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La temperatura es una medida cuantitativa de la energía térmica de las partículas que componen un sistema. Se refiere a la sensación de calor o frío que experimentamos y es una propiedad fundamental en la física y la termodinámica. La temperatura se puede medir en diferentes escalas, siendo las más comunes la escala Celsius (°C), la escala Fahrenheit (°F) y la escala Kelvin (K). En la escala Celsius, el punto de congelación del agua se define como 0°C y el punto de ebullición como 100°C (a presión atmosférica normal). En la escala Fahrenheit, el punto de congelación del agua es de 32°F y el punto de ebullición es de 212°F. La escala Kelvin es una escala absoluta que se basa en el cero absoluto, donde 0 K representa la temperatura más baja posible. La temperatura está relacionada con la energía cinética promedio de las partículas en un sistema. A medida que aumenta la temperatura, las partículas se mueven más rápidamente, lo que se traduce en un incremento de su energía cinética. Por otro lado, a temperaturas más bajas, las partículas se mueven más lentamente y tienen una energía cinética menor. La transferencia de calor es el mecanismo a través del cual se iguala la temperatura entre dos sistemas en contacto. El calor fluye desde el objeto o sistema con mayor temperatura hacia el objeto o sistema con menor temperatura hasta que ambos alcanzan un equilibrio térmico. La temperatura es una variable importante en muchos procesos físicos y químicos. Influye en las reacciones químicas, en los cambios de fase de las sustancias (como la evaporación, la fusión o la solidificación), en la conductividad térmica de los materiales y en muchas otras propiedades físicas. Además, la temperatura es un factor clave en áreas como la meteorología, la climatología, la ciencia de materiales, la termodinámica y muchas ramas de la ciencia e ingeniería.
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