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Módulo 6: Control y apoyo fisiológico al entrenamiento Tema 1: Organización y planificación del entrenamiento Introducción La población chilena actual manifiesta un creciente aumento del número de adultos mayores; se estima que en las próximas décadas este número crecerá progresivamente, en contraste con la tasa de natalidad. Dichas estimaciones señalan que el año 2050 ese grupo etario alcanzará a un 21,6 % de la población chilena total (Instituto Nacional de Estadísticas, INE, 2005). Por ello, es razonable prever que será cada vez más habitual encontrarnos con personas adultas mayores; estas pueden presentar un estado de salud que va desde lo óptimo hasta diversas limitaciones físicas que afectan su funcionalidad y calidad de vida, situaciones que pueden ser atribuidas al simple hecho de envejecer como proceso biológico natural e irreversible. Ejercicio y tercera edad Distintas teorías han tratado de explicar los fenómenos asociados al envejecimiento. Sin embargo, ello no puede ser elucidado únicamente por un mecanismo; es decir, aquellas teorías deben ser capaces de considerar la naturaleza multicausal del fenómeno. Strehler, en el año 1982, considera cuatro requisitos que debe tener una teoría de este tipo para ser aceptada como tal. Primero, que considere el aspecto perjudicial, es decir, el hecho de que se reducen las funciones del individuo. Segundo, debe plantear el aspecto progresivo, esto es, que tiene lugar gradualmente. Tercero, el ámbito intrínseco, es decir, que no implique causa de agentes medioambientales modificables. Finalmente, universales; esto es, todos los miembros de una especie deben revelar los déficits. A continuación, las revisaremos de manera resumida (Pardo, 2003): a) Teorías estocásticas o genéticas: son aquellas que establecen al genoma como principal protagonista del fenómeno e incluyen un conjunto de fenómenos ambientalistas que consideran al entorno celular como responsable del deterioro de la homeostasis celular: 1) Teoría de la regulación génica: el envejecimiento es el desequilibrio entre los diferentes factores que han permitido el mantenimiento de la fase de reproducción. 2) Teoría de la diferenciación terminal: el envejecimiento celular se debe también a una serie de modificaciones de la expresión genética. Se destacan los efectos adversos del metabolismo sobre la regulación genética. 3) Teoría de la inestabilidad del genoma: la inestabilidad del genoma como causa de envejecimiento, la cual puede producir modificaciones tanto al nivel del DNA como afectando a la expresión de los genes sobre el RNA y las proteínas. b) Teoría de la mutación somática: el envejecimiento ocurre como un resultado de la acumulación de mutaciones en el ADN nuclear de las células somáticas; es decir, el daño del ADN sería fundamentalmente al nivel mitocondrial. Se propone que la causa fundamental del envejecimiento celular es una inestabilidad del genoma mitocondrial, a causa de una falta de equilibrio entre la reparación mitocondrial y el efecto desorganizador de los radicales de oxígeno (también conocido como estrés oxidativo). Se concluye que si la célula es incapaz de mantener sus mitocondriales, ella sufrirá una disminución irreversible en su capacidad para sintetizar ATP, lo que conduce a la muerte celular. c) Teoría de los radicales libres: esta teoría fue propuesta por Denham Harman en 1956, y postula que el envejecimiento resulta por la acción de los radicales libres. d) Teoría error – catástrofe: esta teoría fue propuesta por Orgel en 1963 y modificada por él mismo en 1970. Plantea que, con la edad, surgen errores en los mecanismos de síntesis de proteínas, lo que causa la producción de proteínas anormales. Esto genera una pérdida catastrófica de la homeostasis celular, lo que conduce a la muerte de la célula. e) Teoría de las uniones cruzadas de estructuras celulares: esta teoría postula que la formación de enlaces moleculares entre proteínas o cadenas de ácidos nucleicos, aumenta con la edad. Se relaciona con los AGE (productos finales de glicosilación avanzada y que también están presentes en muchos alimentos), los cuales alteran la función biológica de las proteínas extracelulares. f) Teoría de la acumulación de productos de desecho: Sheldrake, en 1974, propuso que la acumulación de la ruptura de productos citoplasmáticos ocasionaría el envejecimiento celular. g) Teoría inmunológica: esta teoría genética del envejecimiento propone que el genoma nuclear, actuando como un reloj celular, sería responsable de programar los cambios que se irán presentando en el desarrollo de un organismo a lo largo de su vida, desde la concepción hasta el