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Tratamiento postoperatorio del paciente

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Tratamiento postoperatorio del paciente
ÍNDICE DEL CAPÍTULO
CONTROL DE LA HEMORRAGIA POSTOPERATORIA 
CONTROL DE LAS SECUELAS DEL POSTOPERATORIO 
Dolor y molestias 
Alimentación 
Higiene oral 
Edema 
Prevención e identificación de la infección 
Trismo 
Equimosis 
SEGUIMIENTO POSTOPERATORIO 
INFORME QUIRÚRGICO 
Antes de someterse a una operación, a muchos pacientes les preocupan 
las secuelas, como los dolores o la hinchazón, más que la operación 
misma. Esto ocurre especialmente si tienen confíanza en el cirujano y 
en la anestesia que se ha planificado. Hay varias cosas que el cirujano 
puede hacer para mitigar las preocupaciones habituales de los pacientes 
después de una cirugía. Este capítulo trata sobre esas estrategias.
Una vez que el procedimiento quirúrgico ha finalizado, los pa-
cientes y la persona que les acompaña deben recibir instrucciones 
precisas sobre la atención de las posibles secuelas postoperatorias que 
pueden aparecer el mismo día de la intervención y que pueden durar 
algunos días más. Esta información sirve para que el paciente sepa qué 
es probable que experimente, por qué sucede y cómo debe manejar 
y controlar las situaciones postoperatorias típicas. Las instrucciones 
se darán oralmente y también por escrito o impresas en papel, en 
términos fáciles de entender por cualquier persona. Deben describir 
los problemas postoperatorios más comunes y su identificación, de 
tal manera que si surgiera, por ejemplo, una infección, se estaría en 
condiciones de actuar inmediatamente. También se debe incluir un 
número de teléfono a través del cual el paciente pueda contactar con 
el cirujano en caso de urgencia.
Si el paciente debe recibir sedación intravenosa, se le darán las ins-
trucciones del tratamiento postoperatorio antes de administrar la seda-
ción, y después se repetirán a los acompañantes del paciente antes de 
terminar la visita.
CONTROL DE LA HEMORRAGIA 
POSTOPERATORIA
Después de finalizar una extracción, la maniobra inicial que debe rea-
lizarse para controlar una hemorragia postoperatoria es la colocación 
de un fragmento pequeño de gasa directamente sobre el alveolo. Las 
compresas grandes que cubren las superficies oclusales de los dientes 
adyacentes al sitio de la extracción no aplican presión sobre el alveolo 
que sangra, y por lo tanto no son eficaces (fig. 10-1). La gasa debe estar 
humedecida para que la sangre exudada no se coagule en ella y no se 
extraiga el coágulo al quitarla. Se debe decir al paciente que muerda la 
gasa con firmeza durante al menos 30 minutos y que no la mastique: 
debe mantenerla en su sitio sin abrir ni cerrar la boca. Se debe hablar lo 
mínimo indispensable durante 2 o 3 horas.
Hay que informar a los pacientes de que es normal que un sitio 
de extracción reciente sangre ligeramente durante hasta 24 horas tras 
el procedimiento. Asimismo, se debe advertir de que una pequeña 
cantidad de sangre mezclada con un gran volumen de saliva puede 
parecer mucha sangre. Si la hemorragia es mayor que un ligero goteo, 
el paciente deberá colocar una gasa nueva directamente sobre el área de 
la extracción. Esta segunda gasa debe permanecer en el sitio durante al 
menos 1 hora para controlar la hemorragia. Si se necesita más control se 
indicará al paciente que muerda una bolsita de té durante 30 minutos. 
El ácido tánico del té corriente actúa como vasoconstrictor local.
