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168 © 2022. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Síntomas de la enfermedad esofágica Kenneth R. DeVault 13 ÍNDICE DEL CAPÍTULO DISFAGIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168 Fisiopatología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168 Diagnóstico diferencial y abordaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169 ODINOFAGIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171 SENSACIÓN DE GLOBO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171 Fisiopatología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172 Abordaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172 HIPO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172 DOLOR TORÁCICO DE ORIGEN ESOFÁGICO . . . . . . . . . . . . . . 172 Fisiopatología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172 Abordaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173 PIROSIS Y REGURGITACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173 Fisiopatología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174 Abordaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175 SÍNTOMAS EXTRAESOFÁGICOS DE LA ENFERMEDAD POR REFLUJO GASTROESOFÁGICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175 Los síntomas comunes de la enfermedad esofágica incluyen disfagia, odinofagia, sensación de globo, hipo, dolor torácico, pirosis, regurgita ción y una serie de molestias «extraesofágicas» que se han atribuido al reflujo gastroesofágico. Una anamnesis cuidadosamente tomada puede aclarar muchos de estos síntomas y va seguida de pruebas seleccionadas, ensayos terapéuticos o ambos. La disfagia es proximal o distal, y puede ser solo para sólidos o para líquidos y sólidos. Las pruebas de bario, la manometría y la endoscopia son pruebas apropiadas en un paciente con disfagia. La odinofagia suele indicar enfermedad de las mucosas y debe conducir a una endoscopia en la mayoría de las situaciones. La evaluación de la sensación de globo y el hipo generalmente no produce ningún trastorno específico y, por tanto, el manejo es un desafío. El dolor de pecho puede originarse en el esófago y con frecuencia res ponde a la supresión del ácido gástrico. Si no hay reflujo, la evaluación y el tratamiento del dolor de pecho se vuelven difíciles. Los síntomas típicos (pirosis y regurgitación) y extraesofágicos potencialmente causados por enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) pueden responder a un ensayo diagnóstico y terapéutico de supresión de ácido. La prueba ambulatoria de pH es el mejor método para confirmar el reflujo en estos pacientes. Muchos de estos síntomas esofágicos tam bién pueden ocurrir en un paciente sin evidencia objetiva de patología y luego se consideran y tratan como trastornos funcionales. Los síntomas relacionados con el esófago están entre los más fre cuentes en la práctica de la medicina general, así como en gastro enterología. Por ejemplo, la disfagia aumenta en frecuencia con la edad y afecta hasta el 15% de las personas de 65 años o más1. También son frecuentes la pirosis, la regurgitación y otros síntomas de ERGE. Una encuesta en personas sanas en el condado de Olmsted, Minnesota, reveló que el 20% de las personas, con independencia del sexo o la edad, presentaban pirosis, al menos, una vez a la semana2. Los sínto mas leves de ERGE pocas veces reflejan una enfermedad grave, pero deben evaluarse, sobre todo si están presentes durante muchos años. La disfagia u odinofagia frecuente o persistente indica un problema esofágico que precisa investigación y tratamiento. Otros síntomas menos específicos de probable origen esofágico son la sensación de globo, dolor torácico, eructos, hipo, rumiación y síntomas extra esofágicos, como sibilancias, tos, dolor de garganta y ronquera, en especial cuando se han descartado otras causas. Un reto considerable en la evaluación de los síntomas esofágicos es que el grado de daño esofágico no se corresponde muchas veces con la impresión que tienen el médico o el paciente de la gravedad de los síntomas3. Esto resulta especialmente problemático en los pacientes ancianos, en quienes la gravedad de la lesión inducida por el reflejo gastroesofágico en la mucosa del esófago es mayor a pesar de un descenso global en la gravedad de los síntomas4. DISFAGIA Disfagia, del griego dis (dificultad, alteración) y fagia (comer), se refiere a la sensación de que la comida tiene dificultad para pasar desde la boca hacia el estómago. La mayoría de los pacientes refieren que la comida se pega, engancha o atasca, o que la comida «no pasa bien». En ocasiones se quejan de dolor asociado. Si se les pregunta si tienen pro blemas para tragar, algunos pacientes con disfagia en la parte inferior del esófago responderán «no», porque consideran que «tragar» es solo pasar el alimento de la boca al esófago. Los pacientes con el esófago dilatado, especialmente si es secundario a acalasia, pueden interpretar incorrectamente la disfagia como regurgitación o, incluso, vómitos. La disfagia siempre indica un funcionamiento anormal de la bucofaringe o el esófago, aunque los trastornos psiquiátricos asociados pueden amplificar este síntoma. Fisiopatología La dificultad para tragar está causada por un problema con la potencia o coordinación de los músculos necesarios para desplazar la comida desde la boca hacia el estómago o por una obstrucción fija en algún punto entre la boca y el estómago. Algunos pacientes pueden presentar una combinación de ambos. El mecanismo de deglución bucofaríngeo y las contracciones peristálticas primarias y secundarias del cuerpo esofágico desplazan el bolo sólido y líquido desde la boca hacia el estómago en 10 s. Si estas contracciones ordenadas no aparecen o no avanzan, el bolo de comida acumulado distiende la luz esofágica y provoca las molestias relacionadas con la disfagia. En algunos pacientes, sobre todo en ancianos, la dis fagia es la consecuencia de una actividad peristáltica primaria o secundaria de baja amplitud que resulta insuficiente para vaciar el esófago. La manometría de alta resolución ha identificado áreas de peristaltismo débil o ausente de longitud variable (defectos peristálticos) que quizás expliquen la disfagia en algunos pacientes con resultados normales en la manometría convencional5. Otros pacientes tienen un trastorno primario o secundario de la motilidad que altera de modo relevante las contracciones ordenadas del cuerpo esofágico. La disfagia puede aparecer y desaparecer porque estas anomalías motoras quizá no estén presentes en todas las degluciones (v. también cap. 44). El estrechamiento mecánico de la luz esofágica puede interrum pir el paso ordenado de un bolo alimenticio a pesar de que las con tracciones peristálticas sean adecuadas. Los síntomas difieren según el grado de obstrucción luminal, esofagitis asociada y tipo de alimen to ingerido. El esófago normal se distiende antes de la llegada del bolo. Los pacientes con un esófago escasamente distensible (p. ej., de Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 13 Síntomas de la enfermedad esofágica 169 13 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . bido a esofagitis eosinófila o esofagitis por radiación) pueden sufrir disfagia aunque el esófago no parezca estar estrechado en la EGD o el tránsito con bario (v. más adelante)6. Aunque las lesiones con obstrucción mínima solo producen disfagia con un bolo grande poco masticado de alimentos como carne o pan seco, las lesiones que obstruyen por completo la luz esofágica provocan síntomas tanto con sólidos como con líquidos. La ERGE puede producir disfagia relacionada