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Pablito Martín - Pablo de la Iglesia ¡Detené la diabetes! Alimentación consciente para mejorar la calidad de vida Grijalbo 2 Advertencia: No todos los recursos descriptos en este trabajo están disponibles en todos los países donde el libro es distribuido; la intención de los autores es poner a disposición conocimientos útiles que luego deberán ser seleccionados y conjugados armoniosamente según la disponibilidad de los mismos y el consejo del profesional que le atienda. Es fundamental que las personas con esta enfermedad no abandonen las formas comprobadas de gestionarla, desde una dieta saludable hasta el ejercicio regular y medicamentos cuando sea necesario; las sugerencias aquí brindadas pueden ser muy eficaces y en casi todos los casos habrá que regular la dosis de fármacos o insulina para ir adecuándolos a la nueva realidad fisiológica, razón por la cual la supervisión médica o de un profesional calificado es indispensable. Este libro se ha realizado a título informativo y no pretende brindar asesoramiento médico o legal; cualquier cambio en la dieta o el estilo de vida queda bajo responsabilidad del lector. 3 Introducción Los enfermos de diabetes no se curan porque la medicina tradicional antidiabetes utiliza métodos empíricos y obsoletos que solo atacan los síntomas. DOCTOR JACOB SWILLING Desde los medios nos bombardean con la noticia de que el número de individuos con diabetes crece sin parar en todo el mundo, mientras que llamativamente se sostiene que los tratamientos para la enfermedad están evolucionando. Difícil de comprender cómo se llega a esta ecuación cuando vemos que hay cada vez más diabéticos y están cada vez más enfermos, más gordos, más dependientes de las medicinas farmacológicas y de los gastos que estas implican. Pero tenemos buenas nuevas para quienes se informan con más cuidado en la selección de noticias. La información nos está cambiando la vida si pertenecemos al grupo de quienes la utilizan a su favor. Hace unos años afirmar que la diabetes era curable era una herejía, hoy en día, quienes nos movemos en los ambientes naturistas, sabemos que hay muchos testimonios que lo atestiguan. Y por supuesto, prevenirla de manera efectiva es una posibilidad accesible para quien decide hacerse cargo de su salud. La realidad es que los métodos alopáticos para tratar la diabetes no están funcionando y hablar de curarla es impensable dentro de la lógica imperante. En cambio, desde la medicina natural hay varios enfoques que sí funcionan mucho mejor y le abren una puerta de esperanza y motivación a millones de diabéticos en el mundo y a sus familias que pueden ilusionarse con ver a sus seres queridos libres de los sufrimientos, las molestias y los gastos que acarrea esta enfermedad. 4 Lo que tenemos que comprender, y esto es una realidad absolutamente contundente, es que los tratamientos farmacológicos de la corriente oficial no abordan las causas de la enfermedad y apenas lo hacen con los síntomas. Poniéndolo simple: ante un agujero, un parche. No hay un camino único. La integración entre la ciencia y las diferentes escuelas médicas tradicionales nos permite investigar, integrar, experimentar y compartir como nunca lo habíamos hecho. ¡Y está dando sus frutos! Más y más personas, entre quienes padecen diabetes y otras enfermedades, así como en la creación de salud y bienestar, estamos yendo más allá de los límites que conocíamos y a una velocidad inimaginable. No podemos afirmar que es curable en todos los casos, pero tampoco podemos negarlo ni negarle a nadie la oportunidad de intentarlo; en cualquier caso, si el resultado no fuera el que esperamos, sin ninguna duda toda persona que aplique consistentemente los consejos vertidos en este libro, mejorará el curso de la condición que padece y, además, su estado de salud general. La nutrición ortomolecular, la medicina biológica y la alimentación consciente nos brindan la posibilidad de sumar alternativas que nos ayudarán a aumentar la producción de insulina, reducir los niveles de glucosa en la sangre, desintoxicar el organismo, proteger los órganos del sistema cardiovascular, renal y nervioso, prevenir efectivamente la diabetes entre quienes están en el grupo de riesgo y, en definitiva, mejorar notablemente nuestra calidad de vida. Tratándose de personas con diabetes hoy podemos definirlas en dos tipos: aquellas que se informan únicamente por los canales masivos y condicionados por la medicina social promedio, y aquellos que se hacen cargo de su salud y buscan alternativas que mejoren el curso de su enfermedad más allá de los consejos médicos establecidos. Todas las estrategias que les presentaremos son recetas caseras, utilización inteligente de alimentos comunes, hierbas medicinales y complementos de venta libre o consejos relativos al estilo de vida que no requieren supervisión especial y pueden complementarse con cualquier tratamiento que ya se esté realizando. Eso sí, se trata de herramientas muy efectivas y será necesario que mantenga los controles sugeridos por su médico para regular adecuadamente los niveles de cualquier droga o dosis de insulina que momentáneamente esté tomando... es muy probable que pronto no necesite más de ellos. Aún hoy, para el diabético, esta enfermedad es una preocupación a largo plazo porque se cree que no tiene remedio y cada vez irá peor con el paso de los años. ¡No es así! Ahora sabemos que tenemos una gran capacidad de control y si se toman los 5 recaudos oportunos, en el mejor de los casos es posible aspirar a una curación, o, eventualmente, transformar la enfermedad en una gran oportunidad para acceder a un nivel de bienestar superior y mantener a raya los deterioros típicos del promedio de los enfermos. El diabético también sabe que tiene otros problemas. Probablemente esta enfermedad no lo mate, pero pueda acabar con la integridad de su corazón y sus arterias. El riesgo de padecer ataques al corazón o derrames cerebrales son la causa de muerte prematura más corriente a la que se enfrenta esta comunidad; por supuesto, si a esto le sumamos exceso de peso, colesterol elevado, hipertensión, sedentarismo o tabaquismo, la situación se complica. Pero todo diabético mínimamente informado sabe por su médico y por los medios de comunicación, que tiene en sus manos la posibilidad de trabajar para prevenir estas complicaciones en buena medida; pues bien, en este libro brindaremos más recursos para garantizar una óptima calidad de vida. ¡Hacete ilusiones! ¡Llenate de expectativas! ¡Y ponete en acción! Porque si lo hacés, tu vida cambiará radicalmente, ¡para bien! Y así como hablamos de la amenaza que se yergue sobre el sistema cardiovascular, vemos otras que lo hacen sobre el sistema nervioso o los riñones. También, en estos aspectos hay avances en el conocimiento que si los llevás consistentemente a la práctica te ayudarán a vos y a miles de personas a vivir mejor dependiendo cada vez menos de las drogas farmacológicas o a no depender ya en absoluto. Las personas que padecen diabetes tipo 2 o predisposición a ella verán resultados asombrosos en su vida; quienes tienen diabetes tipo 1 podrán reducir su dependencia de la insulina o incluso olvidarse de ella para siempre... en tanto se cuiden con un estilo de vida saludable como el que aquí proponemos. ¡Hay que intentarlo! No hay nada que perder con ello, pues, en el peor de los casos, no solo esta enfermedad, sino nuestro bienestar integral mejorará notablemente. Lo hemos hablado en otros libros y nuestros lectores frecuentes sabrán que estamos convencidos de que la mayoría de las enfermedades se producen esencialmente debido al tóxico estilo de vida que llevamos en la actualidad; lo que determina que unos enfermen de artritis, psoriasis, diabetes o cualquier otra enfermedad se debe a una predisposición determinada en mucho menor medida por los genes u otros aspectos de la biología. El primer paso hay que darlo en el sentido de promover un estilo de vida que favorezca la salud evitando, en la mayor medida posible, el excesotóxico al que hoy estamos sometidos. Por sobre todas las cosas, lo que nosotros buscamos es ayudar al organismo a hacer 6 lo que sabe hacer naturalmente y de la mejor manera: crear salud. Y esto es igual para un diabético o para cualquier otra persona como estrategia básica: llevar una dieta natural con el mínimo de alimentos procesados, elegir mayoritariamente alimentos alcalinos, desintoxicar los tejidos, elevar los niveles de energía, desparasitar, recomponer la flora intestinal, controlar las infecciones fúngicas... Luego, por supuesto, dar un paso más con estrategias específicas para la enfermedad, pero que nadie se equivoque, se trata de una cosa y la otra; no es cuestión de tomar una infusión de hierbas, seguir comiendo azúcar y harinas refinadas y esperar que llueva maná. La alimentación consciente es el primer paso. Debemos retomar el uso de lo que nuestro amigo Néstor Palmetti llama “alimentos fisiológicos”: frutas, verduras y semillas como eje principal de la dieta; luego podemos considerar algunas otras opciones en menor medida como los cereales integrales o las legumbres. Y mantener a raya los alimentos que no son fisiológicos, tales como las carnes, los lácteos, las harinas refinadas, el azúcar y otros engendros artificiales como los aceites hidrogenados, los edulcorantes artificiales o el glutamato monosódico. Una vez organizada nuestra cocina para una alimentación consciente, también podemos recurrir a una serie de elementos que hemos llamado “medicalimentos y vitanutrientes”, es decir, elementos nutricionales portadores de propiedades extraordinarias que generarán un alto impacto en nuestro bienestar. Si padecés diabetes, se debe a que el páncreas está dañado o impedido por alguna razón para producir suficiente insulina; asimismo puede ocurrir que las células no puedan metabolizar adecuadamente la glucosa. Las causas pueden ser muchas (carencias nutricionales, estilo de vida inadecuado, saturación