Hay que advertir a los pacientes que eviten aquellos factores que pue-
dan agravar la hemorragia. Se debería aconsejar a los fumadores que 
eviten fumar durante las primeras 12 horas o, lo que es más frecuente, 
si no pueden prescindir del tabaco, que aspiren del cigarrillo con mucha 
suavidad. El humo del tabaco y la nicotina dificultan la cicatrización 
de la herida. También se debe indicar al paciente que no beba con una 
pajita, porque esto crea también una presión negativa. Tampoco debe 
escupir durante las primeras 12 horas después de la cirugía. El proceso 
de escupir provoca una presión negativa y una agitación mecánica 
del sitio de extracción que puede causar una nueva hemorragia. A 
los pacientes que no soporten tener sangre en la boca se les puede 
recomendar que muerdan con firmeza un trozo de gasa para controlar 
la hemorragia y que deglutan su saliva en lugar de escupirla. Por último, 
no se deberá realizar ejercicio intenso durante las primeras 12-24 horas 
tras la extracción, debido a que el aumento de la presión arterial puede 
intensificar la hemorragia.
CIRUGIA ORAL Y 
MAXILOFACIAL
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Principios de la exodoncia| II |Parte Tratamiento postoperatorio del paciente Capítulo | 10 |
Se debe advertir a los pacientes de que por la noche puede aparecer 
un poco de sangre mezclada con la saliva y es probable que encuentren 
alguna mancha en la almohada. Esta advertencia previa evitará muchas 
llamadas telefónicas desesperadas al cirujano en mitad de la noche. 
También se les debe decir que si están preocupados por la hemorragia 
deben llamar para pedir más consejos. Un goteo prolongado de sangre, 
una hemorragia de color rojo brillante o la presencia de coágulos gran-
des en la boca del paciente son indicaciones para volver a la consulta. 
El dentista explorará el área minuciosamente y aplicará las medidas 
adecuadas para controlar la hemorragia (v. cap. 11).
CONTROL DE LAS SECUELAS 
DEL POSTOPERATORIO
Dolor y molestias
Todos los pacientes prevén un cierto grado de molestia tras un proce-
dimiento quirúrgico, por lo que es útil que el dentista hable detallada-
mente del tema con cada paciente antes de comenzar el procedimiento. 
El cirujano debe ayudar al paciente a tener expectativas realistas sobre el 
tipo de dolor que puede aparecer, y corregir todos prejuicios acerca de 
la intensidad de los probables dolores.
No se tiene que ignorar a los pacientes que avisan al cirujano de 
que no desean sentir un dolor muy intenso tras la cirugía, ni decirles 
automáticamente que tomen un analgésico de los comunes, ya que 
estos pacientes son los que tienen más probabilidades de sufrir dolor 
postoperatorio. Es esencial que el cirujano tranquilice a los pacientes 
diciéndoles que sus molestias postoperatorias se pueden tratar eficaz-
mente y que así se hará.
El dolor que puede experimentar un paciente tras un procedimiento 
quirúrgico, como una extracción dental, es muy variable y depende en 
gran medida de sus expectativas preoperatorias. Dedicar algún tiempo 
a conversar de estos temas con el paciente antes de la cirugía permitirá 
al cirujano saber cuál es la medicación más adecuada para él.
Todos los pacientes deben recibir información sobre los analgésicos 
antes del alta. Incluso cuando el cirujano crea que no es necesario pres-
cribir ningún analgésico, debe decir al paciente que tome ibuprofeno 
o paracetamol en el postoperatorio para evitar las molestias iniciales
cuando el efecto del anestésico local desaparezca. En aquellos casos
en que se piense que el paciente experimentará un dolor más intenso,
se deberá prescribir un analgésico que pueda controlarlo. El cirujano
también deberá advertir al paciente de que el objetivo de la medicación 
analgésica es tratar el dolor y no eliminar todas las molestias.
Es útil que el cirujano comprenda las tres características del dolor 
que aparece después de una extracción dental normal: en primer lugar, 
no suele ser intenso y en la mayoría de los pacientes se puede tratar con 
analgésicos leves sin receta; en segundo lugar, el máximo dolor aparece 
alrededor de 12 horas después de la extracción y luego disminuye rápi-
damente; y finalmente, un dolor intenso secundario a la extracción no 
suele durar más de 2 días. Si se recuerdan estos factores se pueden ofrecer 
a los pacientes los mejores consejos sobre el uso eficaz de analgésicos.
