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ALTERACIONES DE LA SALUD DEL ADULTO MAYOR Enfermedad en el anciano En muchas ocasiones es difícil distinguir los pro- cesos normales de la vejez de los patológicos y cir- cunscribir sus límites temporales en términos físicos específicos, sin embargo, los estudios de los últimos años, que relacionan el envejecimiento con los fenó- menos biológicos, psicológicos, socioculturales y eco- nómicos, han permitido diferenciar el proceso de envejecimiento fisiológico, que en dependencia de las condiciones que existan puede llevar a una vejez salu- dable, de la enfermedad en el anciano. La vejez puede definirse temporalmente como “el periodo de la vida que comienza en una época determi- nada, después de la madurez y de un declive progresivo de la capacidad funcional y un aumento de la suscepti- bilidad a la enfermedad, que culmina en la muerte”, pero esa vejez puede estar matizada por condiciones que fa- vorecen la calidad de vida y la hagan saludable y dura- dera o puede haber ausencia de esas condiciones que propicien la fragilidad y disminuyan parcial o totalmente la calidad de la última etapa de la vida. La vejez es un proceso que puede no ser aceptado, pero es natural e inevitable. Ni el proceso de la vejez ni el de ser viejo es patológico, extraño o desviado. Este pro- ceso normal de envejecimiento, suavemente progresi- vo puede verse alterado por multitud de factores, tanto endógenos como exógenos, como la herencia, el sexo, incluso la raza, los que influyen sobre la longevidad del individuo. Otros son bien conocidos, los efectos nega- tivos que sobre la esperanza de vida tienen la obesi- dad, los hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol, la falta de higiene y la desviada utilización del ocio. Por tanto, cuando en un adulto mayor se alteran los parámetros que impiden o dificultan la adaptación física, psíquica y social al medio que le rodea, enton- ces se puede decir que se está en la presencia de la enfermedad en estas personas. Paciente geriátrico Un adulto mayor es la persona que acumuló du- rante toda su vida una experiencia que lo llevaron a ser como es. Es una persona con características pro- pias de la edad que se relacionan en mayor o menor grado entre sí, pueden mencionarse como principales las sistémicas, psicológicas odontológicas, nutricionales, farmacológicas, entre otras, a las que se le agregan problemas económicos y sociales. Según los criterios de la Organización Mundial de la Salud se define como adulto mayor o anciano toda persona mayor de 60 años, subdivididos en las siguien- tes categorías: – Tercera edad: 60 a 74 años. – Cuarta edad: 75 a 89 años. – Longevos: 90 a 99 años. – Centenarios: más de 100 años. De manera general la geriatría y la gerontología son ciencias que estudian y tratan los aspectos pre- ventivos, sociales, clínicos y terapéuticos, relaciona- dos con la salud y la enfermedad de los ancianos, una y el proceso de envejecimiento como fenómeno bio- psico-social en interacción con el medio, la otra. De manera que el paciente geriátrico es precisamente el objeto de estudio, la razón de ser de estas disciplinas. Principales manifestaciones de dependencia en geriatría Muchas son las manifestaciones que pueden presentarse en esta etapa de la vida que provocan que un adulto mayor sea dependiente de otra persona, es decir, que conspiran contra su independencia como ser humano. https://booksmedicos.org Las enfermedades que son en sí mismas de ca- rácter limitado o que puedan someterse a prevención o cura constituyen solo una parte del aspecto de la morbilidad. Entre ellas se pueden citar los efectos de los traumatismos, las deficiencias funcionales o estruc- turales de los diferentes órganos de los sentidos, las afecciones mentales y las enfermedades crónicas pro- pias de las edades avanzadas de la vida, particular- mente la enfermedad cardiaca, el accidente cerebrovascular, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y la artrosis. Todas ellas perturban “el curso de la vida habi- tual” y por eso hace falta un marco de referencia que permita llegar a comprender estas experiencias, lo que resulta especialmente cierto cuando se trata de tras- tornos crónicos y progresivos o irreversibles. Toda pérdida o anomalía de una estructura lleva a una dependencia por deficiencia de las funciones psi- cológicas, fisiológicas o anatómicas. Estas deficien- cias se clasifican en físicas, psíquicas y sensoriales. Dentro de las físicas están las limitaciones orgánicas no motoras, debido a enfermedades cardiovasculares, nerviosas y la invalidez motora como pérdida de miem- bros, parálisis cerebral y síndromes convulsivos. Entre las psíquicas están las deficiencias mentales de varios tipos y las sensoriales como la ceguera, la sordera y trastornos