envejecimiento. Se ha observado una respuesta inmune disminuida específicamente en las células T. h) Teorías deterministas: sugieren que una serie de procesos del envejecimiento están programados de manera innata dentro del genoma de cada organismo. i) Teoría de la capacidad replicativa finita de las células: apunta hacia que la capacidad de las células para duplicarse desciende progresivamente con la edad. El telómero podría ser el reloj que determina la pérdida de la capacidad proliferativa de las células. Esto demuestra que, tanto la longitud del telómero como la actividad telomerasa son biomarcadores que pueden estar implicados en el envejecimiento celular y en la incapacidad de responder frente a estímulos apoptóticos. j) Teorías evolutivas: la senescencia es perjudicial para el individuo en casi todos los aspectos, y constituye una característica normal en la vida de los animales superiores. El envejecimiento como proceso irreversible El envejecimiento, a partir de lo anterior, sin importar cuál sea a ciencia cierta su causa, es un proceso irreversible. La forma en que los seres humanos preparan sus organismos para este momento implicará la forma en la que vivirán ese proceso natural del ciclo vital. Es en este punto donde la inactividad física expone a los adultos a enfermedades crónicas no transmisibles (Andersen et al, 2003; Kodama et al, 2009). Se ha evidenciado que los sujetos activos presentan un menor riesgo de morir debido a la disminución de la prevalencia de enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2 y cáncer, entre otras (Physical Activity Guidelines Advisory Committee Report, 2008). Las características propias de estas patologías influyen directamente en la calidad de vida de los individuos, exponiéndolos a la pérdida de su autonomía y autoeficiencia. En este contexto, aparece el término disabilidad el cual puede ser definido como el efecto en la persona y su forma para desenvolverse en la sociedad, consigo mismo y en la realización de tareas de la vida cotidiana a raíz de la pérdida de la salud (WHO, 2001). Muchos grupos de investigadores han tratado de definir este concepto y han logrado esclarecer al respecto que para su análisis se deben tener en cuenta tres ámbitos (Physical Activity Guidelines Advisory Committee, 2008): El envejecimiento, a partir de lo anterior, sin importar cuál sea a ciencia cierta su causa, es un proceso irreversible. La forma en que los seres humanos preparan sus organismos para este momento implicará la forma en la que vivirán ese proceso natural del ciclo vital. Es en este punto donde la inactividad física expone a los adultos a enfermedades crónicas no transmisibles (Andersen et al, 2003; Kodama et al, 2009). Se ha evidenciado que los sujetos activos presentan un menor riesgo de morir debido a la disminución de la prevalencia de enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2 y cáncer, entre otras (Physical Activity Guidelines Advisory Committee Report, 2008). Las características propias de estas patologías influyen directamente en la calidad de vida de los individuos, exponiéndolos a la pérdida de su autonomía y autoeficiencia. En este contexto,aparece el término disabilidad el cual puede ser definido como el efecto en la persona y su forma para desenvolverse en la sociedad, consigo mismo y en la realización de tareas de la vida cotidiana a raíz de la pérdida de la salud (WHO, 2001). Muchos grupos de investigadores han tratado de definir este concepto y han logrado esclarecer al respecto que para su análisis se deben tener en cuenta tres ámbitos (Physical Activity Guidelines Advisory Committee, 2008): Envejecimiento y caídas Otro concepto importante para considerar en esta etapa de la vida son las caídas, esto es, cualquier evento que precipita al individuo al suelo en contra de su voluntad (González et al, 2011). Las consecuencias, en el caso del adulto mayor, pueden llegar a ser importantes y provocar distintos grados de deterioro funcional, tales como el síndrome postcaída, hospitalizaciones y muerte prematura, especialmente a causa de las fracturas (Weel et al, 1995). Respecto a las caídas, en muchas ocasiones se nos ha señalado que el adulto mayor se cayó y luego se fracturó; acerca de eso, hay una nueva teoría: los malos hábitos alimenticios y el consumo exagerado de grasas han inducido a las células madres del hueso a diferenciarse como nuevos adipocitos, produciendo en el hueso un cierto grado de obesidad, y con esto modificando la cantidad de formación de osteocitos por adipocitos, en una época etaria donde la resorción ósea es mayor (Rodríguez et al, 2009). Por ende, se plantea la hipótesis de que, debido a este grado de obesidad del