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Clara Calfacante | INJURIA “Son el conjunto de signos y síntomas, habitualmente de instauración aguda, derivados del déficit circulatorio focal o multifocal de la circulación que nutre al sistema nervioso central. Pueden ser secundarios a fenómenos isquémicos o hemorrágicos”. El territorio anatómico afectado y, lo tanto, las manifestaciones clínicas del paciente dependerán del vaso comprometido. Un 80% de estos episodios son isquémicos y el 20% restante, de tipo hemorrágico. Se hace referencia a este cuadro clínico mediante la denominación de ataque cerebrovascular (ACV), ictus, o Stroke. TIPOS Y CLASIFICACIÓN 1. ACV isquémico 2. ACV hemorrágico Se utiliza la siguiente clasificación etiológica: Aterotromboembólicos o de los grandes vasos cerebrales (30%). Lacunares o de los pequeños vasos cerebrales (20%). Cardioembólicos (20%). Otras etiologías (10%). Paro cardiorrespiratorio, arritmias. De causa desconocida (20%). En este grupo se incluye el denominado ESUS. Sus criterios son: infarto no lacunar, ausencia de obstrucción mayor del 50% en los vasos del cuello e intracraneales, y ausencia de cardioembolia mayor y de o tras causas determinables de ACV. Fisiopatología La sangre llega al cerebro a través de dos arterias carótidas y dos arterias vertebrales. Cuando el flujo arterial disminuye o se interrumpe, las funciones neurológicas se comprometen rápidamente debido a las escasas reservas de nutrientes en el parénquima cerebral. La obstrucción de una de estas grandes arterias puede generar infartos cerebrales extensos o pasar inadvertida, y esto depende de la circulación colateral, de la presencia de circuitos anastomóticos y de la rapidez con que se produzca la obstrucción. La interrupción del aporte sanguíneo (isquemia cerebral) puede deberse a: 1. la obstrucción de un vaso o 2. a una falla hemodinámica 1. obstrucción de un vaso: puede ser por trombosis por embolia. Clara Calfacante | INJURIA La trombosis es la obstrucción del flujo sanguíneo ocasionada por una oclusión local. La forma más común es la ateromatosis en las arterias de mediano y gran calibre, en pacientes con factores de riesgo. La causa principal de trombosis de las arterias de pequeño calibre es la HTA. Existen otras causas menos frecuentes de trombosis, como las arteritis, la displasia fibromuscular y la disección vascular. La embolia ocasiona la oclusión de un vaso por el impacto de material originado en otro sitio de la circulación; se la divide en cardioembolia y ateroembolia. − La cardioembolia se observa en los pacientes con fibrilación auricular; vegetaciones valvulares por endocarditis infecciosa y trombos murales por infarto agudo de miocardio (IAM), entre o tras causas. − la ateroembolia (arteria aorta -arco- carótidas) deriva de la fragmentación y el desprendimiento de partes integrantes de una placa ateromatosa (en especial las ulceradas) o de trombos fibrinoplaquetarios hacia la circulación cerebral, que impactan en un vaso de mediano o de pequeño calibre. 2. La forma hemodinámica: suele producirse por la disminución brusca y grave del aporte sanguíneo cerebral, como ocurre en el paro cardiorrespiratorio, en los episodios de hipotensión arterial marcada o en las arritmias cardíacas. En este caso no existe flujo colateral y el daño neuronal irreversible comienza después de 4 a 8 minutos de producirse la disminución crítica o la detención del flujo sanguíneo cerebral. Factores de riesgo de ACV isquémico. Clara Calfacante | INJURIA Área de penumbra: es una zona periférica que rodea a la zona central del infarto (Células muertas, área de infarto establecida), formada por células que están hipoperfundidas y con alteración funcional, pero no anatómica. El tamaño y duración de esta zona va a depender de la circulación colateral y si se utilizan fármacos fibrinolíticos, vía intravenosa, dentro de las 0 – 3 hs de ocurrido el ACV isquémico. Es decir la reversibilidad de esta zona va a depender del tiempo que transcurre desde que ocurrió el ataque cerebrovascular. “Se define como la presencia de sangre dentro del tejido encefálico o del espacio subaracnoideo, que puede extenderse al sistema ventricular y es provocada por una rotura vascular espontánea no traumática”. De acuerdo con la etiología del sangrado se la clasifica en: Primaria y secundaria. Fig. 7. RMN de difusión en ictus isquémico muy precoz (<1 de evolución). A: esquema de las áreas tisulares en el ictus isquémico. B: RMN de difusión en ictus isquémico de 45 min de evolución: se aprecia un área de hiperseñal en difusión correspondiente al núcleo del infarto. C: RMN de difusión tras tratamiento trombolítico: se ha reducido el tamaño de la alteración de difusión, apareciendo otras áreas de hiperseñal a nivel parietal superficial que corresponden a infarto establecido. Clara Calfacante | INJURIA − La hemorragia intracerebral espontánea no traumática (primaria) tiene como causa principal la HTA (60%), que se ubica predominantemente en la profundidad del parénquima cerebral. − Otras causas (30-4-0%) de hemorragia intracerebral (secundaria), en orden de frecuencia, son: angiopatía amiloidea (segunda causa más frecuente), anticoagulantes y fibrinolíticos, neoplasias primarias y metastásicas, alteraciones hematológicas, malformaciones vasculares, drogas ilícitas, vasculitis, endarterectomía y, muy rara vez, migraña. Factores de riesgo MANIFESTACIONES CLÍNICAS La manifestación clínica del ACV depende fundamentalmente del territorio vascular comprometido y el déficit que este provoca. De acuerdo con ello, se las puede clasificar en tres grandes grupos: 1. enfermedad de los grandes vasos (aorta, carótidas, vertebrales); 2. enfermedad de los vasos de conducción (p. ej., arteria cerebral media), y 3. enfermedad de los pequeños vasos, que compromete los vasos perforan tes, las arteriolas y los capilares. 