del habla. La dependencia puede presentarse también por discapacidad, que no es más que una restricción o au- sencia de la capacidad para realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considere normal para un individuo de su edad. La discapacidad se ca- racteriza por excesos o insuficiencias en el desempe- ño y comportamiento en una actividad normal y rutinaria, que pueden ser temporales o permanentes, reversibles o irreversibles y progresivos o regresivos. Las discapacidades pueden surgir como consecuencia directa de las deficiencias o como una respuesta del propio individuo sobre todo psicológica, a diferencias físicas, sensoriales o de otro tipo. La discapacidad concierne a las habilidades en forma de actividades y comportamientos compuestos que son aceptados por lo general como elementos esenciales de la vida cotidiana. Son ejemplos de ello las alteraciones de las formas apropiadas del compor- tamiento personal, tales como el control de esfínteres, la destreza para lavarse y alimentarse con autonomía, las actividades locomotrices como la capacidad de caminar y el desempeño de otras actividades de la vida cotidiana. Otra situación desventajosa en geriatría en cuan- to a la independencia para un individuo determinado, es la minusvalía, consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es normal en su caso en función de la edad, sexo, factores sociales y culturales. La minusvalía está en relación con el valor atribuido a la situación o expe- riencia de un individuo cuando se aparta de la norma. Se caracteriza por la discordancia entre el rendimiento o estado de la persona y sus expectativas o del grupo en concreto al que pertenece. La minusvalía sobrevie- ne cuando ocurre un entorpecimiento en la capacidad de mantener lo que podría designarse como “roles de supervivencia” y que son las seis dimensiones claves de la experiencia con los que se espera demostrar la competencia de la persona: orientación, independen- cia física, movilidad, ocupación, integración social y autosuficiencia económica. De manera general, un adulto mayor que haya perdido o que tenga restringidas sus capacidades para ver, oír, hablar, contener voluntariamente sus esfínteres, orientarse, asearse, alimentarse, deambular sin dificul- tad, es una persona con serias dificultades para inte- grarse socialmente, lo cual constituye también una limitación psicológica que lo hace cada vez más de- pendiente y enfermo. Principales afecciones presentes en el adulto mayor Enfermedades cardiovasculares Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de morbimortalidad y la segunda causa de incapacidad funcional en el anciano. Dada su ele- vada prevalecía, el gerontólogo debe conocer las implicaciones que la patología cardiovascular tiene en su práctica clínica. Hipertensión arterial La hipertensión arterial es muy prevalente en la población anciana. En Cuba el 50 % de los mayores de 65 años son hipertensos (cifras tensionales superio- res 140/90 mm Hg). Menos de 70 % de los hipertensos están diagnosticados y solo 50 % están tratados, pero solo de 13 a 26 % de los hipertensos están bien trata- dos, por tanto, dada la alta prevalencia de hipertensión en el anciano y su malcontrol es recomendable el con- trol de rutina de la tensión arterial en los pacientes geriátricos que acuden al estomatólogo. Es frecuente que ante la situación de estrés que representa la intervención odontológica, el profesional debe enfrentarse con un paciente con cifras tensionales https://booksmedicos.org elevadas ¿Cuál debe ser su actitud? Si la tensión arterial está alta se debe tranquilizar al paciente y repetir una segunda toma dentro de 10 o 15 min. Puede ser útil administrar una benzodiacepina de acción corta (por ejemplo, loracepam) si el enfermo presenta un cuadro de ansiedad importante. Si la presión arterial se man- tiene elevada a niveles significativos (180/110 mm Hg) las intervenciones odontológicas programadas deben suspenderse y el paciente remitirse a su médico para control tensional. Ante una crisis hipertensiva es importante distinguir entre emergencia y urgencia hipertensiva, la emergencia hipertensiva supone un riesgo vital y requiere tratamiento urgente en el medio hospitalario, en estos casos, además de una hipertensión arterial importante, se encuentran datos clínicos de gravedad encefalopática como cefalea, som- nolencia, vómitos o trastornos visuales, y el ictus, angor, insuficiencia cardiaca o fracaso renal agudo, por lo con- trario, la urgencia hipertensiva es mucho más frecuente que la emergencia verdadera, no representa una urgen- cia vital y debe ser tratada de manera conservadora en el medio ambulatorio. El paciente está asintomático u olgosintomático, refiere sintomatología vaga como ma- reo, malestar o cefalea leve y presenta cifras fraccionarias