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17_093_Demencia_Concepto_Clasificación_Epidemiología_Aspectos_socioeconómicos

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Medicine. 2007;9(77):4921-4927 4921
ACTUALIZACIÓN
Demencia. Introducción
La palabra demencia deriva de la palabra latina demens, de–
de privativo y –mens de inteligencia. Fue utilizada para defi-
nir a aquellas personas que mostraban síntomas de estar fue-
ra de sí mismas o que presentaban locura. A lo largo de la
historia el término demencia ha sido utilizado con diferentes
significados. Hasta el siglo XVIII se usaba para identificar
aquellos procesos que cursaban con “extravagancia, extravío
o alienación del espíritu”, dentro del contexto próximo a la
locura. Jean Etienne Esquirol, en 1838, utilizó el término
demencia para describir los estados de pérdida de razona-
miento. Definió al demente como “aquel hombre que se ve
privado de las facultades de las que había disfrutado ante-
riormente; un hombre rico que pasa a ser pobre”, distin-
guiendo entre tres tipos de demencia: la aguda, la crónica y
la senil, sin prestar atención ni a la edad ni a la irreversibili-
dad. Años más tarde Emil Kraepelin introdujo el concepto
de “demencia orgánica”, en el que englobaba las psicosis que
se desarrollan en el contexto de diferentes enfermedades del
sistema nervioso central. Desde entonces la organicidad de
las demencias ha sido incuestionable. Hacia finales del siglo
XIX el término demencia comenzó a separarse de trastornos
tales como el estupor, las demencias vesánicas, la pseudode-
mencia melancólica, la idiocia y las formas de deterioro cog-
nitivo secundarias a traumatismos o lesiones cerebrales. En
1911, Gregor Theodor Ziehen propuso que las demencias se
clasificasen en los siguientes tipos: arteriosclerótica, senil,
apopléjica (focal), post-meningítica, secundaria a psicosis
PUNTOS CLAVE
Concepto. A lo largo de la historia el término
demencia ha sido utilizado con distintos
significados. El avance en los conocimientos
anatomopatológicos y clínicos ha propiciado que
la organicidad de las demencias sea
incuestionable.
Clasificación. Las demencias son patologías que
pueden ser causadas por múltiples etiologías.
Según su causa, pueden ser clasificadas en
primarias o degenerativas, secundarias y de
etiología múltiple.
Epidemiología. Las demencias son una de las
principales causas de discapacidad de las
personas de edad avanzada y la enfermedad de
Alzheimer es la primera causa de demencia. A
partir de los 65 años de edad la prevalencia se
dobla cada 5 años y la incidencia tiene un
crecimiento exponencial. Dependiendo de la edad
de inicio, las estimaciones de supervivencia se
sitúan entre 5 y 10 años tras el diagnóstico.
Aspectos socioeconómicos. El análisis del coste
de la demencia se realiza en función de 
la estimación de los costes directos e indirectos.
La estimación de los costes indirectos de la
demencia es compleja y existen dificultades
metodológicas relacionadas con su medida. 
La gravedad de la enfermedad y la presencia de
trastornos psicológicos y de la conducta
incrementan el coste sociosanitario.
Demencia.
Concepto.
Clasificación.
Epidemiología.
Aspectos
socioeconómicos
S. López-Pousaa-b y J. Garre-Olmob
aUnitat de Valoració de la Memòria i les Demències. bUnitat de Recerca.
Hospital Santa Caterina. Institut d’Assistència Sanitària. Salt. Girona.
funcionales (vesánica), epiléptica y hebefrénica o precoz.
Reil Hoffbauer, en 1927, distinguió entre demencia aguda o
reversible y crónica o irreversible. A partir de entonces y du-
rante un largo período de años, el estudio sobre las demen-
cias hizo que apareciesen términos como demencia precoz,
demencia presenil, demencia arteriosclerótica, demencia al-
cohólica y pseudodemencia, entre otras, con concepciones
diferentes a las que utilizamos hoy en día.
El avance en el conocimiento de las demencias se debió
sobre todo a las aportaciones neuropatológicas que realiza-
ron investigadores como George Huntington, Arnold Pick,
Otto Binswanger, Alois Alzheimer, Hans Gerhard Creutz-
feldt y Alfons María Jakob, entre otros. Huntington, en
1872, realizó la primera descripción de una enfermedad he-
reditaria de tipo autosómico dominante que cursa con movi-
mientos coreoatetósicos y que se acompaña de alteraciones
psiquiátricas y cognitivas. Pick, en 1892, describió una de-
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mencia de tipo cortical muy poco frecuente, que pertenece al
grupo de demencias en las que la alteración se encuentra en
el lóbulo frontal del cerebro. Binswanger, en 1894, introdu-
jo el término de encefalitis subcortical crónica progresiva.
