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480 CA PÍ TU LO 6 9 TrAsPLAnTe de hÍgAdO 1. ¿Qué es el modelo de hepatopatía terminal? El modelo de hepatopatía terminal (MHT) es un sistema de puntuación que sirve para priorizar a los pacientes que requieren un trasplante de hígado. Este sistema es un modelo objetivo que predice la mortalidad del paciente a 90 días mientras espera para someterse a un trasplante de hígado. Es una variable pronóstica de la mortalidad perioperatoria mejor que el sistema de puntuación de Child, y lo ha reemplazado. Se calcula utilizando la concentración de bilirrubina, el cociente internacional normalizado (INR) y la concentración de creatinina (se puede acceder al calculador del MHT en la página web: www.UNOS.org). Los individuos con hepatopatía se clasifican en una de cuatro categorías que se corresponden con una prioridad mayor o menor en la lista de espera: Grado 1. Incluye a pacientes con insuficiencia hepática/hepatopatía aguda con una super- vivencia estimada inferior a 7 días (la máxima prioridad para el trasplante). Grado 2a (puntuación MHT >29). Incluye a individuos con hepatopatía terminal, en estado grave, que requieren estar hospitalizados gran parte del tiempo. Grado 2b (puntuación MHT 24-29). Incluye a pacientes con hepatopatía terminal, en estado grave, pero que no requieren hospitalización. Grado 3 (puntuación MHT <24). Incluye a pacientes con hepatopatía demasiado precoz para un trasplante de cadáver, pero que pueden ser candidatos apropiados para un tras- plante de donante vivo. 2. Describa las indicaciones y contraindicaciones del trasplante de hígado. Las indicaciones del trasplante de hígado son la hepatopatía terminal por enfermedad hepatocelular, enfermedad colestásica, vasculopatía o enfermedad poliquística. Otras indicaciones son: algunos tumores hepáticos no resecables, hepatopatías metabólicas e insuficiencia hepática fulminante (Tabla 69-1). Con el tiempo, las contraindicaciones relativas y absolutas del trasplante han ido cambiando (Tabla 69-2). Puesto que el MHT predice la supervivencia a los 3 meses, los pacientes con puntuaciones más altas tienen más probabilidades de fallecer de hepatopatía, por lo que este grupo presenta la mejor relación riesgo/beneficio para someterse a un trasplante de hígado. 3. ¿Cómo difiere la fisiología cardiovascular de un paciente con hepatopatía ter- minal de la de un paciente normal? Los pacientes con hepatopatía terminal tienen una circulación hiperdinámica, caracterizada por un mayor índice cardíaco y una disminución de las resistencias vasculares sistémicas. Esto se traduce en unos valores de presión arterial bajos y una frecuencia cardíaca alta. En estos pacientes la respuesta a las catecolaminas está muy disminuida. Los pacientes cirróticos sue- len presentar una sobrecarga por agua corporal total, pero con deshidratación arterial. El flujo sanguíneo pulmonar es mayor y puede traducirse en un aumento de las presiones de la arteria pulmonar; la resistencia vascular pulmonar suele ser normal. Puede haber una coronariopatía, con el consiguiente deterioro de la función miocárdica (considerado previamente poco frecuente en pacientes con hepatopatías), en especial cuando el paciente es diabético. La coronariopatía afecta al 5-27% de los pacientes mayores de 50 años sometidos a un trasplante de hígado. Pueden haber anomalías de la función tanto sistólica como diastólica que darán lugar a un gasto cardíaco insuficiente para el grado de vasodilatación. Esto es más acentuado en pacientes con antecedentes de alcoholismo. CAPÍTULO 69 © 2011. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos http://www.unos.org/ CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO 481 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iza ci ón e s un d el ito TA B L A 6 9 - 2 . C O n T r A i n d i C A C i O n e s d e L T r A s P L A n T e d e h Í g A d O Contraindicaciones absolutas Sepsis fuera del árbol hepatobiliar Tumor maligno hepatobiliar metastásico Enfermedad cardiopulmonar avanzada Hipertensión pulmonar moderada o grave refractaria a tratamiento vasodilatador SIDA Contraindicaciones relativas Insuficiencia renal crónica avanzada Edad >60 años Trombosis de la vena porta Colangiocarcinoma Hipoxemia con cortocircuitos intrapulmonares derecha a izquierda Hepatitis: HBsAg y HBeAg positivos Procedimiento previo de cortocircuito portocava Cirugía hepatobiliar previa compleja Alcoholismo y/o drogodependencia activa Positividad al VIH sin SIDA clínico Desnutrición avanzada Modificada de Maddrey WC, Van Thiel DH: Liver transplantation: an overview, Hepatology 8:948, 1988. SIDA, síndrome de inmunodeficiencia adquirida; VIH, virus de la inmunodeficiencia humana. TA B L A 6 9 - 1 . i n d i C A C i O n e s PA r A e L T r A s P L A n T e d e h Í g A d O Insuficiencia hepática fulminante Hepatitis vírica (p. ej., A, B, delta) Inducida por fármacos Metabolopatía (enfermedad de Wilson, síndrome de Reye, aciduria orgánica) Hepatopatía crónica terminal Enfermedad predominantemente hepatocelular Hepatopatía alcohólica, vírica crónica, idiopática autoinmune y crónica inducida por fármacos Enfermedad predominantemente colestásica Cirrosis biliar primaria, colangitis esclerosante primaria, atresia biliar y síndromes colestásicos familiares Enfermedad predominantemente vascular Síndrome de Budd-Chiari y enfermedad venooclusiva Enfermedad poliquística Tumores hepáticos no resecables Carcinoma hepatocelular, colangiocarcinoma y carcinoide Hepatopatía metabólica Déficit de a1-antitripsina, enfermedad de Wilson, hemocromatosis, glucogenólisis, etc. CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO482 CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdOCAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO 4. ¿Cuáles son las consideraciones preanestésicas en pacientes sometidos a un trasplante de hígado? Las estrategias anestésicas óptimas de estos pacientes complejos y en estado crítico requieren un control de los cambios fisiopatológicos de la hepatopatía, de la patología asociada y de los cambios fisiológicos relacionados con la cirugía. En algunos casos (p. ej., hipertensión pulmonar, síndrome hepatorrenal), la hepatopatía puede permanecer enmascarada por la gravedad de los procesos comórbidos. Se debe tener en cuenta la posible cirugía abdominal o una encefalopatía previas, al igual que los déficits de la coagulación (deficiencias de factores y trombocitopenia). El tromboelas- tograma (TEG) proporciona información valiosa del proceso de coagulación íntegro del paciente. Representa gráficamente las propiedades viscoelásticas de un coágulo, desde la formación de las primeras fibras de fibrina hasta el tapón hemostásico íntegro. Por ello, el TEG es un test dinámico que muestra la evolución de la formación del coágulo. Examina múltiples fases de su formación en una sola prueba, y refleja información que, de otro modo, sólo se puede obtener mediante múlti- ples tests. El TEG es la mejor evaluación de laboratorio de la función cualitativa plaquetaria. Los trastornos electrolíticos son habituales. La hipopotasemia es frecuente en los estadios iniciales de la hepatopatía, ya que la lesión hepática provoca hiperaldosteronismo. La hiper- potasemia puede deberse al uso de diuréticos ahorradores de potasio para tratar la ascitis y al síndrome hepatorrenal. La hiponatremia puede ser consecuencia del uso de diuréticos, del hiperaldosteronismo o de la sobrecarga de volumen. Es preciso evaluar la disfunción renal, ya que puede ser necesaria una diálisis intraoperatoria. En la insuficiencia hepática fulminante, una complicación frecuente es el edema citotóxico cerebral, y es preciso instaurar un control perioperatorio agresivo de la presión intracraneal para prevenir la herniación del tronco cerebral, una causa habitual de mortalidad. En pacientes con edema cerebral se requiere un dispositivo de monitorización de la presión intracraneal. La hipertensión pulmonar asociada a cirrosis se da en alrededor del 8% de los pacientes y es una causa de morbilidad ymortalidad intraoperatorias significativa. Numerosos pacientes con insu- ficiencia hepática presentan hipoxemia secundaria a atelectasia y a un síndrome hepatopulmonar. Todos los candidatos potenciales a un trasplante deben someterse a una ecocardiografía transtorá- cica de cribado para valorar las presiones de la arteria pulmonar, la función ventricular izquierda y el cortocircuito intrapulmonar. Si se detecta un aumento de las presiones de la arteria pulmonar o una disminución de la función ventricular izquierda, está indicado un cateterismo cardíaco derecho. 