toxémica, acidez, parásitos, cándida...) y generalmente concurrentes, por eso debemos abordarlas a todas de manera holística y simultánea. El soporte esencial de cualquier estrategia es la alimentación. Esta necesariamente debe ser atóxica, alcalina, enzimática y nutritiva. No hay un método estricto, pero sí debemos vigilar estas condiciones para que marquen profundamente nuestro estilo de vida; podemos abrazar enfoques revolucionarios como los que propone el doctor Gabriel Cousens adhiriendo a una dieta basada exclusivamente en alimentos crudos, una de enfoque más amplio que se oriente al higienismo, la macrobiótica o el naturismo clásico, pero siempre teniendo presente que nuestro norte nos indica estar orientados a estos cuatro puntos y alejándonos de la acidez, las toxinas, los alimentos desvitalizados y vacíos de nutrientes. Una de las cosas que debemos tener claro es que las empresas farmacéuticas y 7 alimentarias están para ganar dinero, nuestra salud no es su prioridad. Un ejemplo es la conspiración, manipulación y bloqueo que vienen haciendo contra la stevia rebaudiana, una hierba que tiene propiedades endulzantes acalóricas y, como si esto fuera poco, capacidad medicinal para mejorar la diabetes y otras enfermedades como la hipertensión o la obesidad. El doctor John Rengen Virapen, ex ejecutivo de una de las empresas farmacéuticas más grandes del planeta, y el doctor Richard J. Roberts, galardonado con el Premio Nobel de Medicina, son apenas dos de las destacadas figuras del mundo de la ciencia y los negocios que se han animado a exponer que las farmacéuticas bloquean los fármacos que curan porque no son rentables y que la industria alimentaria hace algo similar al ofrecer sistemáticamente alimentos que enferman. Los diabéticos son uno de los colectivos que más alto precio pagan por esta conspiración y es necesario que se informen para sortear las trampas que la sociedad de consumo pone en su camino hacia la búsqueda legítima de la salud integral. Un diabético o un prediabético debe considerar una estrategia integral que mejore el funcionamiento del páncreas, su estado emocional, los órganos encargados de desintoxicar el organismo y los patrones fisiológicos generales que sostienen su bienestar. ¡Nosotros te brindaremos las piezas para armar este puzzle! Vos tendrás que hacer el esfuerzo personal de organizarlas de tal modo de ir armándolo de acuerdo a tus propias necesidades, gustos y posibilidades; debés ir experimentando cómo reacciona tu organismo, evaluando los resultados e ir dando pasos rítmicos y de manera consistente. En otras palabras: te brindamos las herramientas, vos decidís cómo y cuándo utilizarlas. Realmente hoy la paleta de recursos es tan amplia y las posibilidades de crear salud tan generosas, que estamos conscientes de que han quedado fuera de este libro muchas alternativas, tanto de los enfoques clásicos como de la vanguardia de la investigación y que bien podrían hacer una diferencia notable en la calidad de vida de los diabéticos y satisfacer las diversas necesidades que puede presentar cada individuo con sus peculiares características; tal vez los temas que quedan pendientes sean la excusa para otro libro que profundice esta reevolución de la salud que está dando la buena batalla contra esta pandemia sin control. La salud es una ecuación que debe dar un resultado determinado y nosotros les hemos brindado una fórmula dietética y algunas alternativas complementarias eficientes; pero, definitivamente, no las únicas. Aun así, este trabajo es un compendio de muchas de las herramientas más poderosas que hoy se pueden disponer y siempre el lector puede ampliar con la lectura de nuestras otras 8 publicaciones que en conjunto suman una quincena de libros con maravillosa información transformadora. Esperamos buenas noticias relatando tus éxitos con un estilo de vida en armonía con la Ley Natural. PABLO DE LA IGLESIA www.facebook.com/pages/Coach-Nutricional www.poreldespertar.com PABLITO MARTÍN www.facebook.com/pablitococina www.pablitomartin.com.ar 9 Primera parte Comprendiendo la diabetes 10 ¿Qué es la diabetes? Mi experiencia personal con la diabetes me dejó muy en claro que prácticamente cada caso de diabetes tipo 1 y 2 es 100% reversible. DOCTOR JOSEPH MERCOLA, médico cirujano certificado Empezamos la parte formal de este libro con una definición del doctor Joseph Mercola que parte desde una perspectiva completamente diferente a la visión negativa e impotente que nos quiere vender el sistema médico-farmacéutico establecido: “Prácticamente cada caso de diabetes tipo 1 y 2 es 100% reversible”. ¿Nos sumamos con confianza a esta visión y emprendemos el viaje con esperanza hacia una nueva era en la prevención y el tratamiento de la diabetes? Pero primero comprendamos un poco mejor de qué trata esta condición que afecta la calidad de vida de cada vez más personas, llevándose a muchos de ellos de manera prematura. Si cambiamos nuestros hábitos, rápidamente invertimos la tendencia La diabetes es una enfermedad cuya incidencia se ha vuelto epidémica en todo el mundo, por ejemplo en EE.UU. el 11% de los habitantes la padecen, y si bien las causas subyacentes a este estado de cosas no paran de multiplicarse debido a nuestra forma tóxica de vivir, como contrapartida las personas informadas tenemos a disposición más 11 conocimientos que nunca para hacerle frente de manera exitosa con la selección de mejores alimentos, intervenciones nutricionales y cambios sencillos en nuestro estilo de vida. Se trata de una enfermedad en la cual las células no pueden obtener la glucosa que necesitan como combustible; la glucosa que obtenemos de los alimentos efectivamente se encuentra circulando en la sangre pero no puede ser asimilada adecuadamente a nivel celular. Según la Federación Internacional de Diabetes, provoca una muerte cada siete segundos por causas directas o relacionadas con esta condición; la buena noticia que queremos brindarles es que con la información adecuada, cualquier persona con diabetes puede excluirse voluntariamentede estas tristes estadísticas. La diabetes mellitus es una enfermedad crónica y degenerativa padecida por millones de personas en todo el mundo y cuya incidencia va en aumento debido a la forma en que nos estamos alimentando. Necesitamos urgentemente tomar medidas individuales y colectivas para detener esta epidemia que está causando dolor y sufrimiento, así como quebranto en el sistema sanitario. Además, muchas de las complicaciones de esta condición pueden ser mortales o implican un deterioro definitivo en la calidad de vida: ceguera, amputaciones por mala circulación, enfermedades cardiacas, nefropatías... Si tomamos conciencia, podemos revertir esta situación. Tradicionalmente, aunque nunca su incidencia y su virulencia han sido tan intensas como hoy en día, ha sido tratada con plantas y dietas naturales hasta la actualidad que se enfatiza cada vez más en fármacos como los agentes productores de insulina química. Sin despreciar su utilidad, con el conocimiento y la estrategia adecuada, muchos diabéticos podrían liberarse de esta condición o al menos mejorarla significativamente evitando en gran medida las inyecciones costosas, dolorosas y de eficacia relativa o cuestionable. Aunque puede ser diagnosticada a cualquier edad, la diabetes insulinodependiente o tipo 1, comienza habitualmente en la infancia y se debe a que la producción de insulina es insuficiente; la insulina es la hormona que conduce el azúcar (glucosa) al interior de las células, sin ella las membranas impiden su ingreso. La insulina es producida en el páncreas, un órgano situado detrás del estómago, por células especiales llamadas beta. La insulina se necesita para movilizar el azúcar de 12 la sangre hasta las células donde es necesaria para obtener energía. En la diabetes tipo 1, las células beta no producen insulina o lo hacen en una medida menor a la necesaria. Sin la insulina suficiente, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo en lugar de entrar en las células y el cuerpo es incapaz de usarla para obtener energía. Esto lleva a los síntomas de diabetes tipo 1. La causa es desconocida, pero se especula que podría deberse a una condición autoinmune, es decir cuando la propia inmunidad se equivoca por alguna razón y destruye los propios tejidos. Los glóbulos blancos del sistema inmunitario protegen al organismo de sustancias extrañas y dañinas, técnicamente conocidas como antígenos; los antígenos pueden ser bacterias, virus, toxinas, células cancerosas, al igual que sangre o tejidos de otra persona o especie. Cuando nuestra inmunidad reacciona normalmente, produce anticuerpos que neutralizan estas sustancias peligrosas para nuestra integridad. Cuando el sistema inmunitario no puede establecer la diferencia entre tejido corporal sano y un antígeno, ocurre que nuestro propio sistema de defensas destruye los tejidos corporales propios que están saludables como, por ejemplo, el páncreas. Luego se presenta la diabetes no insulinodependiente otipo 2. Se trata de una condición que abarca varios trastornos referidos a diferentes causas y grados de severidad. El páncreas de las personas con esta variante de diabetes todavía puede elaborar su insulina pero nuestras células no la pueden utilizar adecuadamente. Con dedicación y buen asesoramiento, mucha gente sobrelleva perfectamente esta condición con una dieta sana, controlando el peso y haciendo actividad física, aunque lamentablemente los consejos convencionales son insuficientes para controlar la mayoría de los casos de forma definitiva, y más rápido o más lento, la enfermedad va avanzando. Niveles de referencia para la glucosa sanguínea Hipoglucemia: Niveles de glucosa en sangre inferiores a los niveles normales <55mg/dL en ayunas Normoglucemia: Niveles normales de glucosa en sangre 70-110 mg/dL en ayunas Hiperglicemia: Niveles de glucosa en sangre superiores a los normales > 110 mg/dL en ayunas 13 Si la enfermedad avanza, y esto no tendría que ser necesariamente así si tuviéramos