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Papel delos riñones en el metabolismo

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CAPITULO
23 Papel de los riñones en el metabolismoMarek H. Dominiczak y Mirostawa Szczepañska-Konkel
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Tras leer este capítulo, el lector debe ser capaz de:
■ Describir la gestión del sodio y el agua en la nefrona.
■ Describir los nexos entre el consumo de oxígeno renal 
y la reabsorción de sodio.
■ Explicar el papel de la Na7K+-ATPasa en la nefrona.
■ Explicar por qué el análisis de orina puede aportar 
información importante desde el punto de vista clínico.
■ Describir la valoración clínica de la velocidad de filtración 
glomerular.
■ Comentar los mecanismos posibles de la proteinuria.
INTRODUCCIÓN
Los riñones humanos pesan alrededor de 300 gramos. Poseen 
una vascularización abundante; reciben cerca del 25% del gasto 
cardíaco. Aproximadamente el 80% de la sangre se distribuye 
en la corteza renal y el 20% en la médula. La práctica totalidad 
de la sangre discurre a través de los capilares glomerulares, que 
actúan como filtros de alta presión. Cada día, cerca de 180 litros de 
plasma, que contiene varios kilogramos de proteínas plasmáticas, 
cloruro sódico y otros electrolitos, son filtrados a través del área 
de filtración glomerular, que abarca 0 ,5-2 m2. Más del 99,9% 
de las proteínas plasmáticas son retenidas por el filtro, mientras 
que la práctica totalidad del agua, del cloruro sódico y de otros 
solutos filtrados queda retenida por los sistemas de transporte en 
los túbulos renales. En condiciones normales, los riñones fabrican 
entre 1 y 2 litros de orina al día. La composición de la orina se 
resume en la tabla 23.1.
Las funciones más importantes del riñón son la filtración 
del plasma y la excreción y reabsorción tubular 
subsiguiente de iones, sustancias de bajo peso molecular 
y agua
La función excretora de los riñones implica la filtración del plasma 
en los glomérulos, el transporte de agua y solutos desde la luz 
tubular de vuelta a la sangre (reabsorción tubular) y la secreción 
de diferentes sustancias desde las células tubulares a la luz.
Los riñones eliminan en la orina productos del metabolis­
mo, como urea, ácido úrico y creatinina, y retienen sustancias 
como glucosa, aminoácidos y proteínas. También metabolizan y 
eliminan fármacos y toxinas. Desempeñan un cometido funda­
mental en la regulación del volumen y la composición del líquido 
extracelular y en el mantenimiento del equilibrio acidobásico 
(caps. 24 y 25). Estas funciones están reguladas hormonalmente 
por la vasopresina (hormona antidiurética, ADH), producida en 
la hipófisis posterior, y por el sistema renina-angiotensina. La 
función del riñón también está controlada por la noradrenalina 
y la dopamina liberadas desde las terminaciones nerviosas en el 
propio riñón.
Los riñones también producen calcitriol (1,2 5-dihidroxi-colecal- 
ciferol, l,25(OH)2D3), una vitamina implicada en la homeostasis 
del calcio (cap. 26), y eritropoyetina, que controla la producción 
de eritrocitos.
La nefrona es la unidad funcional del riñón
Cada riñón consta aproximadamente de 1 millón de nefronas, cada 
una de las cuales está compuesta de glomérulo y un túbulo ex­
cretor (fig. 23.1). Los glomérulos, localizados en la corteza renal, 
son filtros biológicos que ponen en contacto el plasma con los 
túbulos que reabsorben y excretan las sustancias. Los segmentos 
de cada túbulo (comenzando desde el extremo del glomérulo) se 
conocen como túbulo proximal, asa de Henle, túbulo distal 
y conducto colector.
La barrera de filtración glom erular
El plasma procedente de los capilares glomerulares se filtra al 
interior del glomérulo en el denominado espacio de Bowman. La 
barrera de filtración consta de una capa de células endoteliales 
que reviste a los vasos sanguíneos glomerulares, conocida como 
membrana basal, y células epiteliales (podocitos) con pedicelos 
característicos (fig. 23.2). La filtración glomerular depende de la 
superficie de filtración y de la permeabilidad de la barrera.
El componente fundamental de la membrana basal glomerular 
es el colágeno de tipo IV, que forma un entramado de filamentos 
que proporcionan elasticidad y resistencia a la presión hidros- 
tática. La membrana contiene además laminina, fibronectina y 
proteoglucanos, con grupos heparán sulfato cargados negativa­
mente, que forman una barrera electrostática para las proteínas 
filtradas desde el plasma.
Los podocitos y las células mesangiales poseen receptores para 
una amplia gama de sustancias vasoactivas, como angiotensi­
na II, vasopresina, bradicinina, ATP, endotelina, prostaglandinas, 
dopamina, péptidos natriuréticos y nucleótidos de adenina.
Las fenestraciones en la capa endotelial y los espacios entre 
los pedicelos de los podocitos forman un tamiz que filtra agua y 
moléculas pequeñas. La filtración de moléculas más grandes está 
limitada por su tamaño, estructura y carga eléctrica. Por ejem­
plo, a pH 7,4 la mayor parte de las proteínas plasmáticas están 
cargadas negativamente, y también la barrera de filtración, lo que 
impide que se filtren proteínas, incluso las más pequeñas, como la
Tabla 1 Excreción diaria de compuestos nitrogenadosCy 
principales iones en la orina (mmol/24h)
Urea Ácido úrico Creatinina Amoníaco
250-500 1-5 7-15 30-50
Sodio Potasio Cloro Fosfato
100-250 30-100 150-250 15-40
La urea es uno de los contribuyentes principales de la excreción de 
nitrógeno en la orina. Es el producto final del catabolismo proteico en 
los seres humanos. La excreción de urea diaria refleja también el estado
nutricional y depende en gran medida de la ingesta de proteínas.
La excreción de ácido úrico depende fundamentalmente de la 
degradación de purina endógena, pero podría elevarse con una dieta 
rica en purinas.
La creatinina procede de la fosfocreatina del músculo esquelético.
En un estado de equilibrio estacionario, la excreción de los compuestos 
de nitrógeno depende estrictamente de la función renal.
En la insuficiencia renal disminuye la diuresis y esto da lugar a un 
aumento de las concentraciones plasmáticas de urea y creatinina.
La excreción urinaria de sodio, potasio y cloro refleja su ingesta.
Una ingesta excesiva de sodio o un deterioro de su eliminación puede 
dar lugar a hipertensión.