elevadas (APD 120 mm Hg) el tratamiento consiste en la administración vía oral o sublingual. De una benzodiacepina y un antihipertensivo como captopril, verapamilo y furosemida. La administración de nifedipino sublingual, una práctica muy generaliza- da en el medio, está contraindicada por el riesgo espe- cialmente alto en los ancianos, de hipotensión brusca sincope e isquemia coronaria o cerebral aguda. Finalmente se debe recordar que en los hipertensos el empleo de adrenalina como vaso constrictor local debe ser cauteloso. Cardiopatía isquémica En los pacientes que han sufrido un infarto agudo del miocardio, las intervenciones dentales electivas deben demorarse hasta que transcurra 6 meses, igual- mente con los que padecen de angor inestables, solo pueden realizarse procedimientos dentales urgentes, no demorarle. Dada la elevada prevalencia de cardiopatías isquémicas en la población geriátrica y puesto que la asistencia odontológica puede represen- tar una situación estresante para el paciente, no resul- ta excepcional que un odontólogo deba enfrentarse a un episodio de angor, por lo que es recomendable que los odontólogos dispongan en su consulta de nitroglice- rina para su administración sublingual; como en todos los pacientes de alto riesgo, se deben extremar las me- didas de reducción del estrés para minimizar el riesgo quirúrgico como sedación, control del dolor, empleo de dosis baja de anestésicos locales y vasos constrictores, pues se han confirmado casos de isquemia miocárdica en relación con procedimientos dentales. El uso juicio- so de adrenalina en pacientes con cardiopatías isquémicas resulta especialmente recomendable. Arritmias cardiacas Son frecuentes en la población senil sometida a interdentales ambulatorias. La arritmia más permanente es la fibrilación auricular crónica con una respuesta ventricular controlada, no contraindica la intervención. En estos casos se deben adoptar las medidas de re- ducción del estrés. Además, ante un paciente con fibrilación auricular, se deben plantear dos considera- ciones de gran importancia: ¿está recibiendo medica- ción anticoagulante o antiagregante? ¿puede ser el paciente portador de una cardiopatía que requiera pro- filaxis antiendocarditis? Campbell y colaboradores concluyeron, tras reali- zar una monitorización de electrocardiograma conti- nua en 40 ancianos cardiópatas sometidos a cirugía ambulatoria, que el uso de anestésicos locales y adrenalina en la población anciana cardiópata debe ser mínima respecto a las dosis habituales, no precisando medidas de monitorización especiales, estos autores recomiendan no administrar más de 0,04 mg de adrenalina en los enfermos con cardiopatías. Insuficiencia cardiaca Los pacientes con fallo cardiaco descompensado, con disnea de pequeño esfuerzo o de reposo (grado funcional NYHA III-IV) se encuadran en un riesgo anestésico ASA III, en ellos no está indicado practi- car intervenciones dentales electivas por el riesgo de inducción de hipoxia y síndrome confusional. Si el fracaso está compensado (disnea de modera- dos, grandes esfuerzos o grado funcional NYHA-II) requieren un procedimiento odontológico, se coloca al paciente semidecúbito, se aplican las medidas antiestrés y se administra oxigenoterapia, si fuese necesario. Medicación cardiovascular Ante el uso de fármacos cardiovasculares como antihipertensivos y diuréticos tras un procedimiento dental prolongado, que obligue a un anciano a perma- necer en decúbito durante un tiempo prologado, se deben extremar las medidas para evitar un síncope ortostático: buena hidratación previa, evitar cambios posturales bruscos y la monitorización de la tensión arterial. https://booksmedicos.org Es conveniente recordar que el uso prolongado de antiinflamatorio no esteroideo por más de 5 días, faci- lita la retención hidrosalina, por lo que se debe evitar en pacientes cardiópatas e hipertensos. Los bloqueadores de los canales del calcio pueden provocar hiperplasia gingival. Demencias La prevalecía de demencia es proporcional a la edad. Afecta a 3 % de la población entre 65 y 74 años y llega a 47 % en los mayores de 85 años. Los pacientes con demencia pueden ser incapaces de verbalizar el dolor, de manera que un proceso doloro- so orodental puede manifestarse como un cuadro confusional y “complicar” el pronóstico del paciente. De máxima importancia es el respeto de otro principio básico de la práctica geriátrica, el de la autonomía del paciente, que en el caso de la demencia tiene importan- tes connotaciones su capacitación mental. Es conveniente recordar algunos aspectos que re- sultan básicos en la atención de los pacientes con de- mencia. El ambiente debe ser acogedor, tranquilo, con la presencia de un familiar. La tendencia actual es tras- ladar los cuidados odontológicos al medio habitual del