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Material de trabajo sesion 7 Cambios sociales durante la crisis del orden oligarquico-1

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PROBLEMAS Y DESAFIOS EN EL PERÚ ACTUAL
Sesión 7 
 
	Tema
	Cambios sociales durante la crisis del orden oligárquico 
	Logro 
	Al finalizar la sesión, el estudiante comprende el papel que juega el racismo, la migración y la cultura chicha, en la formación cultural y social del Perú contemporáneo.
Actividad 1
· ¿En qué contexto social, político y económico se desarrolló el proceso de las migraciones internas?
· Explica las principales estrategias usadas por los migrantes para alcanzar sus metas de ascenso social. 
· Explica cómo las estrategias identificadas cambiaron a Lima y el Perú.
Contexto de las migraciones internas.
“La lucha por hacer del Perú un país independiente y republicano fue conducida por criollos, quienes asumieron el sistema de subordinación de lo indígena, en su propio beneficio. No se buscó constituir a la República sobre la base de la integración complementaria de dos pueblos o legados de nuestra nacionalidad, a fin de enfrentar el reto o desafío de construir una sociedad nueva en el espacio andino. Por el contrario, esta República otorgó a los criollos el nuevo monopolio del dominio, en el contexto de una renovada y poderosa dependencia ideológica, política y económica, frente al mundo europeo. […]
Si hasta 1920 la modernización del Estado fue obligada por conflictos y contradicciones en el seno de los sectores dominantes y aceptada pasivamente por los indígenas, campesinos y sectores urbanos artesanales y obreros incipientes, en esta década del siglo XX los cambios fueron obligados por la vasta movilización popular urbana. Los obreros encabezan huelgas, paros y desplazamientos callejeros demandando la jornada de ocho horas, protestando por el alza del costo de vida y reclamando mejoras salariales, protección al artesano, vigencia de las libertades públicas, etc. Los indígenas a su vez desplegaron fuerzas para recuperar tierras o para defenderse de los gamonales que invadían y ocupaban sus propiedades comunales. Los intelectuales, en busca de una ideología, procuraban movilizar a la opinión pública de las ciudades en favor del indigenismo y en defensa de los obreros. Si bien esta movilización no llega a desafiar la naturaleza misma del Estado Criollo, al desbordar sus límites legales aceleró su adaptación formal a las nuevas circunstancias. […]
A pesar del impulso transformador de la década de 1920 la dinámica social, económica y política se desenvolvió, hasta 1950, bajo ciertos patrones característicos. En el plano social coexistían un mundo de costumbres hispanas coloniales y europeo-norteamericanas y otro de costumbres andinas tradicionales. Si bien se había iniciado un proceso migratorio desde el campo hacia las ciudades, el peso mayor de la población rural era indiscutible. […]
El ingreso de nuevas ideas y costumbres a la zona rural serrana fue lento. A la débil estructura de comunicaciones, se sumaba un pobre avance en el desarrollo de los medios masivos de información. Los hacendados andinos conducían grandes feudos. Las comunidades reproducían su lengua, cultura y formas de vida sin graves interferencias. En las ciudades las clases dominantes imponían un estilo aristocrático a sus pretensiones burguesas. El paternalismo en la fábrica, en la orientación a la opinión pública y en el discurso y la conversación, expresaban resumidamente el clima social. Desde la ciudad, se veía al campesino como serrano o como indio: era el "pueblo" al que había que culturizar. La cultura indígena era menospreciada o se la ponderaba paternalistamente. Y al obrero se le trataba con benevolencia aristocrática. […]
[Desde los 30´s] En el plano político, se procuró mantener fuera del escenario nacional a todas aquellas fuerzas que propugnaban un cambio en el orden. Se aceptaba la idea de una democracia pero restringida, cercenada y aristocrática. La representación política en el Estado privilegió siempre a los sectores dominantes y a los centros de mayor desarrollo capitalista. El Estado era ese ente oligárquico frente al que luego, y con gran empuje, se levantaron los sectores populares.