con una estenosis esofágica, pero algunos pacientes con ERGE claramente tienen disfagia en ausencia de una estenosis demostrable y quizás incluso sin esofagitis7. La percepción sensitiva anómala en el esófago podría llevar a la sensación de disfagia incluso cuando el bolo ha atravesado el esófago. Dado que algunas personas sanas tienen sensación de disfagia cuando se distiende el esófago distal con un balón, así como con otros estímulos intraluminales, una alteración de la percepción visceral explicaría la disfagia en pacientes sin una causa concreta8. Este mecanismo es aplicable también a la amplificación de los síntomas en pacientes con trastornos de la motilidad con espasticidad que presentan mayor frecuencia de problemas psiquiátricos9. Diagnóstico diferencial y abordaje Ante un paciente con disfagia, el profesional sanitario debe abordar el problema de forma sistemática. La mayoría de los pacientes pue den localizar la disfagia en la porción superior o inferior del esófago, aunque algunos pacientes con un problema esofágico distal presentan síntomas referidos solo a la escotadura supraesternal o más arriba. La aproximación a la disfagia puede dividirse en disfagia bucofaríngea y disfagia esofágica, aunque se puede producir un solapamiento consi derable en algunos grupos de pacientes. Hay que intentar determinar si el paciente tiene dificultad para tragar solo con bolos sólidos o tanto con bolos sólidos como líquidos. Disfagia bucofaríngea Con los procesos que afectan a la boca, hipofaringe y zona superior del esófago, el paciente a menudo es incapaz de iniciar la deglución y debe intentarlo de forma repetida. Los pacientes describen con frecuencia tos o atragantamiento cuando intentan comer. La incapa cidad para propulsar correctamente un bolo de comida desde la región hipofaríngea a través del esfínter esofágico superior (EES) hacia el cuerpo esofágico se denomina disfagia bucofaríngea o de transferencia. El paciente percibe que el bolo no pasa de la bucofaringe y localiza los síntomas específicamente en la región cervical del esófago. La disfagia que aparece de inmediato o en el segundo siguiente a la deglución indica una anomalía bucofaríngea. En ocasiones, el bolo líquido puede entrar en la tráquea o en la nariz en lugar de en el esófago. Algunos pacientes describen atascamiento recurrente del bolo que precisa extracción manual. En los casos graves no es posible tragar la saliva y el paciente babea. Los familiares se sienten tentados a realizar la maniobra de Heimlich en esos casos, pero no es correcto a menos que el bolo esté afectando las vías respiratorias. Hay que informarles de que, siempre que el paciente sea capaz de hablar, las vías respiratorias son funcionales, y forzar un bolo esofágico en dirección proximal puede causar aspiración, en vez de prevenirla. A la disfagia bucofaríngea se asocian, en ocasiones, anomalías del habla, como disartria o voz nasal. Los trastornos neurológicos y neuromusculares sistémicos, como la enfermedad de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica y la poli miositis pueden presentarse con disfagia como síntoma predominante y ocasionalmente como el único síntoma. También hay que considerar problemas orales: una mala salud dental o dentaduras postizas mal encajadas pueden alterar la masticación y provocar intentos de deglu tir bolos grandes o poco masticados. La falta de saliva, causada por medicamentos, radiación o disfunción salival primaria, puede causar un bolo difícil de tragar. Episodios recurrentes de infección pulmonar pueden reflejar el vertido de comida en la tráquea causada por una protección laríngea inadecuada. La ronquera puede ser consecuencia de disfunción del nervio laríngeo recurrente o enfermedad muscular intrínseca; ambas producen un movimiento inefectivo de las cuerdas vocales. La debilidad del paladar blando o las estenosis faríngeas producen disar tria y voz nasal, así como regurgitación faringonasal. Los pacientes con divertículo de Zencker pueden presentar deglución asociada a borboteo. Por último, la pérdida de peso inexplicable puede ser el único signo de un trastorno de la deglución en el que los pacientes evitan comer por las dificultades presentes. En el cuadro 13.1 se muestran las causas posibles de disfagia bucofaríngea. Después de una anamnesis adecuada, la prueba inicial es una exploración radiológica con bario que se realiza de forma óptima con ayuda de personal especializado (tránsito baritado modifica do). Si la prueba es normal con bario líquido, se repite el examen después de que el paciente es alimentado con un bolo sólido para tratar de poner de manifiesto los síntomas del paciente y, por tanto, ayudar a localizar cualquier anomalía. Si la parte bucofaríngea del estudio es normal, hay que explorar el resto del esófago. El tránsito baritado modificado identifica, por lo general, el problema y dirige el tratamiento inicial. Disfagia esofágica La mayoría de los pacientes con disfagia esofágica localizan sus síntomas en la zona baja del esternón o, en ocasiones, en la región epigástrica. Un menor número de pacientes describe la sensación en la escotadura supraesternal o más alta, incluso si el bolo se detiene en la zona inferior del esófago. La disfagia esofágica suele mejorar con maniobras como la deglución repetida, elevación de los brazos por encima de la cabeza, desplazamiento de los hombros hacia atrás o con la maniobra de Valsalva. Los trastornos de la motilidad o las lesiones obstructivas mecánicas pueden causar disfagia esofágica. Para aclarar el origen de los síntomas de disfagia esofágica, son cruciales las res puestas a tres preguntas: 1. ¿Qué tipo de comida o bebida produce síntomas? 2. ¿La disfagia es progresiva o intermitente? 3. ¿Tiene pirosis el paciente? CUADRO 13 .1 Causas de disfagia bucofaríngea CAUSAS NEUROMUSCULARES* Disfunción del EES idiopática. Disfunción manométrica del EES o faringe†. Disfunción tiroidea. Distrofia muscular. Enfermedad de Parkinson. Esclerosis lateral amiotrófica (ELA o enfermedad de Lou Georg). Esclerosis múltiple. Ictus. Miastenia grave. Polimiositis o dermatomiositis. Síndrome pospoliomielítico. Tumores del SNC (benignos o malignos). CAUSAS ESTRUCTURALES Carcinoma. Cirugía o radioterapia previas. Divertículo de Zenker. Infecciones de la faringe o el cuello. Osteofitos y otros trastornos vertebrales. Redes esofágicas proximales. Tiromegalia. *Cualquier trastorno que afecte al músculo estriado o su inervación puede provocar disfagia. †Se han descrito muchos trastornos manométricos (EES hipertenso o hipotenso, coordinación anómala y relajación incompleta del EES), aunque su verdadera relación con la disfagia no suele estar clara. EES, esfínter esofágico superior. