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Coriat, B Microconocimientos

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EL TALLER Y EL ROBOT 
Ensayos sobre el fordismo 
y la producción en masa 
en la era de la electrónica 
p o r 
BENJAMIN CORIAT 
3 
MICROCIMIENTOS 
Un sistema -cualquiera que sea, económico u otro- que 
en cada punto dado del tiempo utiliza de lleno sus posibi- 
lidades con miras a la mejor ventaja, no obstante, a largo 
plazo puede mostrarse inferior a un sistema que maximi- 
za sus resultados en un punto no dado del tiempo, porque 
la debilidad supuesta de este último sistema puede muy 
bien constituir una condición para el nivel o la calidad del 
rendimiento a largo plazo. 
J A SCHUMPETER* 
Penetremos pues en la "caja negra" que constituye la mezcla de las 
decisiones técnicas y organizacionales de la empresa, en la época de 
las tecnologías flexibles. Así pues, será posible proceder por etapas 
al inventario tan particular que consiste en asociar a las novedades 
técnicas u organizacionales (ya movilizadas en la producción) los con- 
ceptos y las categorías analíticas que permiten dar representaciones 
formalizadas y apreciar su alcance. 
En la visión simple que nos sirve aquí de punto de partida, el razona- 
miento se realiza a partir de hipótesis fuertemente simplificadoras, la 
más importante de las cuales es que no nos interrogamos de ninguna 
manera sobre el origen de las ganancias de productividad obtenidas, 
o su "imputación". De alguna, manera, los beneficios son vistos de 
manera "ex-post", como causa de un nuevo avance en la productivi- 
dad global de los factores. 
* Caprlalisme, socralism and democracy. Nueva York, Harper and Row, 1942 
102 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 1 1 MICROCIMIENTOS 103 
1 . La automatización flexible como soporte de una mejor 
productividad globa1,de los factores. . . 
Al nivel tan "agregado" que caracteriza este primer tiempo del tra- 
yecto, las combinaciones productivas flexibles se analizan como sim- 
ples prolongaciones de la automatización rígida que las ha precedido. 
A su vez, aseguran un nuevo progreso de la productividad global de 
los factores (para la definición empírica más precisa de los contenidos 
de este concepto y de todos los que están vinculados a él, nos referire- l 
mos al cuadro 3.1). Para apreciar la ganancia de productividad regis- 
1 
trada, gracias a la nueva generación de automatismos, proporciona- 
mos la producción (en cantidad de productos físicos obtenidos) sobre 
los componentes consumidos (capital, materias primas, horas de tra- 
bajo), en una unidad de tiempo dado (el mes, el año. . .). Así pues, 
la homogeneización de las diferentes cantidades físicas implicadas y 
su conmensurabilidad se aseguran por lo general, mediante una mul- l 
1 
tiplicación de las cantidades por unidades monetarias a precio corrien- 
te, o corregidas de los efectos de la inflación. La literatura técnica y 
administrativa o los folletos de los constructores de automatismos es- 
tán llenos de cuadros comparados de esta naturaleza, que presentan 
criterios de la decisión de automatizar. A veces, como criterio de la 
rentabilidad se añade un plazo de tasa de rendimiento de la inver- 
sión, en la mayoría de los casos fijado a dos años. Las expresiones 
formalizadas de este tipo de aprensión conocen varias variantes. En 
las más extremas, se postula que a todo nivel de la escala considerada 
de la producción, la automatización flexible origina una disminución 
de los costos por unidad producida, de suerte que la frontera o la "cur- 
va de los costos mínimos" es la que se encuentra enteramente despla- 
zada hacia la baja. 
En visiones menos tajantes, se postula que la automatización flexi- 
ble posee un amplio terreno de superioridad, aunque éste siga siendo 
discutido en ambos extremos: en volúmenes muy pequeños y en los 
muy grandes donde, respectivamente, la producción "manual" y la 
basada en instalaciones en líneas especializadas vencerían. El interés 
de esta segunda descripción, en relación con la primera, consiste en 
el hecho de que introduce la existencia de arbitrajes en la selección 
de técnicas, haciendo variar el contenido de las composiciones técni- 
cas y de la escala de la producción. 
No obstante, estas dos descripciones sufren graves límites, que fi- 
nalmente pueden reducirse al hecho de que no dicen nada sobre la 
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3 o u O 
104 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO MICROCIMIENTOS 105 
modificación de peso relativo de los costos, imputables a cada uno de 
los componentes en el nuevo "costo total". Además, estas descripcio- 
nes no dicen nada sobre los orkenes de las ganancias comprobadas. 
Tomando en cuenta el beneficio obtenido, según una visión "ex-post", 
todas esas descripciones presentan límites, pues no permiten que se 
considere y se haga explícita la modificación general de la estructura 
de los costos que resulta del uso de la automatización flexible. Ahora 
bien, esta consideración de la modificación, en la medida en que trans- 
forma las condiciones de valorización del capital involucrado, es un 
momento obligado del análisis y la reflexión sobre los efectos microe- 
conómicos de las tecnologías flexibles. 
2 . . . a condición de una "escala mínima de la producción" 
El gran historiador y economista de la técnica, P. A. David, efectúa 
una primera tentativa en esta consideración. En un artículo magis- 
tral, donde se esfuerza por pensar las condiciones de la difusión de 
los robots, Paul Alan David (1986) recuerda -en una visión que si- 
gue siendo muy clásica- que la automatización flexible, como cual- 
quier desarrollo técnico, comienza por traducirse en una agravación 
del costo relativo del capital fijo involucrado en el costo total y que 
por esto, si razonamos a partir de un volumen anual de producción 
constante, la automatización flexible aumenta los costos unitarios me- 
dios en vez de disminuirlos.' El argumento completo de Paul Alan 
David se apoya en tres consideraciones. En efecto, el autor hace no- 
tar que: a ] el costo de adquisición de la instalación de la automatiza- 
ción flexible, es superior al de cualquier otra combinación técnica; b] 
el costo en mantenimiento estructural (piezas, herramientas, mano de 
obra) es más elevado; finalmente, c] que dado que el trabajo "ahorra- 
do" en general es trabajo poco calificado, el ahorro en trabajo no com- 
pensa el sobrecosto de capital. De esta triple proposición surge una 
condición de valorización a la que P . A. David va a dar toda su ex- 
presión. Comienza por señalar el hecho de que las combinaciones fle- 
xibles sólo son capaces de asegurar ganancias de productividad y dis- 
minuciones de costos promedios si el volumen anual de la producción 
' En mi obra Science, technique et capital (Ciencia, técnica y capitao ( 1 9 7 6 ) , había mos- 
trado -apoyándome en los análisis y las categorías de Marx- que en efecto ésa es 
la primera consecuencia de la automatización. 
que logran es superior al obtenido en las combinaciones técnicas con- 
vencionales. De allí concluye que sólo si la automatizaciónJexible se uti- 
liza con mayor intensidad, mediante una multiplicación de los ciclos de produc- 
ción que permitan un crecimiento de los volúmenes producidos, puede afirmar su 
superioridad. El autor resume toda la argumentación cuando escribe: 
[ . . . ] En el estado actual de la tecnología del robot, y para el futuro previsi- 
ble, los cargos fijos son considerables con relación al ahorro neto obtenido 
sobre los costos, de manera que la introducción del robot sólo es rentable a 
partir de una cierta escala de producción, que designaremos como "la es- 
cala mínima" requerida para la mecanización o la automatización. P. A. 
David (1986). 
Esta "escala mínima" supone evidentemente, que se reúnan ciertas 
condiciones de demanda. Sólo si la empresa está en posición de con- 
quistar un mercado suplementario puede obtenerse la valorización del 
capital involucrado. Este señalamiento a su vez, abre al análisis un 
terreno difícil y aún poco explorado, en la medida en que lapropie- 
dad de flexibilidad, y por tanto de producción diferenciada y variada 
en su composición de productos, modifica sustancialmente las condi- 
ciones permitiendo satisfacer la demanda, tanto en cantidad como en 
calidad. Por desgracia, y ésc es el límite absoluto de su contribución, 
David, al menos en el artículo citado, de ninguna manera se compro- 
mete en ese terreno, compromiso que consistiría en establecer las ca- 
pacidades comparadas de la empresa mono y multiproductos, de al- 
canzar las "escalas mínimas" requeridas bajo diferentes hipótesis de 
composición de la demanda y de flexibilidad-producto2 de la unidad 
de producción. 
Así pues, al parecer ese primer nivel de enfoque sufre límites seve- 
ros. Al conformarse con aplicar a la automatización flexible, y al ni- 
vel más agregado posible, categorías que tradicionalmente se aplican 
a cualquier progreso técnico, los resultados a los que llega este enfo- 
que no permiten captar con un grado suficiente de precisión la especi- 
ficidad de los sistemas integrados flexibles, y sobre todo en los dos pun- 
Observemos, pues conviene señalarlo desde ahora, que los diferentes atributos de 
la flexibilidad técnica (cf. la presentación hecha al capítulo 1 e inspirada con Genrin y 
Leung 119801) pueden interpretarse como atributos que transforman la empresa mono- 
producto en empresa multiproductos, dado que la flexibilidad permite ofrecer una pro- 
ducción diferenciada o variada. Este aspecto de las cosas será ampliamente analizado 
en la sección ir1 de ese mismo capítulo. 
106 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
tos clave que son: el origen y la naturaleza de las ganancias de 
productividad vinculables a las innovaciones organizacionales (ellas 
mismas favorecidas por la integración y la flexibilidad de procedimien- 
to) por una parte, y a la naturaleza de las economías de escalas de 
diferentes tipos ligadas a la propiedad de multiproducción, por la otra. 
Por tanto hay que continuar en esas dos direcciones conexas, pero 
cuyo análisis separaremos por razones de claridad en la exposición. 