5. ¿Cuál es la importancia de la hipertensión pulmonar portal? ¿Cómo se trata a los pacientes en el período pretrasplante? En comparación con la mayoría de los receptores de un trasplante, los pacientes con hipertensión pulmonar portal presentan una mortalidad mayor debido a insuficiencia ventricular derecha en el período peritrasplante. Los médicos no han dilucidado qué pacientes con hipertensión pulmonar portal pueden someterse a un trasplante porque no hay ninguna característica que pronostique con claridad la evolución. Los pacientes con hipertensión pulmonar portal moderada o grave no deben considerarse candidatos a un trasplante hasta que se sometan a un tratamiento de prueba con un vasodilatador. Se desconoce la causa de la hipertensión pulmonar en pacientes con insu- ficiencia hepática, aunque la enfermedad comparte muchas similitudes con la hipertensión pul- monar primaria. Probablemente influye la hipoxia tisular. La circulación pulmonar se caracteriza por un aumento de las resistencias vasculares que se transmite retrógradamente a las cavidades cardíacas derechas y al hígado. Los vasos pulmonares de estos pacientes no pueden acomodar el mayor flujo sanguíneo durante períodos de transfusión agresiva de sangre o durante la fase hiperdinámica, posreperfusión, lo que puede dar lugar a insuficiencia ventricular derecha aguda. La dilatación rápida del ventrículo derecho también puede comprimir los vasos coronarios dere- chos, produciendo isquemia e infarto de miocardio. La hipertensión pulmonar no se resuelve en todos los pacientes sometidos a un trasplante satisfactorio con un nuevo hígado. Los vasodilatadores reducen las presiones de la arteria pulmonar y prolongan la supervi- vencia en algunos pacientes con hipertensión pulmonar. El epoprostenol, una prostaglandina, puede reducir las presiones de la arteria pulmonar cuando se administra en forma de infusiones crónicas, y se ha utilizado como tratamiento puente en pacientes a la espera de un trasplante de hígado. El óxido nítrico inhalado en dosis de hasta 80 partes por millón (ppm) también reduce de forma aguda las presiones de la arteria pulmonar en un reducido número de pacientes con CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdOCAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO 483 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iza ci ón e s un d el ito hipertensión pulmonar portal, y se ha usado en el quirófano para reducir dichas presiones. Más recientemente, se ha utilizado sildenafilo como tratamiento oral para reducir la hipertensión pulmonar en pacientes candidatos a trasplante. 6. ¿Cuáles son las preocupaciones en pacientes con hepatopatía terminal antes de la inducción anestésica? Es preciso calentar previamente el quirófano, porque la hipotermia no hace más que agravar la coagulopatía preexistente. La preoxigenación debe iniciarse de inmediato a la llegada al quirófano, porque la hipoxemia es habitual en los pacientes con hepatopatía. La ascitis, la hemorragia gastrointestinal activa, la incompetencia gastroesofágica debida a escleroterapia o la encefalopatía hepática previa pueden dar lugar a un retraso del vaciado gástrico. Por lo tanto, estos pacientes corren riesgo de broncoaspiración, por lo que está indicada una inducción de secuencia rápida. En general, los niveles plasmáticos de seudocolinesterasa suelen ser más bajos en esta po- blación de pacientes, aunque no es frecuente una prolongación sustancial del efecto