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE III Síntomas, signos y problemas biopsicosociales170 Según las respuestas, es posible a menudo distinguir las diferentes causas de disfagia esofágica (cuadro 13.2) como un defecto estructural (mecánico) o neuromuscular (motilidad) y plantearuna causa específica (fig. 13.1). Los pacientes con disfagia para sólidos y líquidos tienen más pro babilidades de tener un trastorno de la motilidad esofágica que una obstrucción mecánica. La acalasia es el prototipo de trastorno de la motilidad esofágica; además de la disfagia, muchos pacientes con acalasia se quejan de regurgitación no ácida de comida no digerida, sobre todo por la noche, y de pérdida de peso. Por el contrario, los pacientes con trastornos de la motilidad espásticos, como el espasmo esofágico distal, pueden quejarse de dolor torácico y sensibilidad a los líquidos calientes o fríos. Los pacientes con esclerodermia (esclerosis sistémica) esofágica suelen presentar fenómeno de Raynaud y pueden cursar con pirosis y regurgitación. En estos pacientes, la disfagia leve puede estar causada por un trastorno de la motilidad o inflamación esofágica, pero la disfagia intensa casi siempre alerta de la presencia de una estenosis péptica o (con menor frecuencia) una neoplasia (v. caps. 37, 44, 46 y 48). En los pacientes que refieren disfagia solo después de tragar alimentos sólidos y nunca solo con líquidos hay que sospechar una obstrucción mecánica. No obstante, una obstrucción luminal sufi cientemente avanzada puede asociarse a disfagia tanto para sólidos como para líquidos. Si se produce retención de comida, el paciente debe regurgitar para encontrar alivio. Si el paciente continúa bebiendo líquido después del atascamiento del bolo, es posible la regurgitación de una gran parte de este líquido. Cuando se pregunta por una disfagia para líquidos, es importante diferenciar entre pacientes con auténtica disfagia para líquidos solo cuando beben de los que padecen disfagia para líquidos únicamente después de la impactación de un bolo sólido. La hipersalivación es habitual durante un episodio de disfagia, lo que aporta más líquido para regurgitar. La disfagia episódica no progresiva sin pérdida de peso es carac terística de una membrana esofágica o de un anillo esofágico distal CUADRO 13 .2 Causas frecuentes de disfagia esofágica TRASTORNOS DE LA MOTILIDAD (NEUROMUSCULARES) Primarios Acalasia. EEI hipertenso. Esófago en cascanueces (presión alta). Esófago hipercontráctil (esófago en martillo neumático). Espasmo esofágico distal. Otras anomalías peristálticas*. Secundarios Dismotilidad relacionada con reflujo. Enfermedad de Chagas. Esclerodermia y otros trastornos reumatológicos. TRASTORNOS ESTRUCTURALES (MECÁNICOS) Intrínsecos Anillo esofágico inferior (Schatzki). Anillos y membranas esofágicas (excepto el anillo de Schatzki). Carcinoma y tumores benignos. Cuerpos extraños. Divertículos. Esofagitis eosinófila. Estenosis por medicamentos. Estenosis péptica. Extrínsecos Compresión vascular. Masas mediastínicas. Osteofitos vertebrales. *Las anomalías peristálticas son peristaltismo ausente y débil, así como peristaltismo hipertensivo (esófago en cascanueces). Fig. 13.1 Algoritmo diagnóstico para pacientes con disfagia. Para obtener detalles sobre el abordaje de cada tipo de disfagia, véanse el texto y los cuadros. Los trastornos de la motilidad menos específicos son el esófago en cascanueces, el espasmo esofágico distal y otros trastornos de motilidad esofágica inefectiva. (Modificado de Cas- tell DO, Donner MW. Evaluation of dysphagia: A careful history is crucial. Dysphagia 1987;2:65-71.) EEI, esfínter esofágico inferior. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 13 Síntomas de la enfermedad esofágica 171 13 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . (Schatzki)10. El primer episodio ocurre, por lo general, durante una comida apresurada, a menudo con alcohol. El paciente nota que el bolo de comida se pega al esófago inferior y a menudo puede pasar si se bebe un gran volumen de líquido. Muchos pacientes acaban la comida sin dificultad una vez vencida la obstrucción. Inicialmente, el episodio puede no volver a ocurrir durante semanas o meses, pero con frecuencia aparecen nuevos episodios (v. cap. 43). Sin embargo, es poco probable que la disfagia diaria esté causada por un anillo esofágico inferior. Si la disfagia con alimentos sólidos es claramente progresiva, el diagnóstico diferencial debe incluir la estenosis esofágica péptica y el cáncer. Algunos pacientes con ERGE desarrollan estenosis esofá gicas benignas (v. cap. 46). La mayoría de estos pacientes tienen un antecedente prolongado de pirosis asociada. La pérdida de peso es infrecuente en pacientes con lesión benigna porque suelen tener buen apetito y modifican su dieta a favor de alimentos blandos y líquidos con alto contenido calórico para mantener el peso. Los pacientes con cáncer difieren de aquellos con estenosis péptica en varios aspectos. Como grupo, los pacientes con cáncer son mayores y la disfagia es rápidamente progresiva. Puede tener o no un antecedente de pirosis, y puede que antes tuvieran pirosis y ahora no. La mayoría presenta anorexia y pérdida de peso (v. cap. 48). Es posible observar una dis fagia verdadera en pacientes con esofagitis por pastillas, cáustica o vírica, pero el síntoma predominante en pacientes con estas lesiones esofágicas agudas es, por lo general, la odinofagia (v. cap. 45). Los pacientes pueden presentarse con impactación de un bolo alimenticio y la esofagitis eosinófila debe contemplarse en el diagnós tico diferencial de todos los pacientes que debuten con disfagia (v. cap. 30)11. La esofagitis eosinófila se describió inicialmente en hom bres adultos jóvenes, pero las series posteriores han encontrado este trastorno en ambos sexos y en todas las edades12. Las causas quirúrgicas de disfagia incluyen fundoplicatura previa u otra cirugía en la unión esofagogástrica, y la cirugía bariátrica también puede presentarse con disfagia (v. cap. 8). Esta disfagia puede deberse a una obstrucción mecánica, pero también existen publicaciones de alteraciones de la motilidad después de la cirugía, como signos mano métricos compatibles con acalasia13. Después de una anamnesis orientada según los síntomas del paciente, se realiza una serie radiológica con bario con provocación con bolo sólido. De forma alternativa, muchos expertos recomiendan empezar por la endoscopia, sobre todo en pacientes con disfagia inter mitente para sólidos indicativa de un anillo esofágico inferior o con síntomas de reflujo pronunciado. La elección de la prueba diagnóstica inicial debe estar basada en la experiencia local y en la preferencia del médico responsable. Si la exploración con bario demuestra una lesión obstructiva, suele realizarse una endoscopia para confirmarla y obtener una biopsia. La endoscopia permite también la dilatación de estenosis, anillos y neoplasias. A menudo se procede a la dilatación del esófago en pacientes cuya anamnesis es indicativa de disfagia obstructiva y una endoscopia normal14, pero se han puesto en duda la seguridad y la eficacia de esta estrategia15. Si la exploración con bario es normal se realiza a menudo una manometría esofágica para detectar trastornos de la motilidad. Algunos pacientes con síntomas de reflujo y disfagia, una prueba de bario o una endoscopia normal, o ambas, responden bien a un ensayo de tratamiento antiácido. ODINOFAGIA Al igual que la disfagia, la odinofagia o deglución dolorosa es específica del esófago. La odinofagia puede provocar desde un dolor sordo retroesternal a la deglución hasta un dolor punzante con irradiación a la espalda tan intenso que el paciente no puede comer o, incluso, ni deglutir su propia saliva. La odinofagia revela, por lo general, un proceso inflamatorio en la mucosa esofágica o, en pocos casos, en el músculo esofágico. Las causasmás frecuentes de odinofagia son la ingestión de cáusticos, esofagitis por pastillas, lesión por radiación y esofagitis infecciosa (Candida, virus del herpes y CMV [cuadro 13.3]) (v. caps. 41 y 45). En estas enfermedades puede haber también disfagia, pero el dolor es el síntoma predominante. La odinofagia es infrecuente en pacientes con ERGE y, cuando está presente, suele estar asociado a esofagitis ulcerativa grave. En pocos casos, un cáncer esofágico no obstructivo puede producir odinofagia. Dado que muchas de estas enfermedades que producen odinofagia tienen signos y síntomas asociados, una anamnesis minuciosa puede sugerir el diagnóstico. Por ejemplo, un adolescente