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413 Patología ginecológica y obstétrica 19 PATOLOGÍA GINECOLÓGICA Y OBSTÉTRICA APARATO REPRODUCTOR FEMENINO Las enfermedades del aparato reproductor femenino constituyen un componente importante de la práctica clínica Las anormalidades del aparato reproductor femenino no rela- cionadas directamente con concepción, embarazo y parto se denominan patología ginecológica, y forman la mayor parte de este capítulo. Una gran proporción de la práctica clínica de un ginecólogo tiene que ver con hemorragia de las vías genitales y dolor, ordinariamente causados por tras- tornos de la menstruación, que pueden tener muchas causas (p. ej., anormalidades benignas del endometrio y el miometrio), pero a veces son producidos por tumores como: carcinoma del endometrio (en mujeres posmenopáusicas) y carci- noma del cuello uterino (principalmente en mujeres pre- menopáusicas). La detección temprana del carcinoma del cuello uterino (cervicouterino), antes de que se vuelva invasor, se basa en el examen microscópico de frotis toma- dos del epitelio superfi cial del cuello uterino (citología cervicouterina). Sin embargo, existen muchas otras causas simples benignas de hemorragia no menstrual de las vías genitales femeninas, particularmente los pólipos benignos del endometrio y del cuello uterino. Los principales estados patológicos que afectan los ovarios son quistes y tumores sólidos, benignos y malignos. La disfunción hormonal de los ovarios suele manifestarse bajo la forma de trastornos de la menstruación o problemas con la concepción y el embarazo. La vulva está constituida por piel, por lo que se afecta por muchas de las enfermedades cutáneas de otros sitios, como dermatitis alérgica y por contacto, psoriasis, quistes epidérmicos, nevos benignos, verrugas virales y el tumor maligno más frecuente es el carcinoma de células escamosas. Tres padecimientos que son particularmente comunes en la vulva son el liquen escleroso, el liquen plano y el liquen simple crónico. La mayoría de las enfer- medades infl amatorias de la vulva se presentan con prurito, ardor e irritación. La vagina está relativamente libre de trastornos, con la excepción de infecciones, como las enfer- medades transmitidas sexualmente. Las anormalidades relacionadas con concepción, emba- razo y parto se describen en patología obstétrica (págs. 433 a 437). Esta sección del capítulo delinea los principales problemas clínicos y su patología subyacente. ENFERMEDADES DE LA VULVA La vulva es frecuentemente afectada por enfermedades de la piel, a menudo no reconocidas o diagnosticadas por ginecólogos Los labios mayores y menores estan cubiertos por piel, y están sujetos a una gama amplia de enfermedades cutáneas, en particular enfermedades infl amatorias de la piel, que son causantes de prurito y ardor. Una de las afecciones más frecuentes, y a menudo diagnosticadas erróneamente, es la dermatitis por contacto aguda (dermatitis alérgica, fi gura 19-1), que ocurre después de aplicaciones tópicas de desodo- rantes, cremas y ungüentos empleados para tratar irritación y ardor vulvar (en especial soluciones y cremas antisépticas o desinfectantes). Hay una lista extensa de materiales que causan dermatitis por contacto en la vulva, como jabones, detergentes en geles para duchas o baños de burbujas, detergentes usados en el lavado de ropa interior, y elementos constituyentes de varios cosméticos, incluyendo perfumes, etc. Aun el caucho y sustancias químicas presentes en los anticonceptivos, y el barniz de uñas, pueden producir un tipo alérgico de der- matitis, como también pueden hacerlo, irónicamente, cremas anestésicas y esteroides tópicos aplicados como tratamiento. Figura 19.1 Dermatitis por contacto aguda. Los labios mayores y menores están rojos, hinchados y con aspecto infl amado, y el enrojecimiento también abarca la ingle. Este cuadro se debe a dermatitis por contacto por una solución desinfectante. 19 PATOLOGÍAPatología clínica 414 Otros tipos de enfermedades infl amatorias de la piel también pueden afectar la vulva, por ejemplo psoriasis (pág. 510), der- matitis seborreica (pág. 508), exantemas medicamentosos de varios tipos (pág. 519), y enfermedades vesiculares (págs. 515 a 518). La historia clínica tomada cuidadosamente, combinada con el examen del resto de la piel, con frecuencia permitirá el establecimiento del diagnóstico. Por desgracia, los ginecólogos rara vez examinan el resto de la paciente, y a menudo yerran el diagnóstico. El liquen simple crónico es un tipo de dermatitis crónica que produce engrosamiento de la piel vulvar El traumatismo por la fricción constante, casi siempre cau- sado por rascaduras repetidas de una vulva con prurito crónico, causa engrosamiento de la epidermis por prolife- ración de queratinocitos (acantosis), engrosamiento de la capa de queratina suprayacente (hiperqueratosis), y fi brosis de la dermis subyacente; los detalles clínicos e histológicos pueden verse en la página 502 y la fi gura 23-3. Este tras- torno es llamado erróneamente ‘distrofi a vulvar hipertró- fi ca’ por los ginecólogos y los patólogos ginecológicos, término que debe ser abandonado, como también el acró- nimo engañoso e impreciso TENN (trastorno epitelial no neoplásico, usado de manera laxa para describir cualquier trastorno que NO ES neoplasia intraepitelial vulvar (NIV) o carcinoma invasor. El tratamiento apropiado se basa en la investigación y el abordaje de la causa subyacente del prurito original, que con frecuencia es una dermatitis por contacto, o una de las enfermedades infl amatorias de la piel específi cas que afectan en particular la vulva, a saber el liquen escleroso o el liquen plano. El liquen escleroso y atrófi co es una importante enfermedad de la piel, y comúnmente afecta la vulva El liquen escleroso y atrófi co (otro ejemplo del llamado TENN) causa atrofi a epidérmica y fi brosis con abundante colágena en la parte superior de la dermis, de origen des- conocido. Este trastorno tiene una predilección especial por la piel del área genital; ocurre a menudo en la vulva, y con menor frecuencia en el pene (balanitis xerótica oblite- rante, pág. 411). Se presenta en la forma de pápulas blancas o placas confl uentes cubiertas por epidermis atrófi ca, en la cual son prominentes los vasos sanguíneos telangiectásicos (fi gura 19-2). La histología es idéntica a la observada en la piel afectada en otras partes de la piel, con hialinización compacta de la dermis superior con un infi ltrado linfocítico subyacente. El liquen escleroso prologado que se trata de manera incorrecta puede causar cicatrización intensa y estrecha- miento del orifi cio vaginal, y es un factor que predispone al desarrollo fi nal de carcinoma escamoso. La rascadura crónica de las lesiones del liquen escleroso puede producir un liquen simple crónico, combinación incorrectamente llamada ‘distrofi a vulvar mixta’, otro término que debe ser abandonado. El liquen plano es una afección infl amatoria común de la piel que a menudo afecta la vulva; con frecuencia el diagnóstico es inadvertido En la vulva, las lesiones pueden ser semejantes a las que ocurren en la piel de otros sitios: placas y parches elevados amoratados, en particular en los labios mayores. Sin embargo, Figura 19.2 Liquen escleroso de la vulva. Esta vulva muestra placas blancas, gruesas, extensas, a causa de engrosamiento colágeno, cubiertas por un epitelio atrófi co. Figura 19.3 Liquen plano erosivo. Los labios muestran enrojecimiento, y hay un área de denudación roja en la mucosa, que produce una erosión. Este cuadro es típico del tipo erosivo del liquen plano. 19Patología ginecológica y obstétrica 415 a menudo son clínicamente distintos en los labios menores, con la formación de erosiones superfi ciales rojas exudativas muy dolorosas (fi gura 19-3). Esta confi guración también puede verse en otro orifi cio común del liquen plano, la boca. La lesión puede estar confi nada a la vulva, perola obtención de una historia clínica cuidadosa, y el examen de la piel en otros lugares, suelen revelar lesiones actuales, o evidencia de afección cutánea u oral en el pasado con liquen plano. Como el liquen escleroso, el liquen plano es curable con esteroides tópicos potentes si se diagnostica de manera clínica e histopatológica; por ello la biopsia vulvar para establecer o confi rmar un diagnóstico preciso es una parte importante del tratamiento de estos casos. También como sucede con el liquen escleroso, algunos casos de liquen plano vulvar son modifi cados clínica e histopatológicamente por el liquen simple crónico, a causa de la rascadura repe- tida. El liquen plano de duración prolongada que se trata de manera insufi ciente también puede predisponer al car- cinoma escamoso. La mayoría de las infecciones de la vulva son causadas por virus y hongos La piel vulvar es afectada con frecuencia por enfermedades infecciosas producidas por virus y hongos. Las infecciones virales de la piel vulvar son causadas ya sea por el virus del herpes o por el virus del papiloma humano (VPH). Las infecciones micóticas suelen ser ocasionadas por dermató- fi tos superfi ciales o Candida. La vulvitis por herpes produce inicialmente ampollas indoloras, que luego se rompen formando un área erosio- nada, ulcerada, y dolorosa. El herpes virus se adquiere por contacto sexual y, por tanto, la enfermedad se ve principal- mente en mujeres jóvenes. El VPH también se transmite sexualmente, y puede estar asociado con engrosamiento de la piel y la mucosa vulvares en los labios menores (condiloma plano), o presentarse como verrugas protuberantes múltiples (condiloma acu- minado), que pueden ser sésiles o pedunculadas. Las cepas 6 y 11 del VPH son responsables de la mayor parte de las lesiones vulvares. Hay un fuerte vínculo entre las infeccio- nes por VPH de la vulva y los cambios neoplásicos intrae- piteliales vulvares (pág. 