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CAPÍTULO 5 Pulmón 121 FIGURA 5-73 Abscesos pulmonares, vista microscópica Ésta es una bronconeumonía abscesificante en la que se ven varios abscesos (�) con paredes irregulares y rugosas en las áreas parduscas de consolidación. Los abscesos pulmonares, si son lo suficientemente grandes, contienen material necrótico licuado y exudado purulento que a menudo se manifiestan como niveles hidroaéreos en la radiografía o TC de tórax. Habitualmente, el absceso es una complicación de la neumonía grave, con más frecuencia por organismos virulentos como Staphylococcus aureus. Los abscesos a menudo son una complicación de la aspiración, particularmente en los pacientes en coma y en los que sufren enfermedades neurológicas, en los cuales aparecen con más frecuencia en el pulmón posterior derecho. Los abscesos pueden continuar siendo una fuente de septicemia y son difíciles de tratar. FIGURA 5-74 Absceso pulmonar, tomografía computarizada En esta TC de tórax en modo de ventana pulmonar se aprecia un nivel hidroaéreo (�) en un absceso que afecta al lóbulo inferior derecho. Obsérvense las áreas adyacentes con infiltrados neumónicos parcheados y brillantes, que son bilaterales y extensos. Obsérvese también la muesca en la línea media de la cara anterior del tórax, variación que se conoce como pectus excavatum. Los abscesos pueden desarrollarse tras aspiración, infección bacteriana u obstrucción bronquial, o por embolización séptica de origen venoso o cardíaco (endocarditis infecciosa con afectación del corazón derecho). Los pacientes afectados pueden presentar fiebre con tos productiva de copioso esputo purulento. La diseminación de la infección, con sepsis y émbolos sépticos a otros órganos, puede complicar los abscesos pulmonares. FIGURA 5-75 Empiema, vista macroscópica Esta superficie pleural pone de manifiesto un denso exudado purulento de color amarillo- pardusco, y la cavidad pleural se halla ocupada por un exudado purulento. Se trata de una colección de pus en el espacio pleural (empiema). La neumonía puede diseminarse por el pulmón y puede complicarse con pleuritis. En las primeras fases puede haber tan sólo un derrame de tipo trasudado en el espacio pleural. También puede haber exudación de proteínas plasmáticas, dando lugar a pleuritis fibrinosa. Sin embargo, las infecciones bacterianas del pulmón pueden diseminarse a la pleura y producir pleuritis purulenta. La toracocentesis proporcionará un líquido con características de exudado, con un alto contenido de proteínas y un número elevado de leucocitos, principalmente neutrófilos.