en tratamiento con tetraciclina por acné que presenta odinofagia probablemente tiene una disfagia por pastillas, en el paciente inmunodeprimido con odinofagia es más probable una etiología infecciosa (v. caps. 35, 36 y 45) y en el paciente con ERGE es más probable una esofagitis péptica grave. Para confirmar un diagnóstico específico en la mayoría de los pacientes con odinofagia, es necesaria una EGD para observar y obtener biopsias de la mucosa esofágica. SENSACIÓN DE GLOBO La sensación de globo es una percepción de bulto o presión en la garganta no relacionada con la deglución. Hasta el 46% de la población general tiene esta sensación en algún momento16. La sensación puede describirse como un bulto, tirantez, atragantamiento o estrangula miento, como si algo estuviera atascado en la garganta. La sensación de globo está presente entre las comidas y la deglución de sólidos o de bolos líquidos de gran volumen puede proporcionar alivio temporal. La deglución seca frecuente y la tensión emocional pueden empeorar esta sensación. Puede aparecer una sensación de globo tras episo dios traumáticos como tragar un bolo áspero (espina de pescado) o, incluso, después de la endoscopia, a pesar de la ausencia de lesiones identificables en la mucosa, si la intubación con el endoscopio fue psicológicamente traumática17. No debe diagnosticarse sensación de globo en presencia de odinofagia o disfagia. CUADRO 13 .3 Causas de odinofagia INGESTIÓN CÁUSTICA Ácido. Álcali. LESIÓN POR PASTILLAS Ácido acetilsalicílico y otros AINE. Alendronato y otros bisfosfonatos. Cloruro potásico (sobre todo, de liberación lenta). Emepronio, bromuro. Preparados de hierro. Quinidina. Tetraciclinas y derivados. Zidovudina. ESOFAGITIS INESPECÍFICA Virus CMV. VEB. VHS. VIH. Bacterias Micobacterias (tuberculosis o complejo Mycobacterium avium). Hongos Candida albicans. Histoplasmosis. Protozoos Cryptosporidium. Pneumocystis jirovecii. ESOFAGITIS GRAVE POR REFLUJO CARCINOMA ESOFÁGICO Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE III Síntomas, signos y problemas biopsicosociales172 Fisiopatología La identificación de anomalías fisiológicas y psicológicas en pacientes con sensación de globo ha sido poco coherente y controvertida. Aun que se ha mencionado con frecuencia, la disfunción del EES detectada mediante manometría no es una causa directa de la sensación de globo, tampoco parece que el EES sea hipersensible a la distensión o acidifi cación esofágica ni al estrés mental18. Además, la distensión esofágica puede causar sensación de globo no relacionada con una elevación de la presión EES y el estrés puede provocar un aumento de la presión EES que no se acompaña de sensación de globo en personas normales ni en pacientes con sensación de globo. Se ha detectado pirosis hasta en el 90% de los pacientes con sensación de globo19, a pesar de que solo se detecta esofagitis o reflujo gastroesofágico anormal mediante monitorización del pH esofágico en menos del 25% (v. más adelante). La distensión con balón del esófago produce sensación de globo con menor volumen del balón en pacientes con sensación de globo que en personas sanas. Este hecho indica que la percepción de distensión esofágica puede estar aumentada en algunos pacientes con sensación de globo. Los factores psicológicos pueden ser importantes en la génesis de la sensación de globo. Los diagnósticos psiquiátricos más frecuentes en estos casos son ansiedad, trastorno de pánico, depresión, hipocon dría, trastorno de síntomas somáticos e introversión20. De hecho, la sensación de globo es el cuarto síntoma en frecuencia en pacientes con trastorno de síntomas somáticos (v. cap. 23)21. Una combinación de factores biológicos, rasgos hipocondriacos y miedo aprendido tras un episodio de atragantamiento propicia una interpretación errónea de los síntomas e intensifica los síntomas de globo o la ansiedad del paciente22. Abordaje El abordaje de la sensación de globo implica descartar un trastorno subyacente más preocupante y ofrecer un tratamiento dirigido a los síntomas. A menudo resultan útiles la endoscopia nasal para descartar una patología nasofaríngea y un estudio radiológico con bario para descartar una lesión faríngea fija23. Los pacientes con sensación de globo a menudo tienen eritema y otros cambios en la laringe que pue den interpretarse como compatibles con reflujo laringofaríngeo. La mayoría de los expertos en reflujo consideran que estos cambios son inespecíficos y no diagnósticos de reflujo patológico24. Si el paciente refiere pirosis, el primer paso es el tratamiento antiácido, pero la causa de la sensación de globo puede ser el reflujo incluso en ausencia de pirosis. El tratamiento con IBP (por lo general, dos veces al día antes de las comidas) es diagnóstico y terapéutico en algunos pacientes. La monitorización ambulatoria de reflujo puede mostrar reflujo ácido o no ácido en algunos pacientes (v. cap. 46)25. Otra opción, si el paciente tiene ansiedad evidente y no ha logrado un buen resultado con los antiácidos, es un tratamiento dirigido al componente psicológico del problema. HIPO El hipo (singulto) está causado por una combinación de contracción diafragmática y cierre glótico. Por tanto, no es un síntoma esofágico, pero es un síntoma frecuente en asistencia primaria y en gastro enterología. La mayoría de los casos de hipo son idiopáticos, pero este síntoma puede estar relacionado con muchos trastornos (traumáticos, masas, infecciones, uremia) que afectan al sistema nervioso central, tórax o abdomen. El hipo acompañado de uremia puede ser particular mente difícil de controlar. Las causas digestivas son ERGE, acalasia, gastropatías y úlcera péptica. El hipo aparece con frecuencia tras una comida abundante. No suele ser necesario tratamiento porque la mayoría de los casos son autolimitados. La evaluación de los casos crónicos o difíciles debe incluir pruebas seleccionadas para descartar enfermedad esofágica, torácica o sistémica. El tratamiento antiácido puede ser razonable en algunos pacientes porque el hipo se asocia a ERGE26. Se han utilizado muchos fármacos para suprimir el hipo con distintos resultados: clorpromacina, nifedipino, haloperidol, fenitoína, metoclopramida, baclofeno y gabapentina27. En los casos refractarios se han empleado otros métodos alternativos, como la acupuntura28. Se han descrito ablación y estimulación del nervio frénico, pero solo se plantean en casos realmente refractarios en los que la calidad de vida del paciente está notablemente reducida por el trastorno y únicamente después de intentar todas las demás estrategias menos invasivas29. DOLOR TORÁCICO DE ORIGEN ESOFÁGICO El dolor torácico de origen esofágico puede ser indistinguible de la angina de pecho tanto para el paciente como para el profesional sani tario. El esófago está adyacente al corazón y comparte su inervación. De hecho, una vez descartada una enfermedad cardiaca, los trastornos esofágicos son, probablemente, la causa más frecuente de dolor torácico.Cerca del 40% de los, aproximadamente, 1.000.000 pacientes a los que se realiza una coronariografía cada año en EE. UU. por sospecha de dolor cardiaco tiene arterias coronarias epicárdicas normales. En muchos de estos pacientes, las enfermedades esofágicas pueden ser la causa del dolor30,31. El dolor torácico esofágico se describe, por lo general, como sensa ción subesternal de compresión o quemazón que se irradia a la espalda, cuello, mandíbula o brazos. Aunque no siempre está relacionado con la deglución, el dolor puede aparecer por la ingestión de líquidos calientes o fríos. Puede despertar al paciente durante el sueño y puede empeorar durante periodos