416) y del cuello uterino (pág. 418). Las infecciones micóticas de la vulva son causadas prin- cipalmente por Candida albicans. Usualmente hay una vagi- nitis micótica asociada, que se presenta con secreción vaginal copiosa, así como con enrojecimiento y dolor vulvares. La infección y sus manifestaciones con frecuencia son intensas en las diabéticas. La infección de la piel vulvar con hongos dermatofi tos también produce infl amación superfi cial y dolor similar. Las enfermedades transmitidas sexualmente que afectan la vulva pueden ser causadas por varios tipos diferentes de microorganismos Además del herpes virus y el VPH transmitidos sexualmente, varios otros microorganismos pueden producir lesiones vulvares como resultado de una infección que se adquiere por contacto sexual, aunque muchos de ellos están confi - nados a países tropicales. Entre los más importantes se encuentran Calymmatobacterium granulomatis, que causa el granuloma inguinal y produce nódulos ulcerosos en la vulva, y Chlamydia trachomatis, causante de linfogranu- loma venéreo, con pápulas ulcerosas vulvares y ganglios linfáticos inguinales crecidos. Haemophilus ducreyi causa chancro blando, con múlti- ples pápulas y nódulos ulcerosos dolorosos en la vulva, aso- ciados con crecimiento hipersensible de los ganglios linfáticos inguinales. Treponema pallidum es el organismo causal de la sífi lis. Las lesiones son pápulas vulvares o vaginales pequeñas, induradas (chancro) en la etapa primaria (representando el sitio de entrada), y múltiples lesiones verrucosas, húmedas, vulvovaginales y perineales (condiloma lato) en la etapa secundaria. Los quistes benignos de la vulva son comunes, y pueden ser derivados de la piel o de las glándulas de Bartholin El componente cutáneo piloso de la vulva puede ser origen de la formación de quistes epidérmicos benignos llenos de queratina, similares a los que se ven en otras partes de la piel. Las glándulas de Bartholin son gándulas secretoras de moco, situadas en la parte posterior de los labios mayores. Descargan sus secreciones en el vestíbulo por medio de conductos cortos que normalmente están recubiertos por epitelio de células transicionales, aunque la metaplasia de células escamosas es común. La dilatación quística de los con- ductos y las glándulas puede ser el resultado de obstrucción de los conductos; los quistes son revestidos por epitelio cilíndrico secretor de moco, epitelio transicional o epitelio esca- moso, o una mezcla de ellos. El tumor maligno más importante de la vulva es el carcinoma de células escamosas El carcinoma escamoso de la vulva, que suele presentarse en mujeres de edad avanzada, puede producir una invasión local extensa y metástasis en los ganglios linfáticos inguina- les. Una variante en mujeres muy ancianas, el carcinoma verrucoso, consiste en una masa verrucosa grande similar a una colifl or, que crece lentamente invadiendo tejidos locales, pero casi nunca metastatiza (fi gura 19-4). Los car- cinomas escamosos de la vulva bien diferenciados tienen buen pronóstico, y siempre que estén confi nados a la vulva y los ganglios inguinales; el pronóstico es peor cuando hay invasión a otros órganos pélvicos (p. ej., vejiga urinaria, recto), tumor metastásico a ganglios linfáticos ilíacos, o evidencia de metástasis hematógenas. Aunque la mayoría de los carcinomas escamosos de la vulva parecen surgir de novo, algunos se originan en epitelio en el cual hay una intensa metaplasia equivalente a un car- cinoma in situ (fi gura 19-5). Este fenómeno, la neoplasia intraepitelial vulvar (NIV), por lo general se ve en pacien- tes más jóvenes que las que presentan tumores invasores, y puede haber evidencia coexistente de un cambio verrucoso por VPH en el epitelio afectado y el adyacente. Además, en muchos casos de carcinoma vulvar originado en una NIV puede demostrarse VPH 16 (70 a 90%). También hay riesgo de progresión del cáncer en mujeres jóvenes que 19 PATOLOGÍAPatología clínica 416 fuman, lo cual sugiere una posible interacción entre taba- quismo e infección por VPH en la etiología del carcinoma vulvar invasor en mujeres jóvenes. Otras lesiones neoplásicas de la vulva son principalmente lesiones melanocíticas o tumores de los anexos de la piel Aparte de los carcinomas de células escamosas, otros tumo- res que se originan en la vulva derivan de melanocitos o de anexos cutáneos. Los nevos intradérmicos benignos y compuestos son comunes en la piel vulvar, y los labios menores son un sitio importante para el desarrollo del mela- noma maligno. Las características de los nevos benignos y el melanoma maligno son idénticas a las que se presentan en la piel (capítulo 23). Aunque cualquiera de los tumores de los anexos de la piel descritos en el capítulo 23 puede ocurrir en la piel de la vulva, sólo se ve frecuentemente el hidradenoma papilar (derivado de conductos ecrinos). En raras ocasiones se produce la enfermedad de Paget de la vulva, que representa la propagación intraepidérmica de un carcinoma derivado de un adenocarcinoma de los anexos cutá- neos; es histológicamente similar a la enfermedad del pezón. ENFERMEDADES DE LA VAGINA Las enfermedades más importantes de la vagina son infecciones (vaginitis) La vagina puede ser infectada por los mismos agentes que causan vulvitis, como virus del herpes simple, VPH, Can- dida albicans, Gardnerella vaginalis. La vagina tiene una abundante fl ora bacteriana natural, cuyo microrganismo principal es Lactobacillus acidophilus. Éste produce ácido láctico por el desdoblamiento de glucógeno en el epitelio vaginal superfi cial, lo que crea un ambiente ácido en el que la mayoría de los otros microorganismos no pueden proli- ferar. Sin embargo, esta barrera sólo actúa efi cazmente contra bacterias. La vaginitis infecciosa suele transmitirse por contacto sexual, y se presenta con dolor y secreción. Trichomonas vaginalis es una causa común de vaginitis en mujeres jóvenes, y suele ser transmitida sexualmente. La mucosa vaginal se enrojece e inflama, con una secreción espumosa en su superfi cie. Gardnerella vaginalis es una causa muy común de vagi- nitis inespecífi ca, comúnmente asociada con una secreción vaginal delgada, blanca y lechosa. El virus del herpes simple produce lesiones vaginales erosivas, y puede transmitirse al feto durante su paso a través del canal del parto. Con frecuencia hay lesiones herpéticas vulvares asociadas. Candida albicans es un comensal normal en la vagina, pero su proliferación suele ser suprimida por la fl ora vaginal normal. Cuando la fl ora se destruye, por ejemplo por anti- bióticos, puede producirse una infección clínica. Se desa- rrollan placas blancas de hifas fúngicas sobre una mucosa a b Figura 19.4 Carcinoma verrucoso de la vulva. Esta pieza de vulvectomía radical muestra un carcinoma verrucoso que ha invadido el labio mayor derecho. Figura 19.5 Neoplasia intraepitelial vulvar (NIV). En (a) hay un engrosamiento rojo muy extenso de la vulva que se extiende hasta el perineo y la región perianal, causado por una NIV. La microfotografía (b) del espesor completo del epitelio vulvar muestra células escamosas displásicas, con muchas mitosis (NIV III). 19Patología ginecológica y obstétrica 417 vaginal infl amada, y hay secreción vaginal asociada con fuerte irritación vulvar. La infección puede ser grave en pacientes con diabetes mellitus. Las causas menos comunes de infección vaginal incluyen gonococo (usualmente secundaria a cervicitis gonocócica), Mycoplasma, y VPH (de ordinario asociada con condiloma vulvar y perineal extenso, que se extiende hacia arriba hasta la vagina en la etapa tardía), y algunas formas de estafi lo- cocos. Los estafi lococos suelen ser introducidos a la vagina con un tampón, y la proliferación de bacterias en un tam- pón olvidado o retenido puede conducir la formación de exotoxinas bacterianas, de lo que resulta el síndrome de choque tóxico. Los tumores primarios de la vagina son muy raros Los tumores vaginales primarios en adultas son excepcio- nalmente raros, pero la vagina es frecuentemente sitio de metás- tasis, a menudo de tumores malignos de cuello uterino, endometrio y ovario. La hemorragia vaginal después de una histerectomía, por un tumor maligno uterino u ovárico uterina u ovárica, siempre debe someterse a estudio y biop- sia, debido a la frecuencia de tumor metastásico en la cúpula vaginal residual. Los principales tumores vaginales primarios son el carci- noma de células escamosas y, aún más raramente, los ade- nocarcinomas. El carcinoma de células claras se ve en mujeres expuestas in utero al estrógeno sintético dietilestilbestrol, pre- cedido por reemplazo del epitelio vaginal normal por epitelio glandular, lo que se denomina adenosis vaginal. En la infancia, la vagina puede ser el sitio de desarrollo de un rabdomiosarcoma, que macroscópicamente se pre- senta como una masa gelatinosa polipoide que protruye al interior de la vagina. ENFERMEDADES DEL CUELLO UTERINO El cuello uterino es un sitio importante de patología, especial- mente en las mujeres en edad reproductora. El cuello uterino exterior está recubierto por epitelio escamoso, y el conducto endocervical por epitelio cilíndrico secretor de moco, que muestra crecimientos glandulares inferiores. En varias etapas de la vida reproductora de la mujer, la unión entre los epitelios escamoso y cilíndrico migra a la convexidad del cuello uterino exterior, y luego vuelve al interior del conducto endocervical. La unión escamosocilíndrica es el asiento de la mayoría de las enfermedades que se presentan en el cuello uterino. La unión escamosocilíndrica original suele estar situada en la región del orifi cio externo, pero su localización precisa al nacer es infl uida por la exposición a las hormonas mater- nas in utero. Alrededor de la pubertad, las infl uencias hormonales indu- cen la extensión del epitelio cilíndrico hacia el interior de la porción ectocervical