El amoníaco se genera en los riñones por desaminación de la glutamina 
y el glutamato, y se excreta en forma de ion amonio. La excreción diaria 
de amoníaco y de fosfato depende de la excreción de hidrógeno en la 
orina (cap. 25).
Valores aproximados en una persona adulta corriente.
Túbulo contorneado distal Sodio, potasio e hidrógeno; 
Glomérulo intercambio iónico
Fig. 1 La nefrona y sus lugares de transporte principales.
mioglobina (masa molecular, 17 kDa), y casi impide por completo 
la filtración de la albúmina, de mayor tamaño (69 kDa).
La filtración glomerular está impulsada por la presión hidros- 
tática en los capilares glomerulares, que es aproximadamente de 
50 mmHg. La presión hidrostática es contrarrestada por la presión 
oncótica del plasma y la presión de retorno (de aproximadamente 
10 mmHg) del filtrado en la cápsula glomerular. Los cambios 
en la velocidad de filtración glomerular modifican la cantidad 
de agua y solutos filtrada, pero no la composición del filtrado. 
Una disminución de la presión arterial en la arteriola aferente del 
glomérulo es percibida por un grupo de células conocido como 
aparato yuxtaglomerular. Esto estimula la secreción de renina 
y activa el sistema renina-angiotensina. Un aumento en la presión 
arterial intracapilar y/o la hiperfiltración pueden inducir lesiones 
en las células glomerulares y provocar el desarrollo de una ne- 
fropatía grave.
Filtrado glomerular: formación de orina
Los riñones consumen grandes cantidades de oxígeno, 
principalmente para apoyar el transporte activo de sodio
La mayoría de los procesos metabólicos en los riñones son aerobios, 
y consecuentemente su consumo de oxígeno es alto: es casi igual al 
consumo de oxígeno del músculo cardíaco y tres veces mayor que 
el del cerebro. Esta elevada actividad metabólicaes imprescindible
Filtración
endotelial 
basal
Fig. 2 Barrera de filtración glomerular. LaCbarreraCconstaCdeC
célulasCendoteliales,ClaCmembranaCbasalCyClosCpodocitos.CLasCcélulasCdeC
laCmáculaCdensaCformanCparteCdelCaparatoCyuxtaglomerular:CpercibenClaC
concentraciónCdeCcloruroCenCelCtúbuloCdistalCyCajustanCelCdiámetroCdeClasC
arteriolasCaferentes,CregulandoCelCflujoCsanguíneoCglomerular.
CONCEPTOS AVANZADOS
LA HIPERGLUCEMIA Y EL ESTRÉS 
MECÁNICO SECUNDARIO 
A HIPERTENSIÓN GLOMERULAR 
CONTRIBUYEN AL DESARROLLO 
DE NEFROPATÍA DIABÉTICA
El estrés mecánico y una concentración de glucosa alta disparan 
numerosas vías de señalización que pueden acelerar el daño de las 
células glomerulares. Los podocitos, células que recubren la cara 
externa de la membrana basal, no sólo se ven sometidos a la carga de 
la glucosa filtrada, sino también a diversas fuerzas mecánicas. Tanto 
la hiperglucemia como el estrés mecánico pueden alterar los sistemas 
proteicos anclando a los pedicelos del podocito en la membrana 
basal glomerular (integrina, agrina), entorpeciendo de este modo la 
resistencia de estas células a las fuerzas mecánicas y condicionando 
su desprendimiento de la membrana (y su aparición en la orina). La 
modulación de la expresión y la actividad de numerosas proteínas 
estructurales y funcionales, como actina, nefrina, podocina y otros 
compuestos, como fosfolipasa C, factores de crecimiento, citocinas 
y quimiocinas, da lugar a respuestas inflamatorias, disfunción y 
apoptosis o necrosis de los podocitos. La pérdida de podocitos es 
irreversible debido a su incapacidad para proliferar y reponer las 
células dañadas. Los podocitos se lesionan pronto en el transcurso 
de una nefropatía diabética.
para mantener la reabsorción tubular; aproximadamente el 70% 
del oxígeno consumido por el riñón se usa para apoyar el trans­
porte activo de sodio, el cual, a su vez, determina la reabsorción 
de glucosa y aminoácidos.
Reabsorción de sodio. Aproximadamente el 80% del sodio 
filtrado es reabsorbido en el túbulo proximal. El sodio se 
reabsorbe por varios mecanismos: a través de canales 
iónicos específicos, intercambiándose por iones de 
hidrógeno y transportándose conjuntamente con glucosa, 
aminoácidos, fosfato y otros aniones. El movimiento del 
sodio provoca reabsorción del agua (fig. 23.3). La entrada 
de sodio en las células del túbulo proximal es pasiva.
Esto es posible gracias a que la Na+/K+-ATPasa mantiene 
una concentración baja de sodio en el citoplasma de las 
células tubulares. Se absorbe más sodio en el túbulo distal 
y en el conducto colector intercambiándose por potasio o 
hidrógeno. Este proceso está controlado por la aldosterona 
(figs. 23.3 y 23.4).
Reabsorción de agua. El líquido que abandona el túbulo 
proximal es isotónico. La diferente permeabilidad de 
las ramas ascendente y descendente del asa de Henle 
mantiene una osmolalidad alta en la médula. Esto es 
esencial para la reabsorción posterior de agua en el 
conducto colector (fig. 23.5). El líquido que abandona 
el asa de Henle está diluido (hipotónico). La reabsorción 
de agua en el conducto colector está controlada por la 
vasopresina (fig. 23.3).
Papel de los riñones en la homeostasis 
de la glucosa
Los riñones contribuyen a la homeostasis de la glucosa a través de 
tres mecanismos distintos: liberación de glucosa a la circulación 
a través de la gluconeogénesis, captación de glucosa desde la 
circulación para satisfacer sus propias necesidades energéticas y 
reabsorción de glucosa desde el filtrado glomerular.
Gluconeogénesis renal
En los seres humanos, solamente el hígado y el riñón son ca­
paces de realizar la gluconeogénesis (cap. 13). Después de una 
noche de ayuno, el 75-80% de la glucosa liberada a la circulación 
procede del hígado, mientras que el 20-25% restante procede del 
riñón. Sorprendentemente, después de una comida, la gluconeogé­
nesis renal casi se duplica y supone cerca del 60% de la liberación 
de glucosa endógena en el período posprandial (la gluconeogénesis 
hepática disminuye aproximadamente un 80% en dicho momen­
to). La glutamina y el lactato son los precursores preferenciales 
de la gluconeogénesis en el riñón.