de tensión emocional. La duración del dolor oscila entre minutos y horas, y el dolor puede ser intermitente durante varios días. Aunque el dolor puede ser intenso y hace que el paciente esté inquieto y sudoroso, por lo general desaparece de modo espontáneo y puede mejorar con antiácidos. En ocasiones, el dolor es tan fuerte que es necesario administrar narcóticos o nitroglicerina para aliviarlo. Una anamnesis detallada revela que la mayoría de los pacientes con dolor torácico de origen esofágico tienen otros síntomas esofágicos, aunque el dolor torácico es el único síntoma esofágico en el 10% de los casos aproximadamente32. La anamnesis no permite al médico distinguir de modo fiable entre una causa cardiaca y esofágica de dolor torácico. De hecho, el reflujo gastroesofágico puede estar desencadenado por ejercicio33 y produce dolor torácico de esfuerzo que imita a la angina de pecho, incluso durante la prueba de cinta ergométrica. Las características indicativas de origen esofágico son el dolor que se mantiene durante horas, dolor retroesternal sin irradiación lateral, dolor que interrumpe el sueño o relacionado con las comidas y dolor que mejora con antiácidos. La presencia de otros síntomas esofágicos ayuda a establecer una causa esofágica del dolor. Sin embargo, hasta el 50% de los pacientes con dolor cardiaco tienen también uno o más síntomas de enfermedad esofágica34. Además, se ha comprobado que la mejoría del dolor con nitroglicerina sublingual no es específica de un dolor de origen coro nario35. Los trastornos cardiacos y esofágicos aumentan en frecuencia al avanzar la edad y ambos problemas pueden coexistir o interaccionar para producir dolor torácico. Se puede implicar al esófago en un cuadro de dolor musculoesquelético, por lo que el examen debe incluir una palpación cuidadosa de la pared torácica. Fisiopatología No se conocen bien los mecanismos específicos que producen dolor torácico esofágico. El dolor torácico que procede del esófago se ha atribuido habitualmente a la estimulación de quimiorreceptores (por ácido, pepsina o bilis) o mecanorreceptores (por distensión o espas mo), aunque también podrían estar implicados los termorreceptores (estimulados por el frío). El reflujo gastroesofágico causa dolor torácico principalmente a través de los quimiorreceptores esofágicos sensibles al ácido. La dismotilidad causada por el ácido puede ser una causa de dolor esofágico. Estudios pretéritos demostraron que la perfusión de ácido en el esófago en pacientes con reflujo gastroesofágico aumenta la amplitud y duración de las contracciones esofágicas y provoca con tracciones simultáneas y espontáneas mientras aparece el dolor36. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 13 Síntomas de la enfermedad esofágica 173 13 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . También se ha demostrado espasmo esofágico distal durante el reflujo ácido espontáneo. Sin embargo, estudios más recientes con tecnología moderna han demostrado que estos cambios en la motilidad son poco frecuentes37. Además, estudios de monitorización ambulatoria durante 24 h del pH y la motilidad esofágicos han demostrado que la asociación entre motilidad anómala y dolor es infrecuente, y que el dolor torácico espontáneo provocado por ácido raramente se asocia a anomalías de la motilidad esofágica38,39. Los pacientes con dolor torácico aparentemente de origen eso fágico tienen mayor frecuencia de contracciones esofágicas de alta amplitud y una frecuencia ligeramente mayor de contracciones simul táneas en comparación con las personas sanas40. Además, la ecografía intraluminal ha logrado identificar contracciones anómalas mantenidas del músculo liso longitudinal en un subgrupo de pacientes con dolor torácico41. Se desconoce cómo producen dolor estas contracciones. Una explicación probable es que el dolor aparece cuando una tensión esofágica intramural alta por la alteración de la motilidad inhibe el flujo sanguíneo al esófago durante un periodo crítico (es decir, mioisque mia). MacKenzie y cols. observaron que las tasas de recalentamiento esofágico disminuyeron tras infusiones de agua fría en el esófago de pacientes con trastornos sintomáticos de la motilidad esofágica en comparación con controles equiparables en edad42. Dado que la tasa de recalentamiento tras infusión de agua fría en pacientes con fenó meno de Raynaud se correlaciona directamente con el flujo sanguíneo, los autores del estudio concluyeron que la isquemia esofágica es la causa de la tasa reducida de recalentamiento. No obstante, ninguno de los pacientes con trastorno sintomático de la motilidad esofágica presentó dolor torácico durante este estudio. Además, la abundante vascularización arterial y venosa del esófago hace improbable un com promiso del flujo sanguíneo incluso por las contracciones esofágicas más anormales. La relación entre dolor torácico abdominal y las con tracciones esofágicas anormales se complica por la observación de que la mayoría de estos pacientes permanecieron asintomáticos durante las anomalías de la contracción. Por otra parte, la mejoría del dolor torácico no se correlaciona de modo previsible con la disminución de la amplitud de las contracciones esofágicas43. Es probable que los cambios de motilidad asociados a dolor torácico sean un epifenómeno de un síndrome de dolor crónico y no la causa directa del dolor. De hecho, el estrés inducido experimentalmente es capaz de producir cambios manométricos y reducir la tolerancia a la provocación con balón o ácido en personas sanas y pacientes con reflujo gastroesofágico44. Otras causas posibles de dolor torácico esofágico son la excitación de los receptores de temperatura y la distensión luminal. La ingestión de líquidos fríos o calientes puede reproducir el dolor torácico intenso. Antes se creía que esta asociación estaba relacionada con el espasmo esofágico, pero estudios posteriores han demostrado que el dolor provocado por frío produce aperistaltismo y dilatación esofágica en lugar de espasmo45. Esta observación nos hace pensar en que la causa del dolor torácico esofágico podría ser la activación de receptores de estiramiento por una distensión aguda. La distensión esofágica acompañada de dolor tiene lugar durante la retención aguda de comida, consumo de bebidas carbonatadas (en algunos pacientes) y disfunción del reflejo de eructo46. En personas susceptibles es posible reproducir el dolor torácico esofágico mediante distensión de un balón esofágico a volúmenes inferiores a los que producen dolor en personas asinto máticas47. Por esta razón, una percepción del dolor alterada podría contribuir a la reacción del paciente ante un estímulo doloroso. El tras torno de pánico pasa inadvertido con frecuencia a pesar de coexistir con frecuencia con el dolor torácico48, por lo que debe evaluarse de modo específico durante la anamnesis. La observación de que los ansiolíticos y antidepresivos pueden elevar el umbral al dolor, así comomejorar el estado de ánimo, explicaría por qué estos fármacos pueden mejorar el dolor torácico esofágico en ausencia de cambios manométricos49,50. Abordaje El abordaje del dolor torácico esofágico ha evolucionado con el paso del tiempo51. Antes de considerar el esófago como la causa del dolor torácico, hay que descartar una etiología cardiaca. Las pruebas apro piadas pueden ser una prueba de esfuerzo con ejercicio, pruebas de imagen cardiacas no invasivas y angiografía coronaria. La causa del dolor torácico en algunos pacientes puede ser una insuficiencia del flujo sanguíneo coronario con arterias epicoronarias normales (angina microvascular)52. Es difícil diagnosticar una angina