La primera dosis de analgésicos debería tomarse antes de que desapa-
rezcan los efectos del anestésico local. Si se sigue esta recomendación es 
menos probable que el paciente experimente un dolor intenso y agudo 
tras la desaparición de la anestesialocal. El dolor postoperatorio es mu-
cho más difícil de tratar si la administración de los analgésicos se demora 
hasta que se hace muy intenso. Si el paciente espera a tomar la primera 
dosis de analgésico hasta que hayan desaparecido los efectos de la anes-
tesia local, puede que el alivio se retrase entre 60 y 90 minutos. Durante 
Figura 10-1 A,	El	sitio	de	una	extracción	reciente	sangrará	de	forma	excesiva	a	menos	que	se	coloque	una	torunda	de	gasa	de	forma	correcta.	
B,	Una	torunda	de	gasa	grande	o	mal	colocada	no	es	eficaz	a	la	hora	de	controlar	la	hemorragia,	porque	la	presión	de	la	mordida	no	se	dirige	con	precisión	
al	alveolo.	C,	Se	coloca	una	pequeña	torunda	de	gasa	para	que	se	ajuste	solo	al	área	de	extracción,	lo	que	permite	aplicar	una	presión	directa	en	el	alveolo.
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Principios de la exodoncia| II |Parte
este período es probable que el paciente se impaciente y tome medi-
cación adicional, que aumentará el riesgo de sufrir náuseas y vómitos.
La potencia del analgésico también es un factor destacado. En la ma-
yoría de las extracciones habituales no se requieren analgésicos potentes; 
en su lugar, suelen ser suficientes analgésicos con una potencia menor 
por dosis. Se puede decir al paciente que tome una o dos dosis unitarias 
según precise para controlar el dolor. Al permitir que el paciente asuma 
un papel activo a la hora de determinar la cantidad de medicación que 
debe tomar se puede lograr un control más preciso del dolor.
Se debe advertir a los pacientes de que una toma excesiva de medica-
ciones opiáceas puede provocar somnolencia y aumenta la probabilidad 
de molestias gástricas. En la mayoría de las ocasiones los pacientes evita-
rán tomar opiáceos con el estómago vacío. En la receta del medicamento 
se especificará que el paciente ha de tomar una comida o un tentempié 
antes del fármaco que contiene opiáceos.
Se ha demostrado que el ibuprofeno es una medicación eficaz para 
controlar las molestias de las extracciones dentales. El ibuprofeno tiene el 
inconveniente de provocar una disminución de la agregación plaquetaria 
y un aumento del tiempo de hemorragia, pero no parece que esto tenga un 
efecto significativo sobre la hemorragia postoperatoria. El paracetamol 
no interfiere con la función plaquetaria y puede ser útil en algunas 
situaciones en las que el paciente tenga un defecto de las plaquetas, con 
propensión a sangrar. Si el cirujano prescribe un fármaco consistente 
en una combinación de paracetamol y un opiáceo, debería contener 
500-650 mg de paracetamol por dosis.
Los fármacos útiles en situaciones con diversos grados de dolor se
enumeran en la tabla 10-1. Los analgésicos opiáceos de acción central 
también se usan con frecuencia para controlar el dolor tras las extrac-
ciones dentales. Los medicamentos más utilizados son la codeína y 
sus análogos, oxicodona e hidrocodona. Estos opiáceos tienen buena 
absorción intestinal y pueden producir somnolencia y molestias diges-
tivas. Los analgésicos opiáceos pocas veces se usan de forma aislada 
en odontología, sino que se formulan con otros analgésicos, sobre 
todo aspirina o paracetamol. Cuando se usa codeína, su cantidad suele 
designarse por medio de un sistema numérico. En Estados Unidos, los 
compuestos etiquetados con el n.° 1 tienen 7,5 mg de codeína, el n.° 2 
corresponde a 15 mg, el 3 a 30 mg y el 4 a 60 mg. Cuando se emplea una 
combinación de fármacos analgésicos, el dentista debe recordar que es 
necesario administrar entre 500 y 1.000 mg de aspirina o de paracetamol 
cada 4 horas para lograr la máxima eficacia del medicamento no opiáceo. 
