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ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO (377)

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las arterias lumbares responsables del riego de la región
lumbar.
15.5.3.5. Vascularización de las extremidades
inferiores (Fig. 15-16)
Al bifurcarse, la aorta da origen a las arterias ilíacas
primitivas, que se dividen a su vez en las arterias ilíacas
externa e interna. La arteria ilíaca interna sirve a través de
sus ramas hipogástricas y genitales para el riego de las
estructuras pelvianas y de la zona perianal. La arteria ilíaca
externa es la encargada de regar la extremidad inferior
correspondiente. Tras cruzar el ligamento inguinal, recibe el
nombre de arteria femoral común. En este punto es muy
superficial y fácilmente palpable y accesible mediante técni-
cas de cateterismo. La arteria femoral común se divide en
dos ramas: la femoral profunda, que riega todas las es-
tructuras del muslo, y la femoral superficial, que discurre
por la cara interior del muslo hasta la rodilla, donde se
hace posterior y recibe el nombre de arteria poplítea. La
arteria poplítea se divide en dos ramas: la arteria tibial
anterior y la arteria tibial posterior. De esta última
surge otro vaso denominado arteria peroneal, que corre
por la cara externa de la pierna. Al llegar al tobillo y al
pie, al igual que pasa en la mano, se forman anastomosis
entre los ramos terminales de la tibial anterior y la pero-
neal a modo de arcos plantares. De estos arcos arteriales
se originan las arterias digitales. En el dorso del pie se
puede notar una de estas arterias originadas del arco dor-
sal; su palpación se conoce como pulso pedio y forma
parte de la exploración habitual de la integridad del árbol
arterial. Otra arteria fácil de palpar es la tibial posterior tras
pasar por el maléolo tibial. Cuando existe un trastorno arte-
rial, los primeros pulsos afectados son los tibiales posterio-
res y los pedios.
15.5.3.6. Vascularización de los pulmones
Los pulmones tienen una doble circulación. Por un lado
reciben sangre rica en oxígeno para el consumo de las
estructuras pulmonares no ventiladas, como los bronquios o
las pleuras, a través de las arterias bronquiales, que son
ramas de la aorta torácica descendente. Éstas son arterias
de mediano y pequeño calibre con un flujo total bajo, ya
que existen pocas necesidades energéticas. Pero la función
primordial de los pulmones es recibir sangre no oxigenada
para convertirla en oxigenada. Esto es posible mediante
las arterias pulmonares, que tienen un gran flujo, el
mismo que sale de la aorta desde el ventrículo izquierdo.
Desde el ventrículo derecho sale el tronco arterial pulmo-
nar, que se divide en dos arterias: las pulmonares derecha
e izquierda. Luego, cada arteria pulmonar se divide en las
arterias lobulares, que se distribuyen por los lóbulos pul-
monares y se van subdividiendo hasta dar origen a las
arterias lobulillares, encargadas del riego de los lobulillos
alveolares. Como en este territorio tanto las presiones
como las resistencias son más bajas, la capa muscular de
las arterias pulmonares no es tan gruesa como la de las
arterias del resto del cuerpo. La descripción de la micro-
circulación pulmonar se realizará posteriormente en el
Apartado 15-8.
15.6. LAS VENAS
15.6.1. Definición y estructura
Las venas son las estructuras vasculares que recogen
la sangre desde los territorios capilares. En su mayor
parte se dirigen hacia el corazón, pero en algunos puntos
la sangre vuelve a pasar por otro territorio capilar, como,
por ejemplo, la sangre que viene de los capilares intesti-
nales y vuelve a pasar por los capilares hepáticos. Esta
doble circulación por un territorio capilar recibe el nom-
bre de circulación portal y puede verse también en la
hipófisis.
Desde el punto de vista histológico, las venas contienen
las mismas tres capas de las arterias, pero con variaciones
importantes en su espesor. La capa íntima es similar a la
arterial y posee endotelio vascular para asegurar una buena
circulación de la sangre en su interior, pero la capa media
es mucho más delgada y tiene poco componente muscular,
lo que supone una menor capacidad de constricción. Final-
mente, la adventicia es muy importante en cuanto a tamaño
y es la capa que da mayor espesor a la pared de la vena
(véase Fig. 15-11). Para una distancia similar respecto al
corazón, las venas son mucho más grandes que las arterias
que discurren a su lado. Las venas se suelen clasificar por su
tamaño en grandes venas (las que desembocan en el corazón)
y en venas de mediano y pequeño calibre. Se denominan
vénulas los vasos venosos de tamaño microscópico que reco-
gen la sangre de los capilares.
15.6.2. Funciones de las venas
Las funciones de las venas pueden resumirse en dos. Por
un lado, está la función de conducción de la sangre desde
los territorios capilares hasta el corazón (u otro territorio
capilar); por otro, dado su mayor tamaño con respecto a las
arterias, son un reservorio de sangre para los momentos en
que se deba incrementar el gasto cardíaco. Las venas se
denominan por ello vasos de capacitancia.
Como las venas son mayores en diámetro, y además su
flujo es distal a los territorios capilares, la presión en su
interior es mucho más baja que en las arterias (normalmente
es inferior a 10 mm Hg). Esta presión tan baja hace que el
retorno de la sangre hacia el corazón no pueda producirse
sólo por el «empuje» de la presión hidrostática y se requie-
ran mecanismos adicionales. Uno de estos mecanismos es el
que se utiliza en el territorio que está por encima del cora-
zón y consiste en aprovechar la fuerza de la gravedad para
ayudar a bajar la sangre desde la cabeza y el cuello. La
gravedad es, sin embargo, un obstáculo en el retorno de la
sangre que está en los territorios por debajo del corazón, en
especial las extremidades inferiores. Para vencer esta difi-
cultad las venas infradiafragmáticas están dotadas de unos
pliegues en la pared endotelial que actúan a modo de válvu-
las venosas para que la sangre no pueda circular de forma
retrógrada. Además, las venas discurren entre los grupos
musculares y como son de paredes delgadas, son «exprimi-
das» durante los movimientos musculares, lo que hace que
la sangre avance. Esta es la razón por la cual estar de pie,
erguido y quieto produce edemas en las extremidades infe-
riores, mientras que el hecho de caminar favorece la circula-
ción venosa y elimina los edemas posturales.
358 Estructura y función del cuerpo humano

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