Las enzimas clave de la gluconeogénesis, piruvato carboxila­
sa, fosfoenol piruvato carboxicinasa, fructosa- 1 ,6-bisfosfatasa 
y glucosa-6-fosfatasa, se encuentran principalmente en las 
células corticales renales. La velocidad de la gluconeogénesis 
depende de la concentración de glucosa, la disponibilidad de 
sustratos y el control hormonal. La insulina suprime la libera­
ción de glucosa desde el riñón, mientras que la adrenalina la 
aumenta. El glucagón carece de efecto sobre la liberación de 
glucosa renal. La glucosa producida proporciona el sustrato 
energético que necesita el cerebro y otros órganos, particular­
mente cuando se deteriora la gluconeogénesis hepática: por 
ejemplo, después de un trasplante hepático, en la insuficiencia 
hepática y durante el ayuno prolongado, la hipoglucemia y la 
acidosis.
Utilización renal de la glucosa
El destino metabólico de la glucosa es diferente en las distintas 
regiones del riñón. La glucosa es un sustrato energético esencial 
para la médula renal, debido a la baja tensión de oxígeno y a los 
niveles bajos de enzimas oxidativas en dicha región. Consecuen­
temente, en la médula, el lactato es el producto metabólico final 
más importante del metabolismo de la glucosa.
Por el contrario, la corteza renal contiene niveles elevados de 
enzimas oxidativas. Los sustratos energéticos más importantes en 
la corteza renal son los ácidos grasos, el lactato, el glutamato, el 
citrato y los cuerpos cetónicos. De ellos, los ácidos grasos cons­
tituyen la principal fuente de energía.
Las células tubulares renales con gran actividad Na+/K+- 
ATPasa poseen numerosas mitocondrias situadas cerca de la 
membrana plasmática, de manera que el ATP liberado está fácil­
mente accesible.
Control neuronal de la función renal
Los riñones se comunican con el sistema nervioso central a 
través de nervios sensitivos (aferentes). Un aumento en la acti­
vidad aferente renal influye directamente sobre el flujo de salida 
simpático hasta los riñones a través de los nervios eferentes. La
Rama descendente 
del asa de Henle | 
Eliminación osmótica |£ 
de agua 
Adición de Na+ 
mediante 
transporte pasivo j
Fig. 3 Intercambio y multiplicación de contracorriente en los túbulos renales. ElC mecanismoC deC contracorrienteC esC esencialC paraC laC
formaciónCdeCorinaCyCparaClaCreabsorciónCdeCaguaCenCelCtúbuloCdistal.CEnClaCrama ascendente del asa de Henle, elCsodioCyCelCcloruroC
sonC bombeadosC alC líquidoC intersticial.CPosteriormenteC difundenC librementeC haciaC laC luzC deC laC rama descendente, creandoC unC asaC
funcionalC queC perpetúaC elC incrementoC enC laC osmolalidadC delC filtradoC alcanzandoC laC ramaC ascendente.C EstoC seC conoceC comoC
multiplicación de contracorriente. ComoCresultado,CmientrasCqueClaCosmolalidadCdeClaCcortezaCrenalCesCsimilarCaClaCdelCplasmaC(300C
mmol/l),CenClaCmédulaCpuedeCserCdeCinclusoC1.300Cmmol/l.CLaCelevadaCosmolalidadCdeClaCmédulaCfacilitaClaCreabsorciónCdeCaguaCenC
losCconductosCcolectores.CEstoCseCconoceCcomoCintercambio de contracorriente. LaCcantidadCdeCaguaCreabsorbidaCestáCcontroladaCporC
laCvasopresina.
noradrenalina liberada desde las terminaciones nerviosas, junto 
con cotransmisores (como ATP, otros mononucleótidos y dinu- 
cleótidos de adenina, y el neuropéptido Y) modifican la función 
renal (fig. 23.6). La noradrenalina aumenta la reabsorción de 
sodio directamente a través de la activación de la Na+/K+-ATPasa 
e indirectamente a través de la estimulación del sistema renina- 
angiotensina (fig. 23.7). El incremento de la actividad simpática 
renal ha sido señalado como uno de los contribuyentes más 
importantes de la compleja fisiopatología de la hipertensión. 
Por otra parte, la denervación renal provoca un descenso de la 
presión arterial.
Sistemas de transporte de membrana 
en el riñón
Na*/K*-ATPasaLa actividad de la Na+/K+-ATPasa en el riñón es varios miles 
de veces mayor que en otros tejidos. Su función principal en el 
riñón es reabsorber sodio, catalizando la salida de sodio al líqui­
do intersticial. Hay una estrecha relación entre la cantidad de 
Na+/K+-ATPasa y la capacidad de reabsorción del sodio de los 
diferentes segmentos de la nefrona. En las células tubulares renales,
tubular al agua 
controlada por 
vasopresina
Fig. 4 Reabsorción de sodio en los túbulos renales. MásCdelC80%delC
sodioCfiltradoCseCreabsorbeCactivamenteCenCelCtúbuloCproximal.CElC
sodioCyCelCcloroCseCreabsorbenCenClaCramaCascendenteCdelCasaC
deCHenle.CEnCelCtúbuloCdistalCactúaCunCmecanismoCdiferente,CenC
elCqueClaCreabsorciónCdeCsodioCesCestimuladaCporClaCaldosterona 
yC seC combinaC conC laC secreciónC deC hidrógenoC yC potasio.C LaC
aldosteronaC provocaC retenciónC deC sodioC yC aumentoC deC laC
excreciónCdeCpotasio.
al igual que en las células epiteliales que reabsorben sodio, la Na
+/K+-ATPasa está presente en la membrana basolateral. Su 
actividad en la nefrona está controlada por una serie de hormo­
nas, y en particular por la aldosterona, la angiotensina II y los 
neurotransmisores noradrenalina y dopamina (cap. 24). En los 
seres humanos, los riñones absorben cerca de 18 moles de sodio 
al día y utilizan unos 6 moles de ATP para este proceso. De este 
modo, la Na+/K+-ATPasa es un transductor de energía que 
convierte la energía metabólica en gradientes iónicos.
Sistema de transporte de sodio en los túbulos renales
La reabsorción de sodio se produce a lo largo de la nefrona, salvo 
en la rama descendente del asa de Henle. La fuerza impulsora 
para la reabsorción de sodio y otros solutos es el gradiente 
electroquími­co generado por la Na+/K+-ATPasa en la membrana 
basolateral de las células tubulares. El transporte de sodio a 
través de la membra­na celular, al igual que sucede para otras 
moléculas polares, exige la implicación de proteínas de 
membrana específicas.