Alzheimer describió, en 1906, en el examen anatomoclínico
del cerebro de una enferma con demencia, la existencia de
placas seniles, ovillos neurofibrilares y cambios arterioscle-
róticos cerebrales. Esos hallazgos fueron publicados al año
siguiente con el título “Una enfermedad característica de la
corteza cerebral”1 que, posteriormente, fue denominada en-
fermedad de Alzheimer (EA) por Kraepelin en la octava edi-
ción de su “Manual de psiquiatría” en 1910. En 1920 y 1921,
Creutzfeldt y Jakob, respectivamente, describieron un grave
trastorno cerebral de tipo degenerativo, que en las etapas ini-
ciales de la enfermedad cursa con pérdida de memoria, cam-
bios de comportamiento, falta de coordinación, perturbacio-
nes visuales y que, posteriormente, desarrolla demencia, que
hoy en día conocemos como enfermedades priónicas.
A lo largo del siglo XX se han ido perfilando otras for-
mas de demencia y de deterioro cognitivo entre las que cabe
destacar las demencias frontotemporales (DFT), con la en-
fermedad de Pick como prototipo, la enfermedad de Creutz-
feld-Jakob, el deterioro cognitivo postraumático, la demen-
cia por cuerpos de Lewy (DCL) y las demencias asociadas a
enfermedades médicas como el denominado complejo de-
mencia-sida. Véase el trabajo de Román GC (2003) para una
detallada descripción de la evolución histórica del término
de demencia2.
Concepto
El concepto de demencia, tal como lo conocemos actual-
mente, es relativamente reciente. Martin Roth inició la épo-
ca moderna de estudio de las demencias a partir del cambio
de nomenclatura de las denominadas psicosis seniles por el
término de demencia para discriminar a los pacientes psi-
quiátricos de edad avanzada hospitalizados, en los que pre-
dominaban los síntomas cognitivos de los que presentaban
otros trastornos primarios del estado de ánimo o sensoper-
ceptivos3. Desde que en 1978 Marsden propuso la definición
de demencia como “un síndrome adquirido de alteración di-
fusa persistente de las funciones mentales superiores debido
a enfermedad física en un paciente vigil, que produce inca-
pacidad funcional”4 hasta el momento actual, en el que el
grupo de estudios de neurología de la conducta y demencias,
de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la define
como “un síndrome plurietiológico, que implica deterioro
intelectual respecto a un nivel previo, por lo general crónico,
pero no necesariamente irreversible ni progresivo, que im-
plica una afectación de las capacidades funcionales del suje-
to, suficientes para interferir sus actividades sociolaborales”5
no ha habido grandes cambios. Actualmente, la Organiza-
ción Mundial de la Salud, en la Clasificación Internacional
de las enfermedades –en la décima edición (CIE-10)–, defi-
ne a la demencia como “un síndrome debido a una enfer-
medad del cerebro, generalmente de naturaleza crónica o
progresiva, en la que hay déficit de múltiples funciones cor-
ticales superiores que incluyen la memoria, el razonamiento,
la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de
aprendizaje, el lenguaje y la capacidad de juicio. La concien-
cia no está alterada. La alteración de las funciones se puede
acompañar de pérdida del control emocional, la conducta so-
cial o la motivación. Estas alteraciones repercuten en la acti-
vidad cotidiana del enfermo”6, muy similar a la del DSM-IV
que la define “por el desarrollo de múltiplesdéficits cogniti-
vos que incluyen un deterioro de la memoria y al menos una
de las siguientes alteraciones cognoscitivas: afasia, apraxia,
agnosia o una alteración de la capacidad de ejecución. La al-
teración es lo suficientemente grave como para interferir de
forma significativa en las actividades laborales y sociales y
puede representar un déficit respecto al mayor nivel previo
de actividad del sujeto”7. En la tabla 1 se presentan los crite-
rios diagnósticos de demencia de la CIE-10, DSM-IV y de la
SEN. Todas las definiciones de demencia tienen en común
la pérdida de la capacidad cognitiva respecto al nivel pre-
mórbido, el deterioro de la memoria, la coexistencia con
otros déficits de las funciones superiores capaces de provocar
una interferencia de forma significativa en las actividades la-
borales y sociales. En el ámbito de la investigación, los crite-
rios CIE-10 son más específicos que los DSM-IV, ya que re-
quieren una duración mínima de los síntomas de al menos 6
meses. El grado de acuerdo entre los distintos criterios diag-
nósticos de demencia es moderado. Un estudio ya clásico
que comparó la prevalencia de demencia en una misma
muestra de sujetos aplicando distintos criterios observó que
según la CIE-10 era de 3,1%, según los DSM-III-R era de
17,3% y aplicando los DSM-IV era de 13,7%8.
