse unos componentes en mayor grado que otros 
y pueden actuar con cierta independencia. 
En los pacientes de la tercera edad, se ha observado que se preocupan más por 
los síntomas somáticos que por los cognitivos. Esto se convierte en un inconveniente 
para la mejora de laenfermedad, pues en aquellos casos en los que no notan algún cambio 
fisiológico puede que los adultos mayores y sus familias no los tomen en cuenta como 
problemáticos y esto empeorará su salud ya que se estará descuidando la atención 
necesaria a las alteraciones cognitivas. Por esta razón debemos estar atentos a los síntomas 
de este trastorno y no confundirlos o desatenderlos en caso de que exista otra enfermedad, 
para así conseguir que la persona mayor se sienta mejor y adquiera un mejor desarrollo en 
las actividades de la vida diaria. 
 
Algunos consejos para prevenir este trastorno 
1. Ejercicio físico. Caminar, practicar gimnasia para mayores o estiramientos son 
algunos ejemplos de actividades que pueden prevenir la aparición de la ansiedad. 
http://www.psicologosmadridcapital.com/wp-content/uploads/2016/08/ansiedad-4.jpg
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https://es.wikipedia.org/wiki/Pensamientos_intrusivos
http://www.saludymedicinas.com.mx/centros-de-salud/salud-mental/articulos/somatizacion-cuando-la-mente-enferma-al-cuerpo.html
http://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Mayores/Publicaciones/Ficheros/Ejercicio%20F%C3%ADsico/Ejercicio%20f%C3%ADsico%20para%20todos%20los%20mayores.pdf
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2. Descanso. Resultará beneficioso que la persona se tome ciertos periodos de 
descanso y no esperar a sentirse agotada para dejar de desempeñar la actividad que 
estuviera realizando en ese momento. 
3. Orden de prioridades. llegada la vejez, se necesita más tiempo para realizar 
actividades que en la adultez se hacían con mayor rapidez. Por ello, es importante 
que la persona establezca un orden de prioridades de aquello que tiene que hacer y 
atienda en primer lugar a lo más importante, así, si algo se queda sin hacer, podrá 
hacerse en otro momento. 
4. Practicar/descubrir aficiones. Si durante el 
periodo de adultez, la persona ha estado tan ocupada 
que no ha podido dedicar mucho tiempo para divertirse 
o hacer aquellas actividades que deseaba, ahora es el 
momento de buscar aficiones y maneras divertidas de 
pasar el tiempo. 
5. Apoyo social. Es importante relacionarse con 
familiares y amigos, en el caso de las personas que se 
encuentren solas porque hayan sufrido un número 
grande de pérdidas de seres queridos, sería conveniente que hiciesen nuevas 
amistades. A pesar de que pueda parecer una tarea complicada a esa edad, existen 
centros, viajes programados y lugares donde conocer a nuevas personas. 
6. Dieta. Se recomienda comer sano, evitar comidas abundantes y no abusar del 
alcohol. Esto hará que las digestiones no sean tan pesadas y que el organismo pueda 
funcionar mejor. 
7. Enfrentarse a los problemas. Si se detecta alguna situación problemática, se 
aconseja que la persona lo exprese y lo comunique a alguien de su confianza, pues 
es una manera de prevenir que el problema se agrave. 
8. Favorecer la autonomía. Aunque no pueda realizar actividades de igual manera 
que antes, se recomienda que la persona no se rinda ante los primeros signos de 
cambio, para que de esta manera conserve su autonomía el mayor tiempo posible. 
Este hecho afectará de manera positiva a su autoestima. No obstante, en el momento 
en el que la persona lo considere oportuno y sienta que necesita ayuda, debe pedirla. 
9. Evitar la autoexigencia. Una gran fuente de ansiedad proviene de los altos niveles 
de exigencias que algunas personas se marcan, provocando un estado de 
insatisfacción y autocrítica. Por esta razón, conviene no exigirse demasiado. 
10. Practicar técnicas específicas de relajación. El entrenamiento específico en 
técnicas de relajación como por ejemplo la relajación muscular progresiva de 
Jacobson y la puesta en práctica de dichas técnicas, disminuye la aparición de 
problemas de ansiedad. 
 