El conocimiento de los sistemas de transporte renal explica la 
acción de los diuréticos
En el túbulo proximal, el sodio entra en la célula desde el lado 
luminal a través del intercambiador de sodio e hidrógeno 
(NHE3),
Fig. 5 Gestión renal del agua. LaCpermeabilidadCdeC lasC paredesC
tubularesCalCaguaCesCdiferenteCaCloClargoCdeClaCnefrona.CCercaCdelC80%C
delCaguaCfiltradaCseCreabsorbeCenCelCtúbuloCproximalCmedianteCreabsorciónC
isoosmótica.CLaCramaCascendenteCdelCasaCdeCHenleCesCimpermeableCalC
agua.CEnCelCconductoCcolector,ClaCvasopresina controlaClaCreabsorciónC
deCaguaCmedianteClosCcanalesCdeCacuaporinasC(cap.C24).
a través de canales iónicos y mediante cotransportadores con glu­
cosa, fosfatos y aminoácidos. El cotransportador de sodio y bicar­
bonato (conocido como NBC1) está en la membrana basolateral.
En la ram a ascendente delgada del asa de Henle, el sodio 
se desplaza hacia el interior celular a través del cotransportador 
de sodio-potasio-cloro (conocido como NKCC2), que es inhibido 
por furosemida. En este segmento, los iones de potasio son se­
gregados hacia la luz a través del canal rectificador de potasio 
sensible al ATP.
En el túbulo distal, la reabsorción de sodio implica al cotrans­
portador de sodio-cloro (NCC), sensible a tiazida.
En el conducto colector, los iones de sodio se reabsorben a 
través del canal epitelial de sodio sensible a amilorida (ENaC). La 
aldosterona, a través del receptor mineralocorticoide, estimula la 
expresión del ENaC y la actividad de la Na+/K+-ATPasa. El diurético 
espironolactona es el antagonista farmacológico de la aldos­
terona.
La reabsorción de sodio impulsa a su vez el movimiento del agua. 
Los inhibidores de la reabsorción del sodio, como los diuréticos tia- 
zídicos (hidroclorotiazida), los diuréticos de asa (p. ej., furosemida, 
torasemida), amilorida y espironolactona, se utilizan ampliamente 
en la práctica clínica para inducir natriuresis y diuresis.
[ n a]
Vaso sanguíneo
I Estimulación de la Na+/K+-ATPasa
 ̂VasocOTstricción j ̂Liberadó^de renina j
Disminución del flujo 
sanguíneo cortical
Âctivación del SRAAj Aumento de la 
reabsorción de sodio
t : Âumento de la presión arteriaP
aiR
PLCpjGq^
Fig. 23.6 Efectos renales de la noradrenalina. Los riñones tienen 
una densa inervación simpática, que finaliza en los vasos sanguíneos, 
el aparato yuxtaglomerular y los túbulos renales. La estimulación de los 
nervios simpáticos renales provoca la liberación de noradrenalina, con lo 
cual aumenta la secreción de renina por la activación de los receptores 
adrenérgicos 0 , y aumenta la reabsorción renal de sodio por la activación 
de los receptores a 1B y la Na7K+-ATPasa tubular, y disminuye el flujo 
sanguíneo renal por la activación de los receptores adrenérgicos a 1A. En 
conjunto, la activación de los receptores adrenérgicos renales conduce 
a un aumento de la presión arterial. NA, noradrenalina; SRAA, sistema 
renina-angiotensina-aldosterona.
Reabsorción de glucosa
Normalmente, el promedio de la concentración plasmática de glu­
cosa ronda los 5 mmol/1 (~ 100 mg/dl), y cada día se filtran aproxi­
madamente 200 gramos de glucosa por el riñón. En los individuos 
sanos, toda la glucosa filtrada se reabsorbe hacia la circulación y 
la orina está libre de glucosa. La reabsorción de la glucosa desde el 
filtrado en los túbulos contorneados proximales sucede gracias a la 
colaboración de los cotransportadores de sodio y glucosa (SGLT). 
Hay dos proteínas cotransportadoras de glucosa dependientes 
del sodio: el SGLT2 es un transportador de gran capacidad y baja 
afinidad que reabsorbe el 90% de la glucosa filtrada, y el SGLT1 es 
un cotransportador de baja capacidad y gran afinidad. El trans­
porte de glucosa mediado por los SGLT es un proceso activo en el 
que se utiliza energía procedente del gradiente electroquímico de 
sodio mantenido por la Na+/K+-ATPasa. La glucosa reabsorbida 
hacia las células epiteliales tubulares a través de los SGLT se libera 
a la circulación mediante transportadores de glucosa específicos 
(GLUT-1 y GLUT-2) localizados en las membranas basolaterales.
La reabsorción de la glucosa filtrada aumenta 
linealmente hasta que se supera la capacidad máxima 
de los túbulos (TmáJ
El punto de saturación del sistema de transporte, conocido como 
umbral renal, se alcanza cuando la concentración plasmática
o-
c
DAG + IP3
X
Ca2+
II-Na+/K+- ATPasa
>LC jG fP
DiR
Fig. 23.7 La noradrenalina y la dopamina regulan la reabsorción 
de sodio en el túbulo renal proximal. La noradrenalina y la dopamina 
controlan la Na+/K+-ATPasa. La noradrenalina estimula la Na+/K+-ATPasa 
a través de los receptores adrenérgicos a 1B y, a través de las proteínas G, 
estimula la fosfolipasa Cp y la proteína cinasa Cp, dando lugar a fos­
forilación enzimática y a su translocación hasta la membrana celular. Por 
otra parte, la dopamina inhibe la Na+/K+-ATPasa. La dopamina se une 
a sus receptores y, a través de las proteínas G, estimula la fosfolipasa C, 
la cual activa a su vez la proteína cinasa C{. La PKQ fosforila la Na7 
K+-ATPasa de membrana e induce su translocación hasta el citoplasma. 
otíR, receptores adrenérgicos a 1B; DA, dopamina; D,R, receptor 1 de la 
dopamina; NA, noradrenalina; PKCp, proteína cinasa Cp; PKCÍ( proteína 
cinasa G .
de glucosa es de 11,0 mmol/1 (198 mg/dl) en adultos sanos. Por 
encima de dicha concentración, disminuye el porcentaje de glu­
cosa filtrada que se reabsorbe y aparece glucosuria. Este umbral 
disminuye en pacientes con un cuadro infrecuente conocido como 
glucosuria renal familiar, causado por una serie de mutaciones 
del gen SLC5A2, que codifica al SGLT2. Dependiendo de la natura­
leza de las mutaciones, los individuos afectados muestran grados 
de glucosuria variables. En las formas más graves pueden perder 
más de 10 0 gramos de glucosa al día por la orina.