el conocimiento adecuado y lo lleváramos a la práctica, la medicina alopática recomendará fármacos orales o inyecciones de insulina. Aunque se insiste con que se desconocen las causas de la diabetes tipo 2, los factores que nos predisponen son muy claros: Edad, el riesgo aumenta a partir de los 45 años Tener sobrepeso o ser obeso Antecedentes familiares Haber dado a luz un niño con peso mayor a 4 kilos Origen étnico de ascendencia nativa/indígena, africana, española o asiática Deterioro en la intolerancia a la glucosa. Y hay otros factores de riesgo no considerados importantes por la corriente alopática que desde nuestra perspectiva tienen importancia capital, tales como el consumo de lácteos, los parásitos y la cándida, el uso de medicamentos, la acidez de los tejidos, entre otros, que desarrollaremos en la segunda parte del libro cuando abordemos consejos prácticos desde la perspectiva de la nutrición ortomolecular, la medicina biológica y la alimentación consciente. Para ambos tipos de diabetes los síntomas son similares: Micción frecuente Exceso de apetito y/o sed Pérdida de peso Fatiga Embotamiento Llagas y heridas que cicatrizan lentamente Infecciones recurrentes Respiración dificultosa Vómitos Dolor y entumecimiento de las manos y los pies A mediano y largo plazo hay mayor riesgo de padecer trastornos cardíacos, problemas hepáticos y renales, deterioro neurológico, disfunción eréctil, o 14 desórdenes de la vista. Exámenes diagnósticos Si el nivel de azúcar en la sangre supera los 200 mg/dL, el médico recomendará exámenes para verificar o descartar la diabetes: Los análisis de sangre verificarán el nivel de glucemia en ayunas (si el resultado es mayor a 126 mg/dL en dos oportunidades, se considera que se padece la enfermedad). El nivel de hemoglobina A1c que muestra el nivel promedio de azúcar en la sangre durante tres meses (se considera normal menos de 5,7%, prediabetes entre 5,7% y 6,4% y diabetes cuando da 6,5% o superior.). La prueba de tolerancia a la glucosa oral se realiza para verificar cómo el organismo descompone el azúcar y se diagnostica diabetes si el nivel de glucosa es superior a 200 mg/dl luego de dos horas. Será el médico especialista quien recomiende estudios para determinar si se ha desarrollado o no la diabetes en los siguientes casos, de acuerdo a la información disponible en la Biblioteca Nacional de Salud de los Estados Unidos: Niños obesos que tengan otros factores de riesgo de diabetes, comenzando a la edad de 10 años y repitiendo cada dos años. Adultos con sobrepeso que tengan otros factores de riesgo. Adultos de más de 45 años cada tres años. Más allá de esto, en las visitas periódicas el médico evaluará: Presión arterial La piel y los huesos en los pies y las piernas Sensibilidad en los pies Parte posterior del ojo con un instrumento especial con luz denominado oftalmoscopio. Niveles de colesterol y triglicéridos Verificar que los riñones estén trabajando bien (microalbuminuria y creatinina en 15 suero) Visitar al oftalmólogo al menos una vez al año o con mayor frecuencia si tiene signos de retinopatía diabética Visitar al odontólogo cada 6 meses para una limpieza y examen dental completos. En general, nos mostramos críticos con los procedimientos farmacológicos e invasivos de la corriente alopática a la hora de plantear estrategias terapéuticas, razón por la cual aconsejamos recurrir a un médico con formación en medicina biológica que nos brindará más opciones y será más respetuoso de nuestra integridad; sin embargo, los procedimientos diagnósticos, sin obsesionarnos con ellos, son un excelente recurso para monitorear nuestra salud y diseñar su cuidado. ¡En la diabetes todo puede mejorar! En el año 2006, la Comisión de Médicos para la Práctica de la Medicina Responsable coordinó un estudio en el que se analizan los resultados de una dieta vegetariana en pacientes con diabetes tipo 2; las porciones de verduras, cereales, frutas y legumbres no tenían límites y se comparó al grupo vegetariano con otro que seguía los patrones delas guías de la Asociación Americana de Diabetes (AAD). Los resultados fueron los siguientes: Un 43% del grupo vegetariano y un 26% del grupo AAD redujeron los fármacos para la diabetes. Entre aquellos que sus medicamentos permanecieron iguales, el grupo vegetariano logró bajar la Hemoglobina A1C que indica el índice de control del azúcar en sangre a largo plazo, por 1,2 puntos, triplicando los beneficios de la dieta AAD. El grupo vegetariano bajó 5,9 kilos y el grupo AAD, 4,8. El grupo vegetariano también logró mejoras superiores en los niveles de colesterol y LDL. 16 ¿Qué es el índice glucémico? Aunque el tema es clave para la mejor administración de la diabetes, tanto médicos, nutricionistas, así como las acciones educativas de salud pública, no siempre logran comunicar adecuadamente para una fácil comprensión por parte de los pacientes con diabetes esta cuestión del índice glucémico (IG) de los alimentos. Se trata de la velocidad con la que los alimentos elevan la glucosa en la sangre después de su ingestión. El índice glucémico de las tablas que conocemos se obtiene de una prueba de laboratorio realizada en voluntarios que no tienen diabetes y se obtienen los valores de glucemia cada quince minutos después de la ingesta de un determinado alimento; luego los resultados se comparan con los obtenidos realizando la misma prueba con la misma cantidad en forma de glucosa. Vale la pena prestar atención a este punto porque el IG no solo es clave para los diabéticos sino también se utiliza para mejorar el rendimiento deportivo, estudiar el efecto de los alimentos sobre el apetito, el metabolismo de las hormonas y los eicosanoides o el bienestar general. Por ejemplo, es interesante saber que luego de realizar actividad física los alimentos con alto IG producen una elevada carga de glucógeno muscular y los de bajo IG ingeridos antes de realizar ejercicios extenuantes y prolongados, incrementan la resistencia y mantienen una mayor concentración de combustibles plasmáticos hacia el final del ejercicio; estos datos cobran importancia sobre todo cuando el diabético realiza actividad física, lo cual es de gran interés. Y, en especial para los que desean quitarse los kilos de más —absolutamente imprescindible en los diabéticos—, los alimentos con un bajo IG tienden a generar mayor saciedad, por lo tanto menos ansiedad por la comida. Este es un punto con enormes posibilidades para la salud y que la ciencia está comprendiendo en los últimos años; aquí lo esbozamos apenas pero 17 tiene aristas muy potentes para explorar en relación al equilibrio hormonal y de los eicosanoides (las “superhormonas” de las células que controlan todo el metabolismo), el sobrepeso, la inmunidad, entre otras muchas cuestiones. Aunque el índice glucémico, herramienta creada hace más de treinta años, no es un recurso suficiente para evaluar completamente la calidad y la conveniencia de un alimento para un diabético, constituye un primer dato orientativo que permite sustituir alimentos de alto índice glucémico por otros de índice moderado o bajo. Sin embargo, aún queda mucha investigación pendiente sobre este tema, ya que incluso las diferentes tablas elaboradas dan variaciones significativas entre los mismos alimentos; esto indica que la respuesta fisiológica varía de un individuo a otro e incluso en el mismo individuo cuando incorpora variables en su estilo de vida. Hasta hace unos años, se pensaba que los alimentos con mayor contenido de azúcares (hidratos de carbono simples o sencillos) son los que elevan más rápidamente la glucemia. Esto era así porque se deducía que al ser moléculas sencillas no necesitan digestión para ser absorbidas en el intestino y pasarían a la sangre con mayor rapidez que aquellos alimentos compuestos por hidratos de carbono complejos como arroz, pasta o harinas en general, los cuales necesitan un proceso de digestión más largo para ser asimilados. Luego, aprendimos que los alimentos ricos en grasas o en fibra se digieren y asimilan más lentamente, provocando también un menor índice glucémico. Y por supuesto hemos aprendido mucho sobre el metabolismo de los lípidos y hoy sabemos que hay grasas “buenas” y “malas”, y aunque tengan la misma cantidad de calorías, su metabolización es muy diferente, siendo unas saludables para los diabéticos porque afectan positivamente el índice glucémico y otras afectan negativamente porque alteran el metabolismo hormonal cuyo equilibrio facilitaría la prevención y tratamiento de la enfermedad, amén de la mayor predisposición a factores de riesgo asociados como el sobrepeso y las enfermedades cardiovasculares que ya constituyen todo un problema en estos casos. Además, hoy comprendemos mucho mejor la importancia de conservar la actividad enzimática de los alimentos evitando su cocción en la medida de lo posible, prefiriendo los alimentos crudos o fermentados naturalmente. También se ha observado que las reservas de enzimas en las personas que padecen diabetes están disminuidas y es necesario preservarlas así como aportárselas al organismo a través de los alimentos y los complementos. Estos factores apenas comienzan a ser considerados por las corrientes oficiales de 18 la medicina aunque forman parte del saber y la praxis de las diferentes corrientes de medicina natural desde hace miles de años; por supuesto que estamos aprendiendo mucho de las nuevas investigaciones científicas en este orden pero realmente lo que hoy recién valida la ciencia e incorpora la medicina alopática en el mejor de los casos, es un beneficio que ya estaba disponible para muchos usuarios y practicantes del naturismo desde hace mucho tiempo. Conjugando estos conocimientos, podemos mencionar a modo de ejemplo que un alimento muy rico en azúcares como el helado tiene un índice glucémico bajo, pues al contener una gran cantidad de grasa la asimilación de azúcar se reduce. A simple vista, y esto sucede habitualmente, sería posible sugerir como permitido el consumo de al menos pequeñas cantidades