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http://www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/contenidos/publicaciones/Datos/476/pdf/Anexo%2011%20Relajaci%C3%B3n%20muscular%20progresiva.pdf
http://www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/contenidos/publicaciones/Datos/476/pdf/Anexo%2011%20Relajaci%C3%B3n%20muscular%20progresiva.pdf
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
No debemos olvidar que el trastorno de ansiedad generalizada en la vejez en muchas 
ocasiones no se trata adecuadamente debido a la existencia de otras enfermedades. No 
obstante, es el trastorno más prevalente en personas mayores, por ello, es importante que 
ayudemos a prevenirlo a aquellas personas que asistimos, además de colaborar en los casos 
en los que ya haya aparecido el trastorno. 
 
 
DEPRESIÓN EN ADULTOS MAYORES 
La depresión es un trastorno del estado de ánimo en el cual los sentimientos de 
tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un tiempo 
prolongado. Los cambios que hemos visto que se producen con el envejecimiento y sus 
consecuencias en todas las esferas de la vida de la persona pueden generar emociones 
negativas como la tristeza, la ansiedad, la soledad y contribuir a la baja autoestima, que a su 
vez conduce al aislamiento social y la apatía. Si bien la depresión en los adultos mayores es 
un problema generalizado, no es una parte normal del envejecimiento. Con frecuencia, 
no se reconoce ni recibe tratamiento. 
Otra consecuencia más grave es la depresión crónica o la depresión que es recurrente y 
persistente. La depresión crónica tiene consecuencias físicas, mentales y sociales que 
pueden complicar un problema de salud existente de una persona de edad avanzada y 
desencadenar nuevas preocupaciones. 
Hay pruebas de que algunos cambios corporales naturales asociados con el 
envejecimiento pueden aumentar el riesgo de que una persona de experimente depresión. 
Estudios recientes sugieren que las bajas concentraciones de folato en la sangre y el sistema 
nervioso pueden contribuir a la depresión, el deterioro mental y la demencia. Los 
investigadores también sospechan que puede existir una relación entre la aparición de la 
depresión en la vejez y la enfermedad de Alzheimer. 
 
Causas de la depresión 
En los adultos mayores, los cambios en la vida pueden incrementar el riesgo de 
depresión o llevar a que la depresión existente empeore. Algunos de estos cambios pueden 
incluir: la mudanza del hogar, como por ejemplo a una residencia geriátrica, dolor o 
padecimiento crónico, hijos que dejan el hogar , muerte de seres queridos, pérdida de la 
independencia (por ejemplo, problemas para cuidarse sin ayuda o movilizarse, o pérdida de 
los privilegios para conducir), entre otros. 
La depresión también puede estar relacionada con un padecimiento físico u otro 
trastorno o enfermedad, como lo son los trastornos tiroideos, mal de Parkinson, 
enfermedades cardíacas, cáncer, demencias, ACV, etc. El consumo excesivo de sustancias 
como el alcohol o de determinados medicamentos (como los somníferos) puede empeorar 
la depresión. 
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000945.htm
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000755.htm
 
 
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Independientemente de la causa, la depresión puede tener efectos físicos alarmantes en 
las personas mayores. El índice de mortalidad de los hombres y mujeres de la tercera edad 
que tienen depresión y sentimientos de soledad es mayor que el de aquellosque están 
satisfechos con sus vidas. Los programas de tratamiento para los 
pacientes de la tercera edad deprimidos que tienen una 
enfermedad cardiovascular y otras enfermedades importantes, 
suelen tomar más tiempo de lo normal y su resultado es menos 
satisfactorio. 
Además, los sentimientos de desesperanza y aislamiento, que 
suelen alentar ideas suicidas, son más frecuentes entre las 
personas mayores, en especial aquellas con discapacidades o que 
están confinadas a hogares de ancianos. 
 
