Vista previa del material en texto
Álvarez Frías Frida Daniela Rashomon (1950) Esta película japonesa dirigida por el aclamado director Akira Kurosawa, nos narra el misterioso asesinato de un samurái a través de las versiones de diferentes personas: la esposa del samurái, un famoso ladrón llamado Tajomaru, el mismo samurái asesinado –testificando a través de una vidente- , un leñador y un sacerdote, estos últimos se encargan de llevar el hilo de la trama de la película, (siendo el leñador un testigo del asesinato y el sacerdote quien encontró el cadáver) al contar la historia a otro hombre que los acompaña. Cada una de las versiones se centra en una cosa, el asesinato del samurái y la violación de la esposa de este a manos del ladrón Tajomaru, sin embargo, las versiones de cada uno de los involucrados no coinciden, podemos verlo a través de los diferentes flashbacks que escenifican la versión de cada uno. Así mismo, las razones del asesinato nunca se esclarecen. Solo se tiene al culpable, pero nunca se conoce la verdad absoluta. “No lo entiendo, no lo entiendo” se repite el leñador así mismo, al recordar lo que vio. El leñador enunciaba que no podía creer lo que esas tres personas hicieron (el samurái, su esposa y Tajomaru), ¿Por qué mentir? ¿Por qué no hacer justicia? ¿Por qué hacer daño? ¿Por qué matar? El leñador representa la desesperación y pesimismo de la sociedad ante actos crueles que no se pueden controlar, ¿Cuál es la necesidad de la humanidad para causar sufrimiento? Sin embargo, el leñador tuvo la oportunidad de decir “la verdad” al testificar pero para no meterse en problemas, prefirió quedarse en silencio. En pocas palabras, se preocupó por sí mismo. Esto también nos hace referencia al egoísmo de la sociedad, donde los problemas de los demás no nos afectan o conmueven, mientras nuestra integridad esté intacta no existe mayor problema. Al final de la película el leñador, el sacerdote y el hombre escuchan el llanto de un bebé que ha sido abandonado en el “templo” donde estos hombres se refugiaban de la lluvia. El bebé se encontraba arropado en ropa y un amuleto, elementos que el hombre (que acompañaba al leñador y sacerdote) arrebata al bebé sin importarle que estuviera desprotegido del frío y la lluvia. Ante este cruel acto, el leñador confronta al hombre y este último se defiende diciendo que se vive en un mundo egoísta y que a nadie le importa el bienestar del otro. El leñador decide adoptar en su familia al bebé abandonado, a pesar de que este ya tuviera otros seis hijos en casa. El bebé representa la oportunidad de la sociedad para renacer, de hacer las cosas bien desde cero y encontrar la fuerza para salir adelante. Esto coincide con el contexto de Japón en 1950, tan solo 5 años antes habían sido derrotados en la Segunda Guerra Mundial y a pesar de la incertidumbre, los destrozos y el pesimismo, Japón logró salir adelante y actualmente es una de las naciones más poderosas del mundo. Esta película es una crítica a la sociedad y a sus crueles actos, los cuales pueden ir desde un asesinato hasta la indiferencia de dejar desprotegido a un bebé. La intención de Kurosawa en el momento de estrenar la película en un contexto post guerra mundial, era mostrar que la sociedad agoniza, sufre y se daña a sí misma, pero que a pesar de eso, hay una esperanza para salir adelante. Hoy en día podemos seguir aplicando la intención de Kurosawa, al parecer la sociedad cada día agoniza más.