formando un ectropión, o erosión cervical (fi gura 19-6). Este proceso es aumentado por un primer embarazo, particularmente cuando acontece poco después de la menarquía. Antes de la pubertad el pH de la vagina y el cuello ute- rino es alcalino, pero luego el desdoblamiento bacteriano del glucógeno en el epitelio escamoso cervical y vaginal lo convierte en un ambiente ácido, con pH de alrededor de 3. La exposición del epitelio cilíndrico sensible del ectro- pión al ambiente ácido pospuberal de la vagina induce metaplasia escamosa y la creación de una zona de transfor- mación entre el epitelio cilíndrico endocervical y el epitelio escamoso ectocervical. Esta zona está constituida por epi- telio escamoso nuevo en un área antes ocupada por epitelio cilíndrico. cuello uterino epitelio endocervical conducto endocervical orificio externo vagina epitelio escamoso folículos de Naboth epitelio escamoso de la zona de transformación epitelio escamoso original ectropión zona de transformación y quistes de Nabothnormal, virgen cba Figura 19.6 Unión escamosocilíndrica del cuello uterino. Se ilustran la movilidad de la unión escamosocilíndrica, el desarrollo del ectoprión, y la formación de la zona de transformación. (a) La unión escamosocilíndrica está situada originalmente en la región del orifi cio externo. (b) En la pubertad, el epitelio endocervical se extiende distalmente al interior del ambiente ácido de la vagina, formando un ectoprión. (c) Se forma una zona de transformación al crecer de nuevo el epitelio escamoso sobre el ectoprión. Las aberturas de las criptas pueden ser obliteradas en el proceso, lo cual conduce a la formación de los quistes de Naboth llenos de moco. 19 PATOLOGÍAPatología clínica 418 Por tanto, la unión escamosocilíndrica es de tamaño varia- ble, aunque su posición siempre se aproxima al orifi cio externo. En mujeres maduras puede retraerse al interior del con- ducto endocervical. Las enfermedades más importantes del cuello uterino se enumeran en la fi gura 19-7. La cervicitis crónica es producida por los mismos microorganismos que la vaginitis infecciosa A veces, los médicos aplican de manera imprecisa el tér- mino ‘cervicitis crónica’ cuando el área alrededor de la porción vaginal del cuello uterino, en torno al orifi cio externo, está enrojecida e irregular; en la mayor parte de los casos esto no es infl amación, sino que representa la extensión del epitelio cilíndrico al interior del orifi cio externo, lo que a veces se llama ectropión o, inadecuada- mente, ‘erosión cervical’. La cervicitis aguda con erosión se puede ver en la infección por herpes simple, en la que de ordinario hay enfermedad herpética en vulva y vagina. Es posible encontrar endocervicitis crónica genuina, con denso infi ltrado linfocítico y de células plasmáticas, en asociación con infecciones de la vagina por Trichomonas, Candida, Gardnerella y Neisseria gonorrhoeae. La hiperplasia microglandular endocervical se ve principalmente durante el embarazo, y en mujeres que toman anticonceptivos orales con un componente progestágeno La hiperplasia microglandular endocervical es un cambio cervical común inducido por cambios hormonales. Es un tipo de proliferación endocervical, en el que las criptas cervicales se multiplican y se vuelven arquitectónicamente desordenadas, a veces asociadas con un cambio decidual en el estroma. Este cambio se ve principalmente durante el embarazo, y es el resultado de la estimulación del conducto endocervical por progestágenos; sin embargo, los cambios pueden persistir después de retirarse el estímulo causal. También se observa en mujeres que toman anticonceptivos con un progestágeno. Es posible que la lesión sea asintomática, pero con fre- cuencia hay queja de una secreción vaginal mucosa exce- siva; en casos graves, el cuello uterino parece ser el asiento de múltiples pólipos endocervicales pequeños. Los pólipos cervicales son una causa común de hemorragia intermenstrual Los pólipos cervicales son anormalidades comunesque, por erosión y ulceración, pueden causar hemorragias inter- menstruales. Se ven en alrededor de 5% de las mujeres. Macros- cópicamente se presentan lisos, redondeados o con forma de pera, y suelen tener 1 a 2 cm de diámetro. Los pólipos derivan del conducto endocervical, y protruyen desde el cuello uterino a través del orifi cio externo. Están compues- tos por estroma y glándulas endocervicales, y a menudo estas últimas están distendidas con moco. La superfi cie del pólipo puede estar ulcerada e infl amada, y si este estado es de larga duración, es posible que haya metaplasia escamosa en su superfi cie. Los tumores benignos del cuello uterino no son comunes, y el más frecuente es el leiomioma Las neoplasias cervicouterinas verdaderamente benignas del cuello uterino no son comunes, y en su mayor parte, los nódulos que se asocian con el cuello uterino son pólipos endocervicales. Pueden presentarse leiomiomas en el cuello uterino, aunque son menos comunes en este sitio que en el útero (pág. 427, fi gura 19-19). Estos tumores derivan del musculo liso de la pared cervical, y expanden el cuello uterino de manera asimétrica, produciendo distorsión y compresión del conducto endocervical. La infección por VPH es común en el epitelio ectocervical, y es un importante agente etiológico en el cáncer cervicouterino La infección por el virus del papiloma humano (VPH) en el cuello uterino es adquirida sexualmente. Se han defi nido más de 70 tipos de VPH, a cada uno de los cuales se ha adjudicado un número. Ocasionalmente la infección por el VPH produce lesiones papilares del epitelio escamoso cervical (condiloma acumi- nado), que son similares a las vistas en la vulva (pág. 415). Figura 19.7 Enfermedades más importantes del cuello uterino Cervicitis crónica Pólipo cervical Hiperplasia endocervical microglandular Cambio por virus verrucoso (VPH) Neoplasia intraepitelial Carcinoma invasor del cuello uterino Adenocarcinoma endocervical Leiomioma Figura 19.8 Cambio por virus verrucoso en el cuello uterino. El epitelio cervical muestra las manifestaciones características de un cambio por virus verrucoso en un ‘condiloma plano’ de la zona de transformación; el epitelio es atípico, con coilocitos en las capas superiores del epitelio. 19Patología ginecológica y obstétrica 419 Estas lesiones suelen estar localizadas en el epitelio esca- moso ectocervical o en el epitelio escamoso de transforma- ción, o ser múltiples. Con mayor frecuencia, la infección por VPH causa con- dilomas planos, los cuales en condiciones normales no pue- den ser reconocidos a simple vista, pero pueden identifi carse con un examen colposcópico después de pintar el cuello uterino con ácido acético diluido, que los vuelve blancos. Histológicamente, el epitelio en los condilomas planos es anormal, con células binucleadas (en particular en las capas superiores del epitelio), y el llamado ‘cambio coilocítico’ en la mayoría de las células epiteliales anormales (fi gura 19-8). Estos cambios virales pueden reconocerse en la citología de frotis cervical. Ambos patrones de implicación de virus verrucoso en el epitelio escamoso cervical son más frecuentes en el epitelio de la zona de transformación, y pueden coexis- tir con los cambios de la neoplasia intraepitelial. Distintos tipos de VPH están asociados en forma dife- rente con el carcinoma invasor del cuello uterino: VPH 16 y 18 se asocian a menudo con transformación maligna, mien- tras que VPH 6 y 11 lo hacen rara vez. Los tipos de VPH 16 y 18 contienen segmentos génicos que se integran en el genoma celular, dando como resul- tado le expresión en proteínas que inhiben la acción de genes supresores tumorales (como p53) y que activan la ciclina E. Estos defectos en la regulación del ciclo celular producen proliferación celular descontrolada (pág. 85). En contraste, los tipos de VPH 6 y 11 no se integran en el genoma del huésped. A pesar de la frecuente asociación de VPH 16 y 18 con el desarrollo de carcinoma, debe recalcarse el hecho de que entre todas las mujeres que tienen estas infecciones, sólo una reducida minoría desarrollan carcinoma. La neoplasia intraepitelial cervical es un elemento precursor importante de malignidad invasora El epitelio metaplásico de la zona de transformación es susceptible a cambios durante la vida reproductora. Pueden verse cambios leves de crecimiento nuclear como respuesta a infl amación crónica, en el epitelio en reparación, y en asociación con VPH. Sin embargo, una atipia más grave, que se considera ahora una proliferación neoplásica, se llama neoplasia intraepitelial cervical (NIC) (fi gura 19-9). Este cambio sucede en el epitelio metaplásico de la zona de transformación del cuello uterino, y suele estar asociado con infección por VPH. Se reconocen tres grados de intensidad, dependiendo de la proporción de grosor del epitelio cervical que es rempla- zado por células atípicas. NIC I corresponde a displasia leve. Las células atípicas están confi nadas al tercio inferior del epitelio; los dos ter- cios superiores muestran diferenciación normal y maduración con aplanamiento de células. NIC II corresponde a displasia moderada. Las células atípicas ocupan la mitad inferior del epitelio, pero en la mitad superior hay evidencia de diferenciación y maduración con aplanamiento de células. Las anormalidades nucleares pueden extenderse a través del espesor completo del epitelio, pero son más marcadas en la mitad inferior, donde puede haber aumento de mitosis con algunas formas anormales. a b dc Figura 19.9 Neoplasia intraepitelial cervical. (a) Unión entre el epitelio ectocervical normal y NIC severa de espesor completo. Nótese la facilidad con la cual las células epiteliales anormales del epitelio atípico pueden descamarse (fl echas); esto constituye la base de la citología exfoliativa diagnóstica. (b) Atipia leve/ moderada del epitelio cervical (NIC I-NIC II). Las