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75 Tema 6. Manejo de la vía aérea Para su colocación el reanimador debe realizar una hiperextensión cervical, abrien- do la boca del paciente con los dedos índice y pulgar de la mano que no sujeta la cánula, y procediendo seguidamente a introducir ésta, rotada 180º con respecto a la que será su po- sición defi nitiva, es decir, la parte cóncava dirigida hacia el paladar, girándola progre- sivamente según se va introduciendo en la boca hasta dejarla en su posición defi nitiva, evitando en todo momento desplazar la len- gua hacia atrás. Una vez ubicada, el reanimador deberá comprobar su permeabilidad, realizando in- sufl aciones y comprobando si se desplaza el tórax del paciente. El uso de una cánula de tamaño inade- cuado o bien su incorrecta colocación ten- drían como consecuencia complicaciones que podrían ocasionar la obstrucción de la vía aérea. Además, su inserción debe inten- tarse sólo en pacientes anestesiados o coma- tosos; si no, pueden producir refl ejo nauseo- so o laringoespamo. Cánula demasiado pequeña Cánula demasiado grande Tubos nasofaríngeos Son tubos de goma o látex en forma de embudo y de distintos tamaños. El tamaño adecuado para el adulto es de 6-7 mm. Se debe lubricar e insertar suavemente por un orifi cio nasal, sin oponer resistencia, hasta que se siente pasar el aire a través de él. Son mejor tolerados en pacientes despiertos o li- geramente obnubilados que los tubos orofa- ríngeos. La complicación más frecuente es la hemorragia nasal.
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