Actualmente se están desarrollando los criterios DSM-V
para los cuales un grupo de expertos internacionales han
propuesto una serie de recomendaciones. De ellas destacan
la necesidad de enfatizar en la naturaleza generalizada de los
déficits cognitivos en el inicio y en la evolución de la de-
mencia, lo que supone el tener en cuenta que las manifesta-
ciones son múltiples y que van a depender de la etiología de
la demencia. También recomiendan no sobrevalorar el défi-
cit de memoria, como ocurre con los criterios actuales, es de-
cir “desalzheimizarlos”, tener en cuenta que la demencia
puede manifestarse por la existencia temprana de otros défi-
cits como la apraxia, la afasia y la agnosia, y considerar los
cambios progresivos de las capacidades funcionales y la fre-
cuente aparición de cambios de personalidad y de trastornos
de la conducta9.
Clasificación
La demencia es un síndrome que puede ser causado por múl-
tiples etiologías que cursan con disfunción cerebral difusa o
multifocal, y cabe la posibilidad de que existan casos de de-
mencia con más de una etiología concurrente. Globalmente,
las demencias se caracterizan por presentar un cuadro clíni-
co con síntomas comunes que difieren en su etiología, edad,
forma de presentación, curso clínico y trastornos asociados.
Se trata, pues, de un síndrome plurietiológico que se puede
clasificar según su topografía lesional o según su etiología.
Atendiendo al primer sistema de clasificación podemos dis-
tinguir entre las demencias corticales, que se caracterizan
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por la afectación de las funciones cognitivas que dependen
del procesado neocortical asociativo; las demencias subcorti-
cales, caracterizadas por el deterioro cognitivo de regiones
subcorticales como el estriado, el tálamo, los núcleos del
tronco y el cerebelo y por último, las demencias mixtas, que
son aquellas que presentan alteraciones cognitivas corticales
y subcorticales. Este sistema de clasificación tiene como
principal virtud no la delimitación precisa y exacta del sín-
drome, sino la de proporcionar claves generales para el diag-
nóstico clínico. A partir del segundo sistema de clasificación
se distinguen tres tipos principales de demencias: las prima-
rias o degenerativas, las secundarias y las de etiología múlti-
ple. En el primer grupo el factor fisiopatológico principal ra-
dica en la hipofunción o pérdida neuronal causada por una
alteración intrínseca del metabolismo neuronal, mientras
que en el segundo la disfunción neuronal es debida a causas
externas del metabolismo neuronal. El tercer grupo, las de-
mencias de etiología múltiple, se caracteriza por la existencia
simultánea de más de una causa suficiente para originar el
síndrome de demencia. En la tabla 2 se presenta la clasifica-
ción propuesta por el grupo de estudio de neurología de la
conducta y demencias de la SEN.
Las clasificaciones que realizan tanto la CIE-10 como el
DSM-IV están muy dirigidas a las enfermedades de mayor
prevalencia, haciendo hincapié sobre todo en la EA y en las
demencias secundarias a las enfermedades cerebrovasculares.
La CIE-10 ya señala en la definición de demencia la EA y las
demencias secundarias a enfermedades cerebrovasculares.
Estas clasificaciones son las que se utilizan habitualmente en
los sistemas de codificación hospitalarios y pierden eficacia al
apartarse de la realidad diagnóstica de la clínica diaria, ya que
no tienen en cuenta algunos procesos de gran relevancia, que
incluso disponen de criterios diagnósticos, como son las
DFT (sólo consideran la enfermedad de Pick), la DCL, la
demencia en la parálisis supranuclear progresiva y la demen-
cia en la degeneración corticobasal, entre otras.
En relación con la clasificación de la SEN, en el grupo de
las demencias degenerativas primarias, se incluye las causa-
das por un proceso originariamente desarrollado en el siste-
ma nervioso central. De ellas la más frecuente es la EA, que
representa el 50% de todas las demencias a nivel poblacional
y hasta el 80% de los casos de demencia en el ámbito hospi-
talario10,11. El grupo de las demencias secundarias correspon-
de a aquellas que son debidas a procesos capaces de provocar
alteraciones cerebrales de tipo estructural y/o funcional que
causan demencia. Dentro de este grupo las más frecuentes
son las demencias vasculares (DV), que por su relevancia se
consideran como una entidad propia. El concepto de DV es
amplio y heterogéneo e incluye diferentes subtipos que ac-
tualmente se tienden a encuadrar dentro de un contexto de
deterioro cognitivo vascular12,13.