La primera serie de cuestiones que hay que encarar consiste en dar 
un contenido económico verdadero al concepto de economía de organización y, so- 
bre esa base, en precisar de qué manera las innovaciones organiza- 
cionales en materia de administración de producción,3 contemporá- 
neas de la nueva electrónica del taller, permiten identificar soportes 
nuevos de productividad en relación con las generaciones de técnicas 
anteriores de organización. 
Para intentar responder a esas interrogantes, nos apoyaremos en 
primer lugar en las enseñanzas procuradas por algunas contribucio- 
nes clave de la historia y la teoría económica. A partir de esos prime- 
ros elementos, emprenderemos el análisis de la generación actual de 
innovaciones organizacionales. Entonces será posible una conclusión 
de conjunto sobre el concepto de economía de organización. 
1. Algunos antecedentes 
A decir verdad, el concepto de economía de organización jamás ha 
adquirido rango conceptual completo y total, aunque la categoría no 
es ajena a la literatura económica. De esta manera, y para limitarse 
a una obra reciente, con el título Organisation du travail et croissance éco- 
nomique: un v i e w débat anglosaron ("Organización del trabajo y cre- 
cimiento económico: un viejo debate anglosajón"), 0 . Pastre (1985) 
En efecto, cabe precisar que esta sección no pretende tratar más que innovacio- 
nes organizacionales en el nivel de la empresa que conciernen a las técnicas de administra- 
ción & producción. Todo lo concerniente a las innovaciones organizacionales relativas a 
la división funcional del trabajo, sólo se tratará aquí de manera accesoria, en la medida 
en que la administración de producción a veces se refiere a ellas. 
MICROCIMIENTOS 107 
ha recordado con pertinencia el vigor del debate entablado sobre ese 
tema desde por lo menos la década de los treinta. Lo cierto es que, en 
efecto, el concepto de organización, más o menos explícitamente, ha 
servido de base y ha atravesado numerosas controversias teóricas. Una 
relectura atenta de los textos muestra sin embargo que, de periodo 
a periodo y de contexto a contexto, el contenido del concepto de orga- 
nización está sujeto a fuertes variaciones. 
De la manera más simple y en calidad de puntos de referencia inicia- 
les, sugeriremos que el concepto de economía de organización se en- 
cuentra sustentado en tres series de contenidos que remiten a distintos 
factores teóricos. Esas tres series de contenidos corresponden en reali- 
dad a tres periodos históricos definidos, aunque en cada uno de los 
periodos los diferentes conceptos pueden estar implícitamente presentes. 
Aclarémoslos. 
1. En primer lugar el concepto de organización se asocia a la bús- 
queda de la mayor eficacia posible del único trabajo, y eso en una 
forma muy restrictiva, puesto que la reflexión realizada sobre el con- 
cepto de organización -y las ganancias económicas que se le pueden 
asociar- es reducida sólo a la forma organizacional que constituye 
la "hiperdivisión" del trabajo. Como tal, es caracterizada como so- 
porte de una mayor productividad del trabajo. La famosa "Manufac- 
tura de alfileres" de Smith es una figura claramente emblemática de es- 
ta descripción. Ejemplo siempre citado y comentado atraviesa toda 
la economía clásica, y franqueando varias décadas sigue siendo el mis- 
mo principio de eficiencia4 presente en las recomendaciones tayloria- 
nas y fordianas. 
A medio camino en ese punto entre los "antiguos" y los "moder- 
nos", Marx hará dar un paso considerable a todo el análisis. En su 
reflexión sobre la división del trabajo, que lo lleva a analizar el proceso 
de los cambios de forma que va.de la "cooperación" a la "manufactu- 
ra" y a la "gran industria", al menos dos reflexiones son relevantes: 
En primer lugar Marx insiste, amplia y firmemente, en el hecho 
deque lo que él designa como la necesaria "cooperación" en el desa- 
rrollo de la producción, origina una productividad adicional, que se 
distingue y no tiene que ver con la productividad individual de cada 
Principio de eficiencia extremadamente restrictivo, y que el gran sociólogo Emery 
caracteriza de manera extraordinaria cuando señala que según este paradigma, en el 
fondo se trata de incrementar "la eficacia del obrero individual en su puesto. . . " Emery 
(1969) (las cursivas son nuestras). 
108 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO MICROCIMIENTOS 109 
uno de los trabajadores involucrados en el acto productivo. Eso ya 
es indicar, a través de ese complejo concepto de "cooperación" de 
~ a r x , ~ que la organización del trabajo como tal es un lugar específico 
de búsqueda y de engendramiento de ganancias de productividad, que 
no podría limitarse tan sólo a la búsqueda de la eficacia del trabaja- 
dor considerada individualmente. 
La segunda contribución consiste en intentar mostrar cómo las 
relaciones sociales imprimen a la forma general "cooperación" (o lo 
que es equivalente en Marx: organización del trabajo) determinacio- 
nes específicas en los contextos o en las condiciones de valorización 
propias de cada situación o momento histórico. A decir verdad, la con- 
tribución de Marx consiste sobre todo en indicar cómo, en las condi- 
ciones propiamente capitalistas, la organización del trabajo adopta ne- 
cesariamente una forma "despótica" , rodeándose de relaciones 
jerarquizadas, o se materializa y se delega el principio preservado de 
la autoridad del poseedor de los medios de producción: 
[ . . . ] Cuando su capital crece, y con él la fuerza colectiva que explota, el 
capitalista renuncia a su función de vigilancia inmediata [ . . . ] y la trans- 
fiere a una especie particular de asalariados. En cuanto se encuentra a la 
cabeza de un ejército industrial, necesita oficiales superiores (directores, 
gerentes) y oficiales inferiores (vigilantes, inspectores, supervisores) que 
durante el proceso de trabajo ordenenen nombre del capital. Marx (1867) 
(P. 24). 
En este corto extracto pero también en las otras numerosas contribu- 
ciones sobre ese tema que salpican sus escrito^,^ lo que Marx esta- 
blece, es la tesis de que la "forma cooperación", con los constreñi- 
mientos específicos de valorización del valor que son los del arranque 
en grande de la producción de fábrica, da nacimiento a arquitecturas 
de organización fuertemente jerarquizadas. Así, el principio de auto- 
ridad logra reproducirse, al tiempo que la búsqueda de los beneficios 
de la especialización en el seno de las organizaciones productivas em- 
puja por su parte a cierta división y desconcentración de los poderes. 
De esta manera, y nos parece que el texto que acabamos de citar es 
una clara expresión de ello, hace una reflexión sobre la organización 
Y que disting.ue claramente su reflexión de la de los clásicos, para quienes la efi- 
cacia del trabajador individual es el objetivo de los métodos de la división del trabajo. 
Y muy especialmente en los materiales publicados en Francia con el título Ma-' 
nuscritos de 1861 -1863. 
de la empresa en su conjunto, donde Marx, en ciertos aspectos, aparece 
como precursor de las obras de Chandler relativas a las diferentes for- 
mas que reviste la "mano visible" ( T h e visible hand [1977] para reto- 
mar el título de la obra maestra del historiador estadunidense), y que 
Chandler sintetiza en sus obras a partir de la conceptualización del 
paso de la empresa de forma "U" a la empresa de forma "M"; sien- 
do uno de los rasgos distintivos de la empresa moderna su carácter 
' Ijerarquizado" . 
Sin embargo, el concepto de organización, con el que Marx traba- 
ja, queda limitado tan sólo a la división del trabajo y, en lo esencial, 
a la división del trabajo en el taller.7 
2. Una segunda ola y línea de análisis se centra en torno al con- 
cepto de costo de transacción, en un debate en el que el factor clave en 
juego es otro. La polénlica, especialmente en la década de los treinta, 
se desarrolla sobre la teoría del tamaño óptimo. Debate de gran am- 
plitud donde se enfrentan contribuciones de autores fundamentales, 
ya que tanto Harbisson, Killy, Kaldor como Pigou participan en la 
polémica (cf. sobre ese punto el artículo citado de O. Pastre [1985]). 
No obstante, a distancia la contribución clave parece haber sido 
la de Coase (1937), que en su famoso texto sobre "El origen de la 
firma", abrirá una vía de una importancia considerable que, volviendo 
a pasar por Chandler, encontrará en la tradición neoclásica una espe- 
cie de desenlace en las obras de Williamson.' 
En toda esta línea de análisis, se trata explícitamente de "econo- 
mía de organización". Sin embargo, todo se centra en ia categoría 
de costo de transacción, en un debate en el que la cuestión realmente 
debatida es la del arbitraje entre la internalización o la externaliza- 
ción de funciones, sin que la cuestión que nos ocupa de manera cen- 
tral -cómo y en qué condiciones la organización puede ser el soporte 
de ganancias de productividad propias y específicas- sea realmente 
explorada. La idea clave introducida por esas obras, de que un arbi- 
traje puede y debe efectuarse finalmente entre "costos de las tran- 
sacciones externas y costos de coordinación internos", hace avanzar 
el debate introduciendo la tesis implícita de que hay una "composi- 
' Aunque lo que designa como "la división del trabajo social" (y que incluye el 
análisis de la separación del traba,jo intelectual del trabajo manual) es objeto de profun- 
das reflexiones a lo largo de su obra. 
' De su obra clásica de (1975) a la de (1988), Williamson no ha dejado de enrique- 
cer y ampliar su reflexión para centrarla en objetos siempre más variados. 
110 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO MICROCIMIENTOS 111 
ción" interna de la empresa óptima (según los departamentos o fun- 
ciones que decida arbitrar o por el contrario subcontratar a través de 
las transacciones de mercado. Sin embargo, todo el peso de la discu- 
sión cae entonces sobre la cuestión del "tamaño" y la "dimensión 
óptima" de la empresa, lo cual impedía recorrer un terreno que esta 
discusión había contribuido a abrir, concerniente a la noción de eco- 
nomía de organización. 
