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“2022 Año de la memoria en homenaje a trabajadores y trabajadoras esenciales y fallecidos en contexto de pandemia COVID-19” Clase II Procesos de Alfabetización en el marco de las prácticas sociales de las personas jóvenes y adultas En esta clase continuaremos profundizando el abordaje de los procesos de alfabetización en el marco de las prácticas sociales y sus implicancias, y para ello resulta necesario allanar el camino en el análisis de las conceptualizaciones que rodean lo que comúnmente conocemos sobre la alfabetización, sus rupturas y continuidades en las últimas décadas. Para ello, el desarrollo de la clase estará organizado en dos partes: En una primera parte, abordaremos la dicotomía “analfabeta-alfabetizado” para pasar a la construcción de una definición más amplia y compleja de la alfabetización, como concepto histórico, social y situado. Y en la segunda parte, nos abocaremos a la diferenciación entre las conceptualizaciones de “disponibilidad”, “acceso”, “participación” y “apropiación” que forman parte de los procesos de alfabetización, enmarcados en las prácticas sociales como sostiene Kalman (2003). Retomaremos la discusión en esta oportunidad posicionándonos en la dicotomía “analfabeta-alfabetizado” haciendo referencia a las diferencias existentes en las formas de leer y escribir, y más precisamente, qué es lo que se lee y escribe, cómo se lee y escribe, y para qué se lee y escribe. Por lo cual, como ya se planteó en el desarrollo de nuestra Clase 1, desde la perspectiva que seguiremos en adelante rechazaremos la posición dominante sobre la lectura y a la escritura como destrezas técnicas neutras; por el contrario, asumimos que son prácticas sociales, con formas y significados culturales específicos y contextualizados por intenciones, ideologías y relaciones de poder (Street, 1995). En este sentido, entendiendo que la escuela tiene la función social de formar nuevos lectores y escritores, también planteamos aquí que no es el único lugar donde se aprende a leer y escribir, ya que todas las personas se apropian de las prácticas de lectura y escritura en diferentes contextos de uso y mediante la participación en la cultura letrada que se da por fuera de la escuela, (Kalman, Lorenzatti, Hernández Flores et al., 2018) como hemos podido analizar en la historia de Gabriel presentado en el texto de Kurlat. Siguiendo esta línea, a la hora de definir a la alfabetización en un sentido más amplio y múltiple, como un proceso que va más allá del aprendizaje de las letras; en este sentido, Kalman, Lorenzatti, Hernández Flores, Méndez Puga y Blazich (2018) sostienen que ser alfabetizado significa: leer y escribir para establecer y mantener relaciones sociales, y participar en actividades culturales valoradas en distintos dominios de la vida social y cultural; conocer prácticas múltiples y complejas vinculadas con lo escrito; producir textos en diferentes soportes, formatos y modalidades; manejar las distintas tecnologías de la escritura y representaciones culturales. Hasta aquí, hemos puesto en discusión el concepto de alfabetización, intentando el abordaje de una revisión crítica del concepto con el fin de superar la visión restringida de la alfabetización como decodificación de las letras a sonidos y entenderla como práctica social englobada en otras prácticas más amplias que desarrollan las personas jóvenes y adultas en su vida cotidiana. En este sentido, se visualiza cómo frecuentemente se asume que el reconocimiento de las letras, su trazo y su pronunciamiento agota el proceso de alfabetización, pero alfabetizarse va más allá de dichas destrezas técnicas. En este marco, si la alfabetización es una práctica social, como tal, es siempre ideológica, es decir, está “incrustada en principios epistemológicos construidos socialmente. Se trata del conocimiento: las formas en que las personas abordan la lectura y la escritura están enraizadas en las concepciones del conocimiento, la identidad y el ser” (Street, 2003, p. 78); entonces, “Ser alfabetizado significa poder leer y escribir para establecer y mantener relaciones sociales y participar en actividades culturales valoradas en distintos dominios de la vida social y cultural; y, por lo mismo, significa apropiarse de discursos sociales, posicionamientos, convenciones de uso, tecnologías de inscripción, prácticas de interpretación, estilos y estéticas. Si bien la escuela es un lugar privilegiado para aprender a leer y escribir, no es el único; a través de la participación en eventos letrados y la interacción con otros lectores y escritores se apropia de la lectoescritura en la práctica” (Kalman, Lorenzatti, Hernández Flores et al., 2018, p.11). Ahora bien, entendiendo que el concepto de alfabetización es tan discutido, las autoras proponen construirlo como un concepto social, histórico y situado. De esta manera, las autoras (Kalman, Lorenzatti, Hernández Flores et al., 2018) ejemplifican cómo en el siglo XIX, el saber firmar era suficiente para resolver las demandas sociales cotidianas, pero ahora se requiere participar en las prácticas múltiples y complejas vinculadas con lo escrito, tanto desde la apropiación de diversos tipos de textos, discursos culturales y sociales como de la búsqueda de información digital para seleccionar, procesar, organizar e interpretar. Disponibilidad. Acceso. Participación. Apropiación. Kalman (2003) sostiene que acceder a las prácticas sociales depende, en