Muchos de los fármacos combinados tienen solo 300 mg de aspirina 
o paracetamol añadidos al opiáceo. Un ejemplo de estrategia racional
consistiría en prescribir un compuesto que contenga 300 mg de para-
cetamol y 15 mg de codeína (n.° 2). La dosis habitual en adultos sería
de dos comprimidos de este compuesto cada 4 horas. Esta dosis de dos 
comprimidos (30 mg de codeína y 600 mg de paracetamol) proporciona 
un analgésico casi ideal. Si el paciente requiere una acción analgésica más 
intensa se puede tomar tres comprimidos para aumentar la eficacia del 
paracetamol y la codeína. Las dosis que proporcionan de 30 a 60 mg de 
codeína pero solo 300 mg de paracetamol no ofrecen todas las ventajas 
del efecto analgésico de este último (tabla 10-2).
En Estados Unidos, la Drug Enforcement Administration (DEA) con-
trola los analgésicos opiáceos. Para prescribir recetas de estos fármacos, 
el dentista debe tener un permiso y un número de este organismo. Los 
fármacos se agrupan en cuatro clases básicas, según su predisposición 
a causar drogadicción. Entre los medicamentos de clase II y de clase III 
existen varias diferencias significativas con respecto a la prescripción de 
recetas (v. apéndice III).
Tabla 10-1 Analgésicos para el dolor posterior 
a la extracción
Opiáceo oral Dosis habitual
Situaciones de dolor leve
Ibuprofeno 400-800	mg/4	h
Paracetamol 500-1.000	mg/4	h
Situaciones de dolor moderado
Codeína 15-60	mg
Hidrocodona 5-10	mg
Situaciones de dolor grave
Oxicodona 2,5-10	mg
mg,	miligramos.
Tabla 10-2 Combinaciones de analgésicos de uso frecuente 
disponibles en Estados Unidos
Nombre Cantidad (mg) Cantidad (mg)
Codeína- 
Paracetamol
Codeína Paracetamol
Tylenol
N.°	2 15 300
N.°	3 30 300
N.°	4 60 300
Oxicodona-Aspirina Oxicodona Aspirina
Percodan 5 325
Percodan-demi 2,5 325
Oxicodona- 
Paracetamol
Oxicodona Paracetamol
Percocet 2,5 325
5 325
7,5 500
10 650
Tylox 5 500
Hidrocodona- 
Aspirina
Hidrocodona Aspirina
Lortab	ASA 5 500
Hidrocodona- 
Paracetamol
Hidrocodona Paracetamol
Vicodin 5 500
Vicodin	ES 7,5 750
Lorcet	HD 5 500
Lorcet	Plus 7,5 650
Lorcet	10/650 10 650
Lortab	2.5/500 2,5 500
Lortab	5/500 5 500
Lortab	Elixir 2,5	mg/5	ml 170	mg/5	ml
ASA,	ácido	acetilsalicílico;	mg,	miligramos;	ml,	mililitros.
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Se debe hacer hincapié en que el método más eficaz de controlar el 
dolor es que se establezca una relación estrecha entre el cirujano y el pa-
ciente. Hay que dedicar una cantidad concreta de tiempo a tratar el 
tema de las molestias postoperatorias, y el cirujano deberá demostrar 
con claridad su preocupación por los dolores del paciente. Las prescrip-
ciones deben darse con instrucciones claras sobre cuándo comenzar la 
medicación y a qué intervalos tomarla. Si se siguen estos procedimientos, 
en general puede que solo sea necesario administrar analgésicos suaves 
durante un período corto (por lo general, no más de 2 o 3 días).
Alimentación
Los pacientes que se han sometido a extracciones a veces evitan comer 
debido al dolor local o al temor de que aparezca. Por tanto, se les deben 
dar instrucciones específicas sobre su alimentación postoperatoria. Para 
las primeras 12-24 horas, lo mejor es una comida hipercalórica con 
grandes volúmenes de líquido.
El paciente debe ingerir una gran cantidad de líquido, por lo general 
al menos 2 litros, durante las primeras 24 horas: zumos, leche, agua o 
cualquier otra bebida que le apetezca.
Durante las primeras 12 horas, los alimentos deben ser blandos y 
fríos, para evitar molestias en la zona intervenida. A diferencia de los 
alimentos sólidos, los helados y los batidos no provocan traumatismos 
locales ni la reaparición de la hemorragia.