3 . No es sino con la tercera ola de obras (en las décadas de los cin- 
cuenta y los sesenta) cuando -desde nuestro punto de vista- se fran- 
quea la etapa decisiva. Esta serie de obras gira en torno a un nombre 
clave, el de Leibenstein, y alcanza su plena fuerza cuando el autor, 
con toda claridad, opone lo que designa como la "eficiencia organi- 
zacional" a la forma de "eficiencia", sola, verdaderamente analiza- 
da hasta entonces en la tradición neoclásica, y normalmente designa- 
da como ' 'eficiencia asignativa' '. El concepto de organización adquiere 
por fin rango de variable propia y autónoma de la eficacia económi- 
ca. La hipótesis de la "eficiencia X", pacientemente pensada y ela- 
borada por Leiben~tein,~ adquiere entonces toda su potencia puesto 
que, como lo veremos en detalle, si bien se traduce en una eficiencia 
global superior, que expresa una oposición construida por Leibens- 
tein entre "productividad potencial" y "productividad real", el autor 
evita mostrar que tal hipótesis se origina en "ahorros" que actúan 
sobre la multiplicidad de los componente^.'^ 
Tendremos ocasión de volver sobre el interés y los límites de esos 
diversos conceptos de organización como soporte de una eficiencia me- 
jorada. Retengamos solamente que, habiendo salido con Smith de una 
concepción bastante estrecha, de un concepto que sólo desea designar 
la productividad del trabajador individual en su pu.esto, la idea de organiza- 
ción ha terminado por ampliarse considerablemente con Leibenstein, 
cuando éste llega a atribuir a la organización una capacidad de ac- 
ción sobre el conjunto de las variables constitutivas de los componen- 
tes. Siguiendo esta intuición esencial de Leibenstein pero también vol- 
viendo a movilizar las diferentes aportaciones legadas por una 
controversia que tiene más de dos siglos, ahora nos parece posible 
Cf. sobre todo el artículo seminal de (1966), luego con motivo de la recuperación 
general a la que procede, la obra de (1980). 
'O Ese punto será aclarado en el curso de este capítulo. Recordemos que "los com- 
ponentes" son aquí los tradicionalmente retenidos en diferentes medidas de la produc- 
tividad (cf. cuadro 3-1). 
-regresando a las innovaciones organizacionales contemporáneas- 
proponer una caracterización relativamente precisa de sus diferentes 
efectos y niveles de aplicación. 
2. Electrónica del taller, "ahorro de organización" 
y eficiencia "x": una conceptualización 
Para llegar a una definición aceptable del concepto de economía de 
organización, nos parece que ante todo conviene partir de la idea sim- 
ple de que, en el fondo, la necesidad de la organización nace del im- 
perativo de superar la contradicción que resulta, en el acto mismo de 
producir, de la urgencia de separar las tareas y las funciones (con mi- 
ras a gozar de los efectos de la especialización) y a la vez de mante- 
nerlas unidas y coherentes para satisfacer las presiones de formación 
de los valores de uso de los productos. De esta manera, el proceso pro- 
ductivo debe escindirse en operaciones distintas, mientras que la op- 
timización del conjunto constituido por esas operaciones separadas, 
no puede reducirse a la optimización de cada una de las partes que 
lo componen. Contradicción que por su parte Shingo (1986), uno de 
los maestros de la nueva escuela japonesa de Administración de Pro- 
ducción, formula oponiendo las presiones que pesan sobre la admi- 
nistración de las "operaciones" (consideradas aquí como las unida- 
des elementales de la producción), a las que pesan sobre los "procesos" 
(que aquí corresponden a conjuntos coherentes de operaciones elemen- 
tales). Prácticamente, cualquier tentativa de superar esta contradic- 
ción pone en práctica técnicas logisticasde administración de los flujos 
en el taller (y fuera de éste, si se practican formas de subcontratismo), 
que duplican técnicas de planeación de las fabricaciones, las cuales de- 
ben ser pensadas en coherencia con la asignación de tareas y modos opera- 
torios en los puestos individuales o los islotes de fabricación. De esta 
manera podemos afirmar, y esto valdrá como definición, que en el 
terreno de la administración de la producción (que es el único que 
nos ocupa aquí), lo privativo de cualquier innovación organizacional es permi- 
tir la emisión de conceptos nuevos en uno o varios de los terrenos conexos que 
constituyen las técnicas de la logística, de la planeación de las fabricaciones y 
de la asignación de las tareas en los puestos de trabajo. A las innovaciones 
organizacionales se les pueden asociar "economías de organización", 
en la medida en que favorecen formas de recomposición de los costos 
de producción que permiten un menor consumo de los "componen- 
112 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO MICROCIMIENTOS 113 
tes" por unidad producida. Esta definición tendrá un contenido más 
preciso si nos damos una vuelta, aunque sea breve, por la historia de 
las técnicas de organización del trabajo. 
1. De Taylor a Ohno: los tres grandes momentos 
de la administración de producción 
Si nos limitamos al último siglo, a grandes rasgos podemos discernir 
tres momentos de la historia de las técnicas de organización del traba- 
jo y de la administración de producción. 
El primer momento, decisivo para toda la historia ulterior, es el 
del surgimiento y afirmación del conjunto de las técnicas llamadas de 
la Organización Científica del Trabajo (la famosísima o c ~ ) . Su ras- 
go central es haber aportado a la mayoría de los sectores industriales, 
en forma generalizable, los métodos de los tiempos as@nadosy de los tiempos 
impuestos, que culminan en las técnicas llamadas de equilibrio de las 
líneas de producción. Considerando su papel histórico, esta escuela 
-en esencia estadunidense- puede considerarse "la escuela clásica" 
de administración de producción. 
Hoy se considera que las décadas de los sesenta y los setenta cons- 
tituyeron un segundo gran momento, marcado sobre todo por una 
experimentación intensa en materia de enriquecimiento y ampliación 
de las tareas, y de organización de los grandes volúmenes en torno 
a islotes "autónomos" de montaje, fórmulas que presuponen ciertas 
innovaciones en materia de administración de las circulaciones o las 
compras (sobre todo en torno a la práctica de los "stocks tampons"). No 
obstante, a distancia parece claro que esas novedades diversas jamás 
rompieron verdaderamente con el corazón de las enseñanzas de la es- 
cuela estadunidense canónica: los tiempos y movimientos siguen siendo 
el organizador último de las nuevas arquitecturas. Por esta razón de- 
signaremos a este periodo y a esta escuela "neoclá~icos".'~ 
El tercer gran momento es aquel del que somos exactos contempo- 
ráneos, y del que podemos admitir que adquiere su auge verdadero 
en la década de los ochenta. Para dar una idea diremos, desde ese 
punto de vista, que a la escuela clásica estadunidense (cuyos más al- 
tos representantes son sin discusión Taylor y Ford) sucede progresi- 
vamente otra escuela, que llamaremos ' 'posclhica" o "contemporánea", 
" La designación "neoclásica" elegida aquí, presenta el interés de ser coherente 
con la calificación de "neotaylorismo", a menudo dada a las realizaciones de este periodo. 
cuyo núcleo esencial está constituido por las innovaciones llegadas de 
Japón.I2 
Sin duda es prematuro pretender determinar definitivamente los 
contornos y rasgos de los nuevos paradigmas en gestación.13 Sin em- 
bargo, como nos proponemos mostrarlo, la importancia de las contri- 
buciones ya identificables deja poca duda sobre el hecho de que se 
trata de una verdadera "escuela" nueva. 
2. Economía de organización: contenido y definición 
Si entramos en el análisis más preciso del contenido de las inno- 
vaciones actuales, es posible evidenciar tres niveles o dimensiones 
de la revolución organizacional en curso. Señalemos de entrada 
que la eficiencia que permite obtener cada uno de esos niveles es 
acumulable -sin ser este efecto de cúmulo de ninguna manera au- 
tomático, sino dependiente de las decisiones de organización de la em- 
presa. 
En el siguiente recuadro, hemos reunido y dispuesto lo esencial de 
las categorías que en nuestra opinión hay que movilizar para dar cuenta 
de las economías de organización, a la vez desde el punto de vista de 
los contenidos y de los soportes reales que revisten las innovaciones 
organizacionales, y desde el punto de vista de su contenido propia- 
mente económico. Para introducir a su lectura, y precisar su compren- 
sión, son necesarios los siguientes señalamientos. 
" Entre los principales autores japoneses disponibles en francés, podemos citar, adc- 
más del propio Ohno, a Seikine, Shingo, Suzaki y también Ishikawa. No obstante, pre- 
cisemos que si bien las aportaciones japonesas son de primera importancia, la nueva 
escuela de administración de producción ("posclásica", se ha dicho) no podría reducir- 
se a ellas. Las aportaciones de los diseñadores suecos (Kalmar. . ) o de la escuela socio- 
técnica inglesa de Tavistock, son masivamente movilizadas por los diseñadores de hoy. 
La reciente obra de Beranger (1988) aporta una presentación clara y sintética -aunque 
muy orientada a la aplicación- de las tendencias nuevas. 
'' Si se necesita absolutamente un sustantivo para calificar lo nuevo, diremos que 
al fordismo sucede el "ohnismo", por el nombre del maestro japonés. Sin embargo, esta 
Última expresión presenta al menos tantos inconvenientes como ventajas. 
Las ventajas son evidentes: en el seno de la empresa Toyota es donde se han elabo- 
rado las nuevas claves de la planeación FINAL-INICIO y los principios del Kan-Ban y 
del "justo a tiempo", que constituyen una dimensión central de la nueva escuela de ad- 
ministración de producción. No obstante, los inconvenientes son importantes: las nue- 
vas esc~elas "contemporáneas" rebasan ampliamente los métodos perfeccionados y pre- 
conizados por Ohno. 