células atípicas están confi nadas a las partes más profundas del epitelio, pero las células de la superfi cie muestran maduración con aplanamiento. (c) Atipia moderada/severa del epitelio cervical (NIC II- NIC III). Células atípicas con pleomorfi smo y actividad mitótica se extienden a través del espesor completo del epitelio. (d) Focos de microinvasión temprana (fl echa) surgen en un área de NIC III. 19 PATOLOGÍAPatología clínica 420 NIC III corresponde a displasia severa con carcinoma in situ. Células atípicas se extienden por toda parte del espesor completo del epitelio, con mínima diferenciación y madu- ración en la superfi cie. A través de todas las capas se encuen- tran fi guras mitóticas y mitosis anormales, y puede haber extensión del cambio, a lo largo de los cuellos de las criptas endocervicales, y focos de microinvasión. Los aspectos histológicos de la NIC típica se exhiben en las fi guras 19-9b y c. Estos cambios epiteliales ocurren en la zona de transfor- mación, pero pueden extenderse sobre la superfi cie ecto- cervical y hacia arriba, hasta el conducto endocervical. En cerca de 10% de los casos, también se ve la atipia llamada neoplasia intraepitelial glandular cervical (NIGC) en el epitelio endocervical. La presencia de células epiteliales anormales puede detec- tarse por examen citológico de un frotis de células epitelia- les superfi ciales obtenido del cuello uterino; ésta es la base de los estudios de detección de la enfermedad (veáse el recuadro azul). NIC I se asocia con un riesgo reducido de progresión a carcinoma, y NIC II y NIC III están asociadas con un riesgo más alto de desarrollo de carcinoma. La evolución natural de la NIC I es importante, pues determina la frecuencia con que se requiere practicar estudios para detectar la pro- gresión de la enfermedad. • 50% de las pacientes con NIC I tienen regresión espontanea de la enfermedad. • 30% de las pacientes con NIC I tienen atipia persistente de grado bajo. • 20% de las pacientes con NIC I avanzan a través deNIC II a NIC III, durante un periodo de cerca de 10 años. • 20% de las pacientes con NIC III avanzan a carcinoma invasor del cuello uterino en un periodo aproximado de 10 años. Se ha sugerido que los frotis repetidos cada tres años son adecuados para el propósito de detección en la población general. A pesar de esta frecuencia, aún es posible que algunos individuos avancen de NIC I a carcinoma invasor en un plazo corto. El carcinoma invasor del cuello uterino es más a menudo carcinoma de células escamosas El carcinoma invasor del cuello uterino puede ocurrir en cualquier momento durante los años reproductivos y pos- menopáusicos, pero la edad promedio para su desarrollo es hacia los 50 años. Representa 3 a 5% de los casos de carci- noma en mujeres. Macroscópicamente, las lesiones tempranas aparecen como áreas de irregularidad granulosa del epitelio cervical, con invasión progresiva del estroma, causando endureci- miento cervical anormal. Las lesiones tardías se presentan como áreas ulceradas, fungosas, que destruyen el cuello uterino (fi gura 19-11). En su gran mayoría, los carcinomas cervicouterinos son carcinomas de células escamosas, originados en la zona de transformación o porción vaginal del cuello uterino. Las lesiones son de tres tipos histológicos: carcinoma de células El desarrollo de anormalidades en el epitelio cervical es un factor importante en la prevención del carcinoma invasor del cuello uterino. La detección de células anormales se basa en la presencia de citología anormal. Con el uso de una espátula especialmente diseñada, se raspan células de la porción ectocervical e inferior del conducto endocervical, y se hace un frotis con ellas. Se fi jan en una solución conservadora, y se envían a un laboratorio de patología para examen citológico después de la adición de colorante de Papanicolaou (el origen del término ‘examen de Papanicolaou’). En la NIC, las células exfoliadas tienen aumento en la relación núcleo:citoplasma, y un patrón de cromatina irregular aglutinada, llamado discariótico (fi gura 19-11). Si se detectan células epiteliales atípicas en un frotis cervical, se llama de nuevo a las pacientes. El sito del epitelio anormal se defi ne por colposcopia, y el diagnóstico se confi rma con biopsia del área anormal. Si la lesión no es invasora y es completamente visible, sin extenderse hacia arriba al interior del conducto endocervical, puede practicarse la ablación con el uso de láser o crioterapia. Si no puede verse el extremo más superior de la lesión en el conducto endocervical, la lesión debe removerse como parte de terapia con escisión. Figura 19.10 Frotis de citología cervical en la NIC. Esta preparación celular exhibe un agrupamiento de células epiteliales cervicales que demuestran discariosis moderada e intensa. Citología cervical diagnóstica 19Patología ginecológica y obstétrica 421 escamosas queratinizante, carcinoma de células escamosas grandes no queratinizante, y carcinoma de células escamo- sas pequeñas no queratinizante. Aunque una diversidad de factores predisponen al carci- noma de células escamosos del cuello uterino, el común denominador es la actividad sexual, lo que sugiere que la exposición a agentes ambientales (en particular infección) es en extremo importante. El adenocarcinoma del cuello uterino es menos común que el carcinoma de células escamosas, pero puede estar aumentando en incidencia El adenocarcinoma del cuello uterino casi siempre deriva del epitelio cilíndrico secretor de moco que recubre el conducto endocervical, y puede ser precedido por adenocarcinoma in situ. El carcinoma, tanto invasor como in situ, puede detec- tarse con frotis de citología cervical. Los adenocarcinomas invasores comprenden 5 a 10% de todos los tumores malig- nos primarios del cuello uterino; hay datos de incidencia creciente, aunque esto puede explicarse en gran parte por una reducción en el carcinoma escamoso invasor. En com- paración con este último, el adenocarcinoma tiende a metas- tatizar a ganglios linfáticos antes, y a ser menos radiosensible, por lo cual suele considerársele de peor pronóstico. El pronóstico del carcinoma de células escamosas del cuello uterino está relacionado con la etapa en el momento del diagnóstico El síntoma común de presentación en las etapas iniciales es la hemorragia vaginal, pero los tumores descuidados avan- zados pueden causar obstrucción urinaria a causa de invo- lucro vesical. El tipo histológico del tumor es menos importante para el pronóstico que la etapa en el momento del diagnóstico. Relaciones sexuales: incidencia muy baja en vírgenes. Edad en el primero coito: incidencia más alta en mujeres que tienen relaciones sexuales antes de los 17 años de edad, y en las que se casan tempranamente (quizá también a causa de las relaciones sexuales tempranas). Enfermedades transmitidas sexualmente: incidencia más alta en mujeres con antecedente de enfermedades de transmisión sexual, y también en prostitutas (véase VPH más adelante). Estatus socioeconómico: la incidencia es más alta en los grupos sociales más bajos, aunque esto puede estar relacionado con los modos de vida y hábitos sexuales, más que con cualquier otro factor. Tabaquismo: estudios epidemiológicos sugieren un vínculo entre el tabaquismo intenso y el carcinoma cervical (especialmente la NIC). Aunque es difícil descartar otros factores, como diferentes modos de vida y niveles sociales entre las mujeres que fuman y no fuman, se ha sugerido que la depresión de la vigilancia inmunitaria local por las células de Langerhans es importante. Factores masculinos: para explicar la importancia del coito, se han buscado agentes carcinógenos en esmegma, espermatozoides y otros componentes del semen, pero no se ha encontrado evidencia defi nitiva de un carcinógeno químico. VPH: la coexistencia de VPH con NIC y carcinoma invasor, vista con frecuencia en biopsia de cono y muestras de colposcopia, sugiere que hay un vínculo. Además, la identifi cación de DNA del VPH tipos 16, 18 y 33 en más de 60% de los carcinomas cervicales, sugiere fuertemente un vínculo y un posible factor etiológico. Ésta es un área de intensa investigación en la actualidad. Proteínas inducidas por VPH desactivan productos de genes supresores tumorales, facilitando en esa forma el desarrollo de tumor. Infección por VIH: la inmunodepresión predispone a carcinoma del cuello uterino por inmunodepresión, y su incidencia aumenta como consecuencia del SIDA. Otros agentes infecciosos: los intentos de demostrar la participación de agentes infecciosos como Chlamydia y herpes simple no han sido concluyentes, y la relación no suele ser más fuerte que el hecho de que ambas enfermedades son el resultado de las relaciones sexuales. Figura 19.11 Carcinoma escamoso invasor del cuello uterino. En este corte longitudinal a través de útero, cuello uterino y vagina superior, una lesión fungosa ha destruido completamente el cuello uterino, y está invadiendo la parte inferior del cuerpo del útero. Factores de riesgo en el carcinoma de células escamosas cervical 19 PATOLOGÍAPatología clínica 422 Los carcinomas microinvasores muestran focos diminutos de invasión muy superfi cial, detectados sólo histológicamente, y tienen muy buen pronóstico después de la escisión local. Los carcinomas invasores se estadifi can conforme al grado de invasión local, y la supervivencia está relacionada con la etapa (fi gura 19-12). La invasión de los ganglios linfáticos paracervicales e iliacos externos ocurre tempranamente. ENFERMEDADES DEL ENDOMETRIO El endometrio recubre el interior de útero, y responde a la estimulación hormonal cíclica durante el ciclo menstrual. La histología del útero puede usarse como un índice con- fi able de la fase del ciclo menstrual. Las principales enfer- medades del miometrio incluyen cambios histológicos, en respuesta a efectos endocrinos de enfermedades infl