Logo Studenta

Alimentación del recién nacido

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Alimentación del recién nacido 
Evidencias epidemiológicas y estudios intervencionistas realizados en mujeres 
embarazadas y en lactantes pequeños muestran que la influencia de algunos alimentos y 
el metabolismo de algunos ingredientes alimentarios durante el embarazo, la lactancia y 
los primeros meses de vida tiene importantes consecuencias en el proceso de desarrollo 
y la salud posterior del niño. La nutrición precoz modula el crecimiento y el desarrollo 
funcional del organismo y, según parece, ejerce un efecto “programador” que modifica 
la salud, la enfermedad, las funciones neurológicas y del comportamiento, la calidad de 
vida y el riesgo de mortalidad en la vida adulta. 
Cada vez se tienen más conocimientos de macro y micronutrientes que se comportan 
como elementos biológicos y, en los países más desarrollados, la preocupación ha 
cambiado de cubrir las necesidades y prevenir déficits a la preocupación por el “efecto 
biológico” de algunos alimentos. 
La alimentación del RN tiene una base científica conocida y también tiene mucho de 
sentido común. Existe un momento de transición entre la vida intrauterina y la 
extrauterina que se debe respetar y, según las características de maduración del recién 
nacido, se deben adoptar intervenciones alimentarias especiales que faciliten la 
maduración y aporten los elementos necesarios que permitan alcanzar una madurez y 
desarrollo adecuados de todos los órganos y sistemas. La alimentación adecuada desde 
los primeros días de vida ocasiona un desarrollo armónico y normal del recién nacido a 
término y es también la base del desarrollo armónico del recién nacido antes de término 
o que está enfermo. Existen evidencias de que intervenciones alimentarias breves, 
especialmente en recién nacidos prematuros o de bajo peso, tienen más influencia en los 
riesgos cardiovasculares y en la estructura y función del sistema nervioso que el estilo 
de vida posterior. El objetivo principal de la alimentación del RN debe ser aportar una 
nutrición segura y adecuada a través de la promoción y protección de la lactancia 
materna y/o asegurando el uso apropiado de los substitutivos de la lactancia materna, 
cuando se consideren necesarios. 
Nutrición fetal 
Los mamíferos, durante la vida intrauterina, reciben por vía placentaria una “comida 
fetal” que les va a servir como suministro de energía y como material para la formación 
de nuevos tejidos. Esta “comida fetal” está constituida por glucosa, lactato, aminoácidos 
y grasa. La glucosa facilita suficiente carbono como para responsabilizarse del 50% del 
consumo fetal de oxígeno y, en la última parte de la gestación, el feto acumula 
glucógeno en su hígado. Asimismo, la placenta produce lactato bajo condiciones 
aeróbicas, el cual contribuye aproximadamente al 25% del consumo fetal de oxígeno. 
La transferencia de aminoácidos a través de la placenta puede ser muy individualizada y 
se ha demostrado en los animales de experimentación que, en parte, estos aminoácidos 
pueden ser utilizados como fuente de energía. La existencia de un catabolismo 
nitrogenado en la vida fetal con la demostración de un alto índice de producción de 
urea, contaría para la cuarta parte del consumo fetal de oxígeno. 
Así como la transferencia de glucosa se efectúa por difusión facilitada, la de 
aminoácidos es un proceso activo. Estudios en animales han demostrado que la placenta 
es capaz de mantener una adecuada concentración de aminoácidos en la sangre fetal, 
incluso cuando existen valores bajos de aminoácidos en la sangre materna. 