Dentro del concepto de otras demencias secundarias se
incluyen un gran número de demencias reversibles. Alguna
de las demencias secundarias, como la enfermedad de Creutz-
feld-Jakob y la asociada a enfermedad por el virus de la in-
munodeficiencia humana 1 (VIH-1) (complejo demencia–
sida), tienen criterios diagnósticos bien establecidos y están
definidas en los criterios CIE-10 y DSM-IV como entidades
propias. Las otras demencias secundarias han de ser clasifi-
cadas en relación con el proceso que las origina, como es el
caso de la hidrocefalia normotensiva, el hipotiroidismo, los
tumores cerebrales, la deficiencia de vitamina B12 y la secun-
daria a irradiación intracraneal, entre otras. En términos ge-
nerales, las demencias secundarias han de clasificarse en los
DEMENCIA. CONCEPTO. CLASIFICACIÓN. EPIDEMIOLOGÍA. ASPECTOS SOCIOECONÓMICOS
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TABLA 1.
Criterios CIE-10, DSM-IV y de la Sociedad Española de Neurología (SEN) para el diagnóstico de demencia
CIE-10 DSM-IV-TR SEN
Deterioro de la memoria
Alteración de la capacidad de registrar, almacenar y evocar 
información
Pérdida de contenidos mnésicos relativos a la familia 
o al pasado
Deterioro de la memoria (deterioro en la capacidad 
de aprender nueva información o recordar información
previamente aprendida)
Alteración de al menos dos de las siguientes funciones:
Atención/concentración
Lenguaje
Gnosias
Memoria
Praxias
Funciones visuoespaciales
Funciones ejecutivas
Conducta
Deterioro del pensamiento y del razonamiento:
Reducción del flujo de ideas
Deterioro en el proceso de almacenar información
– Dificultad para prestar atención a más de un estímulo 
a la vez
– Dificultad para cambiar el foco de atención
Una o más de las alteraciones siguientes:
Afasia
Apraxia
Agnosia
Alteración de la función ejecutiva (capacidad de abstracción,
planificación,secuenciación, monitorización y control 
de comportamientos complejos)
Estas alteraciones deben ser:
Adquiridas, con deterioro de las capacidades previas 
del paciente comprobado a través de un informador fiable
o mediante evaluaciones sucesivas
Objetivadas en la exploración neuropsicológica
Persistentes durante semanas o meses y constatadas 
en el paciente con nivel de conciencia normal
Interferencia en la actividad cotidiana Las alteraciones previas tienen una gravedad suficiente como
para provocar un deterioro significativo de la actividad social 
o laboral. Estas alteraciones representan un déficit respecto 
de un nivel previo
Estas alteraciones son de intensidad suficiente como 
para interferir en las actividades habituales del sujeto,
incluyendo las ocupacionales y sociales
Conciencia clara. Posibilidad de superposición de delirio
Síntomas presentes durante 6 meses como mínimo
Las alteraciones no aparecen exclusivamente durante 
un síndrome confusional agudo
Las alteraciones cursan sin trastorno del nivel 
de conciencia hasta fases terminales, aunque pueden
ocurrir perturbaciones transitorias intercurrentes
Evidencia clínica o mediante pruebas complementarias 
de que las alteraciones son debidas a causa orgánica 
o al efecto de una sustancia tóxica
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grupos diagnósticos siguientes: por alteración de la dinámica
del líquido cefalorraquídeo, a procesos neoplásicos, de ori-
gen infeccioso, a enfermedades priónicas, de origen metabó-
lico-endocrino, a enfermedades desmielinizantes, a vasculitis
y colagenosis, a traumatismos craneales, a enfermedades psi-
quiátricas y a otros procesos de presentación de modo más
aislado.
Existe la posibilidad de la combinación de dos o más
etiologías como responsables de una demencia, en este caso
hablamos de las demencias combinadas o de etiología múlti-
ple. En este grupo de patologías cabe destacar, por su eleva-
da prevalencia, la EA asociada a enfermedad cerebrovascular
que suele ser motivo de controversia debido a que en nume-
rosos casos existe una superposición clínica entre la EA y la
DV, ya que estos trastornos pueden cursar con una sintoma-
tología parecida, hecho que también se refleja en los criterios
diagnósticos actuales DSM-IV, donde los criterios sintomá-
ticos para la EA y la DV son los mismos, excepto en la pre-
sencia o la ausencia de enfermedad cerebrovascular.
