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Fisiología del Entrenamiento de Altitud y sus Beneficios en el Rendimiento

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Fisiología del Entrenamiento de Altitud y sus 
Beneficios en el Rendimiento 
El entrenamiento de altitud, también conocido como 
entrenamiento en hipoxia, es una estrategia utilizada 
por atletas para mejorar su rendimiento deportivo. Esta 
modalidad de entrenamiento implica la exposición a 
altitudes elevadas, donde el contenido de oxígeno en el 
aire es menor que al nivel del mar. La fisiología del 
entrenamiento de altitud es compleja y conlleva una 
serie de adaptaciones beneficiosas para el rendimiento. 
Uno de los principales efectos del entrenamiento de 
altitud es la estimulación de la producción de glóbulos 
rojos. La exposición a altitudes elevadas provoca una 
disminución en la saturación de oxígeno en la sangre, 
lo que estimula la liberación de eritropoyetina (EPO), 
una hormona que regula la producción de glóbulos rojos 
en la médula ósea. El aumento en el número de 
glóbulos rojos mejora la capacidad del organismo para 
transportar oxígeno a los tejidos, lo que es esencial para 
 
el rendimiento en deportes de resistencia, como el 
ciclismo y la carrera. 
Además de la producción de glóbulos rojos, el 
entrenamiento de altitud puede mejorar la capacidad del 
organismo para utilizar el oxígeno de manera más 
eficiente. Esto se debe a una serie de adaptaciones en 
los músculos y el sistema cardiovascular que permiten 
un mayor flujo sanguíneo y una mayor utilización de 
oxígeno por parte de las fibras musculares. Estas 
adaptaciones mejoran la resistencia y la capacidad 
aeróbica de los atletas. 
El entrenamiento de altitud también puede estimular el 
crecimiento de los capilares sanguíneos, lo que mejora 
la circulación sanguínea y el suministro de oxígeno a los 
músculos. Esto contribuye a una mejor recuperación y 
a un rendimiento más sostenido durante el ejercicio. 
Aunque el entrenamiento de altitud puede ofrecer 
beneficios significativos en el rendimiento deportivo, 
también plantea desafíos. 
 
La exposición a altitudes elevadas puede provocar 
hipoxia, que es la falta de oxígeno en el organismo. Esto 
puede llevar a síntomas como fatiga, mareos, insomnio 
y dificultades respiratorias. Por esta razón, es 
importante llevar a cabo el entrenamiento de altitud de 
manera gradual y supervisada.

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