relajante de la succinilcolina. Debido al riesgo de hemorragia por varices y la presencia de coagulopatía, debe introducirse cuidadosamente una sonda nasogástrica/orogástrica. La ecocardiografía transesofágica está relativamente contraindicada por las razones que se acaban de mencionar. La hepatopatía afecta a la distribución y al metabolismo de los fármacos. En general, los pacientes con hepatopatía presentan un mayor volumen de distribución, por lo que será nece- saria una dosis inicial mayor. Sin embargo, puesto que el metabolismo de los fármacos puede estar reducido, más tarde se administran dosis más bajas a intervalos más prolongados. El cisatracurio, un relajante muscular, se caracteriza por una degradación independiente de órganos, por lo que es de elección para pacientes sometidos a un trasplante de hígado. Aunque se metaboliza completamente en el hígado, los efectos del fentanilo no son más pro- longados en la cirrosis. Tampoco disminuye el flujo sanguíneo hepático ni el aporte de oxígeno. Los opioides de elección durante el trasplante de hígado son el fentanilo y el remifentanilo. 7. Describa las tres fases del trasplante de hígado. La fase preanhepática (disección) (fase 1) empieza con la incisión quirúrgica y la disección y movilización del hígado patológico del paciente. Durante esta fase, el cirujano identifica la arteria hepática, la vena porta y la vena cava inferior, por encima y por debajo del hígado. La fase anhepática (fase 2) aísla el hígado de la circulación y se inicia con la oclusión de la arteria hepática y la vena porta. En general, la oclusión de la vena cava inferior se efectúa por encima y por debajo del hígado para poder extraerlo. Durante la fase anhepática, se reinserta el hígado donado en la circulación mediante una anastomosis a la vena cava, la vena porta y la arteria hepática del paciente. La fase concluye con la liberación de los pinzamientos vasculares, lo que da lugar a la reperfusión del injerto hepático de donante. La fase de reperfusión (fase 3) se inicia durante la reperfusión de la vena porta y se extiende hasta el final de la intervención. Durante esta fase tiene lugar la reconstrucción biliar y la valoración de la función neohepática. 8. ¿Cuál es el papel del bypass venovenoso? ¿Hay alternativas? Durante la fase anhepática, tras la colocación de pinzas vasculares en la vena cava inferior, el retorno venoso al corazón disminuye drásticamente. Para mejorar el retorno venoso, algunos cirujanos utilizan un circuito de bypass para devolver la sangre venosa procedente de la parte inferior del cuerpo al tórax. Sin embargo, algunos expertos controlan la hipotensión que se produce durante la oclusión de la vena cava con vasopresores más que con un bypass venoso. Otra alternativa es hacer un pinzamiento cruzado sobre parte de la vena cava y extraer el hígado junto con la parte de la vena cava unida a las venas hepáticas. Parte de la vena cava permanece abierta al flujo, por lo que el retorno venoso desde la parte inferior del cuerpo no se ve afectado. La elección de la técnica depende de la extensión de la herida quirúrgica que rodea el hígado y de las preferencias del cirujano. CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO484 CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdOCAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO 9. Describa los problemas anestésicos durante la fase preanhepática o fase de disección. Es importante instaurar medidas de calentamiento precozmente y mantener la normotermia, porque la actividad metabólica del hígado contribuye sustancialmente a mantener la tempera- tura corporal. Las pérdidas iniciales de temperatura durante el procedimiento son difíciles de corregir y favorecen las alteraciones de la coagulación. La hiperpotasemia como consecuencia de la administración de hemoderivados y del deterioro de su eliminación por un síndrome hepatorrenalpuede ser una complicación que amenace la vida del paciente y puede provocar un paro cardíaco. La solución de preservación del órgano