La tendencia actual es la de agrupar las demencias aten-
diendo a los conocimientos moleculares, celulares y neuro-
genéticos, de ahí que las demencias secundarias a enferme-
dades neurodegenerativas se clasifiquen atendiendo a las al-
teraciones de las proteínas anormales que las provocan, y así
hablamos de demencias secundarias a las alteraciones de la
�-sinucleína, de la �-amiloide, de la proteína Tau y de las
proteínas con expansión de la poliglutamina14.
Epidemiología
La epidemiología se caracteriza por el estudio de los factores
que determinan la frecuencia y distribución de las enferme-
dades, y la definición inequívoca de caso es fundamental para
poder determinar el número de casos de una enfermedad, las
diferencias en su distribución geográfica y su asociación con
factores de riesgo o protectores. Sin embargo, la aplicación
de las técnicas de la epidemiología a la investigación en el
ámbito de las demencias se ha visto limitada por la variabili-
dad en la definición y en las técnicas y métodos de detección
de casos. En este sentido, el carácter insidioso y progresivo de
las primeras manifestaciones de algunos subtipos de demen-
cia, como por ejemplo la EA, que es el tipo de demencia más
frecuente, ha dificultado su identificación y diagnóstico en
etapas iniciales. Debido a la falta de precisión de las pruebas
diagnósticas utilizadas en los estudios epidemiológicos (ins-
trumentos de cribaje de baja especificidad y diseños de doble
fase), es frecuente observar que existen discrepancias en los
datos epidemiológicos de prevalencia, incidencia y mortali-
dad de demencia15. Así, las tasas de incidencia o prevalencia
presentan variaciones según si los estudios epidemiológicos
incluyen los casos leves o dudosos de demencia o solamente
se incluyen los casos confirmados o de gravedad moderada.
Una dificultad añadida en los estudios longitudinales de in-
cidencia estriba en la limitada capacidad para poder estable-
cer el momento preciso de inicio de la enfermedad. Sin em-
bargo, a pesar de estas limitaciones, actualmente disponemos
de datos epidemiológicos consistentes.
Los estudios de prevalencia poblacionales son necesarios
para conocer el número de casos identificados en un territo-
rio definido y permiten orientar la gestión y la planificación
de los recursos sociosanitarios, así como la generación de hi-
pótesis sobre factores de riesgo o protección a partir de es-
tudios de casos y controles. Teóricamente, la prevalencia de-
pende de la incidencia y de la mortalidad, pero en el ámbito
de las demencias, en ausencia de estrategias preventivas o cu-
rativas y dado que no se han observado diferencias tempora-
les en la incidencia, la prevalencia depende exclusivamente
de la mortalidad. Se han realizado numerosos estudios de
prevalencia de demencia en el mundo desde los años ochen-
ta, aunque la mayoría de ellos circunscritos a zonas geográfi-
cas de América del Norte, Australia, Europa y Japón. Existen
numerosas patologías que pueden cursar con un síndrome de
demencia, pero las más comunes se presentan durante el
proceso de envejecimiento y la edad es uno de los principa-
les factores de riesgo. Entre los tipos de demencia más fre-
cuentes está la EA, la DV, las formas combinadas de EA y
patología cerebrovascular, la DCL y las DFT.
En España se han llevado a cabo diversos estudios pobla-
cionales “puerta-a-puerta” y la prevalencia oscila entre el
5,2%16 y el 13,9%17. Un reanálisis de estos estudios señaló
ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO (VIII)
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TABLA 2.
