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354 ATLAS DE ANATOMÍA PATOLÓGICA FIGURA 15-14 Tiroiditis de Hashimoto, vista microscópica Esta enfermedad autoinmunitaria, que puede asociarse a los alelos HLA-DR3 y HLA-DR5, produce inflamación crónica caracterizada por infiltrados de linfocitos CD8+ y CD4+ T, que contribuyen a formar los folículos linfoides que se ven en este caso. Las células B de los centros germinales producen anticuerpos contra el receptor de TSH que bloquean la acción de la TSH. Los folículos tiroideos restantes se vuelven atróficos y las células epiteliales sufren cambios de Hürthle, adquiriendo un abundante citoplasma rosado. En los inicios puede haber un aumento de tamaño no doloroso del tiroides. Entre los hallazgos de laboratorio se cuenta la presencia en el suero de anticuerpos anti-tiroglobulina y antimicrosomales (peroxidasa tiroidea). FIGURA 15-15 Tiroiditis de Hashimoto, vista macroscópica A lo largo de los años se va produciendo la destrucción progresiva de los folículos tiroideos, con atrofia, de manera que con frecuencia el tiroides no es palpable cuando un paciente se presenta con mixedema por hipotiroidismo y hay elevación de la TSH sérica. En las primeras etapas de la enfermedad puede haber hipertiroidismo transitorio por liberación excesiva de hormonas tiroideas desde los folículos alterados. Los pacientes con tiroiditis de Hashimoto pueden sufrir también otras enfermedades autoinmunitarias, como la enfermedad de Addison o la anemia perniciosa. Hay un riesgo aumentado de desarrollar un linfoma no hodgkiniano de células B. FIGURA 15-16 Tiroiditis subaguda, vista microscópica También conocida como tiroiditis granulomatosa, o enfermedad de de Quervain, esta forma poco común de tiroiditis comienza con el agrandamiento difuso y doloroso del tiroides. Se da con más frecuencia entre la cuarta y la sexta décadas y es más corriente en mujeres, de manera similar al patrón demográfico de otras enfermedades tiroideas. Obsérvese la densa inflamación aguda, junto con los linfocitos, macrófagos y prominentes células gigantes (�). Hay destrucción de los folículos tiroideos. De forma característica, este proceso se produce tras una infección vírica. En general, sigue un curso de 1 a 3 meses, durante los cuales puede haber hipertiroidismo o hipotiroidismo transitorio y fiebre. La mayoría de los pacientes se recuperan completamente al cabo de meses y se mantienen eutiroideos.