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ENFERMEDADES OCUPACIONALES PROVOCADAS POR CONTAMINANTES FÍSICOS Y QUÍMICOS Generalidades Se denomina riesgo físico o químico a la posibilidad de afectarse la salud de una persona debido a la acción de un agente de naturaleza física o química. Los agentes físicos que mayormente pueden afec- tar al estomatólogo en su quehacer diario son el ruido, la iluminación, ventilación y temperatura, y las radiacio- nes ionizantes y no ionizantes. En estomatología existen varios materiales denta- les que constituyen potencialmente un riesgo químico, ya sea porque no se cumplan las medidas de protec- ción durante su manipulación como el mercurio o de- bido a algún elemento de su composición capaz de desencadenar reacciones alérgicas como es el caso del acrílico, los polvos abrasivos, el eugenol, los jabo- nes y antisépticos (derivados mercuriales, formaldehído, yodo, fenoles, peróxido de benzoílo, entre otros), del látex y la procaína contenida en algunos anestésicos tópicos. De esta manera pueden originarse intoxicaciones profesionales u ocupacionales por la pe- netración de este agente a las vías respiratorias por la inhalación, la vía digestiva y con menor frecuencia la vía dérmica. Agentes físicos Ruido, elementos que lo provocan en la consulta estomatológica El ruido se define como un sonido indeseable, capaz de producir irritabilidad, alteraciones auditivas e incluso psíquicas. Varias son las fuentes de ruido en la consulta estomatológica, entre ellas destacan los aspiradores de alta velocidad, instrumentos rotatorios, vibrador de amal- gama, ultrasonidos y sala de máquinas (aspiración y compresores) y la que con mayor frecuencia afecta a estomatólogos y personal auxiliar, el ruido prove- niente de las turbinas dentales (Fig. 33.1). También existen fuentes de ruido en el laborato- rio de prótesis como son los vibradores de escayola, la recortadora de modelos, entre otros. Enfermedades auditivas La pérdida de la audición es común con la edad y por lo general ocurre como consecuencia de distintos agentes causales. Una situación de riesgo reconoci- da es la exposición prolongada a niveles de ruido su- periores a los 90 decibeles, que causa la denominada sordera por ruido. La sordera por ruido es la pérdida de la audición debido a la exposición indebida a sonidos excesivos. Se caracteriza por ser insidiosa, pues se inicia y cur- sa lentamente y se suele diagnosticar cuando el daño es irreversible. Provoca aislamiento social y limita la eficacia en el trabajo. Algunos síntomas relacionados con esta condición son los “silbidos de oído” que en ciertos Fig. 33.1. Elementos que producen ruido en la consulta estomatológica. https://booksmedicos.org casos se vuelven permanentes y pueden estar ligados a insomnio, irritación y llevar a la depresión. En los estomatólogos que usan habitualmente tur- binas dentales, el ruido provocado por las estas puede ocasionar trastornos auditivos bajo la forma de trau- matismo acústico. La exposición al ruido se asocia a un tipo de pérdi- da auditiva denominado hipoacusia neurosensorial. Esta se deriva de la incapacidad del oído de servir como transductor, no puede convertir el estímulo físico que llega al oído interno en potencial nervioso y, por lo tanto, este no es transmitido al cerebro para ser interpretado. La pérdida de la audición implica el cambio en el umbral auditivo detectado mediante audiometría, el cual puede ser permanente o temporal. Respecto al cuadro clínico usualmente presenta cuatro etapas: Primera etapa: coincide con los primeros días de exposición al ruido. La persona puede presentar al terminar la jornada tinnitus, sensación de presión en los oídos, dolor de cabeza, cansancio y mareo. Segunda etapa: usualmente el único síntoma es la tinnitus. Este periodo puede durar entre meses y años, según el tipo de exposición y la susceptibili- dad de la persona. El cuadro ya se ha instaurado, pero solo se puede documentar mediante audiometría. Tercera etapa: la persona empieza a percibir difi- cultades en su audición, en especial si la intensidad del sonido es baja. Cuarta etapa: la sensación de insuficiencia auditiva es manifiesta. La hipoacusia se puede clasificar de acuerdo con el grado en: Normoacusia: menor que 20 dB. Hipoacusia leve: de 20 a 40 dB. Hipoacusia moderada: de 40 a 70 dB. Hipoacusia profunda: mayor que 90 dB. El uso rutinario y frecuente de la pieza de alta ve- locidad en estomatología data de la década de los 50 del siglo XX, aproximadamente. Desde hace algunas décadas, bajo evidencias de daños en la audición de los estomatólogos, se han realizado muchos estudios para determinar una relación de tipo causa-efecto en- tre los niveles de sonido y daño en la audición de los odontólogos. La intensidad del sonido provocado por la turbina depende de cierto número de variables como factores técnicos de fabricación, antigüedad, estado técnico en que se hallan, entre otros. Existen otras fuentes de sonido y ruido como micromotores, compresores, motor de aspiración y ultrasonidos, cuyo nivel está por debajo de la intensi- dad necesaria para que se provoque una lesión auditiva. Para que el ruido