Si el paciente se ha sometido a múltiples extracciones en todas las 
áreas de la boca, se recomienda una alimentación blanda durante varios 
días tras el procedimiento quirúrgico. Sin embargo, se le debe aconsejar 
que reanude la alimentación normal lo antes posible.
Se debería animar a los pacientes que sufren diabetes a que reanuden 
su insulinoterapia y su ingesta calórica normales lo antes que puedan. 
En estos pacientes el cirujano puede planificar la cirugía únicamente en 
un lado de la boca en cada cita para no interferir con su ingesta dietética 
normal.
Higiene oral
Se informaráa los pacientes que mantener la higiene razonable de los 
dientes y la boca logra que las heridas quirúrgicas se curen con mayor 
rapidez. Tras la intervención, el mismo día de la cirugía, los pacientes 
pueden cepillar con suavidad los dientes alejados del área operada, 
según el procedimiento normal. No deben cepillarse los dientes que 
estén justo al lado del lugar de la extracción para que no se produzca 
un nuevo episodio de hemorragia, para no alterar las suturas y para no 
recrudecer el dolor.
Al día siguiente comenzarán a realizar enjuagues suaves con agua en 
la que se haya diluido sal, procurando que no esté muy caliente para 
que no queme el tejido. La mayoría de los pacientes pueden reanudar 
la higiene oral que practicaban antes de la intervención hacia el tercer o 
el cuarto día del postoperatorio. El paciente podrá utilizar de nuevo la 
seda dental del modo habitual sobre los dientes anteriores y posteriores 
a los sitios de la extracción en cuanto se encuentre lo bastante cómodo 
para hacerlo.
Si es probable que existan dificultades con la higiene oral tras las 
extracciones en múltiples áreas de la boca se puede recurrir al uso de 
colutorios, como peróxido de hidrógeno diluido. Su uso tres o cuatro 
veces al día durante alrededor de una semana ayuda a la cicatrización.
Edema
Muchos procedimientos quirúrgicos producen cierto grado de edema o 
tumefacción tras la cirugía. Es probable que la extracción normal de un 
único diente no cause una tumefacción visible por el paciente, mientras 
que la extracción de varias piezas retenidas con reflexión de los tejidos 
blandos y extracción de hueso puede causar un grado moderadamente 
grave de tumefacción (fig. 10-2). Esta suele alcanzar su máximo entre las 
24 y las 48 horas del procedimiento quirúrgico y comienza a disminuir al 
tercer o cuarto día. Por lo general, ha desaparecido al final de la primera 
semana. Un aumento de la tumefacción después del tercer día puede 
indicar la existencia de infección, en lugar de la renovación del edema 
posquirúrgico.
Una vez que ha finalizado la cirugía y el paciente está preparado para 
recibir el alta, algunos dentistas utilizan hielo o paquetes de guisantes 
congelados para minimizar la tumefacción y aumentar la comodidad 
del paciente; sin embargo, no hay pruebas de que el enfriamiento 
controle este tipo de edema. No se debe aplicar el hielo directamente 
sobre la piel, sino interponer un paño seco entre el recipiente con hielo 
y el tejido, para evitar lesiones superficiales de este. La bolsa de hielo o 
el paquete de guisantes congelados deberían mantenerse sobre el área 
local durante 20 minutos y retirarse durante otros 20 minutos, durante 
12 a 24 horas.
El segundo día del postoperatorio no se debería aplicar hielo ni 
calor en la cara. El tercer día y en los días posteriores, la aplicación 
de calor puede ayudar a eliminar la tumefacción más deprisa. Se reco-
mienda usar fuentes de calor, como bolsas de agua caliente y almohadi-
llas térmicas. Hay que advertir a los pacientes para que eviten aplicar 
calor intenso durante largos períodos para no lesionar la piel.
Es muy importante advertir a los pacientes que tienen que esperar 
cierto grado de edema. También se les debe anticipar que la tumefacción 
tiende a aumentar y disminuir, y que esto ocurre con mayor frecuencia 
por la mañana que por la tarde, debido a las variaciones posturales. Dor-
mir en una posición más erguida, es decir, con almohadas adicionales, 
ayuda a reducir el edema. Hay que informar a los pacientes de que una 
cantidad moderada de hinchazón es una reacción normal y sana del 
tejido al traumatismo de la cirugía. No deben preocuparse ni asustarse 
porque se resolverá en unos días.