El crecimiento de las comunicaciones, la aceleración del movimiento industrial y comercial de Lima, la aparición y desarrollo de nuevos enclaves exportadores, desplazaron la actividad agropecuaria a un segundo plano en el producto bruto. En la sierra, la decadencia económica del agro resta poder a la clase terrateniente, colocándola gradualmente fuera del juego político e incapacitándola para defender sus intereses. En la costa, se acelera la modernización del agro: el campesinado se convierte en un proletariado rural. Aumenta la concentración. Antiguos propietarios rurales de la costa se trasladan a Lima. Propietarios serranos empobrecidos hacen lo mismo y juntos, pasan a engrosar las nuevas clases urbanas. Se produce un incremento notable en los procesos migratorios, sobre todo de la sierra a la costa, mientras que las distintas tradiciones del Perú, inician un contacto y una interacción cuya intensidad irá, a partir de entonces, en constante crecimiento, al ritmo mismo de la explosión demográfica” (Matos Mar, 1986, pp. 27-36).
Estrategias de los migrantes
“Lo primero que se puede apreciar del estudio de los doce pueblos es que la migración es un fenómeno muy diversificado, y que la pertenencia a un grupo de origen común influye considerablemente en la inserción y el desenvolvimiento de los migrantes en la ciudad. La diversificación notable, sin embargo, no nos impide ver semejanzas entre los casos estudiados. Quizás el común denominador más importante resida precisamente en la capacidad de imprimir a una migración individual una coherencia grupal. Todos los migrantes investigados muestran que son parte de conjuntos mayores que los condicionan en su desarrollo urbano. […] 
Lo que le da perfil es más bien la multiplicidad de formas de organización de la producción y circulación en circuitos reducidos, en relaciones de clientelaje, de parentesco, de paisanaje y de compadrazgo aunque se encuentren relacionados con organizaciones fabriles, industriales, con un sistema financiero y bancario propio de sociedades industriales, y aunque coexistan sistemas de mercadeo en gran escala con otros de intercambio familístico. Asimismo, la reproducción de la familia popular no se da a partir del simple asalariamiento y la adquisición de bienes en un supermercado, sino a través de una red en la cual cada persona maneja una serie de estrategias de reproducción, cuya articulación permite la sobrevivencia, e implica una organizaci6n social de las estrategias y una red de relaciones sociales necesarias para la reproducción, que contrasta con el aislamiento del consumidor en el capitalismo desarrollado. De ahí que el recurso a los orígenes precapitalistas, aldeanos y campesinos para comprender el proceso de diferenciación en la urbanización, no resulte gratuito, sino que permite encontrar las pautas del devenir de esa multiplicidad "caótica". 
Como el grueso de los habitantes nuevos provenía de la sierra, la expansión de la ciudad por invasión y construcción por ayuda mutua, se ha vuelto preponderante a partir de los años sesenta. En ella se combina la capacidad de organización de los invasores con un tipo de clientelaje político, tanto durante gobiernos civiles como militares, que buscan el apoyo o apaciguamiento de los pobladores a cambio de ofrecer titulación para los terrenos, obras de infraestructura o también de alimentos. 