amato- rias causantesde pólipos, hiperplasia (dividida en varios tipos e importante en la predisposición a la neoplasia), tumores (tumores epiteliales, en su mayor parte carcinomas, y tumo- res más raros del estroma endometrial), endometriosis (trastorno en el cual el endometrio crece fuera del útero), y adenomiosis (afección en la cual el endometrio crece al interior del músculo de la pared uterina). En el endometrio se ven comúnmente cambios histológicos que refl ejan defectos endocrinos El examen histológico del endometrio se practica a menudo como parte de los estudios de trastornos de la menstruación o infertilidad. El patrón histológico del endometrio se corre- laciona con la última fecha declarada del periodo menstrual, y con cualquier terapéutica medicamentosa relacionado. Entre las anormalidades más comunes encontradas en la práctica clínica está la atrofi a senil, vista después de la meno- pausia. Las glándulas son simples, recubiertas por células cuboideas inactivas, y pueden formar grandes espacios quís- ticos. No hay evidencia de actividad mitótica, lo que refl eja falta de estimulación estrogénica. Los ciclos anovulatorios son comunes al comienzo y fi nal de la vida reproductiva. Están asociados con menstrua- ción irregular. Los efectos de la estimulación excesiva de estró- genos se manifi estan en el endometrio como proliferación de glándulas. El defecto de la fase luteínica, o maduración irregular, es causado por defi ciencia de producción de progesterona por el cuerpo amarillo, o por receptores de progesterona defectuosos dentro del endometrio. El examen del endo- metrio en la segunda mitad del ciclo menstrual muestra un desarrollo inadecuado o ausente de cambios secretores en el endometrio. La persistencia del cuerpo amarillo al fi nal del ciclo mens- trual normal causa falla en el desprendimiento endometrial normal, lo que lleva a una hemorragia uterina anormal. El examen del endometrio revela una confi guración mixta de tipos de fase menstrual, fase secretora y fase proliferativa. Las píldoras anticonceptivas orales causan cambios en la estructura del endometrio, el cual está considerable- mente reducido en volumen. Las glándulas se vuelven pequeñas e inactivas, con desarrollo defi ciente de estroma. Los dispositivos anticonceptivos intrauterinos (DIU) a veces se vinculan con endometritis crónica e infección por Actinomyces. La metaplasia del endometrio suele verse en mujeres posmenopáusicas, y menos a menudo en el endometrio con ciclos normales. Los principales tipos son metaplasia esca- mosa y metaplasia a patrones epiteliales que semejan epite- lio tubario o endometrial. La endometritis aguda suele encontrarse como una complicación del embarazo La endometritis aguda se caracteriza por la infi ltración de las glándulas endometriales por neutrófi los. Causada por infección bacteriana, suele verse como una complicación del parto o aborto. Los microrganismos más comúnmente responsables son estreptococos, estafi lococos y clostridios, que frecuentemente se asocian con anaerobios cuando se retiene tejido muerto posparto dentro de la cavidad uterina. En casos de infl amación aguda intensa puede desarro- llarse un piómetra, cuando la cavidad uterina se llena de pus. Esto es consecuencia de la obstrucción del orifi cio externo del cuello uterino, complicada por infección de la cavidad uterina. Los principales motivos para la obstrucción del cuello uterino son tumores, y cicatrización como resul- tado de una intervención quirúrgica previa. La endometritis crónica suele asociarse con gestación reciente, enfermedad pélvica infl amatoria o el uso de DIU La endometritis crónica puede asociarse con irregularidades menstruales, pero también se encuentra en mujeres que están siendo motivo de estudios por infertilidad. Histológicamente, el endometrio muestra infi ltración linfoide con la forma- ción de células plasmáticas. La mayoría de los casos se asocian con un factor de riesgo clínico defi nido para el desarrollo de infl amación. El trastorno se produce después de emba- razo, aborto o instrumentación recientes en 50% de los casos, en asociación con enfermedad pélvica infl amatoria (p. ej., salpingitis) en 25% de los casos, y vinculado con el Figura 19.12 Etapas y supervivencia a 5 años del carcinoma del cuello uterino Etapa Supervivencia a 5 años (%) Grado de invasión local I 90 Confi nado al cuello uterino II 82 Invasión de la parte superior de la vagina, o de tejidos parametriales adyacentes III 35 Diseminación a pared lateral pélvica, parte inferior de la vagina o uréteres IV 10 Invasión de recto, pared vesical, o exterior de la pelvis 19Patología ginecológica y obstétrica 423 uso previo de dispositivos anticonceptivos intrauterinos (DIU) en cerca de 20% de los casos. En el 5% restante de casos, sin un factor de riesgo defi nido, la endometritis crónica puede ser causada por infección con gonococos o clamidias, o TB. En la endometritis tuberculosa, como los granulomas sólo se forman en el endometrio secretor, es posible que no se vean en muestras tomadas tempranamente en el ciclo. El trastorno es comúnmente parte de una infección más generalizada, que incluye las trompas de Falopio. En la adenomiosis el endometrio penetra profundamente dentro de la pared del útero La adenomiosis es una afección en la cual el endometrio crece hacia abajo, desarrollándose profundamente dentro del miometrio. El trastorno puede causar crecimiento del útero, y a veces se asocia con anormalidades menstruales y dismenorrea. Macroscópicamente, en el miometrio afectado se ven áreas rosadas pequeñas irregulares, algunas con quistes pequeños (fi gura 19-13a). En el estudio histológico pueden obser- varse islotes de endometrio en una ubicación profunda en el músculo (fi gura 19-13b). Si se rastrean, se encuentra que estos islotes están en continuidad con el endometrio super- fi cial. Este proceso puede afectar de manera difusa el mio- metrio, o presentarse focalmente, produciendo nódulos en apariencia circunscritos de músculo hipertrofi ado y endo- metrio profundo (adenomiosis nodular). El crecimiento ectópico de endometrio fuera del útero se llama ‘endometriosis’ La endometriosis es un trastorno en el cual se desarrolla endometrio ectópico fuera de la cavidad uterina. Afecta a 1 de cada 15 mujeres (7%) en edad reproductora, con inferti- lidad asociada en cerca de 30% de los casos. La patogenia se expone en el recuadro rosa en la página 424. Los sitios comunes para el crecimiento endometrial ectó- pico son ovarios, trompas de Falopio, ligamentos redondos y peritoneo pélvico. Sitios menos comunes son la pared intestinal, la vejiga urinaria, el ombligo y cicatrices de lapa- rotomía. Raras veces se ve implicación de ganglios linfáti- cos, pulmón y pleura. El endometrio ectópico aún responde a la estimulación hormonal cíclica, con fases de proliferación y hemorragia por supresión. La hemorragia y la supresión estimulan la formación de adherencias fi brosas y acumulación del pig- mento hemosiderina. Macroscópicamente, los focos de endometriosis se pre- sentan como masas quísticas o sólidas, que de manera característica son de color pardo oscuro, por el pigmento de hierro acumulado, a consecuencia del sangrado repe- tido. En el estudio histológico se ven glándulas y estroma, junto con fi brosis y macrófagos con pigmento de hierro. El tejido endometrial que crece en sitios anormales esti- mula la fi brosis, y es posible encontrar adherencias fi brosas entre órganos adyacentes. Cuando está implicado el peri- toneo, las adherencias pueden provocar obstrucción intes- tinal. El padecimiento suele presentarse con dolor pélvico cíclico, dismenorrea e infertilidad. Cuando afecta las trom- pas de Falopio y los ovarios, la totalidad de trompa de Falopio y ovario puede convertirse en una masa quística que con- tiene material marrón semilíquido (quiste de chocolate). El tratamiento con manipulación endocrina del crecimientoendometrial suele ser efi caz. Los pólipos endometriales son excrecencias localizadas de glándulas endometriales y estroma Los pólipos endometriales son muy comunes, y suelen verse en la edad perimenopáusica. Se cree que son causados por proliferación excesiva de glándulas en respuesta a estí- mulos estrogénicos. Macroscópicamente varían en tamaño, pero de ordinario miden 1 a 3 cm de diámetro, y suelen estar a b Figura 19.13 Adenomiosis del útero. (a) En este útero, extirpado a causa de periodos abundantes, irregulares y dolorosos, el miometrio está expandido como resultado de una intensa adenomiosis, particularmente posterior. Los islotes de endometrio pueden verse como áreas pardas amarillentas rodeadas por músculo liso hipertrofi ado (adenomiosis nodular). (b) Histología de un área de glándulas endometriales y estroma dentro del miometrio hipertrofi ado, tomada de la pieza en (a). 