anciano, mediante equipos odontológicos móviles, es importante evitar en lo posible las medidas de inmovi- lización porque provocan o agravan la agitación del paciente. En caso de requerir sedación se recomienda el empleo de benzodiazepinas de acción corta (lorazepan) a dosis bajas. Diabetes mellitus El 9 % de la población es diabética y tiene una mayor prevalecía de caries, periodontitis, xerostomía y candiadiasis, por tanto, es recomendable que dada la elevada prevalencia de diabetes en la población geriátrica, los gerondontólogos dispongan de un reflectómero para la determinación de la glucemia ca- pilar en sus pacientes diabéticos, también resulta acon- sejable disponer de ampollas de glucagón para el tratamiento de las hipoglucemias graves. Los diabéticos tienen, asimismo, una mayor comorbilidad asociada con retinopatía, neuropatía, car- diopatía isquémica e insuficiencia renal, lo que tiene una importante implicación en la aplicación del trata- miento y cuidado odontológico. La diabetes mal controlada predispone a las infec- ciones graves por lo que los pacientes diabéticos deben recibir antibióticoterapia precoz en caso de infección dental y son subsidiarios de profilaxis antibióticas ante procedimientos dentales, incluyendo extracciones. Si el diabético está mal controlado se recomienda demorar las intervenciones programadas dado el po- tencial de complicaciones, retardo de cicatrización y riesgo de infección. Siempre es conveniente que el odontólogo consul- te con el clínico responsable del diabético para planifi- carel procedimiento y evitar descompensaciones por hipoglucemias o hiperglucemias, es importante especi- ficar si el enfermo puede comer o no antes o después de la intervención, proceder a monitorizar la glucemia y ajustar el tratamiento con insulina o antidiabéticos orales. Es importante recordar que la hipoglucemia en ancianos puede presentarse de forma atípica. Con fre- cuencia están ausentes los síntomas hiperadrenérgicos: nerviosismo, temblor, taquicardia, sudoración, sensa- ción de hambre y se manifiesta con síntomas de neuroglucopenia, confusión, agitación, coma o de insu- ficiencia vascular: angor, infarto de miocardio e isquemia cerebral. Ante un paciente con hipoglucemia leve, puede ser suficiente la administración oral de hidratos de carbo- no, por ejemplo, bebida azucarada. En caso de hipoglucemias se precisa la derivación del enfermo al hospital para la perfusión de suero glucosado hipertónico 25 a 50 g de solución glucosaza al 50 %. Mientras se traslada al paciente resulta útil la administración de 1 ampolleta de glucagón intramuscular. Artritis Es una afección muy frecuente ya que 50 % de los ancianos la padecen. La causa más común de do- lor es el articular secundario u oseontrosis, también puede afectar la articulación temporomandibular. La degeneración articular puede provocar un do- lor único bilateral, directamente sobre el cóndilo, que disminuye el rango articular de movimientos y provoca dolor a la masticación. Se recomienda una conducta y tratamiento especiales para el dolor. La artritis reumatoides también puede afectar la articulación temporomandibular y dar lugar a una des- nutrición de la articulación. Provoca dolor al masticar con un clic, y limitación para abrir la boca. Los ancia- nos son más susceptibles a desarrollar enfermedades periodontales. Osteoporosis Consiste en un aumento de la porosidad del hueso. Es la más común de las alteraciones metabólicas del hueso. Se trata de una atrofia que afecta en primer lugar y principalmente al hueso esponjoso, en particu- https://booksmedicos.org lar a las vértebras dorsolumbares y a la apófisis supe- rior del fémur. Consiste en una reducción de la masa ósea, es decir, el hueso queda privado de su médula hematopoeptica o adiposa, sin modificaciones en las proporciones de sus materiales orgánicos y minerales. La articulación temporomandibular se ve afectada también ya que se pierde hueso en la mandíbula y el maxilar. Debido a la pérdida de tejido mineral óseo pueden llegar a fracturarse sin que el paciente sienta movilidad o pérdida de la continuación del tejido óseo, sin embargo, sí presenta dolor, que es el único síntoma, por ejemplo, cefalea de origen indeterminado. Principales afecciones bucodentales Los gerontes corren un alto riesgo de sufrir afec- ciones bucodentales, entre ellas caries, alteraciones periodontales y cáncer bucal, cuya prevalencia es sig- nificativa en este grupo y tanto la sociedad en general, como los ancianos mismos continúan aceptando el de- terioro bucal del aparato masticatorio como un proce- so inevitable del envejecimiento. La estomatología geriátrica aborda todo lo relacio- nado con afecciones bucales, condiciones crónicas y plan terapéutico, enfermedades que pueden ser más comunes en la edad avanzada y generar