El feto necesita asimismo ácidos grasos, como grasa estructural para la formación de sus 
membranas en general y, en particular, para las membranas del SNC. También necesita 
ácidos grasos para su depósito y, posiblemente, para producción de energía. Una parte 
de los ácidos grasos procede del transporte placentario y la otra depende de la capacidad 
del feto para la síntesis de ácidos grasos a partir de la glucosa. Se calcula que si los 
ácidos grasos libres son el único aporte de ácidos grasos a la placenta, un promedio de 
un 15-20% de los lípidos fetales son derivados de la madre. Sin embargo, existe 
también evidencia de que, tanto en los animales como en el hombre, la placenta capta 
ácidos grasos de los triglicéridos, de los quilomicrones y de las lipoproteínas de muy 
baja densidad, y que estos ácidos grasos entran en la circulación fetal. Como 
consecuencia de ello, los lípidos fetales podrán variar en su composición de acuerdo con 
las variaciones de ácidos grasos condicionados a la dieta de la madre. La acción de una 
lipoproteín-lipasa placentaria facilita la obtención de ácidos grasos libres, aunque 
también existe evidencia de que los triglicéridos pueden cruzar la placenta. Los ácidos 
grasos sintetizados son saturados, fundamentalmente, el palmítico. Sin embargo, hasta 
alrededor de las 28 semanas de la vida fetal hay poca grasa (del orden de 47,2 g para un 
feto de 1,3 kg de peso) mientras que, posteriormente, se va acumulando, de forma 
progresiva. Al llegar a la 40 semana existe un total aproximado de 525 g para un RN de 
3,5 kg. Asimismo se ha producido un reajuste en la distribución de la grasa y, al llegar a 
término, el 80% de la misma es subcutánea. Los ácidos grasos esenciales, linoleico y 
linolénico, son indispensables como componentes de los fosfolípidos de las membranas 
y el ácido araquidónico puede pasar a través de la placenta procedente de la circulación 
materna, o por elongación del linoleico en la placenta o en el hígado fetal. El paso de 
ácidos grasos esenciales al feto se evidencia por la cantidad de los mismos depositados 
en la grasa fetal, con un acúmulo de linoleico, que va desde una ganancia de 38,5 
mg/día a las 28 semanas de edad fetal hasta 111 mg/día a las 40 semanas. 
La ganancia de peso, que tiene lugar progresivamente en el feto en el último trimestre 
de la gestación, tiene relación con el cambio en la composición de los tejidos, 
principalmente con una reducción porcentual en el contenido de agua, carbohidratos y 
minerales, y un aumento en la proporción de lípidos. La reducción de agua se hace a 
expensas del agua extracelular, y el acúmulo de grasa se efectúa después de la 28 
semana fetal, mientras que la concentración de nitrógeno en los tejidos libres de grasa se 
hace de un modo lineal a lo largo del embarazo. Nutrientes como aminoácidos, calcio, 
hierro y algunas vitaminas son transportados al feto contra gradiente. Un gran número 
de enzimas clave, reguladoras de las vías metabólicas, dependen de la presencia de 
elementos traza y vitaminas. Debido a ello, una deficiencia nutricional materna afectará 
a los tejidos fetales. 
Desarrollo del aparato digestivo y de la habilidad para 
comer 
Los componentes tempranos de la succión aparecen alrededor de las 7-8 semanas de 
gestación. También a las ocho semanas el feto responde a la estimulación en el área de 
la boca. La posibilidad de deglución está presente entre las semanas 11-16 y la succión 
entre las 18-24. 
El reflejo de cierre de la glotis es evidente a las 25-27 semanas; no obstante, la actividad 
organizada del esófago no se desarrolla hasta la semana 32 y no está hasta las semanas 
33-34 coordinada con la deglución. A las 33-34 semanas de gestación, los prematuros 
están lo suficientemente maduros como para deglutir y respirar coordinadamente. En 
ese momento de la maduración, los prematuros, por lo demás normales, son capaces de 
mantener una sincronización que les permita una alimentación oral satisfactoria. 
A las 32-34 semanas el niño debería ser capaz de buscar, succionar y extender la lengua 
de forma apropiada y comenzar la alimentación al pecho. No obstante, se debe tener en 
cuenta que muchos prematuros con estas semanas de gestación corregidas presentan 
problemas para obtener la leche del pecho materno. Algunos, de hecho, no lo consiguen 
hasta la semana 38-39 corregida. Puedenpresentar los reflejos, pero les falta el vigor, la 
potencia para realizar succiones efectivas y, además, se cansan. Por consiguiente, las 
tomas se hacen o muy largas o excesivamente breves y, por tanto, poco efectivas. Tan 
pronto como el prematuro puede mantener el pezón en la boca, los movimientos 
peristálticos de la lengua son capaces de obtener leche de la areola. La maduración 
continúa y el uso coordinado y efectivo de los reflejos de succión, de deglución y de 
respirar, se encuentran completamente desarrollados entre las 35-37 semanas de 
gestación. 