pueda ocasionar un trastorno auditivo permanente deben coincidir varios factores como son la intensidad y frecuencia del ruido emitido, tiempo de exposición, continuidad de la exposición, dis- tancia de la fuente sonora y susceptibilidad de la per- sona expuesta. El paciente afectado por un traumatismo acústico puede no notar su problema al principio, ya que perci- be bien los sonidos de la voz humana, no obstante tiene dificultad para percibir sonidos débiles como el canto de un grillo o una campanilla de teléfono algo distante. Al progresar su afección le resulta difícil entender la voz cuchicheada o conversar en ambientes ruidosos, y si continúa expuesto al ruido, puede perder totalmente la audición de los sonidos que corresponden a las fre- cuencias afectadas. Sin embargo, debe diferenciarse el traumatismo acústico de la simple fatiga auditiva porque a pesar de que en ambos casos el audiograma mostrará pérdida auditiva, la segunda es recuperable después de un pe- riodo de reposo, mientras que el primero es irreversi- ble, ya que consiste en una lesión permanente del oído interno (cóclea). Los estudios realizados en distintas partes del mun- do sobre el ruido emitido por las turbinas dentales y sus efectos sobre el estomatólogo pueden clasificarse en análisis del ruido, pruebas de fatiga y audiometrías a grupos. Así, Praml y colaboradores (1980) realizaron un estudio para estimar el riesgo de sufrir daños auditivos al utilizar turbinas dentales, encontrando en todos los casos niveles de sonido por debajo de los 85 dB. Ade- más, se encontraron niveles superiores a los 80 dB solo en un tercio de los registros, correspondiendo es- tos a turbinas dentales antiguas y en regular estado de conservación. Barrancos Mooney (1960) citó valores de 75 a 90 dB para las turbinas, inferiores a 75 dB para contraángulos multiplicadores y por debajo de los 70 dB en un mode- lo de turbina de colchón de aire. Las pruebas de fatiga que han sido realizadas de- muestran que el ruido de las turbinas dentales provoca una fatiga auditiva, con pérdida parcial de la audición en los niveles de entre 2 000 y 8 000 ciclos. En las personas sanas la audición se recupera después de un lapso de descanso. No obstante, muchos autores coin- ciden en afirmar que la exposición prolongada puede https://booksmedicos.org llevar al daño auditivo permanente como lo demues- tran las audiometrías realizadas a grupos. Taylor Pearson y Mair del Departamento de Salud Pública y Medicina Social de Escocia realizaron un estudio comparativo de audiometrías a grupos de estomatólogos que usaban turbinas dentales, otros que no las empleaban y maestros, que arrojó como resulta- do una relación directa entre la pérdida auditiva y el uso de turbinas dentales. Los efectos de los sonidos de tono elevado en la agudeza auditiva no solo incluyen la posibilidad de pro- vocaefectos fisiológicos (pérdida de audición), sino también psicológicos (irritabilidad, estrés, pesadillas, menor capacidad de concentración, astenia, hiperreflexia, entre otros. Además, el ruido de las turbinas puede influir en el desempeño del odontólogo, al obstaculizar la comuni- cación con el paciente y el personal auxiliar, Mc Clellan realizó una investigación en la que analizó la relación entre el ruido en el consultorio odontológico y sus efec- tos en la comunicación, midiendo el nivel de ruido en la oficina dental de un grupo de odontólogos estadouni- denses y confeccionando un modelo de estimación de daño auditivo y analizando las interferencias del ruido en la comunicación. Encontró que los niveles de ruido durante los pro- cedimientos odontológicos resultan en un índice de articulación de 0,21 a 0,37, que corresponde a alrede- dor del 18 a 48 % de las sílabas y a un 52 a 90 % de las oraciones. El índice de articulación es un sistema desarrolla- do por Bell Telephone Laboratories en la década de los 40 y mide la inteligibilidad de un sistema de trans- misión del habla. Puede tomar valores de 0 (completa- mente ininteligible) hasta 1 (inteligibilidad perfecta). Un índice de articulación de 0,3 o menor es considerado insatisfactorio, de 0,3 a 0,5 satisfactorio, de 0,5 a 0,7 bueno, y mayor a 0,7 de muy bueno a excelente. La intensidad del ruido disminuye con el cuadrado de la distancia, causa a la que se le ha atribuido el hecho de que algunos autores encuentren diferencias entre los niveles de pérdida de audición en el oído de- recho e izquierdo del operador. Además, se ha com- probado que la intensidad del ruido es mayor en el extremo de escape que en la cabeza de la turbina, este extremo se encuentra más cerca del oído derecho. Si se revisan los últimos estudios sobre este tema se comprueba que son más los que defienden que no existen diferencias significativas entre los niveles auditivos de odontólogos y de diferentes grupos con- troles, pero mientras no se reúnan pruebas suficientes que demuestren que el oído del odontólogo no resulta afectado por el ruido del consultorio odontológico, de- ben observarse una serie de medidas higiénicas y de prevención de esta patología, y que además disminu- yen los efectos psicosomáticos que el ruido tiene so- bre los distintos