mayores com- plicaciones para la práctica dental, dada por el cambio en el estado de la salud bucal y en las actitudes del anciano, que algunas veces provocan efectos determi- nantes, las acciones de prevención, promoción, asis- tencia y rehabilitación son las principales actividades de la estomatología geriátrica en coordinación con otros organismos y organizaciones del Estado involucrados en esta atención, que tiene como protagonistas a la familia, comunidad y el propio adulto mayor en la bús- queda de soluciones locales a sus problemas. La prevalencia y la incidencia de enfermedades odontológicas son modificadas por factores demográ- ficos. Sin embargo, hay un dato constante, la preva- lencia y la severidad de las enfermedades del sistema estomatognático aumenta significativamente en la po- blación de personas con discapacidad senectos. Los trastornos de la cavidad bucal varían de una persona a otra, pero es posible encontrar algunas ca- racterísticas comunes dentro de grupos específicos de población, así pues es característico encontrar entre los adultos mayores con discapacidad patologías bucales comunes a otros grupos de población. Dado que el proceso salud-enfermedad en el adul- to mayor con discapacidad transcurre como en cual- quier individuo, determinado por factores de índole biológico, medio ambientales, de modo y estilos de vida y de organización de los servicios de salud, cualquiera de ellos puede incidir de forma negativa y por tanto determinar procesos patológicos, dentro de los que se pueden considerar alteraciones de orden degenerativo, patología tumoral, traumatismos y enfermedades de origen infeccioso. Es esencial entender que aparte de todos los fac- tores que convierten a cualquier persona susceptible de sufrir alteraciones de la salud oral, en el discapacitado geriátrico existen una serie de caracte- rísticas que aumentan este riesgo y que con frecuen- cia dificultan que todas las medidas preventivas y terapéuticas disponibles puedan llevarse a cabo en for- ma ideal. Este hecho evidentemente puede alterar el curso de una enfermedad, prolongando su duración o empeorando el pronóstico, posibilidad que debe ser conocida por el profesional y personas encargadas del cuidado de estos pacientes. Se presentan los principales factores que pueden influir en la salud oral del adulto mayor con discapacidad y en el resultado de las terapias a realizar: – Presencia de una o más enfermedades de base. – Terapia farmacológica variada y con frecuencia de larga duración. – Limitaciones de orden socioeconómico. Las enfermedades de base que se deben conside- rar por su directa o indirecta relación en la salud oral son la diabetes mellitus, hipertensión, osteoporosis, en- fermedades hematológicas y coagulopatías, alteracio- nes hepáticas, insuficiencia renal, alteraciones visuales y motoras, alteraciones nutricionales, alteraciones de origen mental y cuadros que provoquen algún grado de inmunosupresión. La caries dental y la enfermedad periodontal son problemas singulares y característicos en el tratamiento odontológico de esta población de pacientes, por el carácter crónico de las enfermedades de la cavidad bucal que complican la incapacidad física o mental pri- maria. La investigación ha sugerido relaciones causales entre estas enfermedades de la boca y las variables que las modifican, pero no hay un conocimiento firme de la naturaleza mixta de la enfermedad bucal en per- sonas con discapacidad. Caries dental Es la primera causa de pérdida dental y la caries radicular la que más afecta a los pacientes adultos mayores. Se define como la pérdida de estructura dental asociada a la presencia de productos ácidos y de placa https://booksmedicos.org dentomicrobiana, que frente a la presencia de carbohidratos genera cambios en el pH oral y provoca una desmineralización de los dientes, que es caracteri- zada por dolor, no muy común en las personas adultas mayores. En la exploración clínica se observa la pig- mentación de los tejidos, desde una ligera translucidez, hasta el café oscuro y negro con pérdida de la estruc- tura, dependiendo del grado de afectación. La caries dental se ha estudiado extensamente, determinándose con certeza ciertos factores que au- mentan el riesgo de que ocurra. Así, mientras mayor sea la concentración de microorganismos cariogénicos en la boca de un paciente, mayor es su probabilidad de tener caries. Por otro lado, mientras más frecuente sea el consumo de hidratos de carbono fermentables, mayor también es el riesgo de caries en ese paciente, que disminuye proporcionalmente de acuerdo con el número de veces con que realice su cepillado dental. Además, existen factores que modifican la incidencia de caries: un buen flujo salivalejerce un efecto de ba- rrido constante sobre la superficie dentaria y con las