de helado; sin embargo, la medicina natural ingresa con algunas advertencias significativas ignoradas por los especialistas de la vieja escuela. El helado, rico en azúcar y grasa saturada, nos predispone a la enfermedad cardiovascular a la cual están aún más expuestos los diabéticos; es un hecho que el consumo de leche, considerado por muchos como un alimento saludable, aumenta el índice de casos de diabetes; el helado acidifica la sangre, lo cual impide una buena oxigenación de los tejidos y genera una desequilibrio en el metabolismo general, carece de enzimas y requiere de un elevado aporte de las reservas para su metabolización... Y podríamos seguir mencionando factores de riesgo asociados que no suelen ser contemplados. Por supuesto, a nosotros también nos gusta el helado, pero es necesario informarse y actuar en consecuencia para optimizar nuestra alimentación en la medida que esté a nuestro alcance. ¡Y además podemos hacer helados completamente saludables! Otro ejemplo para considerar son los cereales. Aquellos que son integrales poseen un índice glucémico más bajo que los cereales refinados que se consumen habitualmente. Pero la conservación de la integridad de estos alimentos no solo trae aparejado este beneficio sino también la presencia de muchos micronutrientes que favorecerán la digestión, metabolización y asimilación de los mismos; por supuesto también, y esto no es un dato menor, la eliminación de sus desechos. Los alimentos en el mayor estado de integridad, lo más próximos a su estado tal como se presentan en la naturaleza, aportan eficiencia a todo el proceso nutricional y esto es algo en lo que el diabético, y todo el mundo en realidad, debe reparar a la hora de pensar la salud. Índice glucémico de los alimentos 19 ALIMENTOS CON IG ELEVADO Glucosa Zanahorias cocidas Miel Apio cocido Puré de papas Calabaza cocida Sandía Mijo Pan blanco Chocolate con leche Cereales desayuno Arroz Remolacha cocida Uvas pasas Plátano Melón Sacarosa Pastel de crema Maíz dulce Mango Papaya KiwiPapas fritas 100 92 87 85 80 75 72 70 69 68 66 66 65 65 62 60 59 59 55 55 55 52 51 ALIMENTOS CON IG MEDIO Macarrones Muesli sin azúcar Arroz integral Uvas Piña Arándano Coco Espaguetis blancos al dente Espaguetis integrales al dente Jugo de pomelo Jugo de naranja Orejones Harina de garbanzo Trigo sarraceno integral Pan 100% integral Habas (crudas) Copos de avena Zanahoria cruda en jugo 50 50 50 45 45 45 45 45 45 45 43 40 40 40 40 40 40 40 ALIMENTOS CON IG BAJO Manzana Tomate 39 38 20 Helado Yogur Apio crudo Semillas de lino Semillas de sésamo Quínoa Naranja Yogur entero Centeno Pera Leche desnatada Zanahorias crudas Queso fresco Requesón Mandarina Garbanzos cocidos Durazno Pomelo Moras Hummus Cebada Ciruela Berenjena Brotes de bambú Fructosa Castañas de cajú Nueces Pesto Ajo Champiñones Hinojo Espárragos Coliflor Palta Especias Carne, pollo y pescado Huevos Aceites vegetales 36 36 35 35 35 35 35 35 34 33 32 30 30 30 30 30 28 26 25 25 25 24 20 20 20 15 15 15 15 15 15 15 15 10 5 0 0 0 La información se ha obtenido revisando varias tablas y es aproximada ya que no hay coincidencia exacta entre ellas; la misma es orientativa y relativa a un conjunto limitado de alimentos. Hemos destacado los alimentos que, independiente de su IG, consideramos más saludables para incorporar en la dieta del diabético (que siempre debe procurar ingestas moderadas o frugales). En itálica hemos resaltado alimentos aceptables moderadamente una vez que se conozca sobre la información nutricional compartida en este libro. 21 En la cuarta sección del libro hemos propuesto un semáforo de alimentos permitidos que complementa esta tabla y canaliza de manera práctica la selección y combinación de alimentos a la hora de diseñar un menú naturista con beneficios terapéuticos. Consideraciones para el mejor uso de la tabla En general, para hacer más lenta la absorción de los alimentos y evitar variaciones bruscas en la glucemia hay cosas que debemos tener en cuenta: Elegir alimentos ricos en fibra, por ejemplo cambiar el arroz blanco por el integral, preferir el cereal entero a las harinas (aunque sean integrales). Evitar la cocción de los alimentos o preferirlos crudos cuando sea posible. Un plato de pasta integral al dente se absorbe de forma más lenta que uno muy cocinado, pero también el grano de cereal se absorbe más lento que los alimentos hechos con su harina. Los alimentos líquidos o muy troceados se absorben con mayor rapidez que aquellos otros que permanecen enteros o tienen menos elaboración; una fruta tiene menor índice glucémico que un jugo; una sopa crema hecha con zapallo, cebolla y tomate u otros vegetales crudos es mejor que una que hemos cocinado al modo tradicional. Simplificando, el procesamiento térmico o mecánico del alimento aumenta su IG porque tiende, en general, a disminuir el tamaño de las partículas y aumentar la rapidez de su absorción intestinal. La combinación de alimentos de bajo IG con aquellos que presentan un IG elevado permite la ingestión de pequeñas cantidades de estos últimos de manera segura; por supuesto, siempre recomendamos la ingesta de alimentos saludables, orgánicos e integrales. En otras áreas de este libro incursionaremos en temas de interés cruzado con lo que refleja esta tabla, pues no siempre los alimentos de bajo IG son recomendables para los diabéticos, y viceversa, algunos alimentos habitualmente desechados podrían ser incorporados sin riesgos, al menos en pequeñas cantidades. ¡Sigamos aprendiendo! 22 Ampliando el concepto: ¿Qué es la carga glucémica? El índice glucémico, aunque útil, es un enfoque con sus limitaciones y el mapa para entender mejor cómo funciona el metabolismo del azúcar puede ser ampliado con la idea de carga glucémica (CG). La diferencia por la cual muchos especialistas empiezan a considerar el concepto de CG como más práctico se debe a que tiene en cuenta la cantidad de hidratos en una ración del alimento a considerar y la respuesta concreta en la glucemia. El índice glucémico (IG) tan solo nos indica cuán rápidamente un carbohidrato se convierte en azúcar en la sangre; en cambio, la CG mide el mismo efecto pero en función de su conversión de acuerdo a los carbohidratos disponibles en una porción estándar. La fórmula para calcular la CG es dividiendo el índice glucémico del alimento por 100 y multiplicando por la cantidad de hidratos en gramos que tiene esa ración. De esta forma, la información obtenida refleja más congruentemente la manera en la que una ración de alimento va a influir concretamente en la glucemia. Los valores de CG se consideran de la siguiente manera: CG alta: mayor de 20 CG media: entre 11-19 CG baja: menor de 10 Aunque a fin de cuentas todo se resume en comer variado y con moderación, optando preferentemente por frutas y verduras mayormente crudas, semillas, algas, legumbres y algunos cereales en forma limitada, evitando los alimentos procesados, esta información nos ayudará a comprender cómo funciona nuestro cuerpo y a desmitificar muchas “verdades” que ya no lo son. Por ejemplo, un alimento puede tener un índice glucémico (IG) muy alto, si bien la cantidad que se consume en una ración tiene muy poco impacto sobre la glucemia. Por ejemplo, la papa que tiene un IG elevado y una carga glucémica media, aunque si comemos demasiado como es frecuente, puede afectarnos negativamente; sin embargo, si la incorporamos a una ensalada cruda en cantidades pequeñas, ¡perfectamente podemos darnos el gusto! Aunque sea cuando hemos controlado bien la diabetes, devuelto la vitalidad al cuerpo con alimentos y complementos saludables y hemos pasado el tiempo suficiente por la dieta de la “onda verde” que compartimos en la 23 última parte de este libro. O por ejemplo la miel, que por una ración de 50 gramos tiene un IG elevado pero la CG de la pequeña porción que usaremos para endulzar es de rango medio y puede ser aceptable para muchos diabéticos que han avanzado en el programa que proponemos y han estabilizado su glucosa en niveles normales. O consideremos la sandía, que tiene un IG alto (72) pero su CG es baja (4), porque sólo hay 6 gramos de carbohidratos disponibles en una ración (120 g) de sandía. ¡Una buena noticia para los amantes de este fruto delicioso! Moderación, siempre moderación. Y a modo de regla general, observemos que los alimentos que tienen una CG baja suelen tener un IG bajo; en cambio, los alimentos con valores intermedios o altos de CG tienen un IG que varía de muy bajo a muy alto. Para verlo más claramente, les facilitamos una tabla comparativa entre el IG y la CG de algunos alimentos: ALIMENTO CG IG Pasas de uva 28 64 Macarrones 23 47 Miel 18 87 Pan 15 95 Piña 08 60 Kiwi 06 53 Manzana 05 40 Lentejas 05 30 Si deseás obtener la muestra comparativa de la IG y la CG, la Universidad de Sydney presenta una propuesta en Internet donde podés averiguarlo: www.glycemicindex.com. Por supuesto, al combinar los alimentos estos índices varían porque también lo hace la forma en que el organismo asimila sus macronutrientes. Matemáticamente hablando, en nutrición, el orden y la combinación de los factores sí alteran el producto. Seamos conscientes: es mucho mejor y más fácil prevenir que 24 curar Si no se controla la diabetes adecuadamente, puede ocasionar muchas complicaciones adicionales tales como pérdida de la visión, derrames cerebrales, trastornos cardiovasculares, insuficiencia renal, disfunción eréctil, amputación de extremidades inferiores, entre otros padecimientos. El cúmulo de evidencias científicas expone sin ninguna duda la necesidad de priorizar las intervenciones dietéticas y nutricionales en la prevención y el tratamiento de la diabetes como la primera opción clínica. ¿Cómo evitar las oscilaciones bruscas de la glucemia? La glucemia fluctúa normalmente en rangos estrechos y es allí a donde deseamos apuntar; debemos procurar evitar los niveles demasiado bajos (hipoglucemia) o demasiado altos (hiperglucemia), pues ambos son una amenaza para la salud. Uno de los grandes secretos, ademásde elegir alimentos saludables y variados por supuesto, es realizar varias comidas más livianas; el mínimo recomendable, especialmente en los casos de diabetes, son cuatro comidas aunque seis parece ser lo ideal: desayuno, almuerzo, merienda y cena, más una colación a media mañana y otra a media tarde. Una buena idea es dejar de lado nuestra idea del postre, al menos la mayoría de las veces, y destinarlo a alguna de las colaciones intermedias; siempre ateniéndonos al hábito de la moderación. Si entre comidas la ansiedad nos dice que “tenemos hambre”, no nos privemos de un pequeño tentempié pero verifiquemos que no sea sed, en especial si ya hemos hecho nuestras seis comidas, y primero concedámonos un buen vaso de agua pura; muchas veces confundimos la sed con hambre. 