sistemas. Prevención de las enfermedades auditivas en el estomatólogo y personal auxiliar Los aparatos de velocidad súper alta al funcionar, provocan un ruido mucho más intenso y molesto que el torno convencional. Este ruido alcanza su nivel más alto en las turbinas y es un poco más atenuado en los contraángulos multiplicadores. Las turbinas de colchón de aire son un poco más silenciosas que las de rulemanes, la manera más efec- tiva de silenciar su funcionamiento consiste en reducir su velocidad a los límites en que todavía mantengan su eficacia de corte. Se ha comprobado que el ruido generado por los aparatos de velocidad súper alta, de la manera utiliza- da por los dentistas, puede causar lesiones auditivas permanentes, por lo tanto, es necesario tomar medidas para contrarrestar el efecto que provoca no solo sobre el oído, sino también sobre el sistema nervioso y el estado anímico del operador: Evaluación personal: todos los odontólogos deben ser sometidos a estudios audiométricos y otológicos anuales. Descontaminación acústica o atenuación de ruido: la principal forma de disminuir el nivel de ruido es mantener en buen estado el equipo dental, engra- sándolo diariamente de modo adecuado. La reducción de superficies duras en el consultorio mediante el recubrimiento de pisos, paredes y te- chos, desciende el nivel de ruido ambiental, pues disminuye la percusión de los sonidos. La música ambiental enmascara los tonos más agudos y mo- lestos de la turbina dental. Colocar los compresores de aire, máquinas de aire acondicionado y otros equipos que emitan ruido en zonas alejadas. Protección personal: la primera medida consiste en guardar la distancia de protección con el área de trabajo con la posición 0, en la que los ojos se encuentran a unos 27 a 30 cm del área de trabajo, y trabajar de manera intermitente procurando que los periodos de silencio superen a los de ruido. Existen tapones y amortiguadores de protección personal que disminuyen el ruido en 30 a 35 dB y no impiden la conversación normal, aunque tienen como inconveniente que no permiten la adecuada ventilación del oído y pueden ocasionar frecuen- https://booksmedicos.org tes irritaciones o infecciones y, aunque se ha afir- mado que no impiden la conversación normal, lo cierto es que originan trastornos de comunicación con el paciente y el personal auxiliar, además se ha planteado que en niveles superiores a los 8 000 ciclos la vibración actúa directamente por vía ósea, lo cual limita su efectividad. Una norma general de protección que siempre ha de tenerse en cuen- ta es evitar en lo posible la exposición a otros ruidos durante sus periodos de ocio. Se puede considerar además el uso de otros ti- pos de instrumentos alternativos a la turbina dental, como los sistemas de aire abrasivo o el láser, que para ciertos procedimientos odontológicos ofrecen resultados equivalentes sin el riesgo potencial de trau- ma acústico. Iluminación, ventilación y temperatura Iluminación El sillón dental en la antigüedad solía situarse fren- te a la ventana para que la luz iluminara la cara del paciente, lo cual ya no es necesario gracias a las posi- bilidades que ofrece la luz eléctrica. Sin embargo, no se debe prescindir de esta ilumi- nación natural, ya que ayuda a alegrar el ambiente, posee efecto bactericida y estimula el trabajo del pro- fesional, pero deben colocarse cortinas para disminuirla un poco. Esta luz natural debe complementarse con luz arti- ficial, correctamente diseñada, que se mantenga en- cendida todo el día y que cumpla estos requisitos: Iluminar todo el local, lo que permite el acceso de los pacientes. Iluminar las superficies donde esté ubicado el ins- trumental y los alrededores del sillón, con una intensidad luminosa mayor que la anterior. Iluminar la boca del paciente, con una intensidad mayor que las dos anteriores. La intensidad de iluminación de todo el local debe ser de 300 a 500 lux y se puede conseguir por medio de franjas de tubos de luz fluorescente ubicados en el techo, con las respectivas pantallas para lograr una iluminación uniforme en todo el local. La intensidad adecuada de las zonas aledañas al instrumental y al sillón es de 600 a 1 000 lux, y se puede lograr aumentando la concentración de los tubos de luz por encima de las zonas que rodean al sillón dental. Para la intensidad requerida para iluminar la boca del paciente (Fig. 33.2), la cual es de 4 000 a 8 000 lux, se puede emplear reflectores específicos para ilumi- nación bucal, por lo general, sobre la base de lámparas de cuarzo-yodo o por medio de fuentes de luz intrabucal, fibra óptica, luz intrabucal, entre otras. Fig. 33.2. Lámpara acoplada a la unidad dentaria para la ilumina- ción bucal. Si se utilizan tubos de luz fluorescente debe evitar- se su parpadeo u oscilación y es conveniente combi- nar tubos de diferentes colores para obtener una luz semejante a la natural. No debe haber mucha diferencia entre el nivel lu- minoso de las diferentes áreas de un mismo local, ni tampoco muebles u objetos que reflejen la luz con de- masiada intensidad, para evitar el cansancio visual. La relación requerida entre la iluminación del área aledaña al sillón