propiedades neutralizantes de la saliva se contrarresta el pH ácido del metabolismo bacteriano. Desafortuna- damente en el adulto mayor con discapacidad, estos factores se comportan de manera negativa lo que pro- voca alta prevalencia de caries dental, sobre todo de tipo radicular como aseveran algunos investigadores cuyos resultados exponen un alto porcentaje de ancia- nos con discapacidad con caries dental, estas cifras oscilan entre 65 y 75 % del total de examinados con presencia de dientes remanentes. Por otra parte la variable caries dentro del índice de COPD mostró cifras entre 2,1 y 3,5 las cuales son altas si se considera que la variable “perdidos” del propio índice osciló entre 18 y 22. La enfermedad periodontal y trastornos bucofaciales de otra índole constituyen problemas sin- gulares en la asistencia médica y odontológica de per- sonas con discapacidad. Estas enfermedades suelen ser crónicas y por ello complican a otros problemas mentales o físicos incapacitantes, durante toda la vida Enfermedad periodontal El término “enfermedad periodontal” es genérico, utilizado para describir un grupo de afecciones de las encías y de las estructuras de soporte del dien- te el periodonto, cemento, ligamento y tejido óseo alveolar. Su sintomatología más común es el sangra- do gingival y la movilidad dentaria. Es considerada la segunda causa de pérdida dental, si bien la periodontitis aguda no es tan común en los adultos mayores como la crónica, sin embargo, tiende a agudizarse por las diversas enfermedades sistémicas presentes en este grupo de edad y causa una des- trucción inflamatoria de las estructuras que cir- cundan la raíz por el acúmulo de placa dentomicrobiana. Existen mecanismos inmunológicos estrechamen- te asociados a su génesis y progresión, su etiología pri- maria es bacteriana, por lo que al igual que la caries dental es clasificada como una patología infecciosa. En consecuencia, las medidas terapéuticas tanto pre- ventivas como curativas, están orientadas a eliminar la mayor cantidad de microorganismos que sea posible, básicamente a través de instrucción de técnicas de hi- giene adecuadas a cada paciente, en combinación con terapias de remoción de placa bacteriana y otros de- pósitos por parte del odontólogo. Existen factores considerados predisponentes de la enfermedad periodontal porque pueden aumentar el riesgo de ocurrencia o favorecer su progresión cuan- do ya está presente, especialmente a través de un cam- bio en la respuesta del huésped a los microorganismos. Entre ellos cabe mencionar el tabaquismo, diabetes, tratamiento con fármacos inmunosupresores y cam- bios hormonales, por ejemplo, los derivados de tera- pias farmacológicas. Esto debe considerarse porque un importante porcentaje de adultos mayores con discapacidad presenta alguna de estas condiciones. También se ha descrito un fenómeno de agranda- miento gingival provocado por ciertos fármacos como la fenitoína, nifedipina y cefalosporinas, que se mani- fiesta como un considerable aumento de volumen y cambio de forma de las encías, que llega incluso en algunos pacientes a cubrir por completo la superficie dentaria. A pesar de que por su apariencia esta condi- ción puede semejar inflamación, no implica la presen- cia de enfermedad periodontal, aunque puede propiciar su aparición al dificultar un adecuado aseo dental. Recientemente la enfermedad periodontal, a cau- sa de la proliferación bacteriana que propicia, se ha reconocido como un factor que contribuye a agravar el curso clínico de enfermedades crónico-degenerativas como la enfermedad cardiovascular, diabetes y enfer- medades respiratorias. Este hecho, sin duda, expone otro consistente argumento, para estimular terapias pre- ventivas y programas de diagnóstico oportuno de esta enfermedad. Desde el punto de vista del comportamiento epidemiológico se ha podido constatar que la totalidad de los autores consultados coinciden en afirmar que la patología bucal más frecuente en el adulto mayor con discapacidad es la enfermedad periodontal, pues https://booksmedicos.org expresan que entre 98 y 100 % de las personas exa- minadas con al menos un sextante presente poseía al- guna manifestación de enfermedad periodontal, así lo demostraron al comprobar que el índice de necesidad de tratamiento periodontal de la comunidad nunca fue igual a 0, lo cual demuestra ausencia total de salud periodontal, además, entre 75 y 85 % de examinados poseen el código 3 de este índice, el cual hace referen- cia a que existen bolsas periodontales de 4 o 5 mm, evidencia que hay enfermedad periodontal severa. La caries dental y la enfermedad periodontal son las patologías bucales que provocan la mayoría de las pérdidas dentales, aunque pueden haber otras causas como traumatismos o extracciones indicadas por mo- tivos protésicos, esta