Algunas características de los trastornos depresivos en 
adultos mayores 
 Pesimismo. 
 Sensación de amargura. 
 Desesperanza. 
 Sufrimiento por vivir. 
 Incapacidades para realizar las tareas habituales. 
 Trastornos del sueño. 
 Cansancio precoz. 
 Anorexia. 
 Deterioro de los hábitos de higiene 
 Mayor lentitud de los movimientos 
 Fijación de ideas pesimistas. 
 Tendencia al llanto. 
 Sensación de lentificación del tiempo. 
 Pérdida de planificación futura. 
 Apatía, anhedonia, abulia. 
 Indiferencia, retraimiento. 
 Alta frecuencia de somatizaciones y otros síntomas psiquiátricos que suelen 
enmascarar a la depresión. 
Muchos de los síntomas usuales de depresión se pueden ver. Sin embargo, la depresión 
en los adultos mayores puede ser difícil de detectar. Los síntomas comunes como fatiga, 
falta de apetito y problemas para dormir también pueden ser parte del proceso de 
envejecimiento o de un padecimiento físico. Como resultado de esto, la depresión temprana 
puede ser ignorada o confundida con otras afecciones que son comunes en los adultos 
mayores. 
¿Por qué los adultos 
mayores son más 
propensos a sufrir de 
depresión? 
El médico Rafi Kevorkian 
utiliza las 5 D para explicar 
esta propensión: 
- Discapacidad 
- descenso, 
- disminución de la 
calidad de vida, 
- demanda de 
cuidadores y 
- demencia. 
 
 
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Una depresión sin tratar puede durar meses y hasta años, conducir a la 
incapacidad, empeorar síntomas de otras enfermedades, llevar a una muerte 
prematura y terminar en suicidio. 
 
Depresión y suicidio 
Las enfermedades físicas y la pérdida de los seres queridos (generalmente el cónyuge) 
son algunos de los principios condicionantes para que los ancianos con depresión opten por 
el suicidio. 
Los hombres representan la mayoría de los suicidios entre las personas mayores. Los 
divorciados o viudos están en mayor riesgo. Las familias deben prestar mucha atención a 
familiares mayores que estén deprimidos y vivan solos. 
 Se estima que en realidad son muchos más los ancianos que se suicidan de lo que se 
cree, dado que utilizan métodos que pueden pasar desapercibidos (interrupción de la ingesta 
de medicamentos, alimentos, etc.). 
 
Algunas recomendaciones para asistentes y cuidadores de personas con depresión 
• Brindar soporte emocional: establecer un buen vínculo con la persona mayor. 
Conversar con ella manteniendo un tono de voz suave, actitud comprensiva, ser 
paciente, escuchar. 
• Tocar, mirar a los ojos, trasmitir verbal y extraverbalmente que entendemos lo que 
le sucede. 
• Individualizar el problema. 
• Ser consciente de las limitaciones físicas. Antes de hacer cambios en su 
alimentación o emprender una nueva actividad que pueda estresar su resistencia, 
consultar con profesionales. 
• Ser diplomático. Una persona mayor con autoestima frágil puede interpretar 
expresiones de aliento y estimulo bien intencionadas como una prueba más del 
deterioro de su estado. Otros pueden molestarse ante cualquier intento de 
intervención. 
• Lo que NO hay que hacer: 
• Culpar o señalar a la persona 
• Pedirle que levante el ánimo 
• Pedirle que ponga de su parte 
• Decirle que se vaya de viaje para no pensar en su problema 
• Dar esperanza donde no hay base para hacerlo 
 
No siempre es fácil reconocer la depresión. 
a) La tristeza asociada con pesares normales o dificultades diarias es diferente a la 
depresión. 
b) Una persona triste o apesadumbrada puede continuar con sus actividades regulares. 
 