19 PATOLOGÍAPatología clínica 424 situados en el fondo uterino. Se presentan como nódulos lisos fi rmes dentro de la cavidad endometrial (fi gura 19-4), que prolapsan a veces a través del orifi cio cervical. Desde el punto de vista histológico, están formados por glándulas endometriales dilatadas quísticamente en un estroma vascular. En el aspecto clínico, se asocian con anormalida- des menstruales y dismenorrea, pero pueden ulcerarse o sufrir torsión. La hiperplasia endometrial es causada por estimulación estrogénica, y puede ser preneoplásica La hiperplasia endometrial se ve como respuesta a estimu- lación estrogénica. Puede haber una respuesta endógena, con ciclos anovulatorios sucesivos o tumores secretores de estrógeno, y una respuesta exógena, con fármacos que con- tienen estrógenos. La importancia de la hiperplasia endometrial es el hecho de que se asocia con un aumento en el riesgo de desarrollar adenocarcinoma del endometrio. Se divide en tipos lesiones sin atipia y atípicas según la clasifi cación de la OMS. De las hiperplasias no típicas, la hiperplasia simple es el tipo más común; afecta difusamente la totalidad del endo- metrio. Puede verse la proliferación de las glándulas, con mitosis evidentes y estratifi cación de células. Las glándulas crecen en un patrón tubular regular, pero con frecuencia están dilatadas (fi gura 19-15a); sin embargo, no hay atipias citológicas en los núcleos. Este tipo se asocia con un riesgo muy ligeramente aumentado de malignidad después de un periodo largo, por lo común mayor de 10 años. La hiper- plasia compleja se ve casi siempre de manera focal dentro del endometrio. Hay una obvia proliferación de epitelio, evidente por fi guras mitóticas, pero las glándulas crecen en un patrón irregular, con contornos ramifi cados irregulares y poco estroma intermedio. Las células que forman las glándulas no muestran atipia celular. Este tipo se asocia con un riesgo ligeramente aumentado de desarrollar malignidad. La hiperplasia atípica suele verse en forma focal dentro del endometrio y, como sucede con la hiperplasia sin atipia, se divide en tipos simple y complejo, aunque la mayoría de los casos exhiben un patrón complejo. Hay proliferación de epitelio, evidente por fi guras mitóticas, y las glándulas cre- cen en un patrón irregular, con contornos irregulares rami- fi cados (fi gura 19-15b). Sin embargo, las células que forman las glándulas muestran atipia celular, con pleomorfi smo e hipercromatismo. Cerca de 30% de los casos con este tipo de hiperplasia desarrollarán un carcinoma del endometrio, por lo común a los cinco años del diagnóstico. El carcinoma endometrial es el cáncer más común del aparato genital femenino Los carcinomas del endometrio son casi todos adenocarci- nomas, con varios subtipos histológicos. Este tipo de car- cinoma es la malignidad invasora más frecuente en el aparato genital femenino; es responsable de cerca de 7% de todos La razón del desarrollo de la endometriosis permanece incierta, pero hay tres teorías principales: 1. Menstruación retrógrada. En mujeres normales está bien demostrado que fragmentos de endometrio migran a la cavidad peritoneal a lo largo de la trompa de Falopio en el momento de la menstruación. Se ha sugerido que, en algunos casos, este material se implanta causando endometriosis y, aunque en las mujeres normales el sistema inmunitario destruye ese endometrio implantado, en las mujeres susceptibles a la endometriosis la vigilancia inmunitaria está ausente. 2. La metaplasia del epitelio peritoneal puede causar que éste se diferencie formando endometrio. La metaplasia también puede causar el desarrollo de epitelio tipo tubario causando el trastorno relacionado llamado endosalpingosis. El estímulo para esa metaplasia permanece incierto. 3. Propagación metastásica de endometrio. Esta teoría sugiere que el endometrio que se encuentra en ganglios linfáticos, pleura, pulmón y cicatriz umbilical ha sido diseminado por vasos linfáticos o sanguíneos. Ninguna de estas teorías explica por sí sola la endometriosis en todas sus manifestaciones, y es posible que los tres mecanismos operen en grados diferentes. Está bien establecido el hecho de que la endometriosis depende del estrógeno para su crecimiento y proliferación continuados, y la enfermedad se vuelve inactiva con la ovariectomía o el inicio de la menopausia. Éste es el fundamento del tratamiento que induce un estado hipoestrogénico mediante la supresión del eje hipotálamo- hipófi sis-ovario con un análogo de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). Figura 19.14 Pólipo endometrial benigno. El aspecto microquístico se debe a glándulas endometriales dilatadas quísticamente dentro del pólipo. Patogenia de la endometriosis 19Patología ginecológica y obstétrica 425 los tumores en la mujer. El carcinoma endometrial puede dividirse en dos grupos principales: • Tumores que se producen en un tiempo cercano a la menopausia, asociados con hiperplasia endometrial y estimulación estrogénica anormal del endometrio. Éste es el grupo más grande, y conlleva un pronóstico generalmente favorable. • Tumores que se presentan en mujeres posmenopáusicas de mayor edad, no relacionados con estimulación estrogénica anormal ni hiperplasia endometrial. Los tumores de este grupo se asocian más a menudo con un mal pronóstico. Macroscópicamente, los tumores pequeños aparecen como áreas sólidas difusas o lesiones poliposas en el endometrio, mientras que los tumores grandes llenan y distienden la cavidad uterina, con tejido blando, blanco, friable (fi gura 19-16a). La necrosis del tumor es común, e induce la característica de presentación común de hemorragia posmenopáusica. a b a b Figura 19.17 Etapa quirúrgica del carcinoma endometrial, y resultado después del tratamiento con cirugía y radioterapia Etapa Proporción de casos (%) Supervivencia a 5 años (%) I 80 Cuerpo uterino solamente 90 II 5 Cuerpo y cuello uterinos 50 III 5 Invasión confi nada a pelvis 30 IV 10 Invasión fuera de la pelvis o que implica vejiga urinaria o mucosa rectal 10 Figura 19.16 Adenocarcinoma endometrial. (a) La cavidad endometrial está distendida por un adenocarcinoma endometrial blando, friable, que muestra necrosis y hemorragia. Hay una considerable profundidad de invasión, con el tumor cerca de penetrar la superfi cie serosa en el fondo del útero. (b) La histología del tumor en (a) muestra un tipo de adenocarcinoma endometrioide moderadamente diferenciado (el tipo más común) que invade de manera extensa el músculo liso el miometrio. Figura 19.15 Hiperplasia endometrial. (a) Endometrio con hiperplasia simple que muestra diltación quística de las glándulas que no tienen atipia arquitectónica o celular. (b) Endometrio con hiperplasia quística atípica compleja con glándulas ramifi cadas en forma irregular y epitelio con tinción oscura a causa de atipia celular. 19 PATOLOGÍAPatología clínica 426 La mayor parte de los tumores con exceso estrogénico son adenocarcinomasendometrioides (60% de todos los casos), los cuales pueden graduarse (I a III) según la can- tidad de patrón glandular y sólido en el tumor (fi gura 19-16b). Un grado alto se asocia con un peor pronóstico. En algunos casos también están presentes áreas de meta- plasia escamosa o carcinoma escamoso verdadero (carci- noma adenoescamoso). Se ven otros dos tipos de tumores, en su mayor parte en el grupo posmenopáusico no relacionado con estrógeno. El carcinoma uterino papilar seroso es un tumor muy agresivo, en el cual, aun en ausencia de una invasión mio- metral o vascular signifi cativa, pueden producirse recurren- cias, metástasis diseminadas, o muerte. El carcinoma uterino de células claras también tiene comportamiento muy maligno. Los carcinomas papilar seroso y de células claras no siempre son de alto grado por lo que no es nece- sario graduarlos. La propagación del carcinoma del útero se realiza prin- cipalmente por invasión local, y se divide en cuatro etapas (I a IV). Los tumores de etapa I están confi nados al cuerpo uterino, los tumores de etapa II implican extensión hasta el cuello, la etapa III tiene diseminación más allá del útero, pero está confi nado a la pelvis verdadera, y la etapa IV presenta metástasis distantes, o afección de otras vísceras. Las cifras de supervivencia de cada etapa se proporcionan en la fi gura 19-17. La propagación a lo largo de la luz de las trompas de Falopio conduce a la frecuente implicación de los ovarios, y con la invasión venosa y linfática pueden verse afectados la vagina y los ganglios paraaórticos. Las metástasis hema- tógenas generalizadas no son comunes, excepto con los carcinomas papilar seroso y de células claras. El pronóstico del carcinoma del útero está relacionado con la etapa, como se señala en la fi gura 19-17. Los tumores del estroma endometrial pueden ser puros, o formar parte de tumores mixtos Menos de 2% de todos los tumores uterinos incluyen proli- feración neoplásica de elementos del estroma del endome- trio. Se piensa que estos tumores son derivados de células primitivas de Müller, que pueden diferenciarse de modo variable a estroma endometrial, epitelio, o tejidos de sostén. Los tumores se presentan como masas expansivas dentro de la cavidad uterina, causando hemorragia posmenopáusica; en los tumores más malignos hay evidencia de diseminación. El sarcoma del estroma endometrial está compuesto por células fusiformes malignas del estroma, que pueden gra- duarse en bajo y alto grado. El adenosarcoma contiene estroma maligno, y un com- ponente epitelial histológicamente benigno. Los tumores suelen presentar recurrencias después de la histerectomía. El carcinosarcoma (tumor maligno mixto Mulleriano) ambos componentes tanto estromales como epiteliales son malignos. Con frecuencia, el componente estromático con- tiene tejidos que no se ven normalmente en el útero, como cartílago, grasa o músculo esquelético. Este tumor se pre- senta por lo común en mujeres de edad avanzada, y tiene un pronóstico en extremo adverso (fi gura 19-18). ENFERMEDADES DEL MIOMETRIO El miometrio está compuesto por músculo liso. Aparte de los cambios del embarazo, el miometrio es afectado en la adenomiosis (pág. 423) y por tumores (ya sean leiomiomas, o raramente, leiomiosarcomas y tumores adenomatoides). Figura 19.18 Tumor maligno mixto Mulleriano del endometrio. La cavidad uterina está muy distendida por un tumor blando, carnoso, parcialmente necrótico y hemorrágico. Esta mujer de edad avanzada se presentó con hemorragia posmenopáusica, distensión abdominal y dolor, y tenía metástasis peritoneal en el momento del diagnóstico. En el grupo de edad perimenopáusica, la mayoría de los adenocarcinomas endometriales se asocian con hiperestrogenismo e hiperplasia endometrial. El hiperestrogenismo puede ser de origen exógeno o endógeno. Las asociaciones clínicas que conllevan un riesgo más alto de desarrollar adenocarcinomas son obesidad (a causa de la producción endógena de estrógeno por el tejido