microvascular basándose en un ensayo terapéutico porque los fármacos que mejoran este trastorno también tienen efecto en el esófago; no obstante, el pronóstico de la mayoría de los pacientes con angina microvascular es bueno53. El reconocimiento de que el dolor torácico se asocia a menudo a ERGE ha supuesto un avance importante en el abordaje del dolor torácico esofágico. La monitorización ambulatoria del pH puede confirmar un reflujo ácido en grado anormal o una correlación entre reflujo ácido y dolor torácico hasta en el 50% de los pacientes en los que se ha descartado una etiología cardiaca54. Además, un ensayo terapéutico con un IBP produce una mejoría sintomática en muchos de estos pacientes55. La asociación entre dolor torácico y ERGE es fácil de identificar cuando el paciente tiene síntomas de reflujo, pero no es tan fácil cuando no tiene los síntomas típicos. Se ha comprobado que un ensayo durante 1014 días con IBP dos veces al día es sensible y específico para el diagnóstico de dolor torácico esofágico, comparado con la medición ambulatoria del pH intraesofágico56. Los resultados de un estudio aleatorizado y controlado con placebo de 2013 res paldan una prueba con un IBP en pacientes de atención primaria con dolor torácico (una vez descartada la cardiopatía)57. El dolor torácico podría responder a la inhibición del ácido gástrico, incluso aunque esté presente un trastorno de la motilidad concomitante58. Si fraca sa este ciclo, la siguiente estrategia práctica podría ser una prueba con compuestos como imipramina o trazodona, que aumentan el umbral del dolor59. Algunos expertos recomiendan la manometría estacionaria, lle gado este momento, para descartar un trastorno de la motilidad y la monitorización ambulatoria del pH para descartar reflujo gastroesofá gico resistente al ensayo terapéutico inicial con IBP. En raras ocasiones, los pacientes con dolor torácico sufren un trastorno manométrico específico, como acalasia o espasmo distal, pero con mayor frecuencia las anomalías son inespecíficas y difíciles de atribuir a los síntomas de un paciente individual. La introducción de un sistema inalámbrico sin sondas para la monitorización del reflujo gastroesofágico ha permitido que el periodo de monitorización sea más prolongado y cómodo, lo que aumenta la probabilidad de observar una correlación entre dolor y episodio de ácido60. Si se confirma el reflujo gastroesofágico por medición del pH ambulatoria, se procede a un ciclo adicional de tratamiento supresor del ácido. En caso de descubrir un trastorno de la motilidad espástico o hipercontráctil en la manometría, es apropiado el intento de reducir la presión esofágica con nitratos o un antagonista del calcio, aunque algunos pacientes con dolor torácico y trastorno de la motilidad responderán mejor a los fármacos dirigidos a reducir la sensibilidad visceral. Se debe evitar la cirugía (miotomía) en pacientes con espasmo esofágico y dolor torácico predominantemente por aca lasia tipo III (v. cap. 44). PIROSIS Y REGURGITACIÓN La pirosis (ardor) es uno de los síntomas digestivos más frecuentes en la población occidental2. De hecho, es tan frecuente que muchas personas creen que es normal y no consultan al médico. Intentan solucionarlo con antiácidos que no precisan receta y suponen unas ventas de 1.000 millones de dólares anuales. A pesar de esta alta prevalencia, el término ardor se malinterpreta con frecuencia. Tiene muchos sinónimos, como indigestión, regurgitación ácida, acidez de estómago y eructo amargo. El médico debe escuchar estas descripciones si el paciente no se queja de un síntoma como ardor. Un estudio europeo ha señalado que una descripción mediante dibujopalabra de «sensación quemante desde el estómago o zona inferior del tórax hacia el cuello» aumenta la posibilidad de identificar a los pacientes con reflujo gastroesofágico61. La sensación de ardor comienza a menudo Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE III Síntomas, signos y problemas biopsicosociales174 en la zona inferior y se irradia por toda la región retroesternal hasta el cuello, en ocasiones a la espalda y pocas veces a los brazos. El ardor causado por reflujo gastroesofágico de ácido puede mejorar, aunque de modo transitorio, por la ingestión de antiácidos, bicarbonato o leche. Es interesante que la intensidad del daño esofágico (esofagitis o esófago de Barrett) no se correlaciona con la intensidad del ardor (p. ej., los pacientes con ardor intenso pueden tener un esófago de apariencia normal en la endoscopia y aquellos con esofagitis intensa o esófago de Barrett pueden tener, en ocasiones, síntomas leves o incluso nulos [v. caps. 46 y 47])62. La pirosis aparece con más frecuencia en la hora siguiente a la comida, en especial tras la comida principal del día. Los azúcares, chocolate, cebollas, carminativos y alimentos ricos en grasa pueden em peorarla al disminuir la presión del esfínter esofágico inferior (EEI). Otros alimentos asociados habitualmente a pirosis (p. ej., pro ductos cítricos, alimentos con base de tomate, alimentos con dimentados) irritan la mucosa esofágica inflamada por su acidez o elevada osmolaridad63. Las bebidas como los zumos cítricos, refrescos, café y alcohol también pueden causar pirosis. La relación entre alcohol y pirosis es complicada. Parece que la mayor parte de la pirosis asociada al alcohol está relacionada con una sensibilidad aumentada al ácido debido al «aflojamiento» de las uniones hermé ticas presentes entre las células epiteliales del esófago, que permiten entonces la llegada de cantidades normales de ácido a zonas más profundas de la mucosa que producen síntomas64. Muchos pacientes notan un empeoramiento de la pirosis si se acuestan poco después de una comida o tentempié tardío, y otros sienten que la pirosis es más pronunciada cuando están echados sobre el lado derecho65. El aumento de peso causa a menudo el desarrollo de síntomas nuevos de ERGE y el empeoramiento de los síntomas en pacientes con ERGE previa66. Las actividades que aumentan la presión abdominal (p. ej., agachar se, defecar, levantar objetos pesados, realizar ejercicios isométricos) pueden empeorar la pirosis. Correr puede empeorarla también, por lo que en pacientes con ERGE puede ser más conveniente la bicicleta estática33. Fumar cigarrillos empeora los síntomas de reflujo porque la nicotina y la deglución de aire disminuyen la presión del EEI67. Las emociones (ansiedad, miedo, preocupación) pueden empeorar la pirosis al bajar los umbrales de sensibilidad visceral más que por un mayor reflujo de ácido gastroesofágico68. Algunos pacientes con pirosis se quejan de que algunos medicamentos provocan o empeoran los síntomas, bien por un descenso de la presión del EEI y contracciones peristálticas (p. ej., teofilina, antagonistas del calcio) o por irritación del esófago inflamado (p. ej., ácido acetilsalicílico, otros AINE, bis fosfonatos). La pirosis puede estar acompañada por la presencia de líquido en la boca,bien material ácido amargo o líquido salado. La regurgitación es el retorno de líquido ácido amargo a la boca y, en ocasiones, el retorno sin esfuerzo de alimento, ácido o material bilioso desde el estómago. La regurgitación es más frecuente durante la noche o cuando el paciente se agacha. La ausencia de náuseas, arcadas y contracciones abdominales indica regurgitación y no vómito (v. cap. 15). El «chorro de agua» es un síntoma raro y malinterpretado con frecuencia que debe utilizarse para describir el llenado rápido de la boca con líquido claro ligeramente salado. Este líquido no es material regurgitado sino secretado por las glándulas salivales mediante un reflejo vagal