hueso, primero ocurriría la fractura y luego la caída del adulto mayor, mostrándonos una vez más que los estilos de vida de los individuos son claves en este proceso natural de la vida. Tanto la disabilidad como las caídas influyen en la autonomía y la independencia de los adultos mayores. Por lo tanto, es adecuado que quienes trabajamos en el área de la actividad física nos cuestionemos de qué forma la actividad física puede contribuir para el bienestar y la calidad de vida de estas personas, cuál es la dosis adecuada para mantener las funciones fisiológicas y de qué forma la actividad física puede contribuir a disminuir la disabilidad y las caídas. Recuerda que para visualizar este recurso debes tener conexión a Internet Adultos mayores activos Frente a este razonamiento, se ha logrado demostrar que aquellos adultos mayores que permanecen activos presentan una mejor salud funcional, menor riesgo de caídas y mejora de las funciones cognitivas (Physical Activity Guidelines Advisory Committee, 2008). Hay evidencia, basada en observaciones, de que los adultos de todas las edades que realizan actividades físicas con regularidad presentan un riesgo reducido de limitaciones funcionales moderadas y severas. Sin embargo, la evidencia no ha logrado demostrar que una vez que se ha iniciado el deterioro funcional o cognitivo, la actividad física pudiera evitar la discapacidad, pero sí ha mostrado que es inocua y que reduce el riesgo de caídas en alrededor de un 30% (OMS, 2010), por lo cual se requieren ejercicios que apunten hacia el entrenamiento del equilibrio de la fuerza muscular. En cuanto a las enfermedades crónicas no transmisibles que se asocian con el aspecto funcional, la Organización Mundial de la Salud (2011), en sus recomendaciones de actividad física, demuestra con evidencia que en adultos mayores los hombres y las mujeres que desarrollan una mayor actividad, en comparación con las personas menos activas, (…) presentan tasas más bajas de mortalidad, cardiopatía coronaria, hipertensión, accidente cerebrovascular, diabetes de tipo 2, cáncer de colon, cáncer de mama, funciones cardiorrespiratorias y musculares mejoradas, una masa y composición corporal más sanas, y un perfil de biomarcadores más favorable a la prevención de las enfermedades cardiovasculares y de la diabetes de tipo 2, y a la mejora de la salud ósea, para el conjunto de todas las causas. Recomendaciones para la actividad física Los expertos en formulación de recomendaciones actuales de actividad física se pusieron como objetivo que estas indicaciones pudieran mejorar las funciones cardiorrespiratorias, mantener una adecuada masa muscular y la salud ósea y funcional, reducir la prevalencia de depresión, el deterioro cognitivo y disminuir el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles. Para esto proponen lo siguiente (OMS, 2010): Referencias • González, G., Marín, P. & Pereira, Z. (2001). Características de las caídas en el adulto mayor que vive en la comunidad. Rev Méd Chile; 129:9. • Instituto Nacional de Estadística, INE (2005). Chile hacia el 2050, proyecciones de población. Monografías Estadísticas N° 1, año 1. Santiago de Chile: INE. • Lanza, I.; Short, D.; Short, K.; Raghavakaimal, S.; Basu, R.; Joyner, M.J.; McConnell, J. & Nair, K.S. (2008). Endurance Exercise as a Countermeasure for Aging. Diabetes, 57: 29332942. • Organización Mundial Salud, OMS (2010). Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud. Suiza. Disponible en: • http://www.who.int/dietphysicalactivity/publications/9789241599979/es/ • Pardo, G. (2003). Consideraciones generales sobre algunas de las teorías del envejecimiento. Rev Cubana Invest Bioméd, v.22 n.1. • Paterson, D.H.; Jones, G.R. & Rice, C.L. (2007). Ageing and physical activity: evidence to develop exercise recommendations for older adults. Can. J.Public Health. 98 Suppl 2:S69-108. • Physical Activity Guidelines Advisory Committee (2008). Physical Activity Guidelines Advisory Committee Report. Washington, DC: U.S. Department of Health and Human Services. • Rodríguez, J.P.; Astudillo, P.; Ríos, S.; Seitz, G. & Pino, A. (2009). Adipogénesis y osteoporosis. Rev Méd Chile; 137: 827-836. • Strehler, B.L. (1982). Ageing: concepts and theories. Lectures on gerontology, 1-7. • Van Weel, C.; Vermeulen, H. & Van Den Bosch, W. (1995). Falls, a community care perspective. The Lancet, 345: 1549-51. • World Health Organization (2001). International classification of functioning, disability and health: ICF. Geneva. Fuente imágenes: • http://www.flaticon.com • http://www.freepik.com • https://pixabay.com • http://www.yinyangperu.com/ejercicios_en_la_tercera_edad.html
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