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ALTERACIONES DE LA SALUD DEL ADULTO MAYOR

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ALTERACIONES DE LA SALUD
DEL ADULTO MAYOR
Enfermedad en el anciano
En muchas ocasiones es difícil distinguir los pro-
cesos normales de la vejez de los patológicos y cir-
cunscribir sus límites temporales en términos físicos
específicos, sin embargo, los estudios de los últimos
años, que relacionan el envejecimiento con los fenó-
menos biológicos, psicológicos, socioculturales y eco-
nómicos, han permitido diferenciar el proceso de
envejecimiento fisiológico, que en dependencia de las
condiciones que existan puede llevar a una vejez salu-
dable, de la enfermedad en el anciano.
La vejez puede definirse temporalmente como “el
periodo de la vida que comienza en una época determi-
nada, después de la madurez y de un declive progresivo
de la capacidad funcional y un aumento de la suscepti-
bilidad a la enfermedad, que culmina en la muerte”, pero
esa vejez puede estar matizada por condiciones que fa-
vorecen la calidad de vida y la hagan saludable y dura-
dera o puede haber ausencia de esas condiciones que
propicien la fragilidad y disminuyan parcial o totalmente
la calidad de la última etapa de la vida.
La vejez es un proceso que puede no ser aceptado,
pero es natural e inevitable. Ni el proceso de la vejez ni el
de ser viejo es patológico, extraño o desviado. Este pro-
ceso normal de envejecimiento, suavemente progresi-
vo puede verse alterado por multitud de factores, tanto
endógenos como exógenos, como la herencia, el sexo,
incluso la raza, los que influyen sobre la longevidad del
individuo. Otros son bien conocidos, los efectos nega-
tivos que sobre la esperanza de vida tienen la obesi-
dad, los hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol, la
falta de higiene y la desviada utilización del ocio.
Por tanto, cuando en un adulto mayor se alteran
los parámetros que impiden o dificultan la adaptación
física, psíquica y social al medio que le rodea, enton-
ces se puede decir que se está en la presencia de la
enfermedad en estas personas.
Paciente geriátrico
Un adulto mayor es la persona que acumuló du-
rante toda su vida una experiencia que lo llevaron a
ser como es. Es una persona con características pro-
pias de la edad que se relacionan en mayor o menor
grado entre sí, pueden mencionarse como principales
las sistémicas, psicológicas odontológicas, nutricionales,
farmacológicas, entre otras, a las que se le agregan
problemas económicos y sociales.
Según los criterios de la Organización Mundial de
la Salud se define como adulto mayor o anciano toda
persona mayor de 60 años, subdivididos en las siguien-
tes categorías:
– Tercera edad: 60 a 74 años.
– Cuarta edad: 75 a 89 años.
– Longevos: 90 a 99 años.
– Centenarios: más de 100 años.
De manera general la geriatría y la gerontología
son ciencias que estudian y tratan los aspectos pre-
ventivos, sociales, clínicos y terapéuticos, relaciona-
dos con la salud y la enfermedad de los ancianos, una
y el proceso de envejecimiento como fenómeno bio-
psico-social en interacción con el medio, la otra. De
manera que el paciente geriátrico es precisamente el
objeto de estudio, la razón de ser de estas disciplinas.
Principales manifestaciones
de dependencia en geriatría
Muchas son las manifestaciones que pueden
presentarse en esta etapa de la vida que provocan que
un adulto mayor sea dependiente de otra persona, es
decir, que conspiran contra su independencia como ser
humano.
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Las enfermedades que son en sí mismas de ca-
rácter limitado o que puedan someterse a prevención
o cura constituyen solo una parte del aspecto de la
morbilidad. Entre ellas se pueden citar los efectos de
los traumatismos, las deficiencias funcionales o estruc-
turales de los diferentes órganos de los sentidos, las
afecciones mentales y las enfermedades crónicas pro-
pias de las edades avanzadas de la vida, particular-
mente la enfermedad cardiaca, el accidente
cerebrovascular, la enfermedad pulmonar obstructiva
crónica y la artrosis.
Todas ellas perturban “el curso de la vida habi-
tual” y por eso hace falta un marco de referencia que
permita llegar a comprender estas experiencias, lo que
resulta especialmente cierto cuando se trata de tras-
tornos crónicos y progresivos o irreversibles.
 Toda pérdida o anomalía de una estructura lleva a
una dependencia por deficiencia de las funciones psi-
cológicas, fisiológicas o anatómicas. Estas deficien-
cias se clasifican en físicas, psíquicas y sensoriales.
Dentro de las físicas están las limitaciones orgánicas
no motoras, debido a enfermedades cardiovasculares,
nerviosas y la invalidez motora como pérdida de miem-
bros, parálisis cerebral y síndromes convulsivos. Entre
las psíquicas están las deficiencias mentales de varios
tipos y las sensoriales como la ceguera, la sordera y
trastornos del habla.