protector originado en el esófago distal69. Puede aparecer regurgitación y síntomas similares al chorro de agua en pacientes con acalasia, que en ocasiones se diagnos tican erróneamente de ERGE. Hay que distinguir la regurgitación del síndrome de rumiación (v. cap. 15). Rumiación es un diagnóstico clínico y la mejor forma de describirla son los criterios diagnósticos del comité de consenso de Roma IV. Los pacientes deben tener regurgitación persistente o recidivante (no precedida de arcadas) de alimentos recientemente ingeridos a la boca, con remasticación y deglución posterior. Los criterios auxiliares son ausencia de náuseas, finalización del proceso cuando el material regurgitado se vuelve ácido y contenido consis tente en alimentos reconocibles con un sabor agradable para la persona70. La rumiación es básicamente un diagnóstico de exclusión cuando hay sospecha clínica. Se ha descrito un patrón bastante específico que a menudo se observa durante la manometría pro longada, aunque debe ocurrir un episodio durante el estudio para que el patrón manométrico sea útil71. Los pacientes con bulimia refieren en ocasiones regurgitación y es posible que se diagnos tiquen erróneamente de ERGE (v. cap. 9). Tanto la rumiación como la bulimia tienen el potencial de dar lugar a esofagitis, una prueba de pH ambulatoria positiva o ambas, lo que dificulta aún más la distinción clínica. Los síntomas de reflujo nocturno tienen una relevancia especial. En una encuesta en pacientes con síntomas de reflujo frecuentes, el 74% presentaban síntomas nocturnos72. Estos síntomas nocturnos interrumpen el sueño y la calidad de vida relacionada con la salud en mayor grado que los síntomas de reflujo diurnos. Los pacientes con episodios de reflujo prolongado durante la noche tienen también más riesgo de complicaciones de ERGE, como esofagitis por reflujo avanzada y esófago de Barrett (v. caps. 46 y 47). Fisiopatología Los mecanismos fisiológicos que producen pirosis continúan siendo poco conocidos. Aunque el reflujo de ácido gástrico se asocia con más frecuencia a pirosis, este mismo síntoma puede ser provo cado mediante distensión con balón esofágico73, reflujo de sales biliares74 y trastornos de la motilidad provocados por ácido. La mejor evidencia de que el mecanismo del dolor está relacionado probablemente con la estimulación de quimiorreceptores de la mucosa es la sensibilidad del esófago al ácido instilado en este y al reflujo ácido demostrado mediante monitorización del pH. No conocemos la localización de estos quimiorreceptores. Una indicación es que el esófago queda sensibilizado por la exposición repetida al ácido, lo que causa la producción de síntomas por bolos de menor tamaño tras la exposición repetida al ácido. Se ha descrito que esta hipersensibilidad se resuelve con el tratamiento supresor del ácido gástrico75. No obstante, la correlación entre los episodios definidos de reflujo ácido y los síntomas es débil. Por ejemplo, el reflujo gastroesofágico posprandial es habitual en personas sanas, pero los síntomas son infrecuentes. La monitorización del pH intraesofágico en pacientes con evidencia endoscópica de esofagitis demuestra, por lo general, periodos excesivos de reflujo ácido, pero menos del 20% de estos episodios de reflujo se acompañan de síntomas76. De hecho, una tercera parte de los pacientes con esófago de Barrett, el grado más avanzado de ERGE, son insensibles al ácido77. A medida que los pacientes envejecen, su sensibilidad al ácido en el esófago parece reducirse; este hallazgo podría explicar la observación frecuente de que el daño mucoso es bastante grave, pero los síntomas son mínimos en pacientes ancianos con ERGE78. Por tanto, la presencia de síntomas debe precisar algo más que el contacto del ácido con el esófago. La pérdida de integridad de la mucosa y la inflamación pueden ser factores favorecedores, pero en la endoscopia el esófago tiene un aspecto normal en la mayoría de los pacientes sintomáticos. Otros factores que pueden influir en la presencia de pirosis son el mecanismo de eliminación del ácido, la concentración salival de bicarbonato, el volumen del reflujo ácido (medido por la duración y extensión proximal de los episodios de reflujo), la frecuencia de pirosis y la interacción entre la pepsina y el ácido (v. cap. 46). Estudios que monitorizan el reflujo ácido durante más de 24 h han demostrado una considerable variabilidad día a día en la exposición esofágica al ácido79,80. Como se ha descrito anteriormente, la pirosis hace pensar en el reflujo del ácido gastroesofágico, pero la UGD, el retraso del vaciado gástrico e, incluso, los cálculos biliares pueden producir síntomas similares a los causados por el reflujo (v. caps. 50, 53 y 65). La regur gitación no es tan específica del reflujo ácido como la pirosis y su diagnóstico diferencial debe incluir la obstrucción esofágica (p. ej., anillo, estenosis, acalasia) o un problema gástrico como la gastroparesia Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. CAPÍTULO 13 Síntomas de la enfermedad esofágica 175 13 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . o la obstrucción al vaciado gástrico. La pirosis también puede ser un síntoma funcional, como se describe en las guías de Roma IV81. La pirosis funcional se define como una molestia por quemazón retro esternal o un dolor refractario al tratamiento antisecretor óptimo en ausencia de ERGE, anomalías histopatológicas de la mucosa, tras tornos motores importantes o explicaciones estructurales. La hiper sensibilidad al reflujo es la designación que se aplica a los pacientes con síntomas esofágicos (pirosis o dolor torácico) que carecen de evidencia de reflujo en la endoscopia (p. ej., esofagitis) o una carga ácida anormal en la monitorización del reflujo, pero experimentan síntomas con el reflujo fisiológico. Abordaje El enfoque de los pacientes con pirosis y regurgitación se expone con amplitud en el capítulo 46. En resumen, las recomendaciones publicadas avalan un intento inicial de terapia antiácida gástrica, por lo general con IBP con intención diagnóstica y terapéutica82. Esta maniobra es costeefectiva, pero presenta limitaciones de sensibilidad y especificidad83. Si la causa de los síntomas permanece incierta tras este intento terapéutico, la mejor prueba para comprobar una exposición patológica del esófago al ácido es la monitorización ambulatoria del pH intraesofágico. La endoscopia esofágica se reserva para los pacientes con síntomas indicativos de una complicación (p. ej., disfagia, pérdida de peso, signos de hemorragia), pero el valor predictivo del uso de un perfil de síntomas para predecir el daño esofágico es cuestionable como mínimo. Aunque no está libre de controversias, la mayoría de las directrices también plantean la endoscopia para la detección sis temática del esófago de Barrett en pacientes con síntomas de reflujo crónico84; el riesgo es especialmente alto en pacientes masculinos blancos,ancianos y obesos85,86. Las directrices, incluso algunas tan recientes como de 2012, han seguido poniendo en duda la utilidad de realizar una detección sistemática del esófago de Barrett, especialmente en las mujeres87. SÍNTOMAS EXTRAESOFÁGICOS DE LA ENFERMEDAD POR REFLUJO GASTROESOFÁGICO En el cuadro 13.4 se exponen estos síntomas. Aunque estos sínto mas pueden estar causados por trastornos de la motilidad esofágica, se asocian con más frecuencia a ERGE. En pacientes con síntomas extraesofágicos los síntomas clásicos de reflujo como la pirosis y la regurgitación suelen ser leves o inexistentes (v. cap. 46). Se cree que el reflujo gastroesofágico produce tos crónica y otros síntomas extraesofágicos