pérdida sitúa al adulto mayor con discapacidad, que si bien no constituye una patología en sí misma, es la consecuencia de los estados mórbidos ocurridos con antelación a este estado, que se le ha dado en llamar edentulismo, y que puede ser total o parcial. Se considera el edentulismo, en general, al estado de mayor prevalencia en la tercera edad con discapacidad, pues prácticamente todos los pacientes de este grupo presentan algún tipo de edentulismo con predominio del edentulismo parcial. Las cifras de edentulismo parcial y total rondan entre 35 y 55 %, y 35 y 45 %, respectivamente. Por otra parte el comportamiento de la variable “pérdidos”, en el índice de COPD muestra cifras entre 18 y 22, lo que evidencia el alto grado de edentulismo que pre- senta este grupo poblacional. Es muy importante significar que el edentulismo convierte a la persona en un individuo con discapacidad estomatológica a quien ya tenía una discapacidad des- de el punto de vista físico-mental, agravando su esta- do y por ende su calidad de vida, se muestra deteriorada en grado sumo, a la vez que presenta disfuncionalidad masticatoria, fonética y estética. Bruxismo y las disfunciones temporomandibulares El bruxismo se define como el contacto no funcio- nal de los dientes, e incluye contracción de los múscu- los masticatorios, rechinar de dientes, movimientos de molienda o raspadura y golpeteo de los dientes. Aproxi- madamente 15 % de los adultos mayores con discapacidad presentan este hábito deletéreo. Un dato característico es el desgaste excesivo de la cara oclusal. El dolor que surge con este hábito suele asumir la for- ma de dolor de los músculos de la masticación y con menor frecuencia disfunción de la articulación temporomandibular o cefalea. Se piensa que el bruxismo tiene varias causas, entre ellas los factores locales como maloclusión, interferencias de la cara oclusal, restauraciones altas u otros cuadros irritativos. Entre los factores sistémicos están las deficiencias nutricionales, parasitosis intestinales, alergias a alimen- tos, trastornos endocrinos, trastornos de conducta y enfermedades neurológicas. Los signos y síntomas de una afección en la arti- culación temporomandibular pueden ir desde el chas- quido de los cóndilos en los movimientos de apertura y cierre de la boca, hasta la crepitación y el dolor en la zona bajo los oídos. La articulación temporomandibular es una unidad funcional, que muestra un esquema anatómico com- plejo y su proximidad con el conducto auditivo externo explica algunos síntomas que acompañan a la patolo- gía articular como es la otalgia. La patología más co- mún en esta articulación es la patología del disco articular por desplazamiento discal, osteoartrosis o osteonecrosis. Estas se pueden presentar como mialgias en los músculos del cuello y la cara, presencia de áreas gatillo, artralgias, ruidos o clics, crepitación y trabas a los movimientos de apertura y cierre bucal. Otra patología se refiere al desplazamiento discal, el más frecuente es hacia adelante y hacia el medio que puede ser con o sin reducción. Sus causasmás frecuentes son ligamentarias, traumáticas, parafun- cionales, morfológicas y oclusales. La oclusión puede estar afectada por pérdida de la dimensión vertical y por una alteración del plano oclusal. La osteoartrosis provoca crepitación y limitación de apertura, dolor y asimetría facial. La artritis es una afección muy frecuente, ya que cerca de 50 % de los ancianos la padece. La causa más común de dolor es el articular secundario o oseoartrosis, también puede afectar la articulación temporomandibular. La degeneración articular puede provocar un do- lor único bilateral directamente sobre el cóndilo, que disminuye el rango articular de movimiento y ocasiona dolor a la masticación. Se recomienda una conducta conservadora y tratamiento para el dolor. La artritis reumatoidea también puede afectar la articulación temporomandibular y dar lugar a una desnutrición de la articulación. Provoca dolor al masticar, con un clic y limitación para la apertura bucal. Xerostomía Otra de las afecciones frecuentes en esta etapa de la vida es la xerostomía, una hiposalivación con la https://booksmedicos.org manifestación clínica evidente que es la sequedad bu- cal. La etiología fundamental de este fenómeno es la ingestión de medicamentos y existen más de 450 fármacos que provocan este efecto indeseable. Todo fármaco administrado a un paciente, además de ejercer su acción farmacológica benéfica, lleva aso- ciada la capacidad de provocar efectos secundarios y reacciones adversas en el organismo, especialmente en tratamientos de larga duración. También se ha de- terminado que son capaces de interactuar con otros fármacos administrados en forma concomitante, que puede modificar el metabolismo de ambos y por ende su acción