De parte de los migrantes, este patrón de asentamiento se inicia con la organización de personas que ya tienen una vinculación previa, por ejemplo los oriundos de un mismo pueblo, amigos de trabajo y conocidos, que buscan un terreno por invadir. Luego viene la toma del terreno, muchas veces en un momento político propicio, como por ejemplo con la asunción al poder de un nuevo gobernante. Después de la legalización de la invasión se pasa a la lucha por la adquisición de servicios: agua, luz, desagüe, postas médicas, transporte, mercados de abasto, pavimentación, etc. Todo esto conquistado a partirdel trabajo y la organización social de los pobladores, por lo normal clientelizándose con algún organismo del Estado, instituciones eclesiales de ayuda, de partidos políticos y otros. Si bien las asociaciones de migrantes provenientes de un mismo pueblo no forman la base de la organización de los barrios, hay una vinculación visible en los procedimientos. En muchos casos, resulta importante un grupo de migrantes del mismo origen que trata de articular el devenir de la asociación barrial a su favor. […] 
El proceso de urbanización significa para la gente que participa en él no solamente crearse un espacio de vivienda e ingresos que permitan su reproducción, sino también, y como precondición, la adquisición de conocimientos que posibiliten su desenvolvimiento en la ciudad. Este aprendizaje de nuevos conocimientos no es reductible a la educación formal en centros de educación. En el caso de muchos migrantes no hay tal preparación formal, sino una captación de información por medio de amigos y conocidos, hay un aprendizaje en el trabajo, y hay en muchos casos un aprendizaje por ensayo y error. […]
Sin embargo, entre los migrantes de todos los pueblos hay también una conciencia generalizada de que el estudio no es la única forma de ascenso social y económico. Piensan que a éste se tienen que agregar el negocio, el trabajo y la dedicación. En unos pocos casos mencionan el factor "suerte". Precisamente en los pueblos en los cuales hay un número considerable de migrantes con educación superior, hay unanimidad en cuanto a la necesidad de otras vías como el comercio, los negocios y la dedicación, que se estiman como más importantes para el ascenso económico y social. […] 
Si bien las reglas de interrelación entre migrantes provenientes de un mismo lugar de origen están preformadas por las reglas de asociación existentes en este lugar, éstas no son aplicadas de manera rígida y uniforme. Más bien un estudio pormenorizado, por ejemplo, del uso de las relaciones de parentesco, muestra que éstas son manejadas también funcionalmente, como herramientas de comunicación, de acuerdo a la situación social específica en la cual se encuentra el actuante. También cabe advertir que el grupo de migrantes no necesariamente funciona como grupo homogéneo, o como si tuviera la igualdad como meta. Es particularmente interesante que en los casos en los cuales se forman talleres, manufacturas u otros grupos de cooperación directa entre migrantes, éstos en casi todos los casos observados resultan base de una diferenciación de clase entre los participantes, velada por relaciones de ayuda mutua, de contraprestaciones en obligaciones de parentesco, que sí obligan al dueño a un tipo permanente de tutelaje, pero por otro lado permiten relaciones de trabajo no remunerado, de remuneración en especie, trabajo por vivienda, etc. […] 
Los habitantes de todos los pueblos estudiados cuentan con una serie de recursos para "asociarse" entre sí, por ejemplo las relaciones de parentesco, la veneración de un santo, la pertenencia a un barrio, las formas de clientelismo y servidumbre, la compra-venta de fuerza de trabajo, las reglas de precedencia entre mayores y menores, las normas que surgen de la pertenencia a la institución comunal, entre otras. Estas reglas permiten a los campesinos organizar el trabajo, la cooperación, el flujo de bienes y servidos, la socialización de los hijos, el respeto por los viejos y también dar respuestas grupales a un reto externo. Al no disociarse completamente de las diversas redes de relaciones establecidas, los migrantes mantienen las mismas reglas asociativas en el contexto urbano, que sin embargo se van transformando al hacer frente a nuevos retos y conflictos que surgen en su proceso de inserción y posterior desenvolvimiento urbano. 
De esta manera las formas de asociación se van reformulando ya que la distancia física y social respecto al lugar de origen, y la nueva situación económica en la ciudad, conllevan nuevas formas de relación social, al igual que las formas de desenvolvimiento económico y social en la ciudad imprimen una nueva lógica en las reglas de precedencia entre diversas formas de interrelación. (Golte y Adams, 1990, pp. 19-68).
Bibliografía
Golte, J. y Adams, N. (1990). Los caballos de Troya de los invasores. Estrategias campesinas en la conquista de la gran Lima. 2ª. Ed., Lima: IEP.
Matos Mar, J. (1986). Desborde popular y crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú en la década de 1980. 3ra. ed., Lima, IEP.
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