Gestión renal de los aminoácidos
La concentración plasmática total de aminoácidos en los seres 
humanos es aproximadamente de 2,5 mmol/1 (~ 25 mg/dl). Los 
aminoácidosplasmáticos libres se filtran en los glomérulos renales 
(aproximadamente 50 gramos al día). Paralelamente, los aminoá­
cidos son transportados hacia el interior de las células renales, 
donde se metabolizan. Por ejemplo, la glutamina, transportada a 
través de las membranas luminal y basolateral, se desamina por 
la glutaminasa. El producto de esta reacción, el amoníaco, se secre­
ta a la luz tubular, donde amortigua al ion de hidrógeno (cap. 25). 
En el riñón, la glutamina es un sustrato para la gluconeogénesis.
La reabsorción casi completa de los aminoácidos filtrados es 
una función de transporte fundamental del túbulo proximal. Su 
transporte transepitelial desde la luz tubular, a través de la célula 
y hacia la circulación, está impulsado por el gradiente electroquí­
mico de sodio. En la membrana luminal de las células tubulares 
hay tres tipos de cotransportadores de aminoácidos dependientes
CONCEPTOS CLÍNICOS
LOS DIURÉTICOS SE USAN 
PARA TRATAR EL EDEMA, 
LA INSUFICIENCIA CARDÍACA 
Y LA HIPERTENSIÓN
Los diuréticos son fármacos que estimulan la excreción de agua y 
sodio. Los diuréticos tiazídicos, como la bendrofluazida, disminuyen 
la reabsorción de sodio en los túbulos distales al bloquear el cotrans- 
porte de sodio y cloruro. Los diuréticos de asa, como la furosemida, 
inhiben la reabsorción de sodio en la rama ascendente del asa de 
Henle. La espironolactona, un diurético ahorrador de potasio, es 
un inhibidor competitivo de la aldosterona: inhibe el intercambio de 
sodio y potasio en los túbulos distales y disminuye la excreción de 
potasio. Puede inducirse diuresis osmótica administrando un azúcar 
alcohol, como el manitol.
El efecto neto del tratamiento con diuréticos es incrementar el 
volumen de orina y la eliminación de sodio y agua. Los diuréticos 
son importantes en el tratamiento del edema asociado a problemas 
circulatorios como la insuficiencia cardíaca, en la que el deterioro de la 
función cardíaca puede conducir a disnea intensa secundaria a edema 
pulmonar. También son fármacos importantes para el tratamiento 
de la hipertensión.
de sodio (pertenecientes a la familia de transportadores de solu­
tos; SLC): uno para am inoácidos neu tros (glicina, alanina, 
prolina), uno para aminoácidos ácidos (glutamato, aspartato) 
y uno para am inoácidos básicos (cistina, arginina, ornitina, 
lisina). El transporte hacia el exterior de las células implica la 
actuación tanto de transportadores como de antiportadores (estos 
últimos pertenecientes también a la familia SLC). Un aminoácido 
concreto puede ser transportado por más de un transportador, 
proporcionando capacidad de respaldo si el transportador está 
parcialmente deteriorado. El aumento de la excreción urinaria de 
aminoácidos puede deberse a mutaciones en genes que codifican 
un transportador de aminoácidos concreto, como sucede en la 
cistinosis.
En condiciones normales, en la orina sólo hay pequeñas can­
tidades de aminoácidos (0,7 g/24 h). Cada sustancia, que se re­
absorbe en los túbulos renales, tiene su transporte renal máximo 
(Tmáx) propio. El Tmáx puede superarse cuando la cantidad de sus­
tancia filtrada aumenta tanto que no puede gestionarse, o cuando 
las células tubulares no funcionan correctamente. De este modo, 
la aminoaciduria puede deberse a la acumulación de aminoácidos 
como fenilalanina, leucina, isoleucina, y valina en el plasma, o a 
alteración de la función tubular. La aminoaciduria también puede 
ser un síntoma de afectación del túbulo proximal (síndrome de 
Fanconi).
Gestión renal del fosfato
La homeostasis del fosfato inorgánico (Pi) depende fundamen­
talmente del equilibrio entre la absorción intestinal de Pi y su 
excreción urinaria. La adaptación de la gestión renal del Pi en 
función del contenido cambiante de Pi en la dieta también está 
de sobra documentada. La gestión renal del Pi está regulada por 
factores hormonales y no hormonales. Los cambios en la excreción
urinaria del Pi suelen deberse a cambios en la actividad del sistema 
de transporte tubular renal.
Aproximadamente el 90% de los fosfatos plasmáticos son 
ultrafiltrables en los glomérulos (el 10% del Pi está unido a la 
albúmina plasmática). La reabsorción del Pi filtrado sucede en 
los túbulos proximales, y en parte en los distales. El transporte 
de Pi a través de las células tubulares depende de la magnitud 
del gradiente de sodio formado por la Na+/K+-ATPasa en la 
membrana basolateral. Sin embargo, el factor limitante para el 
transporte de Pi es la abundancia de proteínas de transporte de 
membrana específicas.
El transporte de Pi a través de la membrana del borde en cepillo 
de los túbulos proximales renales está mediado por dos proteínas de 
cotransporte de Pi dependientes del Na+, la NaPi-IIa y la NaPi-üc 
(la NaPi-üb también es muy abundante en la membrana del borde 
en cepillo del intestino delgado). La Na-Pi lia es electrogénica, 
porque el transporte de un ion de Pi divalente se asocia a tres 
iones de sodio (3Na+:HP042_). La NaPi-üc, por el contrario, es elec- 
troneutra y combina dos iones de sodio con un ion de Pi divalente 
(2Na+:HP042_). La expresión de la NaPi-IIa y la NaPi-üc ajusta la 
reabsorción renal del Pi a las necesidades del organismo. Por ejem­
plo, la restricción de la ingesta dietética de Pi aumenta la cantidad 
de proteínas NaPi-IIa y NaPi-IIc en la membrana luminal. Por 
el contrario, una dieta rica en Pi conduce a una disminución de 
la expresión del transportador. La expresión de membrana de la 
NaPi-IIa está regulada por la hormona paratiroidea (PTH). Los 
receptores de la PTH se localizan tanto en la membrana basolateral 
como en la luminal de las células tubulares. La PTH activa la 
adenilato ciclasa a través de receptores localizados en la membrana 
basolateral y aumenta la cantidad de AMP cíclico intracelular. 