como consecuencia de la microaspiración repetida de contenido gástrico, de un reflejo neuronal vagal o, en muchos pacientes, una combinación de ambos88. Aunque los bronco dilatadores reducen la presión del EEI, la mayoría de las personas con asma tienen reflujo gastroesofágico con tratamiento broncodilatador o sin este. En estudios animales, la instilación de pequeños volúmenes de ácido en la tráquea o en las cuerdas vocales89 puede ocasionar cambios pronunciados en la resistencia de la vía respiratoria, así como úlceras en las cuerdas vocales. Resulta más difícil identificar evidencias directas de aspiración en los adultos y depende, sobre todo, de la presencia de macrófagos llenos de grasa en el esputo90, radiactividad en los pulmones tras introducir un marcador en el estómago durante la noche91, aumento de los niveles de pepsina en las secreciones pulmonares92 y grados elevados de reflujo ácido esofágico o hipofaríngeo registrados mediante monitorización del pH durante 24 h con sondas dobles93. Los resultados de estudios anima les y en seres humanos indican que otra posibilidad fisiopatológica de estos síntomas es un reflejo neural. La perfusión de ácido en el esófago distal aumenta la resistencia de la vía respiratoria en todas las personas, pero los cambios son más pronunciados en pacientes con asma y pirosis94. En el 3580% de los adultos asmáticos se han identificado grados anormales de reflujo ácido gastroesofágico mediante monitorización prolongada del pH intraesofágico95. Los síntomas que hacen sos pechar asma provocada por reflujo son la aparición de sibilancias en la edad adulta sin antecedente de alergias o asma, la tos o las sibilancias nocturnas, asma que empeora tras las comidas, ejercicio o en posición supina y el asma que empeora con broncodilatadores o que precisa glucocorticoides. En pacientes con reflujo, los síntomas que indican una probabilidad elevada de aspiración son tos y pirosis nocturnas, neumonía de repetición, fiebre inexplicable y trastorno de la motilidad esofágica asociado. La aspiración silente tras el trasplante de pulmón ha sido implicada como una causa importante de declive de la función del injerto o, incluso, rechazo96. Además del reflujo, en los pacientes con enfermedades pulmonares más avanzadas, incluso en aquellos en proceso de recuperación de un trasplante pulmonar, puede producirse una dismotilidad esofágica importante97. Los síntomas en oídos, nariz y garganta relacionados con reflujo gastroesofágico son el goteo retronasal, cambios de la voz, ronquera, dolor de garganta, tos persistente, otalgia, halitosis, erosión den tal y salivación excesiva. Muchos pacientes con ERGE tienen solo síntomas en cabeza y cuello. La exploración de las cuerdas vocales puede resultar útil en la evaluación de los pacientes en los que se sospechan problemas extraesofágicos relacionados con reflujo ácido. Algunos pacientes tienen enrojecimiento, hiperemia y edema en las cuerdas vocales y aritenoides. En los casos más avanzados se han identificado úlceras en las cuerdas vocales, granulomas e, incluso, cáncer de laringe, todos ellos secundarios a ERGE. No obstante, una exploración laríngea normal no es incompatible con los síntomas extraesofágicos relacionados con reflujo ácido, como tampoco lo son los signos laríngeos mencionados, específicos de una patogenia relacionada con la ERGE. Las opciones en un paciente en el que se sospecha ERGE con síntomas extraesofágicos son la monitorización ambulatoria del pH intraesofágico o un ensayo terapéutico para confirmar el diagnóstico y corregir los síntomas (fig. 13.2). Ambas opciones son razonables, pero muchos expertos prefieren empezar por tratamiento antiácido con un IBP dos veces al día98. La medición de pH ambulatoria se reserva entonces para aquellos en los que fracasa la prueba inicial, aunque no está claro si debe medirse el pH mientras el paciente continúa con el tratamiento supresor del ácido o después de su fin (v. cap. 46). La interpretación de los datos de pH en pacientes con síntomas extraesofágicos y cuantía normal de la exposición al ácido resulta especialmente compleja. Muchos estudios han mostrado mala correlación entre episodios de reflujo y tos cuando esta es registrada por el paciente, pero una correlación mejor si se emplea monitorización acústica de la tos (una tecnología experimental aún no aprobada) para cuantificar y situar temporalmente los episodios de tos99. Se ha puesto en duda la asociación entre reflujo gastroesofágico y síntomas extraesofágicos, especialmente los laríngeos. En un estudio, se realizó monitorización del pH de la hipofaringe y del esófago distal y proximal en pacientes con hallazgos laríngeos endoscópicos probablemente relacionados con reflujo de ácido gastroesofágico100. Solo hubo resultados anormales en el 15% de los casos hipofaríngeos, en el 9% de los esofágicos proximales y en el 29% de los esofágicos distales, lo que indica que la mayoría (70%) de los pacientes con síntomas y signos de reflujo faríngeo no tienen exposición anormal al ácido demostrable. Este estudio preliminar fue seguido por un estudio CUADRO 13 .4 Manifestaciones extraesofágicas de la ERGE Asma. Dolor de garganta. Fibrosis pulmonar. Laringitis. Moco o flemas excesivas. Ronquera. Sensación de globo. Tos crónica. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. PARTE III Síntomas, signos y problemas biopsicosociales176 aleatorizado comparativo con placebo con esomeprazol (40 mg dos veces al día) en los mismos pacientes, con una tasa de respuesta del 42% en los tratados con esomeprazol y del 46% en los tratados con placebo101. Un estudio aleatorizado y controlado de tratamiento con un IBP en asmáticos logró resultados similares102. A pesar de estos hallazgos contradictorios, en pacientes con síntomas extraesofágicos sugerentes de ERGE es razonable un intento de tratamiento con un IBP, pero el paciente y el médico no deben sorprenderse si este tratamiento fracasa. La bibliografía completa está disponible en ExpertConsult .com . Fig. 13.2 Algoritmo para el tratamiento de pacientes con manifestaciones extraesofágicas de ERGE, incluyendo dolor torácico no cardiaco. La exclusión de una enfermedad subyacente varía según el síntoma evaluado (v. texto). Se administra un IBP antes del desayuno y de la cena. La duración del tratamiento depende del síntoma. Por ejemplo, puede ser suficiente con 10-14 días en el dolor torácico no cardiaco o 3 meses en la tos crónica. ERGE, enfermedad por reflujo gastroesofágico. Descargado para Juan Escorcia Gomez (jescorcia@unab.edu.co) en Autonomous University of Bucaramanga de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 12, 2023. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2023. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://www.expertconsult.com/ CAPÍTULO 13 Síntomas de la enfermedad esofágica 176.e1 13 © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u nd el it o . BIBLIOGRAFÍA 1. Bloem BR, Lagaay AM, van Beek W, et al. Prevalence of subjective dysphagia in community residents aged over 87. BMJ 1990;300:7212. 2. Locke GR, Talley NJ, Fett SC. Prevalence of clinical spectrum of esophageal reflux: a population study in Olmsted County, Minnesota. Gastroenterology 1997;112:144856. 3. Bredenoord AJ. Mechanisms of reflux perception in gastroesophageal reflux disease: a review. Am J Gastroenterol 2012;107:815. 4. Johnson DA, Fennerty MB. Heartburn severity underestimates ero sive esophagitis severity in elderly patients with gastroesophageal reflux disease. Gastroenterology 2004;126:6604. 5. Nguyen NQ, Holloway RH, Smout AJ, et al. 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