La dependencia puede presentarse también por
discapacidad, que no es más que una restricción o au-
sencia de la capacidad para realizar una actividad en
la forma o dentro del margen que se considere normal
para un individuo de su edad. La discapacidad se ca-
racteriza por excesos o insuficiencias en el desempe-
ño y comportamiento en una actividad normal y
rutinaria, que pueden ser temporales o permanentes,
reversibles o irreversibles y progresivos o regresivos.
Las discapacidades pueden surgir como consecuencia
directa de las deficiencias o como una respuesta del
propio individuo sobre todo psicológica, a diferencias
físicas, sensoriales o de otro tipo.
La discapacidad concierne a las habilidades en
forma de actividades y comportamientos compuestos
que son aceptados por lo general como elementos
esenciales de la vida cotidiana. Son ejemplos de ello
las alteraciones de las formas apropiadas del compor-
tamiento personal, tales como el control de esfínteres,
la destreza para lavarse y alimentarse con autonomía,
las actividades locomotrices como la capacidad de
caminar y el desempeño de otras actividades de la vida
cotidiana.
Otra situación desventajosa en geriatría en cuan-
to a la independencia para un individuo determinado,
es la minusvalía, consecuencia de una deficiencia o de
una discapacidad, que limita o impide el desempeño de
un rol que es normal en su caso en función de la edad,
sexo, factores sociales y culturales. La minusvalía está
en relación con el valor atribuido a la situación o expe-
riencia de un individuo cuando se aparta de la norma.
Se caracteriza por la discordancia entre el rendimiento
o estado de la persona y sus expectativas o del grupo
en concreto al que pertenece. La minusvalía sobrevie-
ne cuando ocurre un entorpecimiento en la capacidad
de mantener lo que podría designarse como “roles de
supervivencia” y que son las seis dimensiones claves
de la experiencia con los que se espera demostrar la
competencia de la persona: orientación, independen-
cia física, movilidad, ocupación, integración social y
autosuficiencia económica.
De manera general, un adulto mayor que haya
perdido o que tenga restringidas sus capacidades para
ver, oír, hablar, contener voluntariamente sus esfínteres,
orientarse, asearse, alimentarse, deambular sin dificul-
tad, es una persona con serias dificultades para inte-
grarse socialmente, lo cual constituye también una
limitación psicológica que lo hace cada vez más de-
pendiente y enfermo.
Principales afecciones presentes
en el adulto mayor
Enfermedades cardiovasculares
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la
primera causa de morbimortalidad y la segunda causa
de incapacidad funcional en el anciano. Dada su ele-
vada prevalecía, el gerontólogo debe conocer las
implicaciones que la patología cardiovascular tiene en
su práctica clínica.
Hipertensión arterial
La hipertensión arterial es muy prevalente en la
población anciana. En Cuba el 50 % de los mayores
de 65 años son hipertensos (cifras tensionales superio-
res 140/90 mm Hg). Menos de 70 % de los hipertensos
están diagnosticados y solo 50 % están tratados, pero
solo de 13 a 26 % de los hipertensos están bien trata-
dos, por tanto, dada la alta prevalencia de hipertensión
en el anciano y su malcontrol es recomendable el con-
trol de rutina de la tensión arterial en los pacientes
geriátricos que acuden al estomatólogo.
Es frecuente que ante la situación de estrés que
representa la intervención odontológica, el profesional
debe enfrentarse con un paciente con cifras tensionales
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elevadas ¿Cuál debe ser su actitud? Si la tensión arterial
está alta se debe tranquilizar al paciente y repetir una
segunda toma dentro de 10 o 15 min. Puede ser útil
administrar una benzodiacepina de acción corta (por
ejemplo, loracepam) si el enfermo presenta un cuadro
de ansiedad importante. Si la presión arterial se man-
tiene elevada a niveles significativos (180/110 mm Hg)
las intervenciones odontológicas programadas deben
suspenderse y el paciente remitirse a su médico para
control tensional.
Ante una crisis hipertensiva es importante distinguir
entre emergencia y urgencia hipertensiva, la emergencia
hipertensiva supone un riesgo vital y requiere tratamiento
urgente en el medio hospitalario, en estos casos, además
de una hipertensión arterial importante, se encuentran datos
clínicos de gravedad encefalopática como cefalea, som-
nolencia, vómitos o trastornos visuales, y el ictus, angor,
insuficiencia cardiaca o fracaso renal agudo, por lo con-
trario, la urgencia hipertensiva es mucho más frecuente
que la emergencia verdadera, no representa una urgen-
cia vital y debe ser tratada de manera conservadora en el
medio ambulatorio. El paciente está asintomático u
olgosintomático, refiere sintomatología vaga como ma-
reo, malestar o cefalea leve y presenta cifras fraccionarias
elevadas (APD 120 mm Hg) el tratamiento consiste en la
administración vía oral o sublingual.