1. Enfermedad de los grandes vasos La etiología más frecuente es la ateroesclerosis y, mucho menos frecuente, la displasia fibromuscular y las disecciones arteriales. − La obstrucción de la arteria carótida produce trastornos motores y sensitivos en el hemicuerpo opuesto asociados a hemianopsia homónima, y afasia o apraxia si se compromete el hemisferio dominante, entre otros déficits. − Los síndromes de la arteria vertebral se expresan fundamentalmente a nivel del bulbo o médula oblongada y el cerebelo (síndrome de wallenberg), que ocasiona el síndrome alterno más frecuente. En este síndrome alterno los nervios craneales afectados son V (núcleo descendente), IX, X y XI, y ocasionan hipoestesia termoalgésica facial, síndrome de Claude Bernard-Horner y ataxia homolaterales; también disfonía y disfagia, e hipoestesia termoalgésica braquiocrural contralateral. Las etiologías son similares a las de la arteria carótida. − El compromiso de la arteria basilar también produce síndromes alternos (Weber en el mesencéfalo - lll nervio y hemiplejía contralateral- y Millard-Gubler en la protuberancia -Vil nervio), con frecuencia, VI nervio, y hemiplejía contralateral. La lesión en el tronco encefálico, habitualmente de origen vascular puede ocasionar un síndrome de enclaustramiento. Las ramas terminales de la arteria basilar son las arterias cerebrales posteriores. 2. Enfermedad de los vasos de conducción Clara Calfacante | INJURIA − La más afectada es la arteria cerebral media, que produce manifestaciones clínicas similares a las de la arteria carótida (hemiparesia o hemiplejía con predominio braquiocrural, con afasia o sin ella). La etiología más frecuente es la cardioembólica. − La oclusión de la arteria cerebral posterior puede ocasionar trastornos visuales (hemianopsias con respeto macular). − La oclusión de ambas arterias cerebrales posteriores, casi siempre ocasionada por un émbolo que impactaen el tope de la arteria basilar provoca el infarto de ambos lóbulos occipitales. − La obstrucción de la cerebral anterior produce hemiplejía contralateral (con predominio crural) y alteraciones esfinterianas y del lenguaje. 3. Enfermedad de los pequeños vasos Ocasiona infartos de pequeño tamaño en estructuras profundas del cerebro (ganglios basales, cápsula interna, tronco cerebral). Representa el 20% de los ataques cerebrovasculares isquémicos y produce los infartos Lacunares. Se asocia fundamentalmente con hipertensión arterial y procesos de lipohialinosis y necrosis fibrinoide. Genera cuadros de déficit motor o sensitivo sin compromiso cortical (ausencia de afasia, apraxia, agnosia y trastornos visuales). DIAGNÓSTICO Anamnesis El diagnóstico del ACV se debe sospechar siempre frente a un déficit neurológico de inicio súbito (ictal), relatado por el mimo paciente o sus familiares. Posteriormente, con la ayuda de las neuroimagenes, se establecerá si el cuadro es producto de un déficit del flujo sanguíneo arterial (isquemia) o si se debe a la rotura de un vaso sanguíneo (ACV hemorrágico). Dentro del abanico de manifestaciones de los ACV, el paciente puede haber presentado: 1. un déficit neurológico focal que se resuelve por completo en menos de una hora (habitualmente en menos de 15 minutos), relacionado con isquemia encefálica o retiniana y sin evidencia de infarto agudo en la resonancia magnética con secuencia de difusión. 2. En otros casos, los pacientes presentan un déficit neurológico focal que dura más de 24 horas y que se resuelve con secuelas mínimas. 3. Otros podrán presentar lo que se denomina ACV en evolución, en el que el déficit neurológico se agrava luego del inicio. Esto sucede casi siempre en las primeras horas y se debería a la progresión del proceso trombótico subyacente. Por último, puede presentarse un déficit neurológico establecido sin cambios tempranos después de la evaluación inicial o ACV completo. Examen físico − Se debe realizar un examen físico completo haciendo hincapié en la búsqueda de signos compatibles con compromiso neurológico como piramidalismo, signos de déficit sensitivo, alteraciones de los nervios craneales, trastornos de las funciones cerebrales superiores y compromiso esfinteriano. − Otros signos importantes que se deben evaluar son las variaciones de la tensión arterial (hipertensión o hipotensión); el pulso arterial, que si es irregular y desigual sugiere una fibrilación auricular; y los soplos cardíacos y carotídeos, cuya presencia hace pensar en embolias de origen valvular (asépticas o sépticas) y en estenosis vascular, respectivamente
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