El desarrollo del sistema endocrino y del exocrino está muy relacionado con la 
capacidad digestiva. Así, las enzimas de la neoglucogénesis se desarrollan al final de la 
gestación y, si bien el nacimiento las pone en marcha, este proceso es ineficaz para 
mantener el nivel adecuado de glucosa necesario para el metabolismo cerebral, por lo 
que las necesidades de glucosa dependen de las fuentes exógenas. El estímulo de la 
alimentación enteral induce la respuesta endocrina del intestino lo que mediatiza 
muchos cambios adaptativos, metabólicos y gastrointestinales. La concentración basal y 
postprandrial de muchas hormonas (especialmente enteroglucagón, gastrina e insulina) 
aumenta en relación a la calidad y cantidad de la alimentación. Estos cambios son aún 
más patentes en prematuros y se evidencian inclusive con el aporte de cantidades 
insignificantes de alimentos, menores de 1 mL/kg/día. La capacidad de absorción 
también aumenta rápidamente con el estímulo de los alimentos. 
Los prematuros, especialmente los menores de 1.100 g de peso al nacimiento, tienen 
riesgo de intolerancia a la glucosa por una inapropiada secreción de insulina y una 
disminución de la sensibilidad del hígado al efecto glucosa-regulador de la insulina. La 
alfa-glucosidasa y la lactasa son necesarias para la digestión de la lactosa. La actividad 
de la alfa-glucosidasa alcanza el 70% de la actividad del adulto entre la 26 a la 34 
semanas de gestación, mientras que la actividad de la lactasa sólo alcanza el 30% de la 
actividad del adulto en este rango de semanas de gestación. 
A pesar de esta situación, no hay evidencia de intolerancia clínica a la lactosa en este 
grupo de prematuros. La secreción de lipasa pancreática y la concentración de sales 
biliares también están disminuidas en los prematuros comparados con los recién nacidos 
a término, pero la lipasa lingual y la gástrica se detectan en el feto desde la semana 26 y 
ayudan a la capacidad gástrica de lipólisis. 
El tracto gastrointestinal está completo anatómicamente a las 24 semanas de gestación 
pero es funcionalmente inmaduro para facilitar el tránsito y la absorción de alimentos. 
El vaciado gástrico es más lento en los prematuros al igual que la presión antral del 
ayuno. El tránsito del intestino delgado aparece a las 28 semanas pero la peristalsis está 
muy desorganizada. Los movimientos migratorios motores complejos aparecen cerca 
del término y, sumado a la baja presión del esfínter esofágico inferior, predispone a los 
prematuros a reflujos gastroesofágicos e intolerancia alimentaria. Las tomas de mucho 
volumen pueden no tolerarse porque la capacidad gástrica de los prematuros es reducida 
y la distensión puede interferir con la función pulmonar. 
Poco se conoce de los aspectos morfológicos de la adaptación del intestino inmaduro. 
La observación en animales de experimentación muestra hiperplasia e hipertrofia en 
respuesta a la alimentación y la leche de la misma especie quizás sea especialmente 
efectiva. 
Alimentación del recién nacido a término 
La lactancia materna es el patrón oro de la alimentación del lactante. 
La composición de la leche humana está adecuada perfectamente a los objetivos de la 
alimentación del lactante o sea, que mantenga un crecimiento y desarrollo correctos, con 
un estado de salud óptimo. Existen variaciones fisiológicas en la composición de la 
leche humana que dependen, en parte, de la nutrición materna. Por ello se recomienda 
para la madre que está lactando una “dieta equilibrada”. Esta debe cumplir con la 
necesidad conocida de un aumento de 500 calorías, que debe ser efectuado a base de 
leche, proteínas animales y vegetales, cítricos y pan. 