del donante contiene 150 mEq/l de potasio. Durante la reperfusión, gran parte de este potasio alcanza la circulación del paciente. Por consiguiente, es importante que en la cirugía se controle la concentración de potasio desde el primer momento, manteniendo unos valores séricos de alrededor de 3,5 mEq/l. Esto se obtiene con la administración de diuréticos del asa (furosemida) y la hiperventilación. Si estas medidas fracasan, debe considerarse la hemodiálisis intraoperatoria. La hiponatremia en pacientes con hepatopatía no debe corregirse rápidamente porque las fluctuaciones de los valores séricos del sodio durante el trasplante han producido una des- mielinización pontina, que da lugar a una enfermedad debilitante o la muerte. Puesto que el citrato de las bolsas de sangre conservada se metaboliza por el hígado, durante el trasplante de hígado se acumula. El citrato se une al calcio y puede contribuir a una hipo- calcemia profunda. Las pérdidas hemáticas durante este estadio pueden ser sustanciales. Deben anticiparse en cualquier paciente que se ha sometido a cirugía intraabdominal previa, en particular en el cuadrante superior derecho. Además de las coagulopatías preexistentes, en pacientes con insuficiencia hepática las ra- zones mecánicas de una hemorragia excesiva son el aumento de la presión portal con un llenado venoso esplácnico excesivo y un flujo hiperdinámico. Los pacientes con cirrosis presentan hipervolemia esplácnica. Con frecuencia, se inicia trata- miento con vasoconstrictores esplácnicos, como la vasopresina, en un intento de devolver la sangre esplácnica a la circulación arterial. Al completar esa fase, es preciso calentar al paciente, corregir las coagulopatías y los déficits de volumen intravascular, y obtener una diuresis adecuada y unos valores normales de electrolitos. 10. ¿Qué problemas anestésicos plantea la fase 2, o fase anhepática? Una vez terminada la disección, la pérdida hemática suele ser mínima, pero la volemia puede haber disminuido por la hemorragia durante la fase preanhepática. Puesto que, en general, se efectúa pinzamiento cruzado de la vena cava inferior, la mitad de la volemia del paciente está confinada en el tercio inferior del cuerpo. Por esta razón, las presiones de llenado centrales son una mala representación de la volemia corporal total. En esta fase, la mayor parte del tratamiento se dirige a alcanzar la estabilidad hemodinámica y a preparar la reperfusión corrigiendo los valores de potasio y el pH. Durante esta fase también se administran corticosteroides. Esta clase de fármacos suponen el paso inicial de la inmunosupresión del paciente para que no rechace el nuevo órgano. Deben administrarse antes de la reperfusión. La hiperpotasemia, la hipocalcemia y la acidosis metabólica son frecuentes durante la fase anhepática y deben corregirse, ya que un paciente anhepático no tiene medios de compensación fisiológica. La hipernatremia causada por la administración de bicarbonato sódico para la acidosis metabólica se trata mediante la administración de suero glucosado al 50%. Los aumentos de la PaCO2 asociados a la administración de bicarbonato también requieren ajustes de la ventilación. Posiblemente el mejor fármaco tampón es la trometamina (THAM), que posee capacidad amorti- guadora intracelular sin generar CO2 y es baja en sodio. La reacción tiene un pK de 7,8 a tempe- ratura corporal, por lo que es efectiva en un intervalo del pH de 6,8 a 8,8. Está disponible como solución de 0,3 M (0,3 mEq/ml) y se administra según el déficit de base. Se excreta por la orina y debe evitarse su uso en pacientes con insuficiencia renal. No aumenta la PaCO2. Como se ha des- crito previamente, la concentración sérica de potasio debe reducirse agresivamente por debajo de 3,5 mEq/l para prevenir la asistolia inducida por hiperpotasemia durante la reperfusión. Para ello, son eficaces la hiperventilación, los fármacos alcalinizantes y la insulina. La gravedad de estas CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdOCAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO 485 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iza ci ón e s un d el ito anomalías electrolíticas se relaciona con la duración de la fase 2, la gravedad de la enfermedad del paciente, la hipotensión, el número de hemoderivados administrados y la función renal. Una disminución aguda del retorno venoso después de la oclusión de la cava da lugar a hipo- tensión. Hay una hiperemia relativa distalmente al pinzamiento y una falta de retorno venoso por encima de él. Los cortocircuitos anatómicos distales pueden actuar como vasos de capacitancia, secuestrando el volumen intravascular y regulando las tasas de retorno venoso. Además del au- mento de tamaño de las conexiones portosistémicas, la formación de nuevos vasos disminuirá el retorno venoso central y, por lo tanto, el gasto cardíaco tras la oclusión de la cava. Aunque no se dispone de variables predictoras fiables de la inestabilidad hemodinámica durante la oclusión venosa, un estado circulatorio hiperdinámico acentuado, la hipertensión portal grave y la edad avanzada se han asociado a acontecimientos hemodinámicos adversos. 11. Defina el síndrome de reperfusión. ¿Cuáles son sus implicaciones clínicas? El síndrome de reperfusión se caracteriza por una disminución del 30% o más de la presión arterial media (respecto a los valores basales) durante más de 1 minuto y se produce en los 5 primeros mi- nutos de la reperfusión o con una presión arterial media inferior a 60 mmHg en las mismas circuns- tancias. Tras el despinzamiento de la vena porta, en alrededor del 30% de los pacientes se observa un colapso cardiovascular profundo durante la reperfusión, con independencia del tratamiento cuidadoso durante la fase 2. Estas alteraciones tienden a ser más profundas si se ha utilizado una solución conservante a base de histidina, triptófano y cetoglutarato, en comparación con la solución conservante de la universidad de Wisconsin. La bradicardia, la depresión miocárdica y la vasodila- tación sistémica observadas durante la reperfusión son secundarias a los rápidos aumentos de la concentración sérica de potasio, la disminución de la temperatura corporal, la acidosis aguda y la liberación de sustancias vasoactivas por el hígado injertado. Estos mediadores vasoactivos son las prostaglandinas, la calicreína, el factor activador plaquetario y los leucotrienos. Una mayor edad y los órganos de tamaño grande del donante también se consideran factores de riesgo. En general, el tratamiento con calcio, atropina y/o adrenalina mejora la función cardiovascular. La administración de líquidos debe ser prudente, porque puede agravar las presiones de llenado ya aumentadas (secundarias a la depresión miocárdica), y dan lugar a un deterioro de la perfusión hepática. A pesar de que los cambios hemodinámicos en general remiten a los 10-15 minutos, la hipertensión pulmonar, el aumento de la presión venosa central y la hipotensión pueden persistir. Para combatir la vasodilatación persistente pueden requerirse vasopresores en infusión continua, como vasopresina o fenilefrina. 12. Describa algunos de los principales problemas de la anestesia durante la fase de reperfusión (fase 3). Son predecibles amplias fluctuaciones de la presión arterial y arritmias. La hipertensión ar- terial puede deberse a un aumento sustancial del flujo sanguíneo desde la parte inferior del cuerpo hasta la circulación sistémica después del despinzamiento de la vena cava inferior. Por otra parte, la liberación del pinzamiento de la vena porta dirige la sangre a través del injerto de hígado hasta el corazón, y los productos de la muerte celular y el líquido conservante residual pueden inducir hipotensión grave, bradicardia, arritmias supraventriculares y ventriculares,disociación electromecánica y, en ocasiones, paro cardíaco. Muchas de estas complicaciones pueden atenuarse mediante un tratamiento cuidadoso durante la fase 2. La hipotensión también puede ser consecuencia de una hemorragia quirúrgica, dado que los sitios anastomóticos