estomatológico y la de la cavidad bu- cal debe ser de 4:1 a 10:1. Sin embargo, existen numerosos factores que in- fluyen en las necesidades de intensidad de luz, como son los colores de las paredes, los muebles y los te- chos (que influyen en la iluminación del local) y la edad del operador (por la pérdida de visión que ocurre con su aumento, lo cual determinaría la necesidad de ma- yor intensidad de luz para la cavidad bucal). Ventilación y temperatura La ventilación y la temperaturason factores ínti- mamente relacionados en el consultorio estomatológico, por lo que se analizan conjuntamente teniendo en cuenta los elementos climáticos. Se consideran elementos climáticos la calefacción, la ventilación y el aire acondicionado, para controlar la temperatura, la humedad relativa y el flujo aéreo. La temperatura es el elemento más importante, pues su control tiene una influencia directa sobre el https://booksmedicos.org 414 ESTOMATOLOGÍA GENERAL INTEGRAL Fig. 33.3. Equipo de rayos X para la toma de radiografías panorá- micas. rendimiento y la calidad del trabajo estomatológico. Se recomienda una temperatura en torno a los 21 ± 2 oC, que es ideal para el 75 % de los profesionales, y de 18 ± 2 oC en los países fríos. También existen límites ra- zonables según las estaciones: para el invierno de 16 a 18 oC, y para el verano de 20 a 24 oC. La humedad relativa se recomienda que sea de 30 a 70 % y el flujo aéreo de 15 cm/s. Influencia de los factores físicos en el rendimiento del trabajo en estomatología El no cumplimiento de las normas básicas de ilu- minación afecta el rendimiento del estomatólogo tan- to a corto como a largo plazo. A corto plazo afecta el trabajo de precisión y trae consigo, además, fatiga física, ya que está íntimamen- te relacionada con el cansancio ocular. A largo plazo se afecta la visión del estomatólogo y el personal auxiliar. Las temperaturas elevadas provocan un aumento de la presión sanguínea con vasodilatación e incremento de la frecuencia cardiaca, por el contrario las tempe- raturas bajas causan vasoconstricción, los músculos tiemblan y disminuye la capacidad de concentración. Radiaciones ionizantes Efectos somáticos y genéticos La radiación ionizante de los aparatos de control radiográfico es la mayor fuente de riesgo de radiación en odontología (Fig. 33.3). Existen dos teorías que tratan de explicar los efec- tos nocivos de las radiaciones ionizantes: la teoría del blanco o directa que defiende que los cambios origi- nados en la célula se deben al choque de un protón de los rayos X sobre un átomo específico y estructu- ras celulares, la otra teoría se denomina indirecta, ya que propugna que los efectos de la radiación son im- putables a la propiedad de las radiaciones de ionizar el agua, que es la sustancia química más abundante en el cuerpo humano; cuando ocurre la ionización del agua, se forman radicales libres que tienen existen- cia corta y finita, ya que se recombinan con otras moléculas para formar agentes químicos tóxicos para la célula. Los efectos celulares, debidos a la combinación de las dos teorías anteriores, que se han observado con mayor frecuencia son los trastornos del crecimiento celular, interrupción o inhibición de las mitosis, alteraciones del material genético, vacuolización, mo- dificaciones nucleares y muerte celular. Las consecuencias más importantes de las radia- ciones ionizantes son los efectos carcinógenos, ya que provocan un crecimiento celular incontrolado y los efec- tos embriológicos, ya que las células indiferenciadas son más sensibles a los efectos de la radiación, los tejidos embrionarios y fetales son más fácilmente da- ñados y el periodo más peligroso corresponde a lo tres primeros meses del embarazo, cuando la organogénesis es más activa (cuando, además, el estado de gravidez a menudo se desconoce). Los efectos embriológicos pueden manifestarse por anomalías en el nacimiento, detención del crecimiento, retraso mental y muerte intrauterina. Además, los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes son acumulativos entre sí y con otras radia- ciones (cósmicas y del suelo). Prevención de las enfermedades provocadas por radiaciones ionizantes en el personal estomatológico En el campo de los rayos X, la prevención se basa principalmente en estas medidas: Emplear la técnica de cono largo (Fig. 33.4) y pa- ralelismo que ofrece imágenes radiológicas óptimas con menor dispersión de la radiación. Evitar la sobreirradiación de las placas para acor- tar el tiempo de revelado. Usar placas de radiografía ultrasensibles que re- quieran menor irradiación. Adoptar posiciones de protección fuera del haz de radiación en el momento de disparar la placa. Usar delantales plomados y cumplir la legislación sobre radioprotección. https://booksmedicos.org Someter el aparato de rayos X a inspecciones pe- riódicas para detectar posibles fugas de radiación. Usar contadores automáticos precisos. Mantenerse al día sobre las recomendaciones vi- gentes para protección contra la radiación. lámparas de fotopolimerización: los térmicos y los fotoquímicos. La Conferencia Gubernamental Americana de Higiene e Industria estipuló los valores para delimitar