Técnica de la lactancia en los primeros días de vida 
Este es uno de los apartados más importantes dentro del capítulo de la puericultura del 
recién nacido normal. Es conveniente facilitar y colaborar como médico con las 
campañas de fomento de lactancia materna, tanto por lo relativo al desarrollo somático e 
inmunológico del niño, como al desarrollo psicológico. Cuando la madre está recostada, 
puede dar el pecho en posición de decúbito lateral. Tumbada y con la cabecera de la 
cama semiincorporada, si coloca al niño en posición de decúbito prono en contacto piel 
con piel entre sus pechos, es muy probable que el neonato se mueva y ponga en marcha 
hasta 20 reflejos que le llevarán hasta el pecho de su madre y le permitirán un agarre 
espontáneo correcto, tal como ha descrito recientemente Colson. Es la llamada 
“posición biológica”. La madre puede también amamantar a su hijo en posición 
semisentada, apoyándose en una almohada con el fin de descansar el brazo sobre el que 
reposa el niño. Se le aproxima el pezón colocándolo sobre el labio superior del niño y, 
aprovechando el reflejo de búsqueda, se acercará el pecho al neonato, permitiendo que 
abarque con su boca gran parte de la areola. Si el niño hace un buen agarre del pecho, 
primero hará succiones rápidas y superficiales para, al cabo de pocos minutos, succionar 
más lenta y profundamente, tanto que moverá la mandíbula y se le moverán las orejas. 
Soltará espontáneamente el pezón, el cual aparecerá redondeado. Podrá tener bastante 
con un solo pecho pero, si pareciera inquieto, se le podrá ofrecer el otro. 
Es aconsejable que la lactancia materna se haga a demanda, es decir, sin que exista un 
horario ni intervalo rígido entre tomas y sin limitar la duración de la toma, sino 
esperando a que el lactante deje el pecho espontáneamente. Cuando se ofrece el pecho a 
demanda y el lactante se agarra correctamente al pecho, todas las madres producen la 
cantidad exacta de leche que su hijo necesita. Además, el agarre correcto previene la 
formación de grietas en el pezón. Durante las primeras horas tras el parto, el niño suele 
dormir. Sin embargo, cuando despierte empezará a reclamar el pecho. 
La capacidad de su estómago es de unos 5 mL. Cada vez que hace una toma obtiene 
esos 5 mL de calostro. La ingestión de calostro, además del aporte lipídico, proteico, 
etc., brinda protección contra la diarrea y las infecciones en general, ayuda a expulsar 
por peristaltismo los tapones espesos de meconio y, si hace más de 8 tomas al día, 
disminuye la circulación enteroplasmática, impidiendo la aparición de 
hiperbilirrubinemia. 
Pero el estómago se vacía rápidamente y el niño volverá a reclamar el pecho con 
frecuencia. A partir de las 48-72 horas, la mayoría de las madres notan el pecho más 
turgente y los lactantes obtienen más volumen de calostro por toma, con lo que las 
tomas se espacian. Con el tiempo, el intervalo entre tomas se alargará, aunque esto no es 
fijo. Muchos lactantes duermen tranquilamente entre tomas durante la mañana y maman 
cada 2-3 horas, pero al atardecer reclaman el pecho con mayor frecuencia, para volver a 
espaciar sus demandas por la noche. Es habitual, sin embargo, que los niños se 
despierten varias veces para ser amamantados durante la noche. 
Hay que tener en cuenta que el niño, además de alimento, necesita sentirse protegido. 
Los niños aprenden a regular sus emociones a través de la relación que establecen con 
su madre y también con su padre. Permanecer en contacto piel con piel con sus padres 
favorecerá una relación de apego, un vínculo emocional estrecho entre ellos y un 
sentimiento de seguridad y protección en el niño. 
Enlos primeros momentos es muy importante el apoyo correcto por parte del personal 
de enfermería, de las matronas y de los pediatras de la maternidad. Cuando las madres 
muestran una actitud positiva hacia la lactancia materna y encuentran apoyo, no hay 
necesidad de suplementos. Los neonatos que han nacido en maternidades y que cumplen 
con los “Diez pasos para una feliz lactancia” de la OMS/UNICEF, maman con más 
frecuencia y el periodo de lactancia se prolonga por más tiempo. Es recomendable 
supervisar al menos una toma al pecho cada día en el hospital y anotar el peso del niño a 
diario o en días alternos durante los primeros 7-10 días, para detectar posibles 
dificultades con la lactancia. Si la madre opta por alimentar a su hijo con biberón o si 
existe contraindicación para la lactancia materna, es recomendable emplear una fórmula 
láctea de buena calidad, cuya composición sea lo más semejante posible a la leche 
materna. 