 
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c) La persona deprimida padece síntomas que interfieren con la capacidad para su 
funcionamiento normal. 
La persona deprimida o sus familiares pueden pensar que un cambio de ánimo o de 
conducta es un estado pasajero. Esto no siempre es así y es muy importante para una 
persona con depresión no pasarla por alto. Es necesario su diagnóstico y tratamiento con 
profesionales adecuados para ello. 
 
11 estrategias que pueden ayudar a romper la prisión de la depresión y ansiedad en 
adultos mayores 
1. Separar la enfermedad de la depresión. Es más complicado identificar y tratar la 
depresión en los adultos mayores que en los sujetos más jóvenes, debido a las otras 
enfermedades que están involucradas. Por ejemplo, el mal de parkinson directamente 
afecta la química del cerebro y puede exacerbar los síntomas depresivos. Se estima 
que el 25% de los pacientes con cáncer sufren de depresión y 50% de los pacientes 
con accidentes cerebrovasculares son afectados también con la depresión. 
Al igual que lo que sucede con la ansiedad, los pacientes con depresión y con 
enfermedades crónicas tienden a centrarse más en las dolencias físicas y por lo tanto 
retrasan o impiden la plena recuperación del trastorno del estado de ánimo. Se 
aconseja que se trate la depresión y la enfermedad crónica al mismo tiempo, así 
como establecer metas de tratamiento. 
2. Controlar las bebidas. el abuso de alcohol y drogas es muy frecuente entre las 
personas mayores de 60 años y afecta al 17 % de los adultos mayores. Es algo 
común para los adultos mayores recurrir a la automedicación con alcohol y drogas 
como una forma de hacerle frente a la soledad o para tratar con el dolor crónico. 
Como sabemos, el alcohol es un depresor y deprime aún más en estas situaciones. 
Los sedantes pueden ser mortales, especialmente cuando se combinan con el 
alcohol. El alcohol y las drogas pueden interferir con los efectos de los 
medicamentos que se toman para la diabetes, enfermedades del corazón y otras 
enfermedades comunes entre los adultos mayores. Por último y no menos 
importante, el abuso de sustancias aumenta el riesgo de suicidio, sobre todo en los 
hombres mayores. 
3. Tratar el insomnio. Según las estadísticas el 80 % de las personas que están 
deprimidas experimentan problemas de sueño, y cuando más depresiva este la 
persona, más probable es que tenga problemas de sueño y viceversa. Por lo tanto es 
absolutamente esencial para el tratamiento de la depresión, ocuparse de tratar los 
problemas del sueño y practicar buenos hábitos de sueño: ir a la cama a la misma 
hora cada noche, despertarse a la misma hora en la mañana, reducir o eliminar la 
cafeína, etc. 
 