el nivel umbral de exposición en tiempo y distancia para cada luz. Para todos los tipos de luz halógena se cons- tató que no había riesgo de lesión térmica a nivel retinal. Respecto a las lesiones fotoquímicas el exponente más severo es la fotorretinitis. El efecto tóxico de la luz azul es aditivo en forma lineal, por lo cual exposiciones por periodos iguales o mayores a 3 h y en forma recurrente genera un efecto acumulativo, lo que se traduce en aumento del riesgo de sufrir lesiones retinales. Para evitar el daño ocular que puede provocar la luz emitida por las lámparas de polimerización de las resinas se deben seguir estas medidas de protección: No mirar fijamente la emisión de luz. Usar lámparas con protector ocular (Fig. 33.5) o lentes de protección cromáticos, de los cuales los indicados para el uso de la luz azul son los amarillos. El uso de conos antirreflejo, que se adaptan a los equipos cerca de la fuente emisora de la luz. Fig. 33.4. Equipo de rayos X que utiliza técnica de cono largo, para la toma de radiografías intraorales. Radiaciones no ionizantes Rayos láser Todos los rayos láser son potencialmente peligro- sos debido en especial al riesgo de provoca daño ocu- lar y quemaduras. El efecto de un rayo láser en el tejido diana depen- de de la longitud de onda, de la potencia del rayo, del grado de foco, de la duración de la exposición y de la distancia al blanco, así como del grado de absorción por el tejido. Todos los rayos láser deben usarse con un cuidado extremo y jamás deben apuntar a los ojos, a una direc- ción involuntaria o a instrumentos con un enchapado brillante que pueda reflejar el rayo. Otra medida de protección a tener en cuenta es que tanto el enfermo como el terapeuta, deben usar gafas protectoras. Los rayos láser solo deben ser usados por indivi- duos con experiencia y con la acreditación y prepara- ción apropiadas. Luz empleada para la polimerización de resinas compuestas Otra radiación perjudicial para el estomatólogo, de no manipularse correctamente, es la proveniente de las lámparas de luz halógena QTH (cuarzo-tungsteno) y de las lámparas de emisión de diodos (led), emplea- das en la polimerización de las resinas compuestas. Se han propuesto dos tipos de lesiones oculares como consecuencia de la exposición a la luz de las Fig. 33.5. Lámpara emisora de luz halógena de diodos (led) con dispositivo protector, empleada para la polimerización de resinas compuestas. Agentes químicos Enfermedades provocadas por intoxicación mercurial En el trabajo diario el estomatólogo y personal auxi- liar se encuentran sometidos a riesgos al manipular materiales que contienen mercurio. Algunos autores norteamericanos plantean que en al menos el 10 % de los consultorios de odontología, los niveles de vapor de mercurio en el aire exceden el valor límite de umbral https://booksmedicos.org de 0,05 mg/m3. El valor límite de umbral es el nivel de vapor al cual puede quedar expuesto sin peligro un tra- bajador durante 8 h al día, 5 días por semana. El mercurio es un metal que a temperatura am- biental se encuentra en estado líquido, pero es capaz de volatilizarse. Además, cuando se derrama es muy difícil de limpiar ya que es altamente insoluble en agua u otros disolventes comunes. El mercurio puede ser absorbidopor vía cutánea, digestiva y pulmonar, en la intoxicación mercurial en estomatología, solo esta última es importante. En el proceso de respiración son inhalados vapores de mer- curio, el mercurio inorgánico pasa a la sangre y es trans- portado principalmente por fracciones proteicas plasmáticas; atraviesa con facilidad las membranas celulares y se deposita en el hígado, intestino, riñón, tejido nervioso, faneras y otros tejidos. El mercurio inhalado puede ser eliminado por el aire espirado y por la orina y, en menor cuantía, por heces, saliva y sudor; el papel excretor de la piel y las faneras es muy limitado. El complejo mecanismo bioquímico a través del cual ocurren los efectos tóxicos inducidos por el mer- curio y sus derivados no es muy conocido, pero se sabe que su mecanismo de acción consiste principalmente en una alteración de los sistemas enzimáticos y de la composición de las membranas celulares. Las exposiciones ocupacionales al vapor de mer- curio pueden originar intoxicaciones a nivel de órga- nos y sistemas, entre los signos y síntomas agudos por inhalaciones de estos vapores están: salivación, esto- matitis, sabor metálico, dolor abdominal y diarreas, dis- nea, tos, fiebre, desasosiego y bronquitis. En el caso de exposiciones crónicas, los signos y síntomas son alteraciones del sistema nervioso cen- tral: dolor de cabeza, vértigo, perturbaciones vasomotoras desasosiego e irritabilidad, insomnio, ataxia, neuritis periférica, aumento de los reflejos tendinosos profundos, temblores, adormecimiento y dolor en las extremidades, alteraciones del habla con dificultades en la pronunciación, falta de concentra- ción y excitabilidad, que conducen a cambios en la personalidad. Uno de los primeros y más característi- cos signos que aparecen es un temblor fino en las manos, que puede progresar a la cara, brazos y piernas. Sin embargo, existen estudios epidemiológicos