El AMPc, a su vez, activa la proteína cinasa A, que fosforila al 
transportador NaPi-IIa, dando lugar a internalización (cambio 
hacia el citosol). Además, la PTH fosforila la NaPi-IIa por la fos- 
folipasa C y la proteína cinasa C a través de la unión a receptores 
luminales, y, de nuevo, conlleva a la internalización posterior del 
transportador NaPi-IIa. Todo esto da lugar a una disminución de 
la disponibilidad de transportadores para el Pi filtrado, con lo que 
aumenta su excreción urinaria.
Transporte de fármacos mediante 
transportadores de aniones orgánicos
El riñón elimina productos de desecho mediante filtración y se­
creción hacia el líquido tubular. También elimina xenobióticos hi­
drosolubles, como fármacos y sus metabolitos. El transporte tiene 
lugar en los túbulos proximales y está facilitado por transportado­
res tubulares específicos de cada sustrato. Los más importantes son 
los transportadores de aniones orgánicos (OAT), que pertenecen 
a las familias de los transportadores del tipo ATP-binding cassette 
(ABC) o de los transportadores de solutos (SLC).
Los transp ortadores ABC son proteínas transmembrana 
que utilizan la energía de la hidrólisis del ATP para transportar 
diferentes sustratos a través de las membranas, como metabo­
litos, iones inorgánicos, lípidos, esteróles, péptidos y fármacos. 
La clasificación de los transportadores ABC se basa en su se­
cuencia de aminoácidos y en la organización del dominio ABC
CONCEPTOS CLÍNICOS
TRASTORNOS HEREDITARIOS 
DEL TRANSPORTE EN LA NEFRONA
El síndrome de Gitelman es el resultado de mutaciones inactivado- 
ras en el gen que codifica el cotransportador de sodio-cloruro sensible 
a tiazidas (gen SLC12A3). Es un trastorno autosómico recesivo. Los 
individuos homocigóticos suelen estar normotensos. Las anomalías 
bioquímicas observadas son similares a los efectos secundarios in­
ducidos por las tiazidas (p. ej., alcalosis metabólica hipoclorémica, 
hipopotasemia, hipocalciuria y, a veces, hipomagnesemia).
El síndrome de Bartter es un grupo de defectos hereditarios en 
el transporte iónico a lo largo de la rama ascendente gruesa del asa 
de Henle. El síndrome de Bartter neonatal está ligado a lamutación 
en el gen del cotransportador de sodio-potasio-cloro sensible a la 
furosemida (SLC12A2) o el gen del canal de potasio de la rama 
ascendente gruesa del asa de Henle (ROMK/KCNJ1). El síndrome 
de Bartter clásico se debe a una mutación en el gen del canal para 
el cloruro (CLCNKB). Los síntomas clínicos consisten en poliuria y 
polidipsia; también hay hipopotasemia y alcalosis.
La cistinosis es resultado de mutaciones inactivadoras autosó- 
micas recesivas en los genes SLC3A1 o SLC79A relacionados con el 
transporte de aminoácidos dibásicos. El SLC3A1 codifica el transpor­
tador de aminoácidos dibásicos (rBAT), que forma un heterodímero 
con el producto génico del SLC7A9 (BO, +AT1). En efecto, hay un 
almacenamiento liposómico de cistina, que, junto con el deterioro 
de la función del túbulo proximal, conduce a una disminución de la 
reabsorción de glucosa y fosfato.
 Los transportadores ABC se expresan en diversos órganos, como 
riñones, hígado e intestino, y desempeñan un papel en la 
resistencia tumoral, la fibrosis quística (cap. 1 0 ) y otras 
enfermedades hereditarias, así como en el desarrollo de la 
resistencia a numerosos fármacos (como colchicina). La 
competición de los fármacos por los transportadores puede dar 
lugar a efectos tóxicos.
La superfamilia SLC comprende más de 300 proteínas con 
la capacidad para intercambiar iones orgánicos extracelulares 
por iones intracelulares. Los transportadores SLC se subdividen 
en transportadores de iones orgánicos (OCT, como nicotina, 
quinina), transportadores de aniones orgánicos (OAT, como 
lactato y succinato) y transportadores de zwitteriones/cationes 
orgánicos (OCTN). Estas proteínas se expresan en las membranas 
basolateral y luminal de varios tejidos epiteliales, como el hígado 
y el riñón.
Orina
Los riñones excretan de 0,5 1 a más de 101 de orina al día; el vo­
lumen promedio diario es de 1-21. El volumen mínimo necesario 
para eliminar los productos del metabolismo (principalmente 
nitrógeno excretado como urea) es de unos 0 ,5 1/24 h. La os- 
molalidad del filtrado glomerular es de cerca de 300 mmol/1 y la 
osmolalidad de la orina varía entre ~ 80 y 1 .200 mmol/1. De esta 
forma, la concentración máxima de orina es aproximadamente 
cuatro veces mayor. Inversamente, para excretar el exceso de
agua, la orina se puede diluir por debajo de la osmolalidad del 
plasma.
El análisis de la orina puede proporcionar una gran 
cantidad de información importante desde el punto 
de vista clínico
El análisis de orina realizado en los laboratorios clínicos incluye 
la determinación de proteínas, glucosa, cuerpos cetónicos, bili­
rrubina y urobilinógeno e indicios de sangre. La determinación 
de la osmolalidad urinaria valora la capacidad concentradora del 
riñón. La orina también se analiza para comprobar la presencia de 
leucocitos y de diversos cristales y depósitos. Las investigaciones 
especializadas incluyen el análisis de aminoácidos, hormonas y 
otros metabolitos en orina.
Normalmente sólo se detectan trazas de proteínas en la ori­
na. Éstas aumentan cuando los glomérulos están lesionados; la 
presencia de cantidades significativas de proteína en orina es un 
signo importante de nefropatía. Incluso una cantidad mínima 
de albúmina en orina (microalbuminuria) predice el desarrollo de 
nefropatía diabética (cap. 21). Las proteínas de mayor tamaño, 
como las inmunoglobulinas, aparecen en la orina cuando el daño 
es más extenso: las cadenas ligeras de inmunoglobulina (proteína 
de Bence-Jones) se hallan presentes en la orina en el mieloma 
múltiple (cap. 4). En la anem ia hem olítica, la orina puede 
contener hemoglobina libre y urobilinógeno. La presencia de 
mioglobina es un marcador de lesión muscular (rabdomiólisis). 
La determinación de glucosa y cuerpos cetónicos en la orina es 
importante en la valoración del control glucémico en los pacientes 
diabéticos (cap. 21). Las determinaciones de urobilinógeno y 
bilirrubina en la orina ayudan a valorar la función hepática 
(cap. 29).
