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celular de la misma manera que lo hacen los virus tumorales. Se postula que la transformación ocurre por activación de tat sobre los genes de control proliferativo de los linfocitos T, los que al aumentar su actividad mitótica y estar expuestos a cambios genéticos adicionales, podrían activar a protooncogenes como c-myc y otros. A semejanza de otros virus con potencial oncogénico, la infección viral precede al desarrollo de la leucemia por largos períodos de tiempo (20-30 años) y esto, sumado al hecho de que sólo un pequeño porcentaje de las personas infectadas desarrollan la leucemia, hace suponer que en el intermedio se producen alteraciones en el DNA celular, producto de la acumulación de mutaciones, que junto con la infección viral dan origen a la aparición de clones de células malignas. Se pueden reconocer algunos estados premalignos, diferentes en su grado de clonalidad, en el aumento del recuento linfocitario, en la clonalidad u oligoclonalidad del sitio de integración de HTLV-I en los linfocitos y en las características clínicas (lesiones en la piel). En el estado pre-leucemia se puede detectar un sitio de integración monoclonal del genoma viral y una elevación del recuento linfocitario. En las células leucémicas es posible observar varias translocaciones cromosómicas, pero ninguna que sea única. Por lo tanto, la participación más relevante del HTLV-I en el desarrollo de las leucemias de células T, corresponde a la expansión del conjunto de linfocitos en replicación que están siendo controlados por el sistema inmune y que por adquisición de mutaciones se hacen malignos, desconociéndose aún si el genoma viral desempeña una función directa en el desarrollo final y en la mantención del tumor. ONCOGÉNESIS VIRAL Y PREVENCIÓN DEL CÁNCER La carcinogénesis viral plantea el problema de identificar al virus tumoral; si este agente es un elemento fundamental en el desarrollo de la enfermedad, medidas preventivas como el uso de vacunas podrían controlar la infección y, por ende, el cáncer. Esta situación parece cumplirse en las infecciones por el HBV, para el cual se dispone de una vacuna efectiva y segura, aunque de alto costo. La inmunización rutinaria de niños y jóvenes en las regiones de alta incidencia de infección por este virus, pretende controlar la enfermedad; sin embargo, los resultados sólo se podrán apreciar en algunos años más, debido al largo período que demora la aparición del hepatocarcinoma. La inmunización profiláctica para prevenir infecciones por EBV, HPV y HTLV-I está en estudio y aún no existen evidencias de la eficacia de estas vacunas. Otro enfoque de control se basa en la inmunización terapéutica. También se ha considerado el uso de drogas destinadas a bloquear específicamente a las oncoproteínas virales, aunque no se
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