 
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4. Distinguir el dolor “normal” de la depresión. La tristeza por el dolor o pérdida, 
por lo general, se presenta en oleadas, con mayor o menor intensidad y con periodos 
de llanto y sentimientos de tristeza, culpa, ira, irritabilidad o soledad. Sin embargo, 
una persona que experimenta dolor, puede disfrutar de algunas actividades. El dolor 
generalmente se presenta por un tiempo limitado y se resuelve por sí solo. En cambio 
la depresión es una tristeza más persistente y constante. En otras palabras, una 
persona deprimida es incapaz de disfrutar de las actividades de la vida, También es 
posible que empiece a abusar del alcohol o de las drogas, experimentando dificultad 
para comer, y puede sufrir de problemas del sueño. 
5. Conservar algunas fotos. Un estudio realizado por psicólogos dela Universidad de 
California encontró que con solo mirar una fotografía de sus seres queridos un grupo 
de mujeres reportaron menos dolor a los estímulos en sus antebrazos que cuando 
miraban imágenes de un objeto o de un extraño. Según la autora de la investigación, 
Naomi Eisenberger: “el mero recordatorio de la pareja a través de una simple 
fotografía fue capaz de reducir el dolor. Este estudio concuerda con otros trabajos 
que enfatizan la importancia del apoyo social para la salud física y mental”. 
6. Hacer nuevos amigos. las personas con fuertes redes sociales son más resistentes a 
la depresión y la ansiedad, especialmente en sus últimos años, desde que perdieron a 
sus amigos y familiares. Es especialmente importante para las personas mayores 
hacer un esfuerzo para conocer gente nueva. Algunas sugerencias que pueden 
facilitar esto son: probar el voluntariado, tomar una clase de noche, mantener 
conexión con compañeros y amigos antiguos, involucrándose en la iglesia o buscar 
un restaurante o cafetería para pasar el rato y salir un poco de la casa. 
7. Usar el Internet. Mantener relaciones con amigos y familiares en un momento de la 
vida, cuando la movilidad es cada vez más limitada, es todo un reto para las personas 
mayores. El aumento del acceso a Internet permite conectarse con fuentes de apoyo 
social, cuando la interacción cara a cara se vuelve más difícil. 
8. Hacer ejercicio. Los estudios publicados en Archivos de Medicina Interna 
demostraron que los adultos mayores que se ejercitan, incluso si lo hacen hasta los 
85 años, viven vidas más largas y saludables. Experimentan menos descensos en su 
calidad de vida, están menos solos y son más propensos a conservas cierto grado de 
autonomía. 
9. Revisar las opciones. Es comprensible que los adultos mayores se sientan 
deprimidos, cuando pierden su independencia y su movilidad. Un estudio publicado 
en la Revista de Investigación de la Libertad confirmó lo que muchos ya sabemos: 
los seres humanos prosperan cuando tienen opciones y se sienten en control. Cuando 
no lo hacen se vuelven impotentes y pierden voluntad para vivir. Por lo tanto un 
buen ejercicio es hacer un inventario de nuestras opciones: las novelas que leen, los 
programas de tv que prefieren, los cereales que les gusten, la marca de café favoritos, 
 
 
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A. GERONTOLÓGICO 
 
 
los crucigramas, etc., incluso en medio de opciones limitadas siempre tenemos algo 
de control y una gran cantidad de posibilidades y basta con tomar notas de ellas. 
10. Obtén un propósito. una compañía de seguros preguntó qué era lo verdaderamente 
importante para los adultos mayores a 1000 personas entre 45 y 74 años. 
Contrariamente a lo que se piensa, los sujetos informaron que lo que era 
verdaderamente importante, incluso más que el dinero o la salud y a medida que la 
gente envejece, es el sentido de propósito. Así que es importante que busquen un 
propósito, no importa cuán grande o pequeño: reciclar, cuidar a los nietos o a los 
niños de los vecinos, participar de la cooperadora del hospital, del “roperito”, etc. No 
es necesario que se emplee una gran cantidad de tiempo, energía, dinero o poder. 
11. ir con el dolor. Parece que no hay escapatoria del dolor cuando envejecemos. Es 
totalmente comprensible que los adultos se sientan deprimidos y ansiosos, cuando se 
considera todos los sufrimientos físicos y las enfermedades crónicas que 
experimentan los adultos mayores. Por no mencionar el agonizante proceso de 
perder a sus seres queridos y experimentar la soledad aguda. El autor espiritual Henri 
Nouwen dijo que el dolor que sufrimos ahora tiene la intención de ponernos en 
contacto con la sanación de nuestro corazón. A veces lo mejor que se puede hacer 
con el dolor es simplemente entregarse a él e ir con el. Una abuela manifiesta: “el 
dolor es lo que me recuerda que estoy viva, si algo no me duele entonces debo de 
estar preocupada. Agradezco cada día que tengo para disfrutarlo con mi familia”. 
Como asistentes y acompañantes podemos implementar algunas de estas estrategias. Todo 
lo que se necesita es un poco de motivación y una cuota de amabilidad. Y vos, ¿qué otras 
estrategias agregarías?

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