De una benzodiacepina y un antihipertensivo como
captopril, verapamilo y furosemida. La administración
de nifedipino sublingual, una práctica muy generaliza-
da en el medio, está contraindicada por el riesgo espe-
cialmente alto en los ancianos, de hipotensión brusca
sincope e isquemia coronaria o cerebral aguda.
Finalmente se debe recordar que en los hipertensos
el empleo de adrenalina como vaso constrictor local
debe ser cauteloso.
Cardiopatía isquémica
En los pacientes que han sufrido un infarto agudo
del miocardio, las intervenciones dentales electivas
deben demorarse hasta que transcurra 6 meses, igual-
mente con los que padecen de angor inestables, solo
pueden realizarse procedimientos dentales urgentes,
no demorarle. Dada la elevada prevalencia de
cardiopatías isquémicas en la población geriátrica y
puesto que la asistencia odontológica puede represen-
tar una situación estresante para el paciente, no resul-
ta excepcional que un odontólogo deba enfrentarse a
un episodio de angor, por lo que es recomendable que
los odontólogos dispongan en su consulta de nitroglice-
rina para su administración sublingual; como en todos
los pacientes de alto riesgo, se deben extremar las me-
didas de reducción del estrés para minimizar el riesgo
quirúrgico como sedación, control del dolor, empleo de
dosis baja de anestésicos locales y vasos constrictores,
pues se han confirmado casos de isquemia miocárdica
en relación con procedimientos dentales. El uso juicio-
so de adrenalina en pacientes con cardiopatías
isquémicas resulta especialmente recomendable.
Arritmias cardiacas
Son frecuentes en la población senil sometida a
interdentales ambulatorias. La arritmia más permanente
es la fibrilación auricular crónica con una respuesta
ventricular controlada, no contraindica la intervención.
En estos casos se deben adoptar las medidas de re-
ducción del estrés. Además, ante un paciente con
fibrilación auricular, se deben plantear dos considera-
ciones de gran importancia: ¿está recibiendo medica-
ción anticoagulante o antiagregante? ¿puede ser el
paciente portador de una cardiopatía que requiera pro-
filaxis antiendocarditis?
Campbell y colaboradores concluyeron, tras reali-
zar una monitorización de electrocardiograma conti-
nua en 40 ancianos cardiópatas sometidos a cirugía
ambulatoria, que el uso de anestésicos locales y
adrenalina en la población anciana cardiópata debe ser
mínima respecto a las dosis habituales, no precisando
medidas de monitorización especiales, estos autores
recomiendan no administrar más de 0,04 mg de
adrenalina en los enfermos con cardiopatías.
Insuficiencia cardiaca
Los pacientes con fallo cardiaco descompensado,
con disnea de pequeño esfuerzo o de reposo (grado
funcional NYHA III-IV) se encuadran en un riesgo
anestésico ASA III, en ellos no está indicado practi-
car intervenciones dentales electivas por el riesgo de
inducción de hipoxia y síndrome confusional.
Si el fracaso está compensado (disnea de modera-
dos, grandes esfuerzos o grado funcional NYHA-II)
requieren un procedimiento odontológico, se coloca al
paciente semidecúbito, se aplican las medidas antiestrés
y se administra oxigenoterapia, si fuese necesario.
Medicación cardiovascular
Ante el uso de fármacos cardiovasculares como
antihipertensivos y diuréticos tras un procedimiento
dental prolongado, que obligue a un anciano a perma-
necer en decúbito durante un tiempo prologado, se
deben extremar las medidas para evitar un síncope
ortostático: buena hidratación previa, evitar cambios
posturales bruscos y la monitorización de la tensión
arterial.
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Es conveniente recordar que el uso prolongado de 
antiinflamatorio no esteroideo por más de 5 días, faci-
lita la retención hidrosalina, por lo que se debe evitar 
en pacientes cardiópatas e hipertensos.
Los bloqueadores de los canales del calcio pueden 
provocar hiperplasia gingival.
Demencias
La prevalecía de demencia es proporcional a la 
edad. Afecta a 3 % de la población entre 65 y 74 años 
y llega a 47 % en los mayores de 85 años.
Los pacientes con demencia pueden ser incapaces 
de verbalizar el dolor, de manera que un proceso doloro-
so orodental puede manifestarse como un cuadro 
confusional y “complicar” el pronóstico del paciente. 
De máxima importancia es el respeto de otro principio 
básico de la práctica geriátrica, el de la autonomía del 
paciente, que en el caso de la demencia tiene importan-
tes connotaciones su capacitación mental.