están expuestos a la presión venosa. Durante la fase 3 es frecuente observar defectos de la coagulación leves o graves porque el nuevo hígado necesita tiempo para reanudar sus funciones de síntesis. El tratamiento se orienta mediante la TEG. Las variables de coagulación se normalizan gradualmente mediante una combinación de un tratamiento de reposición específico y la producción de factores de la coagulación por el aloinjerto. En el contexto de una hemorragia persistente y falta de formación del coágulo es preciso examinar los valores de fibrinógeno. En general, la diuresis mejora, incluso en pacientes con un síndrome hepatorrenal previo, y las necesidades de inotropos disminuyen. El procedimiento se completa con una reconstrucción biliar, una anastomosis biliar ducto a ducto o mediante coledocoyeyunostomía en Y de Roux. CAPÍTULO 69 TrAsPLAnTe de hÍgAdO486 13. ¿Cuáles son los indicadores de la función del injerto durante la fase 3? Una parte importante de la fase postanhepática es la evaluación de la función del injerto, que se comprueba por los siguientes aspectos: Capacidad para mantener niveles de calcio ionizado sin suplementos (es decir, el hígado metaboliza el citrato). Normalización del déficit de bases, que implica el aclaramiento del ácido hepático. Mejora de la temperatura corporal del paciente hacia la normotermia. Antes del cierre abdominal se observa la producción de bilis. La producción del coágulo implica la síntesis hepática de factores de la coagulación. Los signos que indican una función insatisfactoria del injerto son: el deterioro agudo de la diuresis sin otra explicación, la hipotensión prolongada que requiere tratamiento vaso- presor y una coagulopatía recalcitrante. BiBLiOgrAfÍA reCOmendAdA 1. Baker J, Yost S, Niemann C: Organ transplantation. In Miller RD, editor: Anesthesia, ed 6, Philadelphia, Churchill Livingstone, 2005, pp 2231–2283. 2. Csete M, Glas K: Anesthesia for organ transplantation. In Barash P, editor: Clinical anesthesia, ed 5, Philadelphia, Lippincott William & Wilkins, 2006, pp 1364–1367. 3. Krenn C, De Wolf A: Current approach to intraoperative monitoring in liver transplantation. Curr Opin Organ Transplant 13(3):285–290, 2008. 1. El anestesiólogo debe ser un miembro del equipo hospitalario de trasplante de hígado y de- sempeña un papel decisivo en la evaluación previa al trasplante y en el proceso de selección de candidatos. 2. Aunque los pacientes con hepatopatía terminal tienen una circulación hiperdinámica caracteriza- da por un aumento del índice cardíaco y una disminución de la resistencia vascular sistémica, el deterioro de la función miocárdica, la coronariopatía y la hipertensión pulmonar son frecuentes. 3. En general, los pacientes con hepatopatías suelen presentar un aumento del volumen de distri- bución, por lo que requieren dosis iniciales más altas. Sin embargo, puesto que el metabolismo de los fármacos puede disminuir, más tarde se administran dosis más bajas y a intervalos más prolongados. 4. Durante la fase preanhepática del trasplante de hígado debe: atenderse al recalentamiento agresivo; prestar atención a los niveles séricos de potasio, sodio y calcio; reponer las pérdidas hemáticas sustanciales; tratar las alteraciones de la coagulación, y restablecer una volemia arterial eficaz. 5. Durante la fase anhepática hay que prestar atención a la corrección de la hiperpotasemia, la hipocalcemia y la acidosis metabólica, así como a la reposición de la volemia anticipándose al despinzamiento vascular y al síndrome de reperfusión. 6. Durante la fase postanhepática son de esperar amplias oscilaciones de la presión arterial y arritmias. También constituyen motivo de preocupación la hemorragia quirúrgica y el deterioro de la coagulación. En general, la diuresis mejora, el árbol biliar se reconstruye y debe valorarse la función del injerto. PUNTOS CLAVE: TrASPLANTE dE HíGAdO United Network for Organ Sharing http://www.unos.org PáGINA WEb http://www.unos.org/
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