y clínicos donde se determina que la mayoría de los efec- tos provocados por la intoxicación mercurial son reversibles al cesar la exposición a los vapores de mercurio, y que la recuperación en los pacientes afec- tados se puede acelerar mediante tratamiento. En cuanto a las alteraciones de la función reproductiva y a la acción fototóxica de los vapores de mercurio, si bien se ha constatado el paso transplacentario y existen abundantes datos experimen- tales, los estudios epidemiológicos en humanos no son aún concluyentes. En recién nacidos de madres con altas exposicio- nes mercuriales, se encontró mercurio en cantidades significativas, lo que es indicativo de que hubo paso a través de la placenta al feto de algunas formas de mercurio. En un estudio realizado en el curso del em- barazo, puerperio y recién nacidos a 349 mujeres ex- puestas a bajas concentraciones de vapores de mercurio en el área de trabajo, contrastado con un grupo de control de 215 mujeres no expuestas a este riesgo ocupacional, se reportó que las complicaciones en los embarazos fueron detectadas en las mujeres someti- das a la exposición mercurial durante periodos prolon- gados, sus placentas presentaron signos funcionales y morfológicos inadecuados y de adaptación compensatoria. En el sistema madre-feto hubo altera- ciones inmunológicas a nivel celular. Otro estudio efec- tuado en 153 trabajadoras de una fábrica de lámparas de vapores de mercurio, comparado con un grupo de control, se observó alta prevalencia e incidencia en el desorden menstrual, subfecundidad primaria y abortos. Una investigación realizada en clínicas estomatológicas de La Habana a personal femenino, se encontró un aumento proporcional entre el tiempo de exposición y el número de abortos espontáneos y de hijos nacidos muertos o malformados. Los resulta- dos, a pesar de no ser concluyentes, muestran la exis- tencia de una relación entre la exposición a vapores de mercurio y la salud reproductiva femenina. Prevención Los principales riesgos de la inhalación de mercu- rio se producen al destapar botes de mercurio o si es- tos quedan mal cerrados, en su transferencia y manipulación, en la colocación de amalgamas dentales principalmente en su condensado, tallado y pulido y en la inadecuada eliminación de los restos de sobrantes, así como en la retirada de amalgamas antiguas. Por tanto, se deben seguir una serie de recomen- daciones sobre la higiene del mercurio dadas por la ADA: Guardar el mercurio en recipientes herméticamen- te cerrados e irrompibles. Realizar todas las operaciones con mercurio sobre zonas que tengan superficie lisa e impermeable y con un borde adecuado de manera que facilite la recogida y recuperación del mercurio o la amalga- ma derramados. https://booksmedicos.org Limpiar todo el mercurio derramado inmediata- mente. Usar cápsulas firmemente cerradas durante la amalgamación (Fig. 33.6). Emplear una técnica de manipulación de amalga- ma que no requiera tocarla con las manos. Ubicar trampas para el tratamiento de residuos de amalgama. Ubicar trampas para el tratamiento de residuos de amalgama. Ubicar trampas para el tra- tamiento de residuos de amalgamTodos los residuos de amalgama deben recogerse y guardarse bajo agua. Trabajar en espacios bien ventilados. Evitar poner alfombras en el gabinete dental, ya que su descontaminación es casi imposible. Eliminar el uso de soluciones que contengan mer- curio. Evitar el calentamiento del mercurio o de la amal- gama. Emplear un rocío de agua y succión cuando se talla una amalgama dental. Emplear técnicas de condensado de amalgama convencionales, no usar condensadores de amal- gama ultrasónicos. Realizar determinaciones de mercurio anuales en todo el personal que de modo habitual trabaje en el consultorio odontológico. Hacer determinaciones periódicas del nivel de vapor de mercurio en el consultorio. Alertar a todo el personal involucrado en la mani- pulación del mercurio, especialmente durante los periodos de formación, sobre el peligro potencial del vapor de mercurio y la necesidad de observar buenas prácticas de higiene al respecto. Por medios bioquímicos, al realizar las determina- ciones anuales al personal, el mercurio puede ser de- tectado en sangre, saliva y orina. Al aparecer los primeros síntomas de intoxicación por mercurio o ele- varse los niveles por encima de los valores normales, es necesario someter al trabajador a tratamiento mé- dico y retirarlo de la exposición al metal durante al menos 2 a 3 meses, que es el tiempo que tarda el mer- curio en eliminarse de forma natural. Enfermedades provocadas por otras sustancias manipuladas por el profesional o su auxiliar Muchos de los materiales que de modo continuo se usan en odontología tienen poder alergénico, tanto para el paciente como para el profesional. La reacción alérgica que con mayor frecuencia desarrolla el profe- sional es la dermatitis de contacto. La alergia es una reacción anormal del organismo que responde de forma exagerada cuando entra en contacto con una sustancia proveniente del exterior, el alérgeno, a la que las demás personas normalmente no reaccionan. La alergia por contacto es adquirida y específica para