En la actualidad las fórmulas más empleadas proporcionan, en la concentración 
recomendada (15%), aproximadamente entre 0,6-0,7 calorías por mL. Como pauta 
práctica se administrará el biberón siempre preparado al 15%, salvo otra indicación 
expresa del pediatra. 
La alimentación del RN normal durante los primeros días de vida debe respetar el 
periodo de transición en lo referido a capacidad digestiva intestinal y a cambios 
generales en el medio interno, especialmente en la redistribución de líquido. Es 
recomendable comenzar con la cantidad de 10 a 20 mL, cada 3 horas el primer día, 
aumentando de 10 a 20 mL por toma cada día hasta llegar a la cantidad de 150-180 mL 
por kilo de peso y 24 horas (alrededor de 120 kcal/día), a la semana de vida. 
Una forma de valorar la tolerancia alimentaria en estos primeros días es vigilando la 
curva de peso, que debe respetar la pérdida fisiológica que se produce alrededor del 
tercer día de vida y que no tiene que superar el 10 % del peso al nacimiento, recordando 
que ese peso se recupera alrededor de la semana de vida. A partir de este momento, los 
aumentos son generalmente a demanda del niño y se controlan por la tranquilidad y la 
ganancia de peso que tiene que ser como mínimo de 150 g semanales. 
Se ha de procurar que el manejo de la leche, tetinas, biberones y demás utensilios sea lo 
más aséptico posible. Las leches en polvo no son estériles y pueden contener bacterias 
patógenas. Además, los productos lácteos son excelentes medios de cultivo para la 
proliferación bacteriana. La multiplicación del Enterobacter sakazakii en las fórmulas 
preparadas puede ocasionar infecciones graves en los primeros meses de vida, siendo 
este uno de los motivos para fomentar y hacer una promoción activa de la lactancia 
materna. Para evitar este tipo de infecciones el biberón debe ser preparado 
inmediatamente antes de cada toma, se debe desechar el sobrante y no se deben 
mantener calientes o en calentadores los biberones preparados. Una alternativa puede 
ser mantener agua templada en un termo y preparar la lecha inmediatamente antes de la 
toma. El orificio de la tetina será lo suficientemente grande como para permitir un goteo 
rápido al invertir el biberón por la simple acción de la gravedad. La temperatura debe 
ser similar a la habitual en la leche materna, que es de 37 °C, aunque no se han notado 
trastornos cuando se administra el biberón a la temperatura ambiental o incluso frío. Al 
dar el biberón, tanto la madre como el niño estarán en posición cómoda, de preferencia 
el niño en brazos de la madre y semisentado. Se procurará que la tetina esté siempre 
llena de leche y que nunca haya aire, para evitar que éste sea ingerido por el niño. 
Al terminar la toma de alimento se mantendrá al niño incorporado, con tiempo 
suficiente para que eructe. 
Durante los primeros momentos de la vida, la tolerancia alimentaria y la ganancia 
ponderal son indicadores importantes de bienestar. Pérdidas de peso superiores al 10% 
durante los primeros días, la no recuperación del peso de nacimiento a la semana de 
vida y las ganancias de peso inferiores a los 150 g semanales a partir de este momento, 
son motivos para que el recién nacido sea valorado por un pediatra por la posibilidad de 
que exista alguna situación anormal. No obstante, teniendo en cuenta el estado actual de 
los conocimientos y su difusión, si fuera necesario recomendar lactancia artificial por 
alguna contraindicación o impedimento a la lactancia natural, la fórmula recomendada 
debe seguir las recomendaciones de estándares propuesta por las organizaciones 
internacionales responsables como el Codex Alimentarius Commission of Food and 
Agricultura Organization de las Naciones Unidad (FAO), la Organización Mundial de la 
Salud (WHO), o la European Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology and 
Nutrition (ESPGHAN). La última revisión de estándares realizada por estas 
organizaciones se hizo en el año 2005. 
	Alimentación del recién nacido
	Nutrición fetal
	Desarrollo del aparato digestivo y de la habilidad para comer
	Alimentación del recién nacido a término
	Técnica de la lactancia en los primeros días de vida

Otros materiales