Es conveniente recordar algunos aspectos que re-
sultan básicos en la atención de los pacientes con de-
mencia. El ambiente debe ser acogedor, tranquilo, con 
la presencia de un familiar. La tendencia actual es tras-
ladar los cuidados odontológicos al medio habitual del 
anciano, mediante equipos odontológicos móviles, es 
importante evitar en lo posible las medidas de inmovi-
lización porque provocan o agravan la agitación del 
paciente. En caso de requerir sedación se recomienda 
el empleo de benzodiazepinas de acción corta 
(lorazepan) a dosis bajas.
Diabetes mellitus
El 9 % de la población es diabética y tiene una 
mayor prevalecía de caries, periodontitis, xerostomía y 
candiadiasis, por tanto, es recomendable que dada la 
elevada prevalencia de diabetes en la población 
geriátrica, los gerondontólogos dispongan de un 
reflectómero para la determinación de la glucemia ca-
pilar en sus pacientes diabéticos, también resulta acon-
sejable disponer de ampollas de glucagón para el 
tratamiento de las hipoglucemias graves.
Los diabéticos tienen, asimismo, una mayor 
comorbilidad asociada con retinopatía, neuropatía, car-
diopatía isquémica e insuficiencia renal, lo que tiene 
una importante implicación en la aplicación del trata-
miento y cuidado odontológico.
La diabetes mal controlada predispone a las infec-
ciones graves por lo que los pacientes diabéticos deben 
recibir antibióticoterapia precoz en caso de infección 
dental y son subsidiarios de profilaxis antibióticas ante 
procedimientos dentales, incluyendo extracciones.
Si el diabético está mal controlado se recomienda
demorar las intervenciones programadas dado el po-
tencial de complicaciones, retardo de cicatrización y
riesgo de infección.
Siempre es conveniente que el odontólogo consul-
te con el clínico responsable del diabético para planifi-
carel procedimiento y evitar descompensaciones por
hipoglucemias o hiperglucemias, es importante especi-
ficar si el enfermo puede comer o no antes o después
de la intervención, proceder a monitorizar la glucemia
y ajustar el tratamiento con insulina o antidiabéticos
orales.
Es importante recordar que la hipoglucemia en
ancianos puede presentarse de forma atípica. Con fre-
cuencia están ausentes los síntomas hiperadrenérgicos:
nerviosismo, temblor, taquicardia, sudoración, sensa-
ción de hambre y se manifiesta con síntomas de
neuroglucopenia, confusión, agitación, coma o de insu-
ficiencia vascular: angor, infarto de miocardio e
isquemia cerebral.
Ante un paciente con hipoglucemia leve, puede ser
suficiente la administración oral de hidratos de carbo-
no, por ejemplo, bebida azucarada. En caso de
hipoglucemias se precisa la derivación del enfermo al
hospital para la perfusión de suero glucosado hipertónico
25 a 50 g de solución glucosaza al 50 %. Mientras se
traslada al paciente resulta útil la administración de
1 ampolleta de glucagón intramuscular.
Artritis
Es una afección muy frecuente ya que 50 % de
los ancianos la padecen. La causa más común de do-
lor es el articular secundario u oseontrosis, también
puede afectar la articulación temporomandibular.
La degeneración articular puede provocar un do-
lor único bilateral, directamente sobre el cóndilo, que
disminuye el rango articular de movimientos y provoca
dolor a la masticación. Se recomienda una conducta y
tratamiento especiales para el dolor.
La artritis reumatoides también puede afectar la
articulación temporomandibular y dar lugar a una des-
nutrición de la articulación. Provoca dolor al masticar
con un clic, y limitación para abrir la boca. Los ancia-
nos son más susceptibles a desarrollar enfermedades
periodontales.
Osteoporosis
Consiste en un aumento de la porosidad del hueso.
Es la más común de las alteraciones metabólicas del
hueso. Se trata de una atrofia que afecta en primer
lugar y principalmente al hueso esponjoso, en particu-
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lar a las vértebras dorsolumbares y a la apófisis supe-
rior del fémur. Consiste en una reducción de la masa
ósea, es decir, el hueso queda privado de su médula
hematopoeptica o adiposa, sin modificaciones en las
proporciones de sus materiales orgánicos y minerales.
La articulación temporomandibular se ve afectada
también ya que se pierde hueso en la mandíbula y el
maxilar. Debido a la pérdida de tejido mineral óseo
pueden llegar a fracturarse sin que el paciente sienta
movilidad o pérdida de la continuación del tejido óseo,
sin embargo, sí presenta dolor, que es el único síntoma,
por ejemplo, cefalea de origen indeterminado.
Principales afecciones bucodentales
Los gerontes corren un alto riesgo de sufrir afec-
ciones bucodentales, entre ellas caries, alteraciones
periodontales y cáncer bucal, cuya prevalencia es sig-
nificativa en este grupo y tanto la sociedad en general,
como los ancianos mismos continúan aceptando el de-
terioro bucal del aparato masticatorio como un proce-
so inevitable del envejecimiento.
