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• SISTEMA DIGESTIVO Y METABOLISMO Figura 13-4. Representación de la concentraciqn iónica. de la s¿creción gástrica en relación con la intensidad de la secreción, indicada por la ve- locidad de secreción. la absorción de la vitamina B12• El complejo formado por el factor intrínseco y la vitamina B12 es reconocido por unos receptores situados en la mucosa del íleon terminal, permi- tiendo la absorción de esta vitamina. La gastrina es, en realidad, una familia de seis hormonas con estructura polipeptídica de 17 a 34 aminoácidos, aun- que los efectos residen en los cuatro últimos aminoácidos. Es producida por las células G. Las gastrinas 1 y 11, de 17 aminoácidos, se encuentran preferentemente en la mucosa del antro; la gastrina III, de 34 aminoácidos, está presente en la circulación sanguínea y puede convertirse en gastrina I o 11. El moco, compuesto por mucinas (glucoproteínas), bási- camente es producido por las células epiteliales de la muco- sa. El moco forma una delgada película (1 mm de grosor) de carácter alcalino y, conjuntamente con la liberación de HC03-, protege a la mucosa de la acción del ClH y la pep- sina, evitando la autodigestión. La mayor parte de los componentes del jugo gástrico tie- nen por finalidad iniciar la digestión. La digestión de los carbohidratos depende de la acción de la amilasa de la saliva, que mantiene activa hasta que comienza a descender el pH intragástrico. El medio ácido, ocasionado por la secreción de ClH, posibilita la escisión de las proteínas en oligopéptidos, al tiempo que facilita la transformación del pepsinógeno en pepsina. La gastrina, hormona liberada por las células prin- cipales, tiene las siguientes funciones: estimula la secreción de ácido y pepsina, incrementa la motilidad gástrica e intes- tinal y aumenta la secreción de HC03- por el páncreas y el hígado. Aunque la digestión de las grasas es prácticamente despreciable en el estómago, debido a la baja concentración de lipasa, la acción conjunta del ácido y la pepsina determi- na la formación de gotas de grasa que flotan en el quimo, retrasando el vaciamiento. La secreción de moco es fundamental para evitar la «autodigestión» de la mucosa gástrica. Por este motivo, la relación entre formación y destrucción de estas células es enormemente rápida; se ha estimado que la pérdida de cé- lulas de la mucosa gástrica es de 5 x 105 cada minuto, y la recuperación puede realizarse en sólo 3 días. La solución de moco, viscosa y alcalina, forma una delgada película de alrededor de 1 mm. • Regulación de la función del estómago Si bien en este capítulo se han tratado por separado las dos funciones que efectúa el estómago en el proceso de la digestión de los alimentos, con el objeto de comprender de forma integrada la motilidad y la secreción, el mecanismo de regulación se realiza para ambas funciones. :: Función del sistema nervioso vegetativo La estimulación del simpático reduce la frecuencia y la velocidad del ritmo eléctrico básico de la capa muscular lon- gitudinal, disminuye la fuerza de contracción de la muscula- tura circular a través de su influencia sobre el plexo entérico reduce el flujo sanguíneo y -de forma más importante- contrarresta el aumento de la motilidad inducido por la esti- mulación vagal. Las fibras vagales parasimpáticas incremen- tan la motilidad, al aumentar tanto la frecuencia como la velocidad del ritmo eléctrico básico. Las influencias inhibi- doras del parasimpático se ejercen sobre el fundus, mediante su relajación durante la deglución, la relajación del estómago después de la distensión del esófago, y el enlentecimiento de la motilidad gástrica, q~e se produce por la presencia de grasas en el duodeno. Como se ha señalado, el vaciamiento del estómago se en- cuentra coordinado con la motilidad duodenal. Así, se han demostrado reflejos enterogástricos que deprimen la moti- lidad del estómago y relajan el píloro en respuesta al pH la hiperosmolaridad, la presión intramural y la presencia de cierta concentración de alcohol. Fases de la función digestiva Los mecanismos de regulación de la función gástrica, prin- cipalmente de la secreción, presentan tres fases (Fig. 13-5): cefálica, gástrica e intestinal. Fase cefálica. Antes de que el alimento alcance el estómago a través de reflejos condicionados, se produce fundamental- mente una estimulación de la secreción gástrica. La fase ce- fálica está mediada por el vago, cuyos efectos son opuestos a los del sistema nervioso simpático, que provoca un descenso de la motilidad gástrica, al reducir la frecuencia y la velo- cidad del ritmo eléctrico de la musculatura lisa, alterando mínimamente la secreción. Sin embargo, también el sistema nervioso central puede influir sobre la motilidad y la secre- ción gástricas, como sucede en estados de ansiedad. Fase gástrica. La presencia del alimento en el estómago cau- sa distensión y desencadena una modificación de la motili- dad y la secreción, liberándose la máxima cantidad de jugo gástrico durante esta fase. La liberación de hormonas y los
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