Clasificación de las demencias según criterios CIE-10 y DSM-IV 
en función de la clasificación etiológica de la Sociedad Española 
de Neurología
Demencias degenerativas primarias
Demencia tipo Alzheimer
F00.00 (290.10) De inicio precoz no complicada
F00.01 (290.12) De inicio precoz con ideas delirantes
F00.03 (290.13) De inicio precoz con estado de ánimo depresivo
F00.10 (290.00) De inicio precoz de inicio tardío no complicada
F00.11 (290.20) De inicio precoz de inicio tardío con ideas delirantes
F00.13 (290.21) De inició tardío con estado de ánimo depresivo
Otras demencias degenerativas primarias
F02.0 (290.10) Asociada a enfermedad de Pick (331.1)
F02.2 (294.1) Asociada a d enfermedad e Huntigton (333.4)
F02.3 (294.1) Asociada a enfermedad de Parkinson (332.0)
(294.1) Asociada a cuerpos de Lewy (331.82)
Demencias secundarias
Demencias vasculares
F01.80 (290.40) No complicada
F01.81 (290.42) Con ideas delirantes
F01.83 (290.43) Con estado de ánimo depresivo
Otras demencias secundarias
F02.1 (290.10) Asociada a enfermedad de Creutzfeld-Jakob (046.1)
F02.8 (294.1) Asociada a otras enfermedades médicas
F10.73 (291.2) Inducida por el alcohol
F18.73 (292.83) Inducida por utilización persistente de inhalantes
F13.73 (292.82) Inducida por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos
F19.73 (292.82) Inducida por utilización persistente de otras sustancias
F02.4 (294.9) Asociada a VIH (043.1)
F02.8 (294.1) A traumatismos craneales (854.00)
F02.8 – Por etiologías múltiples
F03 – No especificada
Demencias combinadas
Enfermedad de Alzheimer con enfermedad cerebrovascular asociada
Otras demencias combinadas
VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
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parte de las diferencias observadas podrían ser causadas por
la disparidad entre regiones, aunque son necesarios estudios
geográficamente dirigidos, coordinados y armonizados para
poder establecer el origen de dichas divergencias. A nivel 
europeo, el EURODEM es un consorcio que coordina un
proyecto de investigación epidemiológico multicéntrico so-
bre demencia y que ha producido resultados representativos.
La prevalencia global en Europa fue del 6,4%. Entre los
hombres, para el grupo de entre 65 y 69 años la prevalencia
fue del 1,6%, para el grupo de 70 a 74 años de 2,9%, para el
de 75 a 79 de 5,6%, para el de 80 a 84 de 11,0%, para el de
85 a 89 de 12,8% y de 22,1% para los mayores de 84 años.
Para las mujeres fue de 1,0%, 3,1%, 6,0%, 12,6%, 20,2% y
30,8%, respectivamente18.
Recientemente se ha publicado una estimación de la pre-
valencia global de demencia en el mundo realizada a partir
de un procedimiento de consenso entre expertos internacio-
nales basado en metodología Delphi. En esta publicación se
aportan tasas de prevalencia ajustadas por grupos quinque-
nales de edad y por regiones geográficas a partir de la evi-
dencia disponible en los múltiples estudios epidemiológicos
realizados en el mundo. En la tabla 3 se presenta la estima-
ción agrupada por continentes y grupos quinquenales de
edad. Teniendo en cuenta estos datos es posible realizar una
estimación del número total de casos de demencia en el
mundo, que actualmente ascendería a 24 millones de perso-
nas, y que de acuerdo con las proyecciones mundiales de cre-
cimiento de la población se doblará cada 20 años, alcanzan-
do la cifra de 42 millones en el año 2020 y de 81 millones en
el 2040 si no se producen cambios relevantes en la mortali-
dad de la población y no se desarrollan estrategias preventi-
vas o curativas eficaces para la demencia en este período de
tiempo19. De los estudios de prevalencia se desprende que se
incrementa con la edad y se duplica cada 5 años18, aunque pa-
rece que el incremento de la prevalencia en función de la
edad disminuye a partir de los 90 años.
Los estudios de incidencia han sido menos numerosos
que los de prevalencia debido a las dificultades logísticas y
económicas asociadas a este tipo de estudios longitudinales.
Los resultados señalan un incremento exponencial con la
edad y un mayor número de casos para el sexo femenino a
partir de los 80 años20-23. En la figura 1 se puede observar el
incremento exponencial de la incidencia de demencia a par-
tir de los 65 años a raíz de los resultados de diversos estudios.
Con relación a la mortalidad, todos los estudios coinciden en
señalar un incremento sustancial del riesgo entre las perso-
nas con demencia. Dependiendo de la edad de inicio, las es-
timaciones de supervivencia se sitúan entre los 5 y 10 años
tras el diagnóstico24,25. Un reciente estudio epidemiológico
prospectivo de 15 años estimó una supervivencia de 8,3 años
en aquellas personas que iniciaron los síntomas con anterio-
ridad a los 75 años y de 3,8 años para aquellos que los sínto-
mas se iniciaron tras los 85 años26. En el mismo trabajo se es-
timó una tasa de mortalidad para las personas con demencia
tipo Alzheimer de 133,8 muertes por cada 1.000 pacientes-
año en riesgo, frente a una tasa de 45,2 muertes por cada
1.000 personas sin demencia.