gran medida, de la posibilidad de participar en su uso con personas que las conocen y utilizan. De manera que, el acceso a la cultura escrita es un proceso social donde la interacción entre los individuos es condición necesaria para aprender a leer y escribir, en suma, ser alfabetizado refiere a aquella persona que utiliza la lengua escrita para participar en el mundo social. Ahora bien, analizaremos entonces los conceptos de “disponibilidad”, “acceso”, “participación” y “apropiación” que desarrolla la autora. En principio, es necesario establecer una diferencia entre las condiciones materiales para la práctica de la lectura y la escritura (esto es la disponibilidad de la cultura escrita) y las condiciones sociales para hacer uso y apropiarse de ellas (esto es el acceso a la cultura escrita). Ambas nociones hacen referencia a la distribución de los materiales propios de la lengua escrita de los procesos sociales subyacentes a su apropiación, difusión y uso. De manera que, Disponibilidad denota la presencia física de los materiales impresos, la infraestructura para su distribución (por ejemplo, una biblioteca, kiosco de ventas de revistas y diarios, entre otros) mientras que el Acceso hace referencia a las oportunidades tanto para participar en eventos de lengua escrita para aprender a leer y escribir (Kalman, 2001b). A partir de allí, podemos inferir que la sola presencia de los libros en una biblioteca, por ejemplo, no promueve la lectura sino su circulación y uso entre los lectores. Asimismo, dirá Kalman (2003) que el hecho de que un programa de alfabetización esté disponible para la comunidad, al alcance de quien quiera inscribirse, sólo señala su presencia física, es decir, su disponibilidad; mientras que el acceso a la lectura y la escritura se refiere a lo que sucede en cada encuentro de ese vínculo pedagógico, en la significatividad de las actividades, en la relación entre los y las estudiantes, a las opciones interpretativas de los textos y a las posibilidades de apropiación de la lengua escrita (Soifer et al., 1990; Chartier, 1997; Andrade, LeDenmat, y Moll, 2000; Purcell-Gates y Waterman, 2000 y Kalman, 2001). Por su parte, la Participación se refiere al proceso de intervenir en actividades sociales, así como las relaciones que se establecen entre los diferentes actores. En este sentido, su significado abarca tanto las acciones de los actores socialescomo los vínculos entre ellos; la participación se articula con el contexto en la medida en que denota las diferentes formas de intervenir en una situación específica y, a la vez, en su construcción. (Lave y Wenger, 1991; Wenger, 1998; McDermott y Tybor, 1995; Dyson, 1997 y Street, 1993). Desde esta perspectiva, es a través de la interacción que se construye el contexto, entendido aquí como las circunstancias específicas que resultan de la dinámica entre los participantes en una situación comunicativa. Entonces, es en el contexto de la interacción entre los participantes que se construye el acceso a la cultura escrita y se hace posible la Apropiación (Kalman, 2003). El proceso de Apropiación, entonces, “es también intersubjetivo: en la alfabetización esto implica que el conocimiento y uso de las prácticas de la cultura escrita se construyen mediante la interacción con otros lectores y escritores donde la lengua oral es clave para lograr el acercamiento a la lectura y escritura y su eventual aprehensión. Los actos de leer y escribir se realizan en eventos socialmente organizados en los que la lengua escrita es una herramienta necesaria para lograr propósitos comunicativos” (Kalman, 2003: p. 46). Por último, resulta interesante mencionar que la apropiación es una respuesta del sujeto a la interacción social y no una reproducción mecánica de ella, por lo tanto la alfabetización como proceso de apropiación jamás podría alcanzarse en la mera decodificación de letras, sílabas y palabras, sino en un contexto de interacción con otros participantes, donde la lectura y la escritura cobren significación en el marco de sus prácticas sociales cotidianas, es decir, de una práctica más amplia y compleja de la cultura escrita. Actividad 1. A partir de la lectura de la Clase 2, elaborar un escrito individual donde relaten una situación de alfabetización de un joven y/o adulto, ya sea de manera ficticia o tomando una experiencia de su propia práctica docente, donde puedan identificar dónde se da la disponibilidad, el acceso, la participación y la apropiación. Máximo de extensión 1 (una) carilla. 2. El escrito deberá ser compartido en la carpeta habilitada como Actividad de la Clase 2. Bibliografía Kalman Judith (2003). El acceso a la cultura escrita: la participación social y la apropiación de conocimientos en eventos cotidianos de lectura y escritura. Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 8, núm. 17, enero-abril, 2003. Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C. México. Disponible en: http://mixp.weebly.com/uploads/8/7/8/5/87859546/kalman_fmee.pdf Kalman, Lorenzatti, Hernández Flores et al. (2018). La relevancia de la alfabetización de personas jóvenes y adultas en América Latina hoy. Cuadernos de Investigación CREFAL. México. Disponible en: https://crefal.org/images/publicaciones/libros/la_relevancia_de_la_alfabetizacion.pdf http://mixp.weebly.com/uploads/8/7/8/5/87859546/kalman_fmee.pdf https://crefal.org/images/publicaciones/libros/la_relevancia_de_la_alfabetizacion.pdf
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