Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
las arterias lumbares responsables del riego de la región lumbar. 15.5.3.5. Vascularización de las extremidades inferiores (Fig. 15-16) Al bifurcarse, la aorta da origen a las arterias ilíacas primitivas, que se dividen a su vez en las arterias ilíacas externa e interna. La arteria ilíaca interna sirve a través de sus ramas hipogástricas y genitales para el riego de las estructuras pelvianas y de la zona perianal. La arteria ilíaca externa es la encargada de regar la extremidad inferior correspondiente. Tras cruzar el ligamento inguinal, recibe el nombre de arteria femoral común. En este punto es muy superficial y fácilmente palpable y accesible mediante técni- cas de cateterismo. La arteria femoral común se divide en dos ramas: la femoral profunda, que riega todas las es- tructuras del muslo, y la femoral superficial, que discurre por la cara interior del muslo hasta la rodilla, donde se hace posterior y recibe el nombre de arteria poplítea. La arteria poplítea se divide en dos ramas: la arteria tibial anterior y la arteria tibial posterior. De esta última surge otro vaso denominado arteria peroneal, que corre por la cara externa de la pierna. Al llegar al tobillo y al pie, al igual que pasa en la mano, se forman anastomosis entre los ramos terminales de la tibial anterior y la pero- neal a modo de arcos plantares. De estos arcos arteriales se originan las arterias digitales. En el dorso del pie se puede notar una de estas arterias originadas del arco dor- sal; su palpación se conoce como pulso pedio y forma parte de la exploración habitual de la integridad del árbol arterial. Otra arteria fácil de palpar es la tibial posterior tras pasar por el maléolo tibial. Cuando existe un trastorno arte- rial, los primeros pulsos afectados son los tibiales posterio- res y los pedios. 15.5.3.6. Vascularización de los pulmones Los pulmones tienen una doble circulación. Por un lado reciben sangre rica en oxígeno para el consumo de las estructuras pulmonares no ventiladas, como los bronquios o las pleuras, a través de las arterias bronquiales, que son ramas de la aorta torácica descendente. Éstas son arterias de mediano y pequeño calibre con un flujo total bajo, ya que existen pocas necesidades energéticas. Pero la función primordial de los pulmones es recibir sangre no oxigenada para convertirla en oxigenada. Esto es posible mediante las arterias pulmonares, que tienen un gran flujo, el mismo que sale de la aorta desde el ventrículo izquierdo. Desde el ventrículo derecho sale el tronco arterial pulmo- nar, que se divide en dos arterias: las pulmonares derecha e izquierda. Luego, cada arteria pulmonar se divide en las arterias lobulares, que se distribuyen por los lóbulos pul- monares y se van subdividiendo hasta dar origen a las arterias lobulillares, encargadas del riego de los lobulillos alveolares. Como en este territorio tanto las presiones como las resistencias son más bajas, la capa muscular de las arterias pulmonares no es tan gruesa como la de las arterias del resto del cuerpo. La descripción de la micro- circulación pulmonar se realizará posteriormente en el Apartado 15-8. 15.6. LAS VENAS 15.6.1. Definición y estructura Las venas son las estructuras vasculares que recogen la sangre desde los territorios capilares. En su mayor parte se dirigen hacia el corazón, pero en algunos puntos la sangre vuelve a pasar por otro territorio capilar, como, por ejemplo, la sangre que viene de los capilares intesti- nales y vuelve a pasar por los capilares hepáticos. Esta doble circulación por un territorio capilar recibe el nom- bre de circulación portal y puede verse también en la hipófisis. Desde el punto de vista histológico, las venas contienen las mismas tres capas de las arterias, pero con variaciones importantes en su espesor. La capa íntima es similar a la arterial y posee endotelio vascular para asegurar una buena circulación de la sangre en su interior, pero la capa media es mucho más delgada y tiene poco componente muscular, lo que supone una menor capacidad de constricción. Final- mente, la adventicia es muy importante en cuanto a tamaño y es la capa que da mayor espesor a la pared de la vena (véase Fig. 15-11). Para una distancia similar respecto al corazón, las venas son mucho más grandes que las arterias que discurren a su lado. Las venas se suelen clasificar por su tamaño en grandes venas (las que desembocan en el corazón) y en venas de mediano y pequeño calibre. Se denominan vénulas los vasos venosos de tamaño microscópico que reco- gen la sangre de los capilares. 15.6.2. Funciones de las venas Las funciones de las venas pueden resumirse en dos. Por un lado, está la función de conducción de la sangre desde los territorios capilares hasta el corazón (u otro territorio capilar); por otro, dado su mayor tamaño con respecto a las arterias, son un reservorio de sangre para los momentos en que se deba incrementar el gasto cardíaco. Las venas se denominan por ello vasos de capacitancia. Como las venas son mayores en diámetro, y además su flujo es distal a los territorios capilares, la presión en su interior es mucho más baja que en las arterias (normalmente es inferior a 10 mm Hg). Esta presión tan baja hace que el retorno de la sangre hacia el corazón no pueda producirse sólo por el «empuje» de la presión hidrostática y se requie- ran mecanismos adicionales. Uno de estos mecanismos es el que se utiliza en el territorio que está por encima del cora- zón y consiste en aprovechar la fuerza de la gravedad para ayudar a bajar la sangre desde la cabeza y el cuello. La gravedad es, sin embargo, un obstáculo en el retorno de la sangre que está en los territorios por debajo del corazón, en especial las extremidades inferiores. Para vencer esta difi- cultad las venas infradiafragmáticas están dotadas de unos pliegues en la pared endotelial que actúan a modo de válvu- las venosas para que la sangre no pueda circular de forma retrógrada. Además, las venas discurren entre los grupos musculares y como son de paredes delgadas, son «exprimi- das» durante los movimientos musculares, lo que hace que la sangre avance. Esta es la razón por la cual estar de pie, erguido y quieto produce edemas en las extremidades infe- riores, mientras que el hecho de caminar favorece la circula- ción venosa y elimina los edemas posturales. 358 Estructura y función del cuerpo humano
Compartir