25 ¿Qué hay con la fructosa? La razón por la cual el uso de fructosa tiene ascendencia en el tratamiento de la diabetes se debe a que es utilizada sin necesidad de recurrir a la insulina, a diferencia de la glucosa que sí lo hace. La sacarosa (azúcar blanca) está compuesta en partes iguales de fructosa y glucosa. Otra ventaja de la fructosa es que puede proveer tanta energía a las células y la misma cantidad de glucógeno sin recurrir a la insulina. Cuando el consumo de fructosa es suficiente y se obtiene la mayor parte de la energía de esta manera, la insulina disponible podrá generar una mejor combustión de la glucosa y las grasas, favoreciendo el metabolismo preventivo y terapéutico de la diabetes. Efecto de la insulina sobre el metabolismo de las grasas La insulina incide en el metabolismo de las grasas de manera relevante a largo plazo. Cuando hay exceso de insulina se almacenan grasas y cuando los niveles son bajos aumenta la descomposición de las grasas y su consumo como fuentes de energía. Esto ocurre porque la insulina favorece el transporte de la glucosa hacia el interior de la célula adiposa, disminuyendo el consumo de grasas. También promueve la síntesis de ácidos grasos, en especial en las células hepáticas, que luego serán transportados al tejido adiposo. Y, finalmente, impide la liberación de ácidos grasos hacia la sangre, almacenándolos en los adipocitos en forma de triglicéridos. 26 En cambio, en ausencia de insulina, la metabolización de grasas y su consumo como fuente de energía se incrementa notablemente; normalmente ocurre entre comidas, cuando la secreción de insulina alcanza su piso —aunque en la diabetes, especialmente la tipo 1, la misma está casi suprimida— y los triglicéridos almacenados son hidrolizados liberando grandes cantidades de glicerol y ácidos grasos hacia la sangre y utilizados como combustible por todos los tejidos excepto el cerebro. El exceso de los ácidos grasos en sangre es utilizado para la síntesis de colesterol y fosfolípidos (principales productos del metabolismo de los lípidos) y su elevada concentración conduce a una aterosclerosis en personas con diabetes grave; la carencia de insulina también causa acidosis (producción excesiva de ácido acetoacético a partir de ácidos grasos en el hígado). Por esta razón, debemos desmitificar el tabú en el uso de frutas, en especial frescas, en los diabéticos. Bien consumidas de acuerdo a los principios higienistas, es decir, crudas, preferentemente alejadas de otros alimentos, especialmente cocidos, o sin mezclas muy complejas que entorpezcan su metabolismo, manteniendo siempre la moderación y una buena masticación, nos ayudarán a controlar y mejorar la diabetes. Asimismo, favorecerán el cuidado de la salud hepática como pilar de la salud y una alimentación integral que favorezca la alcalinidad de los tejidos. Aunque técnicamente este breve escrito tiene su complejidad para el lector no iniciado, el mismo refleja la importancia del equilibrio dietético en la recuperación de la salud; no se trata de buscar una balsa milagrosa que nos cure, sino de desarrollar el arte del equilibrio natural en nuestras elecciones cotidianas. Se ha observado que si el diabético dispone de fructosa como fuente de energía preferente y desalienta la presión de la insulina para metabolizar la glucosa, evitará muchas distorsiones en el metabolismo de las grasas y los carbohidratos y las complicaciones propias de la enfermedad. También sirve como estrategia de recuperación del páncreas que, mediante el descanso y el aporte de alimentos 27 enzimáticos como las frutas y las verduras, podrá depurarse y restablecerse. Pero prestá mucha atención a lo siguiente. No se trata de recurrir a los cristales aislados para utilizarlos como edulcorantes; esto es otro proceso de refinación que concentra y crea desequilibrios imprevistos por la evolución natural. Hablamos de frutas frescas en cantidades moderadas, ni siquiera de frutas secas que concentran mucho su contenido en fructosa y pierden carga enzimática tan necesaria para el funcionamiento saludable de los tejidos (aunque estas también pueden consumirse de manera más acotada). Debés evitar los cristales de fructosa y sobre todo al jarabe de maíz de alta fructosa; al respecto, el doctor Joseph Mercola afirma: Los científicos han demostrado por primera vez que la fructosa, una forma barata de azúcar utilizada en miles de bebidas y productos alimenticios, puede dañar el metabolismo humano y se encuentra colaborando con la crisis de obesidad. La fructosa, un endulzante que por lo general se deriva del maíz, puede causar que las células de grasa crezcan alrededor de órganos vitales poniéndolos en peligro y es capaz de desencadenar las primeras etapas de la diabetes y de enfermedades cardíacas. Durante diez semanas, dieciséis voluntarios se sometieron a una dieta controlada que incluía altos niveles de fructosa que produjo nuevas células de grasa alrededor de su corazón, hígado y otros órganos digestivos. Ellos también mostraron signos de anormalidades de procesamiento de alimentos relacionadas con la diabetes y enfermedades cardíacas. Otro grupo de voluntarios que llevaban la misma dieta, pero reemplazaron la fructosa con la glucosa, no presentó los mismos problemas. Este estudio se une a un creciente grupo de investigaciones científicas que demuestran que consumir jarabe de maíz de alta fructosa es la manera más rápida de dañar su salud. En la actualidad, se sabe sin duda alguna que el azúcar en sus alimentos, en todas sus formas, está cobrándole un precio muy caro a su salud. Y la fructosa en cualquiera de sus formas —incluyendo el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) y la fructosa cristalina— es lo peor de lo peor. La fructosa es uno de los principales causantes de: La resistencia a la insulina y la obesidad La presión arterial alta Los niveles elevados de triglicéridos y LDL 28 El agotamiento de vitaminas y minerales Las enfermedades cardiovasculares, enfermedades del hígado, cáncer, artritis e incluso gota. Obviamente, los voluntarios de este estudio no eran diabéticos. Sin embargo, deja una importante enseñanza para todos: los mejores esfuerzos del ser humano para refinar, sintetizar e industrializar algo bueno, siempre tienen consecuencias negativas. Para gozar de una buena salud, y en especial para los diabéticos, la respuesta es el equilibrio, la moderación y el apego a los alimentos frescos e integrales, insistimos, con su fibra, sus enzimas, sus bioflavonoides, sus vitaminas y sus minerales. En el mismo artículo, el doctor Mercola aclara perfectamente: La glucosa es la forma de energía para la que estamos diseñados. Cada célula de su cuerpo, cada bacteria —y de hecho, todo ser viviente sobre la Tierra— utiliza la glucosa como forma de energía. Si usted recibe la fructosa únicamente en forma de frutas y vegetales (donde se origina de manera natural) como lo hacía la mayoría de las personas hace un siglo, usted consume cerca de 15 gramos al día —muy lejos de los 73 gramos por día que recibe el adolescente promedio de las bebidas endulzadas—. En las frutas y vegetales, hay una mezcla con fibra, vitaminas, minerales, enzimas y fitonutrientes benéficos, que en conjunto moderan cualquier tipo de efectometabólico negativo. No es que la fructosa sea mala por sí sola, son las DOSIS MASIVAS a las que usted está expuesto las que la hacen peligrosa. Uno de los grandes problemas creados por el aislamiento de la fructosa y su uso como edulcorante y aditivo en forma de jarabe de maíz de alta fructosa, es que la cantidad de ácidos grasos que se crea tras su consumo sobredosificado por presión de la industria alimentaria, se almacenan en el hígado y crean resistencia a la insulina, agravando el problema que queremos prevenir o tratar. Es decir, la respuesta no es sí o no, todo o nada, sino que nos habla de un justo camino del medio donde aún prima la cordura que nos indica que la salud se construye de la mano de la moderación y el consumo de alimentos frescos e integrales. ¡Moderación, frescos e integrales! ¡Moderación, frescos e integrales! Este es el mantra de la vida sana. 29 ¡Para tener muy en cuenta! En Estados Unidos, a principios del siglo XX se consumía una media de 15 g/día de fructosa proveniente de la fruta. Hoy se ha multiplicado por cuatro o cinco, debido a su omnipresencia en productos endulzados con fructosa o jarabe de maíz de alta fructosa. Síndrome X También conocido como Síndrome Metabólico (SM) fue descripto por primera vez por el investigador del Centro Médico de la Universidad de Stanford, Gerald Reaven, en 1988; se trata de una asociación entre el riesgo cardiovascular asociado a dislipidemias (aumento de colesterol y/o triglicéridos en la sangre), obesidad, hipertensión arterial e intolerancia a la glucosa (conocidos como el cuarteto de la muerte), la diabetes y la resistencia a la insulina. El síndrome metabólico es una serie de factores de riesgo que predisponen al individuo a padecer una enfermedad cardiaca, un derrame cerebral o diabetes. En los Estados Unidos, una de cada cinco personas padece esta condición. Se presenta con más frecuencia en familias con antecedentes y es más común entre las personas afroamericanas, hispanas, asiáticas e