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Nelson Mandela, un liderazgo ejemplar
Nelson Mandela es la última leyenda del siglo XX, un líder cuyo comportamiento puede servir de ejemplo para directivos y profesionales del siglo XXI, sobre todo por su capacidad para afrontar la adversidad. 
Mandela se convirtió en una leyenda del verdadero significado de “poder”, de la inteligencia al luchar y del liderazgo al actuar. 
Considerado como uno de los líderes más influyentes de la lucha por la igualdad racial en el mundo, Mandela enseñó a todo un continente que a pesar de la circunstancias – fue preso en 1962 y liberado 27 años después, en 1990- el hombre tiene el deber y obligación prepararse y luchar por lo que uno cree.
Para este personaje libertador, la fortaleza de un líder no sólo se basa en la valentía y el coraje, sino en la capacidad de sostenerse durante el camino. Donde a pesar de las adversidades, el líder se encarga de recordar su posición e. inspirar a otros para alcanzar lo que creen, siempre de la mano, juntos.
A continuación se muestran algunas características que este gran líder tenía.
1. Empatía para conectar. Un líder hace sentir importante a la persona a la que tiene enfrente. Un líder no intimida, acoge. Y eso lo consiguió con creces: cuando en 1994 fue elegido presidente de Sudáfrica reunió a la clase política mundial en los Edificios de la Unión en la capital del país, en el mismo lugar que durante 84 años había sido la sede del gobierno blanco, que había privado a los negros de sus derechos.
2. Inmensa paciencia. La precipitación y las miras cortoplacistas suelen ser malas consejeras, sobre todo en tiempos adversos. Mandela se rebeló contra la tiranía, soportando los años de encierro con paciencia. Y cuando salió a la calle alzó el puño, solo uno, en un gesto claramente desafiante. Tenía todavía mucho por lo que luchar. Su liberación era solo un paso y quedaba mucho camino por recorrer para acabar con la división racial. Eso sí, cinco años más tarde cuando ganó las elecciones y el éxito ya era tangible, levantó los dos puños. Se había convertido en el líder de todas las razas.
3. Capacidad para perdonar. Cuando salió elegido presidente de la nación, fue sabio al saber perdonar a los blancos, que durante años fueron sus enemigos. Se rodeó, sin resentimiento alguno y con máximo respeto, de colaboradores que habían trabajado con el anterior gobierno. Ese respeto, que se manifestaba de forma natural sin necesidad de ningún servicio de coach alrededor, tuvo como resultado una fidelidad absoluta de todos aquellos que trabajaron a su lado.
4. Mandato con caducidad. Nada más salir elegido presidente le puso fecha al momento de su salida. Un mandato de cinco años y nada más. Un líder tiene que saber cuándo irse, seguramente para poder hacerlo por la puerta grande. Esta decisión supone un ejercicio absoluto de las fortalezas y de las debilidades de cada uno. Sabía que no era imprescindible y era conocedor de sus limitaciones. Cuando finalizara su primer mandato, en 1999, ya tendría 81 años y sus capacidades ya no serían óptimas para desempeñar el cargo. La historia le tenía reservado el indiscutible puesto de líder moral.
5. Aprender de los errores. La vida de Mandela estuvo plagada de fracasos y de errores, sobre todo a nivel personal, pero hizo que no se volvieran en su contra. Supo afrontarlos con transparencia y con unos inquebrantables principios. Aprendió de los fallos –de hecho su primer discurso como hombre libre fue un auténtico fiasco–, y lo mismo que los acontecimientos posteriores a su salida de prisión. Aprendió e hizo aflorar su integridad, coraje, además del encanto, el poder de persuasión y su cautivadora sonrisa. Un líder ha de saber sonreír.
6. Cautela y generosidad. Al igual que hizo con los afrikáner, los fieles del anterior gobierno, a los que respetó y mantuvo en sus puestos, ya que sostenía que lo único que la gente desea es paz y seguridad para sí misma y para los suyos, fue cauteloso con los cambios, sobre todo en lo concerniente a la modificación de símbolos, monumentos y nombres de calles del anterior régimen de apartheid. No quiso, a pesar de todo lo que había sufrido, humillar a sus compatriotas blancos, y mostró una gran comprensión por los valores afrikáners.
7. Un gran visionario. Supo utilizar todos los resortes para conseguir su fin: unir a negros y blancos. Y hubo un momento mágico en su carrera: la final del campeonato del mundo de rugby, el deporte de los blancos, en el verano de 1995, celebrada en el Johannesburgo Ellis Park. El estadio, hasta ese momento, era un santuario para los blancos y durante ese partido se convirtió en un templo de la unidad del país. La victoria del equipo nacional, los Springboks, se convirtió en el símbolo de la paz política en Sudáfrica. Este acontecimiento fue el origen de la película Invictus, dirigida por Clint Eastwood. Mandela fue un visionario, ya que fue consciente del potencial unificador y patriótico que genera el deporte. Decidió organizar el campeonato para que los seguidores afrikáners del rugby lo fueran también del nuevo gobierno. Y consiguió que los negros, que rechazaban el rugby por ser el deporte de los enemigos, apoyaran a los Springboks. No lo tuvo fácil. Recibió abucheos, sobre todo de los suyos, a los que recomendó amplitud de miras para construir una nación. Para ello, aseguró, que todos tenían que pagar un precio, y que los auténticos líderes deberían promover esa corriente. Se ganó a todos.
8. Seductor nato. Todos los que le conocían caían rendidos ante sus encantos. Es algo habitual entre los grandes líderes. Hasta la reina de Inglaterra le permitía que le llamara Elizabeth. Es más, ningún encargado de protocolo se atrevió nunca a reprenderle la familiaridad con la que trataba a la más soberana de todos los monarcas. Que nadie piense que tal osadía era una falta de respeto hacia la reina Isabel. Mandela trataba a todo el mundo con respeto, al margen del estatus social que tuvieran, incluidos aquellos que tramaban atentar contra él. Tenía la habilidad de ponerse en la piel del otro.
9. Habilidad para negociar. El deseo de alcanzar un acuerdo satisfactorio para todas las partes es algo que distingue a un líder. El éxito de cualquier operación hoy día, ya sea una transacción mercantil, un acuerdo político o cualquier cuestión doméstica, pasa por saber crear alianzas, pactar y crear compromisos. Lo importante es que todos cedan para que todos salgan ganando. Y se resistía a tener todo el protagonismo, que se le concedía a nivel mundial, como el artífice del éxito de la transición en Sudáfrica. Llegó a escribir: “Tengo tantos fallos como el que más. Se agradecen los cumplidos, siempre que no se presente al presidente como un superhombre...” Mandela valoraba el trabajo en equipo y sobre todo tenía siempre muy presente a sus clientes, que no eran otros que los millones de seguidores que hoy le lloran.
BIBLIOGRAFIA
· https://www.entrepreneur.com/article/289949
· https://www.altonivel.com.mx/liderazgo/management/36687-nelson-mandela-y-sus-claves-de-liderazgo/
· https://cincodias.elpais.com/cincodias/2013/12/06/sentidos/1386363700_651319.html

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