una o algunas sustancias. Se desarrolla en un periodo de días y la clínica puede presentarse muchos años después del contacto inicial. El proceso comienza cuando una sustancia extra- ña entra en contacto con la piel o las mucosas. En la mayoría de las ocasiones las sustancias que inducen sensibilidad por contacto son los haptenos. Un hapteno es un antígeno incompleto, de bajo peso molecular, habitualmente menor de 500 D, que se une con proteí- nas orgánicas formando un antígeno completo. Es im- prescindible que el hapteno combinado penetre en el espesor de la piel o mucosa y sea capturado por las células de Langerhans, donde se une al complejo ma- yor HLA tipo II para presentar el antígeno a los linfocitos. Las células de Langerhans representan de 2 a 4 % de todas las células epidérmicas, provienen de la médula ósea y se consideran la principal célula de antígenos. Otras células como queratinocitos,fibroblastos, células endoteliales y macrófagos que pueden ocasionalmente y bajo circunstancias especia- les funcionar como células presentadoras de antígenos. Las células de Langerhans emigran para atrave- sar la membrana basal y penetrar en la dermis para alcanzar, a través de los vasos linfáticos, la zona paracortical de los ganglios regionales, donde presen- tan los antígenos a los linfocitos. Este proceso puede durar de horas a días. Se pone en contacto la célula de Fig. 33.6. Amalgamador que utiliza cápsulas firmemente cerradas que evitan la manipulación del mercurio. https://booksmedicos.org Langerhans con el péptido antigénico sobre la molécu- la HLADR con los linfocitos vírgenes y de esta interacción ocurren cambios metabólicos y morfológicos en los linfocitos con producción de diversas citoquinas susceptibles de modular y amplificar la respuesta. De todas estas interacciones surge la formación y proliferación clonal de linfocitos T efectores de vida media corta (semanas) y de linfocitos T de memoria de vida media larga (años), ambos responsables de las respuestas en contactos posteriores con el agente alergénico. Una vez sensibilizada la persona ante una sustan- cia específica, el contacto de esa sustancia con la piel o mucosa induce una reacción rápida, habitualmente en unas 24 a 48 h, hipersensibilidad retardada, también conocida como hipersensibilidad tipo IV. El hapteno se une a las proteínas epidérmicas y, a través de las célu- las de Langerhans, se estimulan las células T efectoras que se activan liberando diversas linfocinas, como factor mitogénico, inhibidor de la migración, citotóxico, quimiotáctico, antigénico, leucotrienos, interferón e interleucinas, que son las sustancias mediadoras de la reacción inflamatoria y de las manifestaciones clínicas del proceso que consiste en edema de la epidermis con formación de microvesículas, en casos más gra- ves puede provocar lesiones granulomatosas, que a menudo se sobreinfectan. Este tipo de reacciones pre- domina en las manos y los dedos. La reacción de hipersensibilidad inmediata no está mediada por células sino por IgE e IgG4 que causan la degranulación de los mastocitos con la liberación agu- da de mediadores inflamatorios. Materiales de uso estomatológico capaces de provocar reacciones alérgicas Los alérgenos más frecuentes son el eugenol, los jabones y los antisépticos, como son los derivados mercuriales, formaldehído, yodo, fenoles, peróxido de benzoílo, entre otros, también se puede mencionar como alérgenos, el látex y la procaína contenida en algunos anestésicos tópicos (Fig. 33.7). Materiales como el eugenol, formol y anestésicos locales, así como sus derivados, pueden causar eccemas muy rebeldes, acompañados de prurito in- tenso, sin localización especial, que interesa igualmen- te a los miembros que a la cara o tronco. El eugenol puede llegar a mostrar tanto in vivo como in vitro diferentes tipos de toxicidad, tales como daño directo al tejido, dermatitis, reacciones alérgicas, disfunciones hepáticas, coagulación intravascular di- seminada, hipoglucemia severa, e incluso la muerte por falla orgánica múltiple. Se ha demostrado que el eugenol puro en concentraciones mayores de 10 a 4 mol/L provoca la inhibición de la migración celular y modifi- ca la síntesis de las prostaglandinas, lo que afecta la respiración celular, la actividad mitocondrial y produce severos cambios en la actividad enzimática de la mem- brana celular. Un grupo de investigadores liderados por Garza Padilla y Toranzo Fernández, realizaron un es- tudio de toxicidad de varias formulaciones de eugenol en conejos, analizando muestras de piel, hígado, riñón y cerebro, y obtuvieron como resultado una toxicidad local severa en el sitio de aplicación, en todos los ca- sos, prácticamente con cambios similares, con predo- minio de necrosis isquémica, probablemente como consecuencia del daño directo y espasmos vasculares. A altas concentraciones, el eugenol estimula la libera- ción de superóxido de los neutrófilos, lo que aumenta el daño tisular en el sitio de inflamación. Fig. 33.7. Algunos materiales de uso estomatológico que provo- can reacciones alérgicas. El formol es empleado fundamentalmente en for- ma de formalina o formaldehido y de trioximetilo para