adiposo), diabetes mellitus, nuliparidad e hipertensión. En algunas familias se ve un incremento en la incidencia de carcinoma endometrial, en cuyo caso se asocia con aumento en el riesgo de cáncer de mama, y en este grupo parece probable la ocurrencia de oncogenes de acción dominante. La mutación del oncogén K-ras es un evento común en desarrollo de cerca de 10% de los cánceres endometriales esporádicos. La anormalidad en el p53 también es un acontecimiento común, en particular en los carcinomas papilares serosos que tienen mal pronóstico. Patogenia del carcinoma endometrial 19Patología ginecológica y obstétrica 427 Los leiomiomas (miomas uterinos) son los tumores más comunes del útero Los leiomiomas, llamados también miomas uterinos, son los tumores benignos más comunes del aparato reproduc- tor femenino. Afectan a más de la mitrad de las mujeres mayores de 30 años, y suelen hacerse sintomáticos en el decenio previo a la menopausia. Los leiomiomas se presentan macroscópicamente como nódulos redondeados, pálidos, con consistencia de caucho y aspecto verticilado en la superfi cie de corte. Pueden ori- ginarse en varios sitios dentro del útero (p. ej., intramural, submucoso y subseroso), y muy a menudo son múltiples (fi gura 19-19). Los leiomiomas varían en tamaño, desde menos de 1 cm de diámetro hasta lesiones gigantes de 20 a 30 cm. El diámetro típico de las lesiones causantes de problemas clí- nicos es de 2 a 4 cm. Estos tumores están constituidos histológicamente por células de músculo liso con estroma colágeno intercalado. Es importante señalar el hecho de que no hay atipia celular y que se ven muy pocas mitosis. También se describen varias variantes histológicas que no son comunes, caracterizadas por confi guraciones celulares o estromales inusuales, como el cambio mixoide. En estos tumores se producen cambios y complicaciones degenerativos. Por ejemplo, los tumores pueden crecer hasta exceder su abasto de sangre, ser remplazados por material hialino, y calcifi carse. Durante el embarazo, y menos a menudo en otras ocasiones, los tumores pueden desarrollar una degeneración isquémica en la cual las lesiones son blandas y de color uniformemente rojo oscuro (la llamada ‘dege- neración roja’). Los tumores pedunculados pueden sufrir torsión, provocando un infarto venoso. Estos tumores se asocian clínicamente con hemorragia menstrual anormal, dismenorrea o infertilidad. En ocasio- nes causan problemas por sus efectos de masas grandes abdominales, por ejemplo comprimiendo la vejiga urinaria. Durante el embarazo los leiomiomas pueden causar com- plicaciones, como aborto espontáneo, parto prematuro u obstrucción del trabajo de parto. Los leiomiomas uterinos dependen de la acción trófi ca del estrógeno para el mantenimiento de su tamaño, y por lo común se retraen después de la menopausia. El trata- miento con agonistas de GnRH, que inducen hipoestroge- nismo, está siendo usado para inducir encogimiento del útero y los miomas uterinos, con el objetivo de facilitar su extirpación por miomectomía. En la mayoría de las mujeres que ya no desean concebir, el tratamiento es la práctica de una histerectomía. El diagnóstico de las enfermedades endometriales es auxiliado por varias técnicas de imágenes e histológicas. • La ultrasonografía transvaginal puede indicar lesiones dentro del útero, y establece el espesor del endometrio. • La histeroscopia puede identifi car pólipos o miomas submucosos. • La biopsia endometrial se practica frecuentemente, por ejemplo para distinguir hemorragia anovulatoria y ovulatoria, y para excluir un trastorno hiperplásico o un carcinoma. La biopsia endometrial por aspiración con pipeta extrae una muestra pequeña. Este procedimiento puede realizarse como una prueba de consultorio, sin anestesia. La dilatación cervical y legrado (D y L) del endometrio es un método para obtener una muestra grande de endometrio, pero requiere anestesiageneral. El material puede enviarse para cultivo (para establecer la causa de la endometritis) o histología. En la evaluación y estadifi cación de tumores, la resonancia magnética (RM) se usa cada vez más para establecer la extensión del tumor antes de la cirugía. Diagnóstico de las enfermedades endometriales Figura 19.19 Leiomiomas del miometrio. Esta paciente se presentó con periodos abundantes, irregulares y dolorosos. El útero está distorsionado por múltiples leiomiomas benignos, bien circunscritos, en sitios intramurales, subserosos y submucosos. 19 PATOLOGÍAPatología clínica 428 Los leiomiosarcomas del útero son tumores del grupo de edad posmenopáusica En términos generales, los leiomiosarcomas del útero no son comunes, y son responsables de cerca de 2% de todos los tumores en el aparato genital femenino. Surgen con mayor frecuencia en el grupo de edad posmenopáusica. Macroscópicamente, más a menudo los tumores son masas carnosas grandes dentro del miometrio, que pueden ser necróticas. Suelen medir alrededor de 10 a 15 cm de diáme- tro. Los tumores están compuestos histológicamente por células musculares lisas pero, a diferencia de lo que se observa en un tumor benigno, hay mayor celularidad, con mitosis e hipercromatismo nuclear. La evaluación simple más útil para decidir si un tumor de músculo liso es benigno o maligno consiste en practicar una cuenta mitótica. Las lesiones con cuentas mitóticas altas se consideran malignas desde el punto de vista biológico. Entre estas lesiones con cuentas mitóticas muy altas o muy bajas, se encuentran lesiones limítrofes lla- madas ‘tumores de músculo liso con potencial maligno incierto’. Como es el caso con la mayor parte de los sarcomas, los leiomiosarcomas del útero tienden a metastatizar, de pre- ferencia por diseminación vascular, causando en especial metástasis pulmonares. ENFERMEDADES DE LAS TROMPAS DE FALOPIO Las trompas de Falopio recorren desde la cavidad endometrial, a través de la pared del útero, hasta formar las terminaciones fi mbriadas, aplicadas a los ovarios, que son las responsables de guiar los óvulos liberados al interior del útero. Las principales enfermedades de las trompas de Falopio son afecciones infl amatorias (p. ej., salpingitis), tumores poco comunes del epitelio y la pared de músculo liso, y embarazo ectópico (pág. 435). La cicatrización y oblitera- ción posinfl amatorias de la trompa son causas importantes y comunes de infertilidad. La salpingitis es una causa importante de obstrucción tubaria tardía e infertilidad La salpingitis es causada casi siempre por una infección que ha logrado acceso a la trompa, ascendiendo desde la cavi- dad uterina. En la mayoría de los casos se produce una salpingitis aguda, con infl amación aguda, pero en otros ocurre una reacción infl amatoria crónica. Las principales asociaciones en la producción de salpingitis son el periodo posterior al embarazo y endometritis, uso de DIU, enfer- medades transmitidas sexualmente (Mycoplasma, Chla- mydia y gonococo), TB y Actinomyces. En los casos de salpingitis aguda, las trompas están hin- chadas y congestionadas macroscópicamente, con aspecto granuloso rojo en la superfi cie serosa a causa de dilatación vascular. Histológicamente, la luz puede contener pus, y hay infi ltración del epitelio de la trompa con neutrófi los. Con la resolución puede sobrevenir infl amación crónica, asociada con distorsión de los pliegues mucosos, fi brosis y oclusión de la luz de la trompa. Un poisalpinx se produce cuando hay distensión masiva de la luz de la trompa con pus. La infección de la mucosa tubaria por Chlamydia se reconoce cada vez más como motivo del deterioro de la función de la trompa en mujeres infértiles, y como una causa común de embarazo ectópico. Esta situación suele presentarse en ausencia de síntomas y signos laparoscópicos de infección activa. La correlación histológica con tal infec- ción es desconocida. La salpingitis tuberculosa se adquiere por diseminación hematógena de un sitio fuera del aparato genital. Las trom- pas desarrollan múltiples granulomas en la mucosa y en la pared, provocando la formación de adherencias a tejidos las adyacentes (en especial ovarios). En casos avanzados la trompa puede convertirse en una cavidad llena de material necrótico caseoso. La infección por Actinomyces es favorecida por la coloni- zación de las vías genitales femeninas en asociación con el uso de DIU. El pus en la luz de la trompa contiene colonias de Actinomyces, visibles macroscópicamente como ‘granos de azufre’. En muchos casos de infección de las trompas de Falopio se forman adherencias entre la trompa y el ovario, y la infección incluye la trompa, el ovario y los tejidos parame- triales adyacentes, lo cual origina la formación de una agru- pamiento enredado de tejido y fi brosis conocido como una masa tuboovárica, en la cual es difícil discernir los com- ponentes individuales. El hidrosalpingx es la dilatación de la trompa de Falo- pio, con aplanamiento de la mucosa y distensión de la luz por líquido acuoso muy claro. Se cree que es la secuencia de una lesión infl amatoria previa de la trompa, adquirida con la curación de una infl amación anterior (fi gura 19-20). Los tumores de la trompa de Falopio son muy poco comunes Las lesiones neoplásicas de las trompas de Falopio son muy raras, pero entre las que ocurren están los tumores adeno- matoides benignos, encontrados en el mesosalpinge, y los adenocarcinomas primarios, vistos en las mujeres posmeno- Figura 19.20 Trompa de Falopio que muestra un hidrosalpinge. La trompa de Falopio está distendida, con pared muy delgada, y contiene líquido claro. Está plegada y distorsionada por cicatriz fi brosa, como resultado de curación de una infl amación previa (salpingitis). 