Logo Studenta

Climatología histórica a través de fuentes documentales

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Climatología histórica a través de fuentes documentales
Por las duraciones propias de la geografía histórica, sus análisis van de la mano de los tiempos climáticos y no de los geológicos, que son propios de otras áreas dentro de la geografía y otras disciplinas. La importancia de las trayectorias y eventualidades climáticas sobre el devenir humano han sido ampliamente reconocidas por cientos de autores a escala mun- dial. En estas páginas se presenta lo realizado en México al conducirse una investigación rigurosa tanto en la elección de fuentes, como en lo- grar temporalidades prolongadas que permitan discernir, en lo primor- dial, la variabilidad de la precipitación. A escala mundial, las propuestas de lo vertido desde México y otras zonas de latitud media y baja pueden cambiar los discursos preponderantes en materia climática y su historia. Por ejemplo, para Jones (2001:56), la temperatura representa la variable climática más importante, ya que los climas pasados se reconstruyen en tanto fueron más fríos o cálidos que en la actualidad. Este último argu- mento es válido únicamente en las latitudes medias y altas, ya que en las latitudes bajas la variabilidad en la precipitación es la variable climática más importante, así lo demuestra la reconstrucción climática de México a través del estudio de fuentes documentales.
Las fuentes documentales son una más de las posibilidades metodo- lógicas en la reconstrucción del clima, y como todas, carecen de la preci- sión que brindan las fuentes instrumentales, por lo cual se les denominan comúnmente proxy data, siendo éstas la dendroclimatología, el análisis de sedimentos lacustres y marinos, así como el estudio de corales, cascos de hielo y glaciares. La importancia de las fuentes documentales en el estudio del clima, primordialmente ante la ausencia de otras aproxima- ciones fidedignas a lo largo de los últimos quinientos años (la dendrocro- nología es el área que puede subsanar estas carencias, pero su desarrollo ha sido lento en México) es innegable, en particular porque permite ma- tizar la respuesta humana ante los eventos climáticos más severos. En este orden de ideas, es importante destacar que la utilización de fuentes documentales acerca al estudio del clima al quehacer historiográfico, lo que convierte a esta aproximación en un importante tópico dentro de las discusiones sobre los límites disciplinares, siendo posiblemente la única pesquisa de extracción humanista que reconstruye comportamientos y trayectorias físico-biológicas.
Por mucho, el hemisferio norte, en sus latitudes medias y altas, ha sido el sector del planeta más analizado en lo que a estudios paleoclimáticos se refiere, no solo a través de aproximaciones logradas con prácticas ins- trumentales, sino por medio del uso de fuentes documentales en Europa, siendo el ámbito mediterráneo de este continente el que hereda prácticas culturales cuyo registro se ha verificado en diversos países iberoameri- canos. El tipo de registro documental que ha permitido la generación de series climáticas fiables, ha sido el dedicado a la solicitud de lluvia ante la ausencia de precipitación. Emmanuel Le Roy Ladurie (1990:361), miembro de la escuela de los Annales quien, ante el abuso de la dupli- cación de datos de los glaciares en Europa y Norteamérica, por diversos autores, propugna por un mayor agotamiento de las fuentes documenta- les. Ante tal perspectiva, difundió la obra de Emili Giralt Raventos, quien registró las ceremonias de rogativa que las autoridades municipales ob- tenían de la Iglesia. Las rogativas de Barcelona comenzaron a ser verda- deramente representativas a partir de la década de 1520; una mayor pre- cisión en los registros, cabe acotar, pudo producirse como consecuencia del fervor religioso desatado como parte de la Contrarreforma católica. La labor en Cataluña la retomó de manera destacada Mariano Ba- rriendos a partir de la década de 1990, agotando acervos del antiguo principado y haciendo un tratamiento de la documentación desde una perspectiva plenamente climática. A instancias de este autor, quien reco- mienda la consulta tanto de las actas de cabildo civil, como de cabildo religioso, en la búsqueda de las ceremonias de rogativa, en particular de las pro pluvia, se ha conducido a la fecha la consulta de ambos cabildos en nueve de las diez sedes obispales novohispanas, labor que ha permi- tido esbozar la variabilidad de la precipitación, primordialmente en los altiplanos meridional y central, con datos más aislados hacia el sureste y norte del país. Las ciudades donde se ha conducido esta consulta, por or- den de su realización, son: México, Morelia, Guadalajara, Durango, Ála- mos, Hermosillo, San Cristóbal de las Casas, Mérida, Oaxaca y Puebla.
El aporte de México se inscribe en la diferenciación geográfica que promueve el antes citado Le Roy Ladurie (1990:46), quien desde hace décadas critica las correlaciones y teleconexiones ramplonas; para este autor es absurdo pensar que el comportamiento registrado en un entorno árido sea válido, ante cierta anomalía climática para un entorno húme- do, uno templado o uno tropical. En México, por medio de información documental y bibliográfica, se ha podido corroborar que a fines del siglo XVIII la falta de precipitación fue recurrente y muy aguda al poniente del istmo de Tehuantepec, sin embargo, en Chiapas tuvo por aquel en- tonces lugar la destrucción por inundaciones y aludes de buena parte de San Cristóbal de las Casas en 1785 (Aubry, 1982:20), y de Escuintla en 1794; esta última fue arrasada con tal magnitud que dejó de ser la cabe- cera administrativa del Soconusco para trasladarla a Tapachula (Juarros, 1981:16).
El tratamiento de los datos obtenidos, de acuerdo con Hubert Lamb (1995:349), debe dar prioridad a la conjunción de años similares, lo que permite esbozar las fluctuaciones climáticas de corta duración, las cuales al menos en el ámbito británico, suelen manifestarse en periodos de dos y cinco años y medio: posibles pulsaciones de la circulación atmosférica y oceánica a escala global. Ejemplo de estos años de comportamiento similar y ajeno a los patrones medios de precipitación se presentan en la siguiente tabla.
Tabla 1. Conjunto de años de escasa precipitación y en algunos casos heladas en la Cuenca de México entre 1750 y 1810
	Escasez extrema de precipitación
	Heladas fuertes, recurrentes o fuera de temporada
	Verano de 1749 a primavera de 1751
	Verano de 1749 a primavera de 1751
	Verano de 1753 a mayo de 1756
	Verano de 1753 a mayo de 1756
	Verano de 1753 a mayo de 1756
	