114 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
MICROCIMIENTOS 115 
11 El primer nivel concierne al uso de los nuevos soportes técnicos y 
de los nuevos conceptos logisticos en el seno mismo de los conceptos clásicos 
deplaneación. Mientras estos siguen obedeciendo a la lógica de planea- 
ción de la escuela estadunidense (es decir del puesto inicial al puesto 
final del proceso), un nuevo ahorro de las relaciones, entre tiempo de 
operación y tiempo de circulación, puede permitir una optimización 
de los procesos, a un grado de eficiencia superior a lo que permitían 
las técnicas de estricto alineamiento procedentes de los preceptos ca- 
nónicos taylorianos o fordianos. En el plano empírico, la medida de 
los beneficios se traduce en progresos conjuntos de la productividad 
aparente del trabajo y del capital, aunque de un peso respectivo desi- 
gual, según las opciones retenidas. 
En el plano teórico, nos parece importante insistir en el hecho de 
que esas disposiciones nuevas permiten en general un progreso con- 
junto de la productividad y de la intensidad del trabajo: las técnicas 
de tiempo asignado no son de ninguna manera abandonadas, sino es- 
tán pensadas en una racionalidad más amplia. Es el caso, por ejem- 
plo (analizado en el capítulo 2), de la Línea Asíncrona de Montaje 
(LAM), que en resumen habíamos calificado como una línea de tipo 
"Tayloriana Informatizada". En cuanto al contenido del concepto de 
organización en juego, hemos decidido caracterizarlo diciendo que ase- 
gura el paso de un "efecto SMITH" -de simple división del trabajo- 
a un efecto ampliado "de eficiencia X", que presenta la particulari- 
dad de actuar sobre la composición y la relación relativa que se esta- 
blece entre la totalidad de los componentes, y no sólo sobre el consu- 
mo del trabajo vivo,como lo presupone el efecto SMITH en sentido 
estricto. 
21 El segundo nivel se refiere a innovaciones efectuadas en las técni- 
cas de planeación. Su punto clave es la ruptura que introduce con el 
precepto fordiano clásico (el método inicio-final) y su inversión en 1ó- 
gicas de tipo final-inicio. Es la razón por la cual hemos decidido cali- 
ficarlos -según un vocabulario que tiende a imponerse en los medios 
de administración de producción- con el término genérico de Méto- 
do de Órdenes Desde el Final (MODF). Aunque se traduce en efectos 
múltiples (sobre los consumos en trabajo o en capital), el objetivo cen- 
tral del método MODF sigue siendo, y de manera prioritaria, la re- 
ducción de los insumos y de los consumos intermedios. Su compren- 
sión empírica está dada en la medida de la "productividad de los 
consumos intermedios" la cual, en el plano teórico, corresponde a su 
116 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
vez a los ahorros de capital circulante y de capital de circulación, en 
el sentido que hemos dado a esos conceptos (cf. capítulo 2). Como 
vemos, se trata de una dimensión suplementaria del efecto de "efi- 
ciencia X", en la medida en que ya no sólo incluye un ahorro sobre 
el trabajo y el capital consumido, sino que se amplía para tomar en 
consideración tanto los insumos (capital circulante en sentido estric- 
to) como las existencias de productos terminados (capital de circula- 
ción). Señalemos además, y el punto tiene cierta importancia, que esos 
ahorros de capital circulante y de capital de circulación no hacen más 
que expresar la idea central de que esas técnicas de métodos de órde- 
nes desde el final constituyen un tipo de reorganización de la produc- 
ción, cuyo objetivo es procurar el avance de los imperativos comerciales, 
y por lo tanto de las presiones de la circulación, en el seno mismo de la producción. 
Esta búsqueda nueva de penetración de los imperativos comercia- 
les en el seno de los conceptos de organización, constituye una de las 
expresiones clave de la instauración de la flexibilidad productiva en 
sus diferentes dimensiones. 
31 Un tercer nivel dependiente y requerido por el anterior, pero no 
necesariamente implicado por él, es el que prolonga los métodos de 
órdenes desde el final hasta una decisión de internalización y externa- 
lización de las funciones mediante formas diversas de subcontratis- 
mo. Se trata del famoso principio "make or buy" - (jabricar o subcontra- 
tar). Sobre ese punto señalemos que el empleo de los arbitrajes "fabricar 
o subcontratar" comprende (en todos los casos) costos de transacción: 
servicio de compra, recepción de trabajos, control de calidad de los 
productos recibidos, personal encargado de la empresa de los contra- 
tos o del seguimiento de su buena ejecución con los subcontratistas. . . 
Esos métodos de "justo a tiempo" Uust-in-Time), para distinguirlos 
de los métodos de órdenes desde el final en el sentido estricto, son más 
o menos costosos, si se consideran las amenazas que ejercen con rela- 
ción a los riesgos de interrupción de los flujos de producción en el se- 
no de la empresa, en caso de no respeto de los plazos, de las cantida- 
des o de las calidades por parte de los subcontratistas. Este ámbito, 
por sí solo, merecería un examen profundo. 
Retengamos solamente que tiene que ver con el contenido de un 
concepto ampliado del costo de organización, que proponemos dis- 
tinguir del "Efecto de Eficiencia X" en el sentido estricto, desig- 
nándolo como un "efecto COASE". Viene a añadirse a los ahorros 
de organización que permiten los métodos de órdenes desde el fi- 
MICROCIMIENTOS 117 
nal, cuando las técnicas de externalización de las funciones, que su- 
pone el concepto de "justo a tiempo" los prolonga. Del "efecto 
SMITH" a un efecto ampliado "de Eficiencia X",14 y de los métodos 
de órdenes desde el final al "justo a tiempo" que movilizan efec- 
tos "make or buy" múltiples, como vemos, la escuela contemporá- 
nea, apoyada sobre o sustituida por la nueva electrónica del taller, 
renueva a profundidad los soportes clásicos de la productividad de 
empresa. 
Ahora es tiempo de examinar la segunda vertiente de las cosas: el 
análisis de las propiedades asociables a la multiproducción (o a la pro- 
ducción diferenciada) que permite la flexibilidad-producto. 
Relevar las propiedades asociables a la flexibilidad-producto se re- 
duce finalmente a concebir la expresión económica de los benefi- 
cios que, para la empresa, hace surgir la posibilidad de que dispone 
de adaptarse -a un plazo y un costo reducidos- a las variaciones 
de la demanda. Esos beneficios se refieren al hecho (cf. capítulo 1 y 
2) de que, en ciertos límites, la empresa flexible puede modificar la 
composición-producto de su producto para adaptarse a la naturaleza pre- 
cisa de la demanda dirigida por el mercado. Desde ese punto de vista, 
pueden movilizarse dos series de categorías: las relativas a las eco- 
nomías de escalas estática^",'^ y las relativas a las economías de 
variedad. 
l 4 El concepto de Eficiencia X, al cual nos unimos, está evidentemente constmido 
en la filiación de las elaboraciones de Leibenstein Sin embargo, un lector atento tam- 
bién habrá notado la modificación de contenido a la que hemos procedido al reinter- 
pretar esta noción para formularla en las categorfas dei ahorro dc t- m [o produtcuín, 
ya utilizadas para caracterizar las tendencias hacia la integración y la flexibilidad Asi- 
mismo, en lo concerniente a los efectos LOASE de tipo "fabricar o subcontratar", no 
es un análisis en términos de costos de transacción lo que subyace en la conceptualiza- 
ción que hemos propuesto También en ese punto se trata de ahorro de tiempo en la 
producción, en tanto que los efectos "make or buy" permiten -según los arbitrajes 
efectuados- una reducción más o menos drástica de los costos en trabajo y en capital 
"circulante" o "de circulación" (cf capítulo 2 para las definiciones y las caracteriza- 
ciones de estas categorías) 
l 5 A las economías de escalas tratadas en esta sección se les llama "estáticas", en 
la medida en que no incluyen ninguna idea de tienipo 
118 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
1. "El efcto Marshall": flexibilidad y saturación 
de las capacidades instaladas 
Es aquí donde el problema de la "escala mínima de la producción7', 
planteado por P. A. David (cf. sección i), y que el autor sólo trata 
de manera parcial, puede encontrar una solución más completa. En 
los límites del análisis de David, si nos circunscribirnos sólo al efecto 
clásico de progreso técnico, la "escala mínima de producción" reque- 
rida para que las inversiones en equipos flexibles puedan ser rentabi- 
lizadas, rápidamente aparece como una condición y un límite muy 
restrictivo para la elección de los automatismos. Pronto la empresa 
tropieza con algo parecido a una cuadratura del círculo. En efecto, 
por una parte no puede pretender captar un mercado suplementario 
si no es al precio de una disminución significativa de sus precios uni- 
tarios (suponiendo una elasticidad suficiente de la demanda en rela- 
ción con los precios). Pero por otra parte, esta disminución del precio 
unitario sólo puede obtenerse al precio de un aumento de la inversión 
inicial, que sólo puede rentabilizarse mediante un aumento de las ca- 
pacidades instaladas. En un universo incierto, semejante decisión de 
aumento de las capacidades parece tanto más improbable cuanto que 
expone a la empresa aún más a cualquier variación cuantitativa o cua- 
litativa de la demanda. Por todas estas razones, se comprende la pru- 
dencia manifestada por David en cuanto a sus predicciones concer- 
nientes al espacio verdaderamente abierto a los nuevos automatismos. 
El punto importante que quisiéramos ahora desarrollar es que seme- 
jante pronóstico, por coherente que sea con las premisas propias del 
autor, deja enteramente de lado, y "se pierde", lo que parece consti- 
tuir la especificidad de las combinaciones flexibles. Enefecto, la pri- 
mera propiedad de una combinación flexible es -al menos desde un 
punto de vista teórico y potencial- hacer posible, de modo perma- 
nente, una casi saturación de las capacidades instaladas. Desde lue- 
go, como señalaba David, hay un desplazamiento hacia la parte su- 
perior de "la escala mínima de la producción" requerida, pero ya no 
existe obstáculo importante para que, desde el momento en que ésta 
puede estar asegurada por un surtido de multiproductos, sea alcanza- 
da. De esta manera, la flexibilidad tecnológica aparece como un ins- 
trumento capaz, a la vez, de favorecer una disminución de los costos 
unitarios medios y marginales, y de reducir el riesgo, frente a la in- 
certidumbre, aunque la decisión sea aumentar las capacidades insta- 
ladas. 