Prevención e identificación de la infección
La medida más importante para prevenir la infección tras las extracciones 
normales consiste en que el cirujano cumpla escrupulosamente los 
principios básicos de la cirugía, consistentes en minimizar la lesión 
tisular, eliminar las fuentes de infección y limpiar la herida. No es nece-
sario adoptar otras medidas especiales con los pacientes normales. Sin 
embargo, algunos pacientes, sobre todo los que tienen deprimidas las 
respuestas inmunitarias de defensa, quizá necesiten antibióticos para 
Figura 10-2 Esta	fotografía	se	tomó	2	días	después	de	la	extracción	
de	los	terceros	molares	inferior	y	superior	izquierdos	retenidos.	El	paciente	
presentaba	una	cantidad	moderada	de	edema	facial,	que	se	resolvió	al	cabo	
de	una	semana	de	la	cirugía.
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prevenir la infección. En estos casos, los antibióticos se administrarán 
antes de comenzar el procedimiento quirúrgico (v. cap. 16). En los 
pacientes sanos no suele ser necesario utilizar más antibióticos tras la 
cirugía para las extracciones corrientes.
Después de las extracciones habituales, las infecciones son in-
frecuentes. Los signos típicos consisten en incremento de la fiebre, 
aumento del edema, enrojecimiento de la piel, mal sabor de boca o 
empeoramiento del dolor de 3 a 4 días después de la operación. Las 
heridas orales infectadas tienen un aspecto inflamado y suele haber un 
material purulento.
Trismo
La extracción de los dientes, la administración de un bloqueo mandibu-
lar o ambas cosas pueden causar trismo, es decir, dificultad para abrir la 
boca. El trismo es resultado del traumatismo, que causa una inflamación 
que afecta a los músculos de la masticación. Puede ser secundario a 
múltiples inyecciones de anestésico local, sobre todo si han penetrado 
en los músculos. El músculo con más probabilidades de verse afectado 
es el pterigoideo medial, en el que a veces penetra la aguja del anestésico 
local durante el bloqueo del nervio alveolar inferior.
La extracción quirúrgica de los terceros molares retenidos suele 
causar un cierto grado de trismo porque la respuesta inflamatoria al 
procedimiento quirúrgico es lo bastante diseminada como para afectar 
a varios músculos masticatorios. El trismo no suele ser grave y no altera 
el desempeño de las actividades normales del paciente. Sin embargo, 
para evitar la alarma, se debe advertir a los pacientes de que es posible 
que aparezca este fenómeno, pero que lo más probable es que se resuelva 
por sí solo en una semana.
Equimosis
En algunos pacientes se produce una infiltración submucosa y subcutá-
nea de sangre, que adopta un aspecto de hematoma en los tejidos orales, 
en la cara o en ambos (fig. 10-3). La presencia de sangre en los tejidos 
submucosos o subcutáneos se denomina equimosis. Este fenómeno suele 
observarse en los pacientes mayores, debido a su menor tono tisular, su 
mayor fragilidad capilar y la existencia de uniones intercelulares más 
débiles. La equimosis no es peligrosa y no hace aumentar el dolor ni 
la infección. No obstante, se debe advertir a los pacientes de su posible 
aparición, porque si se despiertan el segundo día postoperatorio y se ven 
hematomas en la mejilla, en el área submandibular o en la parte ante-
rior del cuello es posible que se asusten. Esta ansiedad se previene con 
facilidad gracias a las instrucciones postoperatorias. Por lo general, el 
inicio de la equimosis se produce entre 2 y 4 días después de la cirugía 
y suele resolverse en entre 7 y 10 días.
SEGUIMIENTO POSTOPERATORIO
Todos los pacientes visitados por cirujanos principiantes deben recibir 
una cita para revisión, de modo que el cirujano pueda comprobar su 
progreso tras la cirugía y conocer el aspecto de la cicatrización normal 
del alveolo. En los procedimientos habituales no complicados, basta con 
una consulta de seguimiento al cabo de una semana. En caso de que 
haya suturas, estas deben extraerse en el curso de esa visita una semana 
después de la intervención.