La estomatología geriátrica aborda todo lo relacio-
nado con afecciones bucales, condiciones crónicas y
plan terapéutico, enfermedades que pueden ser más
comunes en la edad avanzada y generar mayores com-
plicaciones para la práctica dental, dada por el cambio
en el estado de la salud bucal y en las actitudes del
anciano, que algunas veces provocan efectos determi-
nantes, las acciones de prevención, promoción, asis-
tencia y rehabilitación son las principales actividades
de la estomatología geriátrica en coordinación con otros
organismos y organizaciones del Estado involucrados
en esta atención, que tiene como protagonistas a la
familia, comunidad y el propio adulto mayor en la bús-
queda de soluciones locales a sus problemas.
La prevalencia y la incidencia de enfermedades
odontológicas son modificadas por factores demográ-
ficos. Sin embargo, hay un dato constante, la preva-
lencia y la severidad de las enfermedades del sistema
estomatognático aumenta significativamente en la po-
blación de personas con discapacidad senectos.
Los trastornos de la cavidad bucal varían de una
persona a otra, pero es posible encontrar algunas ca-
racterísticas comunes dentro de grupos específicos de
población, así pues es característico encontrar entre
los adultos mayores con discapacidad patologías bucales
comunes a otros grupos de población.
Dado que el proceso salud-enfermedad en el adul-
to mayor con discapacidad transcurre como en cual-
quier individuo, determinado por factores de índole
biológico, medio ambientales, de modo y estilos de vida
y de organización de los servicios de salud, cualquiera
de ellos puede incidir de forma negativa y por tanto
determinar procesos patológicos, dentro de los que se
pueden considerar alteraciones de orden degenerativo,
patología tumoral, traumatismos y enfermedades de
origen infeccioso.
Es esencial entender que aparte de todos los fac-
tores que convierten a cualquier persona susceptible
de sufrir alteraciones de la salud oral, en el
discapacitado geriátrico existen una serie de caracte-
rísticas que aumentan este riesgo y que con frecuen-
cia dificultan que todas las medidas preventivas y
terapéuticas disponibles puedan llevarse a cabo en for-
ma ideal. Este hecho evidentemente puede alterar el
curso de una enfermedad, prolongando su duración o
empeorando el pronóstico, posibilidad que debe ser
conocida por el profesional y personas encargadas del
cuidado de estos pacientes.
Se presentan los principales factores que pueden
influir en la salud oral del adulto mayor con discapacidad
y en el resultado de las terapias a realizar:
– Presencia de una o más enfermedades de base.
– Terapia farmacológica variada y con frecuencia
de larga duración.
– Limitaciones de orden socioeconómico.
Las enfermedades de base que se deben conside-
rar por su directa o indirecta relación en la salud oral
son la diabetes mellitus, hipertensión, osteoporosis, en-
fermedades hematológicas y coagulopatías, alteracio-
nes hepáticas, insuficiencia renal, alteraciones visuales
y motoras, alteraciones nutricionales, alteraciones de
origen mental y cuadros que provoquen algún grado
de inmunosupresión.
La caries dental y la enfermedad periodontal son
problemas singulares y característicos en el tratamiento
odontológico de esta población de pacientes, por el
carácter crónico de las enfermedades de la cavidad
bucal que complican la incapacidad física o mental pri-
maria. La investigación ha sugerido relaciones causales
entre estas enfermedades de la boca y las variables
que las modifican, pero no hay un conocimiento firme
de la naturaleza mixta de la enfermedad bucal en per-
sonas con discapacidad.
Caries dental
Es la primera causa de pérdida dental y la caries
radicular la que más afecta a los pacientes adultos
mayores. Se define como la pérdida de estructura dental
asociada a la presencia de productos ácidos y de placa
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dentomicrobiana, que frente a la presencia de 
carbohidratos genera cambios en el pH oral y provoca 
una desmineralización de los dientes, que es caracteri-
zada por dolor, no muy común en las personas adultas 
mayores. En la exploración clínica se observa la pig-
mentación de los tejidos, desde una ligera translucidez, 
hasta el café oscuro y negro con pérdida de la estruc-
tura, dependiendo del grado de afectación.
La caries dental se ha estudiado extensamente, 
determinándose con certeza ciertos factores que au-
mentan el riesgo de que ocurra. Así, mientras mayor 
sea la concentración de microorganismos cariogénicos 
en la boca de un paciente, mayor es su probabilidad de 
tener caries. Por otro lado, mientras más frecuente 
sea el consumo de hidratos de carbono fermentables, 
mayor también es el riesgo de caries en ese paciente, 
que disminuye proporcionalmente de acuerdo con el 
número de veces con que realice su cepillado dental. 