MICROCIMIENTOS 119 
Una de las claves esenciales de la mayor eficiencia potencial de la 
flexibilidad tecnológica -cuyo origen es incesantemente postulado, 
pero jamás elucidado, en los enfoques agregados en términos de efi- 
ciencia global de los factores- es que permite gozar siempre de "eco- 
nomías de escala estáticas" (para retomar aquí una expresión de Ha- 
yes y Wheelwright [1984]).16 
Para precisar, hemos decidido designar este tipo de beneficio apor- 
tado por la flexibilidad como un "efecto Mar-~hall".'~ 
2 . El ficto Baumol": el concepto de economía de variedad 
Fuera del "efecto Marshall" que acabamos de caracterizar brevemen- 
te, otro tipo de beneficios pueden asociarse a la existencia de los siste- 
mas de producción flexibles. Para ponerlo en evidencia, debe centrarse 
la atención primero no en las propiedades de flexibilidad que se atri- 
buyen a los procedimientos de producción (lo cual origina el efecto 
Marshall), sino en las que se refieren a los productos entregados por 
los procedimientos. Todo aquí obedece al hecho de que la flexibilidad 
técnica dota a la empresa que goza de ella de la capacidad de entregar 
una producción diferenciada y variada,'* transformándola así en una 
empresa monotecnología, pero multiproductos. 
El tipo de empresa que materializa esta configuración tan particu- 
lar: monotecnología/multiproductos, es una figura productiva inédi- 
ta, hasta hace poco, ampliamente ajena al campo de la teoría econó- 
mica. Sin embargo, el análisis económico recientemente realizado de 
las funciones de costo que le son propias, se tradujo en la formulación 
de una serie de categorías y conceptos nuevos, en cuya primer fila se 
encuentra el concepto de economía de variedad ("economies of sco- 
pe" en el lenguaje de los autores que la formularon primero). Como 
lo mostraremos en un instante, este concepto ocupa un lugar clave 
en el conjunto de la nueva economía industrial que nace y se forma 
con el desarrollo de los sistemas de producción flexibles. 
El recuadro 3-3; Economías dc mulfiproducción, permite establecer rápidamente el 
contenido y significado de toda esta sección. 
" Esta designación en términos "de efecto MARSAHLL" se hizo en homenaje al gran 
economista inglés, cuyos planteamientos.sobre ese punto se han convertido en la refe- 
rencia obligada. 
'' Para retomar aquí la terminología definida en el capítulo 1 concerniente a los di- 
ferentes niveles y modalidades de la flexibilidad. 
120 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
Tras haber presentado brevemente el origen y la situación de esta 
nueva categoría, indicaremos su importancia así como sus límites de 
aplicación en el caso de los sistemas de producción flexibles, basados 
en diferentes modalidades de automatización programable. 
1. Origen y estatuto de la categoría de economía 
de variedad 
Toda la reflexión y la conceptualización realizadas en torno a la no- 
ción de economías de variedad, finalmente giran en torno a una pre- 
gunta simple: ,qué sucede con las economías de escala, desde el mo- 
mento en que se toma en consideración la hipótesis de que el resultado 
de la producción ya no está compuesto por un producto único, sino 
por un conjunto de productos reunidos? 
Prácticamente, la localización de ese objeto tan particular -qué 
economías de escala en producciones unidas- ha sido determinada 
con amplitud por la búsqueda de los nuevos cimientos teóricos de la 
reglamentación, a fines de la década de los sesenta,lg en Estados 
Unidos. 
De manera más precisa aún, con el nacimiento de los servicios de 
telecomunicaciones "con valor agregado", que surgen a partir de las 
mismas infraestructuras de base y de las redes clásicas de telecomuni- 
cación, en la realidad hemos visto surgir "en grande" esta nueva fi- 
gura que constituye la empresa monotecnología (que explota una red- 
soporte única) pero multiproductos, pues gracias a las tecnologías nue- 
vas de la comunicación, y a partir del mismo soporte de los servicios 
relativos a la trasmisión de la voz, es capaz de dar datos y hasta ima- 
gen. En esas nuevas condiciones, la reglamentación general concer- 
niente a la oferta de ese tipo de servicios debía ser modificada, en la 
medida en que -en el segmento de los servicios de valor agregado- 
pequeñas empresas individuales se han encontrado con la posibilidad 
de ofrecer servicios idénticos y competitivos a precios menores que 
los practicados por los grandes explotadores de redes, a quienes tradi- 
cionalmente se concedían monopolios de explotación de los servicios 
l9 Desde luego pueden encontrarse antecedentes de este tema, sobre todo en torno 
a la reflexión hecha sobre la idea de "producción conjunta" (la famosa pareja lanalbo- 
rrego, en los clásicos, ilustra ya un caso de "rnultiproducción". . .), pero la revitaliza- 
ción real de la teoría sobre ese punto es finalmente contemporánea de la época de los 
grandes, de la desregulación en los sectores industriales o de servicios. 
MICROCIMIENTOS 121 
básicos. Esta mayor productividad -real o potencial- de las peque- 
ñas empresas, se explicaba en parte por la utilización de las tecnolo- 
gías nuevas que han terminado por desestabilizar las condiciones de 
existencia del "monopolio natural".20 De allí nació la necesidad de 
volver a interrogar la teoría de las economías de escala, a fin de ree- 
xaminar su validez en la nueva situación constituida por la existencia 
de empresas mul t ip rodu~tos .~~ 
El recuadro 3-2 resume las etapas del razonamiento y las concep- 
tualizaciones nuevas que de allí nacieron. Sin embargo, pensamos 
que éstas sólo son directamente aplicables en el caso de la oferta con- 
junta de servicios. En el caso en que la multiproducción se apoye en 
tecnologías flexibles y programables constituidas por capital fijo "irre- 
cuperable", que entrega productos manufacturados, se necesita cier- 
ta reelaboración. 
2. Economías de variedad y sistemas de producción 
flexibles: señalamientos y complementos 
Para nuestro propósito, las principales conclusiones a las que llega la 
teoría reciente de la empresa multiproductos, así como las observa- 
ciones que suscitan, son las siguientes. 
20 Recordemos que la antigua reglamentación se apoyaba en el concepto neoclási- 
co de "monopolio natural". Su existencia se admitía en el caso en que, en un universo 
constituido por empresas monoproductos, la formación de los costos permitía econo- 
mías de escala suficientemente largas para que una empresa única, que se beneficiaba de 
ello, pudiera satisfacer la totalidad de la demanda del mercado, con condiciones de cos- 
tos inferiores a las que podía proponer cualquier otra empresa que pretendiera entrar 
en el mercado. 
'' Una excelente revisión de la literatiira sobre la cuestión de la reconsideración del 
Monopolio Natural aparece en Jacqumin (1985). A propósito de los difíciles proble- 
mas teóricos que acompañan el debate sobre la desregulación en las telecomunicacio- 
nes, consultaremos el número "Economía de las telecomunicaciones" de la Rcvu Eco- 
nomique (1987). . . , 
'Para las referencias teóricas ya clásicas sobre el tema de la multiproducción, véase 
Baumol, Panzar y Willing (1982) y, a medio camino entre análisis de laempresa multi- 
productos y teoría de la competencia, el estudio de Bailey y Friedlander (1982) es una 
referencia obligada. 
Finalmente, yo mismo he consagrado un estudio a los impactos conjugados de la 
desregulación y de las nuevas tecnologías de telecomunicación sobre la oferta de los ser- 
vicios con valor agregado, en el caso francés. Cf. "Régimen reglamentario, estructura 
de mercado v competitividad de empresa", seminario OCDEIBRIE, Informations Net- 
works and Business Strategies, por aparecer (1990). 
MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO MICROCIMIENTOS 
I 
RECUADRO 3-2 Una medida inmediata del grado de economías de es entonces: 
ECONOM~AS DE ESCALA EN MULTIPRODUCCI~N 
y ECONOM~AS DE VARIEDAD 
S, = c [Y, , O1 + c [O, Y,] - C [Y,, Y,] 
"EL EFECTO BAUMOL" C [Y,* y,] 
< 0 
Para mostrar la importancia de las economías de variedad, se ha desarrollado cierta cantidad 
de conceptos. recordando en primer lugar el concepto de economía de escala en el caso de un 
solo producto. 
a] Sea C = C (y) el costo total en el caso de un solo producto. La medida de las economías 
de escala en este caso es: 
S = CMICm = -11 
y dcldy > 
según los rendimientos de escala sean crecientes, constantes o decrecientes (esta medida es la 
contraria de la elasticidad de los costos en relación al oul-pul). 
b] El primer concepto introducido es el de "economías de escala" con proporción de out-pul 
constante (ray economres of rcak) que generaliza el concepto de economías de escala en el caso 
m ~ l t i ~ r o d u c t o s , cuando se hace variar el nivel de una canasta dada (proporciones fi~as) de oul- 
putr. Así pues, el costo medio con proporción de ouipui constante C M u se define de la siguiente 
manera: 
para una mercancía compuesta cuya unidad es el vector yo. y para la cual la escala del out-pul 
está dada por el escalario t. De ello se deduce la expresión de "economías de escala con propor- 
ción de output constante" ( O ) . 
c] El segundo concepto es el de economías & escala especificar de un produb dado (produi spe- 
cifrc economies ofercale), que podemos definir con ayuda del concepto de costo total incremental 
C [Y!, Y,]-C [O, Y,], definido como el aumento del costo total asociado a la producción de 
un producto dado para un nivel establecido de out-puf en relación con el costo correspondiente 
cuando no se produce ese producto. El costo medio asociado C M B (Y1) es entonces: 
c [Y,, Y,]-c 10. y21 
C M q = 
"1 
de alli los rendimientos de escala propios al outpul 1: 
C M s [Y11 , 1 
'0 = Cm, < 
d] El tercer concepto es pues el de economíar de varicdad(econornics of scope) que se producen 
1 cuando: 
(S, está limitado superiormente por el valor 1 ) 
Una de las propiedades relevantes del concepto de economías de variedad es la siguiente. 