Se informará a los pacientes de que en caso de que tengan una pre-
gunta o un problema deben llamar al dentista y, si fuera necesario, 
solicitar una consulta de seguimiento antes de que haya transcurrido 
una semana. Los motivos más probablespara una visita anticipada 
son una hemorragia prolongada, la ausencia de respuesta del dolor a la 
medicación prescrita y la sospecha de una infección.
Si un paciente que se ha sometido a cirugía comienza a observar 
tumefacción con eritema superficial, fiebre, dolor o todos estos síntomas 
a la vez, el tercer día del postoperatorio o más tarde, se puede suponer 
que tiene una infección hasta que se demuestre lo contrario. El paciente 
solicitará una consulta con el dentista de inmediato. El cirujano debe ins-
peccionar al paciente atentamente para confirmar o descartar el diagnós-
tico de infección. Si se diagnostica dicha infección habrá que tomar las 
medidas terapéuticas adecuadas (v. cap. 16).
El dolor postoperatorio que disminuye al principio y vuelve a aumen-
tar al tercer o cuarto día, aunque no se acompañe de tumefacción o de 
otros signos de infección, probablemente sea síntoma de «alveolo seco». 
Este problema suele limitarse a los alveolos de los molares inferiores y no 
significa que haya infección. Este problema es fácil de tratar, pero puede 
requerir que el paciente acuda a la consulta varias veces (v. cap. 11).
INFORME QUIRÚRGICO
El cirujano añadirá a la historia clínica un informe sobre lo que haya su-
cedido en cada consulta. Cada vez que se lleve a cabo un procedimiento 
quirúrgico se deberán hacer constar varios datos fundamentales en las 
hojas de evolución. El primero es la fecha de la operación y una breve 
identificación del paciente; después se debe anotar el diagnóstico y el 
Figura 10-3 Equimosis	moderada	diseminada	por	el	lado	derecho	
de	la	cara	y	el	cuello	en	una	paciente	anciana	tras	la	extracción	de	varios	
dientes	inferiores.
Cuadro	10-1	 Datos de un informe quirúrgico
1. Fecha.
2. Nombre	e	identificación	del	paciente.
3. Diagnóstico	del	problema	que	se	va	a	tratar	con	cirugía.
4. Revisión	del	historial	médico,	las	medicaciones	y	los	signos	vitales.
5. Exploración	oral.
6. Anestesia	(cantidad	usada).
7. Procedimiento	(con	descripción	de	la	cirugía
y	de	las	complicaciones).
8. Instrucciones	para	el	alta.
9. Medicaciones	prescritas	y	dosis	(o	copia	de	la	receta).
10. Necesidad	de	consulta	de	seguimiento.
11. Firma	(legible	o	con	el	nombre	impreso	debajo).
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Principios de la exodoncia| II |Parte Tratamiento postoperatorio del paciente Capítulo | 10 |
motivo de la extracción (por ejemplo, empaste que no se puede realizar 
por caries o por enfermedad periodontal grave).
Los comentarios sobre los antecedentes médicos del paciente, sus 
medicaciones y los signos vitales deben quedar recogidos en el historial 
médico. El examen oral que se realiza en el momento de la operación 
se documentará brevemente en el registro.
El cirujano hará constar el tipo y la cantidad de anestésico utilizado. 
Por ejemplo, si el medicamento prescrito es lidocaína con un vasocons-
trictor, se anotará la posología de lidocaína y de epinefrina en miligramos.
Después se añadirá una breve nota sobre el procedimiento realizado 
y cualquier complicación que se haya presentado.
Hay que registrar también un comentario sobre las instrucciones de 
alta, mencionando también las postoperatorias.
Se relacionarán las medicaciones prescritas, con el nombre del fár-
maco, su dosis y el número total de comprimidos. Como alternativa, se 
puede añadir una copia de la receta en la historia clínica. Por último, si 
está indicado, se anotará en la historia clínica la necesidad de volver a 
una consulta de revisión (cuadro 10-1). (V. apéndice II.)
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