Además, existen factores que modifican la incidencia 
de caries: un buen flujo salivalejerce un efecto de ba-
rrido constante sobre la superficie dentaria y con las 
propiedades neutralizantes de la saliva se contrarresta 
el pH ácido del metabolismo bacteriano. Desafortuna-
damente en el adulto mayor con discapacidad, estos 
factores se comportan de manera negativa lo que pro-
voca alta prevalencia de caries dental, sobre todo de 
tipo radicular como aseveran algunos investigadores 
cuyos resultados exponen un alto porcentaje de ancia-
nos con discapacidad con caries dental, estas cifras 
oscilan entre 65 y 75 % del total de examinados con 
presencia de dientes remanentes.
 Por otra parte la variable caries dentro del índice 
de COPD mostró cifras entre 2,1 y 3,5 las cuales son 
altas si se considera que la variable “perdidos” del propio 
índice osciló entre 18 y 22.
La enfermedad periodontal y trastornos 
bucofaciales de otra índole constituyen problemas sin-
gulares en la asistencia médica y odontológica de per-
sonas con discapacidad. Estas enfermedades suelen 
ser crónicas y por ello complican a otros problemas 
mentales o físicos incapacitantes, durante toda la vida
Enfermedad periodontal
El término “enfermedad periodontal” es genérico, 
utilizado para describir un grupo de afecciones de 
las encías y de las estructuras de soporte del dien-
te el periodonto, cemento, ligamento y tejido óseo 
alveolar. Su sintomatología más común es el sangra-
do gingival y la movilidad dentaria. Es considerada 
la segunda causa de pérdida dental, si bien la 
periodontitis aguda no es tan común en los adultos
mayores como la crónica, sin embargo, tiende a
agudizarse por las diversas enfermedades sistémicas
presentes en este grupo de edad y causa una des-
trucción inflamatoria de las estructuras que cir-
cundan la raíz por el acúmulo de placa
dentomicrobiana.
Existen mecanismos inmunológicos estrechamen-
te asociados a su génesis y progresión, su etiología pri-
maria es bacteriana, por lo que al igual que la caries
dental es clasificada como una patología infecciosa.
En consecuencia, las medidas terapéuticas tanto pre-
ventivas como curativas, están orientadas a eliminar la
mayor cantidad de microorganismos que sea posible,
básicamente a través de instrucción de técnicas de hi-
giene adecuadas a cada paciente, en combinación con
terapias de remoción de placa bacteriana y otros de-
pósitos por parte del odontólogo.
Existen factores considerados predisponentes de
la enfermedad periodontal porque pueden aumentar el
riesgo de ocurrencia o favorecer su progresión cuan-
do ya está presente, especialmente a través de un cam-
bio en la respuesta del huésped a los microorganismos.
Entre ellos cabe mencionar el tabaquismo, diabetes,
tratamiento con fármacos inmunosupresores y cam-
bios hormonales, por ejemplo, los derivados de tera-
pias farmacológicas. Esto debe considerarse porque
un importante porcentaje de adultos mayores con
discapacidad presenta alguna de estas condiciones.
También se ha descrito un fenómeno de agranda-
miento gingival provocado por ciertos fármacos como
la fenitoína, nifedipina y cefalosporinas, que se mani-
fiesta como un considerable aumento de volumen y
cambio de forma de las encías, que llega incluso en
algunos pacientes a cubrir por completo la superficie
dentaria. A pesar de que por su apariencia esta condi-
ción puede semejar inflamación, no implica la presen-
cia de enfermedad periodontal, aunque puede propiciar
su aparición al dificultar un adecuado aseo dental.
Recientemente la enfermedad periodontal, a cau-
sa de la proliferación bacteriana que propicia, se ha
reconocido como un factor que contribuye a agravar
el curso clínico de enfermedades crónico-degenerativas
como la enfermedad cardiovascular, diabetes y enfer-
medades respiratorias. Este hecho, sin duda, expone
otro consistente argumento, para estimular terapias pre-
ventivas y programas de diagnóstico oportuno de esta
enfermedad.
Desde el punto de vista del comportamiento
epidemiológico se ha podido constatar que la totalidad
de los autores consultados coinciden en afirmar que la
patología bucal más frecuente en el adulto mayor con
discapacidad es la enfermedad periodontal, pues
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expresan que entre 98 y 100 % de las personas exa-
minadas con al menos un sextante presente poseía al-
guna manifestación de enfermedad periodontal, así lo
demostraron al comprobar que el índice de necesidad
de tratamiento periodontal de la comunidad nunca fue
igual a 0, lo cual demuestra ausencia total de salud
periodontal, además, entre 75 y 85 % de examinados
poseen el código 3 de este índice, el cual hace referen-
cia a que existen bolsas periodontales de 4 o 5 mm,
evidencia que hay enfermedad periodontal severa.