final en el paciente. Dentro de ellos están algunos analgésicos y antidepresivos, antihistamínicos, antipsicóticos, antihipertensivos, anticolinérgicos en general y derivados de los alcaloides opiáceos. La principal complicación derivada de xerostomía de larga duración es el aumento de incidencia de ca- ries radiculares y de candidiasis oral, además de la aparición o aumento de las molestias en pacientes portadores de prótesis removible. Cuando un pacien- te padece esta alteración del flujo salival, es priorita- rio determinar la causa que la genera, antes de indicar cualquier producto. Así, en el caso de alteraciones reversibles como el estrés y la ansiedad, pacientes con deshidratación, casos de diabetes no compensa- da o cuando la xerostomía se debe a determinados fármacos, su eventual aparición debe ser explicada al paciente y su familiar antes de iniciar la terapia, para que estén prevenidos en caso de que ocurra, la solución es contrarrestar sus efectos, siempre que sea posible. Existen, sin embargo, ocasiones en que la solución del problema es más difícil porque existe pérdida irre- versible de elementos necesarios para el reflejo salival, por ejemplo, a causa de la disminución de estímulos debido al deterioro senil o más complicado aún, en las destrucciones de parénquima salival en pacientes con síndrome de Sjögren o irradiados debido a tumores de cabeza y cuello. En estos casos o cuando el tratamien- to con fármacos xerostomizantes se extienda por pe- riodos largos, es altamente recomendable indicar productos que estimulen la secreción salival o bien otros que actúen humectando la mucosa bucal. Pacientes bajo terapia con anticoagulantes, requieren la suspen- sión temporal del fármaco, cuando el odontólogo re- quiera realizar procedimientos que provoquen algún grado de hemorragia. Todo el proceso ha de efectuar- se en estrecha comunicación con el médico tratante, pues es él quien determina cuándo y por cuánto tiem- po el paciente suspenderá la terapia. Cáncer bucal Los factores más cercanos e influyentes en el de- sarrollo del cáncer bucal son el alcohol y el tabaco en cualquiera de sus formas, considerados factores de muy alto riesgo, peligrosos los dos, pero más aún si ambos se asocian. La localización más frecuente de esta patología está en la lengua, pero también es común en el suelo de la boca, encía, paladar duro y mucosa del carrillo. Existen factores predisponentes que son las lesio- nes precancerosas: – Leucoplasia y eritroplasia. – Liquen plano. – Disfagia sideropénica. – Sífilis. – Fibrosis oral submucosa. – Lupus eritematoso discoide. – Queilitis actínica. – Papilomatosis bucal florida. – Prótesis desajustadas: una especial atención requie- ren los pacientes que usan prótesis dentales. Frecuentemente las personas portadoras de este tipo de prótesis y porque le “quedan bien” pasan 10, 15 y 20 años sin acudir al estomatólogo para que le hagan un chequeo. Las prótesis desgasta- das por su uso, la masticación, las sustancias químicas que pasan por la boca o que se usan para su higienización, llegan a producir “serios” cam- bios en la mucosa oral, y a pesar de que todos los individuos no tienen sus tejidos con las mismas características de resistencia y adaptación, las pró- tesis, cuando no están en buen estado, pueden convertirse en agentes causales de lesiones malig- nas o no en los tejidos bucales. – Factores irritantes locales: • El tabaquismo. • El alcohol. • Los bordes filosos de dientes fracturados. • Hábitos de morderse los labios o la lengua. La incidencia de cáncer oral aumenta con la edad. Si las neoplasias están muy extendidas pueden reque- rir un tratamiento quirúrgico agresivo que provoque desfiguraciones y dificultad para masticar. La radiote- rapia, además, disminuye la secreción salival. El estomatólogo debe ser el protagonista en la edu- cación, prevención y diagnóstico de las condiciones preneoplásicas y lesiones neoplásicas del complejo bu- cal en las poblaciones o individuos dependientes de su acción de salud. Esta primordial labor del estomatólogo no admite alternativas de superficialidad ni ensayos https://booksmedicos.org teoricistas que impliquen limitaciones. En el adecuado nivel de prevención, el estomatólogo debe poseer un adiestramiento suficiente cuya dinámica de trabajo le permita descubrir cualquier condición preneoplásica o lesión maligna clínica e identificar los signos de posibles alteraciones premonitorias de una malignidad preclínica. Bibliografía American Academy of Periodontology (1998): Periodontal disease as a potential risk factors for systemic disease, position paper. Journal of Periodontology; 841-850. Baum, B. J. (1992): Oral and dental problems in the elderly. Clin Geriatric Med; 8: 447-699. Beers Mark, H., R. T. 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