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ATLAS DE ANATOMIA PATOLOGICA (138)

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CAPÍTULO 5 Pulmón 121
FIGURA 5-73 Abscesos pulmonares, vista
microscópica
Ésta es una bronconeumonía abscesificante en la
que se ven varios abscesos (�) con paredes
irregulares y rugosas en las áreas parduscas de
consolidación. Los abscesos pulmonares, si son lo
suficientemente grandes, contienen material
necrótico licuado y exudado purulento que a
menudo se manifiestan como niveles hidroaéreos
en la radiografía o TC de tórax. Habitualmente, el
absceso es una complicación de la neumonía
grave, con más frecuencia por organismos
virulentos como Staphylococcus aureus. Los
abscesos a menudo son una complicación de la
aspiración, particularmente en los pacientes en
coma y en los que sufren enfermedades
neurológicas, en los cuales aparecen con más
frecuencia en el pulmón posterior derecho. Los
abscesos pueden continuar siendo una fuente de
septicemia y son difíciles de tratar.
FIGURA 5-74 Absceso pulmonar, tomografía
computarizada
En esta TC de tórax en modo de ventana
pulmonar se aprecia un nivel hidroaéreo (�) en
un absceso que afecta al lóbulo inferior derecho.
Obsérvense las áreas adyacentes con infiltrados
neumónicos parcheados y brillantes, que son
bilaterales y extensos. Obsérvese también la
muesca en la línea media de la cara anterior del
tórax, variación que se conoce como pectus
excavatum. Los abscesos pueden desarrollarse
tras aspiración, infección bacteriana u obstrucción
bronquial, o por embolización séptica de origen
venoso o cardíaco (endocarditis infecciosa 
con afectación del corazón derecho). Los pacientes
afectados pueden presentar fiebre con tos
productiva de copioso esputo purulento. La
diseminación de la infección, con sepsis y
émbolos sépticos a otros órganos, puede
complicar los abscesos pulmonares.
FIGURA 5-75 Empiema, vista macroscópica
Esta superficie pleural pone de manifiesto un
denso exudado purulento de color amarillo-
pardusco, y la cavidad pleural se halla ocupada
por un exudado purulento. Se trata de una
colección de pus en el espacio pleural (empiema).
La neumonía puede diseminarse por el pulmón y
puede complicarse con pleuritis. En las primeras
fases puede haber tan sólo un derrame de tipo
trasudado en el espacio pleural. También puede
haber exudación de proteínas plasmáticas, dando
lugar a pleuritis fibrinosa. Sin embargo, las
infecciones bacterianas del pulmón pueden
diseminarse a la pleura y producir pleuritis
purulenta. La toracocentesis proporcionará un
líquido con características de exudado, con un
alto contenido de proteínas y un número elevado
de leucocitos, principalmente neutrófilos.