Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
La programación televisiva como macro discurso (J. González Requena) La TV es un medio de comunicación que trabaja con lenguajes múltiples y que moviliza multitud de códigos preexistentes. Así pues, el análisis semiótico de la televisión debería comenzar por el establecimiento de una taxonomía de los lenguajes y códigos de referencia susceptibles de intervenir en los mensajes degenerados por este medio de comunicación y, por tanto, integrados en el sistema semiótico televisivo. La programación televisiva como discurso La variedad de combinaciones de códigos, sistemas y discursos previos termina por volver inaplicable en este campo la definición de lenguaje propuesta por Garroni: televisión, lejos de caracterizarse por determinada combinación específica de códigos inespecíficos, tiende, en el campo de sus muy variados géneros, algunos de los cuales integran regiones enteras de sistemas semióticos externos, a englobar un número prácticamente siempre abierto de combinaciones intercódicas. Su especificidad consistiría en su propia inespecificidad, en su capacidad de incorporar todas las combinaciones que hacen específicos a otros sistemas. Tal pansincretismo, es decir tal capacidad de integrar y articular géneros discursivos y sistemas semióticos de referencia extremadamente variados, obliga a la reflexión semiótica. Unidad sistemática y organizada, estructura de orden superior unificadora de las estructuras autónomas constituidas por los diversos programas, la programación se nos presenta como nuevo objeto de reflexión semiótica. Se hace pues necesario abordar el estudio de la programación como discurso: entendido éste como el ámbito de una productividad semiótica específica que, lejos de hallarse totalmente sometida al sistema, constituye el lugar donde éste se diacroniza y deviene objeto de transformación. Discurso, comunicación, significación Todos los programas emitidos por una emisora de TV y que configuran su programación poseen el carácter de mensajes implicados en un bien explícito proceso comunicativo en la medida en que interpelan al destinatario demandando de él una respuesta interpretativa. No podemos decir lo mismo del conjunto total de estos mensajes que constituye la programación. El propio proceso comunicativo televisivo funciona como si la programación no fuera más que el marco de una serie continua de actos comunicativos autónomos y bien diferenciados. Plantear la noción misma de discurso en el nivel del conjunto de la programación y ya no solo en el nivel de los programas que la constituyen significa identificar un ámbito de significación que no es habitualmente percibido por el destinatario como mensaje. Por otra parte, las mismas unidades de programación reconocidas por el destinatario como mensaje constituyen discursos portadores de múltiples niveles de significación más amplios que los que lo constituyen en mensaje, es decir, los especialmente marcados por el destinador como portadores de información. La diferencia entre discurso y mensaje y la mayor amplitud del primer concepto con respecto al segundo permite descubrir en todo proceso de comunicación ámbitos de significación que escapan a la conciencia y a la voluntad comunicativa de sus agentes. Comunicación, significación, cultura de masas Creemos que sólo la comprensión del fenómeno de la programación en el marco de la semiótica de la significación puede permitir analizar en profundidad el papel estructural desempeñado por la TV en la cultura de los diversos mensajes generados por las instituciones emisoras para actuar, fundamentalmente, como programación, es decir, como un discurso de orden superior que determina los efectos psicológicos, ideológicos y sociales de los mensajes concretos que lo constituyen. Todo hecho de significación es un fenómeno cultura q afecta necesariamente a los individuos que participan de la cultura de la que tal hecho forma parte. Son, por tanto, sus destinatarios objetivos aun cuando carezcan de conciencia de ello.
Compartir