Las economías de escala en el caso de dos productos se calculan por (cf. punto b): 
planteando: 
(que traduce de modo aproximado la parte de los costos variables de producción 
imputables al producto l ) , resulta: 
La mrdida global de economías de escala relativa a los dos productos es, por lo tanto, un 
prtlmedio ponderado de las economías de escala relativa a cada uno de los productos tomados 
separadamente, multiplicados por el factor 1 1 (13)". De esta manera, si las economías de 
variedad son lo hastante importantes, podemos obtener globalmente un fenómeno de econo- 
mías de escala, aunque en cada línea de productos tomada separadamente se observen rendi- 
mientos constantes. incluso decrecientes. Estos resultados muestran que no hay necesariamente 
incompatibrhdad cnlre la uarrcdnd dc los produclosy la escala de la producción, con tal de que la empresa 
pueda organizarse de manera que haga actuar el fenómeno de economías de variedad. 
e] Cuando los efectos de las economías de variedad son superiores a los de no importa qué 
economía de escala propia de un producto dado, se dice entonces que la función de costo es 
"convexa para toda proporción de out-pul" iranrray conuex): 
C [(A Y') + (1-A) Y"] S A C [Y'] + (1-A) C (Y') (para O < A < 1). 
GRÁFICA Economía de escala 
Productu 2 para proporción dc out-pui 
variable (ironrroy) 
escala 
Economía de constante (rqv) 
propia de un 
(producto 
Producto 1 
Economía de variedad ---- 
específica) si C [A] < C [B] + C [DI 
C [Y,, Y,] < C (0, y21 + c Lo, Y,] Las ~ropiedades evidenciadas anteriormente autorizan, así, la posibilidad de constitución 
de una estructura productiva que haga compatible el incremento de la eficacia de la producción . S- - dYl YdCIC con y - t y ~ , dY/Y -. dtlt dC/dt = E Yo Cm,, designa costo mar~'nal Y el incremento de la variedad de los productos, ampliando la gama de los productos fabicados. l 
a laenésima línea de producción; de alli el resultado indicado. 
El valor de S, es igual a la relación entre de producción y las ganancias del productor si vendiera F L E x ~ ~ Cohendei-t.lerena (1989). 
los ~ ~ r - p u t a su corto marginal. A- Prcsenta~lón pracede directamente de B ~ ~ I ~ ~ y prlcdlander (1982) 
MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
11 La primera conclusión, y sin duda la más importante, es que 
la función costo de una empresa multiproductos es tan dependiente 
del incremento del producto (en realidad, de las economías de esca- 
la. . . ) como de su composición. La expresión formalizada de esta pro- 
posición es la siguiente: hay economías de variedades si 
C (y, + y2) < C(y1,O) + C(O,y2) Cionde: 
C: es la función costo para los dos productos yl e y2 (fabricados 
conjuntamente en la misma unidad o en dos unidades distintas). 
Dicho de otra manera, la condición de existencia de las economías 
de variedad reside en el hecho de que una misma empresa, que pro- 
duce de manera conjunta dos productos, sea capaz de fabricarlos a 
un costo menor que dos empresas separadas que produzcan cada una 
uno de los productos. 
21 Si penetramos más adelante en el contenido y las condiciones 
de existencia de las economías de variedad, éstas parecen todavía más 
estrechas. En efecto, de su definición misma resulta que si las econo- 
mías de escala, en cada uno de los productos fabricados por separa- 
do, son fuertes y triunfan sobre las economías de variedad (obtenidas 
por la producción conjunta en el seno de la empresa multiproductos), 
entonces la producción en empresas separadas se vuelve más eficiente 
que la producción conjunta. Finalmente, todo radica en la importan- 
cia de las economías de variedad en relación con las economías de es- 
cala incorporables a la producción separada de los dos productos. Por 
tanto, no existe un principio general de superioridad de la produc- 
ción conjunta. De ello resulta que empíricamente hay que resolver so- 
bre los casos respectivos en los que las economías de escala de las em- 
presas separadas o las economías de variedad triunfen unas sobre las 
otras. 
31 En el marco de las hipótesis del modelo en el que la multipro- 
ducción se reduce a dos productos (los productos 1 y 2 en el recuadro 
3-Z), la formalización permite poner en evidencia otro resultado, más 
específico, pero que merece atención. Se trata de la distinción esta- 
blecida entre función de producción con proporción fija de produc- 
tos, y función de producción con proporción variable de productos. 
Aunque las condiciones previas y las implicaciones de semejante tipo 
de distinción no estén explicitadas, sugerimos que es de gran impor- 
MICROCIMIENTOS 125 
tancia detenernos en ellas pues, en lo que nos concierne, no remiten 
al mismo contenido tecn~lógico .~~ Si entramos en el detalle de las co- 
sas sucede que la hipótesis de las proporciones fijas no puede sino re- 
mitir a productos conjuntos rigurosamente complementarios (el caso 
tipo, en la literatura económica, es el casi natural "de la lana y el bo- 
rrego"). En ese caso no hay ninguna Jexibilidad tecnoló~ica particular, 
en el sentido precisamente de que la flexibilidad tecnológica permite 
modificar la composición de los productos para que se adapten a va- 
riacionesaleatorias de la demanda. 
Si el objetivo es determinar el realismo de las diferentes formaliza- 
ciones propuestas, nos vemos necesariamente devueltos al caso de las 
funciones de producción con proporción variable de out-put. En ese ca- 
so, recordémoslo, todo depende de las "economías de escalas de pro- 
ductos específicos" atribuidas a cada uno de los dos productos que 
componen el out-put. Si las economías de escala específicas son dife- 
rentes para los dos productos: fuertes en uno y escasas en el otro, por 
ejemplo, las economías de variedad globales que de ello resultan pue- 
den revelarse insuficientes para asecxar la superioridad de la eficien- 
cia de la empresa multiproductos. De esta manera, si uno de los pro- 
ductos conjuntos goza de muy fuertes economías de escala de productos 
específicos, que sirven como soporte central a las economías globales 
de variedad, es claro que la producción de ese bien en una empresa 
separada puede -en numerosas situaciones, revelar ser más eficiente 
que su producción "conjunta" en una empresa multiproductos. Una 
formalización de los razonamientos anteriores pondrá en evidencia con- 
diciones de superioridad de la empresa multiproductos mucho más 
22 ES pertinente indicar aquí que, desde nuestro punto de vista, muchos enfoques 
propuestos para el análisis de la flexibilidad técnica -basados sobre todo en las catego- 
rías de "cartera técnica" o de valores de opciones- no pueden ser retenidos. En efec- 
to, esos enfoques a menudo inspirados en la teoría de los seguros, presuponen una "flui- 
dez" casi total de los activos considerados, y de esta manera hacen abstracción total 
de la densidady de la "consistencia" propios de la técnica. Parece muy difícil pretender 
afirmar que es posible administrar una cartera "de activos "financieros como se administran reser- 
var de cap i ta les j~os . Aquí los "arbitrajes" potenciales o efectivos se efectúan en los dos 
casos según presiones, y a costos que impiden -si por lo menos deseamos mantener 
un afán mínimo de realismo teórico- el conflicto de categorías de análisis. 
También es la razón por la que, cuando examinemos las propiedades "dinámicas" 
de las tecnologías flexibles, no dejaremos ningún lugar a esos tipos de enfoques, que 
sin embargo están muy difundidos hoy (cf. sobre todo la mayoría de las contribuciones 
contenidas en Cohendet y Llerena, ed. (19891). 
126 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
restrictivas de lo que sugiere el uso del concepto, en la literatura econó- 
mica contemporánea. Esta consideración es de alta importancia, en 
la medida en que permite suponer que la búsqueda de las economías 
de escala en el sentido estricto, en empresas monoproductos, está lejos 
de constituir una solución sin término y siempre venida a menos por 
el hecho de la existencia de economías de variedad en empresas multi- 
productos. Anunciémoslo desde ahora: volveremos a recurrir a este 
argumento, con formas diversas, cuando tratemos de examinar, en el 
capítulo siguiente, el futuro de la producción en serie. Sin embargo, 
era útil indicar, desde ese nivel microeconómico, consagrado al análi- 
sis de las mutaciones que impone la flexibilidad económica a las fun- 
ciones de costo, cómo deben imponerse conclusiones mucho menosgenera- 
les que aquellas que se deducen ordinariamente, concernientes a la esfera de 
superioridad de las economías de variedad sobre las de escala clásicas. 
Sin embargo, queda que la propiedad de flexibilidad-producto he- 
cha posible por la automatización programable constituye un soporte 
nuevo y poderoso de ganancias potenciales de productividad para la 
empresa que goza de ella. De esta manera, así como habíamos deci- 
dido designar como "efecto Marshall" a los beneficios asociables a 
la flexibilidad de procedimiento (cf. párrafo precedente), designare- 
mos como "efecto Baum01"~~ a las ganancias de productividad aso- 
ciables a la flexibilidad producto, de la que la automatización progra- 
mable dota a las empresas. En el recuadro 3-3, encontraremos una 
presentación simplificada de esos dos grandes efectos. 
Hasta aquí nos hemos limitado a enfoques en términos de "estática 
comparativa". Si introducimos el tiempo, aunque se conserve la hi- 
pótesis de incertidumbre sobre la evolución de los mercados, las ven- 
tajas dinámicas de las tecnologías flexibles aparecen de manera más 
evidente todavía. Lo mostraremos apoyándonos en dos modalidades 
distintas de introducción de los "periodos" y del tiempo en el análisis. 
