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resumen semiotica 30

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La programación televisiva como macro discurso (J. González Requena) 
La TV es un medio de comunicación que trabaja con lenguajes múltiples y que moviliza 
multitud de códigos preexistentes. Así pues, el análisis semiótico de la televisión debería 
comenzar por el establecimiento de una taxonomía de los lenguajes y códigos de referencia 
susceptibles de intervenir en los mensajes degenerados por este medio de comunicación y, por 
tanto, integrados en el sistema semiótico televisivo. 
La programación televisiva como discurso 
La variedad de combinaciones de códigos, sistemas y discursos previos termina por volver 
inaplicable en este campo la definición de lenguaje propuesta por Garroni: televisión, lejos de 
caracterizarse por determinada combinación específica de códigos inespecíficos, tiende, en el 
campo de sus muy variados géneros, algunos de los cuales integran regiones enteras de 
sistemas semióticos externos, a englobar un número prácticamente siempre abierto de 
combinaciones intercódicas. 
Su especificidad consistiría en su propia inespecificidad, en su capacidad de incorporar todas 
las combinaciones que hacen específicos a otros sistemas. 
Tal pansincretismo, es decir tal capacidad de integrar y articular géneros discursivos y sistemas 
semióticos de referencia extremadamente variados, obliga a la reflexión semiótica. 
Unidad sistemática y organizada, estructura de orden superior unificadora de las estructuras 
autónomas constituidas por los diversos programas, la programación se nos presenta como 
nuevo objeto de reflexión semiótica. 
Se hace pues necesario abordar el estudio de la programación como discurso: entendido éste 
como el ámbito de una productividad semiótica específica que, lejos de hallarse totalmente 
sometida al sistema, constituye el lugar donde éste se diacroniza y deviene objeto de 
transformación. 
Discurso, comunicación, significación 
Todos los programas emitidos por una emisora de TV y que configuran su programación 
poseen el carácter de mensajes implicados en un bien explícito proceso comunicativo en la 
medida en que interpelan al destinatario demandando de él una respuesta interpretativa. 
No podemos decir lo mismo del conjunto total de estos mensajes que constituye la 
programación. El propio proceso comunicativo televisivo funciona como si la programación no 
fuera más que el marco de una serie continua de actos comunicativos autónomos y bien 
diferenciados. 
Plantear la noción misma de discurso en el nivel del conjunto de la programación y ya no solo 
en el nivel de los programas que la constituyen significa identificar un ámbito de significación 
que no es habitualmente percibido por el destinatario como mensaje. 
Por otra parte, las mismas unidades de programación reconocidas por el destinatario como 
mensaje constituyen discursos portadores de múltiples niveles de significación más amplios 
que los que lo constituyen en mensaje, es decir, los especialmente marcados por el destinador 
como portadores de información. 
La diferencia entre discurso y mensaje y la mayor amplitud del primer concepto con respecto 
al segundo permite descubrir en todo proceso de comunicación ámbitos de significación que 
escapan a la conciencia y a la voluntad comunicativa de sus agentes. 
Comunicación, significación, cultura de masas 
Creemos que sólo la comprensión del fenómeno de la programación en el marco de la 
semiótica de la significación puede permitir analizar en profundidad el papel estructural 
desempeñado por la TV en la cultura de los diversos mensajes generados por las instituciones 
emisoras para actuar, fundamentalmente, como programación, es decir, como un discurso de 
orden superior que determina los efectos psicológicos, ideológicos y sociales de los mensajes 
concretos que lo constituyen. 
Todo hecho de significación es un fenómeno cultura q afecta necesariamente a los individuos 
que participan de la cultura de la que tal hecho forma parte. Son, por tanto, sus destinatarios 
objetivos aun cuando carezcan de conciencia de ello.

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