VA LO RACIÓN DE LA FUNCIÓN RENAL
La tasa de filtrado glom erular es la característica 
más importante que describe la función del riñón
El aclaramiento renal es el volumen de plasma (en mi) que el 
riñón depura de una sustancia concreta cada minuto. La tasa 
de filtrado glomerular (TFG) es la característica más importante 
que describe la función renal. La TFG puede determinarse mi­
diendo el aclaramiento de una sustancia, como el polisacárido 
inulina, que ni se secreta ni se reabsorbe en los túbulos renales. 
La cantidad de inulina filtrada a partir del plasma (es decir, su 
concentración plasmática, P¡n, multiplicada por la TFG) es igual 
a la cantidad recuperada en orina (es decir, su concentración 
urinaria, Um, multiplicada por la velocidad de la formación de 
orina, V).
PinxTFG=Uinx F ( !)
A partir de esto, calculamos la TFG:
TFG=l7inxV7Pin (2 )
La TFG promedio es de 120 ml/min en los varones y de 100 ml/min 
en las mujeres. El aclaramiento renal de inulina es igual a la TFG.
La urea y la creatinina séricas son pruebas de primera 
línea en el diagnóstico de la enfermedad renal
Administrar inulina por vía intravenosa cada vez que se desea 
valorar la TFG no resulta práctico. En la práctica clínica, en su 
lugar se emplea el aclaramiento de creatinina.
La creatinina deriva de la fosfocreatina del músculo 
esquelético
Su aclaramiento es similar al de la inulina. Aunque se reabsorbe 
algo de creatinina en los túbulos renales, esto se ve compensado 
por una secreción tubular equivalente. Para calcular el aclara­
miento de creatinina se requieren una muestra de sangre y una 
muestra de orina recogida durante 24 horas. Primero se determi­
nan las concentraciones de creatinina en el plasma (Pcre) y en la 
orina (Uo-e). La tasa de excreción urinaria se calcula dividiendo 
el volumen de orina entre el tiempo de recogida (v. antes). Des­
pués se calcula el aclaramiento de creatinina de acuerdo con la 
siguiente fórmula:
Aclaramiento de creatinina= UGe x V / PCre
La concentración sérica de creatinina es de 20-80 mmol/1 (0,28- 
0 ,90 mg/dl). El aumento en la concentración sérica de creatinina 
refleja la disminución de la TFG: la concentración de creatinina en 
plasma se duplica cuando la TFG disminuye un 50%. Otra prueba 
empleada para valorar la función renal es la determinación de la 
urea en suero. Sin embargo, y dado que la urea es un producto fi­
nal del catabolismo proteico, su concentración en plasma depende
0 Reacción no enzimática 
en el músculo
-0 —P—0 
HN. ^NH
> C r °
C 0 0 “ 
C reatina fosfato
Creatinina 500-
sérica
(jimol/l) 400-
300 -
200 -
100-
Fig. 8 Las concentraciones séricas de urea y creatinina sonC
marcadores importantes de la función renal. ElCpanelCsuperiorCmues­
traClaCconversiónCdeClaCfosfocreatinaCmuscularCenCcreatinina.CLaCpérdidaC
deCunC50%CdeClasCnefronasCprácticamenteCduplicaClaCconcentraciónC
séricaCdeCcreatinina.
también de factores como la ingesta dietética de proteínas y la 
velocidad del catabolismo tisular.
En la práctica clínica, la urea y la creatinina séricas son prue­
bas de primera línea en el diagnóstico de la insuficiencia renal 
(fig. 23 .8). La insuficiencia renal da lugar a una disminución 
del volumen de orina y del aclaramiento de creatinina, y a un 
aumento de la urea y la creatinina séricas. Recientes refinamien­
tos en las pruebas de laboratorio incluyen la estandarización de 
las determinaciones de creatinina mediante métodos empleados 
en laboratorios clínicos que se pueden comparar con el méto­
do de referencia, que es la espectrometría de masas con dilución 
de isótopos.
La concentración de cistatina C es otro marcador de la TFG
La cistatina C es una proteína de 122 aminoácidos y 13 kDa que 
pertenece a la familia de los inhibidores de la cisterna proteinasa. 
Es producto de un gen de control estructural que se expresa en 
todas las células nucleadas, y se produce a un ritmo constante. 
Debido a su pequeño tamaño y a su punto isoeléctrico básico, la 
cistatinaC se filtra libremente a través del glomérulo. No se secreta 
por los túbulos y, aunque se reabsorbe, posteriormente es catabo- 
lizada y, por tanto, no regresa al plasma. Su concentración no se 
altera significativamente con la edad y, por tanto, es un marcador 
preferencial de la TFG en los niños. Otros factores independientes 
de la TFG, como los fenómenos inflamatorios, pueden afectar a la 
concentración sérica de cistatina C.
La lipocaína de los neutrófilos asociada a la gelatinasa 
es un biomarcador novedoso de lesión renal aguda
La lipocaína de los neutrófilos asociada a la gelatinasa (NGAL) 
es una proteína de 25 kDa y 178 aminoácidos que pertenece a la 
familia de la lipocaína (del griego lipos, ‘grasa, sebo’, y de calyx, 
‘copa’). Esta proteína es producida en varias células epiteliales 
(riñón, hígado, pulmón, intestino) y en los mielocitos, y es un 
componente de la inmunidad innata. También desempeña un pa­
pel en la remodelación tisular, especialmente después de la hetero- 
dimerización con la metaloproteinasa 9 (MMP-9, colagenasa IV). 
La síntesis y la secreción de NGAL hacia el torrente sanguíneo aumen­
tan inmediatamente después de una lesión tisular.
La NGAL sérica se filtra libremente a través de los glomérulos 
y se reabsorbe en los túbulos proximales. El valor sérico creciente 
de NGAL durante una lesión renal aguda puede reflejar una dis­
minución de la TFG. Aunque la fuente principal de NGAL urinaria 
es la nefrona distal, una pequeña fracción puede proceder de la 
reserva filtrada, escapando de la reabsorción tubular, debido a 
una lesión proximal.
En estudios recientes se ha demostrado un nexo cuantitativo 
entre el estrés celular, la expresión de NGAL en el riñón y la ex­
creción de NGAL en la orina. Las células en la nefrona distal se 
activan para expresar la NGAL a las pocas horas de una lesión 
(p. ej., por isquemia, hipoxia o toxicidad farmacológica) antes 
de que se afecte otro segmento de la nefrona. La NGAL urinaria 
también está siendo estudiada como signo del estadio inicial de 
la lesión renal aguda, antes de que sean evidentes las anomalías 
clínicas. Las limitaciones de las determinaciones de NGAL urinaria 
como biomarcador de una lesión renal aguda son la posibilidad 
de verse afectado por una nefropatía crónica simultánea, por 
inflamación renal y por infecciones del tracto urinario.
