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afectado. Este tipo de reordenamiento genético, junto con la observación de que ratones transgénicos (ratones genéticamente modificados a partir de su ovocito) para el reordenamiento de c-myc desarrollan hiperplasias de células B, señalan la importancia de estos eventos en el desarrollo del linfoma de Burkitt. VIRUS PAPILOMA HUMANO Y CÁNCER CÉRVICO UTERINO El cáncer cérvico uterino se considera una enfermedad de transmisión sexual en base a antecedentes epidemiológicos. Se han realizado diversos tipos de estudios para identificar el agente infeccioso responsable de esta patología. Durante varios años se sospechó del virus herpes simplex tipo 2 (HSV-2), o herpes genital, como responsable de este cáncer y se acumularon evidencias en este sentido. Sin embargo, en los últimos años se ha podido conocer que ciertos tipos genéticos de virus papiloma humano (HPV), designados como 16 y 18, serían los principales responsables, puesto que el 90% de los cánceres del cuello uterino corresponden a infecciones por HPV de estos tipos genéticos. Los HPV pertenecen a la familia Papovaviridae. Son agentes de pequeño tamaño y su genoma (DNA) contiene 8.000 pares de bases, con aproximadamente 9 genes que llevan la información para proteínas estructurales (genes L1 y L2) y proteínas no estructurales (genes E1 a E7). Los diferentes tipos genéticos comparten la organización genética y la similitud de algunas de sus proteínas. Estos virus infectan a sus hospederos naturales produciendo generalmente lesiones proliferativas como las verrugas. La infección genital por HPV ocurre a nivel del epitelio del cuello uterino y depende del estado de diferenciación celular, lo que evidencia la acción de factores celulares en el curso de la infección viral. La replicación viral puede observarse en los estratos basales, mientras que la producción de partículas virales completas ocurre en los superficiales. Al infectar el tejido mucoso, generalmente se produce binucleación y células con un gran halo perinuclear (coilocitos). No se conocen los factores que condicionan la transformación celular que involucra la integración de los genomas virales en el DNA celular. En las lesiones benignas y precancerosas se detectan frecuentemente los genomas virales de los genotipos 6, 11, 16 y 18 en forma episomal; en cambio, en los tumores sólo se detectan genomas de los tipos 16 y 18, integrados y amplificados. La integración del genoma viral implica una interrupción en el gen E2 de los HPV, lo que conduce a una alteración de los mecanismos regulatorios de la replicación viral. En las células transformadas o tumorales se expresan los oncogenes virales E6 y E7. El mecanismo por el cual estos genes virales participan en la oncogénesis está relacionado con la propiedad que tienen sus productos proteicos de formar complejos e inactivar varias proteínas celulares. La proteína del gen E7 es capaz de unirse a la proteína del retinoblastoma Rb, y el E6 se une a la proteína p53. Tanto Rb como p53 corresponden a proteínas supresoras de tumor, cuya función normal es regular negativamente la proliferación celular y cuya pérdida está relacionada con
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