la esterilización de instrumentos. Estos productos pro- vocan dermatitis localizadas, casi siempre exclusiva- mente en las extremidades digitales y espacios interdigitales, caracterizadas por una sequedad muy intensa de los tegumentos, seguida rápidamente de fisuras que acompañan a un prurito rebelde. Estas erup- ciones ampollosas aparecen alrededor de las uñas que se vuelven frágiles y quebradizas. Una acción similar a la del formol provocan los antisépticos a base de fenol, crisol y timol, así como los alcoholes, en particular el alcohol metílico, la dicloramina T y la arsenamina. Los primers dentales pueden ocasionar dermatitis de contacto, su mayor factor de riesgo está dado por el hecho de que los guantes de látex son permeables a estas soluciones. Primers dentales puede ocasionar dermatitis de contacto, su mayor factor de riesgo se da porque los guantes látex son permeables a estas https://booksmedicos.org soluciones. Los signos y síntomas más frecuentes se presentan cuando la piel entra en contacto con estas sustanciasPrimers dentales puede ocasionar dermati- tis de contacto, su mayor factor de riesgo se da porque los guantes látex son permeables a estas soluciones. Los signos y síntomas más frecuentes se presentan cuando la piel entra en contacto con estas sustanciasPrimers dentales puede ocasionar dermati- tis de contacto, su mayor factor de riesgo se da porque los guantes látex son permeables a estas soluciones. Los signos y síntomas más frecuentes se presentan cuando la piel entra en contacto con estas sustancias En cuanto a los anestésicos locales, los derivados de la cocaína, principalmente la novocaína (procaína) y la buticaína, ocasionan reacciones cutáneas, los síntomas inmediatos consisten en prurito intenso, particularmente entre los dedos, acompañado de sen- saciones de quemadura, luego de las primeras 24 a 48 h se provoca un eritema en el que aparecen peque- ños elementos papilovesiculosos semejantes a granos de arena que apuntan bajo los tegumentos. Las vesí- culas se abren en el espacio de algunas horas y su orificio se obstruye con escamas pruriginosas y rezumantes, acompañadas de engrosamientos de la piel. La inflamación es más bien queratósica y vesiculosa. En ocasiones se encuentran fisuras y zonas de hipoestesia. A menudo se observa por debajo de la uña del pulgar, del índice o del medio una hiperqueratosis con paroniquias muy dolorosa y de color amarillento. Frecuentemente se observa también una caída de los bor- des libres de la uña. Esta dermatitis está localizada tanto sobre la su- perficie como sobre la cara dorsal de las manos, ade- más, el eccema puede interesar también los brazos, tronco y cara. Los anestésicos del tipo de la lignocaína (xilocaína) parecen muchísimo menos alergizantes. Se pueden realizar pruebas cutáneas para determinar una posible alergia a estos anestésicos, pincelando un poco de so- lución anestésica sobre la cara anterior del antebrazo, lo cual provoca al día siguiente, en caso de alergia, una intensa reacción eritematovesiculosa. Las resinas acrílicas provocan con frecuencia pro- cesos alérgicos, por la inhalación del polvo que se des- prende tras recortar y pulir estos materiales, pero estos procesos son más comunes en el laboratorio que en el gabinete odontológico. En el laboratorio de prótesis también se trabaja con sustancias potencialmente tóxicas como la sílice, pol- vo generado por el pulido y rebajado de diferentes ti- pos de acrílicos, los cuales pueden ocasionar inflamaciones rinofaríngeas y pulmonares. Otros ma- teriales como el yeso y arena para conformar el polvo de porcelana son causa de dermatosis. Prevención Evidencia de algunos trastornos en la esfera reproductiva, como amenorrea, abortos espontáneos ehijos nacidos muertos y malformados, que aunque no son concluyentes de mantener relación con la exposición, no se deben excluir de la posibilidad de que la tengan. Evi- dencia de algunos trastornos en la esfera reproductiva, como amenorrea, abortos espontáneos e hijos nacidos muertos y malformados, que aunque no son concluyen- tes de mantener relación con la exposición, no se deben excluir de la posibilidad de que la tengan. Evidencia de algunos trastornos en la esfera reproductiva, como ame- norrea, abortos espontáneos e hijos nacidos muertos y malformados, que aunque no son concluyentes de man- tener relación con la exposición, no se deben excluir de la posibilidad de que la tengan. En cuanto a normas de protección en caso de aler- gias al látex o a jabones, se recomienda el uso de guan- tes de polivinilo y de antisépticos y jabones con otros componentes hipoalérgicos. En el caso de alergias a materiales estomatológicos la prevención se basa principalmente en el uso de guan- tes para la manipulación de ellos, ya que pueden tener un alto poder reactivo, lo que explica su alergenicidad. Bibliografía Barrancos Mooney, J., P. Barrancos (1999): El consultorio odontológico. En Operatoria dental. 3ra. ed. Editorial Médica Panamericana, S.A., Buenos Aires, pp. 11-32. Barrancos Mooney, J., J. Jiménez, G. Rodríguez (1999): Instrumental. En Operatoria dental. 3ra. ed. 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