indígenas americanas; aunque se enfatiza en la cuestión genética, queremos afirmar también que con frecuencia se heredan los hábitos y estilos de vida contradictorios con la salud. A medida que el individuo envejece, el riesgo de desarrollarlo es mayor. Los especialistas afirman que la causa del síndrome metabólico no se conoce y señalan entre los factores de riesgo la genética, el exceso de grasa (especialmente alrededor de la cintura) y la falta de ejercicio. En todo caso, señalamos que efectivamente sabemos qué se puede hacer para prevenirlo y tratarlo de manera natural con resultados exitosos; los consejos generales que brindamos en la parte práctica para el tratamiento coadyuvante de la diabetes, señalan también el rumbo para un estilo de vida en esta dirección. Criterios para diagnosticar Síndrome Metabólico según la 30 Federación Internacional de Diabetes De acuerdo al criterio de esta organización, para que una persona sea diagnosticada con síndrome metabólico debe tener: Obesidad central (definido como circunferencia de cintura >/= 94 cm para hombres caucásicos y >/= 80 cm para mujeres caucásicas, con valores étnicos específicos para otros grupos) Más dos de los siguientes cuatro factores: Nivel de triglicéridos (TG) elevados: >/= 150 mg/dL (1,7 mmol/L), o tratamiento específico para esta anormalidad lipídica Colesterol HDL reducido: < 40 mg/dL (1,03 mmol/L) en hombres y < 50 mg/dL (1,29 mmol/L) en mujeres, o tratamiento específico para esta anormalidad lipídica Tensión arterial (TA) elevada: TA sistólica >/= 130 o TA diastólica >/= 85 mm Hg, o tratamiento de hipertensión previamente diagnosticada Glucosa plasmática en ayunas elevada >/= 100 mg/dL (5,6 mmol/L), o diabetes tipo 2 previamente diagnosticada. Si la glucosa en ayunas es > 5,6 mmol/L o 100 mg/dL, la prueba de tolerancia oral a la glucosa (PTOG) es fuertemente recomendada pero no es necesaria para definir la presencia del síndrome. 31 Segunda parte Enfoque biológico en el tratamiento de la diabetes 32 En esta segunda parte, nos posicionaremos sobre los puntos que son importantes para la prevención y el tratamiento de la diabetes desde la perspectiva de la medicina natural. Cada persona es un mundo aparte y, con el acompañamiento profesional adecuado, se podría mejorar este programa hilando más fino. Sin embargo, los parámetros aquí brindados serán de utilidad para la generalidad de las personas a modo de una base muy consistente a partir de la cual organizar un estilo de vida infinitamente superador en relación a limitarse a la propuesta de la alopatía. A partir de ahora esta aventura de superación se pone más interesante. ¡Allá vamos! 33 Tóxicos cotidianos Nuestro estilo de vida nos expone permanentemente a un exceso de toxinas físicas y emocionales y, particularmente, los excesos alimentarios son muy difíciles de evitar en la intensa vida social que tenemos que sobrellevar muchas veces; pero este estilo de vida se ve potenciado porque mucha gente ignora el daño que provoca y cómo se relaciona con las enfermedades que padecemos y nos están matando, sin excluir la diabetes. Por otra parte, por el simple hecho de vivir en ambientes desvitalizados y ciudades polucionadas, nuestro cuerpo recibe un exceso de sustancias extrañas que deben ser eliminadas para que no dañen nuestros tejidos. Alimentación y ambientes tóxicos conjugan una ecuación de poderosa capacidad de destrucción y es preocupante ver que las masas no tienen mayor conciencia de ello, es decir, al no saber que estamos parados al borde del precipicio en medio de la noche más oscura, difícilmente podamos tomar la decisión de dar la vuelta en la dirección contraria. Factores de contaminación alimentaria Básicamente, la contaminación con sustancias indeseables para nuestro organismo proviene de nuestros hábitos alejados de una alimentación integral. El occidental promedio está ingiriendo excesos de grasa animal (carne, fiambres, manteca, queso), azúcares refinados (azúcar, pan blanco, gaseosas, panificados industriales), excitantes (alcohol, café) o sal; todos estos factores limitantes de nuestra salud provocan que nuestras arterias se atasquen, sobrepeso, debilidad física e inmunológica, retención de líquidos, diabetes, etcétera. 34 Por otra parte, solemos consumir pocas frutas, verduras, semillas y azúcares lentos y agua; esta deficiencia nos provoca carencias nutritivas (vitaminas, minerales, fibra, ácidos grasos esenciales...) que nos conducen a situaciones de estreñimiento, deshidratación y malestar general. Diferentes estudios preconizan que hasta dos de cada tres enfermedades se deben a una alimentación inadecuada, y que si llevamos una alimentación sana desde pequeños, podemos reducirlas en un 65%. Esto demuestra el sinsentido de los grandes esfuerzos realizados para encontrar la causa de todas las enfermedades en los virus, las bacterias o los genes, mientras que se descuida la investigación científica en el campo de la nutrición, o peor aún, cuando los conocimientos son contundentes son despreciados negligentemente. Para nutrir, como iremos comprendiendo a lo largo de este trabajo, es imprescindible desintoxicar primero; sin este requisito previo, es muy difícil la asimilación óptima de los micro y macronutrientes que el cuerpo necesita. El primer paso es reconocer las fuentes de toxinas para evitarlas o limitarlas al máximo. La industrialización de los alimentos ¿Cómo llegamos a este estado de toxemia generalizada que anticipa a casi todas las enfermedades que nos aquejan? El doctor Eneko Landaburu lo explica perfectamente en un artículo titulado “Alimentación preventiva y curativa”: Si metes gasoil a un coche para gasolina, funcionará fatal. El motor humano fue diseñado hace unos 2 millones de años para los productos presentes en la naturaleza, para los que dispone de sustancias digestivas (enzimas). Hace unos diez mil años comenzamos a modificar dichos productos con agricultura, ganadería y cocinado. La alimentación moderna contiene moléculas nuevas para lascuales no tenemos enzimas digestivas. Empezamos a consumir leche de otros animales, transformar las pequeñas semillas silvestres en otras más grandes y a calentar los alimentos, apareciendo moléculas extrañas. Refinamos los alimentos y les añadimos sustancias químicas sintéticas. Lo último ha sido la modificación genética. Al llegar los alimentos modernos a nuestros intestinos, la única barrera que separa estas sustancias peligrosas de nuestra circulación sanguínea es una mucosa finísima 35 (0,025 milímetros) y muy extensa (600 metros cuadrados). Originalmente, sólo permite el paso a moléculas que podamos asimilar. Con el uso y el abuso esta mucosa se vuelve permeable a moléculas extrañas. Una vez en nuestro interior pueden causar tres tipos de enfermedades: Por reacciones autoinmunes: reumas, artritis, esclerodermia, lupus, enfermedad de Basedow (hipertiroidismo), tiroiditis de Hashimoto, esclerosis múltiple, enfermedad celíaca, dermatitis herpetiformme, diabetes tipo 1 (infanto-juvenil), nefropatía por la IgA (enfermedad de Berger), dolor de cabeza, síndrome antifosfolípido (SAF)… Por intoxicación y degeneración: envejecimiento prematuro, fibromialgia, gota, anemia, diabetes tipo 2 (de adulto), artrosis, osteoporosis, arterioesclerosis, cáncer y enfermedades cerebrales (trastornos mentales, demencia, Alzheimer, Parkinson...), enfermedades de la sangre (anemia, poliglobulia, trombocitopenia, leucopenia, etc.), alergias... Por eliminación de moléculas no digeribles: colitis, enfermedad de Crohn, acné, eczema, urticaria, psoriasis, bronquitis, asma, infecciones de repetición, alergias... Una de las tendencias más preocupantes en este sentido es el constante crecimiento en el consumo de platos preparados; los alimentos industrializados y listos para consumir, incluyen los congelados y refrigerados, los cocinados y esterilizados, y los deshidratados. Todas estas formas de preparación implican métodos de cocción y conservación que, por un lado, deterioran su valor nutricional, y por el otro, le agregan toxinas, necesarias para su conservación en la cadena comercial tal como hoy está planteada, pero nocivas para nuestra salud. Aunque también en los últimos años ha venido creciendo la oferta de supuestos alimentos saludables, la tendencia está muy lejos de revertirse. Por otra parte, desde la base misma de la producción agroalimentaria en el campo, el uso de tóxicos es una constante que deriva en la presencia de los mismos en nuestros alimentos y en el medio ambiente. Los abusos de ciertos preparados pseudoalimenticios agravan esta situación. Por ejemplo, un estudio publicado en el número de marzo del 2002 en la revista Diabetes Care postula que el consumo de carnes procesadas como las salchichas o los fiambres 36 pueden elevar el riesgo de diabetes tipo 2 hasta en un 50%; estas conclusiones fueron abordadas luego de hacer un seguimiento durante doce años a más de 42.000 personas que inicialmente no padecían esta enfermedad, cáncer o cardiopatías y tenían entre 40 y 75 años. Estos hábitos, tan difundidos entre los niños, nos auguran una sociedad cada vez más enferma si no realizamos un cambio en nuestras costumbres alimentarias, comenzando por la conciencia de promover hábitos saludables desde la infancia; y concretamente en este ejemplo, estamos hablando de unos alimentos a los cuales lo diabéticos acceden con frecuencia porque no los consideran nocivos para su salud, mientras que la desinformación los lleva a evitar otros como las frutas o los cereales integrales que efectivamente son beneficiosos o neutros para este colectivo. La farsa de los alimentos light también hace su aporte a la sobrecarga toxémica que tienen que soportar nuestros castigados organismos; además de ser deficientes en términos nutricionales, tampoco suelen ser apropiados para uno de sus fines más promocionados, como lo es la supuesta ayuda que brindan para bajar de peso. Este tipo de alimentos y bebidas han sido promovidos durante décadas como ayudas para perder peso o controlar