19Patología ginecológica y obstétrica 429 páusicas. Como los últimos suelen verse a una edad avanzada, por lo general tienen mal pronóstico. Además, los tumores del endometrio pueden propagarse hacia arriba, hacia la luz de la trompa, y las metástasis en el peritoneo pélvico pueden implicar la serosa tubaria. Los quis- tes pequeños de la fi mbria terminal de la trompa de Falopio son comunes, y por lo general clínicamente silenciosos. ENFERMEDADES DE LOS OVARIOS Los ovarios son órganos pares fi jos en la parte posterior del ligamento ancho. Los componentes importantes del ovario son el epitelio superfi cial ’germinal’, el estroma, responsa- ble de la producción de muchas hormonas esteroides, y los folículos, que contienen las células germinales. Las principales enfermedades de los ovarios son quistes no neoplásicos, hiperplasia estromal, y tumores (hay una amplia variedad de lesiones benignas y malignas derivadas de epitelio, estroma o células germinales). Los quistes no neoplásicos de los ovarios son comunes Las lesiones quísticas no neoplásicas en los ovarios son extre- madamente comunes; la mayoría surgen del desarrollo de los folículos de De Graaf, y otras derivan del epitelio super- fi cial. Entre los tipos principales se encuentran los quistes de inclusión con recubrimiento mesotelial, que son lesiones pequeñas, con tamaño desde microscópico hasta de 3 a 4 cm de diámetro. Están recubiertos por células idénticas a las del epitelio superfi cial ovárico, y están llenas de líquido claro. Los quistes foliculares son derivados de los folículos ováricos, y están recubiertos por células de la granulosa, con una cubierta exterior de células tecales (fi gura 19-21). Los quistes son, por defi nición, mayores de 2 cm de diá- metro. En algunos quistes la cubierta tecal se luteiniza. Aunque en su mayor parte los quistes son clínicamente insignifi cantes, algunos pueden causar hiperestrogenismo. Los quistes del cuerpo amarillo son causados por la falta de involución de dicho cuerpo. Suelen medir 2 a 3 cm de diá- metro, con un grueso recubrimiento amarillo de células de la granulosa luteinizadas. Hay una producción continuadade progesterona causante de irregularidad menstrual. El síndrome de ovario poliquístico es una causa importante y común de infertilidad. A menudo las pacientes tienen obesidad, hirsutismo, acné, y anormalidades menstruales (amenorrea o periodos irregulares). Los ovarios muestran engrosamiento de la cápsula, y múltiples quistes foliculares e hiperplasia del estroma (fi gura 19-22). La patogenia de este síndrome aún es incierta, pero hay tres teorías posibles. Defectos en el eje hipotálamo- hipófi sis-ovario pueden causar secreción anormal, liberación o interferencia con la frecuencia de la secreción intermitente de hormona liberadora de gonadotropina, hormona luteinizante o ambas, dando como resultado aumento de la producción ovárica de andrógeno. Un defecto de la esteroidogénesis ovárica puede favorecer la producción de andrógeno. Finalmente, la resistencia a la insulina en tejidos periféricos, detectada a menudo en pacientes obesas, puede desviar las vías metabólicas hacia la síntesis de andrógeno. El síndrome tiene ahora características diagnósticas específi cas, según lo defi nen los criterios de Rotterdam. Figura 19.22 Síndrome de ovario poliquístico (síndrome de Stein-Leventhal). Estos ovarios de una paciente con síndrome de Stein-Leventhal muestran el crecimiento de múltiples quistes foliculares, que están particularmente dispuestos alrededor de la periferia, junto con engrosamiento del estroma ovárico. El síndrome de ovario poliquístico (síndrome de Stein-Leventhal) es una causa común de infertilidad Figura 19.21 Quiste folicular ovárico. Esta micrografía muestra parte de la pared de un quiste folicular, en la cual pueden verse células de la granulosa folicular que recubre la pared. 19 PATOLOGÍAPatología clínica 430 Los quistes de teca-luteínicos suelen verse como quistes múltiples bilaterales, de hasta 1 cm de diámetro, llenos de un líquido claro. Son causados por niveles altos de gona- dotropina, que precipitan el desarrollo del folículo (p. ej., en la mola hidatiforme y el tratamiento medicamentoso). La endometriosis puede ser la causa de lesiones ováricas quísticas, llenas de un líquido pardo oscuro que contiene hierro (pág. 423). La hiperplasia del estroma es una causa de virilización en mujeres posmenopáusicas La hiperplasia del estroma ovárico asociada con luteiniza- ción es común en los ovarios de mujeres posmenopáusicas. Los ovarios suelen estar aumentados de tamaño y tienen una textura fi rme, y son remplazados por células del estroma proliferado. Clínicamente, las mujeres afectadas a menudo muestran virilización, ya que las células del estroma produ- cen andrógenos. La hiperplasia del estroma también se ve en asociación con una variedad de crecimientos neoplásicos y no neoplásicos dentro del ovario, y puede conllevar efectos endocrinos. ENFERMEDADES NEOPLÁSICAS DE LOS OVARIOS Los tumores primarios del ovario pueden derivar de cual- quiera de los constituyentes celulares normales del ovario. Se dividen en los derivados del epitelio superfi cial (70%), los de los cordones sexulaes y del estroma (10%), y los de las células germinales (20%). Además de los tumores primarios, el ovario está impli- cado frecuentemente en enfermedad metastásica de otros sitios. Los tumores malignos del ovario se propagan loca- mente y se siembran en particular en el peritoneo, donde la ascitis es una complicación importante. Los tumores epiteliales del ovario pueden diferenciarse en varios tipos Los tumores epiteliales del ovario son derivados del epitelio superfi cial, que a su vez deriva del epitelio celómico embrio- nario. Los tumores con este origen se diferencian en una variedad de tejidos. • Diferenciación endocervical: tumores ováricos mucinosos. • Diferenciación tubaria: tumores ováricos serosos. • Diferenciación endometrial: tumores ováricos endometrioides y de células claras. • Diferenciación transicional: tumores de Brenner. En la evaluación histológica de los tumores epiteliales del ovario puede ser difícil determinar cuáles lesiones son benignas y cuáles son malignas. Entre los tumores que son obvia- mente benignos o malignos hay algunos casos con caracte- rísticas de células atípicas y arquitectura tisular anormal, pero no hay evidencia de invasión. Esas lesiones se deno- minan ‘tumores de bajo potencial maligno’. La mayoría de los tumores marginales se comportan en forma benigna, y el resto, como tumores malignos de grado bajo. Los tumores serosos del ovario contienen líquido acuoso, y a menudo son bilaterales Los tumores serosos benignos del ovario (70%) se deno- minan cistadenomas serosos (fi gura 19-23a). Estos quis- tes uniloculares, de paredes delgadas, contienen líquido acuoso, y son bilaterales en cerca de 10% de los casos. Histológicamente, están cubiertos por un epitelio cuboide regular, en el cual pueden verse pequeñas proyecciones papilares. Un tumor relacionado, llamado adenofi broma, es un tumor benigno, a veces sólido y a veces quístico (cistadenofi broma), compuesto por epitelio seroso benigno y estroma de células fusiformes. Los tumores serosos malignos del ovario se llaman ‘cis- tadenocarcinomas serosos’ (fi gura 19-23b, c). Estos tumores son la forma más común de carcinoma ovárico, y son bila- terales en cerca de la mitad de los casos. Macroscópicamente, los tumores pueden ser de aspecto quístico, sólido y sólido- quístico, o en mayor medida sólidos. Histológicamente están constituidos por cavidades quísticas recubiertas por células cilíndricas y cuboides, con proliferaciones papilares de célu- las, y áreas sólidas. Las células son pleomórfi cas y se observan mitosis. Un hecho importante es que se produce invasión del estroma ovárico, lo cual confi rma su carácter maligno. Estas lesiones se asocian con una supervivencia general a cinco años de 20%. Si el tumor ha penetrado la cápsula ovárica, la tasa de supervivencia cae en grado notable. Los tumores serosos de bajo potencial maligno del ovario son bilaterales en cerca de 30% de los casos. Macroscópicamente, los tumores pueden ser quísticos, o sólido-quísticos. Están compuestos histológicamente por cavidades quísticas recubiertas por células cilíndricas y cuboides, con proliferaciones papilares y áreas sólidas. Las células son pleomorfas y se ven mitosis. Sin embargo, no se produce invasión del estroma a pesar de la presencia de atipia celular. Estas lesiones se asocian con una supervi- vencia general de 75% a 10 años. Los tumores mucinosos del ovario suelen ser multiloculares, y contienen material gelatinoso Los tumores mucinosos benignos del ovario son lesiones quísticas multiloculares que contienen material mucoide gelatinoso viscoso (fi gura 19-24a, b), y son bilaterales en sólo 5% de los casos. Histológicamente, los quistes están recubiertos por una capa simple de células cilíndricas secre- toras de mucina, con núcleos regulares y sin características atípicas o mitosis. Los tumores mucinosos malignos del ovario, denomi- nados cistadenocarcinomas mucinosos (fi gura 19-24c, d), son bilaterales en 25% de los casos. Estos tumores pueden presentarse en mujeres jóvenes, y la mediana de edad en el momento del diagnostico es de 35 años. Macroscópica- mente, son lesiones quísticas multiloculares que contienen material mucoide viscoso o gelatinoso. Pueden crecer a un tamaño muy grande. En las paredes de algunos quistes pueden verse áreas sólidas. Los tumores están compuestos histológicamente por células cilíndricas secretoras de mucina, que muestran amontonamiento de núcleos, áreas sólidas, pleomorfi smo y mitosis. Un hecho importante es que se observa invasión del estroma ovárico, lo cual confi rma su 19Patología ginecológica y obstétrica 431 carácter maligno. La supervivencia general es de 34% a 10 años, que es mejor que la del tumor seroso maligno equi- valente; sin embargo, con la quimioterapia moderna la etapa del tumor está asumiendo mayor importancia en la predicción de la supervivencia
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