El carácter prospectivo de los estudios epidemiológicos
de incidencia ha permitido identificar algunos factores de
riesgo y protectores. Mientras que el efecto de algunos fac-
tores ha sido bien documentado, existen otros que perma-
necen en controversia27,28. Hay diversos motivos que han
contribuido a la falta de consenso sobre el efecto de deter-
minados factores sobre el riesgo de demencia. Con indepen-
dencia de algunos subtipos de demencia, que presentan un
patrón genético autosómico dominante y que no representan
más del 5% de todas las demencias, la mayoría tienen una
causa multifactorial. Entre los aspectos que dificultan la in-
vestigación de factores de riesgo cabe destacar el largo perí-
odo preclínico de muchos subtipos de demencia, el elevado
número de factores potenciales y las múltiples interacciones
entre ellos. En la tabla 4 se presentan los principales factores
de riesgo asociados a la demencia. Véase el trabajo de van der
Flier WM (2005) para una información detallada sobre los
factores de riesgo y protección de la demencia29 (tabla 5).
Aspectos socioeconómicos
El crecimiento de la población mayor de 65 años durante las
próximas décadas seguirá incrementándose de manera nota-
ble en todo el mundo. Este proceso provocará que se incre-
DEMENCIA. CONCEPTO. CLASIFICACIÓN. EPIDEMIOLOGÍA. ASPECTOS SOCIOECONÓMICOS
Medicine. 2007;9(77):4921-4927 4925
TABLA 3
Estimaciones del coste anual de demencia según países (en euros)
Coste directo Coste indirecto Coste total
Alemania 1.788 10.795 12.583
Bélgica 4.705 10.730 15.435
Corea 6.571 11.288 17.859
Dinamarca 3.286 7.324 10.610
España 720* 6.649 7.369
Finlandia 5.888 13.570 19.458
Francia 2.042 3.940 5.982
Irlanda 755* 9.101 9.856
Noruega 2.318 14.098 16.416
Suecia 2.451 8.870 11.321
Turquía 1.666 1.068 2.734
*No incluye el coste del tratamiento farmacológico
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
65-69 70-74 75-79 80-84 85-89 90
EURODEM ATC Seattle Asia
Fig. 1. Tasas de incidencia de demencia en distintas regiones.
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menten tanto el número de casos de demencia como la pre-
sión sobre los dispositivos sociosanitarios, y requerirá desa-
rrollar sistemas de atención eficientes que cubran sus necesi-
dades mediante infraestructuras, equipamientos y medios
financieros, técnicos y personales necesarios. Sin embargo, el
análisis socioeconómico de las demencias es complejo debi-
do a que su atención sociosanitaria incluye un gran número
de factores, que van desde el coste del tratamiento farmaco-
lógico hasta la carga económica y emocional que sufren los
cuidadores. El análisis del coste total de la enfermedad se
debe realizar a partir de la consideración de todos los com-
ponentes que comprenden los bienes y servicios empleados
en el diagnóstico, el tratamiento y el cuidado del paciente y,
de forma general, pueden distinguirse dos tipos de costes.
Por una parte están los costes directos formados por una par-
te médica y una parte no médica, que pueden ser públicos o
privados y que hacen referencia a los costes relacionados con
los servicios y materiales necesarios para atender a un pa-
ciente con demencia. Esta categoría incluye los costes de las
medidas empleadas para la detección y diagnóstico, la hospi-
talización temporal o institucionalización, los servicios médi-
cos y sociales, los fármacos, las comidas a domicilio, el trans-
porte, las adaptaciones arquitectónicas y funcionales de la
vivienda y todos aquellos servicios por los cuales se paga una
cantidad monetaria explícita. Por otra parte, están los costes
indirectos, que incluyen todos los servicios relacionados con
la atención al paciente y por los cuales no se paga una canti-
dad monetaria de forma explícita y/o no tienen representa-
ción en el mercado. En esta categoría se incluye la pérdida de
ingresos por parte del cuidador, el valor del tiempo emplea-
do por parte del cuidador no remunerado y todos aquellos
servicios valorados como una pérdida de oportunidad30. Se
han propuesto diversos métodos para estimar los costes indi-
rectos y su utilización depende de la perspectiva del análisis
económico, que puede ser social o individual. La aproxima-
ción al coste de sustitución, que determina el coste potencial
que representa la sustitución del cuidador por personal espe-
cializado, y la aproximación al coste de oportunidad, que
cuantifica la pérdida de oportunidad como consecuencia del
tiempo dedicado al cuidado del paciente, son los métodos
que han sido utilizadosprincipalmente31-33. Se han llevado a
cabo estudios sobre el coste de la demencia en diversos paí-
ses y, aunque todos ellos incluyen la valoración de los costes
directos, el origen de la muestra, las diferencias en el núme-
ro de factores incluidos, así como otras diferencias metodo-
lógicas, limitan su comparación. Por ejemplo, en los estudios
basados en muestras clínicas o comunitarias existe un riesgo
potencial de cometer un sesgo de
selección en la medida que los pa-
cientes en fases más graves de la
enfermedad pueden estar infrarre-
presentados. Ante esta limitación
se han aplicado técnicas de estrati-
ficación por niveles de gravedad a
partir de test o escalas como el
Miniexamen del Estado Mental
(MiniMental State-Examination
[MMSE]) o la Escala de evalua-
ción clínica de la demencia (Clini-
cal Dementia Rating [CDR]), aun-
que nuevamente, la comparación
entre los estudios es limitada de-
bido a la utilización de distintos
instrumentos y/o puntos de corte.