23 Al efecto "Baumol" se le llama así en referencia a uno de los autores que de he- 
cho ha contribuido más a poner en evidencia las propiedades de las "economías de va- 
riedad". (Cf. sobre todo la obra de Baumol, Panzar y Willig [1982], ya citada.) 
MICROCIMIENTOS 
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128 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO MICROCIMIENTOS 129 
El primer concepto se materializa en el de "periodo", tal como se 
toma en cuenta en el análisis en términos de ciclos de vida de los pro- 
ductos. El segundo concepto de tiempo retenido, es el nacido con las 
elaboraciones en torno a la idea de las curvas de aprendizaje: aquí, el 
periodo es el intervalo de tiempo que separa a cada duplicación del 
volumen de la producción. 
Cada una de esas modalidades de la consideración del tiempo per- 
mite la aparición de tipos de ventajas particulares de las tecnologías 
flexibles en universo dinámico.24 
1. La consideración del ciclo de vida de los productos: economía 
dinámica de capital f i o y reducción de las sobrecapacidades 
Es posible poner aquí en evidencia dos series de beneficios potencia- 
les de las tecnologías flexibles. Aunque conexas, podemos presentar 
las ventajas obtenidas separadamente. 
La primera ventaja se enuncia de la manera más simple. Se re- 
fiere al hecho de que -a diferencia de lo que es requisito indispensa- 
ble en las tecnologías específicas- cuando se trata de tecnologías fle- 
xibles, una parte importante de los materiales puede volver a utilizarse 
en caso de cambio de modelo. Si un producto se desploma en el mer- 
cado o si, simplemente, llega al final de su ciclo "natural" de vida, 
una parte de los materiales utilizados para su fabricación puede utili- 
zarse, arreglarse y programarse de nuevo, y servir en la fabricación 
del nuevo producto que viene a sustituir al antiguo. 
Si bien la proporción de material reutilizable aún no está claramente 
establecida (a veces se menciona la cifra de 50%), no se discute el prin- 
cipio de esta reutilización, y en un nivel significativo. De esta manera, 
a pesar de un costo inicial de la inversión en tecnología flexible supe- 
rior al requerido en líneas específicas, a medida que se dan las reno- 
vaciones periódicas de la inversión que exigen los cambios de mode- 
los, se realiza un ahorro dinámico de capital fijo. Este ahorro depende 
directamente del porcentaje practicable de reutilización de las máqui- 
nas, y de la rapidez impuesta por la obsolescencia y el cambio de los 
modelos. En un momento en el que todo el mundo concuerda en re- 
conocer un fuerte acortamiento del ciclo de vida de los productos (en 
24 Por los motivos enunciados (cf. nuestra página anterior), descartamos aquí los 
enfoques "dinámicos" de tipo "valor de opinión". 
la industria automotriz la vida de un producto pasó de 8 a 4 años du- 
rante la última década), se comprende que esta ventaja sea de gran 
alcance. 
El otro beneficio es de naturaleza un tanto diferente. El recua- 
dro siguiente (3-4) propone una representación gráfica sencilla de 
tal beneficio. Basado en el mismo argumento que el antes men- 
cionado -posibilidad de volver a utilizar los equipos de un modelo 
(A en la figura) para producir otros (B y C)-, evidencia el hecho 
de una fuerte reducción de las distancias entre capacidad instalada 
y productos pedidos por el mercado, en la hipótesis de que diferentes 
productos sean vendidos, cada unoen un nivel distinto de su ciclo 
de vida. Una parte de la inversión excesiva, imposible de eliminar 
si la empresa rígida quiere satisfacer cualquier nivel de la demanda 
de sus diferentes generaciones de productos, puede, con tecnología 
flexible, ser drásticamente reducida. Como lo ilustra el siguiente re- 
cuadro (3-4), con tecnología rígida, la inversión acumulada abre 
una distancia cada vez más marcada entre capacidad instalada y de- 
manda dirigida por el mercado, para diferentes modelos, en diferen- 
tes momentos de su ciclo de vida; con tecnología flexible, por el con- 
trario, la inversión acumulada y la demanda pueden converger para 
que las capacidades instaladas no sean o sigan siendo escasamente 
excedentarias. 
2. Efecto de aprendizaje y de experiencia: 
las economías de reiteración procedimiento/producto 
Los beneficios de la flexibilidad, que nos proponemos poner en evi- 
dencia aquí, son cruciales para el corazón mismo del argumento pro- 
puesto en esta obra, así como -hasta donde sabemos- poco tra- 
tados en la literatura disponible. En cuanto al fondo, se trata de 
aplicar al análisis de las ventajas potenciales de la automatización 
flexible, categorías e instrumentos de análisis elaborados en otros 
contextos, y responden a problemas de una naturaleza diferente a 
los examinados aquí. Por tanto se hace necesario un pequeño ro- 
deo, y comenzaremos por el que consiste en reexaminar las propieda- 
des de lo que se ha dado en llamar la "curva de aprendizaje", esa 
herramienta particular que sirve de base a los planteamientos que 
seguirán. 
130 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
RECUADRO 3-4 
IMPACTO EN EL PERIODO LARGO DE LAS INSTALACIONES FLEXIBLES 
1. Znslalacioner espec$icas. la formación de un descarte acumulativo 
- La hipótesis de un crecimiento lento de la demanda se representa por la curua 1 
- El impacto de la inversión sobre la capacidad total se representa por la curua 2. 
- El descarie entre lar curuar 1 y 2 reside en el hecho de que los diferentes modelos producidos (por 
la empresa) están en diferentes etapas del ciclo dc vida del producto. Igualmente la cantidad efectiva 
de las ventas difiere de la capacidad total instalada. 
- La curua 3 representa la capacidad real y efectivamente utilizada. 
- El descarte entre lar curvar 3 y 2 expresa la subutilización de la capacidad total instalada. 
. 
2 . Znstalaoones flexzbles: un proceso c o n u n p t e 
I 1 
Curva 2 = cúmulo de capacidades invertidas 
en específico 
capacidad de los equipos específicos 
utilizádos 
Curva 1 = producción total 
.Tiempc 
Curva 4 = capacidad del conjunto 
de fábricas 
Curva 1 = producción 
Curva 5 = cúmulo de las capacidades 
I r' de invertir en flexible 
total 
Tiempo 1 1 l 
I '. 1 
FGEEITE. Bultel [1983], también Boyer-Coriat [1989] 
- La curua 1 (producción total) es la misma que en el caso precedente, pero: como las capacidades 
instaladas de producción del primer modelo (A en la gráfica) pueden ser utilizadas para produ- 
cir los nuevos modelos (B y C en la gráfica), cuando el modelo A desaparece del mercado resulta 
que las curvar 4 y 5 (equivalentes de las curvas 2 y 1) son conucrgenlcs 
MICROCIMIENTOS 
1. El concepto de curva de aprendizaje: un recordatorio 
Para comenzar, recordemos que en su sentido más simple, el concep- 
to de aprendizaje pretende establecer una relación entre costo unita- 
rio y volumen acumulado de la producción obtenida a partir de una 
instalación supuestamente de capacidad fija y no modificada (cf. in- 
fra recuadro 3-6 para una expresión formalizada del cálculo de las 
economías de aprendizaje). En el plano empírico, la tradición en la 
materia es calcular un porcentaje: el de los ahorros de costo, obteni- 
dos a cada duplicación del volumen de la producción. Ese porcentaje, 
convertido en un valor comprendido entre O y 1, indica la pendiente 
de la curva de experiencia. En la tradición inicial -los primeros es- 
tudios se hicieron sobre el montaje aeronáutico- fue primero a los 
ahorros de "mano de obra directa" (prácticamente, el personal de 
fabricación) a los que se atribuyó el efecto de aprendizaje (calculando 
el porcentaje de horas de trabajo por unidad producida, economiza- 
das en cada duplicación de la producción). 
Más tarde, la herramienta inicialmente forjada se amplió y enri- 
queció para tomar en consideración otras dimensiones de los efectos 
de aprendizaje. De esta manera, en primer lugar se introdujeron ya 
no sólo los ahorros de horas de trabajo directo, sino también "indi- 
recto" (preparación del trabajo, administración, mercadotecnia. . .). 
De allí se integró otro origen de las ganancias, el que nace de los pe- 
queños perfeccionamientos técnicos, o de las modificaciones en la or- 
ganización, que la familiaridad con una técnica básica permite obte- 
ner. Por esas expansiones sucesivas (mano de obra directa solamente, 
luego mano de obra indirecta, perfeccionamientos técnicos u organi- 
zacionales . . . ), se pasó del concepto de curva de aprendizaje al de curva 
de experiencia. 