la diabetes y justamente están haciendo lo contrario, más otros daños a la salud. ¡Es perverso que las autoridades sanitarias los aprueben! Por ejemplo, el aspartamo es un edulcorante artificial que acumula evidencia en su contra en el sentido que facilita la ganancia de peso, afecta negativamente los niveles de glucosa en la sangre, así como la resistencia a la insulina generando mayores efectos lipogénicos de la hormona. Todavía hay gente que sigue consumiendo aspartamo u otros edulcorantes artificiales con la ilusión de bajar de peso, sin embargo un estudio realizado allá por el año 1986 y que incluyó a 80.000 mujeres, verificó que aquellas que consumían estas sustancias eran significativamente más propensas a ganar peso. ¿Cómo es posible que casi treinta años después los medios de comunicación no se hagan eco suficiente para informar a tantas víctimas de este “error”? ¿Cómo se explica que tantos nutricionistas y médicos sigan recomendándolos? ¿A qué se debe que los estados no revisen sus políticas sanitarias con el propósito de proteger la salud de la población y evitar generar expectativas con un auténtico engaño comercial? Un estudio publicado en el 2010 titulado “¿Subir de peso poniéndose a dieta? Endulzantes artificiales y la neurobiología de los antojos por el azúcar” también sugiere lo mismo. El doctor Joseph Mercola en uno de sus artículos cita a los investigadores: 37 Varios estudios prospectivos de cohortes a gran escala descubrieron un correlación positiva entre el uso de endulzantes artificiales y el aumento de peso. El estudio San Antonio Heart examinó a 3.682 adultos durante un período de siete a ocho años en la década de 1980. Cuando se analizó el índice de masa corporal (IMC) inicial, género, origen étnico y alimentación, las personas que tomaban bebidas endulzadas artificialmente consistentemente tuvieron IMCs más altos, con dependencia de dosis en la cantidad de consumo… El uso de la sacarina también estuvo relacionado con ocho años de aumento de peso en 31.940 mujeres que participaron en un estudio realizado en la década de 1970 por Health Nurses. Se han reportado resultados similares en niños. Un estudio prospectivo de dos años que incluyó a 166 niños de la escuela encontró que el aumento del consumo de soda1 estuvo relacionado con niveles más altos de IMC, lo que indica un aumento de peso. El estudio llamado Growing Up Today, que incluyó a 11.654 niños de 9 a 14 años de edad, también reportó una relación entre la soda de dieta o light y el aumento de peso en niños. Por cada porción servida al día de bebidas de dieta o light hay un aumento de 0,16kg/m2 en el IMC… Un estudio transversal que analizó a 3.111 niños y jóvenes encontró que los que tomaban soda de dieta o light tuvieron IMC significativamente más elevados. Nadie debería utilizar edulcorantes artificiales, pero las evidencias en cuanto al daño que producen en casos de tumores cerebrales, fatiga crónica, linfoma, esclerosis múltiple, mal de Parkinson, fibromialgia, epilepsia, mal de Alzheimer, diabetes o sobrepeso, son alarmantes. Si padecés alguno de estos trastornos o apreciás tu salud, lo mejor que podés hacer es tirar estas porquerías a la basura y no abrirles nunca más la puerta de tu casa. La doctora Judith Rossett, miembro de la Asociación Americana del Corazón, asegura que si bien muchos de los alimentos light son bajos en grasas, en ocasiones tienen más calorías que los alimentos convencionales y terminan engordando más; otra razón por la cual pueden generar sobrepeso es que la gente piensa que no engordan y come cantidades mayores. Junto con los edulcorantes artificiales, la industria agrega otra peligrosa excitotoxina a los alimentos de manera indiscriminada, con el único propósito de 38 generar adicción hacia ellos: el glutamato. El glutamato es la sal sódica del ácido glutámico, el aminoácido más abundante en las proteínas, del cual en la dieta normal ingerimos aproximadamente veinte gramos por día. Ante las denuncias frecuentessobre los perjuicios de la adición de glutamato como saborizante, en 1987 el Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) de la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) revisaron meticulosamente más de doscientos informes científicos y concluyeron que no era necesario limitarlo puesto que lo consideraron un aditivo alimentario inocuo. ¡Pero es otra mentira de quienes deberían proteger nuestra salud! Por supuesto, al estar permitido como ingrediente en preparados alimenticios, la industria ha maximizado su uso y dado que más y más consumidores están al tanto de sus riesgos, han creado diversos nombres alternativos para engañar incluso a los más cuidadosos lectores de las etiquetas con los ingredientes: proteína hidrolizada, extracto de levadura autolizada, ajinomoto, vetsin, MSG, gelatina, caseinato de calcio, proteína vegetal hidrolizada, proteína texturizada, glutamato monopotásico, ácido glutámico, Senomyx, carragenano, saborizante natural, realzador del sabor o con el número E620, E621, E622, E623, E624, E625, E627, E631, E635, INS621 y demás combinaciones. Uno de los usos más intensos del glutamato se da en los alimentos para bebés incluyéndolo innecesariamente en fórmulas lácteas. Si sos mamá, por favor volvé a preparar los alimentos de tus hijos como lo hacía la tuya; los efectos perjudiciales de esta ponzoña pueden aparecer muchos años después. El glutamato monosódico es lo que se conoce como excitotoxina, una sustancia que provoca que las neuronas se exciten en exceso y comiencen a disparar sus impulsos a un ritmo que puede provocar su muerte en tan solo una hora. De esta manera nosotros, a un precio demasiado alto, percibimos los sabores potenciados. El reconocido investigador Rusell Blaylock sostuvo hace unos años: El tema de las excitotoxinas es el asunto de mayor actualidad en el campo de la neurociencia, el estudio del cerebro y del sistema nervioso. Toda revista que tenga que ver con el cerebro y con el sistema nervioso, está repleta de artículos sobre las excitotoxinas. Todo laboratorio de investigación que se ocupe de enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, la enfermedad de Lou Gehring (ELA), la enfermedad de Huntington, todas estas terribles enfermedades cerebrales; lo primero que están 39 hablando es de excitotoxinas. Pero todo este chaparrón de actividad y el hecho que hayan denominado a esta la década, la década del cerebro (que vamos a invertir todo este dinero y esfuerzo en estudiar cómo funciona el cerebro y resolver el problema de estas terribles enfermedades cerebrales), a pesar de todo esto casi nadie en la población general ha oído hablar alguna vez de la palabra excitotoxina (y eso no es casualidad). Eso se debe a que la primera fuente de excitotoxinas en nuestra sociedad es la comida. Estas excitotoxinas están siendo añadidas a vuestros alimentos, por la industria que procesa alimentos, y las están añadiendo en concentraciones muy elevadas. En la década del 60, el glutamato se utilizaba en casi todos los alimentos como sustituto de la sal; sin embargo, se retiró del mercado al descubrir que era altamente cancerígeno. A pesar de todo, la industria de la alimentación lo siguió utilizando junto a otros aditivos para resaltar los sabores. Es conocido el “síndrome del restaurante chino” que se manifiesta con dolores de cabeza, irritación en los ojos, visión borrosa, taquicardia, sudoración excesiva, comezón generalizada, diarreas, asma, etc. El uso de glutamato favorece la aparición de enfermedades neurológicas, obesidad, esterilidad, asma, diabetes, cáncer... ¡Por favor, evitá el glutamato monosódico, o al menos procurá sortear una buena parte de las trampas de la industria, y verás la diferencia! Azúcar blanco, dulce veneno En un mundo plagado de violencia en el que absurdamente se busca acabar con ella con más violencia, el azúcar es el principal sospechoso de los detectives serios pero parece que las autoridades sanitarias no están dispuestas a emitir tan amarga condena para la corrupta industria alimentaria. Los desequilibrios nutricionales, en especial el consumo excesivo de azúcar, son causales inmediatos de conductas antisociales y violentas; asimismo, se pretende avanzar en la demostración del vínculo entre determinados hábitos y trastornos de la salud como la depresión o, incluso, el suicidio. Partimos de la premisa, incuestionable a esta altura, de que la alimentación de un individuo o una sociedad es el principal factor para predecir los índices de violencia de ese individuo o una sociedad. Así lo afirma Bernard Gesch, fisiólogo de la 40 Universidad de Oxford y director de la asociación de investigación comportamental Natural Justice: El hecho de tener una mala dieta representa ahora un mejor indicio para predecir futuros actos de violencia, comparado con el hecho de haber podido tener comportamientos violentos en el pasado. En realidad, al vaticinar un eventual comportamiento delincuente basándose en un pasado de delincuencia, cabe, en las estadísticas, una posibilidad casi aleatoria de que sea correcta tal predicción. De igual manera, un diagnóstico de psicopatía, que en general está percibido como ser un mejor indicio que un pasado de delincuencia, aún se queda kilómetros atrás de lo que se puede vaticinar sólo por mirar lo que come una persona. En un estudio nutricional, citado por Pat Thomas en “La comida basura aumenta la violencia social”, se ha observado que al adoptar una dieta pobre en azúcar, se dio una reducción del 44% en los comportamientos antisociales entre más de mil delincuentes menores de edad. Este es un dato impresionante que sencillamente las autoridades sanitarias pretenden ignorar debido a que no saben jugar otro juego económico que no sea el que el mercado impone con mano de hierro donde los dividendos hay que obtenerlos aún al precio de crear una sociedad de zombies. ¿O realmente es eso lo que se busca? En un informe titulado “Chuches, dulce veneno”, Diego Rivera afirma lo siguiente: Las golosinas o chucherías que