La caries dental y la enfermedad periodontal son
las patologías bucales que provocan la mayoría de las
pérdidas dentales, aunque pueden haber otras causas
como traumatismos o extracciones indicadas por mo-
tivos protésicos, esta pérdida sitúa al adulto mayor con
discapacidad, que si bien no constituye una patología
en sí misma, es la consecuencia de los estados mórbidos
ocurridos con antelación a este estado, que se le ha
dado en llamar edentulismo, y que puede ser total o
parcial.
Se considera el edentulismo, en general, al estado
de mayor prevalencia en la tercera edad con
discapacidad, pues prácticamente todos los pacientes
de este grupo presentan algún tipo de edentulismo con
predominio del edentulismo parcial.
Las cifras de edentulismo parcial y total rondan
entre 35 y 55 %, y 35 y 45 %, respectivamente. Por
otra parte el comportamiento de la variable “pérdidos”,
en el índice de COPD muestra cifras entre 18 y 22, lo
que evidencia el alto grado de edentulismo que pre-
senta este grupo poblacional.
Es muy importante significar que el edentulismo
convierte a la persona en un individuo con discapacidad
estomatológica a quien ya tenía una discapacidad des-
de el punto de vista físico-mental, agravando su esta-
do y por ende su calidad de vida, se muestra deteriorada
en grado sumo, a la vez que presenta disfuncionalidad
masticatoria, fonética y estética.
Bruxismo y las disfunciones
temporomandibulares
El bruxismo se define como el contacto no funcio-
nal de los dientes, e incluye contracción de los múscu-
los masticatorios, rechinar de dientes, movimientos de
molienda o raspadura y golpeteo de los dientes. Aproxi-
madamente 15 % de los adultos mayores con
discapacidad presentan este hábito deletéreo. Un dato
característico es el desgaste excesivo de la cara oclusal.
El dolor que surge con este hábito suele asumir la for-
ma de dolor de los músculos de la masticación y con
menor frecuencia disfunción de la articulación
temporomandibular o cefalea. Se piensa que el
bruxismo tiene varias causas, entre ellas los factores
locales como maloclusión, interferencias de la cara
oclusal, restauraciones altas u otros cuadros irritativos.
Entre los factores sistémicos están las deficiencias
nutricionales, parasitosis intestinales, alergias a alimen-
tos, trastornos endocrinos, trastornos de conducta y
enfermedades neurológicas.
Los signos y síntomas de una afección en la arti-
culación temporomandibular pueden ir desde el chas-
quido de los cóndilos en los movimientos de apertura y
cierre de la boca, hasta la crepitación y el dolor en la
zona bajo los oídos.
La articulación temporomandibular es una unidad
funcional, que muestra un esquema anatómico com-
plejo y su proximidad con el conducto auditivo externo
explica algunos síntomas que acompañan a la patolo-
gía articular como es la otalgia. La patología más co-
mún en esta articulación es la patología del disco
articular por desplazamiento discal, osteoartrosis o
osteonecrosis. Estas se pueden presentar como mialgias
en los músculos del cuello y la cara, presencia de áreas
gatillo, artralgias, ruidos o clics, crepitación y trabas a
los movimientos de apertura y cierre bucal.
Otra patología se refiere al desplazamiento discal,
el más frecuente es hacia adelante y hacia el medio
que puede ser con o sin reducción. Sus causasmás
frecuentes son ligamentarias, traumáticas, parafun-
cionales, morfológicas y oclusales.
La oclusión puede estar afectada por pérdida de la
dimensión vertical y por una alteración del plano oclusal.
La osteoartrosis provoca crepitación y limitación
de apertura, dolor y asimetría facial.
La artritis es una afección muy frecuente, ya que
cerca de 50 % de los ancianos la padece. La causa
más común de dolor es el articular secundario o
oseoartrosis, también puede afectar la articulación
temporomandibular.
La degeneración articular puede provocar un do-
lor único bilateral directamente sobre el cóndilo, que
disminuye el rango articular de movimiento y ocasiona
dolor a la masticación. Se recomienda una conducta
conservadora y tratamiento para el dolor. La artritis
reumatoidea también puede afectar la articulación
temporomandibular y dar lugar a una desnutrición de
la articulación. Provoca dolor al masticar, con un clic y
limitación para la apertura bucal.
Xerostomía
Otra de las afecciones frecuentes en esta etapa
de la vida es la xerostomía, una hiposalivación con la
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manifestación clínica evidente que es la sequedad bu-
cal. La etiología fundamental de este fenómeno es la 
ingestión de medicamentos y existen más de 450 
fármacos que provocan este efecto indeseable.