Finalmente, como en la práctica es raro que las combinaciones téc- 
nicas permanezcan rigurosamente idénticas y estables ante el largo 
O muy largo periodo que requiere evidenciar efectos de experiencia 
significativos, se estableció el uso de incluir en el concepto los benefi- 
cios de los cambios técnicos y de las economías de escala, siempre y 
cuando, al menos, los ahorros calculados conciernan a un producto 
no sustancialmente modificado, lo cual mantiene cierta base de com- 
paración en el tiempo.25 
25 Esta noción tan englobadora de curva de experiencia, en realidad es mejor ex- 
Presada por el concepto de curva dc productividad de largo plazo, a veces utilizado en el 
132 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
2. Del Ford T al Ford A: algunas enseñanzas más precisas sobre 
la conducta de las curvas de experiencia 
Con base en los instrumentos cuyo origen y contenido acabamos de 
recordar brevemente, se han reconstituido curvas de experiencia -o 
más exactamente curvas de productividad a largo plazo-26 hacien- 
do aparecer, en el transcurso del tiempo, bajas sustanciales de los cos- 
tos de producción por unidad producida. Los beneficios parecieron 
ser tan importantes y tan seguros, que la búsqueda sistemática de su 
explotación dio lugar a verdaderas estrategias de empresas, llamadas 
de "descenso" a lo largo de las curvas de experiencia. (El caso tipo 
es aquí el del Ford T, modelo para el cual Ford, según Abernathy 
y Wayne [1985], de 1909 a 1923 llegó a disminuir los costos siguiendo 
una curva de 80%, es decir una disminución de 15 % en cada dupli- 
cación de la producción, y eso sobre un periodo de aproximadamente 
15 años, cf. recuadro 3-5, figs. 1 y 2.) De esta manera, existen curvas 
de experiencia prácticamente para todos los productos manufacturados 
de los sectores tipos del fordismo. Aún más, en la literatura llamada 
de "Administración estratégica" de la producción -de la cual, por 
ejemplo, los trabajos procedentes del Boston Consulting Group son 
una buena ilustración- se elaboraron estrategias de "posicionamien- 
to" a lo largo de la curva de experiencia, susceptibles de esclarecer 
retrospectivamente los éxitos o los fracasos de las políticas de empre- 
sa, incluso de servir de herramienta preventiva para la planeación de 
las producciones. 
Si bien durante largos años esas herramientas de administración 
de la producción mostraron a menudo su eficacia, actualmente la aten- 
ción se centra en sus límites y sus peligros. En efecto, hoy se observa, 
y con insistencia, que desde el momento en que los mercados se vuel- 
ven inciertos y los ciclos de vida de los productos más cortos o, lo cual 
viene a ser lo mismo, desde el momento en que la demanda se vuelve 
diferenciada, la especialización muy grande de los equipos y de las 
líneas de producción que requiere la búsqueda sistemática de efectos 
de experiencia y de economías de escala conduce a hacer considera- 
análisis microeconómico.Sin embargo, se ha impuesto la costumbre de conservar la 
designación -en parte impropia- de curva de experiencia, cuando se miden fenóme- 
nos que incluyen economías de escala. 
26 Según la costumbre, no distinguiremos aquí más que excepcionalmente "curva 
de experiencia" y "curva de productividad" de largo plazo. 
MICROCIMIENTOS 133 
blemente vulnerable la empresa. En la literatura reciente, al menos 
tres estudios magistrales que -punto relevante- retornan la historia 
de las fábricas Ford, han subrayado fuertemente los límites de esas 
estrategias. 
Esos estudios insisten no en el arranque de la línea de mon- 
taje y la terminación del Ford T -ámbito privilegiado de estudios 
y conceptualización del sistema de la producción en serie- sino en 
el paso de un modelo al otro, del Ford T al Ford A, en el transcurso 
de la década de los treinta. Transición que reveló ser especialmente 
costosa y difícil para Ford y la Ford Motor Company. Ante la compe- 
tencia de General Motors, que inaugura en esta época la política lla- 
mada de cambio anual de modelo (Annual Design Change Policy), y que 
segmenta el mercado al ofrecer varios modelos a la vez, Ford se ve 
obligado a ceder. La rigidez de sus talleres es tal que no puede ni di- 
ferenciar su modelo básico ni volver a utilizar sus equipos para ofrecer 
nuevos modelos a partir de los segmentos (sobre todo los más caros) 
en los que la General Motors lo ataca. Ford se verá obligado a cerrar 
sus instalaciones durante más de seis meses, y a descalificar o recon- 
vertir varios millares de máquinas herramientas, antes de poder rei- 
niciar la producción. El resultado será una inmensa pérdida de mer- 
cado, de la que Ford no se recuperará jamás. Es en la década de los 
treinta cuando GM patentiza por vez primera una superioridad ma- 
nifiesta sobre Ford, y lo aventaja definitivamente. 
La política de diferenciación de la asentada ya en una cierta 
flexibilización de las líneas productivas, pudo más que la estrategia 
de búsqueda de disminución de los costos por hiperespecialización, 
que sin embargo había asegurado el éxito irresistible de la Ford Mo- 
tor Company y del modelo T . 
3. Aprendizaje, experiencia y flexibilidad técnica 
Es a partir de un reexamen de este episodio clave de la historia indus- 
trial, el paso del Ford T al Ford A, como pueden evidenciarse las ven- 
tajas dinámicas de la flexibilidad. 
En efecto, de lo que se trata en el fondo en esta transición catastró- 
fica para Ford, es de una rigidez organizacional y técnica que blo- 
queó cualquier posibilidad de evolución de los procedimientos hacia 
productos nuevos o diferenciados, producidos por el mercado y de los 
que, por el contrario, su competidor principal, la CM, supo sacar el 
134 MUTACIONES DEL SISTEMA PRODUCTIVO FORDIANO 
máximo partido. Según la enseñanza de los historiado re^,^' en efec- 
to, la General Motors pudo romper la supremacía de Ford mediante 
una estrategia de ofertas diferenciadas, porque se había dotado de cierto 
nivel de flexibilidad organizacional. Así pues, tanto en el centro del 
fracaso como del éxito se encuentra proyectada al primer plano, co- 
mo factor discriminante, la cuestión de las economías de organiza- 
ción y de la flexibilidad de las combinaciones productivas. Sin entrar 
en detalles, recordemos solamente que en General Motors se obtuvo 
esta flexibilidad sin comprometer -a diferencia de como lo veremos 
en un instante-- la búsqueda de las economías de escala. En efecto, 
podemos esquematizar la estrategia inaugurada por la C M en la dé- 
cada de los treinta de la siguiente manera: 
Por lo que respecta a los productos se sigue una doble dirección: 
segmentar la oferta en modelos enteramente distintos; 
diferenciar cada uno de los modelos, sobre todo gracias a la políti- 
ca de cambio anual de modelos. 
Del lado de los procedimientos, se busca la eficacia mediante un 
doble soporte: 
búsqueda de especialización y de economías de escala para la ma- 
yor cantidad posible de componentes elementales, concebidos éstos 
para entrar en la fabricación no sólo de las variantes diferentes de un 
mismo modelo, sino también a menudo para los diferentes modelos 
básicos; 
esta estrategia que ya podemos calificar de "modular"28 fue acom- 
pañada de una práctica de introducción en los ensamblados y monta- 
jes finales de una flexibilidad organizacional, basada sobre todo en 
la mano de obra y en la elección de máquinas universales (al menos 
polivalentes) que permitían fabricar -a partir de las mismas líneas 
y las mismas combinaciones técnicas- diferentes tipos de modelos, 
según la demanda anticipada o registrada por el mercado. 
De esta manera, G M supo conciliar la búsqueda de una alta pro- 
ductividad con cierta flexibilidad de los montajes finales. En ese sentido, el 
corazón de su estrategia descansó finalmente en la puesta en práctica 
de las economías de organización. 
'' La historia detallada y extraordinariamente trazada de todo el episodio de la com- 
petencia GM/Ford en la década de los treinta, es presentada por Honschell (1984) en 
un capítulo que lleva un título del todo notable: "La producción en serie flexible". 
'"as estrategias "modulares" invaden hoy las prácticas de la ingeniería de pro- 
ducto y experimentan un fortísimo renacimiento de interés y atención. 
MICROCIMIENTOS 135 
Si queremos dar a esas prácticas una expresión conceptual, y de 
esta manera apreciar en un plano teórico las ventajas ya exploradas 
por el sloanismo (por el nombre del presidente de la GM en ese mo- 
mento), y que permiten obtener en un nivel claramente amplificado 
los sistemas de producción integrados-flexibles de hoy, nos parece que 
hay que orientarse en una doble dirección. 
Observando en primer lugar que, más que cualquier otra, una 
organización productiva "flexible" es una verdadera "caja negra" ,29 
cuya eficiencia de ningún modo está dada de antemano. 
En efecto, todos los estudios empíricos muestran que las diferen- 
cias entre los resultados teóricos -como los anunciados por los cons- 
tructores a partir de las propiedades técnicas de los materiales- y la 
eficiencia real son inmensa^.^' Sólo muy progresivamente se hace po- 
sible dominar los sistemas técnicos y alcanzar en la práctica sus po- 
tencialidades teóricas. Aquí, más que en otra parte, los efectos de 
aprendizaje en el tiempo son poderosos y fuentes de progresos impor- 
tantes. Nathan Rosenberg (1975) había señalado desde hace mucho 
tiempo ese punto (aunque sólo basaba sus observaciones en sistemas 
técnicos de la época fordiana) y proponía una primera conceptualiza- 
ción, atribuyendo a un efecto de "aprendizaje por el uso" (learning 
by using) importantes ganancias de productividad que sólo se mani- 
fiestan y revelan en el transcurso del tiempo, a medida que se afirma 
el dominio de las tecnologías y de las organizaciones en las que están 
insertas, por parte de los operadores que están encargados de mane- 
jarlas. De esta manera, podemos presentar las cosas diciendo que con- 
vergen efectos de tipo "eficiencia X" que Leibenstein atribuía espe- 
cialmente a las habilidades administrativas en organización, y a los 
efectos de aprendizaje más clásico "a la Rosenberg", en el sentido 
que acabamos de precisar. 
Si seguimos razonando por oposición al sloanismo, precursor en 
la materia, la flexibilidad técnica ofrece la posibilidad de un avan- 
ce considerable en las estrategias conjuntas procedimiento/producto. 
'' Caja negra: utilizaremos aquí la expresión en referencia a N. Rosenberg, quien 
fue el primero en calificar así la visión neoclásica de la unidad de producción, en su 
obra clásica: Inside de black box (1975). 
30 Entre los estudios recientes que también confirman ese punto, consultaremos so- 
bre todo el número especial de la revista G h et comprendre: "Por una autorización ra. 
zonable de la industria", enero (1988), casi enteramente consagrada a evidenciar esas 
diferencias entre resultadoa teóricos/resultados reales de las instalaciones programables.

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