consumen casi a diario los niños, y los no tan niños, son un amasijo de aditivos, saborizantes, colorantes y espesantes que atentan contra la salud y ponen en peligro el correcto desarrollo físico y emocional. Pese a que todos sabemos que el excesivo consumo de dulces causa serios problemas a nuestro organismo, la gran mayoría de personas hace caso omiso de ello y continúa consumiéndolos y motivando a los más pequeños a que hagan lo mismo. Es un tema preocupante si consideramos que, al viejo problema del azúcar, se le añade en la actualidad un problema mucho más grave: las “golosinas” contienen más de 17 tipos de colorantes sintéticos y aceites hidrogenados que las hacen elásticas y, aun así comestibles. Algunos de los colorantes identificados en las golosinas que se venden en los mercados convencionales son el E-102 (que dan color amarillo-naranja), E- 110 (naranja), E-122 (rojo) y E-129 (rojo oscuro), causante de alergia y procesos asmáticos de origen alergénico. Otros colorantes sintéticos, altamente peligrosos, 41 son el E-133 (azul brillante) que se ha demostrado residual y se acumula en riñones y vasos linfáticos, y el E-131 (azul), que produce urticaria en algunos niños. Entre las golosinas y la pastelería industrial, los niños reciben en su dieta diaria elevados índices de azúcar refinada que inciden en el grado de hiperactividad y agresividad de los menores, sometidos además a una vida cada vez más sedentaria, que no requiere la ingesta de alimentos altamente energéticos. Es así como cada vez son más frecuentes los casos de hipoglucemia (relacionada con el cansancio, decaimiento y melancolía) y la hiperglucemia (vinculada a menudo a un nivel de hiperactividad muy fuerte). Sin ignorar también los problemas de caries dentales y la obesidad; esto último, acelerado con la ingesta de comida basura, típica de los tiempos actuales. Vivimos en un mundo en el cual es tan fácil elegir entre un vaso de gaseosao un vaso de agua, pero con frecuencia no analizamos las consecuencias de esa decisión. Un trabajo reciente revela que las personas que beben gaseosas con regularidad tienen mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares debido a que favorece el llamado síndrome metabólico (Síndrome X), condición que predispone a patologías como la diabetes o las citadas condiciones cardiacas. El estudio, publicado en la revista Circulation de la American Heart Association, fue realizado por el doctor Ramachandran Vasan —profesor de la facultad de medicina de la Universidad de Boston— y sus colegas, en el cual evaluaron cerca de 3.500 personas participantes en el Framingham Offspring Study iniciado en 1971 y que fuera la continuación del famoso Framingham Heart Study lanzado en 1948. La investigación reveló que aquellos que bebían una o más gaseosas al día tenían una incidencia mayor del síndrome metabólico; para ser diagnosticado de esta condición deben reunirse tres de los siguientes síntomas: hipertensión, triglicéridos elevados, bajos niveles de colesterol HDL (que protege las arterias), altos niveles de glucosa en ayunas y circunferencia excesiva de la cintura. Aumenta el consumo de antinutrientes poderosos En el año 2013, el consumo de gaseosas per cápita en la Argentina ha llegado a 102 litros (*), marcando un nuevo récord para el país. Esto no incluye el consumo de otras categorías de bebidas como el agua mineral 42 o las aguas saborizadas. Con esto se ha convertido en el principal consumidor de gaseosas del mundo, superando a Chile, México y EE.UU.; en este último país, y debido a la “guerra al azúcar”, el consumo de gaseosas viene bajando desde 2005. Desde tu punto de vista, ¿cuáles son las consecuencias ecológicas, sanitarias, sociales y económicas de este aumento en el consumo de gaseosas? En la Argentina, no solo la diabetes sino también las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras enfermedades degenerativas vienen creciendo sin parar y esto se debe a que estamos comiendo pocos alimentos que de verdad alimentan y muchos alimentos que restan nutrientes. Esto merece que cada uno realice una reflexión y, si así lo considera, tome medidas para protegerse del consumismo de comida sin valor nutricional y alta carga tóxica. (*) Otras consultoras señalan que el consumo llega a 131 litros per cápita. También se induce que las bebidas ricas en azúcar aumentan el riesgo del síndrome metabólico; esto se debe a que implican un aumento significativo en la ingesta calórica y a que las personas que consumen gaseosas tienen estilos de vida menos saludables, representando mayor incidencia de hábitos como fumar, comer fritos o el sedentarismo. Esto puede apreciarse dramáticamente en los niños que “hoy están en riesgo de convertirse, en un futuro no muy lejano, en jóvenes con corazones viejos”, debido fundamentalmente a la falta de actividad física y a los hábitos alimentarios que incluyen exceso de gaseosas. Hasta hace unas décadas, las enfermedades cardiovasculares se presentaban en personas de alrededor de 60 años y las creíamos exclusivas de esa población; sin embargo, actualmente ocurren cada vez con mayor frecuencia entre los 35 y 40 años. De esto se concluye que sea sumamente importante comenzar a prevenir las enfermedades cardiovasculares en la niñez, promoviendo buenos hábitos alimentarios, algo urgente ya que en muchos países los índices de obesidad infantil ascienden al 50 por ciento. 43 Entonces ya sabemos que el azúcar es un edulcorante natural cuyo uso abusivo se puede observar en la manifestación de sobrepeso, diabetes, triglicéridos o, paradójicamente, hipoglucemia (bajos niveles de azúcar en la sangre). Por estos motivos, brevemente resumidos aquí, debemos ser cuidadosos con el consumo de azúcar, especialmente en los niños; es importante que sepamos que nuestro cuerpo no necesita azúcar simple ya que este puede ser obtenido de forma más saludable a partir de los hidratos de carbono complejos como los cereales (pan, pastas, arroz), las papas o las frutas. Para las personas saludables existe la variante del azúcar integral de caña, que se obtiene a partir de la miel de caña y tras un proceso natural se extrae el azúcar de caña, o, según la variedad, otras presentaciones conocidas como panela, mascabo o rapadura. El azúcar integral de caña, así como la miel, conserva todas sus propiedades nutricionales ya que no ha sido refinado; cuando no está contraindicado por cuestiones calóricas o diabetes, su consumo en pequeñas cantidades es una alternativa saludable a tener en cuenta, especialmente para los niños. Para los diabéticos, la stevia o “yerba dulce” es la mejor opción, ya sea para endulzar sus alimentos y bebidas cuando buscamos reducir las calorías, controlar el azúcar en la sangre o mantener los triglicéridos a raya con métodos totalmente saludables. Se trata de una hierba medicinal originaria del Amazonas que no aporta calorías pero que endulza treinta veces más que el azúcar; a ello debemos agregarle propiedades medicinales como reguladora de la glucosa, convirtiéndola en la mejor opción para los diabéticos. La stevia se presenta en hojas, como solución acuosa o en forma de concentrado (en esta opción encontramos que endulza más ya que se toma solo el principio endulzante, como contrapartida se pierden otras propiedades medicinales). Podemos informarnos en dietéticas y tiendas de salud acerca de sus presentaciones y formas de uso; naturalmente nosotros preferimos la opción más natural y menos industrializada, es decir las hojas usadas tal cual, en infusión o hechas polvo en un molinillo. Ampliaremos la información sobre la stevia en otro apartado del libro. La justicia médica no condena al peor asesino Todos estamos familiarizados con la importancia de mantener a raya el colesterol 44 malo o LDL, así como la absoluta necesidad de eliminar las grasas hidrogenas de nuestra dieta; para quien quiera más argumentos, sugerimos la lectura de Medicalimentos y vitanutrientes y otros de nuestros libros donde nos explayamos más sobre este tema. Pero es necesario comprender que la industria ha creado otra variedad de lípidos en su carrera por refinar y desnaturalizar los alimentos que se muestra mucho más peligrosa que los anteriormente mencionados; nos referimos al oxicolesterol. El oxicolesterol se encuentra en los alimentos fritos, fast food, leche en polvo y toda la variedad de alimentos realizados con ella o carnes a la parrilla. El mismo es producto de la reacción de las grasas con el oxígeno y aparece cuando los lípidos son recalentados y procesados industrialmente. Como podemos imaginarnos, el oxicolesterol actúa promoviendo la formación de colesterol LDL y placas ateromatosas que nos predisponen a la enfermedad cardiovascular; por ejemplo, en un estudio realizado en la Universidad de Hong Kong se observó que las ratas alimentadas con una dieta alta en oxicolesterol tuvieron un 22% más de riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares que aquellas que llevaron una alimentación rica en antioxidantes. También, en estudios en humanos, se ha observado que el oxicolesterol promueve el desarrollo de preeclampsia, una manifestación hipertensiva durante el embarazo que pone en riesgo la integridad del feto y de la madre. Estos datos son muy importantes para los diabéticos, sobre todo a la hora de cuidar la delicada salud cardiovascular amenazada por la hiperglucemia. Una y otra vez volvemos a la vieja fórmula de las frutas, las verduras, las semillas, los cereales integrales, las legumbres, buenos aceites, algas y una correcta selección de alimentos de nutrición especial y concentrada como el polen, la spirulina, los fermentados naturales, etcétera. Nota: 1 Gaseosa. 45 Los lácteos y la diabetes Si bien todos nuestros alimentos se están degradando día a día por la mala praxis de la producción agropecuaria y la industria alimentaria, así como la desidia de las autoridades, ante todo tenemos que reconocer que los lácteos son antifisiológicos desde el vamos y las
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