Respecto a los costes indirectos,
solamente un subgrupo de los es-
tudios los han incluido, debido
principalmente a las dificultades
metodológicas relacionadas con su medida. Por ejemplo, se
ha identificado un sesgo de medida en la estimación del nú-
mero de horas de atención por parte de los cuidadores, ya
que aunque existen instrumentos validados para su cuantifi-
cación, la percepción por parte del cuidador del tiempo de-
dicado es muy variable y las estimaciones realizadas en di-
versos estudios oscilan entre menos de 20 horas semanales a
más de 100 horas por semana34. En la tabla 3 se presenta el
coste anual directo e indirecto estimado por diversos estu-
dios realizados en el mundo. Se observa que el rango oscila
entre los 10.000 y los 20.000 euros anuales.
A pesar de las limitaciones descritas los trabajos realiza-
dos sí muestran un patrón consistente con algunos factores
asociados al coste de la demencia. La gravedad de la de-
mencia se ha mostrado como un factor determinante en el
coste de la enfermedad. Se ha demostrado que los costes de
la asistencia sanitaria son casi el doble en los casos de enfer-
medad grave que en los de enfermedad leve, y que el au-
mento paralelo de los costes de la asistencia sanitaria y de la
gravedad de la enfermedad se atribuye a los gastos de insti-
tucionalización y al aumento de las demandas exigidas al
cuidador a medida que empeora progresivamente el estado
del paciente35-38. Un estudio realizado en una muestra de
417 pacientes con EA mostró que la disminución de un pun-
to en el MMSE estaba asociada con un aumento de 20,4 
euros mensuales, y que el incremento de un punto en la es-
cala de demencia de Blessed (Blessed Dementia Rating Scale
[BDRS]) estaba asociado a un incremento mensual de 53,3
euros39.
La presencia de trastornos psicológicos y conductuales
de la demencia es otro de los elementos que aumentan el
coste de la atención sociosanitaria. Numerosos estudios so-
bre esta relación han puesto de manifiesto una asociación po-
sitiva significativa35-40. Un trabajo realizado en Israel estimó
que el coste de los trastornos psicológicos y de la conducta
asociados a la demencia representaba el 25% del total de los
costes indirectos anuales y el 35% del total de los costes di-
rectos40. En resumen, los aspectos socioeconómicos de las
ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO (VIII)
4926 Medicine. 2007;9(77):4921-4927
TABLA 4
Prevalencia (%) de demencia estratificada por grupos de edad y zona
geográfica
60-64 65-69 70-74 75-79 80-84 � 85
Europa 0,9 1,4 3,3 5,9 12,1 24,7
América 0,8 1,6 3,2 6,8 12,9 30,5
África 0,4 0,8 1,6 3,0 5,7 12,3
Asia 0,8 1,7 3,4 6,2 13,1 24,3
Oceanía 0,7 1,3 2,6 4,7 9,0 16,0
Adaptada de Ferri CP, et al19.
TABLA 5
Principales factores de
riesgo de demencia
Alcoholismo
Antecedentes familiares
ApoE �4
Deficiencia vitamina B
Depresión
Deterioro cognitivo leve
Diabetes
Edad
Hipercolesterolemia
Hiperinsulinemia
HTA
Nivel educativo
Síndrome de Down
Tabaquismo
TCE
Adaptada de van der Flier et al19.
HTA: hipertensión arterial; TCE:
traumatismo craneoencefálico.
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demencias muestran variaciones en las estimaciones debidas
a las características clínicas, al tipo de atención sociosanitaria
prestada y a la zona geográfica.
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