CONCEPTOS CLÍNICOS
VARÓN DE 25 AÑOS INGRESADO 
DESPUÉS DE UN ACCIDENTE 
DE MOTOCICLETA: 
INSUFICIENCIA RENAL AGUDA
Un varón de 25 años ingresó en el hospital inconsciente después de 
un accidente de motocicleta. Mostraba signos de shock con hipo­
tensión y taquicardia, una fractura del cráneo y múltiples lesiones en 
las extremidades. A pesar del tratamiento con coloides intravenosos 
y sangre, mostraba una oliguria persistente (diuresis de 5-10 ml/h; 
la oliguria es <20 ml/h).
Al tercer día, su concentración de creatinina sérica había aumen­
tado hasta 300 |xmol/l (3,9 mg/dl) y su concentración de urea hasta 
21,9 mmol/l (132 mg/dl). La TFGe era de 22 ml/m¡n/1,73m2. Los 
valores de referencia son:
Creatinina sérica: 20-80 p,mol/l (0,23-0,90 mg/dl).
Urea sérica: 2,5-6,5 mmol/l (16,2-39 mg/dl).
Tasa de filtrado glomerular estimada (TFGe): véase la tabla 23.2.
Comentario. Este joven había desarrollado insuficiencia renal aguda 
secundaria a necrosis tubular aguda como consecuencia del shock 
hipovolémico. Posteriormente se sometió a hemofiltración de urgen­
cia. La función renal empezó a recuperarse al cabo de 2 semanas 
con un incremento inicial del volumen de orina, en la denomina 
«fase diurética».
TFG e stim ad a (TFGe)
El aclaramiento de creatinina cambia con la edad, la superficie 
corporal y el sexo, y también varía con la raza. Además, la relación 
entre la TFG y la concentración de creatinina puede diferir entre 
la población sana y los pacientes con nefropatía. En la práctica 
actual, los valores de TFG están ajustándose mediante fórmulas 
que incluyen, aparte de la concentración de creatinina, factores 
como edad, sexo, peso y raza.
Ecuaciones diferentes proporcionan estimaciones útiles de la 
TFG: en los adultos, las ecuaciones utilizadas son las elaboradas 
por el Modification of Diet in Renal Disease Study Group (MDRD) y 
la ecuación de Cockcroft-Gault; en los niños se usan las ecuaciones 
de Schwartz y Counahan-Barratt. La denominada «ecuación 
MDRD abreviada» consta de cuatro variables: creatinina sérica, 
edad, sexo y raza. La ecuación MDRD original de seis variables 
constaba de albúmina sérica y urea sérica, aparte de las otras 
cuatro citadas. Una descripción detallada de estas ecuaciones se 
escapa del objetivo de este capítulo; se remite al lector a la sección 
de Lecturas recomendadas.
Las ecuaciones de la TFGe son útiles para la detección del de­
terioro renal. Se recomienda calcular la TFGe con fines de identi­
ficación y clasificación, así como cribado y monitorización de la 
nefropatía crónica. La gravedad de la nefropatía crónica se clasifica 
en cinco estadios (tabla 23.2).
No obstante, hay que señalar que en los individuos con una 
ingesta dietética excepcional (veganos, vegetarianos, suplementos 
de creatinina) o con una masa muscular anormal (secundaria a 
amputación, malnutrición, atrofia muscular) debería seguir valo­
rándose la función renal midiendo el aclaramiento de creatinina.
CONCEPTOS CLÍNICOS
LA DIABETES CONDUCE A MENUDO 
A DETERIORO DE LA FUNCIÓN 
RENAL
UnaCmujerCdeC37CañosCconCunChistorialCdeC12CañosCdeCdiabetesCtipoC1C
acudióCaCunaCconsultaCdeCrutinaCaCsuCclínicaCdeCdiabetes.C ElCcontrolC
deCsuCglucemiaCeraCdeficienteCyClaChemoglobinaCglucosiladaC(HbA1c)C
eraCdelC8 %C (64C mmol/mol).C LaCpresiónCarterialCestabaC ligeramenteC
elevada,CconCcifrasCdeC145/88CmmHg.C UnaCdeterminaciónCcuantita­
tivaCdeCalbúminaCenCorinaCrevelóCunaCconcentraciónCdeCproteínasCdeC
5Cmg/mmolCdeCcreatinina,C loCqueC indicabaC microalbuminuria.C LosC
valoresCdeCreferenciaCson:
HbA1c: valorCdeseableCporCdebajoCdelC7%C (53Cmmol/mol).C
Microalbúmina en orina: menosCdeC3,5C mg/mmolCdeCcreatinina.
Comentario. EstaCpacienteCpadecíaCunaCdisfunciónCrenalCleveCyC
elevaciónCdeClaCpresiónCarterialCcomoCconsecuenciaCdelCdañoCglome­
rularCprovocadoCporClaCdiabetes.CLaCpresenciaCdeCmicroalbuminuriaC
pronosticaCunaCnefropatíaCdiabéticaCfrancaCenCelCfuturo.
Tabla 2 Estadificación de la nefropatía crónica
Estadio Descripción
TFGe
(ml/min/1,73 m2)
1 Función renal normal, pero datos de la 
orina o anomalías estructurales del riñón*
>90
2 TFG ligeramente disminuida 60-89
3 Descenso moderado de la TFG 30-59
4 Descenso intenso de la TFG 15-29
5 Insuficiencia renal terminal o diálisis <15
La gravedad de la nefropatía se clasifica en cinco estadios. Los valores 
de TFGe en esta clasificación se han obtenido de la ecuación MDRD 
abreviada. *Proteinuria, albuminuria, hematuria de al menos 3 meses 
y/o anomalías estructurales.
Referencia: KDOQI Normas de práctica clínica para la nefropatía 
crónica: evaluación, clasificación y estratificación (v. detalles en Lecturas 
recomendadas). Kidney Disease Outcome Quality Initiative, Am J Kidney 
Dis 39(suppl. 1):S1-S266, 2002.
RESUMEN
■ Los riñones mantienen la homeostasis hidroelectrolítica y, 
por tanto, desempeñan un papel crucial en la regulación 
de la composición y el volumen del líquido extracelular.
La gestión del sodio por parte del riñón es también uno de
los determinantes fundamentales de la presión arterial.
■ Los riñones están expuestos a estrés mecánico 
inducido por la hipertensión, la hipoglucemia y diversas

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