	Primavera de 1770 a primavera de 1776
	Primavera de 1770 a primavera de 1776
	Abril de 1778 a mayo de 1780
	Abril de 1778 a mayo de 1780
	Primavera de 1785 a primavera de 1790
	Primavera de 1785 a primavera de 1790
	Primavera de 1798 a mayo de 1804
	Primavera de 1798 a mayo de 1804
	Primavera de 1808 a junio de 1810
	
Fuente: Garza, 2002.
Un ejercicio de teleconexión riguroso y cuidadoso en el reconoci- miento de las trayectorias climáticas de las diversas celdas climáticas, puede ser de gran provecho en la prognosis de eventos climáticos seve- ros. En este sentido, especial atención merece una comparación entre lo ocurrido en México y en el litoral peruano, receptor primero y sufrido del fenómeno de trascendencia global que comúnmente denominamos El Niño. Aunque tal comparación puede presentar diversas aristas y con- tradicciones, es curioso denotar similitud de procesos bioclimáticos, tal como los ocurridos en México y Perú a fines del siglo XVII, cuando en ambos casos ocurrieron plagas que impidieron el desarrollo del grano de trigo. En México, el capítulo más violento de la escasez provocada por esta enfermedad del grano fue la quema del palacio virreinal (Garza, 2002:111), mientras que en Perú, el litoral norte dejó de producir este grano y eventualmente se impuso el cultivo de la caña de azúcar (Huer- tas, 2009:28-29).
3

Continuar navegando

Otros materiales