Todo fármaco administrado a un paciente, además 
de ejercer su acción farmacológica benéfica, lleva aso-
ciada la capacidad de provocar efectos secundarios y 
reacciones adversas en el organismo, especialmente 
en tratamientos de larga duración. También se ha de-
terminado que son capaces de interactuar con otros 
fármacos administrados en forma concomitante, que 
puede modificar el metabolismo de ambos y por ende 
su acción final en el paciente. Dentro de ellos están 
algunos analgésicos y antidepresivos, antihistamínicos, 
antipsicóticos, antihipertensivos, anticolinérgicos en 
general y derivados de los alcaloides opiáceos.
La principal complicación derivada de xerostomía 
de larga duración es el aumento de incidencia de ca-
ries radiculares y de candidiasis oral, además de la 
aparición o aumento de las molestias en pacientes 
portadores de prótesis removible. Cuando un pacien-
te padece esta alteración del flujo salival, es priorita-
rio determinar la causa que la genera, antes de indicar 
cualquier producto. Así, en el caso de alteraciones 
reversibles como el estrés y la ansiedad, pacientes 
con deshidratación, casos de diabetes no compensa-
da o cuando la xerostomía se debe a determinados 
fármacos, su eventual aparición debe ser explicada 
al paciente y su familiar antes de iniciar la terapia, 
para que estén prevenidos en caso de que ocurra, la 
solución es contrarrestar sus efectos, siempre que sea 
posible.
Existen, sin embargo, ocasiones en que la solución 
del problema es más difícil porque existe pérdida irre-
versible de elementos necesarios para el reflejo salival, 
por ejemplo, a causa de la disminución de estímulos 
debido al deterioro senil o más complicado aún, en las 
destrucciones de parénquima salival en pacientes con 
síndrome de Sjögren o irradiados debido a tumores de 
cabeza y cuello. En estos casos o cuando el tratamien-
to con fármacos xerostomizantes se extienda por pe-
riodos largos, es altamente recomendable indicar 
productos que estimulen la secreción salival o bien otros 
que actúen humectando la mucosa bucal. Pacientes 
bajo terapia con anticoagulantes, requieren la suspen-
sión temporal del fármaco, cuando el odontólogo re-
quiera realizar procedimientos que provoquen algún 
grado de hemorragia. Todo el proceso ha de efectuar-
se en estrecha comunicación con el médico tratante, 
pues es él quien determina cuándo y por cuánto tiem-
po el paciente suspenderá la terapia.
Cáncer bucal
Los factores más cercanos e influyentes en el de-
sarrollo del cáncer bucal son el alcohol y el tabaco en
cualquiera de sus formas, considerados factores de
muy alto riesgo, peligrosos los dos, pero más aún si
ambos se asocian.
La localización más frecuente de esta patología
está en la lengua, pero también es común en el suelo
de la boca, encía, paladar duro y mucosa del carrillo.
Existen factores predisponentes que son las lesio-
nes precancerosas:
– Leucoplasia y eritroplasia.
– Liquen plano.
– Disfagia sideropénica.
– Sífilis.
– Fibrosis oral submucosa.
– Lupus eritematoso discoide.
– Queilitis actínica.
– Papilomatosis bucal florida.
– Prótesis desajustadas: una especial atención requie-
ren los pacientes que usan prótesis dentales.
Frecuentemente las personas portadoras de este
tipo de prótesis y porque le “quedan bien” pasan
10, 15 y 20 años sin acudir al estomatólogo para
que le hagan un chequeo. Las prótesis desgasta-
das por su uso, la masticación, las sustancias
químicas que pasan por la boca o que se usan para
su higienización, llegan a producir “serios” cam-
bios en la mucosa oral, y a pesar de que todos los
individuos no tienen sus tejidos con las mismas
características de resistencia y adaptación, las pró-
tesis, cuando no están en buen estado, pueden
convertirse en agentes causales de lesiones malig-
nas o no en los tejidos bucales.
– Factores irritantes locales:
• El tabaquismo.
• El alcohol.
• Los bordes filosos de dientes fracturados.
• Hábitos de morderse los labios o la lengua.
La incidencia de cáncer oral aumenta con la edad.
Si las neoplasias están muy extendidas pueden reque-
rir un tratamiento quirúrgico agresivo que provoque
desfiguraciones y dificultad para masticar. La radiote-
rapia, además, disminuye la secreción salival.
El estomatólogo debe ser el protagonista en la edu-
cación, prevención y diagnóstico de las condiciones
preneoplásicas y lesiones neoplásicas del complejo bu-
cal en las poblaciones o individuos dependientes de su
acción de salud. Esta primordial labor del estomatólogo
no admite alternativas de superficialidad ni ensayos
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teoricistas que impliquen limitaciones. En el adecuado
nivel de prevención, el estomatólogo debe poseer un
adiestramiento suficiente cuya dinámica de trabajo le
permita descubrir cualquier condición preneoplásica o
lesión maligna clínica e identificar los signos de posibles
alteraciones premonitorias de una malignidad preclínica.
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